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🥀XI

Me duele todo y eso me afecta y a cada uno de mis cinco sentidos.

No puedo moverme, tampoco respirar muy hondo porque eso me duele, mi vista está borrosa por las lágrimas lo cual me impide ver donde estoy, siento mi lengua dormida y aunque muerdo mi mejilla por dentro, no siento nada.

Mis dedos hormiguean y aparecen lad punzadas si siquiera pienso en moverlos, así que me quedo lo más quieta que se me es posible y cierro los ojos, tratando de volver a dormir y de darle a mi espíritu más tiempo para curarme.

-Elaine, pequeña- oí una voz llamarme, pero mis ojos pesaban y de pronto el aroma a sangre se hizo presente.

Algo tocó mi barbilla y obligó a mi boca a abrirse.

-Cómela, primero muérdela hasta el cansancio, luego trágala y tomate tu tiempo pequeña, porque te traje cientos de estas flores y te harán bien.

Reconocí la voz de Uriah y obedecí, sabía lo que me estaba dando. Era la rosa deliciosa que me había dado la noche del incendio, él prometió que si la comía me traería muchas más.

-Eso es pequeña- lo oí decir cuando mastiqué y saboreé el gusto de la sangre pura.

Ahora lo reconocía, luego de beber de la humana, conocía ese líquido que volvía a la flor tan deliciosa, que le daba una apariencia perfecta, era sangre.

-Abre los ojos para mí, Elaine- pidió y con un poco menos de dolor los abrí.

Vi una mancha borrosa y Uriah se ocupó de limpiarme las lágrimas. Al verlo parado frente a mí, sin esposas y fuera de prisión suspiré, está aquí, no está en la celda, está conmigo.

-Uriah- las lágrimas volvieron, pero no se quedaron en mi ojos, se deslizaron por mis mejillas donde él las besó y limpió.

-¿Te duele mucho?- recargó su mano en mi cuello y la fue deslizando con cuidado hacia abajo donde chillé cuando me tocó en estómago.

Vi algo moverse muy rápido y cuando el dolor comenzó a menguar me di cuenta de que no estábamos solos, no, Marco estaba aquí y ahora tenía a Uriah contra una pared, lo tenía del cuello y le enseñaba sus colmillos.

Uriah parecía no verlo, sus ojos estaban en mí, no en él.

-Lo siento pequeña, creí que las flores te iban a hacer bien, debí darte más antes de si quiera intentar tocarte- dijo en mi mente y pude ver en sus ojos que era la verdad.

Miré hacia todos lados y encontré en una esquina las flores de las que él hablaba, no era una, eran muchas.

-Suéltalo- le pedí a Marco mientras más lágrimas se escapaban de mis ojos.

Él lo soltó, Uriah no se movió y Marco vino hacia mí.

-¿Te sigue pareciendo divertido el dolor?- ocupó el lugar de Uriah a mi lado y tomó sin ningún cuidado mi mano -¿Te sigue gustando esa adrenalina?-me enseñó sus colmillos y alzó mi mano acercándola a su boca.

-No- gruñó Uriah en advertencia -Ni se te ocurra- avanzó, pero Marco fingió no verlo, no oírlo, no saber que él estaba aquí.

-¿Te sigue gustando el veneno?- los ojos de Marco se volvieron más rojos.

-Basta- gruñó Uriah, sin embargo Marco no dejó de decir locuras:

-¿Te parece hermoso alimentarte de la forma en que lo haces?- cerró los ojos y abrió su boca, sus colmillos rozaron mis venas.

De mi boca salió un jadeo adolorido cuando me pinchó y grité cuando me mordió.

-No disfruto del placer carnal.

No te autorizo a amar-
a alguien más.

Oí esas voces, como si fueran recuerdos, recuerdos que había olvidado y que ahora regresaron, pero no sé identificar el tiempo en que ocurrieron, ni quienes fueron los que dijeron esaz palabras.

Gemí y sentí exactamente el momento en que Marco apartó su boca, no lo hizo por voluntad propia, Uriah lo había obligado y ahora él lo tenía tomado por el cuello.

Los roles se habían cambiado.

-Si estás aquí es porque ella aún tiene una mitad tuya, pero no rompas mi paciencia porque coseré el corazón por completo y te exiliaré de su cercanía para siempre.- le gruñó y lo soltó.

Marco le devolvió el gruñido y sin más caminó hacia la puerta, golpeó y Mak y Slow abrieron y lo esposaron.

Él giró a verme antes de salir y dijo:

-Regresa a mí...- las palabras de Marco fueron más profundas de lo que aparentaba con su voz, me llegaron más allá de mis oídos, de mi mente.

No es la primera vez que las decía y por alguna razón yo lo sabía.

-No le hagas caso, Elaine. La separación ya le está afectando, se está volviendo loco, así comienzan, dicen cosas sin sentido y luego se convierten en asesinos- Uriah sacudió la cabeza con pesar y atrajo una silla a mi lado, me tomó la mano proyectando la descarga por todo mi cuerpo y me besó.

Su beso me llevó a otro mundo y descubrí que ya estoy acostumbrada a él, que sé cómo besa, que me gusta como lo hace, la lujuria y la pasión con lo que lo hace y me encanta eso de él. Me encanta todo de él.

-Uriah- subí mi mano a su nuca y acaricié su cabello, tenía tantas ganas de que me toque, sentía que ya era el momento, quería dar mi primer siguiente paso.

-Te lastimaría- jadeó moviéndose y dejando besos sobre mi pulso -Y no quiero hacer eso.

Suspiró y envío su aliento caliente a mi cuello.

Cerré los ojos y asentí.

-¿Por qué nadie arrestó a Mak? Él me hizo daño, Uriah- le dije y recordé ese momento.

En aquel instante me sentía confundida, Mak me apretaba como si me estuviera exprimiendo, sentía mis órganos explotar dentro de mí, el dolor no me dejaba pensar y sólo podía gritar mientras él disfrutaba y me decía cosas las cuales no recuerdo porque ni siquiera le presté atención.

Mi mente, mi cuerpo, todo estaba sincronizado y quería de cualquier forma soltarme de él, alejarme de sus brazos, pedir ayuda, pero no pude y la situación se volvió negra demasiado pronto.

-Él te acusó de hacerte esto tú sola, hizo creer a todos que la presión por tener dos Saltein te estaba matando y Slow no lo contradijo, Elite mucho menos y yo no pude hacer nada, apenas hoy me dejaron salir de la celda y sólo para alimentarte- me explicó hablando entre dientes, el disgusto latente en cada fibra de su ser.

-Pero...

-Lo resolveremos, la única razón por la que no maté a Marco hace unos minutos es que él le hará puré el cerebro a Mak. Es cuestión de tiempo para que el tejido de su cerebro explote y lo deje sin vida y yo utilizaré mis dones para avisarle cuando su espíritu esté descansando y podamos tomar a Mak desprevenido.

-¿Lo matarán?- le pregunté asustada.

-No te preocupes por eso, no diremos nada y tú mi pequeña Ubiytsa debes reponerte para estar lista cuando te enseñe cómo se siente experimentar el mayor placer de la vida- su semblante se ablandó y me dio otro beso.

-Uriah- apreté su mano, no quería que se fuera y sus palabras me sonaron a eso.

A despedida.

-Dime, mis oídos siempre están escuchándote- acarició el dorso de mi mano con su pulgar y la llevó a sus labios.

-Mak me mostró algo, él dijo que era un recuerdo de Kram- le expliqué y su entrecejo se frunció.

-Continua- pidió, sus labios rozaron mis dedos.

-Kram y Elite tenían una relación, en los recuerdos que Mak me enseñó ella estaba sobre sus piernas, él la besaba y la acariciaba- guardé silencio recordando la imagen y como me sentí de extraña al ver eso.

-¿Eso es todo?- preguntó y sacudí la cabeza.

Para nada, aún falta.

-Elite le decía a Kram que no quería borrar más mentes- Uriah soltó mi mano y la dejó caer sobre el colchón de la cama debajo de mí -¿A qué se refería?¿Las hembras Saltein podemos tener esos dones?¿Es posible algo así?- quise saber pero él ya no se veía como si estuviera aquí.

Está más pálido que de costumbre, sus dientes están apretados, sus ojos tienen ese aura de depredador y si mis oídos no me fallan creo que lo oí gruñir.

-Él es el asesino- se bajó rápido de la silla dónde estaba sentado junto a mí. -Fue él, siempre fue él- exclamó gruñendo.

-Pero Kram está muerto, no es posible que...

-Pequeña, no es Kram- soltó una larga exhalación y volvió a la silla a mi lado -Es Slow, él es el compañero de Elite, él debía saber que su compañera lo engañaba y debió haberlo matado.

Sus palabras entraron con fuerza por mis oídos.

Elite y Slow no parecían para nada hilos, eran tan diferentes, incluso ni siquiera se hablaban, él la había dejado a cargo, sí, pero que yo sepa esa fue la única vez que los ví interactuar porque él ni siquiera la defendió cuando Mak la amenazó por acusarme en la habitación con la larga mesa y muchas sillas, de hecho a Slow no le había importado.

-No tiene sentido, él y ella no se veían como...

-Pequeña, Slow tiene años y años de vida, es uno de los tres Saltein más fuertes, podría fingir y ni tú ni yo nos daríamos cuenta y ella no debía estar interesada en él, tal vez ni siquiera le importaba sino ¿Por qué se dejaría tocar por otro Saltein?- me dijo haciéndome comprender que él tenía razón.

Todos podíamos fingir, todos podíamos rechazar, Marco me lo había hecho desde siempre, Slow podía hacer lo mismo y de alguna forma Elite lo había aprendido también.

-Hay que decirle a...

-¿A quién? Ellos están a cargo. Somos ovejas mientras que ellos son los leones, nos van a cazar, Elaine.

🥀

Holaaa!!

No saben lo emocionada que estoy!

¿Están list@s para el cambio?

"Todos pueden cambiar"

¿Será cierto?

¿Qué opinan?


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