13. Thank me
A medida que se movía en el cielo podía escuchar con más claridad esos gritos. Al principio eran lastimeros y agudos por lo que no había podido identificarlos. Pero con cada metro que corría y buscaba por doquier tenía más en claro que aquellos eran de su angelito.
No sabía más que hacer para acelerar hacia el lugar donde el pequeño estaba. Aquél era un lugar que no conocía y sus pies sólo se movían hacia cualquier lado por la desesperación. No podía pensar bien mientras rogaba a quien sea que Jimin estuviese vivo cuando llegase.
De repente sus sentidos se alertaron al escuchar muchas voces gritar con desespero.
— ¡No, por favor no! — decían muchas voces.
Aquél ruido más potente había sido más fácil de localizar, por lo que se dirigió allí con sus ojos inyectados en sangre y sus afiladas garras creciendo en sus manos.
— ¡No lo haga, Señor! — gritaban un par de ángeles.
Yoongi se abrió paso entre el tumulto de hijos del Edén, encontrando en el centro el segundo peor escenario imaginado.
Jimin, su hermoso ángel, estaba inconsciente y arrodillado en los límites del cielo — fuera de los cuales había una caída directa al reino de los mundanos: la tierra — con Namjoon a su lado. Su cara estaba roja y ya podía notar algunas contusiones en el resto de su cuerpo, pero lo más doloroso eran sus alas...
Sus alas se habían tornado de un oscuro color y se veían chamuscadas como si hubiesen sido incineradas.
— ¡Jimin! — grita con desesperación. Pero el ángel no contestó, siendo Namjoon quien le prestó atención.
Al ver que el ángel no se movía empezó a llorar de la rabia.
— Veo que llegaste para el final, Yoongi. — dice Namjoon. — No está muerto... Aún. Sólo quería ver si llegabas para, ya sabes, darle algo de dramatismo a esto.
Cuando Namjoon se dispuso a empujar a Jimin, Yoongi despertó de su asombro y se abalanzó sobre él. Debía impedir que lo empujaran ya que una caída como esa para alguien sin alas sería un cruel suicidio.
— ¡Vas a pagar, Namjoon! — le grita el Diablo con su imponente voz. — ¡Me harté de tí y tus venganzas!
Golpes volaban entre los reyes de dos reinos tan opuestos en aquél lugar celestial, junto con profundos gruñidos y arañazos severos por parte de Yoongi. Ambos estaban lastimados pero sus vidas no corrían peligro al ser inmortales.
Pero Min estaba demasiado enojado, lo que pudo más que la fuerza de Namjoon. En algún momento de esa pelea Yoongi queda sobre Namjoon mientras con una mano presiona con fuerza los costados del cuello del contrario y con la otra su corazón.
Sus garras estaban tan clavadas en el cuello de Namjoon que empezaban a teñirse de rojo.
— Te juro por mi trono que esto gratis no te va a salir. — amenaza. — No te puedo matar, pero te voy a causar tal dolor que el sólo pensar te va a doler. Te toca a tí agradecer cómo tus subditos lo hacen siempre, agradece tu inmortalidad y agradeceme a mi por no causarte aún más sufrimiento del que planeo. ¡Agradece a Min Yoongi por tener cosas mejores que hacer que perder valioso tiempo con un ángel asqueroso como tú!
Con fuerza y una rapidez impresionante, Yoongi destroza la garganta de Namjoon con sus filosas uñas, seguido de su pecho y abdomen. Cuando se había decidido a destrozar puntos vitales para los humanos, escucha un suave murmuro.
— D-Despidete de J-Jim-min — murmura sintiendo quemar su garganta. Tose expulsando algo de sangre.
— Estás aquí, Namjoon. — Yoongi se para y con uno de sus pies presiona su garganta. — No puedes hacerle daño a Jimin si estás lejos...
Cuando Namjoon mueve una mano con lentitud, ya era muy tarde para que Yoongi reaccionara.
El Rey del Edén había chasqueado otra vez, generando una corriente de viento lo suficientemente fuerte para empujar a Jimin a una profunda caída.
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