•You're scared to be loved
HyungWon giró el picaporte de la puerta para encontrarse cara a cara con la ex de Hoseok. No podía decir que le sorprendía la visita. Se notaba a la legua qué clase de persona era aquella mujer. Le había sorprendido lo bella que era cuando la vio en el apartamento de Hoseok, pero apenas abrió la boca para saludarlo, supo que a la mujer le encantaban los problemas.
—Debo decir que este lugar es increíble —dijo ella poniéndose de pie ya que estaba sentada en la silla que usaba él para trabajar. Él Intentó sonreír aunque no estaba seguro de haber logrado el efecto deseado.
—Gracias —dijo mirando nerviosamente la mano que la mujer le estiraba.
—Es un placer volver a verte, HyungWon.
La familiaridad con la que lo trataba le molestó, pero aún así le ofreció un café. Ella aceptó rápidamente.
—Con dos terroncitos de azúcar —pidió mientras caminaba hacia las pinturas que estaban sobre las paredes.
HyungWon regresó a los pocos minutos y le puso la taza en las manos.
—Señorita, Jin Ah, ¿no es así? —ella asintió—. ¿Puedo saber el motivo de su visita?
Ella tomó un sorbo del café y alzó las cejas, con una sonrisa despectiva en sus labios.
—Ah, se nota que es de calidad. Creo que ya estaba acostumbrada a la basura que Seokie compraba. Ya sabe, ese hombre es un tacaño de campeonato.
HyungWon se aclaró la garganta, incómodo.
—Lo siento, pero no cuento con mucho tiempo —se excusó—, por lo que agradecería que me dijera lo que ha venido a decirme. No creo que quiera una clase de restauración...
Jin Ah soltó una risita y se sentó sobre una de las esquinas de la mesa.
—¿No es obvio a lo que he venido? —preguntó estirando un dedo para comenzar a jugar con los pinceles.
—Quiere que me aleje de Hoseok.
Ella frunció el ceño.
—Oh, creo que no nos estamos entendiendo. Verá, señor... ¿Chae? Lo que ustedes dos hagan en la cama, no me interesa en lo más mínimo. Además, supongo que estará al tanto del trabajo que hace Hoseok, así que digamos que no es la primera vez que me es infiel. Le encanta saltar de cama en cama.
HyungWon se puso de pie molesto.
—Si no quiere que me aleje de él, ¿qué es lo que quiere de mí?
—Dinero, por supuesto. ¿Qué otra cosa podría querer de usted?
—¿Dinero? ¿Por qué debería darle dinero?
Ella se encogió de hombros y sacó una una cigarrera desgastada del bolsillo de su blazer.
—No se puede fumar aquí dentro. Puede arruinar las pinturas.
La mujer rodó los ojos y suspiró.
—Como sea. Digamos que es un pequeño pago por tener que compartir a mi esposo. ¿O acaso cree que mi Seokkie trabaja gratis?
HyungWon pudo sentir cómo la ira iba tomando forma en su interior.
—En ese caso debería pagarle a él. No a usted.
—No se pase de listo conmigo, señor Chae. Sé que Hoseok es atractivo y también sé todo lo que puede hacer entre las sábanas. Y por esa razón, también me compadezco de usted. No me malinterprete, usted parece un hombre decente y no creo que tenga un pelo de tonto. Hoseok está deslumbrado por usted. No lo culpo, usted es endemoniadamente atractivo y si no fuera porque se nota que es abiertamente gay, quizás hasta le hubiera propuesto un poco de acción como la que tiene con mi marido. Pero conozco a Hoseok. No crea que no ha hecho esto antes.
—Si ya terminó con lo que vino a decir, voy a pedirle que se retire.
—¿Sabe su esposo lo que usted y mi marido hacen a escondidas?
HyungWon cerró los puños, furioso con esa mujer.
—Salga de aquí o llamaré a seguridad —le advirtió caminando hacia la puerta.
Ella se puso de pie y lo siguió.
—No me haga esperar demasiado —dijo pasándole un pedazo de papel con un teléfono y una cifra—. Tiene dos días para mandarme el dinero. Caso contrario, tendré que contarle a su esposo todo. Y ninguno de los dos quiere eso, ¿no es así?
Cuando HyungWon cerró la puerta, se apoyó en ella y suspiró. Se sentía agotado mental y emocionalmente. La situación estaba volviéndose insostenible y no sabía muy bien qué hacer a continuación. No quería darle dinero a aquella mujer despreciable, pero tampoco quería que DongHae se enterara de su aventura con Hoseok. Eso solo entorpecería el proceso de divorcio.
Con todo el problema dando vueltas por su cabeza, apenas si prestó atención a las muestras que habían llegado de Italia. Debía pensar qué hacer con ese asunto antes de que todo se le fuera de las manos. Cuando llegó la hora de ir a la oficina de DongHae, tenía los nervios a flor de piel. Llamó a MinHyuk para decirle que por favor lo encontrara en una cafetería cercana a las oficinas de la firma de su marido más tarde.
La secretaria del despacho lo saludó alegremente y le indicó que pasara a la oficina de DongHae. Este estaba hablando por teléfono cuando HyungWon asomó la cabeza.
—Por supuesto, no creo que haya ningún inconveniente. Pelearemos por una indemnización mayor a la que le corresponde. Usted quédese tranquilo —dijo mientras le hacía señas para que entrara y tomara asient—. Entonces nos reuniremos el viernes. Que tenga un buen día.
Cuando colgó el teléfono, su marido garabateó algunas palabras en un post it que pegó en el ordenador y finalmente sonrió.
—Lo siento, sabes cómo es todo esto. ¿Cómo estuvo lo de las muestras?
HyungWon resopló cansado.
—Tenemos un trabajo titánico por delante. Algunas obras están en muy mal estado. Me temo que algunas necesitarán rayos x.
DongHae tomó su saco y las llaves del auto.
—No te preocupes demasiado. Sé que lo harás bien, por algo decidieron confiar esas obras a ustedes.
HyungWon asintió aunque no estaba tan seguro de poder hacerlo. No cuando su cabeza estaba en cualquier lado.
Se sentaron a almorzar en un pequeño restaurante griego que solían frecuentar los primeros años de su matrimonio.
—Veo que hicieron algunas reformas —comentó DongHae echando una mirada rápida alrededor.
—Creo que se ve más elegante con este nuevo color de tapiz...
—Won... ¿lo has pensado bien?
HyungWon lo miró y dejó el menú a un lado.
—Sí. Sabes que esto es lo mejor que podemos hacer, Dong. Acepta que todo terminó. No quiero que terminemos odiándonos por querer insistir en algo que ya no existe.
DongHae desvió la mirada, pero no dijo nada por un rato.
—No quiero firmar los papeles —las palabras salieron firmes y HyungWon sintió que se asfixiaba—. Por favor, piensa bien en lo que quieres, cielo. Ya te pedí perdón por lo de ese tipo.
—Hoseok no tiene nada que ver en esto.
—¿Hoseok? ¿Quién diablos es Hoseok?
A HyungWon se le fue el alma al suelo. Había cometido un error imperdonable.
—¿No-no era ese el nombre de aquel hombre? Tú me dijiste que así se llamaba —balbuceó sintiendo cómo su cara se calentaba.
—¿Sí? No lo recuerdo. De todas maneras, eso ya no importa. Lo que iba a suceder esa noche, finalmente no pasó. ¿No podemos olvidarnos de ello y pasar la página?
—Por favor, Dong. No volvamos a lo mismo. Sabes tan bien como yo que solo sería cuestión de tiempo para que todo se vaya al demonio otra vez.
El almuerzo terminó en un clima de tensión e incomodidad. DongHae no estaba dispuesto a firmar el divorcio y él no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer.
—Por el respeto al amor que nos tuvimos, te pido que firmes los papeles, Dong —le dijo HyungWon tomando su bolso y poniéndose los lentes de sol, tenía los ojos rojos de aguantarse el llanto y no quería que Min lo viera así.
Su marido finalmente asintió.
—Está bien. No creo que sea lo correcto. Aún creo que podemos arreglar lo que sea que se arruinó en nuestro matrimonio. Tendré los papeles listos esta noche, descuida.
Le agradeció con una pequeña sonrisa que distaba mucho de ser una alegre y salió del restaurante. Caminó las pocas cuadras que lo separaban de la cafetería y aprovechó a llamar a Hoseok que lo atendió casi sin aliento.
—Hola, bebé, acabo de salir del gimnasio. ¿qué hacías?
—Tuve una pequeña reunión con DongHae...
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea y finalmente se escuchó un carraspeo.
—¿Sucedió algo?
Estuvo tentado a decirle lo de Jin Ah, pero luego de pensarlo mejor decidió omitirlo.
—Dijo que firmaría los papeles...
—No te noto muy contento —observó Hoseok. Tenía la voz ronca y profunda y por un momento deseó que estuviera a su lado.
—Estoy aliviado. Pero no puedo sentirme feliz precisamente, Hoseok. Como te dije antes, hasta que te conocí, el divorcio era algo impensado para mí. Yo quería arreglar mi matrimonio.
—¿Te arrepientes de haberme conocido? Puedo entenderlo perfectamente, Won. Yo no soy precisamente un premio. De hecho, creo que deberías correr para el lado contrario a mí. No tengo nada que ofrecerte, estoy desempleado y debo trabajar en un gimnasio para poder pagar las cuentas...
—No digas eso. No me importaría aunque vivieras bajo de un puente. Me gustas como eres. Honestamente, creo que el que no tiene nada para ofrecerte soy yo —hubo una risita distante y luego Hoseok suspiró.
—¿Podemos vernos? Te extraño...
—Lo siento. Quedé en verme con MinHyuk.
La conversación no duró mucho más, y para cuando llegó a la cafetería donde había citado a su amigo, él ya estaba allí.
Apenas lo vio cruzar la puerta del lugar cuando se bajó los lentes oscuros sobre el puente de la nariz e hizo una mueca disgustada.
—Dime a quién tengo que arrancarle los ojos.
HyungWon se dejó caer sobre la silla y ladeó la cabeza, suspirando exageradamente.
—Estoy en un problema. Y no sé qué diablos hacer.
MinHyuk asintió levantando una mano al aire para llamar a una camarera que se apresuró a correr a la mesa.
—Cielo, ¿podrías traernos un café? Con mucho whisky, bien fuerte y más irlandés que Cillian Murphy, por favor —luego miró a su amigo—. Kihyun me llamó. Ahora cuéntame todo en detalle.
—Hoy me visitó aquella mujer en el taller.
MinHyuk se tapó la boca.
—¿Aquella mujer es la ex de Hoseok?
HyungWon asintió.
—¿Cuánto dinero quería?
—¿Cómo sabes que buscaba dinero? —le preguntó sorprendido por las habilidades casi psíquicas de su mejor amigo.
—¿No le dijiste que ella había falsificado documentos para robarle dinero a Hoseok? Suma dos más dos.
HyungWon asintió sintiéndose un poco tonto.
—Dijo que si no le daba esta suma —puso el papel que ella le había dado sobre la mesa— le diría a DongHae lo nuestro.
—Pues díselo a Hoseok. Él sabrá cómo lidiar con esa zorra.
—Esa mujer no tiene escrúpulos, Min. Le dirá todo a DongHae y... No, no puedo permitirlo. Acabo de lograr que firme los papeles del divorcio. Si se llega a enterar que Hoseok y yo, bueno, tú sabes, no los firmará.
—¿Y entonces qué harás?
No sabía qué hacer. Si le pagaba, ella podría seguir pidiendo más. Si cedía una vez, ¿qué le garantizaba que ella cumpliría con su palabra? Si había sido tan osada de robarle a la persona que había sido su pareja, nada la detendría en hacer lo mismo con él. Peor si actuaba por celos.
—Tengo que ganar tiempo. Al menos hasta que los papeles estén firmados. Pero creo que tienes razón, deberé decirle a Hoseok.
—¿Y si buscamos información sobre ella? —sugirió su amigo. HyungWon lo miró. —Si esta mujer falsificó documentos, estoy seguro de que no es el único trapito sucio que tiene escondido.
HyungWon asintió, pensando en ello. Por obvias razones no podía pedirle asesoramiento a su esposo, pero podría averiguar por otros medios.
—Llamaré a Hoseok. No puedo dejar que esta mujer arruine todo.
Hello, stranger
Perdón por la ausencia, honestamente estoy un poco desanimada como para escribir. Pero quiero terminar esta historia ♥︎. Prometo hacerlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro