EUPHORIA
El profesor seguía manteniendo la distancia del menor que se encontraba sin remera frente a él.
«Esto no tiene que pasar a más».
—Vistete —exclamaba pasando por al lado de Jungkook para tomar sus zapatos, calzarse y salir de allí—. Deja de verme con esos ojos, por favor.
Aprovechándose del momento y que Seok Jin estaba sentado en la orilla de la cama, Jungkook volvía a atacar y le quitaba de manera brusca el zapato de su mano.
—No me vestire —habia exclamado frente al hombre que venía deseando con cada célula de su cuerpo.
Seok Jin lo miraba, levantando su cabeza, aún sentado y el menor había notado como tragaba saliva.
—Jungkook, por favor
—No me hubieras traído, me hubieras dejado en el campus —ahora extendía su mano para acariciar el rostro perfecto que su profesor tenía.
Éste había cerrado los ojos ante aquella caricia, Jungkook ahora se inclinaba para volver a rozar su nariz y labios contra las del contrario.
—Lo deseas tanto como yo —ahora solo se limitaba a morder el carnoso labio inferior del mayor.
Éste sentía como su cuerpo respondía de manera positiva, su mano izquierda había viajado al cuello del menor para evitar que se levantara, atraerlo más y así poder darle un leve beso en el que apenas habían rozado sus lenguas.
El menor había sentido como la mano de su profesor cubria casi todo su cuello, le gustaba, le gustaban sus manos alrededor de este haciendo esa pequeña presión para que no se alejara aún.
Jungkook no había podido evitar sonreír en los labios del mayor.
—Enderezate —ordenaba ahora.
El menor hacía caso, ahora Seok Jin posicionaba ambas manos en sus caderas—él continuaba sentado—estas iban subiendo hasta llegar al único botón del pantalón.
Todo el bajo vientre comenzaba a hormiguearle con los roces de aquellas extremidades.
Su respiración se había vuelto pesada y sus pupilas se habían dilatado ante la imagen de aquel hombre a punto de despojarlo de su ropa.
Primero el botón, luego el cierre y apenas bajaba el jean que Jungkook traía puesto.
—¿Lo vas a dejar ahí? —preguntaba impaciente el azabache.
El profesor se había mordido el labio para luego acercarse al tentador abdomen bien marcado del que el menor era dueño.
Un beso húmedo y Jungkook sentía que la habitación comenzaba a girar.
«Aún no te hizo nada, imbécil».
Ahora suspiraba mientras el profesor besaba su abdomen con parsimonia, no lo quería rápido, quería disfrutarlo y saborear cada rincón de su cuerpo.
Aunque sabía que estaba haciendo mal.
La mano del menor se había dirigido al cabello de Seok Jin, era suave y sedoso y dulcemente lo quitaba de su frente.
Jungkook tampoco lo quería deprisa.
—Me estás matando —exclamaba entre suspiros.
El profesor había esbozado una sonrisa, deteniendo los besos. Luego metía sus dedos para así aferrarse al inicio del pantalón del azabache y bajarlo hasta las rodillas.
—Quitatelo —ordenaba mirando desafiante al atractivo joven frente a él.
Con cuidado Jungkook se alejaba para quitárselo junto con las zapatillas, comenzaba a sentirse algo intimidado ahora que solo un prenda cubría sus partes más importantes.
Seok Jin había mirado la entrepierna del azabache con descaro, se había vuelto a morder y ahora hacía contacto visual con éste, quién ahora era consciente del bulto que se asomaba por la tela—estaba excitado, demasiado—por un momento había pensado en taparse, pero luego recapacitó en que sería algo verdaderamente estúpido.
—Ven aquí —ordenaba el mayor golpeando su regazo. A Jungkook le gustaba, corrección, le encantaba que lo mandara de esa forma. Con una sonrisa ladina volvía a sentarse a horcajadas del profesor. Se había inclinado más que decidido a besarlo nuevamente, tomándolo de la nuca y lo había hecho algo brusco—. Espera, tranquilo —exclamaba Seok Jin.
—Joder, no vayas a detenerte de nuevo —decía con el entrecejo fruncido—. Va a pasar
—¿Qué es lo que va a pasar? —preguntaba con tranquilidad el profesor.
—Nosotros —respondía sin dudarlo.
Seok Jin afirmaba con la mirada perdida y luego volvía a mirar al menor—. ¿Cuando lo hiciste una vez, quién eras?.
Jungkook lo había visto algo confundido, el mayor había levantado sus cejas dando a entender la insinuación en su pregunta.
—Yo fui el activo —respondía.
Seokjin asentía con cierto puchero en sus labios, tenían un rostro pensativo.
—¿Entonces lo que quieres es follarme? —preguntaba directo.
El menor sentía sus mejillas arder.
—Yo... —éste había tragado duro—. Supongo que...
—¿O quieres que te haga morder la almohada? —preguntaba con tono sensual.
Eso había excitado a Jungkook, aunque estaba entre la duda sobre si aquella era una verdadera pregunta o solo estaba siendo burlón.
Jungkook había quedado en silencio viendo a los ojos cafés de su profesor y luego de un debate mental, lo atacaba de nuevo.
Había comenzado a besarlo de manera tan hambrienta y pasional, los sonidos de los chupones que dejaba en los labios del mayor inundaban la casa.
Seok Jin estaba sorprendido, pero estaba a gusto y esta vez no tenía intenciones de poner un parate.
El menor buscaba introducir su lengua en la boca de su profesor y éste lo recibía para comenzar un bess aún más salvaje, lo que le sorprendió, fue la forma en la que Jungkook había comenzado a mover sus caderas encima de él.
Era muy bueno moviéndose justo encima de su polla erecta. Le encantaba, lo estaba volviendo loco y sus manos se habían dirigido a su culo y lo insitaba a moverse más.
Tan ido por la sensación de aquel miembro erecto, Jungkook había soltado la boca de Seok Jin quién quedaba necesitado por esa atención, pero ahora miraba embelesado la forma en la que su estudiante estaba masejeandole la erección con su culo.
—Joder... —Seok Jin se movía a la par para sentirlo mejor. Con una mano se apoyaba en la cama y con la otra lo tenía de la cintura mientras que el otro continuaba restregandose—. Mmm...si.
El menor se había sujetado fuerte de sus hombros cuando había escuchado aquel gemido que su profesor había soltado, había dejado caer su cabeza, cerrando sus ojos.
«Quiero esto, lo quiero», pensaba perdido en las sensaciones de aquel momento que a pesar de que aún estaban vestidos, era una imagen muy erótica para ambos.
Las manos del profesor tomaban a Jungkook de la cintura y de un solo movimiento lo dejaba debajo de su cuerpo, el azabache sonreía satisfecho.
—¿Así lo quieres? —preguntaba una última vez.
—Si, así lo quiero —ambos entendieron.
Seok Jin se había quitado su remera con ayuda del menor que ahora acariciaba el blanquesino torso de su profesor.
Un cuerpo en forma, con unos hombros que contrastaban a la perfección con aquella cintura angosta. Al instante se abalanzaba a pasar su lengua, dejar besos húmedos y atrapar descaradamente un pezón con su boca.
Seok Jin se sentía atontado por las sensaciones que atacaban su cuerpo, de manera necesitaba Jungkook tiraba de su pantalón dando a entender que la prenda molestaba, luego dejaba al profesor debajo de él en un movimiento limpio, ambos se habían regalado una sonrisa por ello.
Pantalón de algodón, fuera del juego.
—Wow —fue todo lo que había salido de los labios del menor al notar la erección de su profesor atrapada en el bóxer—. Permiso, profesor —exclamaba socarron quitando la prenda.
La masculinidad de aquel hombre saltaba sin descaro y necesitada de atención, el mayor no tenía un atisbo de vergüenza en su rostro.
Y Jungkook estaba hambriento.
—¿Te le vas a quedar viendo o la vas a meter en tu boca?. No te obligo a que lo hagas, pero... —el menor se había relamido los labios.
Él jamás le había hecho sexo oral al otro joven con el que había follado, no le había nacido, pero la de su profesor era digna de ser probada.
En silencio gateo por la cama hasta quedar entre medio de las piernas del profesor, con lentitud y admirando lo que éste se traía entre las piernas, la tomaba para hacerle un suave masaje de arriba hacía abajo añadiendo un poco de presión.
—Ss...si, así —indicaba al ver que el menor lo estaba masturbando con cierta "admiración", podría decirse—. ¿Seguro quieres ser el...?
—Si —exclamaba ahora haciendo contacto visual con el mayor.
Luego sacaba su lengua para pasarla por el falo, Seok Jin se había estremecido al sentir la humedad y el tacto.
Jungkook se había mordido su labio y ahora de nuevo, otro lenguetazo, su cabello medio rizado caía en su frente tapando apenas su rostro.
Rápidamente Seok Jin lo quitaba, él quería ver ese rostro que no podía sacarse de su cabeza, no podía creer que tenía aquel alumno algo irreverente entre sus piernas.
Por su lado a Jungkook le había encantado el sabor del mayor, quería más, así que ahora dejaba un pequeño chupón en el glande donde se llevaba con él parte de líquido pre-seminal que el profesor ya había desprendido.
—Delicioso —exclamaba acomodándose mejor para comenzar a meterla en su boca.
—Diablos, Jungkook —éste ahuecaba sus mejillas para añadir presión en la succión al soltarlo y el profesor comenzaba a estremecerse aún más.
Ahora descaradamente el azabache hacía su trabajo como un experto, no parecía alguien que metía una polla en su boca por primera vez. Succionaba, masajeaba, pasaba la lengua y también la escupía para bañarla con su saliva y así lubricarla.
—Para, para —suplicaba el mayor después de un rato.
El menor obedecía, cayendo de repente en la realidad de lo que había hecho, se encontraba demasíado concentrado, disfrutando quizás aún más que Seok Jin, aquel momento.
—Recuestate —ordenaba, y él menor acataba la orden—. Te voy a preparar —decía mirándolo fijo, por si estaba listo para arrepentirse.
Pero éste, contrario a sus dudas, asentía seguro.
De la pequeña mesa sacaba la botella de lubricante y un condón, este lo abría para colocarselo bajo la atenta mirada de Jungkook.
Luego dejaba el lubricante a un lado del azabache, sobre la cama y ponía ambas manos sobre sus pectorales para así ir bajando en cámara lenta, acariciando todo el torso del menor hasta llegar a su bóxer y quitarlo sin más espera.
Aquel chico estaba igual de necesitado y Seok Jin quería hacerlo sentir bien, lo único que le faltaba era que después de tener una buena follada el pequeño enloqueciera teniendo un pánico gay.
Dejando la prenda de lado, tomaba el lubricante y lo vertia en tres de sus dedos y un poco en su palma.
Jungkook lo miraba en silencio tragando duro cada dos por tres, ahora el mayor se abalanzaba a dejar besos húmedos en el abdomen del azabache, podría decirse que se volvió su parte favorita.
—Tus labios son tan suaves —exclamaba entre suspiros.
Seok Jin río y Jungkook se maldecia por haber dicho tal cursilería. Ahora los besos descendía y la gran mano de su profesor cubria su longitud, casi toda, con un suave apretón al mismo tiempo que dejaba un chupon en el glande y la cintura de Jungkook se arqueaba, levantando más su pelvis y pidiendo más de aquella atención.
Sin más preámbulo, el profesor se la metía entera en la boca para comenzar a chupar y ahogarse descaradamente con la polla de su estudiante.
—Ay, mierda...mierda —Jungkook estaba seguro de que le estaba dando la mejor mamada de su corta vida.
Los labios carnosos del profesor lo envolvían a la perfección, succionaba de forma brusca y lo soltaba para luego masajear y repetir.
Otras vez y otra vez, hasta que un dedo se abría paso en la entrada del menor.
—¡Joder...carajo! —exclamaba agarrándose con fuerza de las sábanas.
«Que porquería de sensación», pensaba al principio, pero no se oponía ante aquella intromisión, el profesor lo hacía dulce, si, esa era la expresión correcta, era dulce y movía el dedo corazón con parsimonia y de a poco notaba como se relajaban las paredes del menor, mientras continuaba masturbandolo, sin cesar y también chupaba.
Se encontraba degustandolo sin tapujos, notaba como el azabache tenía los ojos cerrados y se mordía para reprimir ciertos gemidos.
Un segundo dedo insertado y no había perdido de vista las facciones de Jungkook quien ahora abría sus ojos en demasía.
—Ay, mierda —exclamaba, pero ya no se sentía tan incómodo.
El dolor permanecía, pero iba disminuyendo, Seok Jin comenzaba a hacer tijeras dentro del menor para dilatarlo más rápido.
Se estaba muriendo por estar dentro de él, pero no sería brusco, no al inicio.
Seguía chupando y seguía follándolo con sus dedos, Jungkook se removía cada vez más sobre la extremidades de su mano porque su entrada le estaba pidiendo más.
Después de unos segundos de buscar su punto dulce, lo encontraba.
—¡Dios! —decía el menor al sentir aquella nueva sensación de placer—. ¡Wow, dios!
—Deja a Dios fuera de esto —replicaba socarron el profesor quien ahora solo masajeaba su erección, pero toda su atención estaba en el culo de Jungkook—. ¿Te gusta?
—Me encanta, me encanta — sollozaba ahora moviendo más sus caderas, era muy bueno para moverse y que los dedos sigan tocando ese punto dulce.
—Se nota que te encanta —ahora quitaba sus dedos.
Jungkook había hecho un puchero ante la sensación vacía que tenía ahora. Se mordió el labio viendo cómo Seok Jin abría sus piernas y levantando apenas su pelvis se acomodaba en su entrada.
Un pequeño empujoncito, que fue fácil gracias al lubricante.
—¡Eso no son tus dedos, eso es más grande que tus dedos! —decía Jungkook apenas empujándolo.
—Mierda ¿quieres que me detenga? —decía con algo de frustración, ya estaba ahí.
Solo debía seguir empujando más y así lo hacía.
—Joder, joder —Jungkook habia quitado su mano del abdomen del mayor para sostenerse de las sábanas.
No, no le pondría un parate.
—Buen chico, relajate —exclamaba empujando más de la mitad de su falo.
—Mmm.... —el azabache se mordía para no maldecir, un poco más y toda la longitud de Seokjin se encontraba dentro de Jungkook. El menor largaba un suspiro y añadia—. Follame.
El profesor levantaba las piernas del azabache poniéndola sobre sus hombros y comenzaba a embestirlo.
—Aah, Ash...joder —Jungkook gemía bajito. Seok Jin continuaba con embestidas tranquilas, conteniendose a sí mismo para dilatarlo aún más.
—Mmm...mierda, no puedo...n-no lo puedo creer —decía entre gemidos roncos.
Las embestidas comenzaba a ser más rápidas, y el azabache había notado como dolía menos cuando éste aceleraba la penetración.
—Más rápido, más rápido —rogaba entre susurros.
—Hecho —replicaba el mayor.
Seok Jin comenzaba a penetrarlo, más rápido, más duro y Jungkook comenzaba a delirar con ojos aguados ante aquella experiencia que estaba viviendo.
—Si, si —sentía cada vez a más placer y le encantaba el sonido que ambos cuerpos desprendían cuando los muslos de Seokjin golpeaban contra él.
—Apretado, joder...que placer —decía ronco.
Aquel estudiante en el cual no había podido dejar de pensar y hasta había sido dueño de algún que otro sueño húmedo, lo tenía debajo de su cuerpo, sudado y gimiendo por el placer que éste sentía al ser follado por él.
Seok Jin lo embestia con más y más pasión, más ganas, sonidos roncos por parte de él, gemidos placenteros por parte del menor, que era dueño de esa voz tan dulce que a él le encantaba.
—Me encant-...¡aaah! —un grito placentero y desgarrador salía de la garganta del menor cuando la polla del profesor encontraba su punto dulce—. ¡Ay, joder, joder!.
Jungkook estaba delirando del placer, veía borrosa la imagen de su profesor, así que limpiaba las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.
Cierto cansancio se estaba presentando en Seok Jin, así que había decidido bajar las piernas del menor y recostarse más encima para así también, hacer más profunda la penetración.
Sus codos descansaban a un lado de Jungkook quien inconcientemente ahora se encontraba abrazándolo con fuerza y sus piernas lo rodeaban para así sentirlo mejor.
—Bésame —rogaba entre jadeos el menor.
Seok Jin obedecía, como no hacerlo, aquel jóven era una delicia que quería disfrutar como si fuera la última vez.
Y es que, así sería.
No podía repetirse, no debía repetirse, la frustración se apoderaba de Seok Jin quién ahora embestia con furia al menor y lo besaba y mordía con rabia.
—Me encantas, maldita sea —exclamaba y Jungkook se sentía extasiado, al punto que un calor comenzaba acumularse en su bajo vientre.
El clímax vendría en cualquier momento.
—¿Que? —preguntaba sabiendo lo que aquella frase le había provocado.
—Me en-encantas —dos embestidas más y Seokjin sentía como las paredes musculares de Jungkook apretaban su polla y se corría como los mejores.
Toda su esencia derramada, ni siquiera se había tocado, la sensación viajaba por todo su cuerpo, era increíble, el mejor orgasmo que había experimentado y ahora se dejaba sucumbir bajo los espasmos que atacaban su anatomía.
—Ay, joder....dilo otra vez —decía sobreestimulado.
Y es que ahora el profesor buscaba el suyo propio. Embisitiendolo una y otra vez, hasta que sorpresivamente Jungkook lo tomaba para besarlo apasionadamente y morderlo, más que nada, morder ese carnoso labio, provocando cierto dolor, dolor que había estimulado al profesor para terminar de correrse.
—Aaah...joder, Jungkook —decía ahora con una última embestida, para entregarse a los espasmos de aquel orgasmo tan deseado y buscado.
Finalmente salía cayendo encima de éste.
Jungkook continuaba abrazándolo, le importaba poco parecer un adolescente enamorado. Él solo quería seguir abrazándolo, el mayor se dejó y así estuvieron un rato para calmar su respiración.
—¿Jungkook? —preguntaba Seok Jin. Había notado que el abrazo había aflojado así que se levantaba para ver al menor dormir plácidamente.
Una sonrisa se dibujaba en su rostro, ahora salía de encima, para dirigirse al baño y darse una ducha, solo así podría dormir después de tal actividad.
Al día siguiente, una suave melodía de piano acompañada por una dulce voz, se hacía presente llenando los oidos del menor.
Éste había despertado con una sonrisa natural en su rostro, recordando lo que finalmente había pasado entre él y su profesor quién ahora se encontraba cantando una canción desconocida para él, pero que sonaba hermosa con su voz.
Bueno, fallé miserablemente intentando cambiar el pitch para que sonara similar a Seokjin.
Matenme, que tal ese lemon en esta historia?.
Les amuuu
Con amor, niñita Nany 💜
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