Capítulo 3: La amenaza
-Eduardo-Les agradezco que se preocupen por mi, son las mejores amigas-decía el cob una sonrisa.
-Charlie- Sabes que puedes contar con nuestro apoyo-decía ella.
-Vaggie-Es un placer en encontrarnos con ustedes-decía ella a sus dos amigos.
-Loona- antes que se vayan-decía llamando la atención de Charlie y Vaggie.
-Charlie- ¿Qué pasa?-pregunto ella a loona.
-Loona-¿Les gustaría ser mis damas de honor en mi boda?-pregunto ella a Charlie y a Vaggie.
La propuesta de Loona hacia Charlie y Vaggie se sorprendieron pero aceptaron se las damas de honor de Loona en su boda.
-Charlie-Claro que si nos encantaría ser tus damas de honor en tu día especial Loona-decía ella con una sonrisa.
-Loona-Gracias, al rato les pasare los colores que estoy pensando que sean los vestidos de las damas de honor.
-Vaggie-Ya estamos entonces lo estaremos esperando el mensaje-decía ella a Loona.
Unas horas después Loona y Eduardo llegan a la casa y entran.
-Eduardo-Bienvenida a tu nueva casa Loona-decía el dando la bienvenida a su prometida.
-Loona- Gracias, la verdad es una casa muy bonita-decía ella con una sonrisa- Aunque no tenía nada de malo tu departamento, pero no me interesa en donde estar siempre y cuando esté a tu lado.
-Eduardo-Gracias cielo,sabes desde el día que bueno ya sabes tu fuiste que me apoyo-decía el a su chica.
Ya es de noche y Loona esta en pijama que son dos piezas la parte de arriba es una camisa de tirantes y la otra con un short de color negro y rojo queriendo un corazón rotó.
Se encuentra cocinando la cena de esta noche y el olor de la cena es tan fuerte que entra Eduardo en la cocina.
-Eduardo- cielo, lo que estas cocinando huele rico-decía el a su prometida.
-Loona- Gracias cielo-dijo ella con una sonrisa.
-Eduardo-¿Necesitas ayuda?-pregunto el a Loona.
-Loona-No, no es necesario Edu estoy bien así gracias-decía ella con una sonrisa.
-Eduardo-Huele increíblemente bien. ¿Qué es lo que estás cocinando?-preguntó Eduardo, acercándose a Loona y oliendo el aroma que salía de la sartén.
-Loona-Estoy haciendo tu plato favorito, cielo. Pollo al curry con arroz-decía Loona, sonriendo y revolviendo el contenido de la sartén.
-Eduardo-Mmm, suena delicioso. No puedo esperar para probarlo-decía Eduardo, sentándose en una de las sillas de la cocina y mirando a Loona con admiración.
Loona sonrió y siguió cocinando, mientras Eduardo la observaba y charlaban sobre su día.
Después de un rato, Loona sirvió la comida y se sentaron a comer juntos. La conversación fluyó fácilmente y se rieron juntos, disfrutando de la deliciosa comida y de la compañía del otro.
Mientras comían, Eduardo no podía dejar de mirar a Loona. Estaba radiante, con una sonrisa en el rostro y una luz en los ojos que lo hacía sentirse afortunado de tenerla en su vida.
-Loona-¿En qué piensas, cielo?-preguntó Loona, notando la mirada de Eduardo y sonriendo.
-Eduardo-En lo afortunado que soy de tenerte en mi vida-decía Eduardo, tomándole la mano y mirándola a los ojos.
Loona se sonrojó y se inclinó hacia adelante, besando suavemente a Eduardo en los labios.
-Eduardo-Te amo-decía Eduardo, abrazándola y devolviéndole el beso.
-Loona-Yo también te amo, cielo-decía Loona, sonriendo y abrazándolo con fuerza.
Después del beso, Eduardo y Loona se sentaron de nuevo a la mesa, sonriendo y mirándose el uno al otro.
-Eduardo-¿Sabes qué?-decía Eduardo, tomándole la mano de nuevo.
-Loona-¿Qué?-preguntó Loona, curiosa.
-Eduardo-Me encantaría pasar el resto de mi vida contigo-decía Eduardo, mirándola a los ojos.
Loona se sonrojó de nuevo y sonrió, sintiendo su corazón lleno de emoción.
-Loona-Yo también, cielo-decía Loona, apretando su mano.
En ese momento, el teléfono de Eduardo sonó, interrumpiendo el momento íntimo.
-Eduardo-Lo siento, cielo. Tengo que contestar-decía Eduardo, levantándose de la silla.
-Eduardo-Hola?-decía Eduardo, contestando el teléfono.
Una voz al otro lado de la línea habló, y Eduardo se puso serio.
-Eduardo-¿Qué pasa, Charlie?-preguntó Eduardo, preocupado.
Charlie le explicó algo a Eduardo, y él asintió con la cabeza.
-Eduardo-Entendido. Estaré allí enseguida-decía Eduardo, colgando el teléfono.
Loona se levantó de la silla, preocupada.
-Loona-¿Qué pasa, cielo?-preguntó Loona.
Eduardo se volvió hacia ella, serio.
-Eduardo-Hay un problema en la oficina. Tengo que ir-decía Eduardo.
-Loona-¿Qué tipo de problema?-preguntó Loona, curiosa.
-Eduardo-No lo sé exactamente. Charlie solo me dijo que era urgente-decía Eduardo, buscando sus llaves.
-Loona-¿Quieres que te acompañe?-preguntó Loona.
-Eduardo-No, cielo. Esto no tiene nada que ver contigo. Quédate aquí y descansa-decía Eduardo, besándola en la frente.
Loona asintió, aunque parecía un poco preocupada.
-Loona-Ten cuidado, cielo-decía Loona.
-Eduardo-Lo tendré-decía Eduardo, sonriendo y saliendo de la casa.
Eduardo salió de la casa y se dirigió hacia su coche. Mientras conducía hacia la oficina, no podía dejar de pensar en Loona y en la conversación que habían tenido sobre su futuro juntos.
Al llegar a la oficina, Eduardo se encontró con Charlie y Vaggie, que parecían muy preocupadas.
-Charlie-Eduardo, gracias por venir-decía Charlie, seria.
-Eduardo-¿Qué pasa?-preguntó Eduardo, mirando a las dos mujeres.
-Vaggie-Hemos recibido una amenaza-decía Vaggie, sacando un papel de su bolso.
Eduardo se puso serio y tomó el papel, leyendo el mensaje.
Eduardo leyó el mensaje y se puso tenso. La amenaza era clara y directa, y parecía que alguien estaba dispuesto a hacer daño a las personas que él amaba.
-Eduardo-¿Quién creen que lo envió?-preguntó Eduardo, mirando a Charlie y Vaggie.
-Charlie-No lo sabemos, pero estamos investigando-decía Charlie.
-Vaggie-Sí, y también estamos tomando medidas para protegernos-decía Vaggie.
Eduardo asintió, pensando en Loona y en cómo protegerla.
-Eduardo-¿Qué puedo hacer para ayudar?-preguntó Eduardo.
Charlie y Vaggie se miraron y luego se volvieron hacia él.
-Charlie-Queremos que te quedes con Loona y la protejas-decía Charlie.
Eduardo asintió, sin dudarlo.
-Eduardo-Claro, haré todo lo que pueda para protegerla-decía Eduardo.
CONTINUARÁ
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