xix. coalición caótica
SUPREMACÍA,
capitulo diecinueve: coalición caótica!
ENFURECER AL DIOS DEL ENGAÑO TAL VEZ NO ERA UNA GRAN IDEA, según Markus Belova, quien obviamente no entendía y no controlaba aún su nuevo "regalo", como Loki así lo puso. Tony no tenía rastros de miedo en su rostro, pero el castaño estaba jodidamente seguro de que el millonario se encontraba algo asustado de toda la situación y no lo culpó por ello. Sin embargo, aquella amenaza que dijeron los dos realmente iba en serio, sin más rodeos, directo al grano con una pasiva agresividad — obviamente siendo influenciados por la sustancia alcohólica que Tony tenía intenciones de que tomasen. Eso había sido un muy mal movimiento y Markus no dudó en insultar al millonario en ruso, cosa que el mismo Stark no llegó a comprender.
—¿Qué diablos fue lo que me dijiste?
—Te acabo de insultar en ruso.
—Apreciaría que la próxima vez que me insultes sea en el idioma que tenemos en común, por favor.
Markus hizo una mueca.
(Definitivamente, no le haría caso.)
Loki los miraba con un enfurecimiento atroz y con profundo odio, sus intenciones claras en su misión y en como agarraba al cetro — las palabras que ellos le dijeron sí que lo estaban enojando. Él se acercaba lentamente hacia ellos, intentando de asustarlos y Markus podía jurar de que ya sentía la mano en la culata de su arma, como puro instinto de supervivencia en todos sus años en la Habitación Roja: lista para desenfundarse y disparar contra el enemigo que avanzaba hacia ellos, prometiendo muerte a su paso. Markus apretó sus labios, sintiéndose tenso e inestable en su entorno, ya que, a pesar de tener la muerte muy cerca de sí mismo muchísimas veces — él no se acobardaría a enfrentarse una vez más a ella o traer la mismísima muerte al enemigo.
Si Loki traía muerte, él también la traería.
—¿Cómo, tus amigos, tendrán tiempo para mi?—recalcó el Dios del Engaño acercándose más y más cerca.
Dispara.
—¿Si estarán demasiado ocupados luchando contra ustedes?
Y colocó la punta del cetro en el pecho de Tony.
Markus realmente esperó lo peor, realmente que lo hizo, a pesar de que él ya estaba empezando a dejar de ser pesimista. Pero lo que ocurrió fue exactamente lo contrario: el cetro no tenía efecto en Tony Stark y Markus realmente se preguntó de que se trataba. Hasta que lo recordó como si fuese una de sus clases en la Academia: Tony Stark sufrió un accidente en Afganistán en el año 2010, donde allí surgió su identidad como el hombre de hierro y donde había perdido su corazón.
Tony Stark no tenía un corazón normal.
Y Loki se mostraba tan confundido.
(Markus lo estaba disfrutando.)
—Esto suele funcionar.
Tony se encogió de hombros—Bueno, los problemas de desempeño son comunes.
—Tony—gruñó Markus.
—Uno de cada cinco...—declaró este antes de que Loki lo tomase por el cuello y lo lanzase hacia un costado.
Hijo de puta, pensó Markus y sacó su arma.
Disparó dos veces, el cetro bloqueando las balas dirigidas a puntos letales del cuerpo de Loki y con una estocada, el dios del engaño intentó volver a tomar el control de Markus, pero este lo esquivó de manera ágil antes de lanzar una patada que lo desestabilizó y aquella fue la oportunidad perfecta para correr hacia Tony. El multimillonario aceptó la mano que el asesino le tendió y lo puso de pie.
—Jarvis, cuando quieras.
—Todos ustedes caerán ante mi—declaró Loki poniéndose de pie, provocando un estruendo al colocar su cetro contra el suelo.
—¡Actívalo!—exclamó Tony detrás de Markus.
Loki disparó en dirección a ellos con el cetro y Markus no tuvo tiempo para escapar junto a Tony, así que se concentró y colocó sus manos para recibir un golpe que lo mataría a él al primer contacto. Repentinamente sintió que algo se forma frente a él y chocaba contra ellos dos, provocando que saliesen despedidos por la ventana hacia el vacío que también les traería muerte. Markus abrió los ojos y se vio alejándose más y más de una superficie sólida, junto a otro hombre que probablemente moriría a su lado.
—¡Acepto sugerencias!—exclamó Markus al vacío.
—¡Ya casi!
Una especie de cohete salió en dirección a ellos y este se desplegó para acoplarse al cuerpo de Tony, claramente a forma de su traje y Markus preparó un gancho para poder engancharse a él. Los propulsores se activaron y los dos tomaron vuelo con potencia, logrando que Markus soltase un grito ahogado. No tardaron nada en llegar hasta el piso de donde fueron despedidos por el dios del engaño y se colocaron frente a él, Markus Belova colgando de Tony.
—Y hay otra persona a la que enfureciste—dijo el millonario—. Su nombre era Phil.
Loki iba a disparar, pero Tony lo hizo primero.
Un estruendo se produjo en la azotea del edificio y un fulgor de color celeste brillante salió disparado al cielo, produciendo un gran hueco negro. Markus soltó un respingo al ver como salían millones de extraterrestres para invadir la tierra.
—¿Ahora qué diablos hacemos?—preguntó Markus.
—Claro, el ejército—murmuró Tony.
El ruso acomodó su agarre en el gancho—¿Dónde está mi equipo?
—Deben estar por llegar, mensajero de la muerte—anunció él mirando en dirección al hueco, donde surgían más y más enemigos.
Ya había empezado.
Lo inevitable había pensado.
¿Qué clase de guerra era esta?
Explosiones surgieron debajo de ellos y Tony se impulsó hacia arriba, con claras intenciones de disparar contra los enemigos. Markus se preparó para poder ver fuego y chispas entre sus ojos así que decidió tomar el impulso para poder disparar las balas que le quedaban mientras que Stark disparaba con su bláster a cualquier miembro del ejército que se atrevía a acercarse. Los gritos de la gente y las sirenas que resonaban en la gran manzana eran atrofiantes para el asesino ruso y él se concentró en vaciar todos los cargadores que tenía a mano para luego proceder a los explosivos. Sintió sus tímpanos arder, perdiendo su capacidad auditiva por un segundo antes de lanzar un explosivo hacia arriba, provocando una explosión.
—¡Trata de no tirarlo cerca de mi cara!—se quejó Tony.
—¡Lo siento!—exclamó Markus a modo de disculpa, lanzando otro explosivo—. ¿Cuándo llegará el equipo?
—¡Intentaré dejarte en un lugar cercano a su posición!—anunció el millonario—. ¡Jarvis!¡Comunícame con la agente Romanoff!
El hombre de hierro se hizo a un lado y volvió a bajar, siendo seguido por un par de extraterrestres a sus espaldas, Markus aún agarrado con su gancho al traje. El castaño apretó los dientes al sentir el viento contra su cara, pero hizo todo lo posible para poder eliminar a quienes les perseguían. Las calles eran un caos, las sirenas de ambulancias, bomberos y policías eran atroces, demostrando el ambiente destructivo que había logrado Loki con su cometido. Markus realmente esperaba el poder ver a su equipo al menos una vez más antes de que el inminente fin del mundo se desatase en toda la tierra.
—Stark, estamos a tus tres, nos dirigimos hacia el noroeste—anunció Natasha al otro lado del comunicador.
Markus se permitió suspirar del alivio.
Gracias al maldito Dios, Romanoff, pensó el castaño.
—Dios santo, Romanoff. ¿Pararon por una hamburguesa?—añadió el millonario—. Tu esposo y yo estábamos a punto de morir ahí fuera.
—¿Markus está bien?—preguntó Natasha intentando de sonar lo más compuesta posible.
—Conecta a Markus a la red de comunicaciones, Jarvis.
Markus sonrió—Ya sabía que una pelirroja me extrañaba.
Natasha suspiró—Creo que le pediré a Loki su cetro para volver a ponerte en control mental.
—Estuve en ese lugar y no es divertido—replicó el castaño esquivando un extraterrestre y soltando una bomba.
—Bienvenido al barco, Markus—gruñó Barton por el comunicador—. Ser controlado por esa cosa es una maldita mierda.
—Stark, ¿algún plan?—anunció Dominica.
—Romanoff, diríjanse hacia Park—declaró Tony—. Markus y yo los guiaremos hacia ustedes. Necesitaré que tú aterrices, mensajero de la muerte.
—¡De acuerdo!
Un quinjet pasó volando a su lado y disparó en dirección a los alienígenas, juntando balas y humo en un mismo lugar. Markus terminó en la azotea de un edificio mientras que Stark continuaba con su ruta, así disparándole a más enemigos que no paraban de llegar, el número se multiplicaba de manera exponencial y al tener el portal abierto continuamente, eso traería muchos problemas. Markus rebuscó en sus bolsillos un par de binoculares y buscó algún rastro del quinjet — pero lo que más le sorprendió fue ver al dios del trueno y al dios del engaño teniendo una pelea campal en el balcón de la torre Stark.
—Huh, creo que el asgardiano tiene controlado a Loki—murmuró Markus por los comunicadores.
—Vamos a disparar—anunció Natasha.
Markus estuvo a punto de objetar, pero detener a Natasha no era nada bueno y más cuando ella tenía un objetivo en la mira — así que no le sorprendió cuando Loki disparó su cetro hacia ellos, destruyendo uno de los motores del quinjet. El castaño no tardó en rodar los ojos antes de colocar un cable en una tubería cercana y saltar hacia el vacío para bajarse de aquel rascacielos. Al poder estipular donde podrían haber estrellado, Markus se dirigió allí esquivando todos los obstáculos posibles, ordenándole a los civiles que evacuasen a las zonas más alejadas de Nueva York o que se escondieran entre las gigantes masas de pavimento que se alzaban en cada calle. Escuchó un estruendo no tan alejado de su posición y decidió acelerar su paso, dispuesto a encontrar a sus aliados.
—Otlichnaya posadka, Natasha! (¡Gran aterrizaje, Natasha!)—exclamó Sasha Zaitsev saliendo del quinjet.
La pelirroja rodó los ojos—La próxima vez lo harás tú, Sasha.
—No es el momento para una discusión—anunció Steve colocándose junto a los hermanos Orlov.
Markus sonrió mientras corría.
Sí que los había echado de menos.
—¡Siempre hay tiempo para una discusión!—exclamó él llegando hacia ellos y Mikhail fue el primero en darle un abrazo—. No estoy siendo controlado mentalmente, lo juro.
—Ya lo sabemos, idiota—anunció Nicholai detrás de su hermano.
—No hacía falta resaltarlo—dijo Clint pasando a su lado con una sonrisa de lado.
—Algo me dice que tendré que redoblar mis esfuerzos para no meterle una bala en la cabeza—añadió Markus en un gruñido y Mikhail le posó una mano en el hombro, Steve se acercó para estrecharle la mano—. Es bueno volver a verlo, capitán.
—Es bueno tenerte de vuelta, Markus—replicó el rubio colocándose su casco.
Dominica pasó a su lado y le guiñó el ojo antes de dejarlo solo con Natasha. Markus miró a la rubia alejarse y era inevitable no pensar que la rubia ya tenía otras intenciones aparte de dejarlo solo con la pelirroja — ella tal vez era la única persona que realmente sabía los sentimientos de Markus como si fuese el manifiesto comunista, tal como los conocía la propia Romanoff y su hermana Yelena. Él se giró, enfrentándose a la espía de cabellos pelirrojos cortos, ella le miró de manera solemne y Markus no pudo evitar volver al recuerdo de la vez que se vieron previamente a lo que sucedía actualmente. Ambos, literalmente devastados, trabajando para bandos contrarios y con la única cosa que podrían tener en común: su amor entre ellos. Ninguno de los dos quería hablarlo en ese momento, pero los dos lo sabían, muy por adentro, que no había nada que hablar entre ellos. Budapest, su reencuentro en Moscú, tal vez eran los rusos moviendo sus hilos para que Markus realmente asesinase a Natasha. Tal vez era el director Dreykov monitoreándolo a él en especial para poder asesinar a la persona que alguna vez tomó como aprendiz junto a Nastia Morozov.
O tal vez, simplemente era el destino diciéndoles algo.
—Es un alivio saber que Loki ya no te controla—replicó la espía.
—Es un alivio volver a ser yo—declaró él con cautela—. Pero tenemos una guerra que combatir y siempre cumpliré mi misión.
Natasha sonrió de lado.
Y Markus se volteó para poder seguir a sus amigos.
—Markus.
Él se detuvo.
No podía girarse.
¿Por qué?
—Sé que tienes preguntas—pronunció la pelirroja a sus espaldas—. Y prometo darte las respuestas que necesites. Pero yo también tengo preguntas.
Markus ladeó su cabeza para mirarla—Puede que tenga algunas respuestas, Nat. Trato hecho.
Y sin más, los dos corrieron hacia el campo de batalla.
━━━━━━━━
El grupo siguió al capitán con traje azul por la avenida principal de Nueva York, entrando en el caos absoluto que se desataba a sus anchas. Los Chitauris se desplegaban en grandes números y destruían cualquier cosa que se interponía, generando el miedo con el mundo de los vivos y amenazando a la tierra con más muerte.
—¡Tenemos que volver allí arriba!—exclamó Steve corriendo hacia el edificio que tapaba la parte inferior del edificio de Stark.
El equipo se detuvo allí, observando la entrada que provocaba el portal. Repentinamente, una bestia gigante salía de este y se dirigía a generar más destrucción. Dominica y Sasha permanecieron boquiabiertas mientras que los hermanos Orlov tuvieron que parpadear un par de veces para cerciorarse de que no estaban muertos o dormidos. Aquella bestia gigantesca era más que real y Markus tuvo que tragarse el nudo que tenía en su garganta. Bajó lentamente y pasó por encima de ellos, desplegando más soldados para aterrorizar el entorno, destinados a conquistar el territorio.
—Stark, ¿estás viendo esto?—preguntó Steve.
—¿Verlo?—respondió el millonario—. Aún intento creerlo.
Markus miró al grupo—De acuerdo, me perdí bastantes cosas mientras estuve siendo controlado por un dios asgardiano.
Sasha se encogió de hombros—Ni tanto.
—¿Qué ocurrió con Banner?¿Por qué no está aquí?—añadió el ojiazul mirando al resto.
—Bueno, es complicado—dijo Nicholai rascándose la nuca—. Un quinjet intentó sacarlo del helicarrier y lo perdimos del radar, no tenía ningún rastreador. Thor, bueno, tú mismo lo viste.
—Ajá, sí, yo fui quien lo eyectó de allí—replicó el castaño con gracia.
Un par de disparos grandes provocaron que suelo temblara y Markus agarró a Natasha por sus hombros para poder llevarla a un auto, buscando protección. Clint y Mikhail se escondieron junto a ellos, mientras que el resto se escondió entre los escombros.
—Aún tenemos civiles atrapados allí arriba—anunció Clint señalando los edificios.
—¿Qué hay sobre los que están allá?—preguntó Dominica señalando hacia las avenidas principales—. Son demasiados y más de ellos vienen en camino.
Otra horda de disparos se dirigía hacia ellos y se cubrieron ante el estruendo, Markus logró divisar al dios del engaño entre ellos, alejándose rápidamente. Él señaló hacia su izquierda, donde los Chitauri disparaban a los civiles que intentaban de evacuar.
—Ese bastardo—dijo Markus buscando un cargador para su arma y Clint le tendió un cartucho—. Son blancos fáciles allí abajo. ¿Qué hacemos?
Un disparo fue dirigido hacia él y movió la cabeza un poco para poder esquivarlo, apuntó su arma, asesinando a dos de esos extraterrestres con sus pistolas. Más de ellos cayeron entre los escombros y Dominica lanzó una granada para poder distraerlos. Todos miraron al capitán Rogers, esperando órdenes del mismo — y él, al tener a su propio equipo, debía dividirlos para poder cubrir terreno.
—De acuerdo, Dominica y Mikhail—dijo Steve con seguridad—. Ustedes vendrán conmigo, el resto se queda con Markus y Natasha, no quiero bajas, ¿entendido?
—Nosotros nos encargamos—añadió Natasha y Steve asintió—. Estaremos bien, váyanse.
—¿Creen que podrán contenerlos?—insistió el capitán mirando al pequeño grupo.
Clint le miró con aire arrogante—Capitán...será nuestro autentico placer.
El capitán asintió antes de salir corriendo junto con Dominica Viktor y Mikhail Orlov hacia donde se encontraban los civiles siendo atacados. Clint y Markus se dispusieron a disparar hacia los Chitauri con sus armas, mientras que el resto buscaba entre los escombros algún sobreviviente. Markus esquivó un disparo y decidió subirse a un auto, disparó el resto de balas que le quedaban antes de hacer una voltereta hacia adelante, con intenciones de aterrizar de forma segura pero lo que logró fue crear una onda de energía anaranjada que terminó derribando al resto de los enemigos. El muchacho permaneció allí, con la mirada atónita, justo como lo veían sus compañeros de equipo — asombrados por lo que Markus había demostrado hacía segundos. Claramente, él se había olvidado de explicarles esa parte.
Él también tenía preguntas.
(Como también ganas de no tener esos poderes.)
—¡Lo explicaré después!—exclamó Markus antes de cargar su arma, disparando dos veces hacia los nuevos enemigos.
Clint lanzó una flecha—Sí, tendrás mucho que explicar.
—Solo cállense—exclamó Nicholai disparando con su rifle.
Sasha lanzó discos electrificados hacia varios de ellos, electrocutándolos al mismo tiempo antes de que estos explotasen. El suelo volvió a moverse debajo de ellos y los estruendos se hacían más y más fuertes. Markus no sabía qué era lo peor aquí: la batalla que tuvieron con Banner o esto.
—¡Igual que en Budapest otra vez!—exclamó Natasha a Clint.
—Huh, tú y yo tenemos recuerdos muy diferentes de Budapest—declaró el arquero mirando al equipo de Markus—. Y la última vez que los viste a ellos fue en Budapest.
Markus miró a Clint con desgano, disparando hacia atrás sin siquiera mirar, derribando a uno de los enemigos—No hace falta que me lo recuerdes.
—¡Fue divertido!—mencionó Sasha disparando—. ¡Es como un paseo al jardín de niños!
—Natasha le disparó a nuestra querida Dominica—mencionó el muchacho rubio golpeando a uno antes de hacerle una llave con sus piernas atrás—. No creo que sea divertido.
Dominica aterrizó junto con Mikhail antes de abrirse el paso a disparos, ambos derrotando a un par de Chitauri en el camino.
—Tranquilos, chicos—replicó ella golpeando a uno antes de disparar con su brazalete—. Ya se lo devolveré.
Steve cubrió a la rubia con su escudo y Dominica soltó un respingo—Menos charla, más acción, Viktor.
Dominica asintió—Afirmativo, capitán.
Más enemigos se acercaban hacia ellos y el equipo estaba preparado para atacar, pero un par de rayos aparecieron, electrocutándolos hasta que estos cayeron sin vida al suelo. Thor aterrizó con gran dificultad antes de levantarse y caminar en dirección al equipo.
—¿Qué ocurre allí arriba?—preguntó Steve.
—El poder que rodea el Cubo es impenetrable—afirmó el dios asgardiano.
—Thor tiene razón—replicó Markus colocándose al lado de la pelirroja— Tony intentó destruirlo con sus armas, pero es como si una especie de campo de fuerza lo impide.
Tony lo interrumpió—Tenemos que encargarnos de estos tipos, chicos.
—¿Cómo hacemos esto?—preguntó Natasha.
Steve miró hacia la torre—Como un equipo.
—Tengo asuntos pendientes con Loki—añadió el dios del trueno y Markus chasqueó su lengua.
—Créeme, nosotros también los tenemos—declaró el arquero cambiando las puntas de sus flechas, señalándose entre Markus y él—. Pues ponte en la fila, nosotros llegamos primero.
—Basta—dijo Steve caminando hacia él—. Loki mantendrá la batalla enfocada en nosotros y eso es lo que necesitamos. Sin él, estas cosas perderán toda disciplina—miró de nuevo hacia la torre—. Tenemos a Stark por encima. Necesitará que nosotros...
Un motor de motocicleta lo detuvo, provocando que todos los miembros del grupo se girasen para ver al doctor Bruce Banner acercarse a ellos en un vehículo entre los escombros como si fuese un paseo al parque. Markus alzó una ceja con confusión mientras que Dominica intentaba no reírse, Mikhail se cruzó de brazos mientras que Sasha y Nicholai también se encontraban confundidos. El grupo se acercó a él lentamente antes de que el científico se encogiese de hombros.
—Entonces, todo esto se ve horrible—declaró Banner.
—Hemos visto cosas peores—dijo Mikhail con diversión.
—Lo lamento—se disculpó el científico.
Natasha lo interrumpió—No, algo peor estaría bien.
—Stark, lo tenemos—anunció Steve.
—¿Banner?
—En carne y hueso, parado justo frente a nosotros—declaró Markus mientras asentía—. Justo como lo planeaste, ¿verdad?
—Yo no planeé nada, asesino—dijo el millonario—. Solo díganle que se ponga el traje. Les llevaré la fiesta hacia ustedes.
Nicholai alzó una ceja—¿De qué mierda estás hablando?
Steve fulminó al rubio con la mirada.
—Nos va a traer a esa bestia gigante otra vez, cielo—dijo Sasha con una sonrisa de suficiencia.
Un estruendo los hizo girarse y Stark se abrió paso entre los rascacielos, junto con la gran bestia que le mordía los talones justo detrás. Natasha rodó los ojos antes de codear a Markus—No veo como eso podría ser una fiesta.
Banner les dio una última mirada, mientras que el monstruo gigante se acercaba y caminó hacia el frente.
El capitán llamó la atención del científico—Doctor Banner, ahora sería un muy buen momento para que se enoje.
—Ese es mi secreto, Capitán—anunció él con diversión—. Siempre estoy enojado.
Se transformó rápidamente en la bestia verde, lanzando un puñetazo que detuvo al monstruo que se acercaba hacia ellos, levantándolo para detener su movimiento y Stark tomó la iniciativa para disparar en los lugares donde ya no tenía armadura, provocado que Markus tomase la cintura de la pelirroja para llevársela a un lado — obteniendo así una protesta de Romanoff. Una explosión se efectuó a sus espaldas y el gran monstruo cayó sin vida, provocando más destrucción. Los Chitauri chillaron al ver la derrota y el grupo se volvió a juntar en posición circular, preparados para la pelea. Hulk soltó un grito ensordecedor y Markus no podía sentir más que adrenalina correr por sus venas.
Tres monstruos gigantes más salieron de aquel lugar, dando otro grito de guerra.
Markus quería que esto acabase.
—Chicos—dijo Natasha mirando en dirección al portal.
Tony se puso al lado del capitán Rogers—Tú mandas, capitán.
—Está bien, escuchen—dijo él dando un paso hacia adelante—. Hasta que cerremos ese portal nuestra prioridad es contener al enemigo—señaló un techo—. Barton, te quiero en ese techo junto con Dominica. Necesito que lo vigilen todo. Infórmennos los grupos que vienen y los que se desvían—miró el traje de hierro—. Stark, a ti te toca el perímetro. Si algo se aleja más de tres manzanas...lo vuelves hacia aquí o lo vuelves cenizas.
Clint miró al hombre con el traje de metal—¿Puedes darme un aventón?
—Claro, será mejor que te agarres, Légolas—añadió él y miró a la rubia—. ¿Necesitarás ayuda?
Dominica negó, antes de sacar su gancho y dispararlo hacia una esquina para alejarse rápidamente de allí. Steve dirigió su mirada al dios del trueno—Thor, te toca intentar bloquear ese portal. Frénalos—miró en dirección al portal—. Tú tienes el rayo. Electrocuta a los bastardos.
—¿Y nosotros qué?—preguntó Mikhail.
—Nosotros nos quedamos aquí en el suelo—anunció el capitán—. Mantenemos la pelea aquí. Y Hulk.
El monstruo verde gruñó.
—Aplasta.
Hulk sonrió antes de saltar a destruir cosas.
Un rayo surgió de la nada, oscureciendo el cielo y un trueno resonó antes de ver como Thor destruía a los invasores que intentaban pasar el portal hacia Nueva York. Markus se vio disparando otra vez, esquivando y asesinando a más enemigos, sintiendo muchísima energía corriendo por sus venas. Sus compañeros lo acompañaron en la batalla, algunas veces utilizando el escudo que el capitán lanzaba para poder cubrirlos. Más y más chillidos de los monstruos se hacían. Natasha soltó un gruñido antes de que uno de ellos la acorralasen y Markus gritó su nombre antes de que ella agarrase su cabeza para utilizar sus muñequeras, electrocutándolo en el proceso. Markus disparó hacia uno que tenía un arma y disparó al que se encontraba junto a Natasha. Ella lo miró y luego se sentó en el auto, con la respiración agitada.
—¿Estás bien?
—Como nunca, Markus—mencionó ella antes de mirarlo de reojo. Steve no tardó en acercarse a ellos y Natasha volvió su mirada a el—. Capitán, nada de esto servirá si no cerramos ese portal.
—Nat tiene razón, Steve—añadió el castaño—. Dudo que nuestras armas puedan tocarlo.
—Quizás no es cuestión de armas—dijo Natasha y tocó el hombro de Markus—. Nosotros dos iremos a intentarlo.
—Yo no decidí eso.
—Ahora sí y vendrás conmigo—interrumpió la pelirroja—. No te librarás de mi tan fácilmente, Belova.
Markus levantó ambas manos—Lo que usted diga, mi señora.
—Si quieren llegar ahí arriba, necesitarán un vehículo.
Markus señaló hacia arriba—Ya creo que tenemos.
—Nos serviría un empujoncito—dijo Romanoff tomando la mano de Markus—. ¿Estás listo?
—En realidad, no—dijo Markus antes de sentir como Natasha se subía a sus hombros para sentarse—. ¿Qué diablos haces?
—Me pongo cómoda—respondió ella esbozando una sonrisa—. A mi señal, tú corres hacia Steve y él nos impulsará. Agarra bien mis piernas.
Como si no lo hubiese hecho antes, pensó Markus.
—¡Ahora!
Markus tomó velocidad antes de saltar y sentir como los dos se alejaban de un tirón por una de las naves, dejando a sus compañeros atrás, Natasha soltó una carcajada con diversión y Markus no pudo sentir tanto miedo por su entusiasmo completamente enérgico personal. Tal vez sí había esperanza de terminar la guerra.
━━━━━━━━
sin editar
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro