Mrs Caroline Lockwood
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Titulo: I Intend to be Your Last
Autora: Sci-fi Christian [FanFiction]
Sinopsis: Klaus se muda al lado de los Lockwood (Caroline y Tyler), y comienza una amistad inmediata con Caroline. A medida que comienzan a pasar más tiempo juntos, Klaus comienza a enamorarse de su vecina casada.
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Klaus suspiró mientras miraba alrededor de su nuevo hogar. No era tan elegante comparado a lo que normalmente estaba acostumbrado, pero para alguien que necesita un nuevo comienzo, era perfecto.
Suspiró mientras se acercaba a una pila de cajas de color marrón en la sala de estar con piso de madera. Justo cuando abrió la caja de arriba, sonó el timbre de la puerta.
Se dio la vuelta y se limpió las manos en los vaqueros mientras se acercaba a la puerta. Con la mano derecha, abrió la puerta pintada de blanco. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio quien estaba en el otro lado de la puerta.
Ella sonrió mientras abría la puerta un poco más. —Hola —Ella respondió en un tono alegre.
Klaus sonrió ligeramente. —Hola —Respondió, mientras la estudiaba. Era escasos centímetros más baja que él, con el pelo rubio y largo, que fluía suavemente sobre sus hombros. Llevaba un vestido de verano de color amarillo con mangas cortas dejando que el sol se reflejará en su piel. Ella era impresionante, incluso sus ojos. Eran una mezcla de verde y azul.
Ella sonrió una vez más, e inclino los ojos para mirar rápidamente detrás de él, pero luego volvió su atención de nuevo a él.
—Soy Caroline Lockwood —Ella respondió, extendiendo la mano derecha. Klaus asintió, y extendió su mano para estrechar la suya—. Yo vivo al lado con mi marido, Tyler —añadió con una sonrisa.
Klaus sintió que su corazón se estrujó en respuesta a sus palabras, aunque no estaba seguro de por qué. Él asintió con la cabeza, y miró a un lado, donde ella estaba señalando con su mano izquierda.
—Sólo quería venir y presentarme y darte la bienvenida a este pequeño barrio —Ella dijo, en un tono alegre.
Klaus asintió y sonrió. —Gracias, señora Lockwood —Él respondió, simplemente.
Caroline sonrió y sacudió la cabeza. —Por favor, llámame Caroline —Ella respondió, tomando su mano, haciendo caso omiso de la conmoción que corría por sus venas acaudalado del contacto—. ¿Puedo saber tu nombre? —preguntó cortésmente.
Klaus bajó la cabeza. —Lo siento, que grosero de mi parte —Él respondió, con una sonrisa, golpeando suavemente con su mano derecha su frente—. Mi nombre es Klaus. Klaus Mikaelson —añadió, mirándola a los ojos.
Caroline sonrió. —Es un nombre poco común —Ella dijo, inclinando su cabeza.
Klaus asintió y levantó las cejas mientras fruncía los labios. —Sí, supongo que sí —murmuro, poniendo sus manos en los bolsillos de sus vaqueros.
—Sin embargo, suenas británico —Ella añadió, con una sonrisa—. Lo siento, veo mucho BBC —Añadió, cuando él levantó las cejas.
Klaus sonrió y asintió con la cabeza. —Mi familia es de Inglaterra. Me acabo de mudar a los Estados Unidos hace unos meses —Él respondió, señalando a las cajas embaladas todavía regadas en toda la casa.
Caroline asintió mientras veía las cajas, y movió los labios en una mueca hacia arriba. —Bueno, si necesitas alguna ayuda para desempacar, estaré más que feliz de ayudar —Ella se ofreció, moviendo las manos en dirección a las cajas.
Klaus sonrió. —Creo que puedo manejarlo sólo —Él respondió, moviendo la cabeza hacia ella—. Pero aprecio la oferta —añadió, mientras se mordía el labio inferior.
Ella se encogió de hombros. —Hey, ¿para que son los vecinos, si no para ayudar? —Ella preguntó, en un tono menos alegre.
Él entrecerró los ojos al notar su cambio de tono. —¿Quieres ayudar? —Preguntó, inclinando su cabeza hacia abajo, pero sus ojos permanecieron fijos al rostro de la rubia.
Los ojos de Caroline se iluminaron y asintió con la cabeza. —Me gustaría ayudar. De hecho, solía ser una decoradora de interiores antes de casarme con Tyler —Ella respondió, alegremente.
—Y ya no lo haces más —concluyó Klaus, preguntándose el por qué.
Caroline negó con la cabeza. —No, Tyler quería que me quedara en casa, por lo que me quedo en casa, leo libros, veo la televisión, y hago las cosas de un ama de casa normal —Ella afirmó con voz ligeramente decaída, mientras se encogía de hombros.
Klaus asintió, y comenzó a moverse hacia un lado. —Bueno, ya que eres tan amable, tal vez podamos comenzar por algo —Afirmó, viendo como sus ojos se estrecharon de una manera lúdica.
—¿Y que sería eso? —Ella preguntó, gratamente.
Klaus se encogió de hombros. —Puedes ayudarme a desempacar, decorar mi casa, y luego decirme todo lo que necesito saber sobre el barrio —Declaro, haciendo gestos con las manos con cada cosa que decía.
Caroline movió sus labios una vez más, y Klaus comenzó a darse cuenta de que hacia ese gesto cada vez que estaba meditando sobre algo. Ella dejó escapar una pequeña risa, y asintió.
— De acuerdo —Ella dijo, extendiendo la mano una vez más.
Klaus sonrió y suavemente cogió la mano entre las suyas. —Fantástico —Dijo en un tono bajo.
Caroline sonrió. —¿Empezamos? —Ella preguntó, retirando su mano de la de Klaus.
Klaus se encogió de hombros, y se hizo a un lado. —Por supuesto —Él respondió, levantando su brazo izquierdo en un gesto para que ella entrara.
Caroline asintió con la cabeza, cruzó el umbral, y Klaus inhaló su dulce aroma de vainilla. Él negó con la cabeza, y se aclaró la garganta.
Caroline sonrió mientras recorría la casa. Los suelos de madera se alinearon en todas las habitaciones y las paredes eran de color beige. Era simple, y sin embargo al mismo tiempo, elegante. Miró en la sala de estar, y sus ojos se abrieron cuando vio una pintura colgada encima de la chimenea.
Klaus observó mientras se movía hacia ella, y la siguió.
Los ojos de Caroline seguían cada línea que formaba una imagen de un lobo con la cabeza echada hacia atrás, y una luna llena colgando justo por encima del lobo. Pintados en el fondo, un par de ojos amarillos, haciendo ver como si el lobo aullara en la oscuridad.
—Esto es hermoso —Ella susurró, sin apartar la mirada del lobo.
Klaus sonrió y bajó la cabeza. —Gracias —Él respondió en voz baja.
Caroline se volvió hacia él, e inclinó la cabeza. —Pintaste esto, ¿no es así? —Ella preguntó, entrecerrando los ojos.
Klaus suspiró, y asintió. —Si, lo hice —Él respondió, con una sonrisa.
Caroline le devolvió la sonrisa. —Eres muy talentoso —alabo. Luego sus ojos se abrieron con cómica sorpresa cuando finalmente se dió cuenta—. Espera un minuto, tu eres Niklaus Mikaelson. El famoso pintor —Ella indicó, señalándole acusatoriamente.
Klaus sonrió y asintió con la cabeza. —Culpable —respondió, encogiéndose de hombros.
Caroline se rió. —Wow, una persona famosa esta en realidad viviendo en este pequeño barrio. ¿Quién lo habría pensado? —ella comentó en broma.
Klaus asintió, y, de nuevo, se encogió de hombros. —Es sólo una de esas casualidades, supongo —respondió, sonriendo.
Caroline asintió. —Supongo —dijo, con una sonrisa. De pronto juntó sus manos y miró a su alrededor. —Está bien, ¿por dónde empezamos?
Klaus sonrió mientras empezaba a moverse a abrir las cajas. Observó como ella comenzó a ordenar a través de sus pertenencias. Normalmente, le gustaba controlar todo, pero se dio cuenta de que por una vez, no le importaba ver a alguien más tomar el control.
Hacía poco antes del mediodía cuando habían comenzado, y cuando Klaus miró el reloj se dio cuenta de que eran las 4:30 de la tarde. Suspiró, mientras miraba alrededor de su sala de estar, donde Caroline había comenzado a organizar todo en pilas.
Ella sonrió mientras le miraba sentada en el piso de madera, con las piernas dobladas cuidadosamente debajo de ella, y su cabello, ahora amarrado para mantenerlo lejos de la cara. Tuvo que ahogar un comentario que normalmente habría hecho si hubiera estado sola.
Miró su reloj, y se quedó sin aliento. —Maldita sea, debería irme. Tyler estará en casa en cualquier momento, y ni siquiera he hecho la comida —Ella dijo, mordiéndose el labio. Ella comenzó a levantarse, pero le resultaba difícil con las cosas de Klaus rodeándola.
Klaus se rió entre dientes mientras se inclinaba hacia abajo, y la recogió. Caroline sonrió a su gesto, y dio un paso atrás, cuando él la dejó en el suelo. Tragó saliva cuando se percató de la cercanía repentina que había entre ambos. Sintió una atracción inmediata, y tuvo que recordarse a sí misma que estaba casada, aunque no fuera feliz, ella todavía estaba casada.
—Gracias —Ella respondió con otra sonrisa.
Él asintió con la cabeza, y le señalo a su alrededor. —Gracias por tu ayuda —Volvió con una sonrisa.
Caroline asintió y dijo con burla —¿Para que son los vecinos, si no para ayudar?
Klaus rió y asintió, condujendola hacia la puerta. —¿Entonces, hasta mañana? —Se preguntó, con esperanza.
Caroline asintió. —Hasta mañana —dijo, con una sonrisa—. Buenas noches, Klaus — añadió, mientras salía.
—Buenas noches, Caroline —dijo de vuelta con una sonrisa.
Caroline se dió media vuelta e hizo un gesto de despedida con la mano mientras caminaba de regreso a su casa.
Cuando Klaus cerró la puerta, dejó escapar un suspiro. Él debe ser un verdadero tonto por permitirle entrar a un extraño a su casa, y ayudarlo a desempacar, pero ella parecía bastante inofensiva, y además había algo en ella que parecía atraerlo. No podía sabe que era, pero sólo con un día a su lado, ya sentía que la había conocido durante toda la vida, y para él, eso era peligroso, sobre todo con una mujer casada.
Los días se convirtieron en una rutina para ambos después de ese día. Después de que su marido saliera rumbo a el trabajo, Caroline cruzaba la calle y sonreía cuando Klaus abría la puerta para ella, y se ponían a trabajar.
Hablaban de sus ambiciones y de sus familias. Klaus habló de cómo él sólo tenía a su hermano; Elijah. Pero casi nunca hablaba con él desde que se casó con su novia de la universidad, Katherine. Caroline le contó que sus padres murieron en un accidente de coche poco después de su boda con Tyler, y ahora ella sólo tenía a Tyler.
Klaus descubrió el amor de Caroline por fotografía y el arte, y ella descubrió su amor por las cosas simples pero elegantes. Ellos descubrieron lo mucho que tenían en común, y también lo contrarios que eran. Para cualquiera que pasará por ahí y no fuera del barrio, habrían pensado que se trataba de una pareja casada con alguno que otro altercado o momento especial.
Aprendieron mucho el uno del otro al paso de los días. La única cosa que nunca trataron de forma completa; el tema de su marido.
Klaus se dio cuenta de que era un tema delicado para ella, por lo que nunca insistió. Se dio cuenta de que amaba a su marido, y estaba haciendo todo lo posible para ser una esposa obediente, pero no pudo evitar preguntarse cómo un hombre podía dejarla lado. Tampoco podía dejar de notar cómo sus ojos se llenaban de tristeza y de leve miedo cuando se mencionaba su nombre, pero él nunca la presiono para que hablara sobre ello. Su vecina rubia se había vuelto una constante en su vida, una amiga, y él no quería perder lo que tenían por su curiosidad.
Cuando la casa estaba casi terminada, Klaus temió que esto fuera el final. Tenía tan pocos amigos en su vida, todo debido a su pasado y su estilo de vida nómada que encontrar un amigo era como buscar a uno en un millón.
Ella pareció notar el cambio en él, porque lo mencionó un día, como de casualidad.
—Ya sabes, sólo porque la casa está casi terminado, no significa que tengamos que dejar de ser amigos —Ella dijo, mientras movía algunos libros en el estante, en el salón donde estaría la biblioteca.
Klaus hizo una pausa mientras colocaba un libro en otro estante. —¿Hablas encerio, Caroline? —preguntó, en voz baja.
Caroline sonrió mientras se volvía para enfrentarse a él. —Hablo encerio, Klaus —Ella dijo, con una sonrisa—. En realidad, eres el mejor amigo que he tenido en mucho tiempo. No me gustaría perderte —Añadió, inclinando la cabeza.
Klaus trago saliva, nervioso, y la miró. —No me gustaría perderte tampoco.
Caroline sonrió débilmente mientras observaba como organizaba sus libros. —Sabes... has estado aquí por casi un mes, y no he visto que llames o menciones a algunos amigos —Ella murmuró, en voz baja, después de un momento de silencio entre ellos.
Suspiró y dejó caer el brazo. —No tengo muchos —Él respondió, dando un paso atrás para agarrar más libros.
—¿Por qué no? —Ella preguntó, inocentemente—. Quiero decir, entiendo que te mudas mucho, por tu trabajo, pero ¿por qué no? —Ella preguntó, levantando sus manos, y encogiéndose de hombros.
—Es difícil encontrar personas de confianza hoy en día, Caroline, y yo no doy mi confianza fácilmente —Afirmó, mirándola, antes de colocar algunos libros en el estante—. Sobre todo con el tipo de vida que llevo —Añadió, para luego fijar su mirada en los libros.
Caroline asintió. —Entiendo —susurró, mirando hacia el suelo—. Me parece que algunas personas tienen dificultades para confiar tan fácilmente —Ella añadió, con una sonrisa triste.
—¿Y tu, por qué no has traído algunos amigos? Es decir, una mujer tan encantadora como tú, y cálida, debe tener un montón de amigos —explicó, observándola.
Caroline suspiró. —Lo hice una vez, pero luego me case —Ella respondió, en un tono triste—. Los amigos tienden a ser escasos una vez que alguien a tomado "el gran paso" —le dijo, moviendo las manos en los estantes.
—Los verdaderos amigos se habrían quedado de todos modos —Él respondió en voz baja.
Caroline volvió la cabeza hacia él, y entrecerró los ojos. —Es un poco difícil seguir siendo amiga de alguien que se burla del hombre con el que te casas —Ella dijo, bruscamente, aunque sus ojos transmitían dolor—. Incluso si estaban en lo correcto —ella añadió, volviéndose hacia los estantes.
Klaus la estudió, pero no hizo más preguntas. No era lugar para hacerlas; a pesar de que estaba bastante seguro de que le haría bien, de que tenía que dejarlo salir. Ese era el trabajo de su marido.
Una semana había pasado desde su conversación, y Klaus se preguntó si eso tenía algo que ver con la pequeña distancia que Caroline había establecido entre ambos. Todavía se acercaba a él, pero su actitud alegre se había disipado, dejando tras de sí una mujer reflexiva y solemne en su lugar. Se preguntó si debía preguntarle qué había cambiado, pero una noche obtuvo la respuesta.
Se había levantado de la cama, y estaba de pie en la cocina, bebió un poco de leche caliente cuando oyó el portazo de la puerta de enfrente, y el arranque de un automóvil.
Miró por la ventana de su cocina, y observó como el Lincoln plateado de Tyler se retiraba de la casa y se incorporaba a la calle. Un minuto más tarde, sonó su teléfono.
—"Klaus" —Una voz rota lo llamó.
Su corazón se rompió al escucharla, y tragó saliva. —Caroline.
—"¿Puedo ir a tu casa?" —Ella preguntó, su voz ahogada por sus lágrimas.
Klaus cerró los ojos con dolor. —Claro. La puerta posterior de la casa está abierta —Él respondió, en voz baja.
—"Gracias" —Fue todo lo que dijo, ya que la línea se cortó.
Abrió la puerta de atrás, y terminó su leche. Tomando su olla de café, decidió hacer un poco. Él calculó que necesitarían una olla, a juzgar por el tono de su voz.
Tan pronto como el café estaba encendido, oyó la puerta abrirse, a continuación, cerrarse y pasos entrando en la cocina. Se volvió y tuvo que tragar saliva una vez más, mientras observaba a su amiga envuelta en un vestido de algodón azul con una bata a juego del mismo color. Su cabello era un pequeño lío, pero todavía hermoso.
Se dio cuenta de todo. Incluso las manchas de lágrimas en su angelical rostro, y entonces se percató de una marca roja en la mandíbula.
Con el ceño fruncido y la ira brillando en sus ojos, se acercó a ella.
—Oh amor.
Caroline se sacudió un poco, pero se mantuvo relajada, su tacto parecía calmarla.
Se mordió el labio inferior, y sintió que su cuerpo temblaba dando paso a un sollozo. Klaus inclinó la cabeza, y suavemente la atrajo hacia él.
Caroline dejó escapar un grito mientras envolvía sus brazos alrededor de su torso desnudo. Ella sollozó en su pecho, dejándose envolver en la paz que él le otorgaba.
Suspiró, su corazón se rompió al escuchar sus gritos. Su mano izquierda se deslizó a través de su pelo, con la otra mano le acarició la espalda, con suavidad.
Caroline gritó, hasta que sus lágrimas se secaron. Se irguió entre sus brazos, y por primera vez, desde la muerte de sus padres, se sentía segura.
Poco a poco se retiró, y levantó la cabeza. Sus ojos capturaron los de él, y él inhaló profundamente por las emociones que veía en ellos.
—Caroline.
—Klaus —Ella susurró, queriendo decir mas, pero las palabras quedaron atrapadas en su garganta. ¿Cómo podía decirle?
Klaus abrió la boca, por decir algo, lo que fuera, pero se quedó sin habla. No podía decir una palabra, ni una sola palabra.
Caroline parecía entender, al tiempo que abría la boca, y fijaba la mirada en su boca, por un segundo.
—Caroline, ¿por qué no te sientas?
Caroline asintió, mientras se sentaba en el taburete, y suspiró mientras lo veía verter café en una taza.
—Lo siento, por lo de antes —Ella susurró, mientras él dejaba la taza delante de ella.
Klaus sonrió mientras tocaba su mano. —No hay problema, amor.
Ella sonrió. —Me gusta cuando me dices así —Ella susurró, ruborizada.
Klaus tragó, mientras tomaba asiento al otro lado de ella. —¿Qué ha pasado, Caroline? —Preguntó, después de un momento.
Caroline tomó un sorbo de café, y suspiró. —Me acerqué... a Tyler para hablar sobre un determinado asunto —Ella susurró en un tono derrotado.
Klaus suspiró, y agarró la copa en sus manos. —¿Cuál fue el problema? —Se preguntó, en voz baja, pero tenso.
Caroline suspiró y bajó del taburete. Ella gruñó y se pasó los dedos por el pelo despeinado. —Él ha estado teniendo una aventura —declaro, por último, dándose la vuelta para enfrentarse a él.
Klaus entrecerró los ojos. ¿Cómo alguien podía engañarla o siquiera lastimarla?
—Él ha estado teniendo una aventura durante los últimos cuatro meses —Ella despotricó, lanzando los brazos al aire—. He sido una esposa fiel. Yo le he dado tres años de mi vida, ¿y cómo lo agradece? —Ella continuó, dando un paso hacia delante y apoyando las manos en la mesa de azulejos.
—Él me pone los cuernos con su secretaria —Añadió, con un resoplido. Las lágrimas le empañaron la mirada—. ¿Y sabes lo que me dijo? —Ella preguntó, caminando alrededor de la isla, cerca de Klaus—. Me dijo que no tenía el derecho para hablar de fidelidad porque yo he estado haciendo lo mismo —añadió, con un suspiro.
Klaus entrecerró los ojos y apretó el vaso con más fuerza. —¿Que dijo el? —Él entre dientes.
Caroline inclinó la cabeza, y le tocó el brazo, en voz baja. —Klaus —Ella susurró en un tono suave.
Klaus se relajó un poco. —Caroline —Él declaró, en un tono exigente.
Ella suspiró. —Dijo que yo he estado teniendo una aventura contigo, porque hemos estado trabajando juntos durante el último mes, y medio —Ella susurró, buscando sus ojos.
Klaus gruñó y se empujó a sí mismo fuera de la mesa y hacia el fregadero bajo la ventana. —¿Y porqué que te golpeó?
Caroline tocó su mejilla derecha, y suspiró. —No es la primera vez —Ella susurró, aunque todavía la oyó.
Se dio la vuelta y la miró. —¡¿Qué?! —Gritó, mirándola.
—Klaus —Ella comenzó, dando un paso hacia él—. Eres mi amigo, mi mejor amigo. No me importa lo que piense Tyler de mi amistad contigo, sobre todo porque voy a solicitar el divorcio —Ella dijo, bajando los ojos ligeramente.
—¿Qué? —Preguntó, después de un momento— ¿Qué dijiste? —Susurró, buscando sus ojos.
Caroline tomó una respiración profunda. —Yo le dije a Tyler que iba a presentar una demanda de divorcio —Ella respondió, mirándolo a los ojos—. No me puedo quedar con un hombre que me trata de la manera en que el lo hace —Ella dijo, girando su cabeza hacia otro lado— Necesito un hombre que me trate con respeto, y que se preocupe por mí y mis intereses, no sólo por los de él —Añadió, mirando a Klaus con una sonrisa en su rostro.
—Necesito un hombre que me ame —Ella llegó a la conclusión, en voz baja, buscando sus ojos, y vio lo que había estado viendo durante las últimas semanas.
Sacudió la cabeza. —Caroline —el pintor se alejo de ella.
—Durante este mes, me has tratado con respeto, y has ganado mi confianza más que cualquier persona que he conocido —Ella comenzó, mirando su espalda tensarse— Tu eres la única persona en quien confío con mi vida, Klaus —Ella añadió, dando un paso hacia él.
Klaus cerró los ojos e inclinó la cabeza. —Yo igual confío en ti, Caroline.
—Mírame, Klaus.
Klaus tragó cuando se dio la vuelta. Ella suspiró mientras cerraba la distancia entre ellos, y le tocó el rostro.
—Estoy cayendo enamorada de mi mejor amigo.
Klaus sonrió, a través de sus lágrimas. —Yo ya estoy enamorado de la señora Lockwood —Susurró con emoción.
Ella sonrió, y dejó escapar una risita. —Bueno, no voy a ser ella por mucho más tiempo, de hecho, no se lo he sido desde que te conocí —Ella susurró, con un brillo en sus ojos.
Klaus sonrió, mientras levantaba su mano derecha y tocó la –todavía– mejilla enrojecida. Acariciando suavemente su mejilla, se inclinó hacia delante y tocó con cuidado sus labios.
Caroline sonrió, y colocó sus manos sobre su pecho desnudo.
No se movieron para profundizar el beso de ninguna manera; se quedaron allí con sus labios acariciándose suavemente. Con un suspiro, Klaus se retiró, y la miró a los ojos.
—Quédate aquí, conmigo —Susurró, en voz baja.
Ella sonrió mientras asentía. —Pensé que nunca lo pedirías—susurró, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, y tirando de él en un abrazo.
⚜
Seis meses más tarde se finalizó el divorcio, y Klaus se le propuso a Caroline. Dos meses más tarde, se casaron con el único hermando de Klaus: Elijah, y su esposa, Katherine, como testigos. Klaus nunca había sido más feliz.
Ya no era la señora Lockwood. Ahora ella era la señora Mikaelson.
Había encontrado a su verdadero amor, a pesar de que tuvo que casarse con otro para encontrarlo, nunca se arrepentirá. Se casó con su mejor amigo.
Klaus ya no volvería a viajar por el mundo solo. Ahora voy por el mundo con su esposa, y viviría una vida tranquila y feliz.
Con la señora Caroline Mikaelson.
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