🥀VI
Volvimos a la cueva y entramos en su pequeño gran palacio cuando ya era de noche. Hasta ahora no había visto a Uriah alimentarse así que supuse que hoy iría pero no fue así y yo estaba comenzando a tener sed.
-Acércate- me pidió, él estaba parado frente a la cama y yo estaba detrás, a dos metros viendo su espalda.
Caminé hacia él y me paré a su lado, él se giró y quedamos frente a frente el uno con el otro delante de la cama.
-Siento tu sed, siento el hambre que tienes, pero también sé que aún no estás lista para mí, así que te llevaré a la ciudad y te enseñaré a alimentarte de los humanos. De esa forma si recurres a mí será por tu propia voluntad y en ese momento yo estaré gustoso de proporcionarte alimento- subió su mano a mi mejilla y la acarició.
Cerré los ojos y avancé un paso, él avanzó otro y juntó nuestras bocas en un beso diferente, agresivo. Sus colmillos me rozaban la lengua, pude sentir mi sangre y eso lo hizo más excitante, me alcé en las puntas de mis pies y le rodeé el cuello, él me dio un pico y se retiró.
-Andando pequeña, la noche es larga pero la práctica necesita tiempo.
Entrelazó nuestras manos, amaba cuando hacía eso y me llevó a su armario, un mueble ubicado en una de las esquinas tallado y hecho por él.
-Hará frío, pero la sangre te proporcionará calor así que no te pongas nada abrigado y ve ligera, algunos se resisten.
Le iba a preguntar a qué se refería con "Algunos se resisten", pero no tuve voz ni palabras cuando abrió el armario y me lo enseñó.
La mitad era ropa de hombre completamente negra y la otra mitad era ropa de mujer, vestidos más específicamente y todos eran blancos.
-Wow- expresé emocionada y me giré para agradecerle, él se estaba dirigiendo a la puerta.
-¿Uriah?
-Necesitas privacidad, te dejaré unos minutos y te esperaré en la entrada, no te tardes o tendré que venir a ver.
Sentí como mis mejillas ardían y cuando él cerró la puerta solté un suspiro.
Tomé un vestido, la forma removió mis recuerdos y una vez más regresé al pasado, a una de mis vidas:
Marco no me habla y me hace a un lado, a veces siento que quiere decirme algo por la forma en la que se me queda mirando pero nunca a dicho nada a excepción de hoy.
Por alguna razón hoy me llamó a su habitación, no sé que quiere ni que debo esperar, pero al llegar a su puerta respiré hondo y golpeé una vez.
-Entra y cierra- las palabras llegaron a mi cabeza y como siempre acaté sus órdenes.
-Hola- susurré y observé su habitación, es la primera vez que entro allí.
-¿Estás cómoda en la
mansión?- me preguntó desde su cama y yo asentí con la cabeza recordando que aunque nunca estamos juntos a él no le gusta que hable. -Necesito tu opinión- levantó su mano y estiró su brazo para que me acerque.
Caminé con timidez hacia él y me paré recta, él se levantó y su altura recalcó una de las muchas diferencias entre los dos.
-¿Cuál es el más elegante?- se hizo a un lado y sobre la cama vi dos vestidos, Marco rodeó mi cuerpo y se paró detrás de mí poniéndome nerviosa.
Observé ambos vestidos y uno era más hermoso que el otro, pero ambos estaban decorados con joyas, se veían muy lujosos y señalé el que más me gustó, no era un vestido ceñido al cuerpo, tampoco tenía un color llamativo, era blanco y las joyas y perlas rosadas le daban ese toque que él buscaba.
-Bien, eso era todo, puedes retirarte...
Nunca supe que hizo con ese vestido, pero su forma se parece tanto al blanco de Uriah que no quiero usarlo.
-Lo siento Elaine, cuando vi el vestido me pareció que te iba a quedar muy bonito, pero en cuanto regresemos lo destruiré- dijo Uriah hablando en mi mente y haciéndome sentir mal.
Él fue a la ciudad, eligió ropa, la compró y la trajo, hizo todo eso para mí y yo estoy arruinando su noble gesto con situaciones que pasaron hace mucho.
Miré el vestido y sin pensar en el pasado me vestí con el.
Salí de la habitación y caminé por los pasillos hacia la entrada, allí había muy pocos Saltein, la mayoría eran hombres que al pasar junto a mí me ignoraban, ya que ya todos lo sabían, había abandonado a mi hilo destinado y tenía a otra pareja, otro Saltein, uno mucho mayor, uno con más corazón y por eso ahora soy juzgada.
A lo lejos vi a Uriah, hablaba con alguien pero yo no podía ver con quién lo hacía así que me acerqué y cuando llegué me encontré con una pesadilla hecha realidad.
Marco estaba sobre un árbol, sus ojos estaban rojos, sus labios tenían un hilo de sangre y miraba a Uriah con odio.
Ninguno de los dos notó mi presencia y ninguno decía nada, sólo se miraban desafiándose con los ojos, como si fueran dos estatuas guerreras dispuestas y listas para despertar y atacar.
Me aclaré la garganta llamando la atención de ambos y hablé:
-Ya estoy lista- ambos giraron sus cabeza para verme, Uriah sonrió y Marco...él se me quedó viendo con la boca abierta hasta que la cerró y desvió la mirada.
-No atraigas el pasado, Elaine-Marco saltó a una rama más alta -No querrás saber lo que se oculta en la oscuridad- dijo y se adentró en las profundidades del bosque.
-No lo escuches, no pienses en él, él te hace mal- Uriah me tomó de las manos y me las acarició -Aquí hace frío, ten- se quitó su abrigo y lo puso en mis hombros -Andando pequeña, ya es más de medianoche, tengo mucho que enseñarte y tú tienes mucho para aprender.
. . .
La ciudad es increíble, no hay árboles, tampoco cuevas, los humanos viven en casas, en estructuras grandes llamadas edificios y son muchos más de lo que creía.
Uriah me está guiando, da giros y vueltas, se aleja de las multitudes y hasta parece que se conoce la ciudad de memoria, seguro es así.
Una pareja pasó junto a nosotros, ambos olían a sangre, todos los humanos olían sólo a sangre para mí y estos no eran la excepción pero hablaba raro, un idioma que no comprendí ni supe identificar.
-Ruso- explicó explicó leyendo mis pensamientos y yo dejé de caminar.
-¿Dónde estamos?- le pregunté ya que desde las últimas dos reencarnaciones nunca he salido del bosque y antes de eso Marcos y yo vivíamos en un lugar donde las personas hablaban español.
-Rusia- sujetó firmemente mi mano cuando dos hombres altos se fijaron en nosotros y dobló adentrándonos en una calle pequeña, sucia y casi vacía a excepción de las ratas y un par de personas que bebían un líquido raro.
-¿Y por qué no hablamos su mismo idioma?- continué preguntando y vi a un hombre con piel arrugada matar a una rata.
-Porque si lo hiciéramos ellos podrían entendernos también y estaríamos en peligro, mira- dejó de caminar -Por allí está tu donante- señaló a una mujer que caminaba agazapada por la pequeña y sucia calle y aferraba un bolso viejo a su pecho como si lo protegiera.
-¿Le dolerá?- le pregunté viendo el miedo en la forma en que ella observaba todo con precaución.
-Sí, pero lo necesitas y su vida es miserable, Pequeña Ubiytsa, tú le darás un poco de paz a su sufrimiento- se paró frente a mí y me besó la coronilla de la cabeza.
-Adelante, sé que tú puedes.
Sonreí y me aparecí frente a la chica, ella saltó y chilló del susto, miré hacia Uriah que me observaba y él asintió.
-Tú puedes, confío en ti pequeña y no temas que siempre estaré para ti...
¡¡Holaaa!!😃
Quería darle la bienvenida a todos aquellos nuevos lectores que se han unido😘😘😘
¡Muchas gracias, espero que la historia les esté gustando!😍🤩
Hoy les traigo este nuevo capítulo para que lo llenen de amor, votos y comentarios, pero no solo eso.😉
También quería decirles que mañana volveré a actualizar así que estén atent@s😏.
Los quiero
y le mando rosas amarillas a:Cami-blink07
Y rosas blancas
a: NanaT79
¿Alguien más quiere su 🥀 (saludo)?
Hasta mañanaaaaa!!!
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