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Nada más despertarse Johannes Westergaard el décimo tercero de los principes de las islas del sur se desprendió del brazo de la mujer desnuda que dormía a su lado…Sólo para descubrir que tenía las piernas enredadas con otra mujere, igualmente desnuda y dormida.
Con una risa ronca de sueño, volvió a tumbarse en la cama, su rojiza cabellera desacomodada le recordaba lo bien que la había pasado la noche anterior...las mujeres que se encontraban en ese momento a su lado eran Absolutamente sensuales. Flores perfumadas del verano, eran simplemente Cautivadoras.

Debía admitirlo quizás no era el favorito del rey, pero de sus hermanos era el mejor de los conquistadores... aquellas doncellas eran jóvenes damas de la alta sociedad, para no hacer largo el cuento hermanas.
Los dioses debían de haberle sonreído, por que las 2 damas habían terminado en su cama.

Sonrió lentamente mientras paseaba la mirada por las saciadas bellezas que dormían tan plácidamente a su lado. Altas, de figuras curvilíneas, bronceadas, cada una era hermosa a su manera. Sencillamente, amaba a las mujeres. Amaba el poder que ejercía sobre ellas y no se avergonzaba de nada...Era una de las cosas que sus hermanos envidiaban de el y No estaba arrepentido. Al contrario. Lo disfrutaba.

A sus 20 años vivia la vida a sus anchas, viajando constantemente junto a su hermano mayor Lars, quien era un historiador sediento de sabiduría...Claro estaba que al joven principe no le importaba en absoluto la sabiduría.
El, mas bien estaba interesado en enamorar a toda mujer que pudiera.
Hijas de nobles, mujeres vírgenes dispuestas a entregar su vida a dios...incluso en una ocasión tubo en su cama a una reina...
Al joven príncipe ninguna se le escapaba.
Aunque ninguna había constituido para él nada más que un pasajero capricho, las adoraba. Su dulce suavidad, sus amorosos gemidos… le encantaban las mujeres, en especial las Mujeres puras.

Mientras yacía en la cama, la luz se filtraba lentamente a través de la ventana acariciando todo cuanto tocaba bañando a sus compañeras en un resplandor dorado.
El deseo perfumaba el aire, embriagadoramente. La esencia del Sexo impreganaba exquisitamente su nariz.

Sí, el pequeño Hans llevaba una vida absolutamente deliciosa.

Las mujeres se enamoraban de el y solo Bastaba con embriagalas con sus palabras para que se rindieran a sus pies.
De repente, la dama de castaña melena se despertó, apoyando su pequeña y delicada mano sobre su pecho. ¿Cómo se llamaba? ¿Mariel? ¿Mabel?¿Mantel? No se acordaba de su nombre. Ni el de ella ni el de las otra, en realidad. Sólo eran cuerpos, dos más en una larga lista de cuerpos en  los que encontraba placer.

-Hans- susurro la morena. Tenía la expresión adormilada, pero su mano comenzó un lento descenso que terminó en su falo. Empezó a acariciárselo, hacia arriba y hacia abajo, desperezándolo.
Sin dignarse a mirarla siquiera, entrelazó los dedos con los suyos e interrumpió la caricia para llevarse su mano a los labios y darle un casto beso. La sintió estremecerse. Y sintió también cómo se endurecía sus pezones, en contacto con su costado.

-Esta mañana no, querida, debo volver antes de que zarpen sin mi- le dijo, hablándole cerca del oido.
Apenas hacia dos semanas, que había llegado a Dukenshtor, pero segun Lars ese Día debian marcharse para llegar a las Islas del sur, Debían estar Presentes para la boda de su hermano Artrud, el numero 8.

-Dentro de un rato tendré que irme, es un fastidio pero me necesitan-
Por mucho que le habría encantado solazarse durante una hora o más, o dos, con aquellas deliciosas mujeres, debía regresar o su hermano lo reprendería.

-oye!!! Hans!!!- escucho un toque en la puerta.
Era la voz su mejor y Único amigo de la infancia.
León Thomas tercero.

-Piensas quedarte allí?? Mueve el tracero majestad!!-  en cuestión de minutos el joven se levanto de la cama y sin darse cuenta ya se dirigian al puerto a toda velocidad.

-tu hermano nos matara!!-

-Relajate Thomas, lo hecho, hecho esta no pueden irse sin nosotros...hahaha!! Que importa si Lars se enoja, no tiene otra opción que esperarnos!!- Thomas lo miro con un rostro no tan convencido.

-Cuanto a que llego primero...Vamos Sitron!!- aumentando el paso, dejando atrás a su muy distraído amigo.

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El sudor le corría por el pecho desnudo mientras alzaba la espada para descargarla una y otra vez contra la de su oponente.

Thomas se tambaleó hacia atrás y aterrizó sobre su trasero.

-Levántate- le ordenó Hans.

-No puedo- jadeó su amigo.

El principe frunció el ceño. Aquélla era la cuarta vez que Thomas mordia el polvo durante la sesión de entrenamiento, y eso que solamente llevaban practicando una hora. Normalmente, era resistente como el propio Hans: su debilidad resultaba desconcertante.

-Bebé, llorón!!- se burlo el pelirrojo, aun apuntandolo con la espada.

-Callate, aun estoy cansado...la noche de ayer fue demasiado!! Bebimos demasiado y siento nauseas- el castaño dejo escapar un suspiro de cansancio.

-Thomas, Thomas, Thomas!! Joven amigo...en lugar de lamentarte deberias estar contento...cuando tu padre te consiga esposa olvidate de estos viajes de placer!!- sonrio ladino el príncipe.

-ah!! Tienes razón!!!- suspiro con pesadez el muchacho que aun permanecia en el suelo.

-Pues a mi...por ahora no me importa nada- fanfarroneo de nuevo Hans,
Sin embargo esta vez Thomas no emitio Sonido alguno,  el castaño, no dijo nada y solo se dedico a mirar al molesto caballero que permanecia parado detras de su amigo.

-Buenos días m!!- Hans miro a su hermano con una expresión de horror en sus ojos, de inmediato
La punzada de culpabilidad que había intentado reprimir volvió a torturarlo. La noche anterior tenía que haber regresado temprano...tenia que haberse resistido con mayor firmeza a los encantos de esas 2 bellezas. Como resultado, mientras que él se sentía más fuerte que nunca, su hermano lucia mas que molesto.

-Maldita sea…-masculló.

Thomas Seguía en el suelo, con la cabeza gacha. La melena castaña le ocultaba los ojos, el Alcohol de la noche anterior comenzaba a hacer estragos en su cuerpo No sabia cuánto tiempo más iba a soportarlo.

-No es para tanto Lars- Hans dejo su larga espada en el suelo y le ayudo a su amigo a ponerse de pie

-Hablas enserio?? Me parece que te pedi llegar temprano anoche y como siempre me as ignorado y as hecho tu santa voluntad...madura, Hans ya no eres un niño, ahora eres un hombre y debes comportarte como tal...Deja este comportamiento vulbar para los plebeyos...tu eres un príncipe- pero como era costumbre en el, Hans ignoro a su hermano mayor.
Solo Thomas parecía dispuesto a algo más que a echarse una siesta. Y sólo él le estaba prestando un mínimo de atención.

-ven, sigueme a mi despacho-
Maldicinedo por todo lo alto el joven obedeció...caminó con ímpetu hasta el escritorio y se sentó en la silla que siempre usaba. Cruzó los brazos sobre el pecho y miró fijamente la puerta, con ganas de salir corriendo para evitar el sermón de su hermano. Como en otras ocasiones el mayor le ofrecio un trago y ambos se sentaron frente a la bella pintura de la osa mayor a beberlo...
Fingiendo molestia Hans bostezo, aunque muy en sus adentros agradecia experimentar esa extraña pero agradable sensación que probaba el interés de uno de sus hermanos hacia el, pues era raro que alguno de ellos tubiera un acercamiento tan gentil...pero con Lars todo era distinto pues el era él único que no lo menospreciaba todo el tiempo.

-La boda de Artrud es en unos días- comentó Lars rompiendo el hielo.

-Si, seguramente nuestro padre esta feliz y orgulloso, es la octava boda no veo por que el alboroto!!- comento el joven mirado su trago como si no le importara.

-Nuestro padre desea tener mucha descendencia, fuerte y digna de un Westergaard...por eso a cada uno de sus hijos lo a emparejado con una esposa digna-

-No a todos...seguramente a mi me volverá un apestoso general de marina ah!! Que mas da soy el apestado familia, el estorbo...nuestro padre no tiene ningún tipo de interes en mi, nisiquiera le interesa cual sea mi suerte- se notaba el dolor reflejado en las palabras que salian de su boca.

-Tienes razón, eres casi invisible para nuestro padre y al ser el décimo tercero en la línea de sucesión del reino,  jamas podras acceder al trono- La mandíbula cayó abierta, pero la cerró con un chasquido. De todas las cosas que había esperado escuchar, esta no estaba ni de lejos en su lista.
El pelirrojo rodo los ojos y suspiro impotente.

-Sin embargo, tienes otras opciones, como acceder a otro trono por casamiento- sin enteder muy bien el muchacho permaneció en silencio.

-por mucho tiempo, e buscado a la presa adecuada...una dama heredera a algún trono que nesecite un esposo...creeme no hay muchas candidatas!!!, pero eso no significa que no exista. Querido hermanito...as escuhado del reino de Arendelle-

-Arendelle??-

-Si, es un lugar hermoso y pacífico, un lugar prefecto para ti...la princesa Elsa esta a unos años de ser coronada, es soltera y sin pretendientes, al parecer es bastante reservada...ella es tu oportunidad. Enamorarla y conviertete en Rey de Arendelle!!!-

-Enamorala?? Estas loco?? No pienso perder el tiempo con otra princesa mimada-

-Hans, vamos!!  tienes suficiente encanto como para enamorar a una tonta niña que debo agregar es huérfana, sera pan comido pata ti, imagínate como Rey de Arendelle!!! Papá estara orgulloso!!- ansioso se paso la lengua por los Labios, realmente no estaba seguro de nada dejó caer la cabeza sobre el respaldo de la silla y gruño con molestia...

-Quizás tengas razón, pero...lo mejor para mi es pensarlo, un matrimonio no es algo que deba tomar a la ligera y realmente una boda no me emociona-

-Hans!!-

-Debo descansar, anoche no dormi Bien!!- el joven abandono la estancia con un nudo en el estomago. De verdad estaba tan desesperado como para buscar un matrimonio arreglado?. No lo sabia pero en ese momento sólo quería dormír.

CONTINUARÁ...

HASTA AQUI EL CAPITULO.

APENAS INICIÓ ESTA NUEVA HSITORIA DESECANDO ACEPTACION... COMO SIEMPRE DARE LO MEJOR DE MI.

bueno sin mas me despido.

Gracias por leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gusto no olviden votar o comentar...como siempre su opinión es MUY IMPORTANTE.❤❤.