Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5 - La nueva misión

Horas después de que Calazrael fuera descubierto en ciudad Pentagrama con Satina...
Presente...

Despacho del Krustaceo Kanibal...

Don Cangrejo: ¿Su nombre?

???: Señora Puff...

Don Cangrejo: ¿Cuál es la causa que la ha llevado aquí, señorita Puff?

Señora Puff: Hace un par de días que he llegado a este mundo... Mi muerte no ha sido natural o por accidente como usted comprenderá...

Don Cangrejo: Por supuesto...

Señora Puff: Por si no lo sabe usted, yo no soy una humana... Lo digo para que usted no piense otra cosa... (le enseña su cuerpo, el cual podía inflarlo y desinflarlo) Los peces globo como yo también tenemos grandes problemas que resolver...

Don Cangrejo: Mmmmmm... (sonríe) Interesante...

Señora Puff: Con respecto a mi problema... Es algo que a usted le resultará muy extraño...

Don Cangrejo: No se preocupe, para eso estamos nosotros... Cuénteme su problema y haremos lo que sea para satisfacer sus necesidades...

Señora Puff: Bueno... El caso es que todo empezó como algo muy normal...

Don Cangrejo (inclinándose hacia ella curioso): La escucho...

Señora Puff: para que lo entienda... Yo soy profesora de conducir en mi mundo... Y ese día, por la mañana, iba a empezar otro nuevo día de exámenes de conducir...

Don Cangrejo: Ajá...

Señora Puff: Y bueno... (saca un cigarrillo de su falda, lo enciende y le da una calada) Todo iba muy bien...

Don Cangrejo: ¿Muy bien?

Señora Puff (frunciendo el ceño en plan perverso): Hasta que vino "él..."

Don Cangrejo (entrecerrando los ojos): ¿Él?

Señora Puff (incorporándose y dando vueltas por el despacho con gesto serio): Le tocaba examinarse... La milésima y tanta vez que venía a hacer el intento... (aprieta los dientes) Cuando nos subimos al coche, le dije que lo pusiera en marcha... Sólo tenía que hacer eso...

Don Cangrejo: ¿Y qué pasó?

Señora Puff: Pues hizo lo que siempre lo hacía suspender el examen... (torció el gesto) Darle a fondo...

Don Cangrejo (sonriendo picaresco): Uuuh... Qué tentador suena eso...

Señora Puff: ಠ⁠_⁠ಠ

Don Cangrejo: Disculpe... Continúe...

Señora Puff (soltando el humo de su cigarrillo): En fin... Pese a que le negué rotundamente que lo hiciera... El chico pisó a fondo el acelerador del coche... Entonces salimos disparados hacia la carretera... Perdimos completamente la dirección del coche...

Don Cangrejo: Entonces os caisteis por un precipicio y moriste tú y el no... ¿Cierto?

Señora Puff (girándose a él con ojos penetrantes): ¡No! ¡Eso no...! (suelta un gruñido) Él logró frenar el coche... Sin embargo, yo salí volando hacia adelante tras la frenada... Y caí dentro de una trituradora móvil... Donde terminé muriendo...

Don Cangrejo (sorprendido por su historia): Entiendo...

Señora Puff: Después de eso... Ese cabrón le contó a todo el mundo que la culpa no fue suya, sino mía... Que yo era la que conducía el coche y la culpable de mi muerte... (un aura maligna cubrió parte de su ahora rostro demoníaco) Y encima se dedicó a vender mis pertenencias para abonar el dinero a una obra benéfica... (cierra los puños) Y todo el mundo lo llamó héroe por su gesto...

Don Cangrejo (dando un sorbo a su taza de café): Por curiosidad, madame... (sonríe en plan travieso) ¿Ese amigo suyo está bueno?

Señora Puff: ಠ⁠︵⁠ಠ

Don Cangrejo (retomando su actitud seria al instante para no enojarla): Y dígame... ¿Sabría decirme el nombre del sujeto responsable de su muerte?

Señora Puff (sonríe): Por supuesto... Si no, no habría venido aquí a exigir justicia...

Don Cangrejo: Dígamelo y mis empleados se asegurarán de acabar con la vida de ese hijo de puta por usted... (entrelaza sus pinzas) No dejarán a títere sin cabeza... Se lo aseguro...

Señora Puff: Pues... Su nombre es...

Don Cangrejo: ¿Su nombre es?

Señora Puff (frunce el ceño y le regala a este una mueca malvada que daba algo de escalofríos): Bob Esponja... Bob Esponja Pantalones Cuadrados... (le ofrece sobre la mesa lo que parecía ser una foto de la víctima en cuestión) O lo que es lo mismo... El Sucio Dan...

El crustáceo examina con atención la fotografía del supuesto culpable de la muerte de su clienta. Y nada más verlo, no pudo evitar sorprenderse. La criatura era un joven esponja pequeño de ojos azules y de pantalones marrones. Tenía dientes de conejo, una nariz puntiaguda y pecas en las mejillas. Sobre su cabeza llevaba un gorro de vaquero.

Totalmente, no era más que un paleto.

Don Cangrejo (sonriendo en plan misterioso y riéndose fríamente tras ver la foto): Ju ju ju ju ju... Ésto va a ser divertido...

*

Entre tanto, en la sala comedor del restaurante...

- ¡Pat, mantén fija la puta ruleta, joder!

- ¡Estoy en ello, Calazrael!

Belcebu, Calazrael y Patdiablo estaban jugando a la ruleta rusa, aprovechando que todavía no había clientes que atender. Mientras el cefalópodo apuntaba al blanco con su k-47, la glotona estrella de mar trataba de fijar el objetivo, el cual era la imagen de una familia feliz.

Estaba apuntando desde la barca donde se encontraba la caja registradora, simulando ser un fuerte. A su lado, el pequeño Belcebu observaba a su compañero con admiración, ansioso de que le tocara su turno.

Mientras trataba de fijar el objetivo de su arma, Calazrael, muy concentrado en lo que quería hacer, se puso a comentar a su esponjoso amigo un asunto que ya llevaba dándole vueltas desde hace un rato.

- Oye... Se supone que los miembros de esa foto son una familia feliz... - pone cara de preocupación - ¿Qué sentido tiene matarlos si todos ellos tienen una vida saludable? - se humedece los labios - Matar a un padre maltratador vale... Pero a una madre que cuida de sus niños... - pone cara triste - ¿No sería algo muy cruel, chicos?

Patdiablo no dijo nada. Lo único que se le ocurrió fue pararse un momento a ver la foto con gesto curioso. Hasta ahora no se había parado a pensar en cosas como esas que acababa de comentar su amigo.

Por otro lado, Belcebu, observando a su compañero algo molesto, pues no era la primera vez que mencionaba algo así, se cruzó de brazos y le reprochó con un tono de enfado en su voz:

- Por la madre de Satanás, Cal... - le señala la foto - ¡Mira a esos hijos de perra! - le sujeta la cabeza con ambas manos haciendo que se girara hacia el objetivo, causando así que el cuello de este crujiera un poco - ¡El niño pequeño quizás le prenda fuego a los gatos...! ¡La niña de seguro que acosa a otras chicas de su clase...! ¡El papá puede ser un mafioso...! ¡Y la mamá será una puta borracha que le pone los cuernos a su marido y se droga...!

- Ya, pero... - trató de decir Calazrael, quitándose las manos de Belcebu de su cabeza por lo mucho que se le había torcido el cuello - Argh... ¿Y si realmente no es así? - mira a su compañero con duda - ¿Y si sólo son excusas del cliente o del jefe y en realidad son gente inocente?

Eso último que dijo hizo que tanto Patdiablo como Belcebu se quedaran en silencio por un rato. Lo cierto era que hasta ahora no se habían parado a pensar en eso. Don Cangrejo era avaricioso. Pero no sabían hasta que punto llegaría su nivel de codicia.

Igualmente, pese a su teoría trágica, los dos amigos negaron con la cabeza. Entonces Belcebu Esponja, acercándose un poco más a Calazrael, le dijo:

- Bla bla bla... No le des vueltas a esas tonterías, "angelito..." - le sonríe - Si te soy sincero, me importa una mierda que nuestras víctimas sean puras de corazón o no... - suelta una risita macabra, mientras le medio temblaba el párpado izquierdo - Yo sólo soy un sicario casado con su trabajo... - entrecierra los ojos - Y ya va siendo hora de que tú te termines encariñando con él...

Tras su respuesta, Calazrael parecía estar a punto de quejarse. Esa no era la solución ante lo que acababa de decir. Con eso ya le estaba diciendo que le daba igual tal cosa. Aunque eso era normal en el chico, pues era el que más disfrutaba masacrando a gente de los dos. Aparte de eso, estaba demasiado trastornado como para poder pararse a pensar en sus actos macabros. Su mente de demonio estaba tan dañada que era imposible buscar bondad en él. Estaba loco de atar.

Por otro lado, el cefalópodo fue un ángel en el pasado. De ahí a que parte de la poca bondad que le quedaba todavía estuviera allí presente. Y eso es algo que por defecto tenía todavía: empatizar con las víctimas.

Antes de que Calazrael pudiera abrir la boca, Belcebu Esponja posó sus manos sobre los carrillos de este, callando sus palabras. Y pegando su frente contra la de él, le dijo en un tono esta vez seductor:

- Somos sicarios, bebé... Y nuestro trabajo es cumplir con las órdenes del jefecito, queramos o no, si lo que deseamos es llegar a fin de mes con nuestros patéticos culos... - suspira y sonríe - Dale al blanco...

Acto seguido le da un beso de tres segundos en los labios y se retira de su lado rápidamente, soltando una ligera risita siniestra. Le gustaba coquetear con él para ponerlo nervioso. Sabía que eso lo desagradaba, por eso lo hacía.

Calazrael, soltando un bufido por el gesto pervertido del dichoso enano, se limpió la boca con la capa negra de su traje y volvió de nuevo a retomar sus intentos de disparar al blanco. Sólo quería quedar bien delante de esos dos memos. No era momento de perder el tiempo con tonterías.

Pero justo estaba a punto de apretar el gatillo, cuando Don Cangrejo irrumpió en la sala comedor, abriendo la puerta de su despacho de un portazo, con la nueva clienta detrás de él.

- ¡Camaradas! - exclamó en plan patriota - ¡Tenemos una nueva misión!

Debido a lo brusco que había sido con su entrada repentina, eso causó que Calazrael desviara el blanco de su objetivo.

Disparó contra el techo de metal. La bala rebotó y terminó atravesando la foto que sujetaba un sorprendido Patdiablo. Y acto seguido, por mala suerte, el pequeño proyectil chocó contra una pecera de anguilas eléctricas instalada al lado de la caja. Y eso causó que se rompiera y que dichas anguilas cayeran al suelo, causando un pequeño incendio debido a la electricidad de sus cuerpos.

En un instante, se montó un gran desastre en la sala comedor, con las miradas asombradas de los presentes.

Tras ver cómo sucedía todo eso delante de sus ojos, Don Cangrejo, lleno de cólera, miró a Calazrael con malos ojos y exclamó:

- ¡Por los clavos de Cristo, maldita perra...! - aprieta los puños - ¿¡Tú sabes cuánto me va a costar arreglar este puto desastre!?

Por otro lado, Belcebu, señalando a su compañero con gesto de burla, canturreó en plan divertido:

- Pillado, callado y por siempre castigado...

*
Unos veinticinco minutos después de que se produjera semejante accidente en el local, de las puertas del Krustáceo Kanibal salieron un par de tipos con máscaras de oxígeno y trajes especiales. Llevaban consigo las anguilas eléctricas que antes habían provocado pequeños daños en la sala comedor. Eran bomberos, llamados por Devilene Cangrejo para detener las llamas. Y mientras se iban llevando esos animales, ya muertos, al camión en el que habían llegado allí, el crustáceo malvado se despidió de ellos con la pinza, diciendo:

- Disculpen las molestias, caballeros... Les aseguro que no volverá a suceder tal desfachatez...

Al lado del jefe iban sus dos empleados, quienes observaron en plan pasota cómo esos trabajadores se marchaban de allí. Estaban esperando a que este les dijera a qué persona tenían que matar en aquella ocasión. La dama ya les había comentado que se trataba de alguien muy malo y hostil. En palabras suyas: "una zorra malparida". El jefazo no quería darles indicaciones hasta que hubieran ordenado los desperfectos en el restaurante. Pero como ya habían terminado, pues era el momento de dar la orden.

En el camión también se subió la clienta, para que la llevaran a su casa. Pero antes de irse, le preguntó al señor Cangrejo si podía confiar en que sus camaradas podrán acabar con ese asqueroso, a lo que el hombre le contestó:

- No se preocupe, madame... Mis chicos harán que ese renacuajo desee no haber nacido...

Sus palabras fueron suficientes para tranquilizar a la mujer, la cual cerró la puerta del vehículo y se despidió de estos, agitando la mano con una sonrisa de esperanza y emoción en los labios.

Una vez se hubieron largado esas personas en el camión rojo, el jefe se giró a los otros dos y les hizo un gesto con la pinza para que se acercaran. Éstos, claro está, se dirigieron a su lado, muy intrigados por saber a quién se tenían que enfrentar. Y cuando estuvieron ante él, este sacó de su traje negro la foto de la víctima y se la mostró a ellos.

Cuando éstos hubieron visto al malhechor, no pudieron evitar asombrarse un poco. Parecía inofensivo como para ser alguien que haya cometido una fechoría. Pero desprendía un aura un tanto siniestra que daba miedo. Como si esos grandes ojos azules ocultaran una locura interna. Un lobo con piel de cordero.

Belcebu Esponja se dio cuenta de que ese chiquito era clavadito a él. Como dos gotas de agua. Si no fuera porque carecía de rasgos demoníacos, serían gemelos. En el mundo de los vivos marinos existían algunos parentescos entre varios de los demonios y los seres marinos que aún gozaban allí de la vida. Podría ser probable que aquel tipo fuera su yo de aquel mundo. O simplemente una mera coincidencia de parentesco.

El caso fue que, nada más los dos hubieron echado un vistazo a esa foto, Don Cangrejo les dijo en modo sargento:

- Debéis de acabar con este pequeño sujeto... Se llama Bob Esponja Pantalones Cuadrados y trabaja en un restaurante de comida rápida en la ciudad de Fondo de Bikini... Vive en un residencial de las afueras y se dedica la mayor parte del tiempo a trabajar y a cazar medusas... - frunce el ceño - Para esta noche... Necesito que os infiltreis en el local donde curra y acabéis con él... - añade con tono perverso - Ella quiere una muerte lenta... Así que hacer todo lo posible para que sufra de forma dolorosa...

Tras su breve explicación, Belcebu Esponja sonrió de oreja a oreja, con un tic nervioso en su ojo derecho. No había otra cosa que le gustara más que torturar a sus víctimas. En cambio, Calazrael, tomándoselo con más tranquilidad, se cruzó de brazos y le dijo a su jefe con gesto de desgana:

- Haremos todo lo posible por joder vivo a ese canijo... - suelta un suspiro en plan amargado - Mientras usted luego nos pague bien por ello...

Dicho y hecho, Don Cangrejo le ofreció al triste cefalópodo el libro que utilizaban para acceder al mundo de los vivos. Se lo robó a un overlord hace ya tiempo. Y eso fue lo que les salvó de la ruina. Gracias a eso, ahora podían dedicarse al tema del asesinato y acabar con todos aquellos que se hubieran salido con la suya en vida.

Acto seguido, así sin más, como solía hacer, el jefe se marchó al interior de su restaurante, mientras Calazrael, usando los hechizos del libro, abrió un portal circular y rojizo en la pared del aparcamiento donde estaban. Quería acabar con eso de una vez. No había otra cosa que lo agotara más que él trabajo de sicario. Luego era difícil deshacerse del olor a tripas desmembradas y sesos putrefactos. Además de que la sangre era difícil de quitar.

- Espero que ese cabrón miserable no sea difícil de putear... - murmuró en voz alta, mientras se guardaba el libro en una mochila que llevaba consigo sobre la espalda - La muerte lenta es un tostón...

Por otro lado, Belcebu Esponja, emocionado porque fueran de nuevo a aquel lugar tan hermoso a masacrar a un alma sucia y podrida, ansioso por empezar a despedazar carne fresca, cerró los puños con gesto de valentía. Y medio riéndose como un loco, se giró a su compañero y exclamó:

- ¡ROMPAMOSLE EL CULO A ESA PUTA!

Ante lo que dijo, Calazrael, soltando un silbido, le respondió:

- ¡Chico! ¡Por favor...! - se acaricia el cuello un poco incómodo por su actitud resádica - Que sólo es un polífero... Tranquilízate...

Este simplemente se limitó a medio reírse por lo bajo en plan histérico, mientras le temblaba el ojo derecho otra vez. Cada vez que iban a salir a matar, él se ponía así de salvaje. En ese sentido, el pequeño amaba su trabajo como asesino a rabiar. Y eso era quedarse corto.

Decididos a cometer tal atroz trabajo sucio, los dos empleados, mirando hacia el interior del portal muy seguros de sí mismos, se adentraron en él de un salto. Y cruzaron del infierno al mundo de los vivos.

Nada más hacerlo, dicho vórtice se cerró de golpe tras ello, dando un agudo chasquido. Y la calle infernal volvió a quedarse en un completo silencio, mientras en los alrededores seguían escuchándose los gritos de las almas en pena.

Lo que ninguno de estos dos se dio cuenta fue que todo lo que acababa de suceder había sido presenciado por Planckdemon, a través de una de las miles de cámaras de seguridad que tenía dispersadas en el infierno. Y nada más descubrir algo así, se le formó una exagerada sonrisa de oreja a oreja.

Acababa de descubrir por cuál medio ilegal se movían sus rivales para ganar dinero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro