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LOVE MAZE PT 1

El azabache había perdido la cuenta de cuantas veces le habían pedido su número telefónico. Tanto chicas como chicos, más de una vez le recalcaron que lo habían visto en la universidad, pero él no reconocía a nadie.

Por otro lado, al ir y venir tanto, tenía la autorización de su jefe de tomar pedidos, llevaba un pequeño menú plastificado para aquellos grupos que no querían moverse de su lugar para no perderlo y seguir bailando. Por lo tanto había hecho propina por pedir y llevar tragos, le venia genial.

Aunque no podía esperar a terminar su turno.

—¡Oye! —una rubia le bailaba sin tener éxito en su conquista—. ¡¿Eres Jeon Jungkook, cierto?! —el azabache asentía—. ¡Compartimos la clase del profesor Kim!.

Definitivamente no sabía quien demonios era esa chica, no prestaba atención a sus compañeros en clases normales, menos en las clases de su profesor favorito.

—¡Oh, lo siento, no te tengo vista! —exclamaba y se encaminaba a un rincón donde había vasos en el piso.

—¡Puedo darte mi número o tu me das el tuyo para conocernos! —soltaba sin desistir.

Jungkook negaba, otra vez. Prácticamente salía corriendo a la esquina dónde estaban los vasos en el piso.

—¡Señoritas! —llamaba rápidamente la atención—. ¡Los vasos o saldrán lastimada si pisan alguno con sus inmensos tacones!.

Las chicas se movían y Jungkook podía recopilar los vasos tirados. Las horas prosiguieron de aquella forma, con algún que otro mandado por tragos y propinas que le daban, había hecho bastante para ser la primera noche.

A la salida, finalmente después de dejar todo en su lugar y cambiándose de chomba—ya que tenía una con el logo del Pernoctar—estaba más que listo para tomar su teléfono y verificar si tenía algún mensaje de Seok Jin.

Efectivamente, si tenía. El mayor le pedía que lo llamara para avisarle y pasar por él, pero Jungkook no quería molestarlo, probablemente estaría en el quinto sueño, así que en su lugar llamaba un Uber, que para su suerte, estaba cerca.

Parado en la puerta del Pernoctar alguien tocaba su hombro y este giraba de inmediato para verificar a la persona que deseaba su atención. Su mandíbula casi desencajaba de su rostro.

—¿Jaime? —preguntaba perplejo.

—Jk, es bueno saber que no me olvidas —decía en un intento fallido de parecer sensual para el azabache.

La chica fue su última revolcada en las afueras de su barrio, Jaime era aquella que había pedido acostarse con él en aquella gran fiesta donde Jungkook había hecho su último trabajo con G-dragon.

—Tengo buena memoria -soltaba cortante—. Solo eso

—Si. Yo también tengo buena memoria y recuerdo lo rico que tu polla me llenaba —soltaba la rubia acortando la distancia.

Jungkook se alejaba de inmediato.

—Estas ebria, ten cuidado a la vuelta —soltaba girándose para dejar de hablar con ella.

—Oye, espera —sin tapujos se le colgaba del brazo—. Que lastima que ya no trabajes con G-dragon, pero es bueno saber que trabajas aquí. Te he visto toda la noche ir y venir —exclamaba jugando con algunas hebras de su cabello.

—No, no trabajo con él.

Volvía a girarse y el Uber finalmente estaba llegando.

—¿Puedes pasarme tu número? —preguntaba—. Me encantaría repetir contigo. Nikko y Sujin, no son tan buenos como tú.

El estómago de Jungkook se revolvía asqueado ¿ahora G-dragon prostituía a sus menores para trabajar con aquella mocosa?. Quería empujarla para quitársela de encima e irse de una jodida vez, pero no, era una mujer jamás haría eso, pero la rubia comenzaba enredar sus brazos alrededor de su cuello para restregarse en su cuerpo buscando por su boca.

Solo le provocaba repulsión.

—Oye, detente —se quitaba como podía los brazos de la chica.

—¡Jaime, deja ir al chico! —gritaban su grupo de amigas.

Igual de ebrias y seguramente drogadas, como ella.

—Te daré mi número y cuando necesites descargar, lo haces conmigo —sonreía de forma, al parecer, seductora.

Le quitaba el teléfono de la mano sin previo aviso y anotaba su número, suerte para Jungkook no se había llamado a si misma.

—Podemos pasarla bien —soltaba una última vez haciéndose a un lado para que el menor pudiera subir al auto.

—Jaime, tengo pareja —soltaba y se subía sin añadir más.

La chica quedaba re calculando entre su ebriedad y excitación. Estaba segura de que no desistiría sabiendo que Jungkook trabajaba en aquel lugar.

Y ella quería repetir.

Los golpes en la puerta sonaban de forma suave, apenas el castaño los había oído, se levantaba rápidamente tropezando con sus pies. Se había quedado dormido con su teléfono al lado esperando por el aviso de Jungkook.

Se había quedado sin batería.

Abriendo la puerta, con solo un bóxer rojo de Balenciaga, contemplaba al menor con ojos rojos del cansancio y sonriendo de forma angelical, dejando ver sus adorables dientes.

—Quien pudiera verte así, Seok Jin —soltaba seductor.

La sangre del mayor comenzaba a hervir porque Jungkook no había usado honoríficos y había usado un tono demasiado sensual.

Sin más perdida lo tomaba de su chaqueta para meterlo dentro y cerrar la puerta de una buena vez. Jungkook sonreía sin dejar de ver aquel cuerpo perfectamente trabajado que tenía su profesor. Había valido la pena no llamarlo para ser recibido así.

Seok Jin se giraba rápidamente rascando su frente y quitando el cabello de esta, era un jodido dios griego veinticuatro siete. Sin palabras de por medio le quitaba la chaqueta al menor y la arrojaba a la silla más cercana.

—¿Por qué no me llamaste? —cuestionaba mientras le sacaba la parte superior.

Estaba dejando el-también-trabajado cuerpo que su estudiante portaba, libre de ropa.

Jungkook no dejaba de sonreír.

—No quería despertarte —respondía, mientras se deshacía de sus zapatillas.

—Podría haber ido por ti —decía con sus manos en el cinturón de Jungkook para desabrocharlo y luego el botón del pantalón—. No quiero que gastes dinero para venir a verme.

Ahora lo miraba fijo mientras jalaba el jean hacía abajo y Jungkook terminaba de quitárselo. Si, la sonrisa seguía en su rostro.

—Una de las razones por las cuales estoy trabajando es para venir aquí y pagar por el viaje —decía el menor acariciando la mejilla de Seok Jin.

—¿Por qué sonríes? —cuestionaba el mayor con una sonrisa de lado.

—Porque mientras me reprendías, no dejabas de desnudarme —soltaba extendiendo sus brazos para mostrar que Seok Jin lo había dejado solo en bóxer y ahora estaban iguales.

El castaño sonreía y mordía su regordete labio inferior, aún no se habían besado.

—Corrección —agregaba y de un tirón jalaba el bóxer del menor quién sorprendido mordía su labio—. Ahora sí estás desnudo.

Las grandes manos del profesor se fueron a la cintura de Jungkook para atraerlo y devorar finalmente esos finos labios que eran demasiados tentadores.

—Mmm... Hyung —el menor cruzaba sus brazos por su nuca y de un salto se colgaba de la cintura de Seok Jin con sus musculosas piernas.

—Rápido —alcanzaba a añadir poco antes de que su boca sea invadida con la ágil lengua del menor.

Los besos camino a la cama no cesaban, Jungkook lamía, succionaba y mordía desesperado. Esperar toda una semana para estar con el hombre que deseaba era demasiado tiempo.

Que fuera, en cierta forma prohibido, también aumentaba su deseo y líbido.
De forma delicada, entre tanta rudeza y pasión que el azabache estaba usando con el mayor, este lo depositaba con dulzura en la cama. Quedando encima de él y entre sus piernas, comenzaba a dar suaves embestidas para restregar su erección a la del menor.

Los besos del mayor eran dados de igual forma, intensos y hambrientos, Jungkook había despertado un deseo incontrolable en el profesor. Por eso aquella confusión con Kai le había molestado en demasía, Jungkook no era suyo, pero él pensaba que si.

Su boca carnosa abandonaba la del azabache para comenzar a raspar con sus dientes aquella filosa mandíbula que tenía. Se marcaba a la perfección y cada vez que Seok Jin fijaba sus ojos en su rostro, en su perfil, quería besar y morder, luego volver a repetir.

Las uñas de Jungkook comenzaban a dar suaves rasguños a la espalda del mayor, quién no cesaba sus movimientos y le estaba comenzando a robar gemidos audibles.

—Dios, Hyung...por favor —suspiraba con ojos cerrados.

La polla de Jungkook estaba sufriendo con aquella deliciosa fricción.

—¿Por favor qué? —preguntaba el mayor de forma ronca.

—Quitate tu jodido bóxer —rogaba, luego tomaba el rostro del profesor para acunarlo en sus manos. Se había ido por un segundo al ver a este despeinado y con labios hinchados por culpa de él—. Quiero sentir tu polla, quítate esta porquería.

Daba un suave tirón que dejaba a Seok Jin con su lindo trasero expuesto. El mayor le sonreía socarrón, daba una mordida a su semi carnoso labio inferior y salía de encima para recostarse en la cama boca arriba.

—Quitalo tú —ordenaba acomodando sus brazos detrás de su nuca.

El menor se relamió sus labios dando una mordida que resonaba al soltar el inferior de forma exagerada.

—Si así lo quieres —se re incorporaba y ponía sus dedos dentro del elástico—. Conté las horas por esto, mientras tú dormías

—¿Ah, si? —cuestionaba con sonrisa ladina.

Un suave tirón y la increíble longitud de su profesor saltaba en su bonito rostro, larga, gruesa y venosa. El glande rosa invitando a ser probado y Seok Jin se encontraba como Dios lo trajo al mundo, pero mejor.

Arrojando la ropa interior por algún lado, apoyaba sus manos y sin permiso ni aviso previo, pasaba su lengua por aquel falo. El mayor no pudo evitar sisear ante el calor, humedad y suavidad de la sin hueso del azabache.

—Bebé... —gimoteaba el mayor.

Jungkook sonreía como idiota, sin pudor ni dudas envolvía la polla ajena en su mano para comenzar a hacer presión. Subía y bajaba, Seok jin se apoyaba en sus codos para tener una mejor visión de aquel chico bonito entre sus piernas dándole un oral.

Con los ojos del mayor puesto en él, Jungkook escupía de forma delicada sobre esta para lubricarla y facilitar los movimientos.

—Caliente —exclamaba Seok Jin sorprendido.

Luego de otra sonrisa angelical que Jungkook le regalaba, la dualidad de este lo azotaba. Los ojitos de Jungkook, que usualmente siempre brillaban de forma adorable se pintaban de un negro intenso a causa de sus pupilas dilatadas, una vez más pasaba la lengua sin dejar de ver a los ojos del mayor y luego este sentía como su dura erección se perdía en aquella boca.

—Mmm...joder —un ronco gemido se le escapaba de su boca.

Jungkook continuaba sin intenciones de parar, Seok Jin era un vicio, el mejor al que se podría haber vuelto adicto.

—Eres la primer polla pruebo —murmuraba Jungkook y luego volvía a meterse todo aquello en su boca.

—N-no es...joder —las caderas del mayor se elevaban para ir más a fondo—. No es momento para que digas eso —soltaba enredando sus dedos en el ondulado cabello del menor.

—Solo quería... —un sonoro plop—, que lo supieras —y el menor hacía garganta profunda con apenas un poco de arcadas.

—Basta, basta... —rogaba el mayor, entre risas tontas—. Ven aquí.

El azabache se subía a horcajadas y atacaba su boca en un beso desenfrenado, ayudaba a Seok Jin a sentarse y este manoseaba a su antojo el culo trabajado que Jungkook tenía.

—Por dios eres puro músculos —soltaba Seok Jin mientras Jungkook besaba y mordía su cuello y lóbulo.

—No es momento para decir eso —replicaba divertido.

En una cuestión de segundos, quedaba bajo el cuerpo del mayor.

—Quedate así —pedía mientras se estiraba para tomar el lubricante y un preservativo.

De forma silenciosa, rompía el paquete con sus dientes.

—¿Tienes que usarlo? —preguntaba el menor con un puchero.

Seok Jin estaba sorprendido.

—Quiero cuidarte, a ambos

—¿Estuviste con alguien más otra vez? —preguntaba con una voz débil.

Seok Jin tragaba el nudo de su garganta y con honestidad añadía-. No necesito a nadie más a qué a ti.

Jungkook sonreía sin mostrar sus dientes—. ¿Siempre te has cuidado?

—Aún estando en pareja —añadía con voz suave.

—Yo igual, pero de todas formas y exclusivamente... —exclamaba subiendo sus manos hasta el abdomen del mayor—, eres el único que me folla. No lo quiero, no lo uses.

Jungkook lo sentía suyo y se sentía suyo.

—Jungkook... —reprendía.

El menor tomaba la botella y derramaba un poco en su mano, luego tomaba el falo endurecido del mayor para lubricarlo.

Seok Jin se estremecía de rodillas entre las piernas del menor. Este ahora lo soltaba se sentaba apenas un poco y lo tomaba de la nuca para darle un corto, pero profundo beso.

—Soy tuyo, Hyung —susurro en sus labios.

Aquella frase brindaba esa descarga eléctrica en toda su espina dorsal para descender a su polla. Se encontraba tan embobado con su estudiante que este aprovechaba para quitarle el condón de su mano y tirarlo lejos.

—Soy tuyo —repitió para volver a recostarse y quedar a merced del mayor.

Lo único que Seok Jin quería y deseaba era adentrarse en el interior del azabache y terminar de sellar aquellas palabras.

Esto es un libro, un fanfic, USEN FORRO POR FAVOR.

Me quedé dormida, podría haber actualizado antes 🥺🤧
Mañana subo el otro, promesa

PS: se dice "Jaime: Yeimi o Sheimi, no es Jaime🙄 y tampoco es bueno que haya vuelto a aparecer.

Con amor Niñita Nany 💜

1/2 💜💕

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