Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

xiv. juego de dioses


SUPREMACÍA,
capitulo catorce: juego de dioses!



          EL QUINJET SE MOVIÓ A GRAN RAPIDEZ SOBRE EL INFINITO CIELO CON ESTRELLAS, pasando por entre las nubes que lo adornaban. El silencio se encontraba más que presente al tener al llamado Dios del Engaño entre sus asientos, el hombre pálido y con cabellos negros permaneció quieto en su lugar; mirando inquisitivamente a los miembros que se encontraban allí con él. Su cetro, el arma que Markus calificó como más peligrosa de todas, se encontraba sellada en una caja blindada donde simplemente podrían destruirla con tan solo un gran cañón dirigida a ella. Markus, al menos, no lo intentaría, ni con sus armas o la tecnología de Stark. El millonario, por su parte, lo intentaría — o eso es lo que el propio Markus creía, aunque sea por simple diversión.

          El capitán Rogers y él permanecían parados cerca de la zona donde se encontraban los pilotos. Natasha mantenía su mirada al frente y un mensaje de Fury no tardó en llegar.

          —Ni una palabra.

          (Markus miró en su dirección.)

          Ella simplemente lo ignoró.

          El castaño volvió su mirada al frente, encontrándose con Dominica recostada sobre el hombro de Mikhail y Sasha a su otro lado. Nicholai decidió colocarse al otro lado para poder vigilarlo mejor, dejando al resto de sus compañeros descansar. La mente de Markus divagó por un momento, a pesar de haber pasado casi tres horas de estar volando en aire desconocido entre países. Él no pudo evitar pensar sobre lo que podría pasar en las siguientes horas, y, aunque él se lo preguntase, no podía encontrar las respuestas a la única incógnita que se le ocurría en la cabeza: ¿Por qué había un dios aquí en la tierra? Él no podría descartar nada, ni siquiera una puñetera invasión, eso definitivamente entraba en la lista de cosas a pasar si toda la situación escalaba a mayores.

          Simplemente eso traería mala suerte.

          Y Markus no estaba listo para esas mierdas.

          Lo peor de todo, es que él sabía que algo andaba mal.

          ¿Para que rendirse tan fácil?

          ¿Por qué no dar pelea?

          Tal vez, el propio Markus tenía miedo de escuchar la respuesta.

          Nicholai le miró de reojo, alzándole una ceja y Markus se encogió de hombros, despidiendo un tipo de respuesta diferente; así para poder confundir al dios que se encontraba sentado entre ellos. Tony y Steve observaban el intercambio entre ellos, sin embargo, el hombre de cabellos rubios no dijo nada al respecto — ya que ese tema no le incumbía; Tony Stark, en cambio, sí que se sentía bastante interesado en el intercambio silencioso que había entre los dos rusos.

          Steve estuvo a punto de interrumpir, pero no tardó en rodar los ojos cuando Tony comenzó a hablar.

          —¿Acaso ustedes tienen telepatía o qué?

          Markus alzó una ceja antes de recostarse de nuevo contra su asiento, siendo seguido por su compañero rubio.

          —Depende—añadió Nicholai antes de sonreír de lado—. ¿Qué te hace creer que lo tenemos?

          —Ustedes se miran como si estuviesen intercambiando pensamientos, no son nada disimulados.

          —Lo siento—se disculpó el muchacho castaño con escepticismo—. No volverá a pasar delante de ti, lo prometo.

          Tony bufó con diversión y su mirada viajó de él hacia la mujer pelirroja. Markus no podía entender cuan entrometido era ese hombre, sin embargo, si estaba dispuesto a molestar a Nat — se lo permitiría. Había algo que le agradaba a Markus cuando Natasha se enojaba con él, sus intentos por no hablarle, de ignorarlo y hasta incluso golpearlo con una simple patada en el pecho. Sí, definitivamente era divertido.

          —¿Así que este es tu marido, Romanoff?—preguntó Tony alzando una ceja—. Es tenaz y obstinado, no sabía que te gustaba ese tipo de hombres.

          —Él no es mi marido—gruñó Natasha mirando al frente.

          —Aún—dijeron Tony y Nicholai al mismo tiempo.

          Steve y Markus, a su vez, se miraron al mismo tiempo con desconcierto.

          —Ven aquí, Markus—señaló el millonario y el castaño le miró con absoluta desconfianza, además de que Natasha le envió una mirada de advertencia, cosa que provocó que él se tensase—. Tranquilo, la pelirroja no te morderá.

          Natasha rodó los ojos—Aún sigues subestimándome, Stark.

          —Dios santo, Natasha—se quejó Tony poniéndole un poco de dramatismo—. Solamente quiero entablar una conversación con tu hombre, nada más. Y creo que dejé de subestimarte en cuanto le pateaste el trasero a Happy hace un año—miró en dirección a Markus, quien no se había movido de su lugar, mirándolo de manera expectante—. Ven aquí, Romeo. Ignora a tu Julieta por unos minutos.

          Ella me estuvo ignorando durante las últimas 6 horas, pensó Markus.

          Al ponerse de pie, el castaño caminó hasta Stark, quien lo estaba examinando de arriba abajo; eso no logró intimidar al mayor de los Belova, considerando que ya estaba más que acostumbrado a que le miren fijamente, además que la mirada inquisitiva de Tony Stark no era para nada intimidatoria. El castaño se plantó frente a él y el filántropo lo tocó con su armadura, sintiendo los músculos que había debajo del traje que él vestía. Tony pensaba que todos los espías masculinos de la KGB podrían llegar a ser flacuchentos, o un poco más corpulentos — pero al ver a Markus y su figura, él se dio cuenta que los rusos sí que se esforzaban en crear a los soldados perfectos para su guerra.

          A Markus le pareció una estupidez.

          Sin embargo, a Tony no.

          —Diablos, compañero—murmuró Tony fascinado y con absoluta diversión al ver que Natasha bufaba en voz baja—. Se nota que te entrenaron muy bien.

          Y que lo digas, pensó Belova.

          —Seguimos el gran estándar de los agentes que se encontraban infiltrados en el grupo de Stalin—se burló Nicholai en voz alta mientras se cruzaba de piernas y esbozó una sonrisa de suficiencia—. Nos entrenaron con lo mejor y de la peor manera. Gracias por preocuparte.

          —Sin embargo, ver al agente Belova ser derribado por un hombre vestido de dios sí que fue entretenido—añadió Tony, ganándose una mirada asesina por parte de Markus—. ¿Qué? Estoy siendo sincero contigo.

          —Tú mismo te invitaste a la fiesta—respondió Markus negando y señaló a Loki con la cabeza—. Quiero ver que él te golpee con su cetro.

          Steve asintió lentamente, coincidiendo con el asesino de la KGB.

          Loki los miró de manera sospechosa.

          —No me gusta—murmuró él antes de mirar de reojo a Markus.

          —¿No te gusta qué?—preguntó Markus y volvió a señalar a Loki—. ¿Qué él esté aquí?

          Tony negó—Nope, ¿qué el profeta se rinda tan fácil?

          —No recuerdo que sea tan fácil—recalcó el capitán mirando a Tony seriamente—. Como dijo Markus, este tipo golpea duro.

          —Aun así, estuviste bastante ágil, para un anciano—declaró el filántropo con poco filtro y Markus se tuvo que morder la lengua para no reírse frente a él—. Tu equipo es rápido, Markus, si tenían la autorización de neutralizarlo, ya lo habrían hecho.

          Markus miró a Loki—Créeme que sí.

          —¿Cómo puedes estar en tan buena forma, capitán?—preguntó Tony de manera súbita—. ¿Qué haces?¿Pilates?

          Steve se mostró confundido—¿Qué?

          El castaño no tardó en rodar sus ojos.

          —Es como una gimnasia—respondió el millonario mirándole fijamente—. Quizás te hayas perdido un par de cosas...ya sabes, mientras eras una paleta helada.

          Nicholai apretó sus labios para no reír.

          —¿Qué es lo divertido, Orlov?—preguntó Steve un poco molesto y el muchacho de cabellos rubios levantó las manos. El capitán volvió a fijar sus ojos en Tony—. Fury no me dijo que te convocaría a ti también.

          —Sí, hay muchas cosas que Fury no te dice—dijo Tony de manera inexpresiva.

          —Pensé que era el único que pensaba eso—murmuró Markus apoyándose contra la pared.

          Tony alzó una ceja—Te guste o no, el mundo no es tan pequeño, Markus. Ustedes los rusos siempre piensan que son el centro del mundo.

          —No estamos tan alejados de ustedes, entonces.

          Stark hizo una mueca, fingiendo estar adolorido—Touché.

          Markus soltó una carcajada por lo bajo, negando con la cabeza lentamente, mientras que Stark chasqueaba su lengua con diversión. En diferentes circunstancias y universos, Markus creyó que Tony podría llegar a ser una gran figura amigable para él y para su hermana Yelena — sin embargo, el mundo era tan diferente, cruel e injusto con todo y todos los que vivían en él. Tal vez, en otra vida, las cosas se darían de otra forma. Solo tal vez. Había algo que a Markus le costaba comprender, no solo el mismo hecho de que estaban formando parte de un equipo que se estaba enfrentando a algo que no conocían, si no que él no llegaba a comprender a que escala podrían llegar con tan solo un sujeto capturado.

Repentinamente, un trueno resonó en los cielos, siendo iluminado por rayos.

          ¿Qué estaba ocurriendo?

          Truenos.

          Rayos.

          Markus esperó su muerte en una posible tormenta inminente, aquello simplemente fue la calma antes de ella.

          Romanoff miró hacia el cielo—¿Y esto de dónde salió?

          —Natasha, no me digas que quieres matarnos en una tormenta—bromeó Markus de manera amarga a la pelirroja—. Había olvidado lo mala que eres siendo piloto.

          —Cierra la maldita boca, Belova.

          Loki se encogió un poco, mirando en dirección al techo, mirando con una pizca de remordimiento en su semblante al escuchar la tormenta eléctrica. Markus alzó una ceja ante la repentina acción del dios y se giró para mirarlo por completo.

          —¿Qué pasa, Loki?—preguntó Nicholai a su lado—. ¿Le tienes miedo a las tormentas?

          —Creo que le teme a un par de rayitos—concluyó el castaño al lado de Tony.

          Loki los miró con cautela—No soy muy amante de lo que viene luego.

          ¡Boom!

           Un estruendo hizo que la nave se sacudiera, despertando a los tres miembros faltantes del equipo de Markus. Dominica se agarró del cinturón mientras que Sasha cayó al suelo, Mikhail dio un salto de su asiento y Markus se desestabilizó.

          —Chto, chert poberi, eto bylo?! (¡¿Qué diablos ha sido eso?!)—exclamó Dominica.

          —Lo siento, no hablo ruso—se excusó Tony.

          Los rayos se hicieron más y más fuertes, iluminando el cielo oscuro de la noche. Markus sacó su arma y les ordenó a sus compañeros que se mantuviesen alerta por cualquier movimiento. Tony acarró su casco, colocándoselo para mirar en dirección hacia la compuerta mientras que Steve estaba buscando su escudo. Otra sacudida terminó por hacer temblar el quinjet y Markus se preguntó que había allá afuera. Tony fue el primero en dirigirse a esta, presionando un botón que abrió la compuerta de par en par.

          —¿Qué estás haciendo?—bramó Steve colocándose su casco.

         Un hombre de cabello rubio aterrizó en la compuerta, luciendo su capa roja y armadura plateada. Se dirigió a ellos y Stark se interpuso, logrando que este lo golpease con un martillo gigante. Lanzándolo en dirección a Steve y Markus, el espía logró esquivarlo con facilidad (Steve no) y el castaño empezó a disparar en dirección al rubio. Nicholai saltó de su asiento, dispuesto a darle una patada, pero este lo agarró de su traje, lanzándolo por la compuerta hacia el vacío y el nuevo dios se llevó a Loki también.

          —¡NICHOLAI!—gritaron todos.

          Sasha y Mikhail agarraron los paracaídas que estaban detrás de sus asientos, sin dudar dos veces en saltar a rescatar a su amigo. Stark caminó hacia la puerta y Dominica no tardó en ponerse su paracaídas con Markus.

          —Y ahora está este tipo—murmuró él.

          —¿Otro asgardiano?—preguntó Natasha.

          —¿Crees que es un aliado?—añadió Steve.

          —No lo sé y no me importa—declaró Markus cargando su arma—. Si lo perdemos, estaremos en muchos problemas.

          Tony los miró—Tanto si libera a Loki como si lo mata, perderemos el Teseracto.

          —¡Stark, necesitamos un plan de ataque!—exclamó Steve.

          —Tengo un plan: atacar. ¡Belova y Marilyn Monroe, conmigo!

          Markus soltó una carcajada antes de seguir a Dominica hacia la compuerta, Natasha exclamó algo, mirándolo fijamente al ver que se dirigía hacia el borde de la compuerta — mucho después de que la rubia saltase.

          No vayas.

          Markus negó con la cabeza y saltó.




━━━━━━━━




           Sentir el viento en la cara era algo que reconfortó a Markus mientras caía libremente entre las nubes. Dominica se encontraba a un par de metros de él, cayendo con su paracaídas puesto, el castaño supuso que Steve también se había lanzado junto a ellos para poder perseguir al nuevo dios que se había presentado ante ellos para buscar a Loki. Markus vio un pequeño destello a un par de kilómetros, algo lejano para su vista, pero la oscura noche lo inundaba todo así que supuso que Stark estaba cerca. Abrió sus extremidades para ganar un poco de altura Dominica le siguió el juego, los dos buscando alguna señal de sus amigos caídos — a pesar de que no les quedaba tanto tiempo para abrir los paracaídas.

          —¿Alguna idea de dónde podrían estar?—exclamó Markus por encima del viento.

          —¡Este bosque es gigante!—declaró Dominica por el comunicador—. ¡Abre el paracaídas!

          Markus tiró de su lado una correa, la cual abrió el paracaídas y un fulgor rojo apareció entre los árboles. Dominica, a su lado, con el paracaídas abierto, señaló con su mano el mismo punto. Markus agradeció que sus trajes trajeran equipo para usar bengalas.

          —¡Allí!

          —¡Markus, Dominica!—bramó Steve por el comunicador—. ¡Busquen a sus compañeros y encuentren a Loki!

          —Sí, capitán—dijeron los dos antes de dirigir sus paracaídas hacia el lugar donde vieron el fulgor rojo.

          Markus intentó calmar su respiración, la cual se encontraba agitada luego de haberse lanzado por la borda hacía unos minutos, con toda la adrenalina corriendo por sus venas. El tironeó de las dos correas que le daban dirección al paracaídas y se dirigieron a una fila de pinos que los obstaculizó por un momento, pero al salir de allí se encontraron con tres individuos y un fulgor rojo ya saliendo en pocas cantidades. Los dos espías rusos aterrizaron, quitándose el paracaídas al pisar tierra.

          —Eso sí que fue emocionante—declaró Dominica dirigiéndose al grupo.

          —¿Divertido?—añadió Nicholai recostado en el suelo—. ¡¿Tienes idea lo que fue ser lanzado de un maldito quinjet sin paracaídas?!—Mikhail trató de sofocar una carcajada y su hermano le pateó la pierna—. No es gracioso, chertov psikh (maldito idiota). Parecía que estaba viendo toda mi vida pasando frente a mis ojos cuando caía.

          —Nicholai Orlov está teniendo una crisis existencial, es increíble—dijo Sasha tendiéndole una mano a su pareja—. ¿Te encuentras mejor, cielo?

          El rubio aceptó la mano de la morena—Me siento con ganas de patearle el trasero a ese dios que me lanzó.

          —Estamos hablando de otro dios asgardiano—replicó Markus cruzándose de brazos—. Y al parecer conoce a nuestro prisionero. Steve nos dio la orden de buscar a Loki y retenerlo.

          —Pan comido—dijo Dominica delante de ellos, sosteniendo unos binoculares, el grupo se acercó a ella y la rubia señaló en dirección al monte de una montaña—. Allí está él, junto con el rubio del martillo. Y...—un resplandor pasó por encima de ellos—. Tony acaba de empujarlo.

          —¿Loki está solo?—preguntó Mikhail.

          —Afirmativo.

          —¡Vamos!—bramó Markus corriendo en dirección a la montaña donde él se encontraba.

          El equipo tomó carrera, corriendo entre los infinitos árboles y siendo atraídos por el viento frío de la mismísima noche, la luna a lo alto y ellos corrieron. Los árboles a su alrededor le hicieron recordar muchas cosas a Markus, desde la primera vez que vio a Natasha salvándole la vida cuando eran niños hasta la pesadilla que tuvo años atrás. Se sintió agitado y su corazón latía más y más fuerte, era un sentimiento muy extraño y él descubrió que ya no sabía cómo respirar.

          ¿Qué estaba pasándole?

          —¿Markus?—preguntó una voz detrás de él.

          Belova se giró.

          Encontrarse a Natasha frente a él no era algo que esperaba.

          (Pero esa no era la verdadera Natasha.)

          Ella estaba cubierta de cortes, de sangre fresca y seca en su cuerpo y moratones por todos lados, incluso en su bonito rostro — tan perlado y magullado por los golpes de lo que sea que le haya golpeado antes. Parecía que se trataba otra vez de la misma pesadilla de antes, donde él era el único que se mantenía de pie mientras que el resto de sus compañeros estaban tan enterrados bajo tierra que ni él llegó a temer tanto de su existencia. Markus dio un paso hacia ella y la pelirroja le miró con un sentimiento que el propio Markus no deseaba que ella tuviese en sus ojos cuando él estaba cerca.

          Miedo.

          Natasha lo estaba mirando con miedo.

          ¿Por qué?

          Él no lo entendía, no lo comprendía.

          Ella le tenía miedo.

          —El miedo es algo que plaga tu mente y la desconecta por un segundo, haciendo que todo se vea como un simple recuerdo que te da caza cada vez que parpadeas—dijo Loki apareciendo a su lado, liberado de su aprisionamiento—. Y tú miedo es ver a tu amante asustada por las acciones que cometiste, por los pecados que te atan a los reinos del infierno. Que ella no te perdone y que ella misma te odie.

          Markus sacó su arma y disparó en dirección a él, pero el dios del engaño desapareció frente a sus ojos y se multiplicó alrededor de él, aprisionándolo en su propia mente. El hombre de cabellos castaños sentía el latido desenfrenado de su corazón y podía verlos a todos cayendo a sus pies, sin vida, consumidos por el fuego del infierno — un sentimiento tan desolador para Markus Belova, que eso terminó por enfurecerlo y alimentar su violencia en olas gigantes. Él disparó en dirección a todas las siluetas que se encontraban frente a él, sintiendo que se multiplicaban más y más.

          —¡Markus!

          Él se sentía tan perdido.

          —¡Markus!

          Tan ahogado en sí mismo, Loki no paraba de multiplicarse.

          —¡MARKUS!

          Él se giró, encontrándose con Dominica Viktor mirándole fijamente, siendo acompañada por Mikhail, ambos con las manos arriba, dirigiéndolas a Markus. Empezaron a acercarse lentamente hacia él, esperando que el castaño vuelva a sus sentidos por completo. El asesino de la KGB temblaba y su confusión era tan grande que el soltó el arma, levantando sus manos para mostrarse que ya no podía infringir algún tipo de daño a él mismo o a sus compañeros — sin embargo, él no se encontraba tan seguro de ello.

          —Estoy bien—murmuró Markus con voz temblorosa—. S-Solo...

          —¿Fue Loki?—preguntó Mikhail.

          —¿Estás loco?—acotó la rubia mirándolo de manera alarmada—. ¡Él no tiene el cetro!

          —¡Pero es un maldito dios, Viktor!—exclamó el pelinegro—. ¡Puede hacer lo que sea!

          —¡DIJE QUE ESTOY BIEN!

          Dominica y Mikhail miraron detenidamente al castaño, quien los miraba igual de alterado como se encontraba la rubia. Él negó con la cabeza, intentando espabilar un poco y recogió su arma del suelo, procediendo a guardarla en su funda. La voz de Steve resonó en los oídos de todos los presentes.

          —¿Consiguieron retener a Loki? Cambio.

          —Sí, capitán—declaró Nicholai al otro lado—. Loki está en nuestra custodia, estoy con Sasha en la montaña. ¿Cómo está el resto?

          —Tuvimos un percance con Markus—dijo Mikhail tocándose el oído izquierdo—. Pero todo está bajo control.

          Markus rodó los ojos antes de llevarse la mano al oído izquierdo—¿Alguna noticia de Stark?

          Steve estaba algo agitado—Estoy acercándome a la posición, mantengan a Loki cerca y esperen instrucciones.

           Markus les envió otra mirada a sus compañeros y decidió continuar por el camino hasta llegar al monte donde se encontraban Sasha y Nicholai custodiando a Loki. Al llegar allí, el hombre ruso de cabellos castaños le lanzó una patada que se estrelló en toda la cara de Loki, derribándolo al suelo — por al menos una cuarta vez en la noche y fue agarrado por su traje para estar a centímetros del rostro de Markus.

          —Ya deja de jugar con mi mente, chertov psikh (maldito psicópata)—dijo Markus apretando la mandíbula.

          —Oh, pero si es muy divertido.

          —Será divertido meterte una bala en la cabeza, entonces.

          Dominica se asomó por el risco, observando como el hombre de hojalata y el Dios del Trueno luchaban con gran descoordinación, se notaba mucho que Stark quería intentar estar a la altura de un ser mitológico que nadie entendía en aquellos momentos espeluznantes.

          —¿Quién diablos es él?—preguntó Sasha al Dios del Engaño.

          —El Dios del Trueno, princesa—replicó Loki con diversión—. El verdadero heredero al trono de Asgard.

          Un estruendo gigante se escuchó por todo el bosque y un gran viento los azotó en cuestión de segundos. Loki empezó a reírse y Markus lo lanzó al suelo otra vez, un trueno resonó y otros estruendos aparecieron, mezclados con luz azul y un poco de rojo apareció en la escena. El equipo de Markus se mostraba más que confundido y decidieron bajar del risco para poder ayudar con lo que sea que estaba ocurriendo allí. Markus agarró con fuerza a Loki, arrastrándolo por entre los árboles para observar que otros habían sido derribados por Tony y probablemente el nuevo dios que había entre ellos. Al llegar, se encontraron con el hombre de hierro y el dios peleando, al menos, hasta que un escudo se lanzó contra ellos.

          —¡Es suficiente!—exclamó Steve desde un tronco a lo alto y bajó.

          —Esto es un desastre—dijo Dominica acercándose.

          —¡Suelta a Loki!—exclamó el dios mirando a Markus.

          —¿Para que vuelva a escapar?—bramó el castaño—. Pienso que los dioses son bastante estúpidos para su propio bien.

          —Que lo suel...

          —Escucha—lo interrumpió Steve—. Sabemos lo que viniste a hacer.

          —¡Vine a poner fin a los ardides de Loki!

          —Entonces pruébalo—añadió el capitán con calma—. Baja el martillo.

          Tony miró en dirección a Steve—Huh, no, mala decisión. ¡Le encanta su martillo!

          Thor lo golpeó, alejándolo de allí y miró en dirección al capitán—¡¿Quieres que baje el martillo?!

          Todo ocurrió en cámara lenta, Sasha soltó un chillido mientras que Steve tenía preparado el escudo para cubrirse y Thor saltó en dirección hacia él, provocando que su martillo chocase contra el escudo, provocando una gran onda expansiva que lanzó a todos hacia varios lados por la fuerza generada entre estos. Un fulgor azul emanó de esta y Markus sintió que ya no tenía los pies en el suelo, pero sí que aterrizó en su trasero por la fuerza del ataque. Los árboles a su alrededor cayeron por el gran impacto, dejando un gran agujero en el bosque desconocido.

          Eso sí que era impresionante.

          Nicholai se levantó pesadamente—Debo admitir que eso no me lo esperaba.

           Markus se puso de pie, arrastrando a Loki con él, dirigiéndose lentamente hacia los tres hombres que se encontraban en el suelo recobrando su aliento.

          —¿Ya terminaron, idiotas?

          —No nos ayudas, Belova—dijo Tony a través del traje.

          —Lo siento—respondió él y señaló al Dios del Engaño con su cabeza—. Tengo las manos algo ocupadas.

          Dominica le tendió una mano al capitán y este la aceptó mientras que Mikhail ayudaba a Tony junto con Sasha. El Dios del Trueno se levantó pesadamente, antes de alternar su mirada con los nuevos integrantes del grupo, sus ojos azules se fijaron en los de Nicholai.

          —Lamento haberte lanzado de allí arriba—se disculpó mientras agarraba su martillo.

          Nicholai soltó una carcajada—Te lo dejaré pasar. La próxima no seré tan comprensivo.

          —O, la próxima vez, usa un maldito paracaídas—declaró Mikhail con diversión a su lado.

          —Gracias por el consejo, imbécil.

          La voz de Romanoff resonó en los comunicadores—¿Lograron capturar a Loki?

          —¡Romanoff! Mi pelirroja preferida, claro que lo hicimos—respondió Tony interrumpiendo al capitán, quien abrió su boca para responder—. Y tenemos al otro dios que intentó quitárnoslo, así que estamos bien. Pueden aterrizar.

          Markus no tardó en rodar los ojos ante el comportamiento del millonario y su mirada se dirigió al quinjet que se acercaba rápidamente hacia ellos. Al menos, la parte agitada había terminado, pero siempre había más. Y, simplemente, se alejaron, sumiéndose de nuevo a la oscura noche entre las nubes.




━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro