xxxvii. evoluciones desesperadas
VICTORIA,
capitulo treinta y siete: evoluciones desesperadas!
MARKUS DEJÓ UNA CAJA EN LA PUERTA DEL CUARTO DE LOS BARTON, escuchando que Laura sermoneaba a Clint por ser imprudente una vez más en la misión y eso le quitó una carcajada al castaño; la cual atrajo la atención del matrimonio Barton. Laura le pidió que pasase, preguntándole si notaba alguna diferencia en la piel por la herida y Markus levantó ambas manos, alabando la magia de la doctora Helen Cho y su máquina de células regenerativas. Así Laura procedió a mirar a los otros Vengadores ayudar en el patio: Mikhail y Nicholai estaban jugando con los niños, Steve y Tony cortaban madera para armar un repertorio de leña; y Dominica estaba concentrada en traer varios troncos pesados más para Steve. Bruces y Natasha estaban en sus respectivas habitaciones, la última aseándose luego de una mañana algo agitada.
—Si van a dormir aquí, alguno tendrá que compartir cama—ordenó la mujer embarazada—. Y no estoy dejando espacio para discusión.
Clint soltó una carcajada—Bueno, me temo que no va a pegar.
—Tranquila, Laura—replicó Markus con calidez—. Nos las apañaremos.
—Gracias por traer la caja por mí, Markus—añadió Laura esbozando una sonrisa para luego dejar una prenda de ropa en un canasto—. ¿Has hablado con Nat? La cosa...está mal, ¿no?
Markus apretó sus labios, buscando palabras correctas que capaz el no tenía—Con lo que ocurrió en la costa africana...Nat está muy tocada por algo y pienso indagar al respecto.
—Eres la única persona en la que ella verdaderamente confía, Markus—dijo Clint colocándose una sudadera—. Puede que confíe en mí, pero nunca llegué a tener ese vínculo de confianza que tienen ustedes dos—su mirada se dirigió a su esposa—. Ultrón tiene unos aliados, unos chicos. Unos vagos, en realidad, pero llevan un palo muy gordo como Markus. Y a Nat le han dado un buen golpe.
Belova bufó en voz alta, cruzándose de brazos.
—Alguien debe enseñarle algunos modales—sentenció el arquero entonces, acomodándose su dispositivo auditivo.
—Y ese "alguien" parecen ser ustedes dos—dijo Laura intercambiando miradas con los dos hombres—. De los hombres que llegaron a ser más honestos que cualquiera, ustedes dos son los indicados.
—A veces pienso que no soy material para ser líder—negó Markus con la cabeza.
—Estoy orgullosa del camino que tomaste, Markus, juzgando por lo que Clint y Nat me dijeron sobre ti—añadió la mujer Barton y siguió a su marido con la mirada—. También estoy orgullosa de ti, cielo. Pero veo a esos tipos...esos dioses...
Clint chasqueó la lengua, sentándose en su cama antes de recibir las botas que Markus le lanzó—Crees que no me necesitan.
—Creo que sí—concluyó Laura y se afligió un poco—. Y eso me asusta mucho más. Están hechos un desastre.
Markus soltó una carcajada—Dime algo que no sepa.
—Supongo que son mi desastre—dijo Clint mirando a Markus—. Tú también eres un desastre, colega.
Belova le enseñó el dedo medio y Laura le palmeó el brazo con fuerza.
—Tu mujer pega fuerte—murmuró Markus a Clint mientras se frotaba el brazo.
—La tuya igual.
—Lo que intento decir aquí—aclaró la castaña rodando los ojos—. Es que deben hacer que este equipo vuelva a funcionar como un equipo y asegurarse de que te cubrirán cuando más lo necesites—se tocó la barriga crecida—. En unos meses, nuestra familia crecerá y será una guerra.
Markus miró a Clint—A mí me huele a que te está pidiendo el retiro.
—Ya era hora.
Cuando Clint se puso de pie, Laura caminó hacia él, uniendo sus labios en un dulce beso antes de abrazarlo. Markus sonrió de lado y procedió a salir de la habitación, sin antes ser detenido por Laura — al girarse, se encontró con la pareja, en silencio.
—¿Hablarás con ella?—le preguntó Laura.
—Intentaré hacer que se abra a mí.
—El hogar está donde está el corazón, Markus—le dijo ella con una sonrisa—. Recuerda eso.
Markus asintió con honestidad y salió de la habitación, cruzando un pasillo hacia la habitación que tenía asignada junto con su pareja. Se detuvo frente a la puerta y su mano quedó alzada en forma de puño, a punto de tocar la puerta, pero no hizo contacto con la misma. Él permaneció allí, derribado, abatido, sin saber cómo afrontar al amor de su vida en lo que sería uno de los momentos más difíciles de su vida — pero las palabras de muchas personas atravesaron su cabeza en ese mismo momento. Desde las palabras que decía su madre, las que decía su segunda figura materna Melina, hasta las que le dijo Laura Barton. ¿Qué podía perder él con tan solo unas palabras? Probablemente todo, pero valía la pena intentarlo.
Markus tocó la puerta, sin embargo, no escuchó nada al otro lado.
Y, decidido, abrió la puerta.
La habitación estaba limpia, con olor distintivo a orquídeas, el cual era un aroma que tranquilizaba a la mujer Barton en momentos de estrés — como le contó Clint una vez. Sus paredes estaban pintadas de un color blanco mezclado con partes de color verde oliva, las cortinas haciendo juego con el único color tangible que resaltaba en la habitación. La cama matrimonial estaba recién hecha, acomodada a la perfección como si fuera una casa hogareña solamente para dos. Los ojos viajaron de la cama a una figura que se encontraba parada frente a la ventana, con cabello pelirrojo corto y húmedo por la ducha que probablemente había terminado hacía unos minutos. Natasha Romanoff miró hacia el exterior en silencio profundo, claramente sabiendo que Markus estaba parado detrás de ella mirándola desde la puerta.
—Pensé que seguías en la ducha—dijo Markus con calma, mirando a la pelirroja con calidez que ella no sabía cómo digerir—. Me hubiera unido a ti, pero no parecía el mejor momento. Sé que algunas veces quieres estar sola...—tragó saliva—. Y quiero que sepas que te apoyo y que estoy aquí para ti.
—Lo sé.
—Y esperaré el tiempo necesario hasta que me digas realmente lo que sucede en esa cabecita tuya.
Natasha bufó—Eso me lo has dicho antes.
Markus se sentó en la cama, quitándose los zapatos y Natasha, irremediablemente se giró hacia él — rezándole a todos los santos habidos y por haber que su máscara de chica dura no terminase quebrándose frente al resto del grupo: por que Markus ya la conocía de pies a cabeza.
—La chica Maximoff—espetó ella con un poco de temor y recelo—. ¿Te hizo daño?
—Nos hicimos daño mutuamente, sí.
—¿Y tú estás...?
—¿Bien?—reprochó el castaño cruzándose de piernas en la cama—. He estado mejor y al menos pude darle su propia medicina cuando intentó atacarme—ladeó su cabeza en dirección a la cama—. Pero a comparación del resto del equipo, siento que yo no debería ser de los que están menos atacados, si no lo contrario.
—Wanda te hizo ver cosas—dijo Natasha caminando antes de sentarse al lado de su pareja—. Pero tú también, ¿verdad?
—Sé que debería tenerles miedo a mis poderes, Nat—añadió él con voz profunda, colocando su mano sobre la de ella, agarrándola—. Fue algo tan extraño...casi cósmico, eso es lo que me asustó cuando ella intentó atacarme—soltó un suspiro—. No sé qué le hizo al resto de ustedes, puedo sentir sentimientos fuertes, pero no pensamientos.
Natasha bajó la mirada—Tuve un sueño. Parecía normal entonces, pero al despertar...
—¿Qué fue lo que te hizo ver ella?
—Que éramos Vengadores—asintió ella con tristeza—. Que éramos algo más que tan solo un par de asesinos entrenados.
—Y lo somos—añadió él convencido—. Somos mucho más que eso y no hay nada que pueda cambiarlo.
—¿Y qué pasará con nuestro futuro?—inquirió la pelirroja acercándose más.
¿En el futuro?
Ellos permanecerían juntos hasta el final de sus días; si incluso sus vidas terminarían en horas, Markus se encargaría de ello. Sin embargo, Markus sabía que Wanda le había mostrado algo más a Natasha que él no sabía.
—Permanecemos juntos, sin importar qué—declaró él con seguridad.
Natasha sonrió y bajó la cabeza, súbitamente abrumada con todo lo que vio. Markus, suavemente, colocó su mano en la mejilla de su pareja, en una caricia muy lenta y delicada — como si Romanoff fuese una muñeca de mármol perteneciente a una estatua postrada en una bella figura; claramente temiendo a romperla con su amor y su miedo. Ella soltó una lágrima silenciosa, sintiendo que ella volvía a bajar ese puente levadizo que permitía el paso a los muros de su corazón. Markus se relamió los labios y procedió a limpiar la mejilla de la pelirroja con calidez, esperando con paciencia a que ella hablase.
—Había algo más allí—dijo ella con su voz quebrada—. La ceremonia de graduación. La única cosa que hace las cosas más sencillas en una misión.
La graduación.
La ceremonia de Graduación es un evento importante, no solo porque ya florecerán y podrán tener al mundo a sus pies. Si no porque finalmente encontraron su lugar en este mundo, su propósito y su misión en este lugar. ¿Qué pecado es el no tener un propósito en esta tierra de los vivos?
Aquellas fueron las palabras de Nastia Morózov aquel día.
Entonces, allí Markus se dio cuenta a qué iba su pareja con su futuro.
—Wanda te hizo ver la única cosa que no puedes tener en la vida—replicó Markus con crudeza que él no tenía intenciones de mostrar, pero Natasha asintió.
Natasha y Markus no podían tener hijos.
—¿Qué pecado es el no tener un propósito en esta tierra de los vivos?—citó la pelirroja levantando su mirada, sus orbes claros rojos por las lágrimas.
Markus dejó rodar una lágrima por su mejilla y abrió ambos brazos para permitir que la pelirroja se refugiara en ellos, rodeando su torso con brazos fuertes que servían únicamente para matar y solamente para eso, en su momento. Natasha hundió su rostro en el pecho de Markus, sollozando en silencio ante el profundo dolor que sentía tan tatuado en sus huesos que podría terminar quebrándola por completo. Belova simplemente la sostuvo, enterrando su nariz en aquel cabello pelirrojo mientras ella lloraba. Ambos lo hicieron, en realidad, sabiendo que su destino para generar un legado por medios propios era imposible y que eso los marcaría de por vida.
Pero ahora lo que ellos tenían eran opciones.
Y podían intentar aquellas opciones.
Solo debían intentarlo.
—¿Tú quieres retirarte de esto?—le preguntó Markus a Natasha luego de un momento en silencio.
Natasha se separó un poco—El mundo nos necesita.
—¿A pesar de que quieras tener un hijo ahora?—insistió el castaño.
—Podríamos intentarlo, ¿verdad?
Markus sonrió de lado antes de asentir—Ahora hay muchos medios para tener un hijo, entonces, cuando esto termine...
—Lo intentaremos.
—¿Hace cuanto que querías tener hijos?
—Desde que vine aquí contigo hacía un par de meses para que conocieras a Laura y a los niños—Natasha sonrió de lado—. La idea se me cruzó por la cabeza, solo fue un pensamiento.
—Podrías habérmelo dicho.
Natasha asintió—Lo sé, pero...no era el tiempo correcto.
Ambos volvieron a abrazarse y el castaño prosiguió a besar a la pelirroja con calidez, demostrando el mismo tinte de amor que sintió por ella durante mucho tiempo. En ese momento, solo se encontraban ellos dos, ellos dos y su mundo, el cual estaba armado con muchísimas puertas que se mantenían abiertas para ellos, así forjando su camino con lentitud y con calma, tal vez mezclado con el miedo, pero siempre con una luz al final del túnel. Juntaron sus frentes, sonriendo en silencio, hasta que se vieron interrumpidos por un toque en la puerta.
—Lamento interrumpirlos, Romeo y Julieta—la voz de Dominica se escuchó al otro lado—. Huh, tenemos visitas...inesperadas.
Markus y Natasha se miraron entre ellos con confusión.
—¿De quien?—preguntó Natasha.
—Nick Fury. Estamos todos abajo.
—¡Iremos allí en un minuto!—exclamó Markus al escuchar que ella se alejaba.
Y ni siquiera Markus sabía las verdaderas intenciones del ex director de SHIELD en esos momentos tan inoportunos.
━━━━━━━━
La visita de Nick Fury siempre era inoportuna, incluso en momentos donde tal vez no era tan conveniente aparecer — pero Markus en cierto modo apreciaba esos momentos donde el hombre moreno aparecía, ya que siempre buscaba darles una mano al equipo que había sido abatido torpemente por la muchacha Maximoff. La pareja bajó al piso inferior, encontrándose al equipo sentado en los sillones de adentro, charlando animadamente con el hombre de piel morena y los niños se encontraban jugando con unos Legos junto al hombre, sentados en el piso. El equipo captó la presencia de la pareja y Nick sonrió de lado al ver a los dos espías rusos tomados de la mano.
—Lamento haber interrumpido sus momentos íntimos, tórtolos—declaró este sentado en un sillón individual—. Pero me parecía pertinente venir a hablarles.
—En otras palabras—añadió Tony sentado al lado de Steve—. La agente Hill lo trajo aquí.
El hombre de piel morena se dignó a pasar una tarde con el equipo, una experiencia tan mundana que reconfortó a todos y cuando la noche estaba empezando a caer, todos se encontraban reunidos en la cocina. Steve se encontraba recostado en una de las paredes mientras que Natasha y Markus estaban sentados de manera paralela en la mesa, Dominica estaba pintando un dibujo en la mesa ubicada en el living con Lila y Mikhail. Clint pasó por detrás de Stark, quitándole un dardo para dirigirse a la cocina. Nihcolai caminó hacia la mesa, antes de sentarse sobre ella y observó a Fury cortando en una tabla para llevar a la mesa.
—A pesar de que tus visitas son necesarias—dijo Markus agarrando su taza de café—. Son demasiado inoportunas.
Nick le miró de reojo—Creo que me han dicho eso antes.
—Pero no viniste aquí con el propósito de tener una simple charla con nosotros—añadió Nicholai haciendo una mueca.
—Ultrón les dejó a todos fuera de juego para ganar tiempo—declaró el hombre de piel morena.
—Rasskazhite nam chto-nibud', chego my ne znayem (Dinos algo que no sepamos)—le dijeron los cuatro espías rusos.
—Mis contactos dicen que está construyendo algo—añadió él alzando un poco su voz—. Y por la cantidad de Vibranium que consiguió, no creo que sea una sola cosa.
Lila Barton se acercó a Markus y le entregó un dibujo, logrando que el castaño esbozase una sonrisa alegre ante el gesto tierno de la niña, quien se alejó corriendo para continuar dibujando. Una mariposa pintada y diseñada a mano por Lila, se hallaba en el centro de la hoja blanca en todo su esplendor, enmarcada por diferentes colores que la hacían más llamativa.
—¿Qué hay del propio Ultrón?—le preguntó Steve a Nick.
—Es fácil rastrearlo—respondió este—. Está en todas partes. Se multiplica más rápido que los conejos.
—Me huele a que lo hace en una cantidad insospechada, eso sí que sería un problema—dijo Dominica caminando hacia Steve—. Pero eso nos sirve para conocer sus planes, ¿verdad?
—¿Sigue buscando los códigos?—preguntó Tony apuntando con un dardo.
—Sí, pero no avanza—replicó Nick continuando con su tarea.
—Huh, si les parece relevante—añadió el pelinegro desde su lugar en el tablero de dardos—. Yo pirateé el Pentágono en la secundaria.
El resto lo miró de manera inexpresiva y él se encogió de hombros antes de continuar lanzando más dardos.
—He contactado con nuestros amigos en Nexus—declaró Fury llevando la tabla a la mesa.
—¿Nexus?—preguntó el capitán confundido.
El menor de los Orlov chasqueó su lengua—Es el centro mundial de internet en Oslo, todos los datos fluyen por ahí. Literalmente es el acceso más rápido que puedes encontrar.
Clint inspeccionó el dardo que le quitó a Tony—¿Y qué han dicho?
—Está obsesionado con los misiles—respondió el ex director—. Pero los códigos cambian constantemente.
—¿Quién los cambia?—preguntó Tony y soltó un respingo cuando Barton lanzó el dardo al centro de la tabla, a centímetros de su cabeza. El pelinegro miró a Barton—. ¿Es en serio?
Clint se encogió de hombros.
—Un desconocido.
Markus alzó una ceja. ¿Acaso ese desconocido les estaba ayudando a ganar tiempo que estaban perdiendo? El castaño dejó el dibujo sobre la mesa y tomó la taza otra vez, llevándosela hacia su boca para sorber el líquido caliente. Tal vez, Fury vino a verlos para decirles que podrían tener una oportunidad única para detener a Ultrón y que totalmente deberían tomarla para así vencer la amenaza y marcharse de una vez por todas. Si alguien más estaba cambiando los códigos para tener así acceso al armamento nuclear, Ultrón no podía ser la IA más avanzada de todas, había algo más — otro enemigo al cual temer o hasta incluso un posible aliado y eso podía ser beneficioso como traicionero para el equipo.
—¿Tenemos un aliado?—preguntó Natasha.
—Ultrón tiene un enemigo—acotó Fury ladeando su cabeza hacia la pelirroja—. No es lo mismo.
—Vrag moyego vraga - moy drug (El enemigo de mi enemigo es mi amigo)—dijo Markus alzando su taza de café.
—Pero yo pagaría por saber quién es.
—Quizá vaya a Oslo—dijo Tony—. A buscar al desconocido. ¿Alguien viene conmigo?
—Me tienta la idea—declaró Nicholai levantando la mano—. Iré contigo.
Tony le señaló con el dedo índice, acusatorio—No robaremos secretos de estado, Orlov.
—¿Quién dijo que íbamos a robar secretos de estado?—inquirió el espía rubio—. Los tomaremos prestados.
—¿Desde cuándo te interesan los secretos de estado?—le preguntó su hermano mayor.
—Mne interesno posmotret', skol'ko yeshche der'ma vlezlo dyadya Sem (Me interesa ver en cuanta más mierda se encuentra metido el tío Sam).
—Bueno, me alegro de verte, jefe—dijo Natasha con escepticismo antes de guiar su mirada a Fury—. Pero esperaba que tuvieras algo más que eso.
—Y lo tengo—el ex director de SHIELD se sentó en la silla—. Los tengo a ustedes. Antes tenía ojos por todas partes y oídos por casi todas. Tenían toda la tecnología que pudieran imaginar—alzó ambas manos—. Aquí estamos, de vuelta en la Tierra, sin nada más que nuestro ingenio y nuestra voluntad de salvar el mundo—el equipo permaneció en silencio y él prosiguió—. Ultrón dice que los Vengadores son la único que impide su misión. Y lo reconozca o no, su misión es la destrucción global. Todo esto, enterrado.
Dominica miró a Nicholai—Y tú dices que el tío Sam está metido en mucha mierda, míranos a nosotros.
—Así que, levántense—prosiguió el hombre moreno—. Superen a ese bastardo de platino.
Dominica y Natasha silbaron bajo al escuchar el insulto, la pelirroja envió una mirada divertida al capitán—A Steve no le gusta que hablemos así...
—¿Sabes una cosa, Romanoff?
Dominica soltó una carcajada—Te molestaremos hasta el día de tu muerte.
—Entonces, ¿qué es lo que quiere?—preguntó Fury.
—Ser mejor—dijo Steve asintiendo—. Mejor que nosotros. Está construyendo cuerpos.
—En forma de persona—acotó Mikhail—. Pero no humanos, piensa que nuestra raza es una basura, que ya deberíamos extinguirnos.
—Él insiste en ella—lo interrumpió Markus—. Huh, no sé si es...
—Cuando ustedes dos lo programaron para proteger al ser humano—añadió Romanoff haciendo una hueca—. Ustedes fallaron estrepitosamente.
—Controla a tu mujer, Belova—dijo Tony.
—Es un poco tarde para eso.
Bruce tomó el dibujo de Lila—El ser humano no necesita protección. Necesita evolucionar—miró al equipo—. Ultrón va a evolucionar.
—¿Cómo?—preguntó Nick.
—¿Alguien ha hablado con Helen Cho?—añadió Banner.
Los miembros del equipo se miraron entre ellos, buscando ver quien podía tener la posible respuesta a la pregunta del doctor Banner, pero finalmente todos llegaron a la conclusión de que ninguno había contactado a la doctora Cho en las últimas horas y que ella se encontraba en Seúl — sin protección. Cuando cayeron en la cuenta que posiblemente la doctora coreana estuviese en peligro con un robot asesino suelto por Dios sabe dónde, no dudaron en trazar un plan, decidiendo por irse esa misma noche para dirigirse a Seúl. Markus recargó su pistola antes de bajar las escaleras con Natasha, Dominica le lanzó el escudo a Steve y Tony casi paga el precio con ello, enviándole una mirada fulminante a la espía rusa.
—De acuerdo, Dominica viene conmigo—señaló el capitán colocándose el escudo en la espalda—. También me llevaré a Natasha, Markus, Mikhail y Clint.
—No es justo—se quejó el millonario—. ¿Por qué tengo que tener a un solo asesino de la KGB como mi custodio y tú tres?
—Mi compañía no es tan mala—gruñó Nicholai levantándole el dedo medio.
—Los necesito si las cosas se van un poco al sur—añadió el rubio mirando a Tony—. Serán mis refuerzos.
—Quiero dejar en claro, esa misión será estrictamente reconocimiento. Yo iré con Nicholai a Nexus—señaló Stark ajustando su reloj—. Nos reuniremos en cuanto pueda.
Markus los miró desde la puerta—Si Ultrón verdaderamente está construyendo un cuerpo...es probable que esa cosa sea invencible.
—Así es, colega—dijo Tony intentando de no demostrar preocupación—. Será más poderoso que cualquiera de nosotros. Quizá que todos juntos.
—Un androide diseñado por un robot, típico—gruñó Mikhail antes de salir al exterior.
Rogers rodó los ojos—Echo de menos los tiempos en que el experimento más raro era yo.
—Dejaré a Banner en la torre—dijo Nick poniéndose su chaqueta—. ¿Puedo tomar prestada a la agente Hill?
—Es toda suya, aparentemente.
—¿Qué van a hacer?—le preguntó Nicholai.
Fury sonrió de lado—No lo sé. Algo dramático, espero.
El equipo se dirigió hacia la salida, Natasha y Markus saludaron con la mano a Laura, quien ya les sonreía desde la puerta de entrada — sin antes retener a su marido en la puerta para darle unas últimas palabras. La pareja se alejó rápidamente de la casa, siguiendo el mismo camino que Clint utilizó para guiarlos hacia su casa y la compuerta del quinjet se abrió frente a ellos. Rogers y Viktor fueron los primeros en pasar, seguidos por los hermanos Orlov y Stark. Natasha y Markus se giraron a mirar el sendero, donde se toparon con la figura oscura de Clint caminando hacia ellos.
Markus alzó su barbilla—¿Tu mujer te dijo algo?
—Que se encargará ella misma de matarme si no vuelvo en una pieza—exclamó el arquero antes de soltar una carcajada—. Me arrancará pedacito por pedacito hasta que realmente esté muerto. Oh, y que ya no puedo derribar más paredes de mi casa, eso está estrictamente prohibido.
—¿Ni una palabra de aliento?—preguntó Romanoff sonriendo de lado—. ¿Ni un "buena suerte"?
—Eso ya me lo dice en silencio, tórtolos.
—Volverás en una pieza, Clint—se aseguró Markus colocando una mano en su hombro—. Así no tenemos que presenciar tu asesinato.
—Laura les pediría ayuda a ustedes, no lo duden.
Markus y Natasha soltaron a una carcajada entre dientes, subiendo junto a Clint al quinjet, el cual tomó vuelo enseguida — alejándose de la residencia de los Barton y dejando a la mujer de la casa sola, otra vez. Las estrellas de la noche empezaron a aparecer cuando Tony trazó el trayecto hacia Oslo, donde él y Nicholai se bajarían para hacerle una visita al centro de internet mundial para averiguar más pistas de su nuevo enemigo-aliado. Ya de madrugada, lograron dejarlos en la capital de Noruega, donde proseguirían con su investigación — Clint se encargó de tomar riendas con la bitácora de vuelo en dirección a Seúl y partieron de inmediato.
—Entonces—comenzó Markus desde su asiento—. ¿Cuál es el plan?
—Dominica y Mikhail vendrán conmigo—dijo el capitán mirando al frente—. Ustedes tres se quedarán aquí para dar apoyo aéreo.
Natasha alzó una ceja—Creía que esto iba a ser una misión de reconocimiento.
—Lo es hasta que se demuestre lo contrario—añadió Steve dirigiendo su mirada a la pelirroja—. No debemos llamar la atención del público y de Ultrón. Vámonos.
Clint llevó la palanca hacia adelante y el quinjet salió disparado al cielo, perdiéndose entre las nubes y los pocos rayos del sol que salían del horizonte, en dirección a Corea del Sur.
━━━━━━━━
sin editar
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro