VICTORIA,
capitulo treinta y dos: dulce, dulce sokovia!
Manhattan, Nueva York — 3 meses después.
ERA INEVITABLE QUE NO LOS LLAMASEN, parecía algo estúpido, pero Markus pensaba que tendrían un poco de tiempo más para poder estar desplegados. Sin embargo, Stark fue claro en pedirles que volviesen a la torre en Nueva York, más cuando habían logrado encontrar varias localizaciones de bases operativas de HYDRA esparcidas por el mundo. El castaño se encargó de conducir hasta dicha ciudad y encontrarse con el aire nuevo y refrescante de la gran manzana le hizo recordar el campo de batalla que se había formado a sus anchas. Natasha había permanecido algo silenciosa durante el viaje, sin duda teniendo en cuenta de que volvería a ver a sus compañeros otra vez, haciendo una presencia algo monótona para Markus — tal vez podría ser por la poca cantidad de horas de sueño que tuvo la noche anterior, lidiando con pesadillas justo como Markus lo hacía en su momento. Sin embargo, él había aprendido a controlar aquella parte de él, no de manera completa, pero suficiente como para poder dormir al menos una semana de 8 horas seguidas.
Natasha luchaba con eso gratamente.
Markus, a pesar de eso, no podía hacer nada para quitarle aquellas pesadillas.
Si él pudiese, lo haría sin dudarlo.
Hablar con su pareja siempre funcionó, como también el contacto físico para poder calmar sus nervios o simplemente para hacerle recuperar el aliento. Había muchas cosas en las que ambos podían pensar y hablar cuando se llegaba al tópico de las pesadillas, donde había simples vestigios del pasado que provocaban malas reacciones o recuerdos dolorosos donde lo físico entraba en juego y eso Markus consideró como las pesadillas más cercanas a la realidad que ellos vivieron. Natasha, al principio, no hablaba de ello, simplemente se recluía entre aquellas pesadillas e intentaba procesarlas a su manera y por su cuenta. Markus, oh, dulce, cariñoso Markus Belova, él contaba cada detalle de esas y qué sensaciones le provocaba. El mero recuerdo de su madre diciéndole que contase sus pesadillas, realmente ayudaba a que estas se fuesen de su mente plagada de tanto rojo y tragedia.
Era algo casi terapéutico.
—Puedes contarme lo que sea, Nat—murmuró Markus una noche.
—Es demasiado.
—¿Y por qué no lo sueltas?—le preguntó el castaño mirando como la luz de la luna pintaba su piel pálida con algo más brilloso—. Mamá solía decirme que los sueños son efímeros, que muchas veces no podemos volver a tenerlos, pero si no decimos que hay en ellos, estos se quedan atrapados en la mente por siempre.
—¿Yelena tenía pesadillas?
A él le dolía admitir que ella fue quien empezó con las pesadillas.
Una niña inocente, de cabellos rubios, tan desesperada por el toque de su madre; sabiendo perfectamente que ella estaba muerta y que solamente le quedaba su hermano para poder quitarle aquellas pesadillas como lo hacía su querida y añorada madre. Markus sabía que su figura materna tenía una forma inigualable de hacer que las pesadillas desapareciesen, pero él no era su madre y él no poseía el poder para quitarle aquellas pesadillas a su hermana menor. Él quería, pero no podía y eso era algo que lo destrozó por dentro al ver a Yelena tan sumida en sus sueños que no parecían ser cuentos de hadas.
Él miró a Natasha—¿Esa pregunta viene con sarcasmo? Por que se nota que es algo obvio.
—¿Tú eras el espanta pesadillas de tu hermana?
Markus negó—Esa era mi madre, nunca llegué a su altura.
—No es necesario que llegues a su altura.
—Para lo que Yelena necesitaba, en cierto modo, sí—declaró el castaño recargándose contra la cabecera de la cama—. Mi madre se encargaba de hacer que sus pesadillas desapareciesen como arte de magia.
Romanoff alzó una ceja—¿Tu madre era una bruja, entonces?
—A pesar de que tuviste una pesadilla, tu humor me sorprende a veces—respondió Markus de manera cálida—. Lo que quiero decir con todo esto, es simplemente que puedes contarme tus pesadillas, como sea. Lamento comunicarte que somos una pareja y que una pareja tiene la confianza suficiente como para contarse cosas entre ellos.
—Lo sé.
—No hace falta que me lo digas ahora—sentenció el castaño de manera suave, abrazándola más fuerte—. No te presiones. Solo dímelo cuando estés preparada.
Natasha sentía que se derretía por la cantidad de amor que había en esas palabras y era inevitable que ella no cayese de rodillas antes semejante hombre como lo era Markus. Ella no logró evitar sonreír de lado, sintiéndose profundamente enamorada y se dijo una y otra vez que ella definitivamente era afortunada de tener a alguien que extrañamente la conociese tan bien como Markus lo hacía. Sin embargo, la pelirroja sabía que debía trabajar en algunas cosas internas de su propia personalidad: el poder contarle sus propias pesadillas a alguien. Con Clint, contar cosas resultaba diferente, ya que ellos compartían otro tipo de relación — a pesar de que resultaban ser muy cercanos.
Ella no tenía el valor de contar sus pesadillas.
Antes, tal vez, lo tenía.
Pero al alejarse de la única persona que ella realmente confiaba, la cambió.
—Tendré paciencia, Nat—añadió el castaño—. A pesar de que hay veces que no la tengo.
Romanoff asintió.
Markus se detuvo delante de las puertas del garaje donde Tony tenía sus autos y entró rápidamente con el vehículo para poder estacionarlo en los espacios vacíos que quedaban. Allí le esperó un hombre con traje, quien Natasha saludó ni bien se bajó, esbozando una sonrisa jovial y con afecto. Markus bajó su equipaje y saludó de manera cordial al hombre de traje, la pelirroja lo señaló.
—Happy, este es Markus—replicó ella presentándolo.
Markus recordó que Tony había mencionado a alguien llamado Happy un par de meses atrás y él asintió.
—Happy Hogan—se presentó él mientras estrechaba la mano del ruso—. Es un placer conocerte, Markus.
Natasha alzó una ceja—¿Dónde está Tony?
Happy rodó los ojos—Está completamente impaciente, arriba, en el piso donde está el balcón con el resto. Están a punto de desayunar. Me parece inevitable que él deje de tomar café.
Natasha soltó una carcajada antes de tomar la mano de Markus, los dos dirigiéndose hacia el ascensor para poder poner el número del piso. Cuando comenzaron a ascender, pudieron ver parte de la gran manzana con su infinidad de rascacielos y su incontable cantidad de gente merodeando por las calles en autos o caminando, como si fuesen termitas. Las puertas se abrieron ante ellos y les reveló el piso principal donde Markus recordó sus momentos con Loki antes de que Sasha Zaitsev terminase muerta en el mismo suelo que él pisaba — pero él sabía que volver sería fuerte para todos y eventualmente lograrían superar aquella pérdida.
—¡Llegó la pareja de la Madre Rusia!—anunció Tony caminando hacia la mesa que estaba armada entre los sillones.
—Se nota que nos extrañabas—señaló el castaño antes de rodar los ojos.
—Pasaron muchos años desde que vimos algo igual a esto—dijo Dominica mirando a la pareja—. Es bueno verlos juntos otra vez.
Natasha se sentó al lado del pelinegro millonario, sonriendo de manera solemne mientras agarraba una taza llena de café mientras que su pareja terminó sentándose al lado de Steve, quien le estrechó la mano de manera amistosa — Mikhail le revolvió el cabello de manera desordenada, mientras que Markus soltaba una carcajada.
—Descubrimos un par de cosas en el camino—declaró Natasha dejando la taza en la mesa—. Y eso nos permitió vivir escondidos al menos por unos 10 meses, donde simplemente éramos una pareja normal.
—Ya te dije yo que estaban planeando la boda sin decirnos—añadió Nicholai desde una de las puntas—. ¿Al menos nos dejarán hacer las invitaciones?
—Ja—se burló Markus mientras rodaba los ojos—. Si esta reunión es de los Vengadores, ¿dónde diablos está Clint?
Tony chasqueó su lengua—Él vendrá más tarde. Banner llegará en una hora y el resto estamos aquí.
Markus debía admitir que él extrañaba ver a sus compañeros luego de tanto tiempo de estar separados, a pesar de que se le enseñó a rechazar el apego, Markus llegó a comprender que en cierto modo estas personas se habían convertido en su familia — él los veía como su familia y sabía que ellos también lo consideraban una. Dominica se recostó contra el hombro de Steve, disfrutando de un pedazo de torta que había sobre la mesa, escuchando cómo los demás continuaban hablando sobre lo que hicieron en los últimos diez meses; como si fuese una simple reunión familiar luego de tanto tiempo sin verse.
Sin embargo, esa no era una simple reunión familiar.
Todo recaía en el único objetivo que tenían: eliminar a HYDRA.
El ex espía ruso recordó las palabras que dijo Natasha en la audiencia que tuvieron en el Capitolio, tan claras en su declaración de por qué ninguno de ellos podía terminar en prisión, con esa simple razón para evitar que el mundo arda luego de semejante golpe provocado por la fuerza de seguridad que protegería al mundo. Ahora, las líneas de defensas eran más reducidas, SHIELD no se encargaría de mantener las amenazas que estaban fuera de la tierra — si no que los Vengadores se encargarían de ser aquel escudo que se encontraba protegiendo al mundo.
—Sé que la situación no es la ideal—comenzó Tony pasándose una mano por la barba—. Pero el mundo últimamente se encuentra más alerta que antes.
—Y eso significa que nosotros también—señaló Steve.
—¿Alguna novedad sobre nuestra querida HYDRA?—preguntó Mikhail antes de llevarse un pedazo de croissant a la boca.
—La señorita Hill nos está ayudando con esto—declaró Stark de manera sencilla.
Markus alzó una ceja—¿Hill está aquí?
—Stark Industries la reclutó a finales del año pasado—dijo el millonario cruzándose de brazos—. Mucho después de la caída de SHIELD, no puedo creer que hayan averiado los motores que construí.
—Acabamos con un arma que atraería un genocidio a nivel masivo—añadió Natasha mirando al millonario de reojo—. Y tú te quejas de tus malditos motores, puedes hacer otro para algo mejor.
—Supongo que tú también donaste los cañones de largo alcance—declaró Nicholai mirándolo seriamente.
—Es posible, sí—asintió el pelinegro de manera honesta.
—¿Lo hiciste o no? Es una simple pregunta.
Tony rodó los ojos—Doné unos planos que Fury me pidió que pasase en limpio. No sabía las verdaderas intenciones de aquella arma, pero juzgando por lo que Rogers me dijo, me di cuenta de mi error.
Repentinamente, las puertas se abrieron, revelando la figura de la ex agente de SHIELD: María Hill para el equipo; quien vestía de manera elegante y llevaba el cabello un poco más largo que antes, pero se encontraba recogido en un peinado sencillo y formal. Ella estaba siendo acompañada por el aclamado Dios del Trueno quien había vuelto de Asgard, donde mostró una expresión bastante lúgubre a diferencia del resto. Los dos se acercaron al grupo que disfrutaba del desayuno con tranquilidad y Tony le lanzó un croissant al rubio de cabellos largos, logrando que este lo atrapase de manera limpia.
Natasha le pellizcó el brazo—No juegues con la comida.
—¿Qué eres?¿Mi madre?—inquirió el millonario con sarcasmo.
—Es bueno verte bien, Hill—dijo Markus a modo de saludo.
Ella asintió, con suma cordialidad, al castaño—Lo mismo digo, a pesar de que las circunstancias sean diferentes aquí. Tengo noticias para ustedes.
—¿Podré hablar con la primera dama?—le preguntó Tony.
María rodó los ojos antes de enfocar su mirada en el pelinegro—La agenda de la primera dama está algo ocupada, Stark, ya llamé cinco veces a la Casa Blanca.
—Diablos—farfulló él.
—¿Se trata de HYDRA, Hill?—preguntó Viktor a la castaña y ella asintió.
—Un contacto cercano logró dar con el paradero de uno de los científicos pertenecientes a una base importante—añadió Hill de manera profesional, como si quisiese dar todos los detalles para una misión exitosa—. Con lo recopilado de las misiones anteriores al rastreo de varias células de HYDRA, este equipo logró dar con el Doctor List y con el Cetro de Loki.
Markus miró al grupo—Creí que el Cetro de Loki estaba a manos de lo que fue SHIELD en su momento.
—Estaba en el Triskelion antes de que el proyecto Insight terminase sus fases iniciales—prosiguió la mujer antes de apretar sus labios—. Alguien debió enviarlo a otra ubicación durante ese tiempo, pero mi equipo logró descifrar donde están.
Mikhail hizo un gesto con su mano—¿Y eso es en...?
—Sokovia, en Europa del Este. Han confirmado que el barón Von Strucker también está allí junto con List y el cetro.
Steve se puso de pie, mirando al resto—Entonces ya sabemos a dónde nos dirigimos y a quien buscamos. Saldremos por la noche, cuando el resto del equipo esté aquí.
Natasha y Markus se miraron entre ellos, sabiendo que pronto podrían acabar con aquella organización de una vez por todas.
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Sokovia, Europa del Este — 10 horas después.
El amanecer era una de las pocas cosas que Markus no dejaba de disfrutar cada vez que se acercaba a admirarlo, cuando era un niño, él comenzó a crear la rutina de despertarse temprano simplemente para salir a ver cómo el sol salía de entre los edificios de Moscú; observando como ese resplandor calentaba sus mejillas frías por la noche y cómo iluminaba su rostro de manera pareja, sin crear sombras duras en ella. El castaño se acomodó el cinturón que llevaba su nuevo uniforme táctico, el cual era más lejano que el anterior, recubierto con una pieza de kevlar para poder ofrecer resistencia a las balas, justo como el que Tony había creado para Natasha y Dominica, los cuales estaban rodeados con cintas azules que se conectaban a sus pulseras de Viuda Negra con un fulgor azul — mientras que las de Markus, Mikhail y Nicholai estaban reflejadas con un color rojo.
La voz de Bruce Banner se escuchó en el quinjet—¿Necesitarán un código verde?
Steve, en su uniforme, miró en dirección al doctor, asintiendo de manera inmediata—Necesitaremos toda la ayuda posible para poder desmantelar todo lo que sea necesario de aquella base. No nos iremos hasta encontrar el cetro y arrestar a Strucker.
—¿Nos moveremos a pie?—preguntó Dominica alzando la mano—. Algunos no podemos volar.
—Tu novia es graciosa, Cap—se mofó Tony pasando a su lado, ya con la armadura puesta—. No traje un prototipo de camioneta anclado por nada, cielo.
Dominica le enseñó el dedo medio y Steve le miró de manera inexpresiva, de alguna manera reprendiéndola por seguirle el juego al millonario, quien solamente estaba tomándole el pelo. Markus soltó una carcajada por lo bajo, colocando sus armas en las fundas y agarrando su rifle de asalto para seguir a Natasha hacia el exterior. Clint Barton desplegó su arco justo detrás del castaño y se unió al grupo que observaba la gran camioneta que había allí. Steve salió del quinjet luciendo una motocicleta que estaba en el compartimento secundario del vehículo aéreo y la espía rubia alzó una ceja.
—¿Tú irás en eso?
Steve le sonrió de lado—Sería un honor que me acompañases.
—Hmm...No lo sé—declaró la rubia acercándose lentamente—. ¿Me vas a dejar conducirla?
—Si sobrevivimos a esto, cuando quieras.
Dominica sonrió antes de subirse detrás de Steve. Los hermanos Orlov se sentaron en los asientos de atrás junto con Clint mientras que Natasha y Markus tomaron la parte delantera. Banner se les unió con grandes pisadas, luciendo a la gran bestia verde, preparado para el ataque. Markus empezó acelerando un poco el motor, mirando a la pelirroja con una sonrisa de lado. Ella alzó una ceja y él le guiñó un ojo de manera coqueta, antes de pisar el acelerador y salir disparados hacia adelante, alejándose a toda velocidad del quinjet. El rugido de Banner terminó escuchándose hasta los recovecos más oscuros de aquel bosque nevado.
El inicio de otra guerra.
Las alarmas empezaron a sonar.
Y los disparos se abrieron paso hacia ellos.
No eran balas, era tecnología de punta, controlada por gente que estaba siendo dominada por el miedo. Markus maniobró por entre los árboles de manera escéptica, permitiéndoles blancos fáciles a sus compañeros, donde todos también atacaron con la misma intensidad con la que el enemigo los recibía. Thor volaba de un lado al otro, Tony destruía puestos donde se recluían soldados y varios vehículos con cañones buscaban detenerlos. Hulk soltó un gran grito antes de encargarse de un tanque, lanzándolo lejos para ver cómo se consumía entre sus llamas.
—¡El perímetro para acercarnos con los vehículos es escaso!—dijo Tony por los comunicadores—. ¡Bajaremos las defensas aquí y luego iremos a la base!
Natasha disparó en dirección a un soldado desde su asiento—¡Cometieron un error en atacar tan pronto!
—¡Los asustamos!—exclamó Markus por entre los disparos.
A lo lejos, Markus vio que había una barricada que no les permitiría pasar, así que sacó una bengala para poder advertir a sus compañeros que el fin del camino estaba cerca. En un movimiento rápido, a metros de chocar con la barricada, él giró de manera perpendicular el vehículo y los cinco salieron disparados hacia adelante con intenciones de atacar a los soldados limpiamente. Dieron inicio a una batalla campal donde había explosiones, golpes y más silbido de balas y cañones iónicos dirigidos hacia ellos. Los tres Gorriones Negros abrieron fuego hacia los soldados de HYDRA, quienes vestían de blanco, dejando que su sangre manchara la nieve como un lienzo vacío.
—¡Me adelantaré!—exclamó Stark.
El traje de Iron Man pasó volando en dirección a la base que estaba en la cima de la montaña, dejando al resto lidiando con lo que ocurría abajo. Markus disparó dos veces, cubriendo a la pelirroja, justo al mismo tiempo que los hermanos Orlov soltaban una granada a uno de los tanques.
La voz de Tony volvió a hacerse oída en los comunicadores—¡Mierda!
—¡Lenguaje!—lo reprendió Rogers—. Jarvis, ¿qué se ve desde arriba?
—El edificio central está protegido por algún tipo de escudo de energía—anunció la inteligencia artificial de Stark—. La tecnología es más avanzada que en cualquier otra base de HYDRA.
Markus golpeó a un soldado—No me sorprende.
—El Cetro de Loki debe de estar aquí—la voz de Thor habló en los comunicadores—. Strucker no podría tener estas defensas sin él. Por fin.
—Huh, ¿cómo que por fin?
Markus corrió junto a Natasha, quien terminó por impulsarla hacia una torre donde disparó a dos soldados que estaban custodiando un tanque, dejando que Markus lanzase una granada hacia un camión que explotó para volcar el vehículo. Él rodó hacia adelante, esquivando varios disparos para poder devolverlos, vaciando el cargador y colocando otro rápidamente. Natasha soló un puñetazo a otro soldado y rodó hacia adelante, enganchándose con uno de ellos y derribando a otro que se acercó.
—El "fin" no llega nunca, chicos—declaró ella y disparó dos veces a otro soldado.
—Ja, sí, creo que hemos perdido el elemento sorpresa—dijo Clint.
Nicholai realizó una llave con sus piernas para lanzar un soldado hacia un grupo pequeño que se juntó para encargarse de él, derribándolos como una pelota de bolos y se llevó la mano al oído izquierdo.
—No me jodas, Clint—dijo este mientras disparaba—. Nosotros no perdimos el elemento sorpresa. Somos un equipo de Gorriones y Viudas Negras, jamás perdemos el elemento sorpresa.
—Ustedes son Vengadores ahora, niño bonito—recalcó el arquero.
—Esperen—añadió Tony—. ¿Nadie menciona que Capi acaba de decir "lenguaje"?
—Ya lo sé—respondió Steve de manera agitada y Markus se giró al escuchar una explosión grande—. Se me escapó.
Dominica bufó en voz alta—Eres demasiado correcto, Steve. No es que yo sea precisamente una santa, pero...
—Dudo que tengamos tiempo para discutir eso.
Markus y Natasha corrieron de manera agitada hacia el centro de la batalla, donde Hulk estaba lanzando otro tanque en dirección contraria, explotando en el proceso. El castaño al escuchar la conversación, soltó una carcajada.
—No me digan—dijo este disparando de su rifle—. ¿Problemas de pareja?
—¿Cómo los que Natasha y tú tuvieron?—señaló la rubia por el comunicador—. Nah, Steve simplemente no acepta que tiene un lado oscuro.
—Es que no lo tengo, verdaderamente.
Natasha soltó una carcajada agitada—Steve, todos tenemos un lado oscuro.
—Hasta dulce, dulce Sokovia tiene su lado oscuro—exclamó Mikhail agitado.
Dulce, dulce Sokovia.
Markus disparó sin pensarlo, derribando a todos los soldados que podían, quienes ofrecían más resistencia. Las conversaciones que tenían sus compañeros se pusieron en un lugar más lejano, donde él simplemente deseaba dejarlo para poner su mente enfocada en la pelea, en atacar aquella resistencia que imponía el enemigo con gracia — él disparaba, vaciaba el cargador y repetía, escuchando el silbido tan agudo de las balas que danzaban hacia sus objetivos. Repitiéndolo una y otra y otra vez, desencadenando demasiado y a la vez nada en su interior, perdiéndose entre la euforia que provocaba la adrenalina en sus venas — cambiando sus tácticas de lucha justo como o había aprendido en sus entrenamientos. Era exquisito, era provocador, cómo él podía obtener poder con tan solo una estrategia y una simple acción.
Parecía una droga que él no dejaba de consumir.
Lo extasiaba demasiado.
Era casi imposible no sentirse consumido por él.
(Y eso podía ser muy, muy peligroso.)
Natasha saltó sobre sus hombros y golpeó a un soldado que estaba dispuesto a dispararle, terminando por rodar en el suelo y sacar sus bastones cortos — golpeando a otros con la poca corriente eléctrica que estos portaban. Jarvis alarmó al equipo que la ciudad de Sokovia estaba siendo bombardeada por el fuego de defensa que tenía la base y Markus pudo ver que más tanques se estaban desplegando justo en su posición. Repentinamente, una ráfaga de viento pasó por al lado de Markus, lanzándolo contra uno de los árboles y fue dirigido hacia Barton.
Nicholai gruñó—Chto eto za khren'? (¿Qué carajos es eso?)
—Tenemos un mejorado—dijo Steve.
—¡Clint!—exclamó Natasha corriendo hacia él—. ¡Clint está herido!¡Necesito asistencia médica!
Markus se puso de pie, disparando en dirección a aquella ráfaga hasta perderla en los árboles, corrió junto a los hermanos Orlov hacia la pelirroja — cubriéndoles el perímetro contra un búnker armado con cañones. Mikhail disparó una granada contra una de las rendijas y esta explotó, sin ser destruida después por Hulk quien pasó corriendo a terminar de pulverizarla.
Barton soltó un gruñido—Esto es una mierda.
—No digas groserías, Barton, o el capitán te escuchará—dijo Markus agachándose hacia él.
—¡Stark!—exclamó Dominica—. ¿Ya terminaste?¡Tenemos que entrar!
—Me estoy acercando, cielo.
Markus disparó a dos soldados y cubrió el cuerpo de Clint cuando una granada explotó cerca, siendo ensuciados por más tierra y nieve. Natasha terminó de vendar al arquero, mientras que estaba siendo protegida por sus compañeros y tomó a Clint del brazo, obligándolo a ponerse de pie.
—El puente levadizo está abierto—declaró el millonario—. Los escudos están bajos.
—Clint está mal—dijo Natasha con su dedo en el comunicador izquierdo—. Hay que evacuarlo.
Thor respondió—Yo llevaré a Barton al jet. Cuanto antes nos vayamos, mejor.
—Necesitaré la ayuda de mis mensajeros de la muerte favoritos—dijo Tony a Markus, quien dejó colgando su arma en el hombro—. Markus, voy a tu ubicación, te recogeré allí con el hermano pelinegro.
—¿Ya no soy el único?—preguntó Markus haciendo un puchero.
—Te comportas como un niño. ¿Están listos?
Mikhail y Markus observaron que Stark estaba acercándose rápidamente hacia ellos, así que los dos corrieron a dos árboles paralelos para poder escalarlos y así saltar en dirección a Tony, quien los agarró y alejó del equipo rápidamente; dirigiéndose hacia la base perteneciente a HYDRA, la cual los recibió con silencio. Los dos espías recargaron sus armas, observando como Tony aterrizaba junto a ellos.
—Stark, consigan el cetro—les advirtió Thor.
—Pan comido—dijo Mikhail y avanzó.
Markus sonrió de lado—Considéralo hecho, colega.
—Y por el amor de Dios, cuidado con lo que dices—regañó Tony a Steve.
Steve suspiró—No me voy a librar nunca de eso, ¿verdad?
—No.
Markus y Mikhail avanzaron hacia las puertas principales, adentrándose en la gran estructura, siendo consumidos por la oscuridad que había dentro; sin esperar el inevitable peligro que podría haber entre sus paredes.
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