•It's our secret
MinHyuk atravesó la sala con una botella de vino y tres copas que puso en la mesa. Kihyun reía por la expresión culpable que tenía HyungWon en la cara.
—Bueno, entonces lo hiciste —dijo Min dejándose caer en la silla a su lado.
HyungWon se acodó en la mesa y suspiró asintiendo.
—Soy una persona horrible.
Min chasqueó la lengua y le puso la copa entre las manos.
—¡Qué va! Por mi parte te felicito, pero sabes que necesito detalles.
Kihyun asintió con fervor secundando a su amigo.
—Necesitamos. Vamos, lárgalo todo.
—Y no omitas nada —sentenció Min.
—No sé qué quieren que les cuente. Fue... dios santo, no sé qué estoy haciendo con mi vida —dijo apesadumbrado—. Ya le envié los papeles de divorcio a DongHae.
Sus amigos cruzaron miradas entre sí.
—¿Te ha llamado?
HyungWon sacudió la cabeza.
—No. Pero creo que es mejor así. Hará todo más fácil.
—¿Qué harás si él no quiere darte el divorcio? Después de todo él es abogado también.
HyungWon se encogió de hombros. Había pensando en su situación bastante y, aunque aún no le había dicho a sus padres, descubrió que tampoco le importaba tanto lo que tuvieran para decirle. Siempre había hecho todo lo que ellos quisieron. Quizás ya era hora de empezar a tomar las riendas de su vida.
—No lo sé, pero ya tomé una decisión.
MinHyun asintió y le acarició el dorso de la mano.
—Por supuesto que estamos contigo en esto. Ahora suelta el chisme que la incertidumbre me está comiendo por dentro.
—¿Cómo fue? —preguntó Kihyun casi subiéndose a la mesa—. ¿Cómo es en la cama? En persona luce salvaje, ¿lo fue?
—Bueno, él... —se tocó las mejillas que las sentía arder—. Fue increíble —dijo para luego ocultar la cara entre sus manos.
Sus amigos festejaron.
—Y a juzgar por cómo estás sentándote, su amiga anaconda le hizo honor a su nombre.
HyungWon se removió pero no pudo evitar reírse.
—Quiere que nos veamos esta noche.
—¿Y qué le dijiste?
—Le dije que sí.
Kihyun alzó la copa para brindar.
—Pues me alegro por ti. Alguna vez debías divertirte tú también. ¿A dónde irán?
—No lo sé, sólo dijo que quería llevarme a un lugar... —su teléfono vibró sobre la mesa y los tres miraron el aparato.
—Es DongHae —dijo con un hilo de voz.
Min abrió los ojos desmesuradamente y negó con la cabeza.
—No lo atiendas.
Kihyun le golpeó el brazo.
—Cierra la boca. Tienes que atenderlo. Cuanto antes arreglen sus cosas mejor será. ¿Quieres que nos vayamos?
HyungWon abrió el teléfono.
—No, no se preocupen. Iré a mi habitación —dijo y se perdió por el pasillo. Cerró la puerta y se sentó en la cama. —Hola...
—¿Los papeles de divorcio? —la voz de DongHae se notaba alterada—. Cielo, escucha...
—No entiendo por qué te sorprendes. Hace tiempo que nuestro matrimonio no es lo mismo —al decir estas palabras el vacío que sentía en el pecho disminuyó un poco. De golpe el peso de haber aguantado lo que sentía estaba cediendo—. DongHae... yo...
—¿Ya no me amas? ¿Es por lo de aquella noche? Mira cielo, reconozco que quizás malinterpreté las cosas y pensé que era lo que buscabas. Un cambio de aire.
HyungWon alejó el celular de su oído y lo miró confundido.
—No tiene nada que ver con aquello si no llegamos a hacer nada con... con ese hombre... —Al menos uno de los dos no llegó a hacer nada—, pero no podemos seguir queriendo tapar el sol con un dedo. Y tampoco pretendo echarte toda la culpa a ti.
—¿No merezco al menos la oportunidad de defenderme? ¿De intentar hacerte cambiar de opinión? —su marido se escuchaba calmo pero cansado.
—Lo siento, pero tú sabes tan bien como yo que esto ya no conduce a ninguna parte. Hacía meses que no me tocabas, apenas nos veíamos las caras cada dos días. Nos merecemos ser felices, pero no juntos, DongHae...
Hubo un silencio y algunos suspiros del otro lado pero HyungWon se sentía en paz.
—¿Podemos hablarlo cuando llegue?
—¿Cuándo será eso? —preguntó.
—La próxima semana. Por favor, cielo. Piénsalo.
—Hablaremos cuando llegues entonces. Adiós...
Colgó y se quedó mirando el aparato por un rato largo hasta que Min se asomó por la puerta.
—¿Pelearon?
HyungWon sacudió la cabeza.
—No. Supongo que hablaremos cuando esté aquí.
Min se sentó a su lado y le acarició la espalda.
—Tranquilo. Verás que todo se solucionará. Tu marido no es tonto y, aunque ahora sea difícil de ver, no te desea el mal. Ahora dime, ¿qué vas a usar esta noche?
Kihyun se sumó a la reunión con las copas de vino cargadas.
—¿A qué hora pasará por ti?
La tarde se le fue entre risas y cambios de vestuario. Sus amigos querían que se viera sexy mientras que él prefería la sobriedad. Aún no sabía dónde quería llevarlo Hoseok, pero tampoco deseaba llamar demasiado la atención.
Más animado se metió en el baño dispuesto a darse un baño antes de que Hoseok pasara por él.
Hoseok estaba terminando de prepararse cuando su 'jefa' lo llamó. Atendió de mala gana. Su día había empezado de la mejor manera, con HyungWon en sus brazos. Y no pensaba dejar que nada arruinara su buen humor. Atendió sin dejar de mirarse en el espejo.
—Hoseok, dime algo, ¿tan mala he sido contigo? —preguntó la mujer.
—Lo siento —mintió—. No debí haber aceptado ir con ese imbécil en primer lugar. Me diste dos clientes y él tal Yokohama ese quería que lo cancelara.
—¡Hoseok, tampoco fuiste a ver al otro cliente!
Hoseok frunció el ceño y casi se echa a reír. Era cierto. Había salido tan enojado del restaurant que pidió a Marco que lo llevara a la casa de HyungWon directamente olvidando por completo al otro cliente. Estaba perdiendo la cabeza.
—Estaba cansado...
—Mira, de veras creo que esto no está funcionando. Te liquidaré el sueldo y quedarás libre. Lo siento.
Iba a responder cuando la línea se cortó. Suspiró y se apoyó en el lavabo. Ahora estaba sin trabajo. Su celular volvió a sonar y vio que era su abogado. MinHa había devuelto el dinero. Al menos algo de justicia había en su mundo de mierda. Salió de su apartamento y tomó un taxi. En el camino iba pensando qué diablos iba a hacer ahora. Necesitaba conseguir trabajo de manera urgente, pero no sabía qué podía hacer. Se había acostumbrado a la vida fácil —aunque pensándolo bien, tan fácil no era— y le gustaba contar con dinero fresco al final del día. Marcó el número de Chang y le comentó su situación.
—Puedes ayudarme en el gimnasio, no te volverás millonario, pero la paga es buena. Estoy seguro de que las clientas harán fila por ti.
—Creo que no me queda otra opción por el momento. Tú mándame los horarios y ahí estaré. Ahora dime, ¿tu hermano sigue trabajando en el club?
Un poco más aliviado —y animado—, se dispuso a limpiar un poco su apartamento. Jin Ha había dejado todo hecho un desastre y era hora de empezar a limpiar los rastros de su ex de su vida. Para cuando terminó, las bolsas negras se apilaban contra la entrada y tuvo que hacer dos viajes hasta el contenedor de su edificio para desecharlos.
A las seis de la tarde, finalmente logró que su apartamento se sintiera habitable. Aunque era relativamente pequeño, sin todas las porquerías de Jin Ha, el lugar se convertía en un espacio agradable. Después de hacer algunas llamadas, se retiró al baño para refrescarse y eliminar el sudor. Al notar las finas marcas en su espalda, no pudo evitar sonreír. HyungWon había sido increíble y, de no ser por esas marcas que evidenciaban su encuentro, habría pensado que todo había sido un sueño.
El problema era que el hermoso HyungWon estaba casado. Y ahora que había probado lo maravilloso que era aquel hombre, no pensaba compartirlo con nadie. Ni siquiera con ese imbécil que no sabía cómo tratar a alguien tan delicado y exquisito.
HyungWon debía ser suyo. Y se iba a encargar de conseguirlo.
Poco tiempo después, el auto se estacionó en la entrada de la casa de HyungWon y no pudo evitar que se le dibujara una sonrisa idiota cuando la figura alta y delgada le hizo señas desde adentro. HyungWon corrió a su encuentro y cuando estuvo dentro del auto, se animó a acercarse para darle un beso en los labios.
—Hola, precioso—saludó Hoseok comiéndoselo con la mirada.
—Hello, stranger (Hola, extraño) —dijo el alto riendo y acomodándose en el asiento.
—¿Nadie te advirtió que no debes hablar con extraños? —Hoseok se sentía juguetón y estiró un dedo para picarle la punta de la nariz redonda.
HyungWon rio graciosamente.
—Parece que en estos días perdí la noción del peligro, pero aún estoy a tiempo de correr hacia mi casa… —dijo riendo.
Hoseok se inclinó hacia adelante y aferró la mano en la nuca contraria.
—Romperías mi corazón en mil pedazos si salieras de este auto. ¿Tú quieres eso?
HyungWon se mordió el labio inferior y sacudió la cabeza.
—Claro que no. Quiero quedarme contigo, extraño.
Hoseok suspiró y lo besó. Fue un beso desordenado que los dejó agitados y jadeantes.
—Esto es una locura —dijo Hoseok antes de lamer los labios gordos de HyungWon una vez más y luego alejarse para concentrarse en el volante—. Mejor salgamos de aquí antes de que pierda la cabeza y te arrastre al asiento trasero para repetir lo de esta madrugada.
HyungWon no respondió, pero asintió con la cabeza y se ajustó el cinturón de seguridad.
Black-hearted angels sunk me
With kisses on my mouth
There's poison in this water
The words are falling out
This air is getting so thin
Go down, go down, go down…
Hoseok tarareó la canción que sonaba desde la radio y HyungWon se entretuvo mirándolo. Hoseok era hermoso y varonil. Grande y con un aura salvaje y dulce a la vez. Como una gran bestia al acecho. ¿Qué podría un hombre como Hoseok haber visto en él? Un pintor aburrido y casado. Un hombre que había perdido el rumbo de su vida. Un hombre triste.
Todos esos pensamientos daban vueltas por su cabeza. No podía evitar sentirse ínfimo al lado de Hoseok que era formidable. Un hombre que estaba lleno de vida y aventuras. Que amaba con pasión y desenfreno. Un hombre sin miedo.
—¿Podrías cerrar los ojos, Won? —la pregunta de Hoseok lo tomó por sorpresa y dio un respingo.
—¿Cerrar los ojos? —preguntó aunque obedeciendo al instante.
—Es que quiero que sea una sorpresa. Ya estamos cerca.
HyungWon asintió y se sentó derecho y expectante. No tenía idea dónde estaba llevándolo Hoseok. Pocos minutos después el auto se detuvo y sintió el perfume amaderado bajo su nariz.
—Voy a vendarte los ojos un minuto, ¿está bien?
HyungWon volvió a asentir. Estaba intrigado y una sensación burbujeante se arremolinó en su estómago.
Cuando Hoseok le abrió la puerta, estiró una mano buscando a tientas la mano de su amante y enredó los dedos con los suyos. Se dejó llevar en silencio con el canto de los grillos como único sonido.
Pronto notó el inconfundible olor a cloro de las piscinas y abrió la boca de sorpresa.
—Hoseok, ¿qué…?
La venda cayó de sus ojos y entonces miró hacia el frente. Una gran piscina azul llenó su visión.
—Dijiste que extrañabas nadar.
Se giró hacia Hoseok, intentando hacer memoria sobre aquel comentario. Sus ojos se empañaron y pestañeó avergonzado.
—Esto es… no sé qué decir…
Hoseok se acercó y le rodeó el cuerpo con sus fuertes brazos y no pudo hacer más que fundirse en el abrazo y hundir la cara en el pliegue del cuello pálido.
—No necesito que digas nada. Dijiste que te gustaba escaparte a nadar, pero que no lo hacías porque no tenías tiempo. Bueno, aquí estamos. Y tenemos todo el tiempo del mundo para hacer lo que tú quieras.
HyungWon se quedó en silencio unos segundos antes de alejarse un poco de Hoseok para mirarlo a la cara.
—¿Por qué haces esto, Hoseok?
Hoseok lo miró confundido.
—¿Qué quieres decir?
—Te tomas estas molestias por mi. Apenas me conoces…
Hoseok le acomodó el cabello detrás de la oreja y luego le tomó la cara entre las manos y lo besó.
—Sé que todo esto es una locura —dijo juntando sus frentes—, que tú perteneces a otro hombre y que probablemente cuando él vuelva, yo pasaré a ser solo un extraño más, pero ya te lo dije la otra noche, no sé qué hiciste conmigo. Con mi cabeza. Me gusta cuando sonríes, tu voz, el olor de tu piel… quiero hacerte feliz. Verte sonreír. ¿Es tan malo eso?
HyungWon sacudió la cabeza, negando que algo de todo aquello estuviera mal.
—No… por supuesto que no lo es, Hoseok. Es increíble, pero yo…
—Shhh, primero vamos a nadar, ¿está bien?
HyungWon asintió y miró alrededor. Y luego miró su ropa. Hoseok por su parte comenzó a desvestirse, quitando prenda por prenda con lentitud. Hoseok tenía un cuerpo escultural y él no pudo hacer menos que reprimir un jadeo de asombro cuando finalmente se quitó los pantalones.
—Vaya… —susurró por lo bajo admirando las nalgas redondas y firmes.
Hoseok se giró y le hizo una seña con el dedo, llamándolo.
—Ven aquí —le dijo. HyungWon no se hizo rogar y se acercó vacilante. Hoseok le desprendió la camisa y dejó algunos besos sobre la piel descubierta. Pasando la lengua y dejando pequeños caminos húmedos. HyungWon cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, abandonándose a las sensaciones. Finalmente quedó solo con los boxers puestos y Hoseok lo tomó de la mano para entrar al agua. Estaba tibia y un gemido de placer escapó de sus labios cuando sus pies tocaron el agua.
Hoseok, a su lado, se hundió por completo y emergió para arrinconarlo contra el borde de la piscina.
—¿Te gusta? —le preguntó acercándose para besarlo. HyungWon suspiró contra los labios tibios y dijo que sí.
—Está deliciosa.
—La temperatura del agua es…
—Hablo de tu boca —susurró reprimiendo una risita. Hoseok alzó una ceja, encantado con el tono de la voz de HyungWon.
—Parece que realmente has perdido la noción del peligro —dijo y con un movimiento rápido lo tomó por la cintura y lo acercó a su cuerpo, capturando su labio inferior con los dientes—, ¿quieres ver qué tan peligroso puedo ser?
HyungWon le echó los brazos al cuello y suspiró.
—Me encantaría… extraño
𝙷𝚎𝚕𝚕𝚘, 𝚜𝚝𝚛𝚊𝚗𝚐𝚎𝚛
Hello, babys! Primero que nada, ¿qué opinan de la historia? Aún no sé qué rumbo va a tomar porque tengo muchas ideas, pero seguramente habrá drama. De nuevo, les agradezco a todas las que aún me siguen leyendo. Son geniales. Las quiero ♥︎
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