Y aunque aquel alíen estaba camuflado para pasar como un humano desapercibido, sabía que era el, sabía que era Connor. Sabía que Rugan lo había encontrado.
Sin pensarlo dos veces, aquel pelirrojo se escondió detrás de unos estantes.
¿Cómo podía ser posible eso?
La tierra estaba lo suficientemente lejos de su planeta y se había asegurado de no ser visto o rastreado.

«¿Qué se supone que haga ahora?» se preguntó.

Pero no había tiempo para buscar respuestas, necesitaba actuar y rápido. Así que sin dudar busco su arma llevándose otra gran sorpresa.

¡No llevaba su arma con el!

La había dejado junto con su traje de batalla el mismo día que aterrizó.
Ahora si estaba perdido.

—¿Jung Hoseok?—interrumpió una voz a su lado haciendo que girara asustado.

Miedo que se esfumó al notar de quien se trataba.

—Oh, yo te conozco—le dijo parándose recto—¿Eres Seul Gi? La chica que le gusta a mi amigo.

—¿Perdón?

Entonces cayó en cuenta de lo que había dicho y sonrió nervioso.

—Nada, que eres amiga de mi amigo—corrigió girando para corroborar si el subordinado de Rugan seguía afuera.

—¿Estás bien? Te noto algo pálido y nervioso.

—Estoy bien, sólo, vine a comprar una cosas—respondió aún con su sonrisa en el rostro.

—¿Necesitas ayuda con algo?—se ofreció amablemente.

—En realidad—pensó un momento y el hecho de utilizar a la chica como distracción no sonó tan mal—Me vendría muy bien tu ayuda en este momento.

Afortunadamente todo había salido bien, Connor no lo había notado gracias a aquella chica que le brindó su apoyo, aún así, no podía evitar sentirse nervioso con lo antes ocurrido. No podía dejar que Rugan obtuviese la ultima caja para atacar su planeta o incluso esta vez la tierra, no lo permitiría, definitivamente no permitiría que les hicieran daño a sus amigos.

Tratando de disimular aquella preocupación, respiró profundo, y sonrió como si nada hubiese ocurrido.
Sin esperar, entro a la habitación llevándose una sorpresa más, ¡Acaso los planetas se habían alineado en su contra para tenderle tantas sorpresas el día de hoy!

—¡Dios, Hobi!—exclamó el rubio acercándose—¡¿Por qué saliste?! Se supone que debías estar descansando.

—Ya me siento mucho mejor amigo Jimin—le respondió tranquilo.

—Si, posiblemente, pero aún así, no sabemos exactamente cuál fue la causa de tu desmayo—explicó con el entrecejo fruncido—Hasta no saberlo, necesitas descansar.

—El tiene razón—mencionó esta vez el castaño—Si algo malo pasa, no podríamos llevarte al doctor porque, pensándolo, posiblemente ahí seas descubierto, necesitamos ser precavidos.

—Bien, lo lamento, no volverá a pasar, lo prometo—les respondió el pelirrojo asintiendo—Y...¿Qué hacían?

—Hablábamos de que está decidido—exclamó tomando asiento—Le confesaré mis sentimientos de una vez por todas a Seul Gi.

—¿Enserio?—preguntó Taehyung sorprendido.

—Si, escribiré una carta—respondió el rubio tomando un bolígrafo y una hoja de papel—Querida Seul Gi—mencionó al momento de escribir—Mmm querida Seul Gi...—repitió no muy seguro de saber que escribir a continuación—Me gustas—soltó sin más—Listo.

—¿Qué?—espetó Tae con el entrecejo fruncido—¿Eso es todo lo que escribirás?

—Si—contestó tranquilamente—Es mejor ser directo ¿No?

—¡Pero eso es tan directo y más seco que el desierto de Atacama!—exclamó con algo de dramatismo.

—¿Tienes un plan mejor, Romeo?—pregunto acompañado de un tono sarcástico.

El pelirrojo sólo se limitaba a mirar aquella escena aún sin olvidar lo antes ocurrido en el súper.

Por otro lado, el castaño tomó una hoja de papel nueva y la recargó en el escritorio para escribir cómodamente.

—Seul Gi—mencionó al mismo tiempo en que escribía—Te esperaré a las 3:00 en "Green café" el día viernes. Atentamente: Park Jimin.

—¿Y eso que?—cuestionó el rubio.

—Si vas a confesar tus sentimientos, lo dirás en persona—le afirmo el castaño acomodándose los lentes—No por medio de una simple carta, sé más romántico por el amor de Dios.

—¿Lo haré?—preguntó entrecerrando sus ojos.

—Lo harás—confirmó cruzándose de brazos—¿Qué? ¿Te da miedo?—preguntó levantando una de sus cejas.

—¿Miedo?— cuestionó soltando una risa—Ja, claro que no—espetó levantándose bruscamente—Yo me río del miedo, es más, mañana mismo lo dejaré en su casillero.

—De acuerdo—respondió el castaño satisfecho.

—Bien.

La noche había llegado más pronto de lo previsto, el aire era frío, fuerte y provocaba que las ramas de los árboles golpearan contra la ventana de la habitación.
Todo era oscuro, y se mantenía en completo silencio.

—Hobi, ¿Te encuentras bien?—preguntó Jimin mirando el techo mientras su cabeza yacía recostada sobre su brazo.

—¿Por qué no estaría bien?—le preguntó serenamente el pelirrojo, pero cierto era que se encontraba preocupado y su mente a este punto ya era un vil desastre, había pasado ya un tiempo desde que se había sentido de esa manera, todo por ser descuidado y enfocarse en otras cosas.

—Bueno, toda la tarde te mantuviste callado, ¿Sabes lo preocupante que es eso? No escuchar tus preguntas irritantes me preocupo mucho—contestó el rubio—¿En que piensas?

—Amigo Jimin—mencionó dándose vuelta para poder mirar al contrario—¿Alguna vez has llegado a comprender el amor?

—¡Maldición Hobi! No debí mencionar lo de las preguntas irritantes—respondió divertido causando que el pelirrojo también riera—Es incómodo preguntar eso cuando los dos dormimos en la misma habitación.

—¿Por qué?—preguntó y Jimin recordó que Hobi aún era inocente en muchos aspectos.

—Bueno—carraspeó su garganta y optó por cambiar de tema—Lo cierto es que, nadie, nunca ha llegado a comprenderlo, pero...¿Por qué la pregunta?

—Cuándo papá me entrenó para ser un guerrero élite y así poder proteger mi planeta cuando tomase su lugar con rey, me dijo algo que nunca olvidaré—mencionó Hobi.

—¿Qué fue lo que te dijo?

—"El momento en que encuentres el coraje para dar tu vida por alguien, será el momento en que finalmente comprendas el amor"—habló nuevamente el alíen sonriendo—¿Será que por fin ese momento llegará?

Entonces el entrecejo de Jimin no puedo evitar fruncirse al escuchar aquello y levantó automáticamente su cabeza con rapidez para mirarlo.

—¿A que te refieres con eso, Hobi?—cuestionó serio.

—Nada amigo Jimin, será mejor dormir—contestó cambiando de tema—Mañana debemos ir a la escuela.

Park no preguntó nada más y volvió a recostarse, sin embargo no pudo dejar de pensar en lo último que aquel extraterrestre mencionó.

«¿Será que por fin ese momento llegue?»

Hablaba de... ¿Dar su vida? ¿Morir?
Pero, ¿Por qué? ¿Cuál era la causa de tan repentino cambio de actitud?. Se preguntó, aún así, por muchas veces que lo preguntase, no hallaba respuestas.