BEGIN
El jóven se encontraba perdido y algo petrificado en el asiento trasero del auto de sus padres, miraba por dentro a través de la ventanilla la cantidad de jóvenes que había en ese lugar, tenía su boca semi abierta y tenía la misma posición hacía más de cinco minutos.
—¿Bajarás del auto o seguirás viéndolos desde aquí dentro? —preguntaba su padre divertido—. Te va a entrar una mosca en la boca, Jungkook.
El susodicho parpadea y tragaba duro al notar que se le había secado la garganta por tener la boca tan abierta.
—¿Eh? —exclamaba mirando a su padre.
—Es hora de que corras libre —decia su mamá palmeando su rodilla desde el asiento delantero del copiloto—. Vamos.
Fue la primera en salir seguida por su esposo y sin esperar un segundo más, abría la puerta para que Jungkook saliera finalmente y de una vez de aquel auto.
El menor sonreía nervioso tomando la mochila negra que tenía a su lado. El día estaba hermoso, el sol irradiaba esos cálidos rayos que se entremezclaban con la suave brisa haciendo un clima exquisito.
El outfit "total black" de Jungkook en un día soleado llamaba mucho la atención para chicos y chicas que pasaban frente a él.
—Tu valija —exclamaba su padre sacándolo nuevamente de sus pensamientos.
Ésta tenía ruedas y era inmensa, tenía lo más importante luego sus padres le traerian más ropa si él lo veía necesario. Jungkook hacia una reverencia a su padre por la acción.
Sus manos sudaban así que las secaba contra la tela de su camiseta extra large.
—Tranquilo, lo harás bien —exclamaba su madre con esa mirada y sonrisa tan dulces, sacudía y acomodaba su camiseta y quitaba algunos cabellos rebeldes que el jóven tenía en su rostro.
—Mamá —la reprendia de manera dulce arrastando la palabra.
—Ha-neul, lo avergüenzas —decia su marido divertido.
Todos dibujaban una sonrisa en su rostro, el menor incluído. Luego suspiraba sonoramente lanzadose sobre su pequeña madre que era una cabeza y media más pequeña.
—Prometo no defraudarte —susurraba el jóven en su oído.
—Prometeme no defraudarte a ti mismo —respondía ésta de vuelta.
Luego de unos segundos se soltaban y como toda madre, Ha-neul acariciaba el rostro de su hijo, ya no lo vería tan seguido como antes y eso le dolía, solo un poco.
Luego de unos segundos permitía que el jóven se despidiera de su padre, éste era más rígido y no tan demostrativo como su esposa, pero de igual manera abrazaba a su hijo menor un tiempo casi fugaz a comparación de su compañera.
—No te metas en líos ni andes tanto de fiesta —decia éste.
Casi parecía que sus ojos se cristalizaban, pero se reponía rápidamente. Jungkook les sonrió una última vez y se abrió paso sacando un papel donde le daba los detalles de su habitación. El campus de la universidad era más inmenso de lo que se veía en el sitio web.
Caminaba con pasos inseguros preguntando con cierta timidez a los extraños donde quedaba su habitación, amablemente lo habían guiado ya que un jóven estaba en el mismo piso que él, apartado a un par de habitaciones.
—Las 510 queda al final del pasillo, suerte —decia el jóven metiéndose a la suya propia.
Por dios, era un caos, como todo comienzo, había gritos de emoción, veía algún que otro perdido como él, hasta que finalmente había llegado a la habitación que estaría casi todo un año.
Abriendo la puerta con timidez observaba todo lo que cabía en su campo visual, no había nadie, solo él.
«¿Siquiera tendré compañero?» se preguntaba.
Sin perder más tiempo acomodaba su mochila en la cama que quedaba bajo el gran ventanal, la habitación tenía dos camas que poseían dos cajones debajo, dos escritorios, un baño y un ropero que claramente iba a tener que compartir, si es que tenía compañero.
Luego de mirar todo muy por arriba, decidía tirarse encima de ésta, cerrar sus ojos y sonreír ante lo que estaba por comenzar.
Lo había logrado, había llegado hasta la universidad que se había propuesto, tenía una beca que seria de gran ayuda, se encontraría experimentando la vida de un universitario que tenía en claro su futuro o al menos parte de él.
El jóven puso sus brazos detrás de su nuca y cruzó un pie encima del otro mientras estaba recostado para comenzar a relajarse.
—¡¿Qué ondaaaa?!
—¡¿Eh?! —el menor saltaba de la cama con su pulso acelerado y una mano en su pecho.
—¡¿Tú serás mi compañero de cuarto?! —un joven como de su estatura, delgado y de cabellos verdes entraba acelerado y desinteresado en esconder su excitación ante el momento.
—E-eso creo...por dios ¿Puedes dejar de gritar? —exclamaba Jungkook, sus ojos estaban demasiado abiertos y estaba intentando recobrar el aliento luego de tal susto que se había llevado.
El chico de pelos verdes azotaba la puerta con verdadera emoción y añadia—. ¡¡Libertad, hermano, libertad!! —se acercaba a Jungkook sacudiendolo por sus hombros.
—O-o-ok si, liberta-a-ad—repetía éste con voz temblorosa ante las sacudidas de su compañero—. ¿Pue-de-es por favor...?
—Oh, lo siento —lo soltaba repentinamente—. Estoy muy emocionado ¿Tu serás mi compañero, cierto?
—Eso creo —decía sorprendido.
—Oh, ponte de pie, ponte de pie —el enloquecido jóven de pelos verdes lo ayudaba a levantarse y luego extendía su mano—. Me presentaré, soy Go Tae-seob, pero puedes decirme Holland.
Le regalaba un guiño y le hacía seña de que estrechará su mano, así lo hacía algo atónito aún ante la entrada del tal Holland.
—Soy Jungkook, Jeon Jungkook —repetía forzando una sonrisa incómoda.
—¡Pues venga ese abrazo, Kookie! —Holland tiraba de la mano de su compañero para envolverlo en un cálido y abrupto abrazo—. Estaremos juntos casi todo un año, que gusto, te ves agradable —exclamaba palmeando la espalda.
—Gracias —respondía Jungkook algo incómodo ante el abrazo de un extraño que recién conocía—. También pareces agradable.
Éste lo soltaba y añadia—. No parezco, lo soy.
Finalmente se alejaba y se tiraba con toda la energía a la que sería su cama, moviendo sus brazos como si estuviera en la nieve haciendo figuras de angelitos.
«Si, parece agradable», pensaba ladeando su cabeza al verlo.
No se había equivocado, Holland era hiperactivo, pero irradiaba una energía positiva que a Jungkook le resultaba graciosa.
Con la ayuda de alguien más con él ahora, comenzaba a revisar la habitación y sin perder más tiempo comenzaban a acomodar su ropa en los cajones debajo de su cama.
—¿Qué carrera elegiste? —preguntaba Holland doblando sus remeras.
—Académico instructor de música ¿y tú? —preguntaba con el mismo interés.
—Licenciatura en Música Cinematográfica —respondía con una sonrisa.
—Bien, si yo no me voy y tú no te vas, tendremos de cuatro a cinco años para soportarnos —decía divertido y Holland asentía entre carcajadas.
Luego de conocerse y hablar sobre sus gustos, ambos quisieron ir a comer y así recorrer el campus.
—Es increíble ¿no? —preguntaba Holland embobado con su alrededor—. Y cuanta carne fresca —añadía viendo un grupo de cinco chicos haciendo skateboard.
Jungkook se había parado en seco cuando había notado a su compañero babearse con este grupo de chicos frente a ellos.
Holland volteaba a verlo algo confundido y con su entrecejo fruncido—. ¿Qué tienes? —preguntaba.
—¿Eres gay? —decía el menor sin dar vueltas.
—Si ¿te molesta? —preguntaba con cierta diversión en su voz.
—No, no —negaba rápidamente.
—Genial, porque no eres mi tipo, vamos a comer que mi estómago está gritando —decia tomando a Jungkook por los hombros.
—Oye, soy el tipo de todos —replicaba haciéndose el ofendido.
—Seguro, Kookie, seguro.—respondía Holland sacando su móvil que sonaba con una llamada entrante—. Oh, aguarda —decia con su dedo índice—. ¡Chery!.
El jóven de pelo verde se alejaba para hablar por teléfono mientras que Jungkook revisaba el suyo, chistoso, no tenía nada que ver, excepto Instagram y los famosos que seguía, amistades casi no le quedaban, en la familia todos estaban sanos y salvos.
Miraba a su alrededor y todos estaban igual de excitados que Holland, parecía ser el único que estaba manteniendo más o menos la calma.
—¡Vamos! Chery nos espera —decía su compañero.
—¿Quién es Chery? —preguntaba siguiendo a toda velocidad al chico de pelo verde.
—Mi amiga, también estudiará aquí este año, ya nos apartó una mesa —decia codeando al menor.
Una vez en el patio de comidas, ambos compraban su almuerzo y se abrían paso hacia la mesa de la tal Chery.
—¡Holland! —una chica de cabello rosa pastel sacudía sus brazos a la distancia intentando llamar la atención del chico de cabello verde.
—¡Allí está, vamos! —le decía al menor quién lo seguía.
No tenía a dónde ir, él no tenía amigos, no conocía a nadie, así que simplemente andaría detrás de Holland hasta que no pudiera soportarlo más.
—Jungkook Chery, Chery Jungkook —los jóvenes se brindaban una reverencia y luego ésta tomaba la palabra.
—Ella es Jae —la otra jóven de cabello negro hacia una reverencia a ambos.
Ese fue el tiempo exacto en el que cuatro personas comenzaban un vínculo que se fortalecería cada vez más con el tiempo.
Al día siguiente después de las primeras clases, los cuatro se encontraban desayunando.
—¿Como fue la primera hora? —preguntaba Chery.
Los jóvenes habían cruzado miradas.
—Teniamos la misma clase y llegamos treinta minutos tarde porque nos habíamos perdido —decía Holland detonando vergüenza en su tono de voz.
—Me paso igual —agregaba Jae—. Pero bueno, no fuimos los únicos, les habrá pasado a muchos
—Eso espero, esto recién empieza y ya me estrese con todo lo que nos dieron —exclamaba un Jungkook ansioso.
—¿Quién les toca ahora? —preguntaba Chery.
Los tres revisaron nuevamente su itinerario con preocupación y confusión.
—Técnica en sonido y grabación I, salon 124 —respondía Jae—. Profesor: Han Don Kyung —arrugaba su entrecejo—. No sé cómo será, pero se me hace viejo, gordo y calvo.
Todos estallaban en carcajadas por el comentario de la chica.
—¿Holland? —insistia Chery.
—Montaje y Edición I con Lee Soo Mi, salón 333 —asentía para si mismo intentando recordar donde quedaba ese salón.
Luego los tres voltearon a ver a Jungkook quien seguía viendo su itinerario y acomodando otros papeles.
—Yo tengo...a ver —revisaba el horario, salón y materia—. El salón es el 526, es musica instrumental con... —su dedo índice seguía el largo guión que unía el salón con la materia y al final el nombre del profesor—, Kim Seok Jin
—Oh por dios —decía Chery con su boca abierta de par en par, de hecho ella y Holland se miraban sorprendidos.
—¿Te toca Kim Seok Jin el primer día? —preguntaba Holland con voz dulce.
—¿Lo conocen? —preguntaba sorprendido.
—Quien no lo conoce —respondía Chery ahogando risitas histéricas.
—Yo no —añadia Jae.
—Yo si, bueno, no exactamente —respondía Holland.
—¿Quién es él? ¿Es malo? —preguntaba confundido el menor.
—¿Malo? Por dios ese hombre es un sueño —respondía Chery tirando su cabeza hacía atrás como colegiala enamorada—. Yo no lo tengo hasta el Jueves y tú comienzas la semana con él, te envidio
—¿Tan bueno está? —preguntaba Jae—. ¿Cómo sabes de él igual?
—Mi hermana lo tuvo el año pasado, todas terminan enamoradas de él —respondía comiendo un bocado de gelatina de frutilla—. Es uno de los profesores más jóvenes y todos los que estuvieron con él siempre terminan inspirados por sus palabras y la forma en que ayuda a sus alumnos
—Y la que le cuelga entre las piernas —decía Holland besando la yema de sus dedos como si Seok Jin fuera uno de los mejores manjares a degustar.
—¿Tanto? —preguntaba Jungkook con su entrecejo fruncido.
—Si, tanto —replicaba Holland—. Te envidio, a mí me toca recién el viernes, pero valdrá la pena esperar —sonreía seductor.
—¿Y tú cómo lo conoces? —preguntaba el jóven.
—Chery me mostró su foto el año pasado, rogabamos porque siguiera este año para tenerlo —sobaban sus manos con sonrisas maliciosas, como si hubieran planeado secuestrarlo o algo similar.
—Ustedes parecen obsesionados—decía Jae—. A ver quiero ver esa foto
—No la tengo, la borré —decía con un puchero—. Pero una vez que tenga confianza lo seguiré en Instagram
—Same, my friend —respondía Holland.
Jungkook los miraba rodando sus ojos ante la actitud de sus compañeros—. Seguramente exageran
—No, no —Holland volteaba su cuerpo en dirección al menor—. Poco más alto que tú, pelo negro, ojos rasgados cual gato salvaje de color café, hombros anchos y cintura fina ¡y sus labiooos! —gritaba el peliverde como si estuviera teniendo un orgasmo.
—¡Oye, no grites así! —Jungkook lo golpeaba.
—Relajate Kookie, hasta los heterosexuales están muertos de amor por él y todos quieren morder esos labios regordetes que se carga adornando esa carita angelical —respondía Holland.
Jungkook levantaba sus cejas con desdén—. Como sea, quería saber si era malo o agradable, no si estaba bueno para follarlo —respondía.
—¡Oh, lo está, si, si definitivamente! —decia divertida Chery.
Jungkook y Jae se miraban descreidos ante la actitud de animal en celo que estos dos habían tomado al hablar del famoso Kim Seok Jin.
Jungkook daba vueltas y vueltas hasta que el salón brillaba frente a él con el número 523, estaba llegando con cinco minutos de antelación.
Al entrar notaba que la clase estaba llena, realmente llena, quedaban unos lugares libres en frente.
«Mierda» pensaba, otra clase y debía de estar adelante de todo por llegar—casi—tarde.
Todos aparcaban los asientos del fondo con rapidez, debía ser más rápido el día siguiente si quería evitar quedar en frente.
Sacando su cuaderno de apuntes, se acomodaba y ponía en silencio su móvil que no paraba de recibir mensajes al grupo que habían hecho el día anterior con Holland, Chery y Jae.
«Increible», pensaba riendo para sí.
Por la puerta entraba ese joven de 1,79 cm de alto, hombros anchos, llevaba camisa blanca, pantalón negro de vestir y un saco gris claro que luego depositaba en su silla y dejaba notar aún más su espalda ancha y cintura fina, su cabello negro caía sobre su frente y sus lentes le daban un porte tan adorable y etéreo.
—Es hermoso, por dios —murmuraban las chicas detrás de Jungkook robándole una sonrisa.
Él negaba con su cabeza mirando su cuaderno, no lo había visto mucho, se sentía incómodo por todas las palabras de Chery y Holland minutos antes de su clase.
—Soy Kim Seok Jin, Jin —exclamaba con su voz gruesa—. Tendrán que soportarme como su profesor.
Casi media clase de risitas femeninas inundaban el aula haciendo que Jungkook girará a ver a medio salón caer bajo el encanto de su profesor.
Cuando volvía a mirar al frente sus ojos se habían encontrado de manera fugaz con los del profesor Kim.
Jungkook se removió nervioso en su silla al recordar los halagos hacia los labios de éste por parte de sus compañeros, si eran carnosos y rojos, resaltaban por encima de la palidez de su rostro.
El profesor se relamia sus labios sacando sus papeles y por un momento Jungkook se había remontado a sus catorce años cuando su vecino Byung de diecisiete le enseñaba matemáticas mediante clases particulares.
Realmente había desarrollado un enamoramiento fuerte por su vecino, pero jamás había dicho nada, callando aquel deseo y curiosidad pese a que había sentido cierta conexión con el jóven.
Ahora después de tanto, sentía esa extraña curiosidad nuevamente, el profesor Kim era extremadamente atractivo para él.
Apareció el profesor Kim.
No aman a Holland? Es re cute como mejor amigo.
Gracias por los 400 seguidores bebés 🥰
Con amor, niñita Nany 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro