13.
Despertó cansada.
Hacer el amor era una actividad ciertamente placentera pero consumía demasiada energía, en especial con un esposo como Hans. El siempre era demasiado apasionado, los primeros meses juntos habían sido excitantes y llenos de desbordante deseo: básicamente habían permanecido aislados en su alcoba, amándose y desahogando su deseo sexual o como se decía correctamente "Consumando su matrimonio".
—¡Hans!.
—¡Buen día!— saludó secamente el rey, paseándose por la habitación; se veía nervioso mientras terminaba de vestirse. Y sus nervios no eran una tontería pues estaban a solo unas cuantas horas de emprender su viaje a Las Islas del Sur.
Todo para poder asistir a la presentación del príncipe Marcus III, hijo de su hermano mayo el rey Caleb. Hans no había pedido decir "NO" y eso lo había hecho sentir perturbado desde que aquella invitación tocó sus manos. Y lo cierto era que lo menos que queria era volver a ese maldito lugar, mucho menos hacerlo junto a Elsa.
—¿Hans?—la suave voz lo sobre salto de manera sorprendente. Su pequeña esposa parecía haber permanecido un buen rato detras de el. —¿Que ocurre cariño? ¡Por favor, vuelve a mi!.
—Estoy contigo amor— sonrió el pelirrojo besandole suavemente la frente.
—¿Entonces que te preocupa? Puedes confiar en mi y hablar con libertad, quiero permanecer a tu lado incluso si te vas a la luna.
El aura noble de la rubia, lo llenaba de paz: Elsa era una criatura inocente, de corazón limpio, ella desconocía la crueldad de su familia. El encierro en su palacio la habían hecho totalmente agena al mundo exterior y de cierta forma afortunada.
—No es nada respecto a ti.
—¿Es la visita a las Islas del sur?.
—¡Me conoces bie!—de nuevo la besó.
—Veraz, no me gusta la idea de visitar a mi familia. Estar junto a ellos me inquieta terriblemente, no puedo explicarlo, son personas anticuadas y demasiado supersticiosas. No me gustaría que se acercaran a nosotros.
El rostro de ella se obscureció y no era de extrañarse tras la idea que surco su cabeza. Hans habia usado una palabra nada agradable para ella, recordándole lo difícil que había sido conocer a sus suegros y entones el mal se desató.
—¿Temes que mis poderes se manifiesten frente a tu familia? ¿Te da miedo quedar en vergüenza frente a ellos y que descubran que tomaste como esposa a una hechicera?
—¡No, Elsa...
Intentó tocarla pero fue imposible, un par de picos de hielo se interpusieron entre ellos cortando levemente la mejilla del rey y desatando por completo los temores de Elsa.
—Lo...Yo Lo siento Hans, no quize...—su respiración se volvía cada vez más pesada al par que sus ojos cristalinos se tornaban oscuros y huecos debido al temor de herir a lo que mas amaba.
—Elsa, calmate. Estoy bien, es solo un rasguño y no es culpa tuya.
<<¡No as de abrir tu corazón>> las palabras de su padre retumbaron en su cabeza. <<Tus poderes tendrán que mantenerse ocultos para el resto del mundo>> Las gruesad y amargas lágrimas no dejaban de brotar mientras el aire en la habitación se intensificaba congelando todo casi por completo. <<Su poder crecerá con el paso del tiempo>> se abrazó a si misma con desesperación recordando su trágica vida, su miserable niñez encerrada entre cuatro paredes, resguardando sus manos con un par de guantes tratando de ocultar fallidamente lo que había denteo de ella.
La presión de ser un monstruo nuevamente la estaba consumiendo, solo sabía que jamas iba a poder escapr de esa terrible maldición, estaba atrapada mas haya de esas cuatro paredes. Estaba atrapada en ella misma. Condenada a la soledad. Condenada al miedo. Condenada a la oscuridad y al frío que jamas terminaba y...
—¡Elsa vuelve a mi!— los varoniles brazos ya la cobijaban con fragilidad, a ella le aterraba la inseguridad de ser tocada. Ni siquiera supo como logró aproximarse a ella y envolverla. Solo pudo sentir la calidez recorriendo su estructura osea, llenándola por completo de paz y sincero afecto.
—¡Hans!—sollozo más tranquila.
—¡Oye, esta bien, todos tenemos malos momentos. No es culpa tuya.
El frío comenzó a disminuir, la habitación comenzó a volver a la normalidad. La luz de esa mañana se pegaba a los ventanales empañados en la habitación. —Elsa, no dudes de mi amor por ti— y tras aquella declaración el ex príncipe la besó con tanta intensidad que parecía que de ese beso dependia su vida.
La reina claramente sabía a lo que esos besos los llevaria , no era la primera vez que ocurría. (Arreglar con sexo las cosas) sin embargo y para mala fortuna de ambos, en esa ocasión la dulce reina no sintió tocar el cielo con las manos. No, en esa ocasión no había ocurrido.
Apenas comenzaba a sentir algo parecido al placer, cuando Hans se detuvo, había aguantado lo que había podido pero de repente... Simplemente todo había acabado y parecía demasiado para sentir un poco de calor.
Cuando habían terminado de hacer el amor y ella se concentraba en acomodarse en la cama se dio cuenta de la pequeña herida en el rostro de Hans.
La realidad era que después del acto sexual no se había sentido mejor, más bien se sentía abatida y melancolica y con ese estado de ánimo pensó justamente en la vez que hirió a Anna gravemente. Una oleada de terror la co cogió con todas sus defensas bajas, y para cuando Hans la miró de nuevo fijamente, ella estaba llorando.
—¡Oye!— exclamó alarmado. Realmente no quería que ella desatara otro ataque que la lastimaba tanto. —¡Mi Lady, no llores mas!.— la abrazó torpemente.
—Estoy bien— replicó ella sin dejar de llorar. —Tu no tienes la culpa. Creo que estoy demasiado sensible, recordé algo que me pone realmente triste.
—¡Tranquila— susurró Hans, acariciandole suavemente la parte de atrás del cuello.
Elsa de pronto se encontro embarcada en el relato de lo que habia sucedido, durante su solitaria infancia: En el pasado ya había conversado un poco del doloroso tema pero jamas habían profundizado. Apenas y podía creer que era su voz la que escuchaba, afrontando con franqueza todos aquellos difíciles momentos que conformaban su vida.
Se dio cuenta tambien del por que se había enamorado tanto de Hans, junto a el había conseguido lo que siempre había ansiado. "La sensación de pertenecer a un calido hogar"...
—Todo seria mas sencillo si mis poderes no existieran, lo odio, odio haberte herido con ellos perdoname.
—¿Cunatas veces tendré que decirte que tus poderes no me molestan, Elsa dejalos fluir atravez de ti. No son una maldición, solo tienes que aprender a sentirte segura con ellos.
—¡Son peligrosos!.
—Son parte de ti y los amo. Elsa te amo toda y sobre todas las cosas incluso sobre tus poderes. No me alejes de ti, no lo hagas morire...
—¡Alto!— interrumpió Elsa, con la boca llena de horror dulce y obscuro.
—ámame, tengo miedo de que decidas que esta es nuestra última noche, tengo miedo, ámame, ámame te lo suplico, solo tus besos me harán sentir mejor...
Y el le hizo el amor y esta vez fue distinto, lleno de amabilidad y cariño dulce, no solo pasión.
Un roce delicioso subía y bajaba, el tuvo que detenerse dos veces jadeante y aguantando; Pero luego proseguía con fuerza. Su aliento le llegaba entre cortado y penetrante. Entonces ella comenzó a gritar y a aferrarse a su espalda incapaz de controlarse, había desaparecido ese ese sabor amargo, cada célula de su cuerpo parecía alcanzar su propio climax. El cuerpo lleno de sol, música en sus oidos, mariposas detrás de la cabeza revoloteando xomo locas en la jaula de su mente.
No sabía como acabaria aquello pero de algo estaba seguro y eso era del intenso amor que sentian.
—Iremos a las Islas del Sur.
Hans la miró serio, pasó la mano sobre su roja cabellera y sonrió.
—controlare mis poderes te lo prometo— con cariño besó su masculina mano.
—No te preocupes, será una visita corta. No te dejare ni un minuto a merced de esas horrendas personas...
CONTINUARÁ...
HASTA AQUI EL CAPITULO.
LO MEJOR APENAS ESTA POR VENIR..
bueno
sin mas me despido.
Gracias por leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gusto no olviden votar o comentar...como siempre su opinión es MUY IMPORTANTE. ❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro