GO GO
La tarde transcurría y jungkook no había quedado para nada conforme con la charla de su amigo. Había intentado contactar a Kai, pero cada vez que llamaba alguna de las enfermeras atendía su teléfono, estaba teniendo otra guardia de largas horas y no le pasarían llamados a menos que fuera algo realmente importante.
Por otro parte había pasado de largo los mensajes de Seok Jin que le indicaban enfocarse nuevamente en sus cosas, y que aún había mucho que debían hablar. Solo había respondido uno, en el que calmaba al profesor diciéndole que estaba bien, que estaba enfocado en lo que era importante y que el domingo seguirían con la charla.
Lo más importante estaba básicamente dicho, la razón por la cual Seok Jin se había alejado, aunque ciertamente Jungkook esperaba más. Quizás al profesor confesándose ante él y que lo amaba con locura, pero luego se maldecia por desear eso. Había quedado en claro que era demasiado pronto para responder a ese sentimiento, aunque le había quedado claro que era importante para él.
Por lo que Jungkook simplemente decidió no carburar con respecto a las actitudes ajenas, sobre en que pensarían otros estudiantes de él o su misma familia. Técnicamente volverían a la misma rutina y él no tenía que imaginarse en un escenario donde confesaría a sus padres su bisexualidad y bueno, debería de seguir aguantando los coqueteos de los universitarios a Seok Jin.
Serían profesor-estudiante en público y luego todo dentro de las cuatro paredes de Seok Jin, pero suspiraba con cierto alivio—aunque con sabor amargo—ya no debía de torturarse viendo cómo decirle a sus padres sobre su relación, si total en cierta forma lo que importaba y valía eran sus sentimientos y los de Seok Jin.
Quizás en algún momento llegué a enamorarse de mi.
Luego recaía a la realidad y se insultaba por pensar en eso luego de haber visto a SuJin tan mal. Estaba decidido que no se quedaría de brazos cruzados y aprovecharía sus contactos para saber lo que deseaba saber y hacer lo podía desde su lugar.
—¿Cómo ha sido tu cita? —preguntaba su madre, entrando a su habitación que tenía la puerta semi abierta.
—Te dije que no era una cita, mamá —exclamaba intentando controlar el sonrojo.
—¿Saldrás esta noche? —preguntaba al ver una nueva muda de ropa sobre la cama de Jungkook.
—Si, no te preocupes. No es nada malo —replicaba de inmediato.
Su madre suspiraba—. Por favor ¿Me lo dices en serio? —el chico tensaba sus hombros y la miraba fijo.
—Sera en la casa de los gemelos Cha, solo quieren juntarse conmigo antes de volver a la universidad y ellos a la suya —no olvides que tengo más conocidos aquí mamá. Tampoco sé por dónde andan los que solían ser mis amigos, así que lo tienes de que preocuparte ¿Si?.
Su madre asentía, ciertamente Jungkook habia sido muy dado en su adolescencia y ahora parecía estar socializando con la gente correcta, aunque de igual forma luego de haberlo visto golpeado, no podía estar en completa paz. Pero su hijo era mayor de edad, ella no podría obligarle a nada y mucho menos encerrarle, solo esperaba que él mismo hubiera recapacitado y madurado lo suficiente como para reconocer que le convenía.
Una abrazo fuerte le brindaba a su hijo y deseaba en demasía que éste pudiera abrirse más con ella antes de irse de nuevo al campus, pero ahí estaban con esa tensión de por medio y sabía que sería muy difícil que Jungkook le confesara cosas importantes para él. Cómo por ejemplo, la relación que mantiene o mantenía con el profesor en cuestión.
Su madre había oído todo desde la puerta la noche anterior. Jungkook discutía con un volumen que podía ser escuchado si alguien pegaba la oreja a su puerta como su madre lo había hecho aquella noche. Su corazón había comenzado a latir presuroso porque, ni en un millón de años hubiera sospechado que su hijo fuera gay. Había sido una noticia que había asimilado toda la noche y no había podido conciliar el sueño debido a eso.
Pero cada vez que el rechazo instantáneo quería aparecer, ella volvía a recordar a su hijo, a lo mucho que habia cambiado para bien y lo igual que seguía al mismo tiempo. Su gusto por los hombres, o quizás por ese hombre en particular, no había cambiado nada en su niño. Era el mismo, ese chico de múltiples talentos, de temperamento especial.
Nada en jungkook había cambiado, una mujer u hombre de su agrado no lo hacía diferente ni tampoco una mala persona, así que simplemente aquella larga madrugada se había tomado todo el tiempo e asimilar, de aceptar y respetar. Aunque seguía muriendo de ansiedad por tener una charla formal con él, pero en lo poco que había podido expresar, estaba tranquila de haberle dejado en claro que su orientación sexual no hacía ninguna diferencia para ella y ciertamente, no lo amaría menos por eso.
Ahora su esposo y padre de Jungkook, era un tema aparte que no venía al caso a menos que fuera necesario.
Jungkook deambulaba por aquellas calles que conocía poco y nada, no solían meterse mucho a los barrios de clase más alta. Eran aburridos en su adolescencia y había mucho trecho de una casa a otra. No había mucha gente en la calle a esa hora, y los pocos que habían no miraban mal al menor que estaba muy bien vestido para la hora en cuestión.
Llevaba sus botas negras, un jean y polera del mismo color con su chaqueta de cuero. Él pelinegro tenía estilo y quién lo viera no podía pensar mal de él, aunque iba cauteloso sin saber dónde mirar para tener en cuenta cuando debería esconderse. Su teléfono lo tenía mano y no había hablado con SuJin en toda la tarde noche. Su corazón tenía un mal presentimiento y él no iba a quedarse de brazos cruzados.
Había conseguido dar con la casa en cuestión por hacer preguntas a las personas indicadas aquí y allá. Ahora su corazón golpeteaba con celeridad dentro de su pecho y no sabía si estaba haciendo bien o no, pero ya estaba ahí, no habría marcha atrás, solo podía esperar que todo saliera como lo imaginaba.
Al girar con cuidado en un esquina que ya daba cerca a la casa que estaba en la mira de ésta gente, jungkook notaba dos camionetas negras, sin matrícula, pero en muy buen estado.
Su respiración se había vuelto más pesada y miraba a los alrededores con inseguridad y ansiedad. Eran las dos de la madrugada y ciertamente nadie había alrededor en esa parte. Seguramente alguien había en la casa en cuestión. Sus ojos se habían abierto en demasía cuando veía bajar a cuatro tipos de una camioneta y cuatro de otra. Entre esos reconocía a G-Dragon y sus dos lacayos, King-D y Rascal.
Ahora sentia que su polera se estaba volviendo cada vez más ajustada en su cuello dificultandole respirar y sentía que no podía hacer lo que tenía planeado. Rápidamente sacudía la cabeza, era ahora o nunca, así que aguardaba cierto tiempo y cuando ya lo veía conveniente se había acercado a una distancia en la que intentaba vislumbrar si en aquellas camionetas estaban sus amigos.
Efectivamente veía como ambos bajaban la ventanilla al mismo tiempo y luego la volvían a subir casi sincronizados. Ellos no estaban del todo frente a la casa estacionados. Había cierta distancia, con manos temblorosas tomaba el teléfono para no perder más tiempo y marcaba el 112, mas que decidido, aún así no paraba de temblar.
—Policia de Seúl
—Buenas noches, quiero reportar un robo. Estoy frente a la casa en cuestión.
—Maldita sea... —SuJin era puras maldiciones dentro de aquella camioneta.
Su suerte no podía empeorar, aquella tarde había estado tan ensimismado en sus pensamientos y preocupaciones, que el resto de la banda no había quedado conforme con su actitud y había levantado sospechas. Se notaba arrepentido y no lo había expresado, pero no habían tardado en sacarle la ficha. Por esa misma razón, ahora se encontraba con su mano izquierda esposado al volante del auto.
Solo sería liberado al volver Raven, quien tenía la llave y si él tan solo intentaba liberarse, no la pasaría muy bien y ya la venía pasando como la mierda. Su teléfono sonaba y veía que Nikko lo llamaba desde la camioneta delantera.
—¿Que quieres? —preguntaba de mala gana.
—¿Qué paso contigo? Ji-Yong dijo que te esposarian al volante ¿Intentaste escapar?
—Para nada, solo no soportan mi rostro
—¿Tu rostro de cobarde?
—Pierdete Nikko, es mi último trabajo
—Oh vamos hermano ¿Que harías allá fuera?
—Vivir una vida noble y tranquila. Eso haría —respondía entre dientes. Luego notaba que otra llamada intentaba entrar—. Si llamaste para molestar, hazlo luego de que todo esto termine.
Cortaba la llamada y atendía el otro número. Sus cejas se fruncían al ver que era un número privado. Atendía muy en contra de su voluntad por si el llamado provenía de los de adentro de la casa.
—SuJin
—Sal de la camioneta, ahora
—¿Jungkook? —el corazón del menor comenzaba a latir rápidamente y golpeaba más fuerte, sintiéndose ansioso y a punto de entrar en pánico.
—Sal de la camioneta. Estoy a unos metro, vamos
—Sal de aquí, si te llegarán a ver Ji-Yong te reconocería —susurraba, como si alguien más pudiera oírlo.
—No lo entiendes, la policía está camino. Baja de la maldita camioneta ahora —pedía la voz profunda y preocupada del pelinegro.
— Oh mierda, kook ¿Que hiciste? —exclamaba viendo su mano esposada al volante—. No puedo bajar
—¿Cómo que no puedes bajar? —ambos comenzaban a sentirse ansiosos.
—Me esposaron al volante y no tengo nada para abrir.... —sacudía su manos desesperado—...¡esta mierda, no puedo quitarmela! ¿Kook?.
La llamada había sido cortada, y SuJin comenzaba a entrar en pánico, si la policía llegaba con él en aquella camioneta, estaría arruinado. Sus manos comenzaban a temblar y revisaba guantera, revisaba asientos hasta donde podía estirarse, buscando por algo que pudiera servir para meter en la pequeña abertura de las esposas. Justo en ese entonces unos golpes a la puerta del copiloto lo hacían saltar y veía la imagen de Jungkook esperando entrar.
Rápidamente le abría la puerta.
—¿Que mierda, Jungkook?
—Quitate —decía el pelinegro, intentando ver la mano que tenía esposada al auto.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntaba asustado SuJin—. Sal de aquí, si la policía llega va a malinterpretar todo.
Notaba como las manos de Jungkook temblaban, veía su semblante y notaba su mandíbula tensa.
—¿Nikko te vió? —preguntaba con el corazón a punto de traspasar su pecho.
—No creo, estaba mirando su celular —Jungkook nunca había temblado tanto en su jodida vida—. Mierda, mierda, mierda.
La pequeña hebilla metálica que había roto de su propio arete no estaba funcionando como esperaba, se suponía que era bueno abriendo todo tipo de cosas, pero los nervios no lo estaban ayudando y se preguntaba dónde había quedado su fama de manos rápidas.
—Junkook vete. Si la policía llega puede malinterpretar todo o peor aún, joder —maldecía otra vez—. Jungkook ellos están arma-...
Antes de que pudiera finalizar su frase era callado por el sonido del percutor de un arma tras Jungkook y a su costado. SuJin miraba en cámara lenta y Jungkook levantaba sus brazos.
—Sal de la maldita camioneta —pedía la voz.
—Baja eso —pedía SuJin—. ¿De donde lo sacaste? —preguntaba con un nudo en su garganta al ver cómo Nikko tenía aquel objeto en su mano y temblaba al mismo tiempo que ellos dos.
—¿Nikko? —decía Jungkook con voz estrangulada. Al instante sentía en su nuca el frío caño—. Mierda, hay que salir de aquí...baja eso
—¿Que mierda estás haciéndo aquí, kook? —la voz estrangulada también la tenía Nikko.
A lo lejos se comenzaba a escuchar las sirenas.
—Mierda, Jungkook...sácame —pedía SuJin sacudiendo del hombro a Jungkook.
Nikko comenzaba a hiperventilarse con el arma temblando.
—Nikko, SuJin está esposado y necesito sacarlo... —decía mientras volvía a insistir con el gancho en la bocallave de las esposas.
Las sirenas policiales se intensificaban y movimiento comenzaba a verse en la casa.
—¡Quítate, quítate! —pedía Nikko empujando a Jungkook, dejaba el arma sobre la guantaera y abria las esposas con unas pequeñas pinzas que el llevaba.
Al instante un disparo rompía el vidrio de la camioneta haciendo que los tres jóvenes se agacharan y salieran a rastras, para que comenzarán a correr, también casi arrastrados, para luego ver cómo patrullas policiales comenzaban a llegar, invadiendo de miedo el interior de cada uno.
—¡Muevanse! ¡Arriba arriba! —pedía Jungkook, casi arrastrando a ambos para salir corriendo.
Inmediatamente salían los tres cuando un tiro se escuchaba e impactaba a la izquierda del pelinegro. Los momentos seguidos habían sido gritos de los tipos que comenzaban a dispararle a los tres y varios autos policiales que comenzaban a llegar.
Entre tanta persecusión, los tres habían atinado a correr casi sin mirar atrás y cubriéndose de los disparos que parecían ir en dirección a ellos.
Lo peor era que la policía se había separado para correr a todos y cada uno, incluyendo a ellos tres, pero no eran seguidos simplemente por policías, había uno más que Jungkook desconocía y los estaba siguiendo enceguesido y tirando balazos cada que podía.
—¡Detengase! —pedía uno de los policías que iba detrás, pero si se detenían, el tipo que los tenía de punto terminaría lastimando a uno.
Así que la persecución continúo, hasta que llegaban a una esquina que los llevaría por un pasillo largo para salir a lo que sería al barrio común, pero al girar uno de los tantos tiros que el tipo de atrás tiraba lograba por darle a uno de los tres, que caía desplomado en el piso. Los otros dos al notar aquello retrocedían para ponerse encima del que ya estaba en el piso.
El tipo que venía tras ellos era interceptado por el policía que tenía comiéndole los talones y otros dos policías llegaban a dónde yacían Jungkook, Nikko y SuJin. Los tres juntos en el piso en una especie de fortaleza que cubría al que estaba en el suelo.
Bueno, eso era el spoiler ya mencionado en el libro de cosas sobre mi que a nadie le interesa.
2/2 quizás siga...no prometo nada
Con amor Niñita Nany 💜
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