🥀III
🥀En tu peor momento el amor
llega para salvarte...
—Está prohibido—
Kram estaba ahora frente a nosotros, Uriah lo había llamado hace cinco minutos luego de que me recompuse para informarle de mi salida.
Según Kram las hembras somos tan valiosas que no debemos salir solas y mucho menos irnos sin avisarle a alguien de que nos vamos.
—Ella irá conmigo, está bajo mi protección— lo contradijo Uriah, con calma. Él no parecía intimidado por el ser frente a él llamado "Padre de todos".
—Ella es una de las últimas y no saldrá— Kram nos dio la espalda a ambos y se dirigió a la puerta pero se detuvo antes de abrirla —Espero que en esta vida hagas las cosas bien, Elaine— me dijo viéndome de una forma que no supe identificar y se retiró.
Uriah apretó sus puños y cerró con fuerza la boca, seguro para no maldecir frente a mí. Aunque yo ya estaba acostumbrada a oír palabrotas, Marcos siempre las decía.
—Déjame verte, Ubiytsa—
Caminé hacia él y me paré derecha en frente suyo.
—Suéltate el cabello— su voz provocó el estremecimiento de mis huesos, tan profunda y varonil, tan ronca.
Subí las manos a mi cabeza y desaté la trenza enroscada en un moño. Al deshacerla los rulos calleron sobre mis hombros y se deslizaron hacia abajo por debajo de mi cola.
—Tienes un hermoso cabello— me alagó y le sonreí con timidez porque su mirada felina, sus puños apretados, su mandíbula tensa y su voz me hacían creer que apesar de su alago él podría saltar sobre mí en cualquier momento.
—Gracias— inconscientemente lo peiné con mis dedos hacia un lado despejando uno de mis hombros
—Rota por favor, quiero verte completa.
Una descarga subió a través de mi espina y con miedo comencé a girar, él me veía con fijéz y ese aire de peligro que caracteriza a sus ojos.
—Ya está, Ubiytsa— puso su mano sobre mi hombro y volteé a verlo, su cara estaba cerca de la mía —Yo mismo iré a comprarte ropa y te la traeré aquí.
Cerró sus ojos y yo hice lo mismo, su boca rozó la mía, me remojé los labios esperando un beso y eso no pasó.
Uriah mantuvo su palabra de no tocarme y besó mi mejilla como todo un caballero, un fuerte, alto y peligroso caballero.
—No te entristescas pequeña ubiytsa— susurró, su boca haciendo cosquillas en mi oreja -Volveré a besarte luego.
—Uriah— abrí los ojos y cuando lo vi irse tomé su muñeca para que no lo hiciera.
Él no dio ni un paso más y se giró a ver mi mano alrededor de su muñeca.
—¿Necesitas algo más?— preguntó con seriedad.
Quité mi mano y retrocedí un paso sintiéndome intimidada por sus ojos.
—Yo me preguntaba si deseabas que lavara o limpiara algo— susurré, su mirada seguía sobre mí, intimidándome.
—Elaine— alzó su mano y despejó el pelo de mi cara, acarició con sus dedos mi barbilla y me hizo alzar la cabeza para verlo.
—También se coser o...¡Hmm!
El calor de su cuerpo me atravesó, su boca se posó con brusquedad sobre la mía tomándome por sorpresa con un beso explosivo que fue bajando de intensidad hasta ser un beso amoroso y dulce.
—No quiero que limpies— metió sus dedos en las hebras onduladas de mi cabello. —No quiero que laves ni cosas nada, aquí no eres una sirvienta— despacio fue bajando su mano soltando mi cabello —Pero si quieres hacer algo puedes considerar devolverle el favor y quemarle la casa, yo fingiré no saber nada— me guiñó un ojo y desapareció dejándome con una sonrisa en los labios.
No llevamos ni un día juntos y ya me besó. Marco no me hubiera besado sin tener un motivo y Uriah es tan diferente a lo que estoy acostumbrada, además de que su porte es tan serio, no creí que guiñar un ojo o bromear estaría en su forma de ser.
—No estaba bromeando, Ubiytsa— su voz dentro de mi cabeza me trajo escalofríos, se oye idéntica a como sonaría si estuviera frente a mí.
—Uriah yo no sería capaz de hacerle daño— respondí y para no hacerlo enojar añadí
—Lastimar a las personas no es parte de mí.
Esperé que entendiera y se pusiera de acuerdo pero los minutos pasaron y yo no obtuve respuesta así que comencé a limpiar.
Aunque Uriah me dijo que no era su sirvienta, que básicamente quería que yo hiciera nada, no pude evitar hacer lo contrario.
Estar quieta no es lo mío, necesito entretenerme, gastar mi tiempo en algo, así que limpié y me aseguré de no mover nada de su lugar.
Lo que menos quería es hacerlo enojar, una vez desacomodé las cosas de Marco y no lo vi por una semana.
Cuando volvió yo estaba tan deshidratrada que me tomó días recuperarme.
Esa es una desventaja de pertenecer a esta especie, las hembras necesitan de lo machos tanto como ellos necesitan de nosotras.
Nosotras no podemos obtener la sangre que necesitamos para vivir si no es a través de ellos, puesto que no podemos ir a la ciudad a alimentarnos y ellos tienen el deber de proveernosla aunque Marco si se enojaba olvidaba el significado de la palabra "Deber".
De pronto se escucharon voces de niños, órdenes dadas por hombres y gritos desesperados de mujeres que provenían del pasillo.
Me acerqué a la puerta preguntándome qué pasaba, qué estaba sucediendo y me encontré con que no podía abrirla.
—¡HAY FUEGO!— se oyó seguido por pasos, mas gritos y comencé a sentir miedo.
La cueva es profunda, no tengo idea de dónde está el fuego pero si llega hasta aquí o tapa la entrada no tendré forma de salir.
—¿Hola?¿Hay alguien?— golpeé la puerta, los gritos se iban alejando, los pasos se oían cada vez más bajos y el olor a quemado comenzó a sentirse.
Forcejeé con la puerta e inevitablemente ella ganó ya que no pude abrirla. El humo rápidamente comenzó a colarse por debajo, la temperatura de a poco fue subiendo y en un intento desesperado por salvarme recorrí la gran habitación en busca de agua.
Para mi mala suerte el agua no funcionaba y lo más probable era que los canales de agua que entraban a la cueva se hubiesen tapado.
La habitación se llenó de humo, luché por contener todo lo que pude el aire en mis pulmones, pero fue inevitable no respirar el dióxido de carbono.
Tocí, gasté mis fuerzas en aporrear la puerta y cuando pensé en que este era mi fin la puerta se abrió y Uriah entró viéndose como el ser más hermoso del mundo con el humo a sus espaldas y una mirada cargada de valor.
—Mi Ubiytsa— me cargó en sus brazos y atravesó la cueva pero no se dirigió hacia la entrada, por el contrario él fue hacia el otro lado.
—Uriah, la salida...— tocí y cerré los ojos, tanto humo me tenía ahogada, confundida —Marco— tocí al sentir como los brazos fuertes me hacían sentir cálida
—Ayúdame...
🥀
Hola!
Con este capítulo comienza el misterio.
¿Están listos?
El próximo capítulo lo subiré en estos días (ya lo tengo escrito, pero hay que hacer un poco el suspenso😂😂).
¡Hasta pronto! Les mando un beso😘, finjo recibir el suyo🤭 y si comentan y votan tal vez lo suba mañana!🤩
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