O28
CAPÍTULO VEINTIOCHO
años atrás, en daegu
El departamento que comenzó a alquilar es barato, podría ser por su decadente ubicación en uno de los peores barrios de Seúl. En el edificio se encuentran en su mayoría estudiantes universitarios o jóvenes de su edad, eran extranjeros o de ciudades lejanas a la capital, como ella. En un monoambiente de cuatro metros cuadrados es algo difícil vivir con comodidades, aún así, piensa que es bueno ser independiente. Haberse alejado de la granja era una decisión que tomó hace muchos años, nunca se lo comento a nadie más, era muy íntimo. De cualquier forma, sus amigas también se fueron de Daegu, muchas tomaron rumbos diferentes en busca de seguir sus sueños, prometieron mantenerse en contacto, pero un año después, es difícil saber dónde se encuentra cada una.
Eran las ocho de la noche, llegaba del trabajo con sus pies cansados y cuerpo contracturado. Trabajar como repartida no es tan sencillo, pensó mal en elegir ese trabajo. Tal vez en la estación de servicio estaría mejor en el turno noche.
Bostezo tirándose en la cama.
Su humilde hogar tiene pocos muebles. Una cama, una mesa redonda en el centro y la televisión más vieja del mundo a un costado. Lo único de valor son los portarretratos que trajo de Daegu.
Su familia, su sobrino, sus amigos…
Él.
YoonGi la abraza en esa foto, se mantienen pegados el uno al otro. Utilizan el uniforme de la escuela y ella tiene un ramo de flores que le obsequió en la graduación, era un momento tenso. Ambos sabían que ese sería uno de los últimos momentos juntos antes de que ella se vaya del pueblo. Aún conserva el collar, no lo usa, lo guardó en una caja. Se pregunta si él tiene ese anillo, espera que sí.
Espera que… no la odie. ¿Por qué tiene la esperanza de algún día volver y que YoonGi la siga amando? Era egoísta. Muy egoísta.
Esa noche se cocinó en silencio, se sentó en su cama y devoró el paquete de ramion. Pero no pudo dormir, no porque pensaba en él.
( … )
actualidad
El mensaje de NamJoon le advertía que estaba afuera. Eran cerca de las nueve, el cielo oscureció y se hallaba sola en casa, pues su padre se había ido a casa de Hae Yoon, su hermano mayor.
Inhalando aire, lo retuvo dentro de sus pulmones mientras se veía al espejo, utiliza ropa formal pero no del todo, maquillaje de noche pero discreto. Se mantuvo horas en la habitación sin saber que usar, ¿Qué podría hacerla ver linda y no descarada? Como la ex de su prometido, y quien es tan malvada como para pensar en arrebatarselo. Oh no, ¿Con qué cara va?
Su madre estaría decepcionada de quien es.
—¿Emocionada? —el moreno fue burlón al decir con una sonrisa en sus labios, se ríe de ella. Niega, colocándose el cinturón de seguridad— No nos vemos hace años, y tú carácter sigue siendo el mismo.
—Mi mal humor nunca es novedad, oppa.
—Por supuesto. Aunque HanJi dice que sus compañeros te aman.
—A veces los niños no son tan idiotas como los adultos, tolero más sus palabras. Sé que no son malos.
—Adolescentes. —el auto arrancó.
NamJoon había envejecido de una manera adecuada, sin nada que envidiar a los actores de novelas, era un hombre atractivo con lentes y una que otra cana en su cabello.
—¿Recuerdas esa vez que choqué la camioneta de mi hermano? YoonGi se echó la culpa para que no me regañara, tú dijiste que su amor por mí te preocupaba. ¿Lo sigues pensando?
—Tengo un hijo de su edad ahora, sin embargo no encuentro ni un poco de él en HanJi. Los tiempos cambian, creo que en esa época amar tan puramente a una chica era… no lo sé, extraño en su edad. Te respetaba, te protegía, dio todo y más para mantenerte a su lado, nunca aceptó a otra chica. Demonios, todos le eran infieles a sus novias cada vez que salía, y él… nunca quiso. Nunca se atravesó en su cabeza ni por un segundo poder decepcionarte, porque eras su mundo.
—Yo también lo amé. —las calles llenas de personas se muestran iluminadas, es una linda noche— Tal vez no tanto como merecía.
—Las almas gemelas no siempre están destinadas.
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