[CAPÍTULO 3]
2/05/2022 | Sector 3, Ciudad de la Rebeldía, Inazuma, Japón.
Los disparos chocaban contra la barrera de madera que ahora usaban como fuerte, impidiendo que se movieran de ahí.
Pero cuando los disparos comenzaron a llegar desde el lado derecho, Di Rigo y Samford salieron de aquel pequeño escondite que ahora no les servía de nada. Corrieron hasta las columnas donde Cyrus y Pavlichenko se escondían, reagrupándose para entonces seguir corriendo.
—¡Vamos arriba!
Pero al salir de los nuevos escondites en dirección a las escaleras, uno de los tiros le llegó a Darius de lleno en la espalda. Los chalecos de pocos milímetros de grosor impedían que los balines les hicieran daño, pero sí que llegaban a sentir el dolor de los impactos aunque reducidos, y enviaba una señal que permitía saber si el disparo hubiera sido crítico o no.
—Mitra recibió un impacto crítico —era la voz de Keenan la que resonaba por toda la sala.
Se trataba de un gran espacio, con dos pisos de altura, pasillos, fuertes y paredes que simulaban alguna fábrica o edificio en el que se pudiera dar un enfrentamiento. Había un balcón que más bien era una habitación anclada al techo, con un cristal a prueba de balas que permitía al moderador, en este caso Sharpe, ver directamente el entrenamiento además de recibir todos los datos de los chalecos y cámaras en las pantallas dispuestas en el interior.
Darius se tiró al suelo sin moverse, como tenía que hacer al recibir un disparo crítico o letal. Riccardo, quien iba justo delante de él, nada más darse la vuelta vio a Jordan apuntándolo. No tenía tiempo de disparar de vuelta, pero tampoco de evitar el disparo si es que su puntería era acertada.
Pero al instante siguiente, nada más respirar intentando inútilmente evitar la bala, vio a Jordan dejarse caer al suelo también.
—Janus eliminado.
Al girarse de nuevo vio a Aleksei bajar la pistola con la que lo había eliminado.
Samford cogió de los pies a Darius mientras que Riccardo reaccionaba e igualmente lo cargaba del torso para dejarlo tras una columna.
—¡Tracker! —David se incorporó sacando de nuevo su rifle al escuchar cómo lo llamaba Aleksei.
—Tú te encargas —Riccardo asintió y Samford corrió escaleras arriba junto a Lyutz.
Riccardo sacó el botiquín que llevaban en un pequeño bolso atado al cinturón.
Miró a Darius y entonces suspiró con frustración.
—¿Fue en el hombro?
El chico asintió y entonces Riccardo hizo lo que pudo con lo que tenía en el botiquín para fingir detener la hemorragia inexistente.
Mientras tanto el entrenamiento seguía. Quedaba más de la mitad del escuadrón, eso iba todavía para largo, así que Di Rigo dejó la pistola a mano por si debía defenderlos mientras cuidaba a Darius.
—Bien, ¿me cubres? —preguntó Aleksei mientras guardaba la pistola en la funda y revisaba que el rifle tuviera suficientes balines.
—¿A la tercera columna? —preguntó Samford ya teniendo listo el rifle. Cuando Pavlichenko asintió, él contó hasta tres antes de asomarse primero, recibiendo el primer tiro fallido de Wales, permitiendo así que su compañero corriera hasta la tercera columna.
Nada más llegar, le tomó apenas unas décimas de segundo conseguir una buena posición para devolverle el disparo, eliminando así a Wales.
Se cubrió de inmediato evitando que le dieran, pero aquellos disparos fallidos de Xavier le dijeron exactamente su posición, así que le bastó asomarse del otro lado de la columna y jalar el gatillo para así eliminar a Foster con un disparo que le dio en la careta y otro que llegó al pecho.
—Xene eliminado.
Darius y Riccardo sólo pudieron ver desde su posición escondida cómo Samford se movía de columna en columna, siendo un señuelo a la vez que una distracción para que Aleksei cambiara de posición o descubriera la posición de alguien.
Cada uno o dos disparos de Pavlichenko eran un compañero eliminado. Y aunque ya llevaban un mes trabajando juntos, para Darius, Riccardo, y varios de los más jóvenes, seguía sonando como algo imposible. Una cosa era una puntuación perfecta en un campo de tiro, pero esto era un escenario realista.
—Si tuvieran a cien Pavlichenkos no les haría falta un ejército —mencionó Darius después de que Celia fuera eliminada también.
—Creo que tienen un par más de francotiradores en Hokkaido...
—Una cosa es un francotirador y otra es un maldito Aleksei Pavlichenko —Riccardo no evitó reír sin mucha energía frente al comentario de Darius, mientras sus ojos seguían en sus dos compañeros.
Hubo unos segundos de silencio tenso, hasta que fue el propio Di Rigo quien vio a Alistair apuntándolos al otro lado de la sala, justo debajo del pasillo donde estaban Lyutz y Tracker.
—Mierda, ahí está Flash —inmediatamente se tiró al suelo e intentó mover a Darius fuera de la vista de Alistair.
—Ve por él, nos va a dar.
Riccardo tomó el rifle y se puso a cubierto esperando a tener un buen momento para disparar. Pero Alistair era rápido y difícil de atrapar.
Trató de perseguirlo, pero tras unos segundos evitando disparos del otro, un tiro le llegó a Dark en el brazo, seguido por uno letal al pecho.
—Flash eliminado.
Pero no había sido nadie de su equipo. Los habían dividido en grupos de cuatro, así que había sido alguien de otro equipo quien había eliminado a Alistair y no dudaría en hacerlo también con Di Rigo.
Tanto Aleksei como David sonrieron al ver cómo el chico había sido eliminado, ahora ya tenían la posición del último rival por eliminar, y uno bastante complicado: Gazelle.
Aleksei colocó la mira con aumento y corrió hasta encontrar una buena posición. Se acostó bocabajo y se preparó para disparar mientras David lo cubría.
Gazelle era muy bueno en camuflaje al igual que Jordan.
Aleksei repasó lentamente con la mira todos los objetos y fuertes que estaban en la esquina desde donde había llegado el disparo.
No sabían predecir si iría por ellos o por Riccardo y Darius así que la búsqueda fue más larga de lo esperado.
No se veía nada de un color contrastante, cualquiera diría que no había nadie allí, que estaban apuntando al lugar incorrecto. Pero tras unos minutos que parecieron más largos de lo que en realidad fueron, Pavlichenko vio cómo se movía uno de los plásticos que cubrían los bloques de madera apilados. No lo dudó, al instante jaló el gatillo y por suerte la voz de Sharpe confirmó el tiro.
—Gazelle eliminado. Fin del entrenamiento.
Las duchas no estaban muy concurridas desde que mandaron a gran parte del ejército a Hokkaido. Actualmente sólo solían encontrarse en las zonas de entrenamiento los escuadrones Deneb y Forsvare.
Cuando Riccardo salió de la ducha y fue a recoger su ropa se encontró con Jimmy quien estaba entrando junto a varios del escuadrón Forsvare.
Saludaron al entrar, aunque justo varios del escuadrón Deneb estaban por salir, como fueron Jordan, Xavier y Gazelle.
—¿Qué tal, capitán? —bromeó Di Rigo al ver a Jimmy, quien rio saludándolo de vuelta. Aunque Jimmy siempre hubiera sido el capitán del Vía Láctea, ahora bromeaban mucho con él pues era el único capitán de escuadrón perteneciente a la segunda generación.
El propio Jimmy decía que era más complicado de lo que pensó, sobre todo por tener a su cargo a militares aún más experimentados que él. Se sentía un niño en un mundo de adultos, incluso cuando sólo era tres o cuatro años menor que varios de ellos.
—Despídete de tu novio, mañana nos vamos a Ashfield —dijo Kyrk aún con cierto tono de broma, sorprendiendo a Di Rigo.
—¿Qué? ¿Por cuánto tiempo?
—Menos de un mes. Hoy acabó nuestro mes de capacitación, se supone que somos un escuadrón hecho y derecho, así que ahora nos van a mandar unos días allá para conocer el lugar, al ejército de allá...
—Claro, ustedes son el escuadrón destinado a defensa civil de la Rebeldía y Ashfield —asintió finalmente comprendiéndolo—. Bueno, tú eres de allá, debes conocer un poco tu región, ¿no?
—Creo que sólo por eso me pusieron como capitán —rodó los ojos antes de reír.
—¿Qué tal va ese asunto?
Kyrk suspiró mientras Riccardo terminaba de vestirse, sin perderle la mirada.
—Bien, en realidad el escuadrón está funcionando bastante bien. Aún me siguen imponiendo un poco el matrimonio ese pero siento que eso ya es sólo cosa mía.
Heat y Clear, realmente Ethan Whiterin y Claire Lesnow, fueron compañeros de Gazelle, Torch, Xene y Janus cuando aún pertenecían al Centro. Siguieron activos después de llegar a la Rebeldía, pero actualmente ya llevaban alrededor de cinco años retirados. En esos años se casaron y tuvieron una vida tranquila en Hokkaido, pero al recibir el llamamiento los dos se presentaron sin dificultad.
Al igual que todos los militares de la élite de la primera generación, se habían ganado ese puesto por un desempeño asombroso, por varias hazañas, estrategias o historias que los precedían.
Eso era precisamente lo que diferenciaba a la primera de la segunda generación de la élite, más incluso que sus edades.
Aunque todos eran militares experimentados, la élite de la segunda generación estaba formada por miembros de los bandos de la Periferia y Transición, por soldados formados en cuarteles pequeños donde eran adiestrados por la necesidad de supervivencia en la guerra que lentamente volvía a extenderse por la capital.
Mientras que la primera generación estaba formada por personas quienes habían iniciado igualmente como guerrilleros en los bandos o incluso en el Centro, pero que habían pasado ya por la primera ola de la guerra, como se le empezó a llamar recientemente a época que duró más de diez años cuando había rivalidad entre bandos, ataques continuos del Centro, como lo fueron el Ogre y el Zeus, y que una vez se formó el ejército rebelde, formaron parte de este, recibiendo el entrenamiento militar propio de un ejército consolidado.
Los bandos tenían misiones pequeñas que se centraban en su propia defensa o la de su zona correspondiente, aunque de vez en cuando se les asignaban algunas desde la Rebeldía debido a la alianza existente. El ejército rebelde había sido el encargado de llevar a cabo las misiones a mayor escala, con mayor equipamiento y en distintas zonas del país. La diferencia de experiencia era notoria.
Aunque la pareja se mostrara cooperativa con el escuadrón y no usaran su renombre como símbolo de superioridad, todos los demás lo hacían por ellos. Y era difícil para Jimmy y Laurel actuar como capitanes cuando todo el escuadrón, ellos incluidos, veían a Claire como capitana y a Ethan como subcapitán. En algún momento habían tomado las riendas, pero sólo cuando la falta de experiencia de Jimmy jugaba en su contra. Los dos respetaban a sus superiores, pero el problema en el equipo era que precisamente todos los demás los veían a ellos como quienes estaban al mando.
Por suerte aquello fue mejorando con el paso del tiempo. Los entrenamientos se centraban en coordinar al equipo bajo las órdenes de Kyrk y Laurel.
—Pues me alegro de que ya estén mejor —sonrió Riccardo al recoger sus cosas justo antes de que Jimmy comenzara a desvestirse.
Se despidió de Jimmy y comenzó a ir hacia la salida de los vestuarios.
—Adiós, Riccardo —cruzó miradas con Arion quien entró con bastante calma a las duchas.
Nada más salir al pasillo vio cómo Terry iba de camino hacia allí. Al alzar la mirada se topó con Di Rigo a quien sonrió y ambos apresuraron el paso para abrazarse.
Jimmy lo había dicho, pero en realidad no había nada oficial entre ellos dos, o al menos no había habido un momento que formalizara nada. Llevaban meses así, y aunque los dos pensaban en formalizarlo después del Coliseum, una vez volvieron no lo hicieron. En parte porque esa se convirtió en la última de sus preocupaciones, y porque Terry pensó que aunque ya hubiera pasado casi un año desde la muerte de Maxine y él estuviera cumpliendo la última voluntad de la chica siguiendo adelante y enamorándose de alguien más, quizá el marcar un inicio formal de la relación sería algo duro, quizá lo suficiente como para sacarlo del frágil equilibrio en el que se encontraba. Al final del día todo se resumía en que daba igual quién lo supiera o lo formal que fuera, lo importante era que ellos en verdad se querían.
Mientras hablaban en el pasillo, Aleksei salió de los vestuarios y se despidió al caminar junto a ellos. Respondieron y después de unos segundos Terry pasó el brazo por detrás del cuello de Di Rigo y empezaron a caminar en sentido contrario.
—¿Y qué tal con Pavlichenko?
—Está enfermo —la respuesta inesperada de Riccardo hizo reír al más alto.
—Bueno, según me dijo tiene anemia y le tuvieron que trasplantar un riñón cuando era adolescente.
—No... bueno sí, y también cojea un poco —admitió antes de seguir con el tema—. Pero me refiero a que es demasiado bueno. Aquí porque usamos balines y se toma más libertades, pero es que cada vez que dispara se lleva a alguien. En el entrenamiento de hoy sólo Xene y Gazelle eliminaron a dos personas, a los demás se los llevó Aleksei.
—Bueno, eso es bueno, ¿no? Se supone que eso debe hacer un francotirador, ya me gustaría poder tener esa habilidad.
—Sí... —entonces suspiró con algo de frustración al ver cómo no estaba diciendo lo que realmente pensaba— Creo que simplemente me parece demasiado distante. Casi no habla con nosotros, y si nuestra única impresión de él es que es buenísimo matando gente y tiene más de setenta bajas confirmadas, no podemos evitar pensar que es un engreído con aires de superioridad. Darius y yo tenemos un conflicto interno respecto a Aleksei.
Terry rio y entonces le dio unas palmadas en el brazo.
—Entiendo lo que dices, pero no es así. La verdad es que es muy buena persona, pero es bastante introvertido.
—Habla más contigo que conmigo, que se supone que soy de su escuadrón.
—Porque un día me puse a hablar con su esposo, nos llevamos bien y ahora son como mis primos adoptivos que me invitan de vez en cuando. Aleksei me conoció porque no tenía de otra. Lo que sucede es que sí es muy reservado, pero en verdad es muy atento. De hecho hasta yo diría que su humildad llega a rozar la inseguridad.
La expresión de Riccardo lo hizo reír.
—Entonces tenemos impresiones de él muy distintas —admitió antes de reír también—. A la siguiente me acoplaré contigo en las invitaciones, así Aleksei no tendrá más remedio que hablar conmigo y de una vez por todas sabré si lo que dices de él es verdad.
—Me parece genial, les diré entonces que llevo acompañante —al llegar al final del pasillo se detuvieron—. Y también me parece genial que te estés llevando bien con Darius.
Riccardo asintió.
—Nos toca trabajar juntos muy seguido así que terminamos por llevarnos bien. Además no tienes idea de los chismes que cuenta, me recuerda un montón a Hughes.
Los dos empezaron a reír por recordar las tardes en el Raimon cuando Hughes les contaba todo aquello de lo que se enteraba gracias a Lucas y sus otros contactos. Shun era siempre el primero en enterarse, así como aquel que le recordaba los detalles que se le pasaban por alto cuando estaba hablando, y aquel con quien opinaba e indagaba sobre aquellos chismes. No por nada Gabriel se iba al laboratorio en su tiempo libre para poder escuchar las conversaciones de esos dos.
—Por cierto, ¿sabes algo de ellos? Hace tiempo que no se habla mucho por los grupos —preguntó Terry.
—No mucho, en verdad. Creo que Jade sí ha hablado con Sky y Doug, no lo sé bien. Ahora voy a su casa así que le preguntaré. ¿Vas a venir también?
—Sí, pero más tarde.
—De acuerdo —a esas sonrisas tímidas les siguió una despedida no muy efusiva, esa la tendrían más tarde, cuando se prepararan para que Terry estuviera fuera un tiempo.
Justo cuando Riccado iba saliendo se encontró ahora con Yale y Wales a quienes saludó casualmente.
—¿Van para el edificio? —preguntó señalando la dirección con la cabeza, pero ambos negaron.
—Vamos a ver a Preston. ¿Quieres venir?
Lo pensó por unos segundos, pero finalmente accedió. No veía a Princeton desde hacía dos semanas, y aunque sabía por parte de Samford que iba mejorando, también era consciente de que le faltaba bastante como para poder decir que se encontraba bien.
En el norte del país los descansos entre entrenamientos eran un tanto menos calmados, sobre todo por la cantidad de gente.
—Llevamos un mes y yo ya estoy desquiciado, en serio —Sol se rio por la desesperación y enojo con el que habló Michael justo cuando salía de la fila con su bandeja de comida al fin servida.
—Pues ánimo, porque no sabemos cuánto tiempo más estaremos así.
Michael, alguien solitario y de poca paciencia, repetía cada día lo harto que estaba de comer en el comedor donde iba todo el ejército. Extrañaba más que nunca las comidas del Raimon, incluso el estilo de vida que llevó los meses antes del Coliseum.
Todos sin excepción estaban sufriendo de alguna manera u otra el cambio de la vida en la Rebeldía al ejército.
Alicia los alcanzó y fueron juntos hasta la mesa donde ya estaban sentados Victor y Doug.
Los suspiros de cansancio en el comedor lleno de ruido eran la conversación de la mesa. Aunque Victor y Alicia hablaban entre ellos más casualmente y eso evitaba la aparición de un silencio que no sería realmente incómodo.
—¿Ya acabaron por hoy? —preguntó Doug a lo que Sol asintió mientras bebía del vaso de agua.
—¿Y ustedes? —devolvió la pregunta mientras lo rellenaba con la jarra que habían cogido para su mesa.
—Ya quisiéramos —suspiró Doug mientras Michael se recargaba en su hombro con desgana.
—Nos toca entrenamiento fuera, no quiero ni imaginar lo que se nos viene —negó Victor con la cabeza mientras seguía comiendo. Al pasar un bocado y escuchar el suspiro de resignación de Doug, volteó a ver de nuevo a Liu—. ¿Y tu hermano? Lo estábamos buscando.
—Ni idea —negó mientras cortaba un trozo de pan con las manos—. Pero no le gusta comer antes de los entrenamientos. Se acostumbró desde pequeño y parece que sigue igual.
Hubo de nuevo unos pocos segundos de silencio, pero cuando Sol terminó un par de cucharadas de sopa miró a los dos chicos del escuadrón Zero con algo de intriga.
—¿Y qué tal con él? ¿Les cae muy mal?
Doug negó con sinceridad mientras Victor comía.
—No, la verdad es que nos llevamos bastante bien, sobre todo Victor.
—¿Llevarse bien es picarse en una pelea y casi dejar al otro inconsciente? —preguntó Alicia a su novio con una risa baja, haciéndolo mirar el moretón que tenía en el antebrazo por la última pelea.
—Hemos descubierto que es su forma de expresar cariño.
—Realmente va bien —McArthur resumió—. Como a todos, estas semanas han sido más de hacernos funcionar con equipos distintos a los que estábamos acostumbrados. Pero realmente el escuadrón va bien... A todos nos ha reventado a patadas pero como dice Victor, es su forma de expresar amistad.
Sol no evitó reír.
—Tranquilos, él es así. Cuando éramos pequeños igual me tocó llevarme un par de patadas. Claro que en esa época aún no rompía tabiques de madera de un golpe... ¿Pero no le han visto la marca que tiene en el brazo? —los dos negaron— Bueno, pues fue una mordida mía.
Alicia rio, pero Victor suspiró fingiendo frustración y ladeó la cabeza.
—El primer diente que se me cayó fue por el golpe que me dio Vladimir cuando lo mordí en una pelea. No tuve tanta suerte como tú, Sol —esta vez hasta Michael no contuvo las risas.
—¿Y qué tal el capitán? A nosotros los de la primera generación nos están destruyendo —Michael suspiró con un gruñido de desesperación cuando Sol hizo la pregunta. Ellos y Alicia estaban en el mismo escuadrón así que les vino la misma imagen a la mente.
—Shawn es bueno, pero Cometti nos tiene muertos —asintió la chica antes de dejar finalmente que los del otro escuadrón respondieran.
—Kurt es bueno, cae muy bien y realmente hizo que seamos un buen equipo, pero sí tiene entrenamientos un tanto extremos de vez en cuando —dijo Doug.
—El otro día nos llevaron a la montaña, nos tuvieron corriendo a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, y aunque en general íbamos bien, sí que se notaba un poco la falta de oxígeno por la altura. Estábamos haciendo el circuito de obstáculos por tercera vez y entonces Lee estaba que casi se desmayaba. Se quedó sentado, estaba pálido, asfixiado, casi muerto... y entonces Kurt se le acerca, le da unas palmaditas en el hombro y le dice "Dale, ya sólo te faltan siete vueltas más".
—¿Y al final lo hizo terminar la ruta? —preguntó Alicia con intriga.
—Terminó ese circuito y ya. De hecho sólo Diego, Wolfe y Kurt hicieron las diez vueltas al circuito. Ranjit se reventó en la cuarta pero Kurt se lo perdonó porque es asmático y ya llevaba dos horas entrenando a esa altura, no fuera a ser que ese sí se desmayara. A los demás nos dejaba parar si nos reventábamos a partir de la quinta vuelta.
—Probablemente eso nos pongan a hacer hoy de nuevo —maldijo Doug después de ver las caras de los demás—. Al menos tocará volver a ver a Lee estar a punto de desmayarse.
Ahora fue Michael quien rió y se incorporó de vuelta mirando a Sol.
—¿Sabes lo mucho que odia a Robert Lee? —señaló a Doug quien rodó los ojos, pero antes de poder hablar del tema, se fijó en dos figuras que se acercaban a la mesa. Su expresión divertida cambió a una de sorpresa.
—Hola, chicos —saludó Hughes sin apenas energía mientras se sentaba al lado de Shun.
—¿Qué les pasó? —preguntó Doug refiriéndose a su ropa toda llena de tierra, al igual que sus caras y cabello.
—Shun, ¿qué te pasó? —insistió Michael al ver con sorpresa aunque cierto gusto ver cómo Aoyama ni siquiera los había saludado, sólo se sentó y comenzó a comerse la sopa cucharada tras cucharada.
El castaño siguió comiendo, pero fue Hughes quien respiró profundamente, hizo una pausa y los miró para responder.
—Pavel An Nowak y Edna Murthag —había hasta enojo en su tono de voz—, eso es lo que nos pasó.
Les hicieron más preguntas y después de un tiempo volvió a responder.
—Era un entrenamiento de desarme de minas normal y corriente: despejar el perímetro, dispararle a un par de maniquíes, desarmar la mina y volver-
—¡Pero de repente nos tiraron granadas de gas y no teníamos máscara! —ahora sí habló Shunsuke— Tuvimos que vaciar las cantimploras en el primer trapo que encontramos y taparnos la nariz para irnos. Fuimos a buscar máscaras al almacén mientras nos acribillaban con balines y luego como sólo había tres máscaras de gas, Marvel y Acme fueron a escoltar a Hughes para que desarmara la mina porque sí era una mina de verdad. ¡Y después de desarmarla no se acabó el asunto hasta que Hocus no encontró un rifle y les disparó a Edna y a Pavel!
—Es que nos mandaron sin armas ni traje de combate. Íbamos así, tal cual así —siguió Hughes enseñando la ropa que llevaban—. Sólo teníamos los lentes de protección y por suerte no nos sacaron un ojo, pero es que se supone que era una simple práctica. Era ir, tomar la "radiografía" de la mina, catalogarla y luego desarmarla.
—¡Era una puta clase! No un entrenamiento —Shunsuke volvió a alzar la voz con un enojo y desesperación poco común en él.
—Ahora entendemos lo que nos contaba Lucas —suspiró el rubio recargando su cabeza en su mano, haciendo referencia a las numerosas anécdotas de Skywalk sobre los métodos de enseñanza de Nowak.
Aunque era especialmente sorprendente lo que les había pasado a ellos y trataban de animarlos un poco, todos estaban siendo entrenados al límite. De nuevo aquel sentimiento de fastidio hacia los de la primera generación.
Iban a seguir hablando del tema, pero fue Doug el primero en ver que dos personas iban en dirección a ellos.
—Provecho —dijo Pavel al pasar junto a la mesa, dejando una palmada en el hombro de Shunsuke, quien lo miró sin ser correspondido, con un desagrado evidente.
—Gracias —fueron Sol, Doug y Alicia quienes respondieron, sabiendo que Victor y Michael tenían la boca llena, y que Aoyama y Dvorak no tenían intención de hablar con ellos por lo que quedaba de día.
Edna pasó detrás de Pavel con una bandeja en sus manos e igualmente los saludó antes de ir a otra mesa donde se sentaron.
—Bueno, es oficial, la primera generación nos está aplastando a todos por igual —dijo Michael después de terminar su comida.
Una de las salas de entrenamiento estaba ocupada por un par de personas a esa hora, aunque todos estaban ahí de forma voluntaria pues no se estaba llevando a cabo ningún entrenamiento de escuadrón.
Faythe, Zack, Yamato y Aitor estaban recargados en la orilla del ring. Los chicos miraban con interés cómo Victoria y Bái Lóng estaban practicando. Se había vuelto una costumbre entrenar juntos en momentos así, y por lo interesante que era verlos, muchos se acercaban a observar sus prácticas y a veces se integraban también.
Lo que llevaban haciendo durante el mes que llevaba formado el ejército había sido básicamente enseñarse distitnas cosas de sus estilos de pelea, creando una combinación bastante completa y eficiente.
Ahora Liu le estaba enseñando a la chica a protegerse de las patadas rompe-huesos, como ella las nombraba, que tanto miedo le daban al combatir. Se había vuelto una broma entre ellos, aunque era cierto que en pleno combate la chica sí seguía con el temor latente de que una de esas patadas la dejara con un hueso roto... como si Bái Lóng no tuviera miedo de que la siguiente llave que ella le aplicara terminara también con algo suyo dislocándose.
—¿Y si hago esto? —preguntó ella sin ir demasiado en serio, cuando detuvo una patada lenta y sin fuerza de Bái Lóng, sujetando el pie del chico con una mano a la altura de su cadera.
—Pues hago esto.
Lo último que ella esperó fue que en ese momento él saltara usando como apoyo la pierna que le sujetaba Victoria y le pateara el brazo con la pierna libre, conllevando esto un giro en el aire.
—Ay, qué hijo de puta —se quejó ella poniendo una mano en su brazo donde recibió el golpe un tanto fuerte.
Bái Lóng se reía estando en el suelo, pues esa patada debería haber ido a la cabeza, pero al no tener ninguna protección y tratarse de sólo un entrenamiento casual, él tuvo que saltar menos para poder darle en el brazo, lo que no le dejó altura suficiente como para caer de pie.
—¡No lo dejes, Victoria, reviéntalo! —no fue sorpresa el grito de Faythe, dándole sabor al ambiente casual con su agresividad intermitente que sólo salía a flote cuando estaba en confianza.
Victoria entendió que ahora más que de entrenar, se trataba de un reto entre compañeros. Así que le hizo caso e inmediatamente sujetó la pierna de Liu, la enredó con las suyas estando también en el suelo y giró hasta dejarlo bocabajo con una llave de cruceta que lo hizo rendirse al momento golpeando la lona. Esa era la debilidad del chico, siempre se rendía con esa llave.
—¡Que no se pase de listo! —empezaron a reír cuando Faythe volvió a gritar y se subió al ring una vez Victoria había soltado a Bái Lóng.
Aitor y Victoria se empezaron a reír por ver cómo la chica iba detrás del pobre Bái Lóng, quien pasaba de ser el Guerrero Shaolín, como lo había nombrado Kurt, en los entrenamientos oficiales, a ser el saco de boxeo de sus compañeros en entrenamientos casuales.
Faythe lo rodó de nuevo para que quedara acostado bocarriba, y una vez hecho se dejó caer, aunque con un poco de control, sobre él. Sujetó una de sus piernas con el brazo mientras Liu aún reía sin aire por cómo se le había tirado encima.
—¡Cuenta, árbitro!
—¡Uno, dos, tres! ¡Fuera! —Aitor fue el primero que siguió el juego y contó como si se tratara de un combate de lucha libre. Una vez terminó, Faythe se levantó celebrando con Victoria como si acabaran de ganar el evento de lucha libre más importante del año.
Zack y Yamato no dejaban de reír mientras Bái Lóng también reía aunque apenas recuperando el aire y sentándose en el ring.
Al cabo de unos minutos estaban los tres sentados en el cuadrilátero mientras Aitor, Yamato y Zack seguían de pie en el exterior, para poder hablar mientras descansaban.
—¿Ustedes también ya terminaron el "mes de capacitación"? —preguntó Victoria a los del escuadrón Toride haciendo comillas con los dedos.
—Sí, esta semana lo terminamos —asintió Zack y los otros dos lo apoyaron.
—¿Y qué tal? —Liu esta vez habló mientras sujetaba una de las cuerdas y recargaba su cabeza en este brazo.
—La verdad es que bastante bien. Bueno, al menos esa es mi opinión, no sé ustedes —rio Avalon con su común formalidad ahora mirando a sus dos compañeros.
—Es algo duro pero realmente somos un buen equipo.
—Si eso lo dice nuestro compañero más joven entonces es un hecho, y no podemos quejarnos los mayores —Zack rio dándole unas palmadas en la espalda a Yamato quien rio—, ¿no, Aitor?
—Sí, realmente va bien. Aunque Torch es un tanto fastidioso si se me permite decirlo —definitivamente Aitor no podía ser él si no se quejaba de algo.
Ellos rieron y entonces Yamato habló aunque en voz un poco baja.
—Bueno... sí puede que sea demasiado estricto a veces —admitió y luego volvió a ver a Aitor—. ¿Y Hijikata?
—No lo sé, Hijikata me cae bien —dijo encogiéndose de hombros, sorprendiendo a Yamato quien sinceramente esperaba que su antiguo vicecomandante también fuera un fastidio para Aitor—. Es serio, estricto, va a su onda completamente, pero por alguna razón me cae muy bien.
—¿Y Thomas Feldt? —preguntó Faythe.
—Feldt es increíble, es muy buen capitán —respondió Zack al momento y los dos estuvieron de acuerdo con él, esta vez totalmente convencidos.
—¿En serio? Muchos creían que no, no ha liderado un escuadrón desde que se disolvió el Brain, osea, desde que se unió a la Rebeldía. Por eso lo ponían tanto en duda, y tiene cara de ser algo gruñón así que...
—¿Y eso por qué? —preguntó ahora Victoria recargándose al otro lado de Faythe.
—Según me ha contado Harrold, lo han propuesto para ser capitán varias veces pero siempre lo rechazaba. Después de la batalla contra el Raimon se quedó un poco... traumado por decirlo así, entonces no ha querido ser líder hasta ahora.
—¿Y qué pasó en esa batalla o qué? —preguntó Bái Lóng con extrañeza.
—Lo de Neil Turner —pero al ver cómo sólo Aitor parecía saber de qué hablaban, los ojos de Faythe se agrandaron—. ¿En serio no saben? Bueno, a ti te lo perdono porque eres del Centro, pero esto es historia de la Rebeldía, fue un chisme importante en su momento.
Después de explicarles todo lo sucedido desde el punto de vista que ella conocía, los demás se quedaron callados aún procesando aquello hasta que Aitor habló.
—Yo ya sabía de eso y obvio conocía a Feldt, pero no en persona. También tenía algo de miedo por eso de que según es muy gruñón y que a lo mejor no sabe liderar a un escuadrón, ¿pero qué puedo decir? La verdad es que está siendo un muy buen capitán, y es mucho más amable y blando de lo que parece.
—¿En serio? —preguntó ella genuinamente sorprendida y Aitor asintió.
—¿Saben cuándo me empezaron a caer realmente bien Hijikata y Feldt? —los demás negaron y él entonces rio para contar la anécdota—. Un día tuvimos un entrenamiento horrible, Nathan nos puso a hacer circuitos de obstáculos en la montaña, nos tuvieron horas allá arriba, luego nos pusimos a disparar, a pelear cuerpo a cuerpo...
—¿A ustedes también los ponen a entrenar así en la montaña? —preguntó Liu recibiendo la afirmación por parte de los tres miembros del Escuadrón Toride.
—Yo iba resfriado ese día, así que vomité dos veces, en la última ronda del circuito Gabriel me tuvo que ayudar a escalar la pared porque sino me iba a matar... El día fue horrible y yo estuve aún peor—los dos chicos dieron fé con su expresión—. Y al volver, después de bañarme me quedé sentado en el banco del vestuario, tan cansado que necesité diez minutos para reunir energía para vestirme. Y cuando me ve Hijikata, me pone una mano en el hombro, me mira fijamente, y justo cuando esperaba que me soltara algo como las cosas que te contaba Okita en el Coliseum —hizo la mención señalando a Liu—. Algo como "En el Myr nos ponen a nadar con armadura desde pequeños", "No te quejes porque en el Myr los entrenamientos son todavía peores..."
Yamato rio por saber que perfectamente que ese tipo de cosas que su hermano contaba de forma anecdótica, Hijikata las diría a modo de regaño. Aitor al escuchar a Yamato lo abrazó de lado mientras seguía hablando. Esos gestos eran muy comunes en todo el escuadrón, pues Yamato era el menor de toda la élite, así que todos sus compañeros le tenían mucho cariño y lo cuidaban como a un hermano menor.
—Me dice "Tómate un whisky" —hasta a Zack se le escapó una carcajada, definitivamente no esperaba aquella respuesta. Estaba acostumbrado también a los modos del Myr, de hecho Hijikata era ligeramente más estricto con Avalon en ciertas cosas por saber que ambos tenían las mismas costumbres de la región—. Y en ese momento pasa Feldt atrás y casi se desmaya cuando escucha eso, le dijo que no me diga eso tan deliberadamente, estaba todo preocupado, y depsués de unos segundos me mira, miró mi cara de querer morirme y me pregunta que cuántos años tengo. Después de escuchar que tengo mis buenos 21 años cumplidos, se calmó pero siguió un poco en shock, entonces lo empieza a procesar un poco y luego sólo me dice "Entonces sí, tómate un whisky... lo hiciste lo bien", y se va.
Faythe estaba casi doblada de la risa y Yamato igual por imaginar a Hijikata en esa situación.
—Luego Hijikata me asintió antes de irse como diciéndome le hiciera caso y que me echara un trago. Fue un momento tan surrealista por parte de ambos, además de que yo me sentía como a las puertas del mismísimo infierno en ese momento... y me empezaron a caer muy bien.
—¿Y al final te tomaste el whisky? —la pregunta de Faythe entre risas causó más curiosidad en los demás.
—¿Saben qué hice? Llegué a mi habitación, me tiré en la cama y me desperté casi al mediodía siguiente exactamente en la misma posición en la que caí.
La conversación siguió por unos escasos minutos más, antes de que Onyx, miembro del equipo de apoyo, entrara a la sala.
—Chicos, Feldt está reuniendo a todo el escuadrón, tienen una junta en el edificio uno —se dirigió especialmente a Aitor, Zack y Yamato, quienes se despidieron de los demás y siguieron a Onyx hasta la sala donde los reunieron.
Bái Lóng tuvo que irse poco después de ellos, así que Faythe y Victoria se quedaron en la sala entrenando, pues no había ninguna actividad en su escuadrón.
Doug tenía razón, al final el entrenamiento de ese día del Escuadrón Zero fue volver a la montaña. Esta vez no estuvieron tantas horas como la anterior, pero esto hizo que las diez vueltas al circuito sí fueran obligatorias.
Eran casi las diez de la noche cuando los diez miembros del escuadrón volvían en la parte trasera del camión que había ido a buscarlos.
El cansancio, aunque menos dramático que el de la vez anterior, seguía presente y palpable.
Viajaban en silencio, demasiado cansados como para incomodarse por ello, viendo el paisaje oscuro y nevado por las pequeñas ventanas blindadas a los lados del camión.
Ranjit se estaba quedando dormido, por la gravedad su cabeza se fue lentamente de lado hasta casi caer sobre el hombro de Kurt, pero al pasar un bache, este se despertó e intentó recomponerse, pero fue el propio Kurt quien le pasó un brazo por detrás y con una mano en su cabeza lo hizo recargarse sobre su hombro.
—Bueno, antes de que todos se queden dormidos: Felicidades, hoy acabó oficialmente el mes de capacitación —aunque no sabían aquello que acababa de revelar Erdelyi, estaban demasiado cansados como para festejarlo—. Cuando lleguen a casa pueden dormir todo lo que quieran, mañana sólo tenemos una reunión en la tarde, pura teoría.
Aquello era aún más alivio para todos.
—¿Así que ya hoy oficialmente somos una unidad hecha y derecha? —preguntó Victor por hacer un poco de conversación a lo que Kurt asintió.
—Mañana en esa reunión nos van a dar ya el reconocimiento oficial. No habrá más cambios y seremos parte del ejército ya en toda regla. Somos el último escuadrón junto al Havoc y al Deneb de la Rebeldía.
—¿En serio? Yo creía que las Libélulas aún no terminaban tampoco —comentó Robert con cierta sorpresa, a lo que Ranjit negó.
—Terminaron hace como cinco días.
—Sí, son más aplicadas que nosotros —dijo Kurt mientras por instinto le acariciaba el pelo a Ranjit.
—¿Y al final tu hermana ya escogió nombre en clave o va a quedarse sólo con su nombre? —preguntó Doug con curiosidad, pues ninguno de los dos tenía un nombre en clave. Al enterarse de que casi todos tenían uno y era lo más recomendable, comenzaron a pensar pero al no estar seguros consideraron la opción por la que optaban varios, usar sus apellidos: Victoria se quedaría con Perera y Ranjit con Radhav. Pero habían conseguido unos apodos justo antes de que se cerrara oficialmente la ficha militar de Victoria.
—Sí, se va a quedar como "Nilay".
—¿Y tú ya tienes? —ahora preguntó Rackner y el moreno asintió.
—"Jay".
—¿Y qué significan?
—Nilay es "hogar" en hindi. No hogar como casa, sino más bien el concepto de hogar, de familia... —comenzó a explicar y Doug asintió al entenderlo— Y Jay significa "victoria" también en hindi, como el nombre de mi hermana.
—Wow, en serio que escogieron unos nombres muy buenos —sonrió Doug y Victor lo apoyó.
El resto del viaje estuvo acompañado por una charla baja y agotada. Al llegar a la base se fueron directamente a las duchas donde unos salieron más rápido que otros y se fueron a dormir a sus habitaciones.
Bái Lóng estaba vistiéndose cuando escuchó cómo la última ducha ocupada cerraba su grifo. Después de ponerse el pantalón cogió su teléfono y respondió al mensaje de su hermano donde le avisaba que ya se iba a dormir, a lo que respondió diciendo que pronto él llegaría a su habitación también. Aquello que él llevaba años creyendo imposible ahora era una realidad diaria: hablar con su hermano con tanta facilidad como lo era pulsar un botón en su celular.
Pero entonces Tezcatl llegó a su propio casillero donde también sacó su ropa y comenzó a vestirse. Liu terminó de ponerse la ropa, pero antes de recoger sus cosas y dejar el casillero libre, se giró hacia el moreno.
—Diego.
—¿Qué pasó? —se volteó casi inmediatamente con bastante naturalidad, aún teniendo la camiseta a medio poner.
—¿Tú de qué me conoces?
La pregunta llegó bastante de sorpresa, tanto que ni siquiera entendía bien a qué se refería. Pero la actitud de Diego era tranquila, así como la de Liu solamente era confusa y curiosa.
—¿Cómo? Nos vimos en el Coliseum y ahora estamos en el mismo escuadrón... muy irónico teniendo en cuenta que casi nos rajamos los cuellos un par de veces, pero aquí estamos.
—Sí, eso... claro que lo sé y... —esta vez Liu se quedó algo trabado al responder— aunque sea difícil y hasta cierto punto raro, las cosas son como son. El Coliseum era un todos contra todos, al menos en las primeras rondas, así que éramos rivales como lo éramos con todos los demás, pero incluso teniendo en cuenta que yo era del Centro quiero que sepas que no tengo nada en contra de ti, no lo tengo en contra de nadie, ahora somos compañeros y eso es lo importante —Tezcatl hizo un gesto concordante mientras Liu hacía esa explicación—. No soy del pensamiento de Riccardo Di Rigo de "en un momento nos odiamos y al siguiente somos amigos", porque yo no los odiaba ni tenía algo en su contra, yo sólo pensaba en sobrevivir, creo que a estas alturas es claro teniendo en cuenta que ahora lucho de su lado. Tuve rivales en el Coliseum, tuve presas, asesinos y aliados al igual que todos... pero después de sobrevivir yo no tengo a ninguno como enemigo, salvo a quienes nos metieron en ese matadero. Y lo que quiero saber aquí es... ¿yo sí soy tu enemigo?
Tezcatl lo miró a los ojos y entonces negó lentamente, con una mirada profunda y tan sincera que casi rozaba la inocencia, cosa que sólo le sembró más dudas a Liu. Pero entonces Diego entendió a lo que se refería, por eso no tuvo ni que formular una nueva pregunta.
—Es por las dos peleas, ¿verdad?
—Es porque me dijiste "eres tú". ¿De qué me conoces? ¿Quién se supone que soy?
—Eras mi forma de sobrevivir —de nuevo no se esperaba esa reacción—. Mira, nada de lo que hice tiene justificación, nada de lo que hicimos en el Coliseum la tiene en realidad, pero sí que hay motivos.
Diego suspiró y se sentó en el banco donde tenían puestas sus mochilas. El cansancio no se había ido, pero esa no era simplemente una conversación que pudieran dejar para después.
—Todo se resume en lo que realmente fue el Coliseum: un espectáculo para engañar y entretener a la gente. Mi plan era usarte para sobrevivir.
—¿Me ibas a matar para ganar puntos?
Diego negó.
—Eso no servía de mucho. Eras demasiado difícil y demasiado fácil de matar al mismo tiempo, y los puntos dejaron de importar desde que a Preston Princeton no le dejaron salir después de haber ganado los cien puntos. Lo llevaba planeando desde que me escogieron: aprovecharme de aquel concepto tan retorcido de que una lucha a muerte provocada fuera el entretenimiento de un país entero. Escogí un personaje, una historia, analicé a la gente, los Cha'ak entendieron mi idea y me ayudaron con ello... Quise ganar jugando bien a su jueguito ridículo, hacer que se volviera en su contra. Muchos lo hicieron pero a un precio muy alto: la lucha de Remington y Princeton era una soga en el cuello de los dirigentes. Ninguno podía morir antes del encuentro, y aunque le dieron al público lo que querían, también les dieron el dolor y enojo de ver cómo Preston perdía a Columbia en sus brazos, de ver cómo las vidas que se perdían sí hacían estragos, así como Remington perdió a Emma Ethans y se vio finalmente cómo se trataba de otro niño corrompido por la guerra. Incluso les dio la culpabilidad de que el encuentro tan esperado casi concluye con la muerte de ambos. Les sembró la duda de si un espectáculo valía realmente todo eso.
Liu se sentó también, tratando de hilar lo que el moreno decía, entendiendo muy poco a poco todavía.
—Mi idea era hacer lo mismo, sólo que a mí no me podían hacer daño: yo no tengo a nadie. Quería sembrar esa culpabilidad que se manifestará tarde o temprano como protesta hacia quienes lo causaron —entonces se recargó en la pared—. En el México antiguo una celebración importante era la del sacrificio en honor a Tezcatlipoca: se escogía a un joven esclavo que fuera fuerte, con cabello largo, puro, atractivo y que generara simpatía; se le daban todos los mejores tratos durante un año y justo al final de este, se sacrificaba en el templo mayor. Los Cha'ak me encontraron, me quisieron ayudar porque supuestamente yo hubiera sido su compañero si no hubieran liberado el transporte donde me llevaban al Centro, entendieron lo que pensaba hacer, apoyaron mi plan y al final escogí al que iba a ser mi sacrificio: a ti.
Liu lo miraba con seriedad, incluso escuchando todo aquello, su expresión no se veía angustiada o asustada.
—¿Osea que planeabas sacarme el corazón en lo alto de un templo?
Diego rio ligeramente.
—Esa era la última opción —entonces continuó—. Cuando les dije que te había escogido, ellos me hablaron más sobre ti. Supe que no sólo cumplías con todo lo que necesitaba, sino que tampoco es que fueras precisamente libre en el Centro, también supe lo de tu hermano...
—¿Qué tenía que ver mi hermano en todo esto? —finalmente su voz obtuvo más fuerza.
—Que yo también tenía una hermana —pero la respuesta completamente seria del chico lo hizo calmarse en seco—. Sobreviví con ella a las afueras de la Periferia, sin buscar cobijo de nadie por temor de que nos volvieran a capturar. Pero yo era un niño, y ella apenas había dejado de lactar medio año antes de que nos separaran de nuestros padres, no teníamos idea de nada. Yo sólo pensaba en que no nos llevaran a donde fuera aquel lugar al que iba el camión, no pensaba en que una niña criada por un mocoso de diez años comiendo prácticamente carroña y cualquier cosa que pudiera encontrar, iba a crecer enferma. Cuando quise buscar ayuda ya era demasiado tarde: me la llevaba en la espalda y vagaba por las calles por horas buscando alguien que me pudiera ayudar. Nos acogieron unas personas e intentaron ayudarnos, yo aún no hablaba bien ayu, llevaba cuatro años sólo viviendo con ella, así que no podía entender muy bien pero al parecer ella estaba demasiado mal para ese punto. Nunca supe si fue un resfriado que se convirtió en una mala neumonía, si se contagió en las epidemias de tifus y tuberculosis que había en los campos de refugiados donde buscábamos comida, o si era algo con lo que había nacido o incluso cáncer; pero fuera lo que fuera la mató a los seis años. Y aunque mi decisión de aislarnos no haya sido la mejor, nunca sabré si la iba a perder de todos modos en el Centro, lo único que sí sé es que hice lo que fuera por ella, que estuve a su lado todas las mañanas y las noches en las que se moría lentamente.
La explicación continuaba, los ojos de Liu estaban clavados en el chico mientras este seguía hablando sin verse influido por cualquier reacción del otro.
—Ya que iba a usar a alguien para ganarme la ambición y provocar la culpabilidad del público pensé que sería bueno si tú también sobrevivías y pasabas con él el resto de días que les queden. Los Cha'ak me contaron que tiene cáncer, que no lo habías visto desde hace diez años, y me apoyaron con la idea de ayudarte a sobrevivir, más aún sabiendo que planeabas escaparte del Centro tarde o temprano. Así que no creas que te vendieron, ellos querían ayudarte, nos ayudaron metiendo cizaña con los lanistas sobre el plan del sacrificio a Tezcatlipoca...
La mente de Liu se veía más afectada por la historia de Tezcatl que por todo lo demás. Él ya sabía que su hermano podría empeorar en cualquier momento, se mentalizaba a ello continuamente, como había hecho con la idea de que cualquiera de los dos podía morir de un disparo en esta guerra. Él sabía que los Cha'ak eran mejores que nadie a la hora de causar impacto, sabía que lo apoyaban y que no lo habían traicionado. Pero no sabía que Diego había visto morir a su hermana siendo sólo unos niños. Liu se veía especialmente afectado por la idea de cómo los niños vivían siempre la peor parte de las guerras, él y todos los demás eran prueba de ello, y la historia de Tezcatl sólo era una muestra más de lo despiadada que era la guerra con los más vulnerables.
—Por eso me hicieron un traje así, por eso hice un cuchillo de obsidiana, por eso no seguí la primera pelea, por eso no maté a Okita cuando se quedó dormido en el templo del río, por eso les di la carne y no los maté mientras dormían. Todo era por aquel estúpido montaje que los Cha'ak apoyaron desde fuera, y aunque no fuimos tan trascendentes como Princeton y Remington, sí que conseguimos el apoyo de mucha gente, estaban tan intrigados por saber cómo se desenlazaría ese encuentro que nos patrocinaron. Y seguro que después de lo de Einar te volviste en todo un tema de conversación en el Centro. No importa si te odian o te aman, si te dan su atención es porque te quieren vivo, y en ese momento era todo lo que importaba.
—¿Tú fuiste el que nos dio la carne?
Tezcatl asintió. Todo lo que había dicho era cierto: que había seguido a Okita y vio el momento en el que mató a Julieta antes de dejarse dormir en el templo, que había entrado a la fortaleza y les dejó la carne en mitad de la noche, incluso cuando Ghiris estaba de guardia. Muchos lo vieron en la retransmisión.
—No me malinterpretes, no lo hice con la buena voluntad de querer salvarte, pero si había manera de salir vivo y llevarme a alguien más conmigo no iba a desaprovecharla. Fuiste... un aliado incluso sin saberlo.
Liu aún permaneció unos segundos asimilando la información, pero entonces fue Diego quien se levantó.
—Fue por eso que lo dije, tú eras al que había escogido. No sé si después de todo esto aún sigas pensando lo mismo, que no tienes nada contra mí y no me ves como un enemigo. Pero ahora que te lo conté todo, que sepas que tampoco te veo como un enemigo. Te acabo de decir lo que pensaba de ti desde que te vi por primera vez, y te digo que ahora te veo como a un compañero.
Entonces recogió su mochila y comenzó a caminar hacia la salida del vestuario, pero en el último minuto Bái Lóng habló también.
—Diego, sigo pensando igual, sólo que ahora te conozco mejor... Todos tenemos historias retorcidas y saboteadas por la guerra, pero incluso así ahora estamos aquí, en un mismo escuadrón donde nuestra vida depende de la confianza en el otro y de lo unidos que estemos, y que sepas que para mí también eres un compañero al que le confiaría mi propia vida... Al parecer te la confié desde hace semanas y no me scaste el corazón en mitad de la noche así que supongo que fuimos compañeros desde el Coliseum.
Esta vez una ligera risa se presentó en los rostros de ambos.
—Sí, al parecer fue así —asintió Mitzil antes de poner una mano en el marco de la puerta—. Descansa, compañero.
Bái Lóng estaba solo ahora, con una mezcla de sensaciones que no era del todo desagradable, era como si se hubiera liberado un peso de encima o más bien como si una ventana a otro punto de vista se hubiera abierto para él.
Pero justo cuando se levantó para irse a descansar, su teléfono vibró mostrando en la pantalla el nombre de la persona a quien más necesitaba escuchar ahora y en cualquier momento.
—Einar.
—Hola, amor —una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar aquella voz angelical que, aunque todo el país la escuchara a diario por más de cinco años, Liu sentía que esa voz era solo para él.
—Oh, discúlpeme por las confianzas, su majestad, ¿en qué le puedo servir esta noche?
Su corazón se llenó de calma así como de felicidad al escuchar la risa dulce del chico al otro lado de la línea. Esa risa sí que era sólo para él, y la adoraba casi tanto como al propio Einar.
—Sólo quería escucharte un rato. ¿Estás muy cansado? Si no, podemos hablar mañana o cuando estés libre...
—Para nada, puedo hablar toda la noche si quieres —aunque su cuerpo ya casi no pudiera soportarse a sí mismo en el camino de vuelta, sus palabras eran completamente sinceras, y escuchar la sonrisa de Einar sólo le daba más energía—. Además, ¿desde cuándo es un plebeyo el que hace esperar a un rey?
***
Cada día me llamaba uno de ellos para contarme lo duro que estaba siendo, buscando consejo, desahogo o el consuelo maternal que me atribuían. Los chicos del Raimon así como toda la segunda generación estaba en proceso de adaptación, lo pasaban mal. Y eso sólo nos demostraba que a lo que nos habíamos enfrentado no se podía comparar con la guerra que pronto nos iba a engullir.
—Jade Green "Valkyrie". Antigua líder del Raimon, retirada.
***
*** *** ***
Un capítulo largo, lo sé, y aunque hubo un poco más de acción, seguimos un poco en contextualización de la situación en el nuevo ejército. Aún así espero que les haya gustado, poco a poco vamos explorando cositas de personajes nuevos y antiguos.
Además finalmente se explicó qué onda con Tezcatl, tampoco se quejen tanto ;-;
¡Espero que les haya gustado y nos vemos pronto!
Atsushi~
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