jeon wonwoo
"if you get a minute, call me back
i'm so lonely and you're the only one that knows me"
-call me back
Sintió un escalofrío cuando una sombra desconocida apareció frente a él. Un chico, quizá cercano a su edad, le sonreía a Seungkwan.
—¿Te importa si me siento aquí? —preguntó el extraño jalando la silla vacía frente a la mesa en la que Seungkwan se encontraba.
En ese momento notó el gafete del contrario, debía de ser uno de los barristas de la cafetería.
—Adelante —le dijo Seungkwan, tomando un largo trago de su café helado.
El chico le sonrió.
—Soy Moonbin.
—Lo deduje al leer tu gafete —respondió Seungkwan, sinceramente no se encontraba demasiado animado como para desear conocer a alguien nuevo, menos ahora que acababa de regresar a su natal Corea después de un tiempo estudiando en el extranjero.
Moonbin rascó su nuca nervioso.
—¿Eres nuevo por aquí? Jamás te había visto.
Seungkwan inevitablemente rodó sus ojos, el chico no parecía muy listo para ser sincero.
—¿Tú qué crees? —respondió Seungkwan irónico.
La campanilla del local sonó, dando aviso de la llegada de potenciales clientes. Moonbin volteó hacia la puerta y regresó su mirada a Seungkwan casi de inmediato.
—¿Cuál es tu nombre?
Seungkwan podía escuchar risas y a un par de personas hablando demasiado fuerte unas mesas más atrás, seguramente solo eran los clientes recién llegados que debían ser adolescentes molestos o algo así.
Volteó rápidamente tratando de lanzarles una mirada de advertencia y bajar un poco el intenso volumen de sus voces molestas.
Entonces lo vio y su corazón retumbó dolorosamente en su pecho por un momento.
Jeon Wonwoo ya lo miraba fijamente cuando sus ojos lo encontraron, se mantenía callado y con los brazos cruzados sobre su pecho al rededor del par de chicos bulliciosos. Regresó su atención a Moonbin en tiempo récord, ignorando a su tonto corazón latiendo desenfrenado y el recuerdo de los fríos ojos de Wonwoo sobre él.
—¿Qué? —preguntó perdido por completo.
Pudo ver a Moonbin soltar una risita.
—Preguntaba si podía saber tu nombre.
—Seungkwan —respondió la voz de Wonwoo detrás de él. ¿Qué tan rapido tenía que haberse levantado para llegar ahí?—. Se llama Boo Seungkwan.
Tragó duro cuando Wonwoo se posicionó a un lado de Moonbin, justamente frente a él, con su usual chaqueta de cuero y pantalones negros.
—Oh, es un bonito nombre —aseguró Moonbin, pasando su vista desde Seungkwan hasta el recién llegado y viceversa—. ¿Ustedes ya se conocen?
—No —se apresuró a responder.
—Si —dijo Wonwoo a la vez —. Es mi novio.
Seungkwan juntó sus cejas, sus mejillas infladas enrojeciendo a la vez que su pulso se aceleraba.
—Exnovio —aclaró.
Moonbin se encogió en su asiento cuando Wonwoo dejó escapar una respiración demasiado pesada y su lengua empujó con fuerza dentro de su mejilla con enojo.
—Lárgate —ordenó a Moonbin sin siquiera mirarlo, quien obedientemente desapareció en un segundo.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó Seungkwan medio enfadado—. Eso fue muy grosero.
—Ah, ¿así que ya aprendiste modales? —se burló Wonwoo, tomando asiento en la silla que Moonbin había abandonado.
Seungkwan desvió su mirada y tamborileó sus dedos en su taza de café, no podía soportar ver a Jeon Wonwoo por un segundo más.
—¿Qué, no me vas a hablar? —la voz de Wonwoo sonaba molesta.
—¿Debería? —Seungkwan se atrevió a mirar directo a los ojos obscuros que lo quemaban desde dentro.
—Creí que serías un poco más amigable después de que volvieras.
—¿Por qué tendría que serlo? Solo somos exnovios.
Las cejas de Wonwoo se encontraron en una mirada furiosa.
—¿Quieres dejar de decir eso? —advirtió Wonwoo tan alto como para que incluso sus amigos sentados mesas más atrás lo escucharan—. No somos exnovios porque fuiste un idiota que ni siquiera tuvo la decencia de terminar conmigo antes de largarse.
La garganta de Seungkwan se cerró ante la declaración. Bueno, el chico definitivamente tenía un punto.
—No te debo explicaciones —mintió, porque incluso él sabía lo patéticamente cobarde que había sido al no tener el valor de romperle el corazón a Wonwoo al decirse que se iría.
—Me debes todas las explicaciones del mundo —contradijo Wonwoo, levantándose de su asiento y golpeando la mesa con la palma de su mano.
Seungkwan se mordió el labio, de pronto sus ojos picaban y su vista se volvía borrosa.
Moonbin se acercó a la mesa apenado. Antes de que abriera la boca para seguramente pedirles marcharse Seungkwan se levantó también de su silla y negó en su dirección.
—No hace falta —dijo—, estaba a punto de irme.
Lamentó no haber podido terminar su café, pero lo único que deseaba era irse de ahí y no volver a verle la cara a Wonwoo en la vida. Tenía razón, Seungkwan le debía tanto a Wonwoo que no soportaba el sentimiento de traición que lo carcomía desde dentro.
Se apresuró a salir de la cafetería y sorbió su nariz. Caminó al paso más rápido que sus piernas le permitían y, a pesar de eso, fue encontrado rápido por los brazos de Wonwoo que lo llevaron hasta un callejón.
—Imbécil —gruñó Seungkwan enfadado, su nariz estaba roja y sus ojos seguían llorosos.
—No me digas imbécil —le advirtió Wonwoo—. Por una vez en tu vida compórtate como un adulto y no hagas berrinches cuando algo no sale como tú quieres.
Seungkwan se deshizo del agarre de inmediato, con completa indignación.
—Te voy a decir como me de la gana. ¿Qué te hace pensar que seguirme y acorralarme en un callejón me va a intimidar?
Wonwoo rió sin gracia.
—¿Quién dice que te quiero intimidar? Solamente quiero explicaciones, Seungkwan.
Seungkwan desvió su mirada. El color de sus zapatos de pronto parecía ser realmente interesante.
—No hay explicaciones.
Wonwoo suspiró pesado y pasó una de sus manos por su cabello sedoso, peinándolo hacia atrás antes de que rebeldes mechones volvieran a tapar su frente.
—No te estoy pidiendo nada. De hecho jamás te pedí nada —recordó Wonwoo—. Incluso si me hubieras dicho que te irías no te habría pedido quedarte.
Seungkwan mordió su labio un poco fuerte. Wonwoo tenía razón en odiarlo y echarle en cara lo patéticamente tonto que había sido en el pasado.
—No quería lastimarte.
Wonwoo rodó sus ojos, se comenzaba a molestar y Seungkwan podía escuchar como su respiración se volvía más pesada con cada segundo.
—No me tomes por idiota.
Tomó toda la fuerza de voluntad de Seungkwan volver a levantar su cabeza y encontrar los ojos de Wonwoo ardiendo en ira.
—Estoy hablando en serio.
Wonwoo suspiró y cerró sus ojos por un segundo. Negó para él mismo y sus cejas se juntaron en su entrecejo.
—¿Creíste que irte sin darme explicaciones me lastimaría menos que romper conmigo? —preguntó incrédulo mientras sobaba el puente de su nariz.
Seungkwan dio un paso hacia atrás y su espalda chocó con la sucia pared de ladrillos detrás de él. De pronto en realidad se sentía como una presa acorralada esperando por su trágico final.
—Sé que no fue la decisión más inteligente, pero realmente mi juicio se nublaba cuando pensaba en ti.
Wonwoo se acercó tanto a él que Seungkwan no pudo evitar pensar que lo golpearía, realmente si decidía hacerlo no podía culparlo; lo tenía bien merecido. Cerró los ojos con fuerza y giró levemente la cabeza, mostrando su mejilla.
A diferencia de lo que creyó que pasaría, Wonwoo apresó su mandíbula entre sus dedos, un poco demasiado fuerte, pero Seungkwan no se iba a quejar.
Wonwoo respiraba entrecortado. Seungkwan se sentía acorralado por el hombre frente a él y no podía decir que la sensación de sumisión le desagradara.
—¿Vas a golpearme?
Un músculo saltó cuando Wonwoo tensó la mandíbula con fuerza.
—Voy a besarte —advirtió para sorpresa de Seungkwan.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que el mayor atacara la boca de Seungkwan. Wonwoo era demandante contra él y mantenía la presión en su mandíbula. Seungkwan suspiró en el beso, succionando la lengua de Wonwoo y soltando un jadeo cuando su labio inferior fue mordido bruscamente.
—Estamos en medio de... —Seungkwan dejó la oración sin terminar cuando la mano de Wonwoo se situó sobre su erección y apretó donde sus pantalones lo cubrían, masajeando con suficiente fuerza como para que Seungkwan se deshiciera en un gemido que trató de callar.
—Eres un idiota si pensaste que te dejaría ir como si nada después de dejarme así —dijo Wonwoo, levantando el rostro de Seungkwan y obligándolo a a mirarlo a los ojos—. De rodillas —le ordenó.
Seungkwan tragó en seco, sintiendo su estómago burbujear con ansias. Estaban en un lugar público, cualquiera podía pasar por el callejón y encontrarlos; y aún así Wonwoo le exigía una mamada.
A pesar de todo, Seungkwan no protestó mientras Wonwoo lo empujaba hacia abajo. Sus rodillas pronto llegaron al suelo y supo que su pantalón quedaría raspado gracias al asfalto.
Wonwoo no tuvo que decirle nada para que Seungkwan supiera que hacer. Desabrochó la cremallera de Wonwoo y sacó su pene, que estaba tan rígido que rebotó sobre el estómago de Wonwoo antes de apuntar directamente a Seungkwan.
Wonwoo acarició los cabellos de Seungkwan, mirando hacia abajo, antes de sujetar un mechón con rudeza y dirigir la boca húmeda y caliente de Seungkwan hasta su erección goteante de líquido preseminal.
Seungkwan advirtió el empuje, sosteniéndose de los fuertes muslos de Wonwoo por un segundo, tratando de regular su respiración. Abrió sus labios sobre el glande rosado y chupó la punta, sintiendo los dedos de Wonwoo aferrarse con más presión sobre su cuero cabelludo. Tomó el gemido entrecortado de Wonwoo como una invitación y engulló todo lo que cabía del pene de Wonwoo en su boca, succionó un poco y permitió que una de sus manos abandonara el muslo de Wonwoo para pasearse con libertad entre sus testículos, duros por la excitación del mayor.
—Seguro te morías por tener mi pene en tu boca, ¿no es así? —se burló Wonwoo encontrando un espacio entre sus jadeos como para permitirse hablar—. ¿No me extrañaste?
Seungkwan succionó con más ansias, Wonwoo no pudo descifrar si se trataba de una afirmación o de un castigo por sus palabras; para ser sincero no le importaba. Seungkwan no se había separado ni una sola vez para tomar aire, así que Wonwoo se tomó la libertad de mover sus caderas y embestir contra su boca un par de veces antes de sentir que sus piernas flaqueaban ante el masaje que Seungkwan seguía dándole en sus testículos.
Seungkwan sintió sus ojos escocer, el pene de Wonwoo lo ahogaba y no creía que existiera mejor sensación de sofocación que esa. No podía evitar concentrarse en el obsceno ruido que estaba causando, sumándose a los débiles gemidos que Wonwoo dejaba escapar. Wonwoo estaba gimiendo por él, como antes; la realización hizo a sus mejillas arder en carmín por la emoción y la excitación. Wonwoo no podía odiarlo si su pene estaba metido en su boca, ¿o si?
—Wonu —chilló Seungkwan en cuanto Wonwoo lo dejó respirar un segundo.
—Hmm —murmuró Wonwoo, alentándolo a continuar.
—Lo lamento.
Wonwoo se tensó. Su pene erguido seguía empujándose ligeramente contra los labios hinchados y mojados de Seungkwan, y de pronto tuvo el deseo de verlos chorreando de su semen.
Seungkwan vaciló. Después de tanto tiempo no podía diferenciar los silencios de Wonwoo, mucho menos en medio de un momento tan acalorado como en el que estaban.
—Quiero correrme en tu boca —dijo en cambio, tirando del cabello de Seungkwan para mirar su rostro enrojecido y avergonzado.
Seungkwan dio una lamida en la punta del pene de Wonwoo antes de apresarlo en su boca una vez más. Cuando se separó sus labios estaban manchados de blanco y Wonwoo pudo ver cómo tragaba todo el semen de su corrida.
Wonwoo soltó el cabello sedoso que mantenía entre sus dedos y dejó que su cabeza cayera un poco hacia atrás, manteniendo sus ojos fijos en el cielo nublado y sintiendo su corazón martillar con fuerza dentro de su pecho.
Seungkwan acarició el pene sensible de Wonwoo, volviéndose flácido, y volvió a guardarlo en sus pantalones antes de levantarse del piso. De nuevo quedó entre la pared y el cuerpo de Wonwoo, pero esta vez el ambiente entre ellos se había aligerado lo suficiente. Su propio pene aún palpitaba dentro de su ropa exigiendo atención, pero Seungkwan lo ignoró.
—¿Esto significa que ya no estás enojado?
Wonwoo lo miró con media sonrisa en el rostro, su respiración agitada y sus mejillas rosadas hacían a Seungkwan querer besarlo de nuevo, así que lo hizo, dejando que Wonwoo probara su propio sabor dentro de su cavidad bucal.
—No me vas a convencer con solo una mamada, cariño. Aún me debes muchas explicaciones.
Seungkwan sonrió ante el tierno apodo.
—Ya volví, ¿no es así? Tengo todo el tiempo del mundo para pedirte perdón.
Wonwoo negó con gracia. Suspiró sobre el aliento de Seungkwan y lo besó una vez más.
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