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🥀IX

Anoche fue la peor noche de mi vida, mi cabeza daba vueltas y vueltas y dejar a mi mente descansar era imposible.

Imaginarme a Uriah o a Marco con sus manos apretadas en grilletes de plata imposibles de romper me provocaban angustia,  preocupación y necesidad. Una necesidad tan fuerte de ayudarlos que en muchísimas ocasiones me encontré parada frente a la puerta en la habitación de Uriah a punto de cometer una locura.

Para mi suerte su voz no se apartó de mí y lo oí decirme:

—Estoy bien Elaine, descansa pequeña, mañana nos
veremos.— Y con esas palabras en mi mente logré conciliar apenas el sueño.

A la mañana siguiente Slow y Mak se aparecieron en mi puerta.
Slow no me prestó atención, seguramente estaba metido en mis pensamientos buscando algo al contrario de Mai que sí me saludó y entrelazó nuestros brazos poniéndome los pelos de punta.

Juntos me llevaron a las profundidades de la cueva, un lugar húmedo y asqueroso donde tenían a los Saltein más peligrosos o que habían cometido algún delito.

Nos detuvimos frente a una puerta, Slow la abrió y me hizo entrar, me giré a verlos y Mal me guiñó el ojo antes de cerrarme la puerta en la cara.

Me giré y me encontré con Marco que estaba sentado en el piso con su espalda recargada en una de las paredes de piedra y parecía dormido puesto que no habría los ojo.

Observé la habitación y no había señales de Uriah por lo que supuse que estaba en otra celda aparte.

Me acerqué a Marco, saqué uno de los dos paños húmedos que había tomado antes de salir de la habitación de Uriah y me arrodillé frente a él.

Le limpié la sangre de la boca de a toquesitos y también la sangre seca de su frente, me aseguré de que sus cortes se hubiesen cerrado y cuando menos me lo esperé abrió los ojos y capturó mis muñecas apretándolas con fuerza.

Hizo contacto visual conmigo por tantos segundos que contener la respiración se en hizo imposible, mi corazón martilló más fuerte de lo normal cuado comenzó a verme, analizarme como si no me reconociera.

—Elaine— suspiró y me soltó con brusquedad —Ya deberias saber que no puedes tocarme mientras duermo— gruñó y se alejó hacia otra punta, se acomodó con la espalda contra la pared y la cabeza mirando hacia el techo y cerró los ojos de nuevo.

Lo observé en silencio mientras que por dentro moría de ganas de decirle que sí lo sabía, como la mayoría de las cosas respecto a él lo había aprendido a a las malas:

Era verano, la mansión se estaba viniendo a bajo, Marco la destruía cada vez más con sus ataques de ira y hacía calor. Era uno de esos días en los que las cortinas estaban cerradas, las ventas igual y el único soplo de aire era el que salía de nuestras bocas con la exhalación.

Habíamos sido avisados hacía una semana de nuestros visitantes, Marco se aseguró de que no me conocieran ocultando mi aroma con perfumes en mi cuerpo y en toda la casa.

Me pidió que si veía sombras en la oscuridad o personas con largas capaz bajo la luz del día que le avisara y me escondiera.

Llegadas las dos de la tarde vi a esas personas cubiertas con capaz, enfundadas y protegiéndose del sol con telas y corrí por lo que quedaba de las escaleras.

Marco dormía, siempre lo hacía de día y yo la mayoría de veces lo hacía de noche puesto que de día yo era algo así como el vigilante, me aseguraba de que no hubiera peligro, también de protegerlo del sol o de alejar a los intrusos.

Corrí por los pasillos y golpeé a su puerta, no obtuve respuesta y entonces decidí entrar. Los extraños eran mucho y no me podía dar el lujo de que me vieran o Marco se iba a enojar.

Puse un pie dentro de su alcoba, él llacía dormido en su cama, sus manos a cada lado de su cuerpo, su rostro apuntando hacia el techo y pecho inmóvil, parecía que no respiraba pero así era él, concentraba sus emociones de tal forma que su cuerpo se relajaba al punto en que su corazón no se agitaba y latía lento pero constante.

—Marco— susurré desde una prudente distancia por si tenía que salir corriendo cuando me echase, pero a diferencia de muchas otras veces él no respondió de ningún tipo de formas. —Marco— insistí y como no reaccionó me acerqué, su bello y pálido rostro resaltaba en la oscuridad de la habitación completamente cerrada.

Alcé mi mano y le toqué el hombro, de inmediato tuve respuesta, él gruñó y me arrojó sobre la cama, se colocó sobre mí capturando mis piernas bajo las suyas en imposibilitando el moverme.

—¡¿Quién eres?!— rugió subiendo su mano a mi cuello, quería ahorcarme.

—Soy...soy yo— dije en un chillido por la fuerza que ejerció su mano sobre mi cuello.

—Elaine— gruñó y me soltó pero no se quitó de encima. —¡Te pude haber hecho daño!— me rugió y se bajó de la cama.

Caminó por la habitación pasándose las manos por la frente y yo aún aterrada me llevé una mano al cuello y otra al pecho. Sentía mi corazón en cada parte de mi cuerpo, estaba acelerado como nunca antes.

—¿Por qué viniste?— se giró a verme sin embargo por el impacto de lo ocurrido no fui capaz de responderle. —¿Elaine?— me bajé de la cama y corrí por la enorme casa, me perdí en uno de los inagotables pasillos y por suerte encontré una habitación en dónde me pude esconder y llorar.

—¡BASTA ELAINE!— alcé la cabeza regresando a la realidad, Marco me veía con odio. —¿Por qué siempre te esmeras en...— guardó silencio y apartó sus ojos de mí —Vete, no voy a alimentarme de ti.

Solté un sollozo y él se giró, me vio por unos segundos y sacudió la cabeza.

—No vuelvas.

Me levanté como pude del piso y salí de allí, en el pasillo Mak se encontraba esperándome, pero ya no había señales de Slow.

—Divertido ¿Eh?— desvíe la mirada y cuando comenzó a moverse lo seguí, a diferencia de con Marco, Mak entró conmigo a la celda de Uriah y se quedó vigilando en una esquina.

Uriah al verme suspiró y me echó un vistazo de pies a cabeza.

—Me asustaste— susurró haciéndome recordar que él puede meterse en mi cabeza por nuestro lazo. Me acerqué y lo abracé, él suspiró contra mi cuello y me rodeó la cintura, me sentó sobre sus piernas y me hizo apoyar la cabeza en su pecho
—Ya estás a salvo conmigo.

Respiré hondo sintiendo su aroma que me envolvía y daba esa sensación de paz y saqué el otro trapo húmedo.

Le limpié la sangre de las manos producto de cuando le limpió la sangre a Siena, la chica de la que me alimenté y también le limpié la mejilla que tenía algo de tierra.

—¿Estás listo?— con Uriah me sentía más confiada, a él no le tenía miedo si se enojaba.

—No beberé de ti, pequeña Ubiytsa.

Mak a nuestra espalda soltó una carcajada, Uriah le clavó los ojos y este se dejó de reír, rodó los ojos, me lanzó un beso y haciendo una reverencia se retiró.

—Ignoralo, está desquiciado— dijo Uriah y me peinó el cabello hacia atrás, cerró los ojos, se inclinó y me besó en la frente

—Lo haré pero tú debes beber— tomé su mano y la llevé a mi cuello para tentarlo consu tacto sobre mi pulso.

—No tengo hambre y disfruto de gastar mi tiempo hablando contigo que con mi boca lastimando tu delicada piel— me sonrió y me alzó haciéndome acurrucar contra su pecho.

—Uriah anoche Mak entró en tu habitación— su cuerpo se tensó bajó del mío —Me trajo tu hilo de oro— le expliqué.

—¿Y se fue?¿No te hizo daño?—preguntó preocupado.

—No, dijo que tú no lo ibas a necesitas así que me dio tu hilo y se retiró, pero me causó un susto enorme— le conté y él aunque le di mi palabra de que no me había lastimado comenzó a revisarme y se detuvo en mi cuello.

—Marco no te mordió ¿Entonces quién?— el rugido salió tan fuerte de su garganta que me hizo estremecer entre sus brazos.

—Slow, fue él, creo que quiso
asustarme— le expliqué temerosa de como iba a reaccionar, pero como siempre me sorprendió y en vez de enojarse como Marco hubiese hecho, no, él me besó la boca con la misma pasión que acostumbra a mostrar tanto en sus ojos como en sus labios y se fue retirando de apoco, luego se inclinó hacia mi cuello, cerré los ojos esperando una mordida y recibí una lamida tras otra dándome a entender que él quería curar el mordisco y no beber de mi sangre.

Sin poder evitarlo se me escapó un gemido y él dejó pequeños besos por mi cuello y hombros.

Subí mis manos a su pecho, sintiendo la necesidad de acariciarlo, pero él se echó para atrás y murmuró:

—Este lugar no es el correcto para que sientas el mayor placer de tu vida, esperemos pequeña Ubiytsa, déjame ser libre y te demostraré lo que es amar y desear algo con pasión.

Holaaa!!!

¿Les gustó el meme?
No me pude aguantar es que me gustan mucho y lo ví y dije: Elaine tu momento llegó🤣🤣🤣

¿Ya vieron el apartado con los nuevos personajes?🤩

Estoy ansiosa por leer sus comentarios y saber si les gustó este nuevo capítulo.🤭

Voten, comenten y compartan si quieren que Elaine y Uriah terminen juntos😉

¡Hasta prontooo!!😘😘😘

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