EXPECTATION
El menor soltaba gemidos dulces en la boca del mayor mientras este lo besaba con parsimonia, disfrutando segundo a segundo de aquel beso.
—Mmm...Hyung —soltaba jadeante—. ¿En serio me crees, no?.
Preguntaba dubitativo. Seor Jin cortaba el beso mientras acariciaba la filosa mandíbula de Jungkook.
—No sé porque causa, motivo, razón o circunstancia el joven Go Tae creyó aquello...
—Holland solo lo dedujo, y si vuelves a decir "Joven Go Tae" —interrumpía imitándolo, endureciendo su voz y haciendo comillas—. Me veré obligado a reírme en tu cara, Hyung
—Como sea, simplemente no miras al tal Kai de la forma en que me miras a mí —susurraba cerca de sus labios, pero no tanto.
—¿Y como te miro? —preguntaba perdido.
Seok Jin reía de lado y se inclinaba para pasar su lengua en el cuello del menor robándole un gemido poco audible. Luego volvía a mirar a Jungkook—. De esa forma tan lujuriosa y brillante, como lo haces ahora.
Los vellos de su nuca se habían erizado en sobremanera y a causa de eso atacaba nuevamente los labios del mayor para estamparlo contra aquella fría pared. Seok Jin se dejó deshacer, pero cuando había notado las intenciones de bajar que tenía el menor, ponía un párate.
—No de nuevo aquí —lo enderezaba con dulzura—. Debes ir a almorzar algo
—Te quiero almorzar a ti —respondía socarrón, aferrado a la cintura de su profesor.
Este lo obligaba a soltarlo y se alejaba una vez más yendo a la puerta—. Tienes que comer y yo una clase que preparar.
Abría la puerta y observaba por fuera a ver si había alguien, para su sorpresa Jungkook se aferraba de nuevo a su cintura y enterraba su nariz en su nuca oliendo su fragancia. Seok Jin se había sobresaltado cerrando la puerta de inmediato y tragando duro el nudo en su garganta.
Jungkook sabía cómo despertar cada parte de su cuerpo, pero aquello era peligroso.
—Hueles exquisito —susurraba el menor.
—Tenemos que separarnos
—No quiero, Hyung —apretaba más el cuerpo del mayor al suyo.
Con dificultad Seok Jin se giraba para quedar frente a Jungkook, esos ojitos brillantes que lo volvían tan débil con cada parpadeó de sus espesas pestañas.
—Debes volver —un casto beso depositaba sobre los finos labios del menor y se libraba—. Revisa tu correo en el almuerzo, los horarios para ensayar está en tu bandeja de entrada
—Pensé que lo haríamos en tu casa —comentaba seductor.
Seok Jin se acercaba y volvía a depositar cortos besos en aquella boca tan deseable, luego formaba un camino de estos por la mandíbula de Jungkook hasta su oreja izquierda—: En mi casa quiero follarte y estar contigo, en la escuela podré ser profesional —y una mordida dejaba en su lóbulo.
Se alejaba nuevamente con sonrisa triunfante al ver como el menor había quedado algo tembleque.
—Seok Jin —rogaba.
—Sal con cuidado —ordenaba de forma dulce.
El menor quería quedarse, pero el señor Kim tenía razón, así que a duras penas se contenía de hacer un berrinche y salía puchereando de la habitación de libros viejos.
Camino a la mesa de sus amigos tenía ya su almuerzo en bandeja.
—¿Donde estabas? —preguntaba Chery.
Holland lo miraba curioso, había notado también la ausencia del profesor y ahora teniendo al azabache sentado a su lado notaba sus labios irritados e hinchados.
—Hmp... —el peliverde se aclaraba la garganta—. Estábamos hablando de la gran fiesta que van a dar en el Pernoctar este fin de semana.
Eso le traía al menor un recordatorio importante.
—Mierda —soltaba sorprendiendo al resto y tomando su teléfono.
Jae lo miraba curiosa—. ¿Qué te sucede?
—En ese lugar están buscando gente, ya saben, para levantar los vasos que la gente deja por bailar, mover los muebles del bar cuando se vuelve disco —respondía a sus amigos y marcaba para llamar.
—¿Pero no te ocupara demasiado tiempo de descanso? —soltaba Chery preocupada.
Jungkook negaba mientras que del otro lado atendían, frente a la mirada preocupada de sus amigos el menor se desenvolvía para reclamar un lugar en aquel staff, sabía que de por si, buscaban hombres, él ya tenía experiencia en aquello. Lo había hecho en su barrio para tener, no solo dinero, sino robarles a los jóvenes ebrios del lugar. Con su rostro angelical, jamás habían sospechado de él.
Ahora necesitaba aquel empleo si o si, solo para poder subsistir y no pedirle dinero de más a sus padres. Al finalizar, sus amigos lo miraban atentos.
—¿Lo conseguiste? —preguntaba Jae.
—Si, tengo que ir esta tarde para que me conozcan
—Kookie si necesitas dinero, pued~...
—No, Holland —espetaba el menor—. No es la primera vez que haré este trabajo
—Si, pero ahora también tienes la universidad. Estarás agotado —soltaba Chery.
—Debo resistir, no quiero pedirle más dinero a mis padres y lo necesito para manejarme fuera de la universidad
—¿Por qué harías eso? —preguntaba la castaña curiosa—. Aquí tienes todo
—Oh, estás de novio y quieres regalarle cosas a tu chica —soltaba Chery divertida.
Jae y Holland se removían incómodos, aunque por diferentes razones.
—No es eso, Chery ¿que cosas dices? —se sonrojaba—. Necesito dinero y eso es todo, ay mierda —golpeaba su frente recordando que el profesor le había enviado un correo.
—¿Qué? —preguntaba Holland.
—El profesor Kim me mandó el horario para los ensayos —exclamaba.
—¿Ensayos? —preguntaba Chery—. ¿Que ensayos?
—Jungkook fue elegido por el profesor para interpretar una canción de su autoría que será enseñada en clase
—¡Oh, dios! —gritaba la chica—. ¿Tu eres el alumno que pasará tiempo extra con él?.
Holland, Jungkook y Jae se miraban sorprendidos por la irritación en la voz de Chery.
—¿Dime que tu enojo es fingido? —preguntaba la castaña.
—Eres mi nuevo enemigo, Kookie —decía entrecerrado sus ojos intentando intimidar al azabache.
Jungkook no había podido evitar sonreír divertido—. Ya no exageres, Chery
—¿Puedo ir contigo a los ensayos? —preguntaba juntando sus manos en forma de ruego.
—No ¿que le diré si pregunta porque voy contigo? —soltaba divertido.
—Que soy tu novia —soltaba Chery.
"¡No!"
Tiraban los amigos al unisono sorprendiendo a las chicas.
—Eso es estúpido, Jungkook tendrá crédito extra por eso, no seas ridícula Chery —exclamaba Holland.
La chica pintaba un puchero exagerado en sus facciones, nadie entendía su amor por el profesor, todos se reían y hasta ella sabía que era una exagerada, pero valía la pena intentar querer ser parte de aquel ensayo y ver a su amor imposible más de cerca.
Ese día no había visto de nuevo al profesor, pero estaba muy entusiasmado con el tema del nuevo trabajo, se había retirado solo hacía aquella entrevista pese a que Holland le había insistido.
El lugar parecía más grande de día, el administrador había sido muy cortes y le gustaba que Jungkook tuviera buena complexión física y musculatura, aparte de que era guapo y eso servía para que más gente joven viniera el lugar, ya que siempre el staff siempre llamaba la atención de chicos, eso servía para las ventas y asistencia de la gente.
Entre su rostro tallado y experiencia, obviamente el joven volvía a su habitación con un nuevo empleo.
Al entrar Holland lo atacaba con su curiosidad.
—¿Me dirás cómo te fue? —preguntaba soltando su libro.
—El trabajo es mío —sonreía feliz el azabache.
—No, me refiero al profesor Kim —Jungkook se tensaba de repente, tenía que hacerse a la idea de que Holland ya lo sabía, pero escucharlo en voz alta vuelve todo más fuerte y real—. Ninguno apareció en el almuerzo y lo tomé como una buena señal ¿Estoy en lo cierto? —añadía.
Jungkook asentía intentando no sonreír tanto.
—Él me cito en el cuarto de libros viejos de la biblioteca
—¿Hay un cuarto de libros viejos? —se desviaba del tema, pero negaba de inmediato—. Deduzco que aclararon todo ¿no? Porque tus finos labios estaban hinchados en el almuerzo
—¡Holland! —exclamaba Jungkook—. Dios, eres terrible
—¿Yo? —se señalaba de forma exagerada—. ¿Quién se está follando y dejando follar al hombre más codiciado de la jodida universidad Dankook?
—Yo —decía entre risas tontas—. Él simplemente me creyó ¿sabes?. Dijo que no miro a Kai de la forma en la que lo miro a él
—Eso es tan cierto, ustedes se miran de una forma hambrienta. Constantemente, aunque él es buen actor —murmuraba el peliverde.
—De todas formas no creo gustarle de la forma en que él me gusta a mí —respondía en puchero.
—Oye, el hecho de que quiera mantenerlo en secreto, es normal —soltaba el peliverde—. No conozco ningún otro profesor tan liberal con su sexualidad. Aparte supongo que también lo hace por ti ¿él está al tanto de que jamás estuviste con otro hombre?
—Solo una vez —respondía sorprendiendo al menor—. No me veas así, me crié en un barrio con amigos que no soportaban la idea de que alguno fuera... —se tragaba las palabras—. Soy bisexual y recién lo estoy aceptando con libertad.
Holland lo miraba de forma dulce—. Kookie tan bonito
—Entre nosotros no va a pasar —decía burlón el azabache.
Holland chasqueaba su lengua—. Por alguna razón solo puedo verte como si fueras el hermano que hubiera deseado tener. No me interesa comerte el culo.
Jungkook inmediatamente tiraba un almohadazo en dirección a Holland quién lamentablemente no llegaba a esquivarlo, iba a volver a lanzarlo, pero el sonido del teléfono de Jungkook sonaba. El azabache levantaba la mano para que no le arrojará nada y atendía a quien parecía ser Nikko.
—¡Nikko! —exclamaba con felicidad al saber que su amigo lo llamaba—. ¿Cómo estás?
—No soy Nikko, baby Jk —la voz de G-dragon resonaba sombría al otro lado del teléfono.
Después de tanto tiempo Jungkook no esperaba por aquella voz del otro lado, la misma que ahora había enchinado su piel al sonar tan distante.
Tragando el nudo en su garganta y cambiando por completo sus facciones—tanto—al punto de preocupar a Holland que lo estaba viendo desde su cama.
—¿Por qué estás llamándome? —decía volteando para dejar de ver al peliverde. .
—¿Estuviste involucrado en un pelea con mis mayores? —preguntaba suave, pero grave.
—¿Dónde está Nikko? ¿Supiste lo que King-D le hizo? —un silencio azotaba la línea al otro lado.
Holland, quién era testigo solo de la parte de Jungkook sabía que estaba hablando con una vieja amistad y por la forma de reclamar que tenía el menor, tenía leve sospechas de que el líder estaba del otro lado.
—Me enteré hace poco —contestaba.
—¿Desde cuando los marcan como si fueran jodidos animales?
—¿Por qué Kai está preguntando por Nikko y Sujin? —un tono más duro era el que utilizaba el mayor.
Jungkook no estaba seguro de que responder al respecto.
—No sé de qué hablas
—No me extrañaría que el doctorcito y tú se estén viendo —una risa seca resonaba al otro lado—, siempre quiso sacarte de aquí ¿ahora pretende lo mismo con mis chicos?
—Merecen más —respondía el azabache.
—Son unos malditos drogadictos, merecen lo que tienen —respondía G-dragon.
Un escalofrío recorría la espina dorsal de Jungkook, estaba seguro de que había visto a G-dragon en sus peores momentos, pero ese hombre del otro lado le recordaba a la versión de la que Kai solía hablarle y que él jamás había presenciado.
—Puedo ayudarlos —soltaba con voz temblorosa.
—No vas a hacer ni mierda ¿me oyes? —amenazaba el mayor—. Tú te habrás ido y quizás por eso no pueda tocarte un jodido pelo, pero ellos dos siguen aquí y yo sigo al mando
—Por favor Ji-yong —rogaba de forma dura—. No los arrastres
—Yo no arrastro a nadie. Ellos eligieron, mantente alejado tú y el imbécil de Kai.
La llamada finalizaba y el corazón del azabache se partía dentro de su pecho.
—¿Que fue eso? —preguntaba Holland.
Jungkook se recomponía—. Nada, nada que no tenga solución —intentaba sonreír.
Holland no había creído nada, pero optaba por mantener silencio, más adelante escavaría en aquella historia, siempre y cuando Jungkook se mantuviera alejado de esas viejas amistades.
El viernes había llegado, Jungkook había quedado bastante conmocionado con las palabras de G-dragon y había dudado toda la semana si debía o no decirle a Kai quizás el contacto de este no era de fiar y el mayor debía saberlo.
Jamás se imaginó que G-Dragon pudiera llegar a hacerle algo a los menores, jamás había sido así con él, por lo tanto esperaba ese mismo trato para sus amigos.
Intentando quitar aquella sensación que hacía doler hasta sus entrañas se encaminaba al primer ensayo con Seok Jin, era a las siete y empezarían con una hora. Eso debía ser suficiente.
El azabache había tomado un largo baño y salía con su cabello lacio algo húmedo, todo de negro y con unos pantalones con rotura y botas. Bastante bien, para un ensayo con su profesor.
Al llegar al salón indicado, veía por los pasillos que aún había gente dando vuelta aunque no se comparaba más temprano ya que la mayoría cursaba a la mañana por una cuestión de ganar tiempo.
El profesor se encontraba practicando las notas una y otra vez, tenía muchas ganas de escuchar su canción con la preciosa voz que Jungkook tenía. Estaba tan sumergido en su mundo melódico que no sintió el ruido de las botas del menor acercarse a él y soplar en su oído en una fracción de segundos.
—Hermoso —soltaba en un susurro que ponía en alerta a Seok Jin quien de inmediato se ponía de pie.
Sus ojos a punto de salir de sus cuencas y miraba con dirección a la puerta y a Jungkook. El menor se sintió horriblemente culpable.
—Jeon —suspiraba relajado al ver que la puerta estaba cerrada.
—Lo siento, Hyung —soltaba con verdadera culpa—. No pongas esa cara, la puerta estaba cerrada.
El mayor tragaba el nudo en su garganta, luego inspeccionaba lo bien que Jungkook se veía. Jungkook soltaba un risita dulce al verlo tan compenetrados en él.
—¿Profesor Kim? —soltaba un burlón.
—Cierra la boca y no digas nada. Siéntate aquí —soltaba dulcemente a pesar de sus palabras.
Al sentir el calor del menor se hizo a la idea de que ensayar en la universidad era una muy buena opción porque no sabía si saltarle encima o subirlo en sus piernas.
—¿Estás bien? —preguntaba Jungkook al verlo algo nervioso.
Este negaba sin verlo y buscaba las partituras.
—Lo estoy, joven Jeon —acomodaba los papeles intentando no reír—. Voy a contarte la canción, solo una vez ¿tienes buena memoria?
—Podría grabarte —soltaba.
—Ni se te ocurra ¿sabes leer partituras?
—Hyung, para eso estoy en tu clase —decía con puchero.
—Lo siento —se disculpaba de inmediato—. No me veas mientras canto la canción
—Pero eres tan guapo —replicaba divertido.
—Lo sé —respondía altanero, pero de inmediato estallaba en risa, una muy estridente y ridícula—. Lo siento, odio el sonido de mi risa
—Hazlo otra vez —rogaba embobado el azabache.
—Por favor, concentrate —rogaba y una mirada fija se cruzaba entre ambos—. Joder, Jungkook —agachaba la mirada y se quitaba sus lentes para fregar sus ojos.
—¿Qué? —Jungkook se acercaba para encontrar sus ojos—. Dímelo ¿Que pasa?
—Necesito que te enfoques y no me veas de esa forma
—Lo siento —decía riendo nervioso—. No sé cómo te estoy viendo Hyung, pero cerraré mis ojos mientras cantas ¿si?.
Luego de esas palabras Seok Jin sabía que ese chiquillo lo arruinaría con su ternura. Así que asentía sin volver a verlo y comenzaba con las primeras notas de su canción.
Tomaba aire y comenzaba a cantar aquella canción que Jungkook finalmente escucharía completa y en la que él había puesto de su pequeña colaboración.
"Tú eres el sol que volvió a salir en mi vida,
una reencarnación de mis sueños de la infancia.
Desconozco estas emociones
¿Sigo soñando?"
La voz de Seok Jin era fuerte, con un colo dulce e intenso que le había encantado a Jungkook, había tenido el privilegio de despertar con esa melodía y la voz de ese hombre después de haber compartido un momento increíblemente íntimo.
Ahora interpretaría su canción, y es que escuchando la letra de forma atenta se preguntaba ¿En quién se habría inspirando aquel bello hombre para escribir una letra tan profunda?. ¿Será que luego de su relación había conocido a alguien más que lo había hecho sentir de aquella forma tan peculiar?.
Minutos más tarde la canción finalizaba y Jungkook se maldecía por haber escuchado de forma algo distraída, ya que él tenia una nueva curiosidad azotando su cabeza.
¿Quien era la musa de aquella canción?.
"Cierra la puerta, cuando estoy contigo estoy en utopía".
Aquellas palabras habían sido puestas por Jungkook y al igual que el menor, el profesor se preguntaba ¿Quién lo inspiro a aquellas palabras o es que simplemente el chico tenía el don de la rima?.
«Bueno, puede pasar» pensaba el mayor ahora fijando sus ojos café en los estrellados del menor.
—¿Te gusto? —fue lo primero que se le ocurrió.
—Hyung, su canción es muy bonita. ¿Por qué no la interpreta usted?
—No me gusta cantar en público, excepto para mis alumnos y mis canciones siempre terminan en el acto de fin de año, así que prefiero trabajar con el alumno en cuestión desde principios así para finales de año ya tiene la canción dominada
—Pero me encanta tu voz —ronroneaba acariciando la pierna del profesor.
Dando choques eléctricos a la anatomía del castaño que ahora ponía su mano encima de la de Jungkook y lo alejaba.
—Gracias, joven Jeon ¿Cree poder hacer un intento? —le brindaba la letra.
Jungkook bufaba bajito, no porque no quisiera interpretarla, quizás podrían hacerlo juntos o convencerlo de que el resto lo oyera. No obstante se sentía especial por haber sido elegido.
Seok Jin manejaba la ansiedad por escuchar al menor interpretar su canción, cuando finalmente lo hacía, él lo guiaba bajito para que el azabache no se perdiera entre líneas y melodías.
Jungkook había captado rápido la melodía, solo debía de memorizar la letra y el tempo. Luego de risas, algo de tensión, y práctica tras práctica Seok Jin estaba orgulloso y embelesado.
Ese chico lo tenía todo.
La hora había transcurrido más rápido de lo que hubieran querido y se habían concentrado en tomar aquello con la seriedad que lo requería.
—¿Este será nuestro nuevo salón? —preguntaba Jungkook dando vueltas por el piano de cola mientras Seok Jin guardaba sus cosas.
—Si ¿te gusta? —preguntaba colgando su bolso a su hombro.
—Tú me gustas —soltaba mirándolo fijo anima distancia tranquila.
Seok Jin reía de lado y sacaba su teléfono—. Dame tu número, Jungkook.
Los ojos del azabache se abrían en sobremanera y brillaban aún más sorprendiendo a Seok Jin que lo miraba algo confundido.
—¿Quieres mi teléfono?
—No, quiero tu número —soltaba divertido—. Tengo la melodía en MP3 y no quiero volver a enviarte un email. ¿Serías tan amable de dármelo?
—Te doy todo lo que quieras —soltaba como venganza.
—Eres imposible —estiraba el celular para brindárselo al menor quién se agendada con una sonrisa de oreja a oreja y se llamaba de inmediato para agendarlo ahí.
—Iba a enviarte el audio en cuanto llegará a casa —decía ceñudo y burlón el castaño.
—Ya tengo su número, Hyung. Por si las dudas —sonreía con malicia.
—Salgamos de aquí —ordenaba el mayor.
Ya fuera de la universidad, se dirigía decidido al estacionamiento, pero no tenía intenciones de dejar ir al menor.
—¿Te llevo al campus? —preguntaba.
—Voy a otra parte —soltaba.
—Te llevo —insistía.
—No sabes dónde voy
—Te llevo —repetía.
Jungkook no se negaría, lo único que deseaba era estar lejos de esa jodida universidad para saltar a los labios del mayor de una jodida vez.
En marcha y saliendo a autopista el mayor preguntaba dónde se dirigía.
—Tengo un nuevo empleo —respondía feliz.
Seok Jin fruncía el ceño—. ¿En el Pernoctar?.
Jungkook asentía feliz, Seok Jin asentía con un rostro neutro.
—¿No vas a descuidar tus estudios, cierto?
—No, Hyung. Solo necesito dinero extra —contestaba el menor y ahora lo miraba mientras se mordía su labio inferior.
—¿Tengo algo en la cara? —soltaba Seok Jin jugando a hacerse el difícil.
—Si, unos labios carnosos que deseo volver a besar desde hace casi una semana —soltaba ronco el menor.
Seok Jin no esperaba que Jungkook sonara tan sensual al decir aquello así que claramente su anatomía temblaba por completo.
Al llegar a la puerta del bar, ambos suspiraban, estaban estacionados lejos y el menor no dejaba de secar el sudor en sus manos contra su pantalón.
—¿Hasta que hora estarás? —preguntaba ceñudo viendo el lugar a la distancia.
—Hasta las seis o siete, cuando todos ya se hayan ido —respondía tragando duro.
No entendía porque los nervios tomaban posesión de él de esa forma, ya había estado con su profesor, pero cada encuentro lo ponía nervioso a más no poder hasta que uno los dos rompiera las distancia.
El chasquido de la lengua de Seok Jin lo traía de nuevo a la realidad.
—No descansaras nada —refutaba preocupado.
—Solo será los jueves y viernes —respondía de inmediato—. Hubiera empezado ayer, pero tenía demasiadas cosas que estudiar —replicaba—. Sábado y domingo estaré libre, resistiré
—¿Tus padres saben? —preguntaba serio, pero acercaba su mano al rostro de Jungkook para quitar un mechón de su frente.
Luego acariciaba con la yema de sus dedos la mejilla del menor, este tragaba duro de los nervios y cerraba los ojos ante el tacto del castaño.
Un movimiento en el aquel auto lo obligaba a abrir sus ojos y ver cómo Seok Jin estaba a centímetros de su boca y lo miraba hambriento.
—Vendré por ti —soltaba sorprendiendo al menor—. ¿Quieres?
—Si, si quiero —se apresuraba a responder con voz rasposa y garganta seca.
Finalmente Seok Jin cortaba la poca distancia para atrapar los finos labios del menor en un casto chupón que de a poco se fue volviendo un beso hambriento. Ambas lenguas buscaban rozarse y pelear por quién dominaría.
Las manos del menor fueron a la nueva del profesor Kim para atraparlo y evitar que se moviera, para que no quedasen espacios en blanco.
La mano de Seok Jin viajaba a la cintura de Jungkook para hacer presión en esa zona y atraerlo más. Las caricias apresuradas y jadeos entre cortados estaban haciendo presencia en lo que debería de ser un simple beso. Pero ambos querían arrancarse la ropa y estar en cualquier otro lugar más privado que en aquel estacionamiento.
—Mmm...Hyung, deb-...joder
—¿Debes joder? —preguntaba con doble sentido ahora trazando un camino de besos hasta la curvatura del cuello de Jungkook.
—Así no podre bajar —exclamaba haciendo más presión y tomando con fuerza el pelo de Seok Jin para que siguiera besando y lamiendo aquella zona tan sensible.
—Ven a casa conmigo, entonces —soltaba librándose solo un poco del agarre del menor para poner en marcha el auto.
«Joder, habla en serio».
—No, no. Hyung —soltaba un suspiro, se encontraba agitado y despeinado, se veía hermoso para el mayor que ahora reía divertido—. Necesito el dinero.
Seok Jin se mordía la lengua, pero asentía—. Tienes mi número, llámame apenas termines. Vendré por ti ¿de acuerdo?.
Jungkook asentía y salía a duras penas, su cuerpo ya comenzaba a responder al mayor, pero necesitaba comenzar con el pie derecho en aquel lugar, aparte ya estaba más que feliz sabiendo que Seok Jin iría por él al finalizar su turno.
Solo debía resistir su primer noche en aquel lugar.
Finalmente cumplí, pero mi internet anda muy mal, así que fue una torturar intentar actualizar, también agregué Euphoria a playlist de HERE I AM en Spotify.
¡Gracias por los 800 seguidores!
Perdón con amor niñita Nany 💜
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