2.
—para que veas que no soy un imbecil tienes que saber mi nombre, asi podras decir encantada de conocerte. Johannes Straus— extendió la mano con elegancia...
Pero ella no contestó nada.
Las pocas personas que psaban por allí los observaron con curiosidad pero en si, nadie les prestó atención. La rubia intento marcharse ignorandolo pero eso solo provocó que uno de sus libros cayera al suelo, de inmediato el muchacho lo levanto ganándole la partida.
—¡Devuelveme eso! Es mas dejalo donde estaba.
—Pero que grocera. Bien lo haré, pero no será gratis. ¿Que tal tu número a cambio?
—¿celular? No tengo.
—¿No tienes telefono? ¿Dime, no tienes dinero?
—No, es que simplemente jamas necesité uno— retrocedió sonrojada.
—¿De verdad no me lo das por que no tienes? ¡Hum! Esta bien me lo quedo. La geometría suena interesante— el pelirrojo apretó el libro sobre su pecho.
—¡Bien, dame tu numero telefónico! Pero antes suelta mi libro— el muchacho sonrió, pasó el libro a su mano libre y luego la miró con picardía.
—¿Quires presentarte primero? Si quieres salir necesito tu nombre, ya sabes para asegurarme de que no seas una Psicópata...
Ella apretó los labios con notable vergüenza.
—Soy Elle, Elle Haig.
—Estamos progresando. Ahora mi número— sonrojada sacó una hoja y una pluma de su bolso y se lo entregó.
—¡YA, DAMELO YA!.
—¡Estas muy anciosa eh!—de inmediato el muchacho anotó su número en el papel —Y para que recuerdes llamarme Elle Haig —beso el papel y se lo entregó —el primer beso es de mi parte.
Arendelle
Caminaba deseperada de un lado para otro, el rojo sangre resaltaba terriblemente a través del grueso hielo en su bello castillo. Rojo, el color del miedo y la desesperación. "No lo dejes salir" susurró asustada al par que se abrazaba a si misma. "Controlate, no sientas, no sientas" cada vez perdía mas y mas la paz que hacía poco la había llenado.
"¡No sientas, no sientas, no sientas!".
El aire helado aumentó y la gruesa escarcha se hizo presente una vez mas al par que picos de hielo se formaban con rapidez.
Fue cuando escuchó gritos provenientes de afuera, alguien más invadia su privacidad.
El príncipe miraba con asombro el majestuoso castillo de hielo, era sin duda maravilloso.
—¡Buscaremos a la princesa Anna, mantenganse alerta! Pero no lastimen a la reina— con elegancia bajó del caballo, si la vida de la bruja terminaba allí le ahorrarían mancharse las manos.
—¿Entendieron?
—¡Si alteza!— contestaron sus hombres.
Estaba por usar las escaleras cuando un enorme monstruo se hizo presente, con valor desenvainó su espada, los demas soldados comenzaron a atacar a la criatura despertando su terrible irá.
A lo lejos vío como dos soldados se abrían paso en medio de la batalla para perseguir a la reina, quien asustada se adentro en el castillo.
Cansado quiso seguirlos pero aquella bestia se lo impidió tapandole el pasó, pero como este no era ningún in experto alcanzo rebanarle una de las piernas, haciéndolo caer al vacío a pesar de que casi lo arrastra a el también...
Entró al palacio y guiandose por los gritos de terror llego donde estaba la reina, quien con sus poderes se defendía ferozmente casi aniquilando a los dos hombres que la amenazaban.
—¡REINA ELSA! ¡NO SEA EL MONSTRUO QUE TODOS PIENSAN QUE ES!— Gritó con firmeza conmoviendo el corazón de la rubia. Haciendola desistir de su objetivo, pero con lo que jamas contó fue que uno de los guardias intentara lanzar una flecha para matarla.
En un acto de locura quizo desviarla provocando que un enorme candelabro del techo cayera casi aplastandola...
—¡REINA ELSA!!!!!!!— ella había logrando escaparse, sin embargo estaba inconsciente en el suelo. Pequeños cristales sobre su rostro y una expresión de miedo. —¿Majestad?
—¿A caso esta?— pregunto uno de los soldados.
—No, solo se desmayo— con delicadeza la levanto entre sus brazos.
La cabellera rubia caía sobre sus finos hombros, fue entonces que miró su rostro. La combinación perfecta, él rostro de un Ángel y el cuerpo de una escultural ninfa, se veia aun más bonita en ese singular vestido azul. Pero lo que verdaderamente lo dejo sin aliento fue pensar que era esa mujer el único obstáculo que lo separaba de su objetivo. Era ella, esa Maldita mujer. Si tan solo se hubiera dejado conquistar en primer lugar. "¿Que demonios le ocurría?" el era un estorbo nada más...
—Encargense de los traidores, yo llevare conmigo a la reina.
Y así lo hizo, durante todo el camino de regreso a Arendelle el príncipe se encargo de cuidar y proteger a Elsa, podía sentir lo frío de la fina piel de sus hombros y su tranquila respiración.
La deposito en la fría celda, el mismo se encargo de encadenarla, la cubrió con una suave manta y luego solo observó su sonrojado rostro. Estaba profundamente dormida, no se daba cuenta de nada. Sus labios ¿Serian tan frios como su aterciopelada piel? Con lentitud se acercó a ella hasta unir ambos labios en un cálido y sensual beso, se separó casi de inmediato solo para proceder a besar sus sonrojadas mejillas, su cuello y final sus suaves hombros, algo mas fuerte le impedia parar hasta que de pronto sintió los desorbitados ojos de la reina sobre el.
Rápidamente se alejó, pero como si de un reflejo se tratara ella nuevamente se durmió...
LONDRES
una semana después 4;35 de la trade.
—¿Por que no me llama? ¿que se a creído esa chica?— molesto se recostó sobre su cama y comenzó a dar vueltas hasta quedar en una posición nada comoda. Al pasar un rato al fin se tranquilizó, se quedo mirando al techo y comenzó a pensar.
ELLE HAIG; en todos esos meses jamas se había cruzado con ella, de eso estaba completamente seguro. El ni de chiste habría olvidado un rostro tan hermoso. Aunque parecia alguien poco común para su gusto, tal vez había sido demasiado idiota al tragarse el cuento de que no tenia celular, ¿quien diablos no tiene celular en esta época? ¡quizas había extraviado la hoja de papel! ¿y si la buscaba de nuevo? se quedo sorprendido de si mismo, ¿Buscar a una chica? No, negativo jamas.
Por otro lado
la mirada de la rubia, se posó sobre el escritorio de madera que tenía al frente, su boca recién había soltado el lapiz que por nervios había estado mordisqueando. Por alguna razón no dejaba de pensar en ese chico y sus extrañas palabras. Nunca había sido tan audaz e insistente.
Rápidamente busco el celular que su padre le había dado antes de salir de casa, lo sacó de la caja y lo puso a cargar. (Era la primera vez que pensaba en usarlo, pues siempre que quería llamar a su familia usaba el telefono de monedas que estaba justo fuera de su casa)Ella alzo la mirada, buscando la hoja con el número. "el primer beso es de mi parte" Que tipo tan raro, A un que a decir verdad eso lo volvía mas interesante.
¿que planeabas con todo eso?
Se pregunto la chica mientras distraída jugaba con la hoja que apenas había sacado de su bolso.
Cuando el celular carago por completo se armo de valor y llamó...
—¿Que?— se escuchó del otro lado.
—¡Johannes Strauss!.
sus ojos reflejaron una inevitable alegría al oir la dulce voz.
—¡Elle, pensé que no llamarias!.
—¡Yo. Lo siento, sin estas ocupado...
—No, para nada, no tienes que preocuparte.— habló saliendo de su trance.
Silencio
—Ah, yo...
—¿Quires que salgamos?
—¡¿Que dices?!— el rostro de la rubia se enrojecio ante la apresurada petición.
—¡Ahm, si!— ni lo pensó.
—Bueno, quizás podemos,
nose beber un cafe.
—¡Chocolate estaria bien... No me gusta el cafe.
—Chocolate entonces...
—Si...
La vida es misterosas, no siempre puedes ser el protagonista de la historia...
No siempre puedes obtener el final feliz y en ocasiones sueles jugar el papel del malo...
CONTINUARÁ...
HASTA AQUI EL CAPITULO.
LO MEJOR APENAS ESTA POR VENIR..
bueno
Sin mas me despido.
Gracias por leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gusto no olviden votar o comentar...como siempre su opinión es MUY IMPORTANTE. ❤❤
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