[CAPÍTULO 34 - Parte Dos]
31/05/2012 | Sur de la Periferia, Inazuma, Japón
—¡Están recargando, vamos, ahora! —dio la orden Byron plegando por completo a Urania entonces preparando la subametralladora y saliendo del refugio hacia la zona de los disparos.
Y así fue, tuvieron visual de Maxwell Carson en uno de los puentes que unían los edificios, no le costó apuntar a él y jalar el gatillo, pero logró moverse recibiendo la bala en el brazo tirándose para no ser asesinado por los disparos que le seguían.
—¡Carson! —se escuchó el grito de otro de ellos.
—Hera —capturó su atención Byron nada más regresar al escondite y haciéndole una seña para que tuviera vigilado el flanco derecho mientras él apuntaba al puente de nuevo.
Se escuchaban sus voces hablar mientras se reagrupaban para atender a los muchos que estaban heridos.
Pero en el momento en que recibieron disparos en su contra, Byron pudo ver cómo Blaze arrojaba una de sus granadas a la pequeña cavidad en la que estaba oculto Hephestus, definitivamente eso lo mataría. Y no sólo era la "relación" que tenía con él, no podía permitirse ver cómo alguno de sus compañeros moría. Cada vez que los veía tomar algún riesgo en la lucha, le llegaban las imágenes de ellos cuando simplemente convivían y reían en el pasillo desayunando, temiendo que nunca volverían a hacerlo.
Abriendo las alas de Urania, corrió hacia él cubriéndolos de las rocas y la explosión en sí, pero cuando descendió para ver cómo se encontraba, se deslizó un pedazo de concreto formando así un fuerte que los protegía del resto de balas.
Pero al guardar de nuevo a Urania mientras el polvo se dispersaba, examinó a Jeff en busca de heridas por la explosión.
Miró cómo en su pierna había una quemadura que ya había sangrado, el pantalón se le había roto y quedaba pegado a su piel ardiendo ya llena de llagas y completamente roja. Pero al fijarse en él, simplemente apretaba su chaqueta como si se protegiera del frío mientras que con la otra mano intentaba ciegamente tocarse la pierna herida.
—Está bien, vamos a volver, te van a atender, ¿sí? —le dijo tomándolo de los hombros cuidadosamente y fijándose en sus ojos.
Pero él negó con la cabeza entonces dejando un hilo de sangre que escurría por sus labios, labios que llevaba toda la semana besando. Constantemente se peleaba con Henry, por eso ambos acababan separados un tiempo antes de reconciliarse y continuar con su amistad. Pero no es que viera a Jeff como alguien con quien complacerse hasta que volvieran a perdonarse, le tenía el mismo cariño que a Hera, el mismo que a Athena... simplemente le costaba verlos en diferentes niveles, mucho más en la batalla.
Con miedo le abrió la chaqueta topándose con su torso ensangrentado y tres heridas de bala en el abdomen.
—Ya no voy a volver —murmuró con debilidad.
—No, sí lo conseguirás, toma... —rebuscó en su bolsillo la última cápsula dorada que le quedaba — es la última que tengo pero sí aguantarás.
Movió la cabeza rechazando la cápsula abierta que le acercaba a la boca.
—¿La última? —masculló volviendo la mirada a él recibiendo su afirmación— Byron, no... ¿por qué lo haces?
—Nos van a matar a todos sino —negó con la cabeza reprimiendo las lágrimas de impotencia y odio que siempre le atacaban al pensar en toda la responsabilidad que llevaba sobre él como líder del Zeus.
Jeff hizo un último esfuerzo para golpear la cápsula vertiendo el líquido en el suelo, el conocido Néctar de los Dioses.
—Si tú mueres por su culpa todo el escuadrón se rebelaría... y nos matarían de todas formas —negó con igual debilidad—. Es inevitable... no valemos nada, intentamos alejar la muerte pero nuestro destino estaba escrito desde que entramos al Centro.
—Aphrodite, se ha parado el fuego, ¿continuamos? —preguntó Poseidón por los audífonos.
—No... —dijo ahogando un sollozo y ante las insistencias de los demás simplemente volvió a hablar— No podemos hacer nada... ya no sigan disparando.
Entonces escuchó pisadas cercanas y un leve pitido. Tan sólo tomó con suavidad la mano de Jeff entrelazando los dedos esperando por lo que pudiera pasar.
—¿Cuál es? —murmuró una voz un poco aguda a comparación de la siguiente.
—No lo sé... uno está latiendo muy rápido y otro muy lento, podría estar teniendo taquicardia o puede ser el que haya recibido el impacto de la granada —respondió Sharp guardando su sensor de latidos y acercándose con cautela al fuerte.
—¡Soy el de la taquicardia! —respondió alzando un poco la voz dejando escuchar sus lágrimas en el inquietante y depresivo silencio que se había formado.
El líder del otro bando empezó a acercarse al costado del fuerte, a un punto donde podría verlos. Y nada más hacerlo, apreció cómo Aphrodite se agachaba lo justo como para besar los labios levemente ensangrentados de Hephestus quien ya yacía con los ojos cerrados y la mano sin fuerza alguna.
Sin percatarse de que por un lado se estaba asomando el conocido y odiado Mark Evans del Raimon y del otro Henry, ambos mirándose y jurándose con la mirada que no querían atacar, Aphroite se quitaba la corona de laurel falsa que llevaba como collar dejándola en las manos de Jeff cuya expresión era tranquila a pesar de la desesperación en que había muerto.
Se movió un poco hacia atrás quedando en cuclillas sin soportar ver más tiempo el cuerpo de Iron por lo que cruzó los brazos encima de sus rodillas y apoyó la cabeza en ellos pudiéndose escuchar sus sollozos.
Los tres miembros del Raimon que se acercaban también mantuvieron el silencio por respeto antes de que Byron volviera a hablar en el llanto.
—¿Por qué no nos matan y ya?
Levantó la cabeza mirándolos con esos ojos destrozados que intentó secar con la parte interna de la muñeca.
—No queremos seguir con esto —dijo Evans aún con la voz algo baja.
Casi sin hacerle caso, miró las manos de Jeff murmurando para sí mismo la oración de su madre antes de intentar levantarse pero sus piernas carecían de fuerza haciendo que se cayera hacia atrás casi sin recibir impacto debido a su cercanía con el suelo.
Sólo se levantó yendo hacia Hera para tomar su mano con la cabeza gacha antes de voltearse a ver a los del Raimon de nuevo.
—¿Qué es lo que quieren? —dijo casi con rabia.
—Que dejen de ser esclavos del Centro —volvió a argumentar Evans.
Pero en ese momento las rodillas de Aphrodite se flexionaron activando los reflejos de Hera para sostenerlo en un abrazo y evitando que cayera de golpe al suelo. En ese abrazo pudo sentir los fuertes golpes del pecho del opuesto contra el suyo.
—¿Qué le pasa? —Evans se acercó instintivamente dejando de lado que no eran compañeros, era su necesidad el tener que procurar a los demás.
Byron intentaba sostenerse de Hera también, por eso hacía algo de fuerza para ayudarlo al momento en que lo recostó en el suelo con cuidado. Observó cómo los ojos de Henry también tenían lágrimas, tuvo esas milésimas de segundo para admirarlos antes de que la pálida y asfixiada expresión de Aphrodite fuera captada por Hera y así reaccionara juntando los labios de ambos llevando aire forzósamente a la boca de Byron.
Sharp volvió a activar el radar mirando los resultados con Axel así respondiendo a Mark.
—No puede respirar, su corazón va tan rápido que todo su cuerpo está fallando —sentenció de la forma más neutral posible.
La afligida mirada de Mark se posó en House a modo de súplica.
—Vengan a la Rebeldía, por favor... Él, tú y todos ustedes pueden salvarse... —insistió con dolor ajeno al verlo casi agonizar en brazos de su compañero—. No son objetos, sus vidas valen... son vidas pero el Centro no los ve así, los ve como unas máquinas que sólo cumplirán misiones y ya.
Las pestañas tan largas que tenía Aphrodite empezaron a cerrarse a la par que su labio temblaba por la falta de aire y el persistente dolor del pecho pero falta de energía como para siquiera intentar retorcerse.
Mark volteó a ver a sus otros dos compañeros en ese instante.
—¡Jude!
—No podemos hacer nada, Mark, no tenemos siquiera una alianza... —negó manteniendo la seriedad.
En ese momento, Hera volvió a acercarse a él para darle aire por la boca insistiendo en que su pecho se volviera a hinchar pero no por mucho tiempo más.
—Jude, se está muriendo, deb... —se volteó a verlo Axel quien igualmente se había mantenido firme en su seriedad hasta ese momento.
—El Zeus no tuvo ninguna consideración con otros bandos, la Royal tuvo que huir para que no los aniquilaran —lo interrumpió Jude y luego se acercó más a Mark intentando ponerle la mano en el hombro—. Mark, tampoco quiero que muera así y nosotros no hayamos hecho nada, pero son del Centro, no tenemos ni siquiera una alianza, no podemos apoyar algo que va contra nuestros...
—Quiero que seamos aliados —dijo Hera una vez se separó tras intentar en vano hacerlo respirar de nuevo—. Nos iremos a la Rebeldía, el Zeus se rinde... como sea, sólo sálvenlo.
En ese momento, Jude se acercó aún más como para tomarlo e intentar cargarlo.
—Ahora estamos aliados, Axel, avisa a Eagle para que nos lleve, dile a los demás que ya paró el ataque —dijo tomando a Byron por debajo de las piernas y la espalda—. Mark, ayúdame.
Él se levantó apenas reaccionando y se colocó del otro lado para cargarlo, pero en el momento en que lo alzaron, ambos se vieron sorprendidos.
—Casi no pesa... —murmuró Evans sorprendido mientras empezaban a caminar.
—Parece que no es la primera vez que le pasa. Tiene el cuerpo de alguien ya enfermo... eso o que en el Centro los tienen desnutridos —lo alzó un poco más para acomodarlo más sobre él—. Puedo llevarlo sólo yo, no pesa.
Erik Eagle no tardó en llegar por ellos, y el camino hasta la Rebeldía tampoco fue largo en verdad, pero para ellos había sido eterno, tanto que al llegar al hospital y ponerle medidores para conocer los signos vitales, durante unos segundos siguió mostrándose cómo su corazón latía extremadamente rápido y al poco tiempo empezó a descender a una velocidad mortal pero que aún así pudo ser salvada.
Y sumada a esa estaba la vez en que en plena batalla volvió a rozarlo la muerte, esta vez con otros compañeros como aliados. No todo el Zeus siguió en la Rebeldía, por eso ahora el equipo estaba mezclado, él estaba mezclado.
Ahora Evans era otro de sus compañeros, ambos estaban corriendo hacia el fuerte donde se volvieron a ocultar para revisar la herida de Mark, una bala había lastimado su brazo, pero no parecía ser algo serio, sólo había sangrado por el corte.
—No puedo acercarme, nada más lo intento Urania no puede cubrir todos los ataques... —dijo con fastidio Byron estando ya desesperado y señalando la herida de Mark— por eso te atacaron.
Quitó la mano de Mark entonces poniendo él la venda al rededor del corte y apretando con la cinta para detener el sangrado.
—Byron, debes irte —tomó la mano blanca y delgada de Aphrodite pero que ahora ya estaba manchada de la sangre de Evans por haber atendido la herida—, no hay que arriesgarnos a que pase lo de la última vez.
—No, no —negó con la cabeza intentando levantarse para entonces responder al ataque disparando en su contra—. Una baja —anunció hiperventilado una vez cayó el cadáver de uno de los enemigos.
Pero cuando Evans intentó atacar de nuevo, volteó a ver cómo él estaba cogiéndose de la pared para no caer de golpe y terminar agachándose tan poco a poco que acabó en cuclillas como solía hacer.
Vio de reojo cómo Nathan Swift y Shawn Frost continuaron el ataque por ellos, por eso se agachó también con él.
—Debemos irnos ahora —colocó la mano en el cabello de Byron y la otra en los brazos con los que se abrazaba las piernas.
Y antes de recibir alguna otra respuesta, él ahogó un grito sin soportar más tiempo aquella postura. Un vago recuerdo delirante sobre las bromas en el pasillo a cerca de su capacidad infinita de estar en cuclillas se cruzó por su mente; ahora no aguantó así, tal vez por primera vez sintió esfuerzo al estar en esa posición. Se dejó ir hacia adelante cayendo en los brazos de Mark llevando las manos hacia su propio rostro sin dejar ver bien lo que sucedía a causa de su cabello que caía a los lados.
Una vez intentó asomarse, vio cómo estaba cubriéndose la nariz teniendo sangre en ella. Había brotado tanta que su mano había quedado totalmente roja, casi como si le hubieran disparado allí, y el riachuelo ya había avanzado por su brazo hasta el codo.
—No se detiene —negó Byron con la cabeza teniendo la voz temblorosa.
—Frost, abortamos la misión, Aphrodite no puede seguir —dijo por el micrófono sosteniendo a Byron contra él.
—Tampoco tenemos oportunidad aquí —afirmó Shawn haciendo una seña a Nathan para que se retiraran aprovechando el cese momentáneo.
—¿Qué tan grave está? —preguntó Nathan mientras bajaban las escaleras rápidamente hacia donde tenían el vehículo.
—Crítico... tiene taquicardia y está perdiendo mucha sangre —dijo él cargándolo sin dificultad y corriendo hacia las escaleras también. Tuvo que utilizar un ala de Urania para el momento en que estaban descubiertos antes de llegar a la zona segura.
En el trayecto fue Nathan quien se encargó de mantenerlo lo más estable posible. Por primera vez había sido tan repentino que no estaba quedando inconsciente, el resto de veces él sabía cuándo su cuerpo se acercaba al límite desde horas antes, pero ahora habían sido no más de diez minutos, no había tenido ni tiempo de que el cuerpo lo durmiera. Sentía el dolor tan fuerte que eso era lo que le impedía respirar, no las pulsaciones.
Llegó el punto en que no podían hacer nada más, sólo esperar a llegar a la Rebeldía. En ese momento Nathan se echó hacia atrás mirando por los vidrios cómo no faltaba mucho mientras que Shawn era quien le tomaba una de las manos, pero ahora finalmente empezaba a perder la consciencia.
Una vez se abrieron las puertas, entró una corriente de aire al interior del vehículo la cual pareció haber hecho que él cerrara por fin los ojos. Parecía tan débil que el simple viento lo había hecho cerrar los ojos, pero no los abrió de forma tan fácil, tardó días en hacerlo, de hecho.
Una vez consiguió despegar los párpados, observó el techo casi con desesperación, como si hubiera estado sumergido en el agua y finalmente hubiera salido a la superficie recibiendo aire después de esos tres días dormido.
Por más que su cuerpo ahora no tuviera ningún ápice de energía, sintió cómo ese repentino despertar le dio el leve impulso de apretar un poco la mano y tener un pequeño tic en el cuello entonces haciendo que su cabeza rebotara contra la almohada empeorando el dolor de cabeza que ya tenía de por sí.
Le tomó tiempo el centrarse en que no estaba solo en la habitación, Evans estaba ahí, se había despertado a la vez que él, pero Mark había superado el leve aturdimiento en cuestión de segundos levantándose e intentando tranquilizarlo de una forma que sorprendentemente funcionó. Sintió las manos de Mark deslizarse por su cabello, llegando a la nuca por dónde bajó hacia el cuello masajeándolo con una fuerza perfecta para no causarle daño.
Empezó a hablarle intentando explicar algunas de las cosas que sucedían, por qué estaba ahí con él, por qué no podía moverse y demás, pero en ningún momento dejó de hacerle ese extraño pero funcional masaje en el cuello y los hombros.
—Llevas tres días con fiebre, pero has estado dormido y te han cuidado muy bien, ahora... —volteó a la pantalla que tenía al lado— tienes sólo unas pocas décimas, vas mejorando.
A pesar de su sonrisa, él seguía sin poder comprender bien lo que pasaba, estaba asustado, sólo tenía los últimos recuerdos de la batalla y toda la sangre; llevaba tres días dormido profundamente intercalando episodios en los que podía soñar y lo único que había en sus sueños era esa sangre que no sabía ni de dónde venía pero estaba ahí y no paraba.
—Había sangre... —murmuró con apenas un volumen notable.
—Sí, te estuvo sangrando la nariz, perdiste bastante sangre así, pero te llevan poniendo transfusiones para que la recuperes —con la mano llegando al omóplato de Byron, pudo notar cómo aún se sentía caliente a causa de la fiebre—. Ya te están tratando pero tienes endocarditis, una herida se te infectó y... esa infección te llegó al corazón, te han tenido que hacer una intervención en una de las válvulas...
—¿Qué?
—No, ya estás mejor, dicen que estás mejorando. No te preocupes, por un tiempo sí estuviste con riesgo... pero ya pasó, ya pasó, estás fuera de peligro, ¿sí? —llevó la mano a su mejilla intentando tranquilizarlo no sólo por su estado emocional sino también por hacer que no volviera a forzar su respiración que ya había hecho que su corazón no la soportara más de una vez en esos días—. Intenta no hablar, y respira lo más normal posible, ya ha pasado que tus pulmones fallen por no poder respirar y tu corazón también. Ahora tienes oxígeno y no debes quitártelo, casi te intuban por eso, pero mejoraste y ahora sólo tienes esto, ¿sí? Sólo intenta calmarte y... sigue descansando —señaló la mascarilla que tenía puesta en ese preciso momento. Tenía un nivel de oxígeno alto, efectivamente había mucho riesgo de que volviera a colapsar por completo, más aún después de la anestesia de la operación.
Asintió levemente entonces mirándolo a los ojos pensando en lo que podía causar que él supiera todo lo que le sucedía, el que estuviera allí todo este tiempo. Debido a su anterior promesa no lo preguntó, pero queriendo pensar eso, lo miró formando una débil sonrisa en agradecimiento por haberlo hecho. Pero antes de que pasara mucho más tiempo así, volvió a cerrar los ojos con la misma sonrisa sintiendo cómo él aún le acariciaba los hombros notando por primera vez agradable el frío proveniente de sus manos.
Habían pasado algunas horas, casi se acercaban las cuatro horas y no había noticias. La señora Yon Soo y sus dos hijos llegaron poco después de que Mark les avisara sobre la operación que había asumido Byron por sí solo. Tras disculparse, se levantó dejando la sala de espera por dar una vuelta intentando despejarse un poco.
Se encontraba vagando por los pasillos cuando al entrar en cierto pasillo, pensó inmediatamente en Byron, en lo que haría él en ese lugar.
Encontró la habitación desde fuera, llamó con cuidado y escuchó una voz poco fuerte que le dejaba entrar. Nada más abrir, se encontró una escena que no esperaba, pero sí que le causó mucha más ternura.
Se encontró con Sōji sobre la camilla, pero con Sol sentado en la orilla de esta. Sabía que Sōji también había sido internado en el hospital, Byron se lo dijo; había faltado a los entrenamientos así que fue a la clínica recibiendo la información de que estaba en el hospital, lo visitó y después se lo contó a Mark, eso fue dos días antes de que sucediera.
Si bien, ya sabía que estaba teniendo un tiempo difícil, que no tenía sólo la presión de entrenar perfectamente a los jóvenes para el Coliseum, muchas otras cosas hacían que las últimas semanas lo tuvieran bajo más presión y estrés. Pero esa noche expresamente le pidió poder desahogarse, le contó el diagnóstico de que su válvula estaba muriendo, que necesitaba un trasplante para seguir vivo. Y una vez terminó la conversación consiguiendo un mínimo de ánimo para él, los profundos besos terminaron en algo más.
Cuando se habían vuelto a poner la ropa justa como para dormir, ambos cayeron rendidos, pero aquel profundo sueño fue interrumpido. Nada más abrir los ojos pesadamente, percibió otro de los quejidos que lo habían hecho despertar, al voltearse se encontró con Byron en plena agonía. Fue cuestión de tiempo lo que tardaron en llegar al hospital y que lo estabilizaran para que en unas horas volviera a agravarse la arritmia y sucediera el punto crítico en el cual él decidió arriesgarse a la cirugía.
Se saludaron mutuamente, pero él no dejaba de admirar con ternura y nostalgia la escena de Sol aún conectado a su propio suero y oxígeno además de la quimioterapia, llenando cuidadosamente la cuchara con sopa que le acercaba a Sōji con toda la calma y delicadeza del mundo.
Nada más preguntar por cómo había pasado los últimos días, Sōji asintió débilmente con una risa ausente así que Sol explicó el resto.
—Ya está mejor. Ayer tuvo la operación pero dicen que está progresando bien, aunque ahora lo tengo muerto de hambre, es la primera comida desde hace dos días —respondió con una sonrisa en el eco de la voz acercando la cuchara de nuevo a Sōji.
—¿En serio? Me alegro mucho —asintió Evans tocando con suavidad el hombro de Okita entonces volteando a ver al otro—. ¿Y tú?
—Bueno... por ahora, aún tengo cáncer —rio irónicamente secando la comisura del labio de su novio con una servilleta—. Pero estoy bien. De hecho estas quimioterapias las podría seguir en la clínica, cualquier atención sería ambulatoria así que podrían mandarme a mi segunda casa. Pero justo pasó lo de Sōji así que prefiero quedarme aquí —afirmó dando otra cucharada—. Por eso aprovecho que aún tengo unas tres horas antes de irme a vomitar a mi cuarto.
No sabía bien qué decir, pero antes de que tuviera que responder para no dejar las palabras de Sol en el aire, fue Sōji quien habló.
—¿Y por qué está aquí? —preguntó Sōji tras pasar una de las cucharadas.
—Bueno... Byron entró hace unas horas, ahora está en el quirófano, lleva casi unas cuatro horas así que... quise venir a verlos, sé que Byron habría venido a verte —explicó con la voz decaída aún así tratando de mantenerse con calma a la hora de hablar.
—¿Qué tiene? —preguntó Sōji mostrándose alterado por unos momentos, pero él mismo se obligó a tranquilizarse a la vez que Sol.
—Dicen que su corazón ya está en las últimas, ha soportado más de lo que debería. Ahora le están haciendo una cirugía en las válvulas, no sé cuánto más tarden pero realmente ya no aguanté estar esperando más tiempo, por eso aproveché para verlos de una vez —no era fácil para él decirlo, pero sabía que ellos estaban preocupados así que hizo su mejor esfuerzo para mantener la entereza.
—Espero que todo vaya bien —asintió Sol estirando el brazo hasta colocárselo a Evans en el hombro.
Él asintió devolviéndole la sonrisa intentando mantener su ánimo.
—No deberían tardar mucho más en terminar —dijo aún con cierta frustración reprimida, pero entonces se dirigió a Sōji mirándolo con todo el ánimo que podía mostrar—. Pero, ¿cómo te sientes? Vine a verlos a ustedes, no a deprimirlos.
Sabían que sus palabras no iban con la intención de menospreciar la situación de Byron, pero por ahora lo único que le quedaba hacer era esperar, por eso al menos intentaría subir el ánimo de ellos dos.
—Bueno pues... realmente nada mal, es la segunda vez que me abren un pulmón en toda mi vida y estoy mucho mejor de lo que pensaba —respondió tras pasar otra cucharada de sopa intentando mantener la educación y no comer tan rápido como pudiera debido al hambre y aprovechando el efecto de los analgésicos.
—Eso es bueno, me alegro mucho...
No terminó de hablar ya que alguien volvió a llamar a la puerta siéndole permitido el paso. Pero esa persona no entró, sólo abrió la puerta pidiendo permiso.
—Buenos días, disculpen... —ese chico agachó la cabeza en un saludo y luego se dirigió a buscar a Mark— Mark, ya acabaron.
Quedó en silencio unos segundos hasta que Sol lo levantó del asiento sin brusquedad real.
—Corra, vaya con él —le dijo animándolo para ir más rápido con él.
—Sí, mejor que esté ahí cuando despierte —Sōji lo animó también pero con la fuerza bastante más reducida.
Tan sólo les sonrió y se fue con Min Hee hacia el área donde estaba Byron.
—Acaban de terminar, nada más salieron se lo llevaron a cuidados intensivos. Mi madre y Hye Min están allá. Vine a buscarte, seguro que Bae Kwan va a querer verte primero —dijo Min Hee mientras caminaban por el pasillo.
—¿Qué tal fue? —preguntó Mark aún encontrándose nervioso.
—Dicen que salió bien. Ya tuvo una infección hace unos años y sumada a las otras operaciones que ha tenido, dicen que fue más delicada y que, efectivamente, su corazón ya está rendido, pero que se va a recuperar bien, sólo le tomará unas semanas.
Nada más llegaron al cuarto, les dejaron entrar junto a la señora Yon Soo y Hye Min. Ya habían terminado de arreglarlo lo todo para que se quedara allí. Una enfermera le quitó la cofia dejando su cabello suelto por completo, ella lo colocó por su hombro entonces dejándolo con su familia.
Todo se había vuelto tan rápido y confuso que Mark no reaccionó hasta ver la pantalla en la cual se reflejaba que su ritmo cardíaco funcionaba con una normalidad que resultaba difícil de creer. Tras procesar aquello, simplemente suspiró sintiendo cómo perdía toda la fuerza de su cuerpo y las lágrimas le empezaron a resbalar por las mejillas sin control. Llegó a soltar varios sollozos por aquel alivio después de tantas horas, después de casi un día de tenerlo entre la vida y la muerte.
Al mirarlo así podía sentir cómo habían superado todas esas horas de desesperación e incertidumbre, cómo lo había visto sufrir por tanto tiempo y ahora estaba dormido con mucha más calma pero debilidad que tiempo atrás.
Tenía puesto el respirador evitando que se vieran sus labios, pero sus ojos mostraban tranquilidad después de toda la conmoción, parecía muy calmado.
Pero por haber librado una vez más a la muerte, sin siquiera quererlo, por la mente de Mark pasaron recuerdos de ello.
Se sentía culpable por no haber prometido todo lo que le había dicho a lo largo del tiempo.
No podía soportar los pensamientos de que él se fuera antes de tiempo, en cualquier batalla o por su enfermedad.
Las veces en que era Byron quien le tenía que hablar sobre la esperanza, le recordaba que siempre habría algo bueno a pesar de lo malo, que debía saber apreciarlo.
Cuando en cada uno de sus días sabía que por más especial que fuera, el día siguiente lo sentirían distinto. ¿Acaso podría seguir sin él?
Las veces que se habían despedido. Cada vez que se separaban en una misión era una despedida la cual temían que fuera la última.
Pensaba en todas las promesas. Lo que harían al fin de la guerra, todo lo que harían en un futuro: irían a Corea, se lo prometió, pero cada vez que debían despedirse sin decirse adiós, temía que nunca pudiera cumplirlo. Ya tenía lágrimas cuando pensaba en eso.
Byron le decía que siempre todo iba a ir bien por difíciles que se pusieran las cosas, y él siempre confiaba en eso, pero cuando no lo hacía sentía miedo y culpabilidad por no poder creer completamente en Byron.
Se ofrecían como el apoyo del otro y cuando se pedían ayuda siempre conseguían superar o al menos olvidar un poco las dificultades. Aunque no estuvieran juntos todo iría bien, eso se lo decía a diario.
Temía decirle adiós. Ya había sufrido la pérdida de algunos de sus compañeros, los dos habían tenido golpes duros. Pero Byron había tenido que superar la muerte de su padre, la posible muerte de sus dos hermanos mayores, la de su hermano menor y la de varios de sus compañeros del Zeus. De hecho, la primera vez que se vieron frente a frente fue cuando Hephestus murió frente a Byron. No quería tener que verlo sufrir más de esa forma.
Pero ahora lo estaba viendo abrir los ojos con lentitud. Miró a su alrededor sin verse del todo consciente.
Adiós... No.
—Lo conseguiste, pudiste... pudiste hacerlo —fue lo único que dijo entre las lágrimas tomándole la mano con suma delicadeza antes de acariciarle la mejilla con suavidad.
Mirar su cabello le hizo recordar las veces en que pasaban horas cepillando el pelo de Byron mientras estaba en el hospital. Con tan sólo tener ese recuerdo en la mente, no pudo evitar sonreír al pensar en que finalmente lo podría hacer de nuevo, que ahora lo había logrado y podrían seguir juntos.
—Te amo.
*** *** ***
"No hace falta estar preparado, por más que lo creamos, nunca estaremos preparados para el futuro... sólo debemos adaptarnos a lo que venga y luchar por seguir adelante."
Nombre: Mark Evans
Nombre en clave: Blitz
Lugar de nacimiento: Periferia, Inazuma, Japón.
Edad y Fecha de nacimiento: 22 de agosto de 1993, 28 años.
Altura: 1.73 metros
Peso: 69 kilos
Bando: Rebeldía principal. Anteriormente pertenecía al bando rebelde del Raimon.
Blindaje: 7
Velocidad: 3
Arma principal: Escopeta BOSG.12.2
Arma secundaria: Pistola Mk1 9mm
Auxiliar: Explosivo remoto
Dispositivo especial con descripción: Escudo Táctico G52: Un escudo antibalas que posee tres filas de ocho granadas cegadoras que son una fuente de luz de gran intensidad provocando un flash que ciega a los enemigos durante un periodo corto de tiempo.
Especialidad y línea de ataque: Última línea de defensa o ataque agresivo, antidisturbios.
Entrenamiento:
—Entrenamiento militar del Raimon Antiguo (Raimon Eleven) aprobado con media de 9.3
—Entrenamiento personalizado por parte de Percival Travis.
—Entrenamiento del Raimon básico.
—Entrenamiento intensivo de la Rebeldía.
Experiencia importante:
—Servicio en el Raimon (2006-2015)
—Batalla contra el Raimon terminando en rendición del Zeus y alianza con la Rebeldía (31 de mayo de 2012)
—Batalla contra la Royal Academy (enero 2013)
—Batalla contra el escuadrón de exterminación Ogre terminando en derrota (20 de enero de 2014)
—Neutralización del ataque aéreo masivo a la Periferia en 2014
—Servicio militar rebelde (2015 - actualidad)
Trasfondo: Nació en el seno de una familia de pocos recursos. Desde siempre fue determinado y su meta era poder ayudar en que mejorara la situación. Vio y vivió las consecuencias de la guerra, tuvo que sobrevivir con su familia moviéndose de un lado al otro, tanto su padre como su madre desempeñaron todo tipo de trabajos para poderle dar de comer. Finalmente consiguieron empleo en una casa adinerada en la línea de frontera entre el Centro y la Transición. En esa casa eran bien tratados y llevaban una vida adecuada, incluso los dueños le pagaron a Mark la escuela y pudo asistir a la primaria hasta que definitivamente las reglas de separación se pusieron muy estrictas y ellos tuvieron que ser deportados. Ya tenían planeado volver a la Periferia como era ordenado, pero unos días antes de irse, la casa fue atacada al igual que gran parte del territorio fronterizo. Las casas eran vaciadas de formas sigilosas y sin levantar desorden en la zona. Debido a que los Evans y los dueños de las casas ya sabían de esto, tenían previsto una forma de escapar, pero el día llegó sin aviso. Mark junto a la niña de la casa que se había vuelto su mejor amiga, Camelia, fueron sacados de inmediato y entregados a Percival Travis (Thatcher) quien se hizo cargo de ellos como hacía con varios otros niños quienes pasarían a convertirse en la generación que resucitó el antiguo bando militar y ahora sólo de mercenarios, Raimon. Fue entrenado junto a sus compañeros para finalmente poder formar un verdadero bando militar. Él fue seleccionado como capitán debido a su buen desempeño, constancia y gran carisma que animaba a los demás a superarse. A los dieciocho años fue cuando tuvieron aquella batalla a muerte contra el Zeus terminando en una alianza. Estuvo en tiempo apoyando a la Rebeldía Central aún perteneciendo al Raimon, principalmente por sus ataques mezclando miembros y por haber pasado un buen tiempo en la Rebeldía por estar cuidando de Byron Kim (Aphrodite) tras sufrir endocarditis. Con el tiempo, volvió al Raimon donde estuvo peleando varios años más hasta que él y los demás mentores cedieron el bando rebelde a la nueva generación decretando a Ryoma Nishiki (Musashi) como líder y Samguk Han (Aotrom) como líder Beta. La generación de Mark procedió a pertenecer a la Rebeldía Central donde ha servido desde hace seis años. Actualmente también se dedica a colaborar con los entrenamientos de los escuadrones como entrenaba a los chicos del Raimon.
Perfil psicológico: Evans es una persona muy carismática y motivadora. Sabe convencer y lidiar con muchas personas, eso y más, lo hacen tener las aptitudes de un líder nato. Es un humanitario y tiene también una tendencia e instinto de proteger a los demás sin importar que eso pueda costarle su propia vida. Es perseverante a más no poder y cree firmemente en sus ideales. Usa el humor como una forma para superar los traumas de todo lo que ha vivido y ayuda a sus compañeros de igual forma. Por más que tenga un pasado difícil y haya visto cosas que no debería a su edad, como la gran mayoría de niños de la Periferia, intenta dejarlo como eso: el pasado, y mirar hacia adelante pero sobre todo, vivir el ahora.
Relaciones: Tiene una muy buena relación con todos sus ex-compañeros del Raimon y miembros de otros bandos rebeldes de su generación, también muestra gran aprecio a Percival Travis ya que fue quien lo salvó y crio, igualmente su mejor amiga del alma es Camelia Travis. Trabaja muy bien con Thomas Feldt al ser muy compatibles a la hora de las misiones, lo mismo con Joseph King (Lion). Es muy cercano a Neil Turner (Ripper). Tiene mucho aprecio a Pavel Nowak (Osowiec) al ser el esposo de Camelia, lo ve como si fuera su cuñado y también le gusta pasar mucho tiempo con la hija de ambos junto a Silvia Woods.
Pareja: Bae Kwan (Byron) Kim (Aphrodite)
Aspecto:
Estado: Vivo, activo.
Tema: Annyeong — HELL: Survivors OST (Junto a Byron Love)
Notas:
—Una de las cosas con las que más disfruta siendo militar es enseñar y ayudar a entrenar a otros, especialmente a los menores. De hecho, él mismo se ha planteado que de no ser por la guerra, quisiera ser profesor.
—Él respetó la percepción del amor y mentalidad de Byron, pero desde siempre le gustó y quería ser su novio, aún así decidió negarlo con tal de poder estar con él, no importaba si no fueran novios.
—Debido a lo adaptable que es su dispositivo especial, puede participar como atacante o defensor, aún así prefiere la defensa, pero cuando la misión implica ser atacante sí o sí, él encabeza el grupo sirviendo como escudo al allanar zonas y poder dejar ciegos a los enemigos por instantes si es necesario.
—Antes de conocer a Byron, Nathan Swift era su novio pero cortaron después de la batalla con la Royal Academy y desde entonces no ha tenido pareja hasta que oficialmente Byron y él se hicieron novios en el hospital.
—Se sabe que sus dos padres fallecieron en el ataque de la casa de los Bloom. Aunque él intente no pensar en el pasado de esas formas, en ocasiones le sigue resultando muy doloroso tener que pensar en sus padres o simplemente en una familia.
—Aunque se lleve tan bien con Neil Turner (Ripper), no suelen hacer misiones ya que al juntarse y ser ambos bastante explosivos e intensos, las misiones se vuelven muy aceleradas, lo cual a veces es muy bueno por tener un ataque constante y llevar a cabo movimientos muy inesperados y peligrosos, y a veces muy malo por exponer mucho al equipo y no tener nada de sigilo o estrategia encubierto.
—Su nombre significa "relámpago" en alemán.
—Informe por Axel Blaze
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Hola a todos.
Pues aquí está la segunda parte del capítulo, ya vimos las cosas bonitas y tristes del Byron y Mark. Un minuto de silencio para Jeff, el niño de nuestros ojos UnU
Espero que les haya gustado con el Annyeong incluido. En fin, nos vemos pronto, ya falta bien poquito para acabar! Ay Jesúh!
ANNYEOOOONG ANNYEOOOONG NANANANANANANAAAAAA ANNYEOOOOOOONG jsjsjd
Atsushi~
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