xxvi. posible exilio
INVIERNO ROJO,
capitulo veintiséis: posible exilio!
HABÍA MUCHAS COSAS QUE RONDABAN EN LA CABEZA DE MARKUS BELOVA EN ESE MOMENTO, sentimientos, pensamientos, hasta incertidumbres, cualquier escenario podía correr como si fuese la cinta de un VHS transmitida en una tela blanca mostrando hasta los más oscuros secretos de la lealtad de la Habitación Roja. Nick Fury fue asistido por los paramédicos y enviado al George Washington University Hospital, donde el resto de los miembros del equipo fueron atendidos para ver si había alguna señal de heridas — pero ellos demostraban estar más que vivos y operantes para el servicio, mientras que Fury estaba siendo intubado para poder ser intervenido quirúrgicamente. Markus y Dominica aún intentaban quitar de sus cabezas el hecho de que habían enviado a una pareja de asesinos pertenecientes al programa de Viudas y Gorriones Negros.
Parecía muy lejano el hecho de que habían escapado de allí hacía dos años.
(Markus sabía que tarde o temprano los enviarían, de todos modos.)
Sin embargo, estaba una gran incógnita a mano.
¿Por qué ahora?
¿Por qué en ese preciso momento?
¿Por qué no en una misión?
Markus llegó a inquirir si la organización que mantenía al Soldado del Invierno estaba formando una alianza con la KGB, a pesar de las circunstancias de cómo eran las relaciones que tenía Rusia en ese momento: sus intereses siempre habían sido ambiciosos. El equipo de Markus había logrado llevar exitosamente muchísimas de las misiones que la agencia había estipulado y comandado por el tiempo desde su entrenamiento hasta incluso después de su graduación cuando ya eran asesinos experimentados — cuando ya no dependían de ningún entrenamiento o de perfeccionarse hasta el punto de ser los soldados ideales. Mil posibilidades pasaron por la mente de Markus quien, al notar la presencia de la KGB tan cerca, no entendía la razón de por qué utilizaron al Soldado del Invierno como tapadera para cometer su crimen; era una buena idea, hasta él lo admitiría, pero a esos dos asesinos les faltaba demasiada experiencia y fue un movimiento muy estúpido el haberse enfrentado a asesinos profesionales.
Sin embargo, era un buen movimiento.
Tal vez, solo tal vez, la KGB ya se había cansado de ellos. Luego de años y años de servicio.
Markus estaba fastidiado.
La única opción que les quedaba era simplemente ser esclavos o morir en el intento.
Dominica y él no dijeron nada en cuanto los hicieron pasar al hospital. Se dirigieron con Steve por los pasillos de la sala de emergencias, donde en una habitación preparaban a Nick para la intervención quirúrgica para quitarle las cinco balas que llegaron a entrar por la pared. Nicholai y Mikhail tampoco hablaron sobre lo sucedido cuando fueron en persecución junto al capitán para poder identificar al enemigo. Markus había escuchado leyendas sobre el Soldado del Invierno, hasta que logró verlo una vez en un enfrentamiento cruzado y él simplemente lo ignoró — al ver que ellos casi tenían el mismo objetivo. Muchos usaban esos rumores como cuentos para asustar a niños pequeños, pero para el mayor de los Belova se trataba de un simple individuo que era la máquina de matar perfecta con un aspecto friolento y crudo, acompañado con un brazo de metal.
Nada más que eso.
Y obviamente un criminal que cometió muchísimos más asesinatos que Markus en todo un maldito siglo.
(Eso sí que resultaba ser impresionante.)
Fury fue trasladado a la sala de operaciones que estaba disponible y ellos fueron a una sala aparte donde había una ventana polarizada que les permitía ver el proceso de la operación que recién comenzaba. Steve posó una mano en el marco de la ventana, mientras que Dominica se posaba a su lado, mirando atentamente todo lo que ocurría. Markus se colocó a un costado, permitiendo así a los otros poder mirar. Maria Hill entró mientras hacía una llamada, tal vez contactándose con el sub director de SHIELD, Alexander Pierce, para mantenerlo al tanto del asunto. Él pudo ver que la mano derecha de Fury se veía algo agitada, en el sentido de que Hill podría haberlo conocido hace muchísimo tiempo, justo como el agente Phil Coulson lo hacía. Belova no sabía si ella tenía familia, o si el agente Coulson tenía familia, pero ella ya había perdido mucho en dos guerras.
—Está bien, sub-director Pierce—señaló la castaña—. Lo mantendré al tanto.
Al verla colgar, ella se acercó hacia la ventana.
—¿Qué dicen los superiores, jefa?—preguntó Markus.
—Están agitados, muy agitados—respondió la agente acomodándose su falda—. Todos ellos tienen escoltas para poder protegerlos, pero Nick no tenía. Su auto sufrió un accidente, el cual las cámaras de transito no muestran tan definidamente quien fue.
—Esto venía desde antes, entonces—señaló Nicholai llevándose una mano a la barbilla—. Fury estaba solo dilatando lo inevitable.
—¿Acaso él quería que pasara esto?—preguntó Mikhail golpeándole el hombro levemente—. Enviaron a un asesino a hacerle esto. Dudo que él lo haya pagado.
—Me gustaría llegar a mis conclusiones—añadió la agente Hill con un fuerte agarre en su teléfono—. Pero no sabremos nada hasta que el examen de identificación que pedí para la bala sea completada y entregada.
Dominica chasqueó la lengua sin dejar de mirar hacia el quirófano—Somos asesinos, Hill, usar balas que son ilocalizables es nuestro labor y mantra.
María Hill negó con la cabeza antes de mirar en dirección al quirófano, donde el cirujano empezó a abrir el pecho del director de SHIELD. Markus podía entender el procedimiento con la poca medicina que le habían enseñado para poder curar sus heridas, desde como romper la dermis, hasta llegar a extraer un posible órgano si era necesario. Él nunca había llegado a ese extremo de intervenir quirúrgicamente en un sujeto u objetivo — nunca fue necesario, al menos para el tipo de asesinos como él, siempre había alguien más psicópata entre tantos asesinos. El castaño se enderezó, cruzándose de brazos mientras que buscaban alguna otra bala entre sus entrañas.
El Soldado del Invierno simplemente había dejado huecos.
(Sí que contaba con un gran arsenal capaz de pasar paredes muy gruesas.)
Maria Hill soltó un gruñido cuando volvió a sonar su teléfono, se disculpó antes de salir de la habitación otra vez, dejando al equipo solo. Dominica tocó el hombro de Steve, asegurándole en silencio de que Nick podría superar aquella crisis sin ningún problema — ellos pudieron sobrevivir una ruptura de motores que casi les quita la vida, Nick podría sobrevivir un par de balas. Steve la miró por un segundo y Markus podía creer que él estaba cayendo lentamente por la rubia, justo como el propio Markus cayó por Natasha hacía años. Se alegró por ver a su amiga tan concentrada en poder forjar su propio camino amoroso.
—A todo esto—dijo Mikhail mirando al resto—. Gde, chert voz'mi, Romanov? (¿Dónde diablos está Romanoff?).
El rubio miró al asesino de orbes azules—Pensé que estaba contigo, Markus.
—La dejé en su casa antes de venirme y encontrarme con este desastre—respondió Markus sin dejar de mirar al frente—. Le dejé un par de llamadas de emergencia por el canal que compartimos.
El cirujano pidió otro bisturí con una hoja más pequeña, haciendo pequeñas incisiones en el cuerpo abierto para poder sacar una pequeña parte de bala con una pinza. Los enfermeros se encargaron de administrarle fluidos continuamente y sangre para que su corazón lograse seguir latiendo con constancia. Hill volvió a entrar, con su teléfono en mano, mientras que Brock Rumlow y Jasper Sitwell entraban juntos a la habitación. Markus no se concentró ni siquiera en saludar, al menos hasta que Natasha apareciese. Su mirada pasó del cuerpo entubado hacia el reloj que había colgado en la pared: habían pasado al menos unos cuarenta y cinco minutos desde que entraron, pero parecía muchísimo más largo que antes y el tiempo pasaba muy lento para ellos. Parecía una operación interminable.
—¿Alguien sabe qué diablos pasó?—preguntó Rumlow.
—No lo sabemos—mintió Nicholai a su lado, mirando la operación con ojos curiosos—. Nosotros llegábamos al apartamento cuando escuchamos los disparos. Vimos a un tirador, pero estaba muy oscuro mientras lo perseguíamos.
Sitwell miró al rubio—¿Quién fue el que llamó a emergencias?
—La agente 13, quien estaba en servicio—respondió Mikhail.
Y luego de lo que parecían horas, Natasha Romanoff entró por la puerta para acercarse hacia la ventana, mirando con profunda confusión al cuerpo moribundo de Nick Fury siendo suturado mientras su corazón seguía latiendo. Ella simplemente no podía creerlo y Markus, de manera muy lenta, le tomó la mano; con un fuerte apretón, Natasha pudo encontrar sus palabras para hablar.
—¿Va a salir de esta?—preguntó ella.
—No lo sé—respondió Steve luego de tanto tiempo sin hablar—. Están operando hace cuarenta y cinco minutos.
—Ustedes vieron a un tirador—señaló la pelirroja de manera cautelosa—. Háblenme de él. Altura, rango de tiro, alguna descripción física para identificarlo.
—Es probable que haya utilizado un arma de alto rango, capaz de poder atravesar munición a través de las paredes—dijo la muchacha Viktor luego de un silencio—. Lo habrá hecho desde un punto ciego, para poder hacerle creer que se encontraba a salvo de cualquier peligro luego del accidente que tuvo. Él ya había mostrado signos de pelea en un momento cuando lo encontramos, algunos moratones en la zona del ojo y contusiones en su brazo, según su camioneta y los datos que vimos, fue una coartada muy diversa.
Natasha miró a Markus de reojo, preguntándole si ella decía la verdad y él asintió levemente.
—Es rápido, Nat. Fuerte—alegó Steve colocando ambas manos en el marco, sin mirar a la pelirroja—. Tenía un brazo de metal.
Romanoff se tensó bajo el agarre de Markus.
Hill se puso al lado de Markus, mirando fijamente al quirófano.
—¿Algo sobre la balística?—preguntó Markus.
María negó—Tres disparos, sin estrías. Tres balas imposibles de localizar, justo como lo dijo la agente Viktor.
—Fabricación soviética—dijeron Markus y Natasha al mismo tiempo.
Los hermanos Orlov negaron con la cabeza antes de bajar la mirada al escuchar los monitores que empezaban a pitar. Markus sentía que Natasha agarraba con más fuerza su mano, esperando a que un milagro pasase para poder permitir que Nick sobreviviera la noche. Los cirujanos empezaron a moverse más rápido, buscando el equipo de resucitación ante un código azul. Markus se obligó a tragar saliva, recuperando el aire que no sabía que estaba conteniendo. El pulso de Nick estaba bajando y eso significaba que su corazón estaba fallando, provocando que su muerte esté más cerca de lo esperado.
—Está en paro—señaló el doctor agitado.
—Necesitamos la máquina de reanimación, ¡ahora!
—Eto ne sdelayet eto (No va a lograrlo)—señaló Nicholai.
—Zatknis' durak (Cállate, tonto)—acotó su hermano.
—¡Cae la pulso!¡Desfibrilador!—exclamó el cirujano.
Cuando corrieron la cortina, se reveló parte del pecho de Fury, el cual estaba siendo suturado de manera perfecta, dejando un lienzo con marcas perfectas y manchado con sangre que se secaría pronto. El cirujano principal pudo tener a mano las paletas para poder efectuar la reanimación cardiopulmonar mientras que los enfermeros administraban sangre y aumentaban el flujo de oxigeno para evitar una muerte cerebral debido a su carencia. Markus pudo discernir donde se encontraba la aguja con epinefrina para poder enviarle adrenalina al cuerpo y lograr que este empiece a reanimarse.
—Cárgalo a 100—ordenó el doctor cargando las paletas—. Todo el mundo atrás.
—No me hagas esto, Nick—murmuró Natasha al lado de Markus.
—Tres, dos, uno...—dijo el doctor colocando las paletas en el pecho—. ¡Despejen!
Markus encontró una fina línea horizontal en los monitores y apretó con más fuerza la mano de Natasha. María Hill negaba con la cabeza a su lado al escuchar el intercambio entre los doctores y enfermeros, sin éxito al intentar devolverle el pulso al corazón de Nick. Dominica soltó un suspiro tembloroso, sintiendo un nudo en su garganta.
—Cárguenlo a 200, por favor.
Nick Fury no iba a lograrlo.
—Vamos, Nick—masculló Markus entre dientes—. Pelea.
—¿Pulso?
—Negativo, doctor.
—Por favor, Nick—murmuró Natasha sin quitar la mirada del cuerpo—. No me hagas esto.
Por favor, pensó él.
Y simplemente, ya no había más.
Natasha apretó sus labios en una fina línea, mirando la escena sin poder creer que ellos simplemente veían como era la caída del director de SHIELD. El cirujano se acercó al cuerpo, colocando los dos dedos en su garganta, buscando algún indicio de pulso, pero encontrando simplemente un cuerpo que ya no respiraba y que su pecho ni subía o bajaba. Allí había un cadáver que había encontrado su muerte gracias a un verdugo que lo estuvo buscando por razones que ni ellos comprendían. Markus podía ver como el doctor negaba a los enfermeros, quienes se movían rápido en orden de salvar una vida — pero era demasiado tarde.
María Hill soltó una lágrima que Markus pudo ver rodar por su mejilla.
Steve se apartó un poco del vidrio para no mirar.
—¿Qué hora es?—preguntó el doctor.
—Chert voz'mi (Maldita sea)—masculló Markus.
—La 1:03, doctor.
—Hora de la muerte, 1:03 AM.
Así fue como Nick Fury murió, abandonado en una mesa en el quirófano.
Natasha fue la primera en irse, sin decir una palabra y Markus miró a la muchacha de cabellos rubios — ella le indicó silenciosamente que fuese a buscarla. El castaño salió corriendo de allí, siguiendo a la pelirroja de cerca, al menos hasta que llegaron a la entrada donde logró tomar su brazo. Natasha le miró con ojos vidriosos, llenos de tanta, tanta furia y violencia que él no dudó en sentirse así también.
—Está muerto.
—Lo sé.
Natasha quería decir algo más, pero una lágrima furiosa cayó por su mejilla y Markus sabía que ella no lloraba frente a nadie; sin embargo, ella le permitió verla llorar hacía años y él hizo lo mismo. El castaño la envolvió en un abrazo fuerte, dejando que la pelirroja hundiese su cabeza en silencio en el pecho que estaba manchado con suciedad y probablemente sangre seca de los asesinos que él y Dominica mataron hacía una hora. Natasha simplemente sollozó en silencio, sintiendo que la persona que le ayudó a escapar de todo lo que ella odiaba ya no estaba.
Markus no la soltó en ningún momento.
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Observaron el cuerpo de Nicholas Fury en la morgue, siendo tapado por al menos la mitad de una sábana, dejando su rostro al descubierto y su pecho cosido. Natasha se encontraba cerca, admirando lo último que le quedaba de un posible mentor, mientras que el resto del equipo se encontraba contra la pared — observando el momento en completo silencio, cabezas bajas en sumo respeto a la persona que les había ofrecido la libertad una vez. Natasha lloró cuando Markus la abrazó, envolviéndola en un lugar cálido y posiblemente seguro de cualquier atentado de herirla — él podía ver las cosas mejor en ese momento, donde la pelirroja mostraba cierta vulnerabilidad ante la situación. Fury había sido un gran mentor para ella, reflejándose en los pocos sentimientos que Natasha Romanoff podía describir.
Markus sabía que había más sentimientos escondidos bajo una capa que ella intentaba no sacar.
La comprendía.
Realmente lo hacía.
(Y no dudó en sentirse aliviado al ver que la pelirroja seguía contando con él para simplemente apoyar su cabeza si los momentos se ponían tensos.)
Natasha colocó una mano en la cabeza de Nick, mirándole con mucho sopesar. Tantas emociones juntas que no podían reflejar una sola cara. Dominica tocó la mano del castaño, trazando unas líneas y puntos a modo de mensaje.
Debemos decirles a los chicos qué ocurrió con los dos tiradores.
Markus asintió.
Natasha y el resto del equipo merecían saber quienes eran los dos tiradores que intentaron asesinarlos — los hermanos Orlov decidieron mentirle a Sitwell y al resto sobre los otros dos que aparecieron junto al soldado, teniendo en cuenta de que se trataba de un asunto que requería la atención indivisible y personal de ellos, ni de SHIELD, ni de nadie más. Markus le transmitió a la rubia que les dijese que se moverían con Natasha para poder encontrar un lugar seguro, ya que SHIELD demostraba ser otra organización más que se dedicaba a las mentiras en primera fila para todos ellos. María Hill se puso al lado de Steve, su rostro reflejando cansancio y angustia.
—Tengo que llevármelo—dijo ella.
Markus la miró y asintió, caminando lentamente hacia la pelirroja.
—Nat...—murmuró él a la pelirroja—. My dolzhny idti (Debemos irnos).
Ella apretó los labios y cerró los ojos con fuerza, dejando caer su mano a un costado. Retirándose instantáneamente mientras agarraba a Markus de la mano. Steve salió junto a ella mientras que el resto tocaba el hombro de María, dando sus condolencias en silencio. Rogers detuvo a la pelirroja en el medio del pasillo, logrando que esta girara en seco mirándole con pura furia y confusión en su rostro.
—¿Qué hacía Fury en tu apartamento?—preguntó la pelirroja inquisitivamente.
—No lo sé—respondió el capitán.
—Capitán—llamó Rumlow—. Quieren que vuelva a SHIELD.
—Ahí voy.
—Lo quieren ahora—insistió el pelinegro.
Steve miró con fastidio a Rumlow—De acuerdo, ahí voy.
Natasha entrecerró la mirada—Mientes igual de mal como lo hace Markus.
—Te escuché—señaló el castaño codeándola. Ella se alejó lentamente, indicándole a Markus que la siguiera. El castaño miró a Dominica—. Confío en que tú acompañarás a Steve a SHIELD.
—Yesli yest' kto-to, kto vse eto dirizhiruyet... mozhet byt', eto k luchshemu (Si hay alguien que está orquestando todo esto...tal vez es lo mejor)—dijo la rubia en ruso y se giró para mirar a los hermanos Orlov—. Vy poyedete s Markusom, my svyazhemsya s vami (Ustedes se irán con Markus, estaremos en contacto).
—Bud' ostorozhen, Viktor (Ten cuidado, Viktor)—advirtió el pelinegro.
El trío se alejó de la pareja para poder seguir a Natasha hacia donde había estacionado su auto, ella los esperaba con una carpeta en mano y les indicó con la cabeza de que subieran al auto. Mikhail y Nicholai se sentaron en los asientos de atrás mientras que Markus ocupó el asiento del copiloto junto a Natasha. Ella no tardó en acelerar, entregándoles un parche de color blanco a cada uno.
—Bloqueadores de rastreador, ¿verdad?—preguntó Mikhail—. Ya era hora.
Nicholai bufó—Nuestros rastreadores están localizados en nuestro brazo izquierdo, parte del antebrazo. Pan comido.
—Es increíble que esto esté pasando—murmuró Natasha.
—Y eso que Markus no te contó la otra parte.
Natasha frenó de golpe en un semáforo en rojo, mirando al castaño por el rabillo del ojo y Markus no podía sentirse más que aterrorizado por la expresión sombría que portaba el rostro de la pelirroja en esos momentos. Así pudiendo leer los pensamientos del castaño, Mikhail le tapó la boca lentamente al rubio, quien lo miraba igual de sorprendido por sus palabras. Tal vez eso sí que había sido sorpresivo y más cuando Natasha se encontraba bastante tensa por toda la situación aparente.
—¿Qué otra parte?—sentenció la pelirroja.
Markus miró en dirección al menor de los Orlov—YA tsenyu eto, ty velikiy idiot. Vy uzhe razozlili yeye (Te lo agradezco, grandísimo idiota. Ya la hiciste enojar).
Nicholai le levantó el dedo pulgar.
Él le levantó el dedo medio.
—Ya basta con el secretismo, idiotas—señaló Natasha antes de acelerar—. ¿Qué otra parte?
—Había dos tiradores más allí—respondió Markus mirando al frente—. Pero no vinieron junto al soldado, vinieron por su cuenta. Eran de la KGB.
—No me jodas, Markus—exclamó Mikhail fastidiado—. ¿Es enserio?
—Ajá, sí, dos cadetes que posiblemente estaban en entrenamiento para nuestro programa—asintió el mencionado—. Intentaban eliminarnos, pero Dominica y yo logramos sacarlos del camino. Eran jóvenes, una chica de al menos unos 20 años y el chico parecía ser un año mayor que ella.
—Ya pensaba yo que pasarían dos años y se rendirían en buscarnos—dijo Nicholai recostándose en el asiento—. ¿Están muertos?
—Los matamos con nuestras propias manos, ¿tú que crees?
—Me pregunto por qué enviaron a asesinarlos justo en este momento—murmuró Natasha girando en una esquina—. ¿Serán aliados?
—Serán oportunistas, Nat—añadió el pelinegro detrás de ella—. Los intereses de nuestra nación siempre fueron otros, nunca colaboramos en misiones de neutralización, ni siquiera para extraer información. Venimos de una naturaleza ambiciosa en cuanto a poder.
—Entonces, ¿por qué?—contraatacó ella.
—No lo sabemos—respondió Markus negando con la cabeza—. Y no creo que lo sepamos por el momento, lo importante es estar alerta por si llegan a enviar más. ¿Qué es lo que sabes del Soldado?
Natasha iba a negar eso, pero al ver como ella se tensó cuando Steve le describió al tirador, el resto del equipo ruso logró llegar a la conclusión que ellos ya tenían: Natasha conocía al Soldado del Invierno. Así que no serviría para nada negar algo que era demasiado obvio y de "publico" conocimiento.
—Entonces fue él el que mató a Fury—declaró ella pasando a dos autos—. Tiene sentido. Fury estaba buscando algo en el Lemurian Star que logró que algo se moviese por dentro de SHIELD.
—Fury dijo que SHIELD estaba siendo comprometida.
—Ahí entra el trabajo del soldado—murmuró Markus—. Su misión es evitar que ciertos eventos ocurran y que Fury esté husmeando algo que podría involucrar a un tercero...maldita sea.
—Gran parte de la comunidad de espías no cree que existe, o es lo que dicen—añadió Romanoff deteniéndose otra vez en una esquina—. Ustedes saben la historia, el Soldado del Invierno. Decenas de asesinatos se le adjudican en estos últimos 50 años, muchísimo más de los que nosotros cometimos alguna vez, a pesar de que él parece ser un fantasma de fábula de terror.
Mikhail alzó una ceja—Tú diste con él, ¿verdad?
—Hace cinco años estaba sacando un ingeniero nuclear de Irán—respondió la pelirroja avanzando—. Alguien les disparó a las ruedas justo a unos pocos kilómetros de Odesa. No pude mantener el control de la dirección y caímos por un barranco, logré salvar al objetivo—se relamió los labios, recordando la punzada del disparo—. Pero el Soldado del Invierno estaba allí. Yo cubría a mi ingeniero, pero...
—Él lo mató disparándole a través de ti—concluyó Markus antes de ladear su cabeza para mirarla—. Utilizaba un arma de rango y munición fabricada por los soviéticos, sin estriar, sin poder ser localizable y al menos un 100% letal. ¿Te dejó una cicatriz?
Natasha le miró con una ceja alzada—¿Tú que crees?
—Me huele a que Natasha ya no se pone bikinis—declaró Nicholai, logrando que Markus le fulmine con la mirada—. Controla a tu hombre, Romanoff.
—Muy gracioso—dijo Markus rodando los ojos.
—Los bikinis me quedan fatal—añadió ella esbozando una sonrisa de lado—. Prefiero los trajes de baño enterizos, me gustan y me quedan bien. Podrías regalarme uno, Markus.
—Ya lo veremos, no quiero malcriarte tanto—respondió Belova cruzándose de brazos—. ¿Intentaste buscarlo?
—Perseguir a un fantasma es inútil, Markus—negó la pelirroja—. Lo intenté y no tuve nada de éxito en ello—mostró la memoria flash que Nick le entregó a Steve en el apartamento—. Es una fabula de terror para asustar niños.
Mikhail silbó—Sí que eres rápida.
—Tengo mis habilidades.
—¿Y ahora qué?—preguntó Markus.
—Si SHIELD está comprometido, debemos saber quién está detrás de todo esto y es muy probable que esté ligado con el pequeño gran proyecto que tenía el Consejo Mundial de Seguridad—añadió Romanoff girando en otra avenida—. Tendremos que deshacernos de este auto y conseguir ropa para cambiarnos. ¿Ustedes tienen armas?
El resto asintió.
—¿Alguna noticia de Dominica?
Markus buscó un canal seguro con su PDA y la pelirroja se lo agarró para lanzarlo por la ventana, Mikhail y Nicholai se quedaron quietos antes de que ella extendiese una mano hacia ellos para quitarles los suyos.
—A partir de ahora son sospechosos de haber asesinado a Fury—replicó mientras buscaba algo en la guantera—. Tener sus PDA va a hacer que los arresten, le entregué a Dominica un comunicador privado por si algo malo llegaba a ocurrir y si sus comunicadores estaban siendo vigilados. Póntelo y contacta con ella.
Eran fugitivos, otra vez.
(No era algo bueno para el momento, pero se necesitaba saber de qué lado estaban.)
—Viktor, aquí Belova, ¿me recibes?
—¡Markus!—exclamó la rubia al otro lado—. Steve y yo nos estamos dirigiendo al hangar donde se encuentra la motocicleta de Steve, el equipo STRIKE intentó atacarnos. ¿Dónde están?
—Moviéndonos constantemente—declaró Markus—. Deshazte de tus comunicadores anteriores y de tu PDA.
—Ya lo hice. Steve quiere volver al hospital para buscar lo que Natasha extrajo del Lemurian.
—Los veremos allí en diez minutos. Corto.
Natasha estacionó el auto en un callejón abandonado y miró al equipo—¿Qué ocurrió?
—El equipo STRIKE atacó a Dominica y Steve—respondió el castaño—. Digamos que ahora somos sospechosos, muchachos. Bienvenidos al exilio, otra vez.
Mikhail se encogió de hombros—Sí, bueno, ¿qué es lo que debería sorprendernos?
El grupo bajó del auto y se alejó en parejas separadas, escuchando un gran estruendo al ver que Natasha había detonado una bomba a lo lejos. Los dos caminaron como si fuesen una pareja, haciendo algo que cualquier pareja haría, dirigiéndose a buscar a los dos miembros del equipo que faltaban — con las claras intenciones de llegar al fondo del asunto.
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