Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13-Hasta la destitución

—Sueltame! —Indignada lo empujo justo cuando ambos se adentraron a la habitacion. —Me tienes cansada, estoy al limite, no seguiré soportando que me expongas a todas estas malditas humillaciones —Sin remordimiento y superada por sus emociones estampó su mano en el rostro del rey. 
Sin ningun tipo de expresión en el rostro Hans recibió el golpe y entoncens al no ver ninguna clase de reaccion Elsa repitió el movimiento una y otra y otra vez, intentando acabar con toda su frustración, la reina quería que sentiera el dolor que ella estaba experimentado, pero Hans solo seguía ahí, mirándola como si no sintiera nada.

Cansada Elsa se giró lentamente para toparse con el rostro inexpresivo y serio de Hans, aunque en realidad le pareció ver cierto brillo de satisfacción en sus ojos. Sí, a el encantaba saber que estaba a su merced, que con tan solo una mirada podía asustarla y hacerla llorar.

—¿Satisfecha? —escupió con frialdad el rey, ella  se encorvó levemente, un tanto intimidada por su penetrante mirada.
—Elsa —su voz eran como el coro de los ángeles, profunda, grave y que provocaba un estremeciénto en ella . Los ojos de él estaban en llamas, aquellos pozos verdes de pronto le parecieron escarlatas, no sabía si por la ira de haberlo golpeado o si a caso los golpes lo habían desorbitado. Cegado por la ira se lanzó contra ella tan rápido que muy apenas pudo reaccionar, su mano se deslizó suavemente hasta su cuello apretándolo, pegando su espalda a la pared. Oscuras llamaradas ardían en sus penetrantes ojos. Perforando en la mirada asustada de ella esmeralda. viendo rojo y no su reacción. Nada más importaba para él, sólo su enojo. Sus dedos se apretaron contra la piel del cuello de su amada. El único sonido que hizo salir fue el sonido de su tráquea tratando de tomar aire y entonces la soltó.

Sin fuerzas Elsa se deslizó hasta el piso por la pared, ya que sus piernas muy apenas pudieron soportar su peso. El aire no entraba lo suficientemente rápido a su cuerpo. Se sentó ahí, respirando y exhalando el oxigeno cómo si acabara de salir del agua helada. El interior de su garganta ardía con cada soplo, pero el dolor no era nada comparado con la satisfacción de volver a respirar. Mientras tanto, Hans solo se quedo parado frente a ella vigilándola.

—Ha.. —de la nada todo se volvió negro...

.
.
.

—¿Donde estas mamá? —la asustada Elsa de 6 años corría con extremo miedo en búsqueda de se madre, sus poderes le asustaban como nada en el mundo.

—Elsa —la reina Iduna abrió los brazos para abrazar a su pequeña hija. —mi pequeña.
Los latidos intensos de su corazón estaban a mil por hora.

—Mami, estoy cansada —Sollozó.

—Duerme ya y en calma esta —Besó su cabeza.
Los latidos de su corazón se habían tranquilizado al sentirse protegida por su madre. Inclusive el ruido se había ido al igual que el terrible dolor que minutos antes había invadido su cuerpo. —Una madre mil memorias trae, a tu hogar has de volver. Es donde esta lo que se fue...

—Mamá.

—Tienes que despertar.

—¿Que?

—¡Vamos Elsa! —dijo el con una sonrisa.
Entonces impresionada volvio a la realidad al fin abriendo los ojos.

Volvió a la realidad con algo de migraña, era de día y estaba en su alcoba. Su estomago comenzo a rugir, asi que se puso de pie.

—majestad —esa voz la hizo percatarse de que una de las tantas sirvienta la estaba acompañando. —No se ponga de pie.

Sin embargo Elsa hizo caso omiso y caminó tercamente hasta el enorme espejo de su habitación. Desea ver con todas sus fuerzas las consecuencias de la noche anterior, sin embargo lo que sus ojos contemplaron le sorprendió. Sus ojos azules estaban más brillantes que nunca, se miraban fuertes como el  poderoso mar. Su cabello llegaba mas debajo de la  cintura y  las puntas se estaban empezando a rizar. Sus labios se habían tornado de un color rosado mas intenso  y sus mejillas hacian ver su rostro con mas vida que nunca. Se veía sana, con más vida que cuando estaba en Arendelle. Estaba tentada a llamarse bonita, pero se sintió mal de hacerse tremendo cumplido al ver la marca en su cuello. «Hans» pensó con dolor y una lágrima resbalo por su mejilla.

—No exageran al decir que es usted muy hermosa majestad.

Elsa sonrió ante el alagó de la chica, cuando una extraña molestia la invadió.

—¿Sucede algo malo alteza?

—Mi… mi estoma ¡oh! —Se quejó, inclinándose hacia adelante mientras se abrazaba el abdomen.

—¿Qué pasa? —Preguntó la criada asustada. Elsa resopló apretando los dientes. Le habia dado un fuerte calambre de la nada, aguantando el dolor dio un gran bocado de aire. La delicada reina  se aferró a su estomago cuando sintió los músculos retorcerse en nudos como los que tenía su cabello.  Ella suspiró otra vez, el cual se convirtió en un gemido cuando el movimiento solo hizo que el calambre doliera aún más. Elsa se quedó quieta por un tiempo que a ella le parecieron horas, pero sólo fueron minutos. Los cólicos que le dieron durante sus periodos no se compararon con estos, nunca fueron tan malos, pero desde que tomaba el te de plumas de búho, el dolor cada mes era casi insoportable. Un terrible dolor se apodero de su cuerpo y entonces tras quejarse todo a su alrededor llenó de una suave escarcha. «¿Mis poderes?» se inclino con sorpresa y fe. Si su magia volvía entonces ella podría.

.
.
.

El transcurso del día fue irrelevante, Elsa permaneció en la habitación encerrada, incluso evito salir a comer, no había poder humano que la sacara de esa habitación. Así que allí estaba parada en él pequeño balcón de su habitación mirando a la nada.

—Me dijeron que no quisiste salir a comer ¿Planeas dejarte morir? —Hans se colocó a su lado, fingiendo que la noche anterior no la había lastimado. Elsa lo miró en silencio y entonces notó los arañazos que el rey tenia en la cara, entonces recordó todo aquel horrible momento y las lágrimas salieron como un par de cascadas. Se había quedado en silencio y Hans solo pudo indagar que dentro de ella solo existía dolor, Su dulce reina se había transformado en una cicatriz en su corazón, una cicatriz que le recordaba lo fácil que era amar y lo doloroso que era amar a la persona no adecuada.

Ambos en silencio con el cielo nocturno como su techo, apenas había viento y  el cielo permanecía nublado. El largo cabello de la chica lo tenía hipnotizado, sin embargo ella permanecía seria, mirando hacía el suelo con los ojos tristes. Hans quedo sorprendido, pues es su vida nunca imaginó ver una versión tan melancólica de la poderosa reina de las nieves.

—Yo...—Trató de hablar normal a pesar de que se sentía nervioso. El rey bajó la mirada apenado, de verdad estaba intentado luchar para no asustarla, pero era como si su cuerpo actuará por voluntad propia y sin previo aviso tocó su cabello. —No supe como actuar, lo... —Al instante que dijo eso trato de corregirlo pero era tarde.

—No lo sientas —Sonrió levemente
—ambos estamos enfermos, nuestro amor es una aberración y al estar juntos estamos destinados a causar nuestra destrucción.

—No puedo renunciar a ti.

—No lo hagas.

—Elsa  —el muchacho agarró su femenina mano. Sus dedos estában fríos debido al aire helado que los rodeaba, ella se tenso al mirarlo inclinarse solo para decir: —Te amo —aquellas palabras fueron como un balde de agua fria. ¿Amarla? ¿De verdad podía sentir algo así por ella? Se quedo paralizada en su lugar. —Se que piensas que en mi cuerpo no hay corazón, ni alma. Pero si lo hay y aunque es poco te pertenece —dijo firme aclarando su voz, pero entonces se vio interrumpido por el beso de Elsa. Se acercó hasta él, colocó una mano en su pecho para apoyarse. Apenas fue un leve contacto con sus labios y termino en seguida, pero Hans se quedó paralizado. Ella sonrió apenada, ni ella misma sabía por que había hecho algo como eso, cuando su cerebro le había exigido terminar con todo, Sin embargo, pese al instante de confusión, el rey reaccionó. La agarró por la cintura y la giró de nuevo hacia él, pegando su cuerpo al suyo y devolviendo su boca al lugar al que pertenecía, "junto a la suya". Superado el primer instante de duda, Elsa se rindió al beso y le pasó los brazos alrededor del cuello, cerrando los ojos y entre abriendo los labios. Simplemente se dejaría llevar.
Hans sonrió y aprovechó el instante para introducir su lengua entre ellos, saboreando la boca de la chica: Era tal y como la recordaba: húmeda, suave, dulce…

Al momento se sintió arder. Todo su cuerpo reaccionó ante la proximidad de la mujer y se tensó, simplemente esperaba su reacción. Esperaba que le diera permiso para seguir, algo que nunca antes había hecho. ¿Cómo se lo iba a negar? La reina no sabía si quería llorar, reír o golpearlo por hacerle sentir aquello, no sabía si debía escapar de ese juego de seducción o si por el contrario, no sería capaz de desprenderse de él. Se había rendido, lo iba a amar hasta la destrucción.

—Hans —rodeó de nuevo con sus brazos el cuello del chico y dejó que él tomara la iniciativa.

Atacó la boca de la mujer con ferocidad y la avaricia que lo caracterizaba. Su apetito creció y comenzó a morderle los labios, a lamerlos, a trazar círculos con la punta de la lengua en el interior de su boca, enredándola con la suya.  —¡Elsa!— jadeo contra su boca.

Elsa apenas podía procesarlo, unos fuertes brazos la sujetaban con protección y firmeza, en segundos el miedo que la  invadía desapareció pues rápidamente un aroma conocido penetró sus fosas nasales. El aroma de Hans.
Estaba entre los brazos del despiadado principe de las Islas del Sur, el ahora rey de Zaragoza, el hombre que le había robado la libertad.

Lo de siempre ocurrió, un encuentro lleno de pasión.

—No deseo que este momento acabe —estaba cansado como nunca lo había estado. Todo lo ocurrido, apenas y le había permitido hacer algo. Tratando de distraerse miró a la hermosa chica descansando a su lado, sus ojos cerrados siendo acariciados por la luz, su cabello suelto, su piel blanca como la nieve, sus labios rosados por naturaleza, tranquilo acarició su mejilla, estaba por volver a besarla cuando cuando se dio cuenta que en la oscuridad ella tambien lo miraba. La noche en su cuerpo era mas corta, ella realmente se sentía enferma de amor por el «Hans» sin embargo con cada día percibía menos luz en el. ¿por que? ¿Que era eso que habia cambiado? Se dice que la cara es la puerta del alma
«¿entonces podríamos decir que los ojos son la ventana de ella? »se preguntó Elsa, ya que son  los ojos  los que suelen llevar una gran carga emocional, suelen delatarnos si estamos tristes, cansados, enamorados, enfermos y hasta molestos. Pero en el simplemente no podía distinguir que había.

—Te amo —declaró claro y fuerte cerca de su oído.  Para el, Te amo era mas bello en su voz de su amada. Ya que en voz de alguien mas perdía el sentido.

—Elsa —Pasó la mano sobre su ahora largo cabello y luego la besó. Ella lucía tan perfecta casi como un melancólico ángel, con un rostro que reflejaba tranquilidad..  —¿Es de día? —la varonil voz del rubio la sorprendió por completo, pues por fin le había prestando atención. —No quiero que amanezca —Soltó con preocupación. La chica sostuvo su mano con fuerza y lo miró. Aunque en un principio no lograba entender lo que el le decía, tras perderse en sus salvajes ojos... "¿estas escuchándome?" pronuncio calmadamente aún con un tono de preocupación y miedo. —Eres... real

—Que Significa es, claro que soy real

—Temo que estoy sea solo un sueño, que sea uns alucinación y que al despertar siga siendo un mas de las ratas del calabozo.

—No es así, estoy a tu lado y nos vamos a amar hasta la destruccion.

—Elsa & Con mucho deseo la abrazo y beso sus labios. No sabía si era su rostro, su voz o su mirada lo que lo ponía tan mal. Ella era una mujer hermosa y apasionada, una diosa que lo miraba con ingenuidad y lujuria. Así que por largo rato la besó hasta que el chico se logro controlar pues a su mente no lo abandonaba la idea de Irse de para siempre.

—¡Llevame a Arrendelle!

—¿No me pedirás huir juntos? —habló el chico con los ojos llenos de suplica.

—No, yo acepto lo malo que es amarte, así que llevame a Arendelle para morir al menos en mi hogar.

—Elsa...

CONTINUARÁ...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro