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Capítulo 4 - Belcebú Esponja

En este universo, la esponja amarilla no era para nada alguien manso. Es más, era todo lo contrario al original: rebelde, malhablado, promiscuo y sanguinario.

Desde su nacimiento siempre ha mostrado tener una gran valía e interés por el uso de las armas y la realización de actividades de asesinato en el infierno. Sus padres eran herreros. Y la primera arma que le regalaron por su décimo cumpleaños fue un hacha, la cuál utilizó para matar a demonios que se metían con él o para intimidar a niños de su edad que trataran de meterse con él.

Entre esos niños conoció a Patdiablo, una estrella de mar caníbal bastante inteligente. Ambos se llevaban muy bien y se divertían juntos. Pero había una cosa de la relación que llevaban que al por aquel entonces pequeño Belcebú le daba mucho coraje. Y es que ese se ganaba la popularidad de los estudiantes de la escuela a la que iban y de los adultos, ya sean padres o profesores, por las buenas notas que sacaba y por lo bien que se portaba con todo el mundo. Todo lo contrario a Belcebú, el cual no tenía unas notas decentes, se peleaba con todo el mundo y tenía fama de ser un tipo castroso y molesto. De ahí la razón por la que su amigo le ponía la sombrilla, siendo el más deslumbrante de los dos.

Eso desquiciaba al celoso polífero, pues cada vez que ellos iban a cualquier lado juntos, sólo le prestaban atención a Patdiablo y a él no. Toda la atención era para ese gordo carroñero y no para él.

Viendo la situación, molesto por tanta ignorancia por parte de los demás, Belcebú, pese a ser sólo un niño (pero también es verdad que era un demonio), tomó medidas extremas en el asunto. Y un día, cuando ambos estaban jugando en el sótano de la casa de uno de ellos, el polífero lo condujo a una trampa, aprovechando que no había nadie en el hogar.

Con la excusa de que iban a jugar a los cirujanos, este sentó a su rechoncho amigo sobre una silla del taller de sus padres, tapándole los ojos con una venda. Y una vez hubo comprobado que estaba bien sujeto, de pies y manos, a dicha silla, tomó un par de pinzas que conectaban a una fuente eléctrica. La activó y electrocutó el cerebro de este con ellas.

Mientras Patdiablo gritaba de dolor, Belcebú sonreía lleno de satisfacción. Al poco rato, cuando la pobre estrella de mar dejó de quejarse, el polífero retiró las pinzas de su cerebro. Y cuando lo hubo desatado de la silla, el pobre ya no era el mismo de siempre. Babeaba como un vegetal, balbuceaba cosas sin sentido y no dejaba de chuparse la mano.

Lo había conseguido. Le había arrebatado la inteligencia. Ahora el quien una vez fue listo era el tonto, mucho más que él. Y eso sirvió para que a partir de ese día la gente prestara más atención a Belcebú que al otro, pues este dejó de sacar buenas notas y dejó de ser popular. Y el otro sobresalió más por ser quien cuidaba de él y el que se preocupaba por su estado de salud.

Nadie se paró a preguntarse por qué Patdiablo se había vuelto tan estúpido de repente. Ni se preocuparon en saberlo.

A la edad de los veinte años Belcebú aprendió artes oscuras gracias a una serie de pecadores poderosos llamados overlords, quienes le mostraron cómo llegar a ser de los más fuertes. Y al final, gracias a las enseñanzas de esas personas, logró convertirse en uno de ellos, destronando y asesinando a sus mismos maestros y llegando a ser uno de los overlords más prestigiosos del anillo infernal en donde vivía.

Su fama llegó tan lejos que todos lo denominaban con el nombre de "el demonio cambia formas". Y es que cuando acababa con sus víctimas o trataba de hacer frente a otros seres que osaban desafiarle, tomaba un aspecto macabro y monstruoso, pasando de ser un pequeño polífero con cola y cuernos a una bestia feroz y salvaje de aspecto horrendo.

Todos le empezaron a tener miedo. Incluso el mismísimo Lucifer habló sobre lo peligroso que era tener a una criatura de esas características suelto por el anillo marino infernal. Ya que si seguía ganando fuerza, tal vez luego trataría de arrebatarle la corona al rey de dicho anillo abismal, seguido después por el mandamás de todo el reino (o sea, el señor Morningstar).

Gracias a que se había vuelto alguien conocido, eso le hizo popular entre las chicas. Tuvo muchas novias, todas ellas eran sirenas exuberantes que buscaban en él diversión y protección. Pero la última que tuvo, y la favorita para él, fue Satina Mejillas. Una hellhound que se mudó al anillo marino, proveniente de ciudad Imp. Era tan diferente, bella y graciosa que todo eso fue suficiente para que Belcebú cayera rendido a sus encantos. Fue la novia que más le duró. De hecho, estuvieron muy felices juntos. Incluso tuvieron pensado casarse en un futuro, convirtiéndose en una pareja infernal influyente en el reino.

Sin embargo, ésto último no pudo suceder debido a un trágico episodio que hizo que la esponja poderosa perdiera todo cuanto había adquirido durante su periodo de fama.

Uno de los sueños que más ansiaba este era formar parte del equipo del Krustáceo Kanibal. Se trataba de uno de los locales más prestigiosos del lugar. Todos hacían cola para comer allí. Y durante un tiempo había una plaza vacante en el puesto de cocinero. Él llevaba años exigiendo al jefe del local, Devilene Cangrejo, que por favor lo aceptara en su trabajo. Pero el crustáceo le explicó que eso no lo aceptaría hasta que se convirtiera en alguien de gran poder.

Dicha petición fue lo que empujó al enano demonio a convertirse en overlord. Y una vez hubo logrado ese objetivo tan complicado, fue directo de nuevo al restaurante, vestido con sus mejores galas y mostrando ser alguien de gran poder.

Tras verlo, Don Cangrejo quedó encantado con su logro. Jamás pensó que alguien tan raro como ese imp en cuestión lo conseguiría de una forma tan rápida. Estaba claro que deseaba por todos los medios el puesto de cocinero.

Así que, como un hombre que cumple con sus promesas, Devilene aceptó cordialmente su entrada al restaurante como cocinero. Sin embargo, le puso un requisito antes de que oficialmente lo convirtiera en su nuevo trabajador. Y es que tenía que firmar un contrato para así que estuviera sellado el pacto de trabajar allí para siempre. Parecía ser que la plaza era fija.

Encantado por esa idea, Belcebú Esponja no se lo pensó dos veces. Y firmó el papel dorado que le acababa de ofrecer el tipo, imaginándose la vida maravillosa que le esperaba preparando hamburguesas en ese local de mala muerte. Era como un sueño hecho realidad. Ganaría mucho más dinero que antes y podría mantener a su futura esposa y a todas las demás concubinas y concubinos que tenía en su palacio.

Por desgracia, se confió demasiado pronto.

Nada más hubo firmado el papel, una energía verde le rodeó todo el cuerpo, causándole un fuerte dolor en el interior de su cabeza. Dicha aura se convirtió en una cadena color esmeralda que le terminó rodeando el cuello. Y tal cadena fue sujetada por la pinza derecha de un sonriente Devilene Cangrejo, el cual hizo que el papel firmado se fundiera en forma de nube, convirtiéndose en un signo en forma de anticristo que desapareció seguidamente.

Con un tirón, el muy tacaño impostor hizo que el polífero se arrodillara ante él. Y sin perder el carisma de su arrugado rostro, le dijo en un tono frío:

- Ahora tu alma me pertenece... Y serás leal a mí durante el resto de tu vida como cocinero en este cuchitril de mierda... - frunce el ceño - ¿Queda claro, perra maloliente?

Si Belcebú hubiera mantenido el poco juicio que le quedaba, le hubiera dicho miles de barbaridades a ese monstruo. Sin embargo, a causa de la magia negra del contrato, su cerebro había sido dañado. Ya no era él mismo. Había perdido por completo la cabeza. El overlord que antes era había desaparecido. Lo acababan de convertir en un ser trastornado (el karma por lo que le hizo a su mejor amigo en el pasado había tenido consecuencias).

En lugar de responder furioso a las palabras de aquel traidor, quien sólo se había aprovechado de él para hacerse con su poder, el polífero, mirando a este con las pupilas dilatadas, sonrió de oreja a oreja. Y con el párpado medio temblando (gesto que se convertiría en su "toc" habitual a partir de ese momento), murmuró fríamente:

- Sí, mi jefe...

Desde ese día, Belcebú Esponja se convirtió en otra persona. Ya no pensaba por sí mismo, ya no recapacitaba ante ninguna situación. Ahora había enloquecido por completo. Parte de él seguía en su interior. Pero debido al daño que sufrió su mente, tenía reacciones violentas. Y sus tics exagerados, como el del párpado, el de mover la cabeza a un lado, o el de reírse o sonreír en plan nervioso, hicieron que la gente se alejara de él por lo psicótico que parecía con esos comportamientos.

También perdió a su novia. Tras su repentino cambio de actitud y al descubrir que sólo la quería por el dinero, Satina lo terminó abandonando. Y eso fue un golpe bajo para él. Había perdido la única mujer con la que más había compartido más cosas en común.

Igualmente, trabajó feliz en el Krustáceo Kanibal. Allí no estaba sólo. El cajero, Calazrael Tentáculos, fue la única compañía que tuvo durante sus largas jornadas laborales. Y fue tal la impresión que se llevó al verlo que incluso le comenzó a atraer un poco. Y más aún después de saber que era un ángel caído. Eso fue lo que más le llamó la atención de ese personaje, que provenía del mundo de los santurrones. Y el hecho de que lo hubieran echado de allí, lo hacía más interesante. Eso significaba que se portó mal con los ángeles. Y eso le gustaba.

Cuando se corrió la voz de que el overlord Belcebú había caído y que su alma ahora pertenecía al magnate Devilene Cangrejo, los demonios más prestigiosos del infierno celebraron su descenso. Y aprovechando que ese mocoso ya no les molestaría más, trataron todo lo posible de adquirir más fama y poder en el reino marino infernal.

Entre esos personajes tenebrosos se encontraba el archirival del crustáceo tacaño: Plackdemon.

Él fue uno de los antiguos rivales más fuertes que trató de destronar a Belcebú hace años. En el pasado fue derrotado por la pequeña esponja endemoniada, haciendo que fuera el hazmerreír de todo el infierno por haber perdido contra un insignificante criajo. Y cuando se hubo enterado de que ahora su alma pertenecía a su antiguo ex mejor amigo, no pudo evitar enfurecerse por ello.

Aunque no lo pareciera, Devilene Cangrejo también era un overlord. Y con su dinero recaudado en su empresa durante años, el hecho de que se hubiera hecho con el alma de otro overlord y que también tuviera bajo su mandato a un ángel caído del cielo, lo volvían alguien muy interesante y reconocido en la ciudad submarina.

El día en el que Plackdemon se enteró de que dicho sujeto se había hecho con el alma de aquel enano fue unas semanas antes de que Belcebú y Calazrael recibieram la orden de matar al mortal Bob Esponja Pantalones Cuadrados. Una tarde en la que tenía mucho trabajo que atender, cuando se encontraba en la torre de su empresa, comprobando que todo iba en orden...

*
- ¡Ese cabrón ha vuelto!

Fue lo que gritó el minúsculo overlord cuando desde las pantallas de su despacho se plasmaban imágenes en directo de Belcebú Esponja dirigiéndose al interior del restaurante Krustáceo Kanibal, mientras los clientes se amontonaban en el interior.

Su esposa, K-Ren, la cual estaba con él en esos momentos, sentada sobre la mesa del escritorio, miró las grabaciones con los ojos medio cerrados. Y con gesto de desprecio, pasando su mano por su lanza plateada, murmuró:

- Sí... - muestra su sonrisa puntiaguda - Creí que nunca volveríamos a verlo...

Ella era un ángel exterminador robot, creado por Plackdemon para defenderse de otros pecadores y ayudar a Adán con los exterminios anuales. Él creó un ejército de robots exorcistas para dicho ángel asesino. Sin embargo, a K-Ren la mantuvo a su lado por haber sido la primera creación que hizo, de la cual se basó para después fabricar otras réplicas igual que ella (vendiendoselas a los ángeles). Y porque se encariñó con su compañía. De modo que le integró en su sistema una serie de datos y actualizaciones que le aportaron un mayor nivel de sabiduría y conocimientos, convirtiéndola así en una inteligencia artificial que podía pensar por sí misma. Y también conseguir casarse con ella.

Desde entonces vivían y colaboraban juntos. Y justo en esos momentos, cuando la arpía exorcista vio por el sistema de seguridad de su marido al mocoso que casi acabó con este, el mayor rival al que se tuvieron que enfrentar en el pasado, no pudo evitar el sonreír. Fueron unos tiempos bastante entretenidos para los dos, la verdad. Y ese demonio en cuestión era todo un enigma. Pequeño pero matón, sin duda.

- ¡Han pasado siete años! - bramó la pequeña y verde pulga, dándose a sí mismo un tirón de antenas.

K-Ren, sin dejar de sonreír, le dio al desesperado overlord un pellizco cariñoso en la mejilla con sus dedos metálicos. Y poniendo ojitos tiernos, murmuró con un tono de voz infantil:

- ¿Sigues cabreado porque el dichoso niñato casi te machaca?

Furioso, Plackdemon miró a su mujer con el ceño fruncido y exclamó:

- Argh... ¡Que te den!

- Yo solo digo la verdad, cielo... - dijo esta en plan chistoso, poniendo una pose de chula y encogiéndose de hombros - Y no niegues que te gustó luchar contra él...

- Las cosas han cambiado desde que el gilipollas decidió unirse al mamón de Devilene sin abstenerse a las consecuencias... - añadió muy seguro de sí mismo - Ahora no es más que una asquerosa alimaña con la mente más dañada que un puto NPC estropeado...

- Eso es muy cierto... - suelta una risita adorable.

- Ha llegado la hora de la verdad, tetas chiquitas... Es el momento de actuar... - se frota las manos - Voy a enviar un mensaje a la ciudad para que todo el mundo sepa quién está ahora al mando...

Ambos ríen malévolamente. Era cierto. Todo el mundo tenía que saber que el overlord Belcebú Esponja había caído. Que el campo ahora lo tenían libre todos los supremos del infierno. Y que ahora Plackdemon sería el dominante de todos ellos. Era el momento perfecto para mostrar su poder.

Así que, dispuesto a hacerse de respetar, la pulga marina se dirigió al corazón de su torre de comunicación central, donde retransmitía sus programas habituales televisivos, en los que normalmente promocionaba su restaurante "El cubo de sesos." Esa tarde hablaría sobre el descenso del demonio esponja y que ahora él sería el amo y señor del anillo de los siete mares.

Mientras iba poniendo todo en marcha para el gran documental especial que estaba a punto de mostrar a todos los pecadores con aletas y escamas, él, sentándose de un ligero salto sobre su inmenso asiento, se colocó bien las antenas. Y dando los últimos preparativos, esbozó una ligera sonrisa y se puso a cantar.

👆 Canción que canta Plackdemon en esta escena:

Plackdemon:
Este show ha mejorado ahora que he vuelto yo...
Bienvenido hoy a la antigua status quo...
Ya no es lo mismo, bienvenido, hoy...
Llega la emoción...

Una vez hubo estado en el aire, el pequeño hombre minúsculo dio inicio a su programa. Pegó los labios a su gran micrófono del estudio y se puso a contar los últimos acontecimientos que sucedieron en la ciudad acerca de los overlords.

- Hoy podemos respirar todos tranquilos después de que cierto niñato depravado haya dejado su mandato y sin parecer querer volver a recuperarlo... ¿Por qué? ¿Quién es él? ¿Qué es lo que ha pasado? Os lo cuento ahora, chatos... El conocido como demonio esponja perdió todo su poder y terminó formando parte de la tripulación del Krustáceo Kanibal... Al parecer el multimillonario Devilene Cangrejo se hizo con su alma a través de un trato y ahora es propiedad suya... Ay... Menudo drama... Cabe destacar también que la prometida del polífero con cuernos, Satina Tetas Grandes, está libre... Así que cualquiera puede ir a corresponderla si quiere... Belcebú Esponja la abandonó tras perder todo su poder... Vía libre entonces, muchachos...

La voz de Plackdemon resonaba por las pantallas de todo el fondo marino infernal. Sin embargo, la gente, sus oyentes, no entendía lo que decía, pues lo único que ellos llegaban a escuchar era como una voz rebobinada por dos, hablando muy rápido y sin pausa. Así que apenas entendieron ni un dato de los que resaltó el overlord.

Igualmente, como Plackdemon no se estaba dando ni cuenta, siguió con su número. Pero esta vez decidió ponerse a cantar.

Plackdemon:
En el KK se escondió...
Ahora el juicio perdió...
Y donde trabaja ni un alma va a comer...
Se está mejor sin él...
Volveré a ser el mejor...
¡Ay qué bien!

Pero antes de que siguiera regodeándose de su triunfo, una voz chillona y graciosa irrumpió en su retransmisión.

Belcebú Esponja:
¿Cómo estamos?
¡Estar aquí es un placer!

Al parecer, a través de un equipo de radio que quizás tendrían en el Krustáceo Kanibal, el pequeño polífero trastornado había logrado conectarse a la antena, logrando así poder interrumpir, a través de una emisora, el programa de su microscópico rival.

Al igual que hizo Plackdemon antes, el joven cocinero se puso a explicar bajo su punto de vista lo que habían pasado esos días.

- Supongo que algunos se preguntarán... ¿Dónde está ahora nuestro querido Belcebú Esponja Pantalones Mojados?

- ¡Silencio! - trató de callarle el otro a través de su programa.

- Bueno... Lo cierto es que firmé un contrato que me permitió cumplir mis deseos para trabajar en el restaurante del señor Cangrejo... Y sólo puedo decir que cierto anciano cuyo programa es jodidamente mediocre...

- ¡Basta!

- No molestará más a Devilene Cangrejo ahora que su restaurante está bajo mi protección...

- Te voy a...

- La formula secreta de la satiburguer no caerá en manos suyas gracias a que yo estaré allí... Y no permitiré que el dichoso capullo destroce mis sueños y trate de hundir el negocio...

- Maldita mosca cojonera... ¡Eres la mierda del pasado!

Seguidamente, Belcebú Esponja se puso a cantar también, mostrando sus sentimientos hacia ese gusano.

Belcebú Esponja:
Buen aire se respira aquí...
Y creo que cabe añadir...
Que Plackdemon no sería nada sin su chati...

- Oh... ¡Por favor! - renegó este avergonzado. No le gustaba cuando lo dejaban en evidencia.

Belcebú Esponja:
Y aquí el kit de la cuestión...
Él un día me pidió...

- ¡Calla!

Belcebú Esponja:
Unirme a su equipo...
Dije que no...
¡Y ahora me odia a mi!

Furioso, Plackdemon, a través de su micrófono, se puso a balbucear lo siguiente:

- ¡No eres más que un saco lleno de mierda y repugnante!

- Oh oh... - murmuró Belcebú Esponja con un tono de voz infantil - Parece que la tele no va bien...

En eso tenía razón. Su torre de control estaba perdiendo la señal de todos los televisores y cámaras de seguridad de la ciudad. Y eso no lo entendía el pequeñísimo villano. Si hace un momento le iba bien la señal. Seguro que eso era cosa de ese mocoso, que estaba usando sus poderes para detener su programa.

Lleno de cólera, molesto de que ese niñato entrometido le estropeara su trabajo, gritó con fuerza:

- ¡TE DESTRUIRÉ!

Fue sólo chillar eso y de un fuerte chispazo la señal se desvaneció, apagando todas las televisiones, luces y demás aparatos eléctricos de la ciudad.

A través de la emisora del Krustáceo Kanibal, un alegre y triunfal Belcebú Esponja observava su acto lleno de satisfacción. Y añadió de forma chistosa:

- La señal se ha perdido...

Una vez todo se hubo quedado completamente a oscuras, Belcebú Esponja, el cual estaba sólo en el restaurante en esos momentos, sentado en la barca donde permanecía la caja registradora, miró hacia un punto fijo de la sala comedor. En dicho punto se encontraba observando una de las cámaras de seguridad del Cubo de Sesos, pues el local rival estaba justo enfrente del suyo. Y sabiendo que el muy granuja estaba allí, espiandolo desde lejos, se llevó su inseparable espátula a los labios. Entonces, simulando que era un micrófono, se puso a cantarle a Plackdemon lo siguiente:

Belcebú Esponja:
Este show... Ha mejorado ahora que he vuelto yo... Atención...

De repente, poco a poco, el cuerpo de la esponja se puso a cambiar drásticamente, pasando de aparentar ser un tipo inofensivo a una criatura de feas facciones y de aspecto monstruoso.

Mientras se iba trasformando, siguió cantando. Y su voz pasó lentamente de aguda a grave, volviéndose cada vez más espeluznante.

Belcebú Esponja:
Al final...
Sabrás lo que es perder una vez más...

Se le dilatan las pupilas de sus ahora cuencas oscuras.

Belcebú Esponja:
Va a ser genial...

De golpe, tras esa advertencia tenebrosa que le acababa de soltar el ex overlord, la pantalla en donde Plackdemon estaba mirando a ese loco cantar se fundió en negro, dejando toda su sala a oscuras. Le siguió una estridente risa macabra que le hizo al pequeño villano sentir un ligero escalofrío. No sólo sintió miedo por el aviso de ese idiota, sino que se acordó la vez en la que se enfrentó a él. Por eso perdió, porque huyó tras verlo trasformarse en esa cosa que acababa de ver. No podía luchar contra algo así.

Tras un largo silencio en la penumbra, tiempo en el que por un segundo Plackdemon pensó que una sombra iba a aparecer en cualquier momento a por él, se llevó las manos a la cabeza. Y gritó disgustado:

- ¡Mieeeeeeerda...!

Muestra de la escena de Belcebú Esponja intimidando a Plackton: https://www.instagram.com/reel/C8KqZegCL8s/?igsh=czE3a2dtcWQ5a291

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