[CAPÍTULO 30 - Parte Dos]
24/10/2021 | Cuarteles de entrenamiento, Rebeldía, Inazuma, Japón
Se levantó reuniéndose con Sharp y el resto de miembros del escuadrón quienes acudieron a su sala de armamento, ya en la zona de la Rebeldía superior. No había daños, pero aún mantendrían a la gente resguardada por si el ataque regresaba.
Se colocó las botas que tenía guardadas en su casillero sustituyendo a los tenis urbanos que llevaba antes, se abrigó con el rompevientos marrón que utilizaba en las misiones teniendo debajo su chaleco medianamente rígido para colocar cuchillos, una chaqueta delgada y su camiseta negra, también se colocó su pantalón comúnmente usado en misiones. Se abrochó su cinturón grueso al cual enganchó la funda de su arma secundaria guardando el principal dispositivo para usar su rastreador. Cuando estaba a punto de cerrar el casillero para seguir a sus compañeros teniendo ya sus armas listas, gastó unos segundos para mirarse al espejo frunciendo efímeramente el ceño y para luego retirarse con rapidez el parche dejando a la vista su ojo de color negro y la pequeña cicatriz que bajaba por el párpado inferior de este, pero se colocó el sustituto de aquel accesorio prácticamente indispensable para él.
Ya en el Jeep que los llevaría a donde se había realizado el ataque, fue Jude Sharp quien se fijó en aquel detalle.
—Ya veo que vas muy en serio —susurró al ver cómo el parche que ahora cubría su rostro estaba abierto dejando a la vista su peculiar ojo falso haciendo aún más brillante ese iris naranja.
—Más de lo que yo mismo creo —respondió mirándolo un instante antes de que bajaran de la camioneta y se colocaran en la zona del ataque.
Jude dio una palmada en su hombro y volteó hacia los demás para empezar a dar las órdenes.
—Marlowe, empieza a rastrear cableado. Blank, inhibe la señal de nuestra posición. Duivel y Tracker, comiencen con el rastreo, no tenemos tiempo a perder.
Zippy hizo uso de su tablet empezando a buscar algún dispositivo cercano, para poder usarlo sin que el inhibidor de Blank bloqueara la señal de su aparato, fue la misma Celia quien le indicó una clave que tendría que colocar para que pudiera funcionar con normalidad pero aún así no ser detectado por algún otro rastreador.
—No son muy fuertes, pero hay señales, detecto... ocho dispositivos a casi dos kilómetros al noroeste —informó Zippy volteando a mirar a Sharp.
—Bien, Thatcher, quédese con Marlowe, desactiven cualquier explosivo que localicen. Duivel, sigue rastrando e informa. Tracker...
—Iré al noroeste, allí los detectaré mejor, puedo informar la posición y reunirlos allí —interrumpió Samford recibiendo la aprobación de Sharp.
Cada uno tomó su posición debida. Mientras caminaba en la dirección correcta, Tracker activó varias veces su radar confirmando su ruta y aproximación al objetivo.
Mientras activaba el radar teniendo que permanecer quieto, un disparo pasó cerca de él alertándolo y recibiendo el choque del cuerpo de un joven contra el suyo.
—Te has vuelto cada vez más débil —se burló el chico manteniéndolo bajo él.
—¿Y tan débil eres como para sucumbir a tu mayor enemigo? —respondió sin emoción alguna zafándose del agarre teniéndolo ahora contra su cuerpo ya de pie inmovilizándolo.
—No cambias, imbécil... —rio a pesar de la falta de aire intentando forcejear— Tú siempre has sido el verdadero enemigo, Samfo... ¡ah!
La fuerza se redujo en segundos, justo cuando Tracker clavó un puñal en el vientre del chico a quien no soltaba.
—Nunca fuiste un niño en quien yo puse esperanza, Cornell —dijo serio mientras tomaba otro cuchillo de su chaleco sintiendo los gemidos agonizantes del chico que una vez fue su alumno—. Pero al menos agradece que no sigues siendo más que un niño que aún no sabe lo que sucede en la vida... me duele ver que este tenga que ser tu destino, Caesar... siempre se los dije: la guerra no es justa, nunca sabes si te hará ver fuerte o sea tan fuerte que te aplaste.
Era cierto todo lo que decía, aún era joven, era sólo una víctima más de la guerra como él lo fue en su momento y seguía siéndolo, fue por eso mismo que lo acabó con compasión el sufrimiento físico que Cornel sentía así como el emocional del que no se daba cuenta. Al no poder usar su pistola para evitar ser encontrado, usó otro de sus cuchillos para cortar su cuello y así matarlo casi al instante.
La sangre se quedó en el cuerpo de Samford mientras recostaba con cuidado el cuerpo inerte que encerró a aquel alma al fin libre del dolor de había pasado en vida, no por el camino que escogió, sino por el camino que le fue impuesto al vivir en tales condiciones.
Enfundó el cuchillo retirando el otro del abdomen de Cornell sin dejar de mirarlo con frialdad, sin dejar de mirar a la cara a la guerra en su máximo esplendor.
Suspiró recuperando su camino sin dejar de repasar los recuerdos levemente dolorosos de acabar con la vida de alguien a quien se la salvó algún día, a quien vio crecer pero muy distantemente, nunca tuvieron una relación cercana, ni Cornell ni muchos otros, al contrario que con Uta, Preston, los Dark...
La última vez que activó el radar identificó un sujeto que apenas mostraba señales de movimiento, las justas para ser detectado y ya.
Avanzó entre el cada vez más denso bosque siendo cubierto por la oscuridad de la noche y únicamente salvado por el brillo de la luna. Pero entonces llegó a aquel punto de señal notando cómo se situaba en un claro en mitad de aquel bosque. Era bastante amplio, estaba claro que querían llevarlo ahí, que estaban preparando aquella lucha como un evento especial.
No estaba del todo seguro de lo que estaba por hacer, pero esa corazonada era demasiado fuerte, tanto que llevó su mano a su pecho recordando con cada milímetro que recorría cómo hacía un par de horas era su mismo esposo quien lo acariciaba en un silencio perfecto, ignorantes de lo que pasaría. Pero se detuvo al tocar el vértice del colgante que tenía.
Abrió el camafeo pudiendo admirar la fotografía de su hija cuando apenas tenía trece años, una foto que le tomaron con una corona de flores puesta y ella mostraba una sonrisa inocente mientras que en el otro lado se encontraba la foto de Joe, una foto que se tomaron hacía años ya, había sido una foto desprevenida, pero había quedado inmortalizada la escena de King escribiendo algún reporte con aquella sonrisa tenue al voltear a la cámara. Cerró el dije colocándolo dentro de su camiseta al lado de la cuenta hecha con arcilla por su hija, era un anillo pero terminó por caerse así que colocó una argolla a la figura con forma de helado para colocarla en la misma cadena que el camafeo que le regaló Uta al poco tiempo de abrirse tanto con Joe, como con él.
Colocó en orden sus cuchillos y por mera precaución y desconfianza, cargó un cartucho en aquella especie de pistola que se colocó en una cinta del pantalón.
Cruzó la barrera de árboles y matorrales teniendo como primer reflejo tirar al suelo sus armas de fuego.
—No pensé que me recibirías tan bien —dijo sin tener que alzar demasiado la voz y ser oído por el otro ocupante del claro.
—David —el otro hombre que igual dejó sus armas, caminó en su dirección para chocar ambos cuerpos en un abrazo—. ¿Hace cuánto que no nos vemos? —Tracker tan sólo asintió correspondiendo el abrazo sintiendo más dolor del que pensó, no era uno fuerte, pero lastimaba mirar de nuevo a esa persona— Por ahí me he enterado de que ya eres hombre casado y todo.
—Sí, desde hace un par de años ya. Mi hija va a cumplir veinte años pronto —asintió con una voz no tan alegre como la otra, pero agradable.
—Me alegro mucho por ti —dijo con una palmada en su espalda.
— Sí... —suspiró abandonando la felicidad que empezaba a sentir por tener una conversación con aquel chico como no hacía desde hace años—. Pero creo que no vinimos aquí a hablar sobre esto.
El de pelo castaño dejó claro que había escuchado bien lo que dijo, pero hizo una última desviación acercando su mano a la mejilla de Samford llegando a tocar aquel parche que dejaba ver su llamativo iris naranja.
—Tienes razón, no es para esto... y veo que lo sabías bien —entonces volvió la vista a las piernas del mismo dando con esa pequeña pistola—. ¿Tan desconfiado sigues?
—Son bengalas —negó con la cabeza restándole importancia volviendo a mirar a los ojos de aquel viejo conocido.
—Antes de volver al mundo... ¿Al final qué sucedió? —comenzó a dar leves caricias con el pulgar en la mejilla del moreno.
—Me recuperé, eso fue todo —cortó quitando la mano de su rostro.
—Ya veo... al menos puedo alegrarme por eso también —sonrió bajando la cabeza lentamente—. No lo hagamos más cruel para ambos. ¿Quieres motivos?
—No —negó firmemente—, sucedió y ya tengo idea de por qué. Ahora los tienes aliados a ti, los rescataste y creo que debieron irse contigo desde el principio, estar conmigo los ensañó más porque ahora conocen a sus enemigos.
—¿Quién fue? —preguntó tocando el hombro ensangrentando de Samford, una sangre que no le pertenecía en absoluto.
—Cornell.
Suspiró con tristeza aún manchándose los dedos de sangre y frotándolos como si pudiera sentir el cuerpo de aquel chico.
—No quiero que me cuentes por qué atacaron la Rebeldía, ni de por qué te ensañaste en querer perforarla con seis bombas en el mismo lugar... hace mucho que no lo hacías. Tampoco que me cuentes por qué reuniste a los ex-miembros de la Royal, sólo sé que ahora estamos enfrentados otra vez, que ahora te tengo como objetivo.
—Será nuestra lucha, no habrá nadie más, sólo tú y yo hasta que uno caiga, ¿qué opinas?
—Es una forma muy clara de cerrar algo tan confuso como ha sido el tiempo que convivimos —asintió bajando la cabeza también—. A arma blanca... como lo hacíamos antes, como nos enseñaron.
—Sí... Empecemos —él desenvainó una espada de mediano tamaño mientras que Samford el cuchillo de su bota—. ¿Algo para empezar la última lucha de alguno de los dos?
Manteniendo una distancia de poco más de un metro, comenzaban a prepararse para la cruel lucha sin llegar a la tensión, al menos no por ahora. Samford asintió con un suspiro pesado para decidirse y volver a hablar.
—Stonewall, tú... tú asesinaste a la familia de mi hija... ella no estaría escondida a más de treinta metros bajo el suelo, no habría crecido en guerra de no ser... —volvió a tomar aire con frialdad alzando al fin la mirada y tomando con más fuerza el cuchillo— ¡de no ser porque fuiste tú quien la metió en esto!
Cerrando la mano en puño, colocó el filo mirando hacia abajo lanzando un ataque a su oponente.
—Así que ya te enteraste, ¿no? Fui yo quien mató a los Weiss —esquivó el ataque procediendo a desviar el cuchillo con la espada y lanzarse a él.
—¡No lo digas así, idiota! Fue una misión en la que yo mismo estuve —teniendo el cuchillo contra la espada, sacó otro de menor tamaño el cual dirigió a Stonewall siendo evadido de nuevo.
Caleb lo tomó del brazo hasta tirarlo totalmente de espaldas y clavar las rodillas en los hombros de Samford mientras que sujetaba sus manos contra el suelo dejando a ambos sin armas utilizables.
—¿Y tu hija aún recuerda que también estuviste allí?
—Ella lo recuerda perfectamente —alzó las piernas hasta rodear el cuello de Stonewall y tirarlo esta vez para zafarse y colocarse encima de él—. ¡Nuestra misión era detener ese ataque y ya, pero tú asesinaste a su madre! ¡Estaba asustada, tenía una hija y su marido las maltrataba, claro que la iba a proteger con uñas y dientes, era un ataque en mitad de la guerra!
—¿¡Por qué crees que la maté entonces!?
—Eras tan débil, tan dependiente y obsesionado que no te importó asesinar a una civil que intentó defenderse en vez de ignorarla o demostrar que veníamos a todo lo contrario que ella creía. ¡Y es que recuerdo tu maldita cara cuando volviste lleno de sangre! "¿Lo ha visto, comandante? Alguien menos que se opone a la Rebeldía?" ¡¡Eso le dijiste, infrahumano!! ¡Sólo querías que te dieran ese reconocimiento! —se desató entonces una pelea a puño limpio sin que Samford soltara a Stonewall.
—¡Te recuerdo que no era el único obsesionado con la aprobación del comandante!
—¡Somos militares! —lo calló con un puñetazo cercano a la nariz— Nuestro objetivo es defender a los civiles. Si yo fui tan inconsciente como para casi suicidarme sólo porque ese hombre reconociera lo que valgo, tú no tuviste siquiera conocimiento, ¡fuiste por la primera víctima que pudiste para regresar bañado en su sangre y ser aplaudido!
Con un golpe en el cuello, consiguió quitárselo de encima y recoger su espada mientras que Samford, con una mano en la garganta, recuperó un cuchillo y pateó lejos el otro.
—Tú no tienes idea, Samford. Eres cruel por naturaleza, creciste entre escombros y cadáveres, no necesitaste nada para que te reconociera como un buen alumno. Cuando llegaste te tuvieron que arrancar el ojo por la cantidad de infecciones que había contraído la herida inicial, te lavaron por completo... eras un mocoso de diez años y recuerdo cómo cuando te ayudaron a cambiarte la primera vez la enfermera se asustó al verte lleno de sangre, pensaba que estabas herido, ¿y recuerdas qué le contestaste? "Me quitaron mi comida", eso fue lo que dijiste. ¡Apenas sabías sumar pero ya matabas con naturalidad! ¿¡Cómo vas a desear ser reconocido si desde siempre sorprendías a la gente!?
—Caleb... —bajó el arma un momento mirándolo con una sonrisa entristecida— siempre he sido un imbécil. Lo reconozco ante ti. Dejé que mi inseguridad y desconfianza me prohibieran ver que en realidad Jude no nos traicionó, no hizo más que ganarnos un aliado al unirse al Raimon... me obsesioné con la idea de que viera que la Royal siempre seguiría siendo más fuerte, tanto que destruiría al Raimon y al Zeus en la segunda batalla. Por eso me dejé enredar por tu idea de demostrarlo mientras que lo único que tú querías era que Ray Dark te reconociera como su alumno preferido, querías que toda Inazuma te temiera como el asesino más letal de la Rebeldía —exhaló una risa que terminó de desconcertar a Stonewall—. Y quién te viera ahora... unido al Centro y dirigiendo a los desertores de tus propios orígenes.
—La Royal Academy ya no es la misma de antes, ellos lo han dejado claro —enrolló los dedos en el mango de la espada colocándose en guardia.
—Claro que no es igual, ¿pero ellos qué van a saber? Nunca fueron parte de ella, renegaban de serlo. No es la misma de antes, pero sigue siendo tan fuerte como lo era, sigue teniendo la misma esencia. Sí, tal vez ellos te han hablado del tan odiado Smoke, del mocoso de once años que resulta tener diecinueve y es su líder, de los Dark, los hermanos raros, uno es tímido y el otro es reservado... Pero tampoco éramos diferentes en nuestros tiempos: los herederos huérfanos de una gran empresa que en verdad se volvieron tan fuertes sin depender del Centro ni su dinero, el niño totalmente desamparado que fue abandonado en la Royal que terminó por ser la base de la defensa del bando entero... nunca serán las mismas personas, pero siempre se podrá seguir el ejemplo y honrarlos, cosa que ellos no quisieron entender nunca.
Con una mirada afilada al igual que las armas de ambos, Stonewall mantuvo un silencio cada vez más tenso para él al estar manteniendo una distancia y acercándose peligrosamente al instante en que se desatara la verdadera lucha mortal.
—Samford, ambos sabemos que en el momento en que caigas, la Royal de desestabilizará, podremos iniciarla de nuevo, podremos hacerla tan fuerte como cualquier bando del Centro.
—¿Tan seguro estás? Bueno... al menos yo no tengo idea de lo que va a pasar cuando caiga, tendré mucho tiempo para pensarlo mientras me dejas morir lentamente, tendré demasiado tiempo, ese momento ha estado tan lejos siempre...
El impulso que los llevaba a masacrarse sin piedad se retrasó unos momentos más con unas últimas palabras de tranquilidad de Stonewall.
—Así que por eso conseguiste ser el asesino más temido de la Rebeldía, ¿eh? Nunca te sentías morir, ni te daba miedo el hacerlo.
—Ahora estoy casado... tengo una hija, claro que me da miedo dejarlos, claro que no quiero morir —desenvainó otro cuchillo colocando el filo entre sus dedos cerrados en puño.
—¿Entonces por qué sigues peleando? ¿Por qué no dejas tu trabajo en que la muerte está más que advertida?
—Yo siempre viví con la muerte al lado, siempre me deseó. Amanecía con su presencia inundando los cuerpos de quienes me habían traído a vivir ese nuevo día, me recordaba que estaba cerca de mí cada vez que me caía sangre del párpado, cada que mi estómago me rogaba no seguirme moviendo y necesitar más comida, en cada ocasión en que los parásitos seguían en mí por haber comido cualquier cosa para mantenerme vivo... irónico, ¿no?
—Entonces, ¿por qué nunca le temiste?
Los dos supieron perfectamente que ahí había llegado el momento en que ya no iba a haber vuelta atrás, en que podían tomar lo que podría ser su última respiración tranquila.
—Porque siempre maté antes que ella.
El paso largo e impulsivo que tomó Samford dejó de retener a Caleb quien arrojó un cuchillo a la zona de su pecho. Tracker se agachó aprovechando el césped aún húmedo para deslizarse por él y conseguir avanzar unos metros antes de levantarse y arrojar otro cuchillo esta vez fallando el pecho de Stonewall, pero dando en su hombro. Se retiró el chaleco para tener más movilidad y menos peso encima, pero dejándose más desprotegido.
Tomó el que estaba en sus dedos y lo arrojó fallando de nuevo. Sacó el cuchillo pesado, uno que no era precisamente para lanzar, pero un instinto suyo le avisó sin usar el radar, de que había alguien más allí. Alzó la cabeza mirando de lado a lado detectando una sombra.
Corrió alejándose unos metros de Stonewall quien se retrasó unos segundos por sacarse el cuchillo del hombro. Tracker activó a EE-One-D efectivamente recibiendo el paradero de tres individuos, uno con movimiento prácticamente inexistente.
—Habías dicho que a arma blanca —masculló Stonewall teniendo que presionar su hombro al levantarse.
—Y tú habías dicho que seríamos sólo tú y yo. ¿¡Qué hacen entonces tres de tus mocosos aquí!? —guardó el dispositivo colocándose el cuchillo cubriendo su antebrazo y la mano derecha tomando el mango de uno de ellos.
—Sólo dos se encuentran lo suficientemente cerca como para llegar hasta aquí, y yo les dije que tenían prohibido intervenir.
—¿Dos? —murmuró confuso antes de que su pupila se agrandara— Joe... —la preocupación disminuyó al pensar en que era un alivio que estuviera vivo, que estuviera ileso ante el ataque que sucedió durante su ronda de vigilancia por el exterior, pero persistía por verlo cerca de los ex-miembros de la Royal, la tregua no aplicaba fuera de la pelea de Stonewall y Samford.
Antes de que se diera cuenta, Caleb ya corría en su contra teniendo que bloquear con el cuchillo empujándolo hacia atrás para entonces volver a tirarse sobre él teniendo ventaja debido a la herida previa del brazo.
Ambos comenzaron a forcejear llegando a rodar varias veces haciendo que el corazón de Joseph quien se abstenía de intervenir, estuviera a punto de estallar por los nervios de cuando era David quien quedaba debajo.
Los gruñidos al forcejear y patearse mutuamente hasta liberarse se convirtieron en gritos de odio negado y ansiedad por cada vez que brotaba más sangre del hombro de Caleb y los cuchillos caían mal amenazando con pinchar la pierna de Tracker.
No se querían soltar, eso podría hacer que el otro tuviera facilidad para atacar y también daría una oportunidad para poder dar la estocada final, una que ninguno quería dar muy dentro de sus corazones.
—Samford —habló sin soltarle los brazos tratando de mantenerlo firme en el suelo—. ¿Qué es eso? ¿Acaso tú, David Samford, estás volviendo a tener tus remordimientos? ¿Recuerdas la última vez? ¡Te obsesionaste con tus recuerdos e inquietudes por Jude Sharp y terminaste tirando ese jodido título que hacía que cada habitante de Inazuma sintiera miedo al escuchar tu nombre, por volver a la frustración de la que querías salir con tanta desesperación: el moverte de una cama de hospital!
Cuando la pupila de Tracker se encendió, las de Stonewall se afilaron con gusto y con una leve sonrisa en los labios.
El grito que liberó Samford al retorcerse y quedar arriba otra vez resonó por toda la zona, haciendo que de nuevo latiera fuertemente el corazón de King.
Con varios impulsos consiguió dejar los brazos de Stonewall sin fuerza para sostener con una mano el cuchillo e inmovilizando las extremidades superiores de él con la otra.
De un segundo al otro, su mano liberó poco a poco la fuerza sobre el mango del arma que ya había empuñado en el pecho de Caleb pudiendo ver en su mirada una mezcla de orgullo, dolor y alivio.
—¡¡Comandante!! —se escucharon los gritos a espaldas.
Liberó un aliento débil teniendo que forzar cada vez más su pecho para respirar, y una cantidad notable de sangre salió por su boca una vez Tracker sacó el filo de su cuerpo respirando aún con un poco de rapidez debido a la adrenalina, una sensación que hacía mucho que no notaba, matar se había vuelto algo rutinario, tanto que ya no recordaba lo vivo que se sentía al hacerlo. Lo aterrador que era sentirse vivo.
—¡¡David!! —el grito de Joseph resonó en un tono prácticamente desgarrador.
Él alzó la mirada levemente aturdido por aquella sensación que llevaba tanto tiempo desaparecida, pero pudo mirar a su esposo correr en su dirección a pesar de las lágrimas que se acumularon en sus párpados por la presión en el pecho causada al haberle arrebatado la vida a alguien con quien creció a pesar de haber tenido tantas disputas, tanto odio escondido en su corazón a la vez que tanto aprecio oculto. Se tenían el cariño como de hermanos al haberse criado juntos, por eso mismo sentía el dolor de haber matado a quien había sido su hermano.
Pero a pesar de mirarlo correr hacia él, aquellas lágrimas cayeron al haberse abierto de par en par su ojo.
—A-ah... —tan sólo exhaló un gemido antes de bajar la cabeza y sin poder ver nada atravesarlo, al menos así fue hasta que sintió el metal salir y volver a entrar en otra zona pudiendo ver entonces una pequeña porción de la punta asomarse por una parte de su vientre.
Cuando su cuerpo lo iba a tirar de espaldas, fue sostenido por alguien a quien tan sólo pudo ver el rostro unos instantes antes de recibir otra puñalada justamente en el estómago pero aún así, reconoció perfectamente a ese joven.
—¡Ah! —tuvo que tomar otra gran bocanada de aire antes de intentar seguir respirando.
—Primero ibas tú, luego viene el renacuajo —sonrió con malicia acomodando el cuchillo para clavarlo de nuevo, pero tan sólo se vio cómo una flecha se hundió en el brazo de este dejando caer el arma justo al lado del cuerpo de Tracker.
Se sostuvo el brazo soltando a Samford sin contener otro grito antes de mirar al frente con rabia.
—King... ¡maldito! —apretó los dientes sin apartar la mirada de él, pero entonces habló fingiendo una risa provocativa después de sacar la punta de su brazo— ¡Anda, dispara! ¡La flecha puede llegarme a mí o puede llegarle a Samford, a tantos metros no puedes tener tanta puntería!
—¡Rompiste la tregua de intervenir, Remington, no me importa romperla de nuevo atravesándote la cabeza! —siguió avanzando con más lentitud al tener que apuntar bien a la cabeza de Rex estando a más de treinta metros de distancia todavía— ¡Vuelves a tocarlo aunque sea un segundo y de aquí no salen ni tú ni tu comandante!
La venganza incompleta lo hizo abandonar el claro con el cuerpo aún vivo de Stonewall en brazos obligando a Joe a seguirlos apuntando hasta que desaparecieran.
Pero antes de poder quitar la mira de ellos, recibió un golpe por la espalda perdiendo el equilibrio unos segundos antes de voltear y tener frente a frente a Stanford cumpliendo todavía la regla de las armas blancas, tal vez, por mero respeto a sus superiores. Intentó disparar otra flecha con el arco, pero el estar tan cerca hacía muy fácil que fallara y no hubiera la fuerza necesaria en el disparo.
Estaban en igualdad de fuerza, pero usando una flecha a mano limpia, consiguió paralizar una pierna a Stanford y aprovechar el instante para tomarlo por el cuello y tener que moverle la cabeza hacia un lado y el cuerpo al otro para que sonaran sus vértebras rompiéndose dejando el cadáver sobre el suelo en cuestión de segundos.
En el césped, a varios metros de allí, aun estaba Tracker envuelto en sus brazos intentando conseguir al menos un mínimo de fuerza para no sentirse tan vulnerable sobre el suelo.
Y al conseguirlo apreció el instante en que Joe clavó la flecha en su pierna, pero también miró cómo otros dos jóvenes a quienes reconocía muy bien, se acercaban, uno corriendo con arma blanca y otro apuntando a la distancia con un rifle. Ahora fue su cuerpo el que se aceleró a pesar de las heridas.
Podía estar a segundos de ver cómo asesinaban a su esposo delante de sus propios ojos sin poder hacer nada... nada dentro de sus promesas.
Llevó su mano a su pierna hasta sentir aquella pistola que presentó como lanzadora de bengalas, la sacó de su lugar y colocó el cañón en la parte interna de su muñeca.
—Uta... lo siento —murmuró mirando el cielo unas milésimas de segundo antes de apretar el gatillo y notar la aguja perforar su piel para no tener que aguardar ni dos segundos antes de que sintiera una libertad anormal en su cuerpo que poco a poco se volvía más pesado—. ¡¡Joe!! —esa forma tomó el grito de desesperación por verlo en peligro al igual que de dolor por la herida y la electricidad que le recorrió por un instante cada parte del cuerpo.
Recogió el primer cuchillo que vio en el suelo levantándose con agilidad y corriendo con toda la rapidez que alcanzaba en situaciones normales. Su mano liberó el cuchillo contra York, quien llevaba el rifle matándolo al instante debido a la puntería aguda de Tracker. Mientras que a Eton lo tiró de un empujón usando toda la fuerza que le restaba después de aquella carrera en situaciones moribundas haciendo que el efecto del elixir prohibido se pasara mucho más rápido.
Cerraba los ojos con fuerza aún intentando ahorcar a su enemigo, pero se volvió imposible en un momento dado.
En un esfuerzo por arrebatarle el arma, sintió un ligamento desgarrarse en su hombro. Joe cargó con rapidez una flecha que disparó en la cabeza de Eton una vez Samford había caído al suelo ya.
Siguió exigiendo la ayuda del resto del escuadrón antes de acercarse a él sin atreverse a moverlo, pero tuvo que hacerlo para ponerlo bocarriba analizando la situación de las heridas. La sangre brotaba de su boca cayendo en un pequeño riachuelo por su comisura, mientras que con ambas manos débiles y casi rígidas se intentaba cubrir las heridas del vientre.
Tomó una de ellas sintiendo el frío de su cuerpo sin poder evitar mirar su rostro pálido y con la misma expresión que tuvo hace años al caer tras el salto con el tercer disparo de elixir.
—David... —murmuró sin darse cuenta de lo rápido que se había roto, no tenía tiempo de pensar en nada que no fuera él— David, no... no por favor, no —alzó con cuidado su mano mientras que con la izquierda le tomaba una mejilla.
—Joe, te... —se detuvo por tomar una bocanada de aire en la que apenas recibió el oxígeno que necesitaba— te amo.
Con impaciencia, miró al rededor de manera efímera comprobando que aún no llegaban por ellos, más bien, por él.
—Yo también, David —le acarició su cabello desordenado y corto con una mano apartando un poco el pelo de su rostro dejando más a la vista el parche roto por el que se podía ver cómo también su párpado derecho se cerraba constantemente con debilidad igual que el izquierdo—. Te amo... por eso no puede ser ahora, no ahora, no por él...
La sangre quedaba impregnada en el suelo, y en las manos de ambos.
Con debilidad apretó su mano que poco después liberara la presión a la par que soltó un suspiro deteniendo el corazón de Joe por un momento y devolviéndole los latidos al acariciar lentamente su piel sin ser soltado por la mano del más alto.
—Tampoco quiero que sea ahora... no quiero morir, no... —inhaló ya en un gemido de dolor que intentaba contener desde hace tiempo— no ahora.
—¡Entonces no lo hagas! Todavía no, van a llegar pronto, van a atenderte, te lo prometo. La última vez que lo prometí se cumplió, ¿verdad que sí? —sonrió con dificultad, la mayor que había experimentado en su vida— ¿Ves? Esta vez también.
Pero no pudo ver por mucho más tiempo los ojos de Tracker abiertos, parpadearon, se abrieron hasta la mitad... otro parpadeo y ya no se abrieron.
Permaneció unos segundos mirando aquel caótico espectáculo protagonizado por los ojos de quien más amaba. Su pecho se inflaba y desinflaba con fuerza y rapidez teniendo una expresión de terror inigualable mientras que la de Samford se tranquilizaba con cada instante que pasaba al igual que su pecho.
Una mirada de rabia por parte de Joe se clavó a su al rededor sin encontrar a los refuerzos todavía. Por eso lo tomó en brazos y se levantó empezando a correr en dirección a la base de la misión.
—Vamos a dar el último esfuerzo, David —le dijo sin dejar de correr teniéndolo en brazos.
Jamás había corrido con tal desesperación, sabía cuál era su destino, pero el camino era eterno, cada paso que daba se le hacía muy corto por más que estuviera explotando al máximo su zancada ya larga de por sí.
La sangre seguía cayendo pero todavía notaba cómo su pecho se movía a veces más fuerte que otras, cómo todavía dentro de su inconsciencia soltaba quejidos al moverlo bruscamente por estar a punto de tropezar o al tener que hacer un salto.
Consiguió alcanzar al resto de enviados para la misión, subieron al vehículo dejando la orden de que el resto se reuniera allí para ser llevados de vuelta por otro Jeep, y en cuestión de no más de diez minutos, llegaron al estacionamiento de emergencia de la Rebeldía. Ya habían avisado que iban en camino para que estuvieran preparados, y así fue, los recibieron en el mismo estacionamiento con una camilla en la que King colocó a Samford y otra persona no tardara en empujarla por aquel pasillo descendente, tenían que bajar dos pisos antes de llegar al al hospital de la Rebeldía.
King los siguió hasta ahí, nada más entrar, una enfermera les pidió un segundo de espera ya que apenas estaban volviendo a liberar a la gente del búnker dejando así el hospital prácticamente vacío.
—¡Un médico de servicio! —llamó ella intentando hallar a alguien más, pero el piso parecía completamente vacío.
—¡Yo estoy disponible! —resonó otra voz femenina que se acercaba rápidamente desde el pasillo izquierdo— ¿Qué tenemos?
La falda corta de la chica y su blusa lila fueron cubiertas totalmente por la bata que intentaba colocarse en su carrera hasta aquel punto, pero una vez llegó allí su expresión cambió multiplicando por mil su seriedad, concentración y provocándole un gran impacto.
—Tres puñaladas, no hemos podido medir aún los signos vi...
—¡Al quirófano, rápido! ¡El cuatro creo que lo dejaron preparado! —dio la orden haciendo que la mujer volviera a empujar la camilla en aquella dirección.
—Uta, por favor... —su padre la tomó de los hombros suplicando con la mirada antes de meter una mano en su bolsillo y dejar el cilindro que había tomado del pantalón de Samford en la mano de su hija, de quien dependía su vida— Lo usó, sólo un disparo.
Ella miró el cilindro guardándolo en su bata y regresando la mirada a Joe mientras las lágrimas se formaban en sus párpados y caían lentamente.
—Lo vamos a conseguir —asintió con la cabeza antes de echar a correr en la misma dirección que la otra mujer—. ¡Papá, trae a Skywalk y a Elizabeth, y si encuentras a Nowak dile que estamos en el quirófano cuatro! ¡Necesito anestesia general, medio litro de tu sangre y otros dos litros de 0 positivo!
Finalmente lo logró. King consiguió a esas tres personas, ellos estaban en el búnker todavía pero pudieron salir antes al ser requeridas por una emergencia. Elizabeth extrajo la sangre a Joe entregándola directamente para que fuera utilizada mientras ella conseguía los otros dos litros de sangre en otra zona del hospital. Lucas llegó primero que ella entrando directamente al quirófano, no tardó en alistarse para entonces poder colocar la anestesia de manera casi desesperada, para entonces seguir evaluando los signos vitales y respuesta a esta. Pavel llegó más tarde al estar ayudando con los traslados, pero al hacerlo la operación ya había empezado y sólo tuvo que ayudar en las partes más delicadas. Elizabeth fue su contacto con el exterior, ella salía del quirófano y entraba cumpliendo con el trabajo del resto de personas que seguían en el refugio: traer los medicamentos necesarios, transportar la sangre, los utensilios...
Joe consiguió también a Sky quien se preparó también pudiendo ayudar desde dentro mientras Beth iba y venía trayendo lo necesario. Una vez había conseguido a los chicos, King se centró básicamente en tomar cuanta agua pudiera, así tardaría menos en recuperar la sangre que le fue extraída y también tenía menos posibilidades de sufrir los efectos de la anemia, de esa forma podría ayudar en alguna otra cosa necesaria también.
Vio como poco a poco el hospital volvía a poblarse: algunos médicos traían pacientes, otros tomaban sus puestos mientras que una buena cantidad permanecía abajo cuidando a los pacientes que fueron llevados a la sección del búnker que conectaba con el hospital directamente. Así pasaron las horas hasta que salieron, y otras más pasaron hasta que la ciudad volvió a su normalidad, el amanecer se acercaba para cuando Uta había sido exentada de cualquier regaño o falta por haber tomado el control sin permiso ya que habían explicado que se trataba de una emergencia.
El tiempo continuaba, el resto del escuadrón ya había vuelto, los miembros y mentores de la Royal Academy ya estaban enterados, prácticamente toda la Rebeldía lo estaba, sabían que David Samford, uno de los sicarios más importantes que tenía la ciudad, había sido herido. La información se desvirtuó en que había muerto, en que ya había sido tratado... pero aún en todas las versiones, ya iba a salir el sol y él aún no había abierto los ojos.
Uta dormía en el pequeño sofá de la habitación mientras que Joe se negaba a hacerlo por más que el sueño lo matara. Cuidaba cada milímetro de la habitación. Sentía cómo su instinto más animal lo estaba reinando en ese momento, protegía a su hija y su esposo como un completo león haciendo honor a su renombre de asesino, Lion. Observaba a cada persona que pasaba delante del cuarto, ponía atención ante el mínimo sonido dentro del cuarto, desde cualquier cambio en el ritmo de las máquinas a los leves y suaves ronquidos que llegaba a tener su hija.
Y siguiendo con persistencia aquel instinto, volteó a ver cuando notó un leve movimiento en la cama justo a su lado y fue cuestión de segundos lo que tardó Samford en empezar a toser un poco.
Su corazón se aceleró mientras se liberaba de la gran tensión de su cuerpo poco a poco al verlo consciente una vez más. Se acercó a él tomando su mano izquierda mirando cómo poco a poco, con los ojos cerrados, trataba de mover su mano derecha hacia la zona de su abdomen, pero le retiró la mano con cuidado para no dañar aún más su herida del hombro.
Pero él seguía intentando mover su mano allí a pesar de cómo Joe luchaba contra ello cuidando no poner más fuerza de la necesaria.
—Sé... que lo conseguimos —murmuró entre sosteniendo con fuerza la mano de Joe— no dolería tanto si ya hubiera muerto... ¿verdad?
Un leve suspiro se escapó de la boca de Joe al volver a escuchar su voz aunque estuviera así de débil. Una parte de él temía que jamás la volvería a escuchar.
— ¿Te duele mucho? —habló también en voz baja sin soltarle las manos. Asintió apenas con fuerza haciendo que le acariciara las manos con suavidad.
—Pero... está bien, sigo aquí, ¿cierto?
—Sí, sí, David, sigues aquí —afirmó de inmediato logrando calmarlo un poco para entonces llevar una mano a su cabeza acomodando con delicadeza su cabello que ahora le cubría el ojo derecho debido a la ausencia del parche.
—¿Y nuestra hija?
—Ella también está bien. ¿Sabes algo? Fue Uta quien te atendió.
A pesar de ver cómo le costaba pronunciar cada palabra, logró percibir un "¿en serio?" entre sus murmullos.
—Ella tomó las riendas de todo: consiguió a Skywalk, a Junge, a Blue... coordinó todo y fue ella quien te operó y, claramente, todo salió bien.
Observó una débil y corta sonrisa brotar en sus labios rompiéndose al hablar de nuevo sin haber vuelto a abrir los ojos.
—Estoy orgulloso de ella, la quiero tanto...—susurró teniendo que apretar unos instantes la mano.
—Yo también. La hubieras visto: dirigió toda una operación de hospital con no más de cinco personas tan fácil como dirige las curaciones en la Royal. Nuestra niña...
Tomó otra bocanada de aire sin contener varios quejidos después de esta, cada vez más fuertes, pero lograron disminuir con el paso del tiempo dejándolo con una expresión más débil en el rostro y con la cabeza ladeada hacia su esposo quien correspondió bajando el barandal y sentándose en la orilla de la cama poniendo su hombro como soporte para él.
—Joseph... te amo.
Disfrutó cada segundo de esas palabras besando su cabeza con el corazón más vivo que nunca, había estado a nada de perder a su esposo, con quien quería estar el resto de su vida y ahora no podía estar más agradecido que no fuera así. De hecho seguía pareciéndole demasiado perfecta esa escena de estar junto a Uta y David tan tranquilos y a salvo, era tan perfecta que temía que algo llegara a interrumpirla.
—Yo también, te amo mucho —dio un último beso renegando la salida de una lágrima causada por el efímero recuerdo de verlo prácticamente muerto en sus brazos—. Sabes que las palabras no son lo mío, pero... David, te amo, te amo tanto que no puedo ni pensar en separarme de ti. Te has vuelto mi vida, Uta y tú son mi mundo, no sólo esta, podría sobrevivir a mil guerras mientras los tenga a ustedes dos. Por eso los voy a proteger con toda mi alma, ¿sí? Por eso... quiero hacer esto oficial, quiero que sea fuera de un acuerdo mutuo, quiero que todos sepan que en verdad son por quienes daría la vida así que...
Con cuidado, extrajo una cadena dorada completamente perfecta para ambos. Se la colocó en la palma de la mano a David haciéndolo intentar abrir los ojos.
—David Samford, ¿te casarías conmigo?
Él no pudo hacer más que soltar un suspiro a la par que una sonrisa todavía muerta mientras que ya poco a poco conseguía mirar por su único ojo sano a Joe sosteniéndole la mano con la pulsera.
Movió un poco la cabeza a modo de caricia contra él y volvió a reír débilmente.
—Sí... claro que sí.
*** *** ***
"Prefiero morir protegiendo aquello que más quiero a vivir con el remordimiento de no haberlo hecho."
Nombre: Joseph King
Nombre en clave: Lion
Lugar de nacimiento: Transición, Inazuma, Japón.
Edad y Fecha de nacimiento: 14 de abril de 1989, 32 años.
Altura: 1.87 metros
Peso: 90 kilos
Bando: Rebeldía General, antes Royal Academy.
Blindaje: 4
Velocidad: 2
Arma principal: Rifle AK-74M
Arma secundaria: Pistola P9
Auxiliar: Granada de impacto.
Dispositivo especial con descripción: Fang. Un dispositivo de defensa presentado en unos tapetes delgados que son colocados en el suelo vistos como simples cintas que al ser activados de forma automática o manual, despliegan láseres térmicos con forma de pinchos o, como los llama su usuario, colmillos. Evitan el paso a la zona delimitada o pueden servir como trampas letales al ser activadas en el momento exacto. Alcanzan como máximo los dos metros de altura y los cien grados de temperatura.
Especialidad y línea de ataque: Última línea de defensa, barricadas.
Entrenamiento:
—Entrenamiento completado de la Royal Academy Clásica (Hasta D9) con puntuación de 8.79.
—Programa intensivo militar en la Rebeldía aprobado con 7.4
—Curso de diseño, manejo y conocimiento de armas aprobado con 8.4.
—Graduado de la carrera de física (7.4), especializado en termodinámica.
Experiencia importante:
—Segunda liberación masiva de los Valles (2010)
—Revuelta en la Transición (marzo 2012)
—Batalla de la Royal Academy contra Zeus (abril 2012)
—Batalla de la Royal Academy contra el Raimon (enero 2013)
—Defensa de la Royal Academy (octubre 2017)
—Neutralización de aviones bombarderos en Nagoya (julio 2019)
—Asesinato de Zeke Valanche (febrero 2021)
Trasfondo: Hijo de una familia de bajos recursos de la Transición, fue criado en un hogar aparentemente bueno y sano para la situación de guerra y recientes desastres que acabaron con gran parte de Inazuma. Pero su madre maltrataba con frecuencia a Joseph y su hermano mayor. Su padre murió por una infección causada por la poca sanidad después de los desastres cuando él tenía dos años y su hermano Ethan siete, dejando a su madre con un trauma del que se recuperó de la peor forma: violentamente hacia ellos. Finalmente, llegó un momento en que la situación empeoró haciendo que Ethan, quien con tan sólo once años fue quien defendió y cuidó a Joe, muriera de hepatitis. Su madre terminó por abandonarlo en la Royal Academy. Fue acogido en la Royal con facilidad y gusto debido a su actitud tranquila e incluso dócil debido al trauma de ser golpeado por su madre. Años después, cuando él tenía once años, entró David Samford (Tracker), comenzaron por ser polos opuestos aunque unidos en algunos aspectos: ambos eran callados, pero uno por ser tímido y otro por serio. Con el paso del tiempo empezaron a conocerse y terminó por integrarse al grupo que formaban los únicos niños en el bando junto con Jude (Leader) y Celia Sharp. A partir de los trece años se empezaron a unir más chicos formando un grupo increíblemente homogéneo, ese grupo se había vuelto la familia que tanta falta le hacía por lo que desarrolló un instinto y necesidad de protegerlos, así llegó a convertirse en el eje de la defensa de la Royal Academy. A los 17 empezó el curso de física recibiendo clases a distancia aunque se le ofreció trasladarlo a la Rebeldía para asistir a la carrera presencialmente, él lo rechazó por querer seguir junto a sus compañeros y proteger su cuartel. Después de las revueltas de 2012, él ayudó a cuidar a Uta Weiss (Crimson) quien más tarde se volvería su hija oficialmente. Fue un fuerte golpe cuando Jude abandonó la Royal, por eso siguió a Caleb Stonewall (Cobalt) junto a David usando el elixir prohibido sufriendo un esguince grave en el hombro y algunos desgarres musculares. Se recuperó con rapidez y volvió a la Royal tomando el mando tras el abandono de Stonewall y la recuperación de Samford a quien le fue devuelto el cargo al regresar y estar recuperado. Se casaron cuando Joe tenía 26 años y David 24. A los 27 años fue reclutado por la Rebeldía para recibir entrenamiento especial, además así concluyó los estudios de su especialidad en termodinámica.
Perfil psicológico: King es un hombre de personalidad tranquila pero fuerte. Desde pequeño fue sumiso debido a los abusos de su madre pero fue recuperando su personalidad verdadera en la Royal Academy siendo calmado por naturaleza, pero mucho más fuerte de lo que parecía. Es de carácter protector, incluso demasiado según la ocasión. Creció sintiéndose desprotegido e incluso culpándose de haber existido aún siendo un niño de seis años, lo cual mermó mucho su carácter, por eso al entrar en un grupo en que se juraban estar siempre ahí para ayudar a otros, recuperó la confianza y llegó a darse cuenta de que era falso aquella idea que se había hecho de sí mismo. Siente que le debe mucho a sus compañeros por lo que siempre pone por delante el cuidarlos. Es algo más risueño que su pareja así que ambos compensan sus personalidades y se complementan el uno al otro. Tiene un carácter abierto y le gusta mucho compartir, por esto mismo es muy bueno en cuanto a socializar, especialmente con niños pequeños o jóvenes, tiene mucha paciencia y se gana fácilmente su respeto y cariño.
Relaciones: Es muy cercano a Jude Sharp y Alan Master, igualmente tiene mucho cariño y ve casi como a una hermana a Celia Sharp (Blank) ya que han pasado mucho tiempo juntos desde pequeños. Tiene mucho aprecio a varios chicos de la Royal Academy y es muy querido por ellos. Uta Weiss es su hija oficialmente desde 2014. Tiene una relación muy cercana y peculiar con Bae Kwan "Byron" Kim (Aphrodite), son compañeros de escuadrón desde hace años así que suelen tener una constante rivalidad amistosa. Aunque apenas han tratado fuera del ámbito profesional, se lleva muy bien con Thomas Feldt al ser también compañeros de escuadrón junto a Mark Evans (Blitz), de hecho los pocos acercamientos que ha tenido con Feldt fuera del trabajo son gracias a Neil Turner (Ripper).
Pareja: David Samford.
Aspecto:
Estado: Vivo, inactivo desde agosto.
Tema: Cry (Sun) — Thomas Bergersen
Notas:
— Su apodo de asesino (Lion) se debe a que cuando llegó a la Royal lo único que llevaba era su abrigo y el peluche de un león que le regalaron desde que nació, cuando empezó a abrirse con los mentores jugaba con aquel peluche y repetía muchas veces, aún siendo pequeño, las palabras que su hermano le había enseñado en inglés, entre ellas estaba, claramente, lion.
—Según Uta, él es quien le da más permisos y suele convencer a David de darle el permiso también.
—Él se le declaró a David Samford cuando tenían al rededor de dieciséis años.
—En ocasiones ha ayudado o dado clases en los cursos de capacitación de fabricación de armas o en la carrera de física, pero este año, desde agosto concretamente, está dando clases durante un semestre en la especialidad de termodinámica. Por ahora sus alumnos están bastante contentos y dicen aprovechar mucho sus clases, y aunque le gustaría seguir con las clases, fue reclutado para el servicio en la Marina en febrero y aceptó. Dice que al volver quizá se dedique de lleno a la enseñanza.
—Cuando era más joven detestaba que lo llamaran por su nombre completo, por eso todos terminaron llamándolo Joe incluso llegando a olvidar que el nombre de pila era Joseph. Pero con el paso del tiempo le empezó a gustar de nuevo ya que son momentos especiales en los que lo llaman así.
—Tiempo después de tener su nombre de asesino, David y Alan comenzaron a hacerle bromas por este apodo y su apellido formando el nombre de Lion King. Con el paso del tiempo dejó de molestarle por empezar a darle risa también, pero aún llega a serle vergonzoso cuando David se lo dice refiriéndose a que cuando hacen el amor suelen terminar en el suelo los dos.
—Desde hacía meses tenía planeada la declaración de matrimonio oficial para que fuera organizada en la Rebeldía y marcada en el registro civil, pero el día en que al fin decidió hacerlo, sucedió el bombardeo a la rebeldía.
—Ni a él ni a David les gustan los anillos por lo que mandó a hacer una pulsera para regalarle en vez de anillo de compromiso.
—Informe por Mark Evans (Blitz)
*** *** ***
¡Otro capítulo despuésdemi semana de inactividad! Con esto cerramos el arco de Joe y David, cerramos con pulsera de oro ewe ¡Se nos casan! WUUUUUUU
Espero que les haya gustado... aunque Caleb y David no acabaron muy bien... pero un poco mejor que algunos de la Royal que ya se elevaron al creador. ¡Pero la vida sigue, hay boda! *sticker de la cucaracha bailando*
En fin, nos vemos pronto con el capítulo 30, uno un poco más calmado ya.
Atsushi~
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