[CAPÍTULO 2]
31/03/2022 | Sector C, Sapporo, Hokkaido, Japón
—Kurt, ya son las ocho, vamos —eso fue lo primero que escuchó, alertándolo de inmediato. Al abrir los ojos se topó con Xana aún agitando su hombro.
Se levantó de inmediato y entonces la chica se dirigió a la cocina mientras él doblaba la manta y la volvía a dejar sobre el sofá antes de salir corriendo al baño para refrescarse y quedar listo.
Xana sirvió dos vasos de jugo en la barra de su cocina. Ella ya estaba lista, y pronto lo estaría también el desayuno.
—¿Cómo que las ocho? Xana, son las seis y media —al cabo de unos minutos escuchó al chico acercarse a la barra con una calma muy contrastante a la prisa con la que se levantó.
—¿Cómo hago sino para que te des prisa? —el albino rodó los ojos y ella rio mientras le estrechaba su plato y vaso antes de sentarse junto a él para poder desayunar juntos.
—¿Tienes algo que me prestes? —preguntó él al cabo de unos silenciosos minutos en los que Xana desayunaba tranquilamente mientras él aún se volvía a adaptar a la sensación de estar despierto.
—Sí, tengo un par de camisas tuyas de las últimas quince veces que te has quedado —comentó ella aún con la risa crónica de ver a su amigo luchar contra el cansancio y la resaca.
—Excelente —dijo sin ánimo alzando un pulgar y siguió comiendo.
Después de varios minutos los dos salieron del departamento y fueron hacia el coche de la chica, ahora los dos con mejor humor.
La noche había terminado a las tres de la madrugada para ellos, pues lo que originalmente iba a ser ir a tomar una cerveza y cenar algo junto a sus compañeros a modo de "despedida" por su último día antes de incorporarse al nuevo ejército que entraría en vigor a la mañana siguiente, terminó alargándose en tres bares y un club más. Todos habían estado de acuerdo, decidieron revivir los viejos tiempos -como si no fuera algo que todavía hacían de vez en cuando en los últimos meses-, pero varios eran conscientes de que para la mañana tendrían que estar listos para formar parte del nuevo ejército.
Kurt Erdelyi y Xana Strauss eran amigos de hace años, habían compartido momentos buenos y malos, como lo eran las misiones donde se jugaban la vida, o las noches de fiesta donde celebraban haber vuelto. Y algo que los caracterizaba era su rivalidad a la hora de beber, pues cuando Xana lo retaba ya no había vuelta atrás: ella iba a tener que llevárselo a su casa y horas después desayunarían con resaca.
—¿Te torciste? —rio ella al verlo llevarse la mano a la nuca.
—Estoy perdiendo práctica con ese sofá —bromeó aún tratando de aliviar un poco la sensación—. Me malacostumbraste dejándome dormir en tu cama las veces pasadas.
—Yo te iba a dejar dormir en la cama, sabes que no me importa dormir juntos, pero caíste en el sofá y ya fue imposible levantarte, lo único que pude hacer fue ponerte una cobijita.
—No, pues gracias —dijo de forma ciertamente irónica haciéndola reír—. ¿Aquí es?
—Sí, y Sasha ya está aquí también —dijo ella mientras estacionaba el coche viendo cómo la otra muchacha, Aleksandra Miliukova, ya estaba ahí también.
Salieron y se saludaron mientras entraban a aquel edificio que no era más que un pabellón deportivo perteneciente al instituto de la zona E y usado por los ciudadanos de ahí.
—¿Lista para ver el material? —preguntó Strauss mientras entraba por uno de los pasillos del pequeño complejo.
—La verdad es que sí, no me has dicho nada de quiénes son, sólo que quieres añadir unos civiles a escuadrones de élite, ¿cómo no quieres que tenga curiosidad? —dijo la otra chica mientras suspiraba con pesadez frotando su ojo.
—Estás crudísima —le dijo Kurt al ir tras ella.
—¿Y tú? —se volteó a verlo aún frunciendo el ceño por la luz del pasillo que llegaba a molestarla.
—También —respondió mientras sacaba unas gafas oscuras de su chaqueta y se las colocaba incluso dentro del edificio, algo no muy raro en Kurt pues debido a su albinismo era más sensible a la luz, y aún más teniendo resaca.
—¿Pero qué haces aquí?
—No lo sé, Xana me trajo.
—Uno de los civiles que vinimos a ver va a estar en el escuadrón de élite del que vas a ser capitán —explicó Xana algo fastidiada.
—Ah, es cierto —asintió al recordarlo y luego volvió a mirar a la chica de pelo claro—. Pues eso.
Aleksandra no contuvo una pequeña risa cansada. Esos eran ellos siempre, esos eran los chicos que conocía y con quienes también había pasado muchos momentos tanto buenos como malos, aquellos a los que tanto aprecio les tenía.
Finalmente llegaron a una zona donde pudieron observar desde las gradas cómo había tres personas ocupando una pista de básquetbol con suelo de madera.
Se sentaron en las gradas sin que se percataran de sus presencias y vieron cómo estaban entrenando. Uno de ellos era un hombre de mediana edad quien parecía ser el entrenador, luego tenían un chico y una chica que corrían alrededor de la pista. El chico tenía la piel morena y el pelo corto y oscuro, de complexión bastante delgada pero no débil y tampco muy alto. La muchacha tenía el pelo aún más corto y tintado de lila, su piel era más clara y su estatura menor que la de él, pero de cuerpo definido y fuerte.
Al inicio no había mucho interés, pues parecían estar sólo calentando. Pero cuando el entrenador dio la orden de que aumentaran la velocidad, tanto Aleksandra como Kurt se sorprendieron al ver cómo especialmente el chico aceleró considerablemente, manteniendo esa velocidad sin problema.
—Ese es tu chico —le dijo Xana a Kurt al ver cómo finalmente había captado su atención.
—Es capaz de mantener la velocidad aumentando incluso en un circuito tan cerrado —reconoció Aleksandra a lo que Xana asintió con orgullo.
Una vez terminaron de correr, los dos se fueron hacia el centro de la pista, aún recuperándose del ejercicio anterior.
Quedaron frente a frente y el hombre se puso a su lado. Descansaron por no más de dos minutos y entonces el hombre les dio la instrucción de comenzar a luchar.
Nada más comenzar, la chica lo tiró, cuando se intentó levantar ella fue directo a sus piernas donde con las suyas le aplicó una llave de la que no tardó en rendirse.
—Bien —dijo el hombre mientras se levantaban y volvían al centro—. Ranjit, siempre te tira cuando llega así, debes aprender a evitarlo, a redirigir su fuerza y liberarte.
El chico moreno asintió y se secó el sudor con la camiseta antes de volver a la posición de inicio y retomar el combate.
Esta vez fue más duradero. Él opuso más resistencia, pero incluso cuando lanzaba ataques fuertes o intentaba aplicar llaves, siempre había una manera de la que ella se soltaba y se los devolvía, luego él los evitaba y el ciclo se repetía.
El combate terminó cuando ella lo tiró de espaldas al suelo, poniendo su peso sobre él y aplicando una llave sencilla sobre una de sus piernas y un brazo.
Kurt y Sasha se miraron de nuevo y los dos se voltearon a Xana quien sólo asentía con seguridad.
No pasaron muchos minutos hasta que los tres recogieron sus cosas y volvieron a la entrada del pabellón donde esperaron a que los chicos y el hombre salieran también.
—Buenos días —Xana fue la primera en hablar—. Soy Xana Strauss, comandante en el ejército de Hokkaido y ahora en el nuevo Ejército Nacional Rebelde.
Los tres correspondieron al saludo y estrecharon su mano aún un poco confundidos, o al menos los dos jóvenes lo estaban.
—He visto sus habilidades y déjenme decirles que son impresionantes y serían de gran ayuda en el Ejército Nacional Rebelde —entonces sacó dos sobres de su chaqueta y se los estrechó—. Son las invitaciones de reclutamiento oficiales para Ranjit y Victoria Perera-Radhav.
Los dos miraron el sobre son el sello oficial del nuevo ejército y por instinto se miraron antes de mirar a su padre.
—No queremos robarles mucho tiempo. El Ejército Nacional Rebelde está formando los escuadrones que serán la élite y las fuerzas armadas que combatirán contra el Centro en este conflicto. Como sabrán, el ejército de Hokkaido está formado por varios civiles que prestan su servicio militar voluntario, y varios de ellos han decidido unirse a las filas del nuevo ejército. Pero las características físicas y desempeño de ustedes dos merecen ser llevadas a los escuadrones de élite donde recibirán la formación correspondiente. Sentimos el poco tiempo, pero mañana se cerrarán oficialmente los escuadrones, así que en caso de desear unirse tendrán que dar una respuesta antes de las ocho de la mañana. Su decisión será respetada sin importar cuál sea.
El hombre los miró a ambos dando a entender que era su decisión. Pero al poco tiempo miró su reloj y se dirigió a su hija para despedirse con un abrazo.
—Que tengan buen día —se despidió de los tres militares y comenzó a caminar saliendo del estacionamiento.
El chico entonces miró a su hermana de forma casi angustiada y luego a la carta.
—Yo... tengo trabajo, discúlpenme —dijo mientras guardaba la carta en su mochila y se iba detrás de su padre después de despedirse de su hermana quien le hizo un gesto de calma y tranquilidad.
—¿Puedo saber cómo nos encontraron? —preguntó ella con una notable calma y presencia.
—Claro. ¿Nos permites invitarte a desayunar? Allí hablaremos de todo lo que desees —siguió Xana.
—Sería un placer, pero no puedo ir ahora. Permítanme a mí invitarlos.
Llegaron a los estrechos callejones fríos del sector E donde Victoria los guio hasta una casa en concreto, humilde aunque amplia como todas las de la región.
—¡Vicky! —un niño pequeño los recibió corriendo hacia su hermana quien lo abrazó aunque no con la sonrisa de siempre, sino con su versión más seria, tampoco algo inusual— ¿Quienes son?
—Unos invitados —cortó ella mientras se agachaba para ver cómo tenía el uniforme bien puesto—. ¿Ya desayunaste, Singha?
El niño asintió y hasta le mostró cómo se había lavado ya los dientes y tenía todo listo para la escuela.
—¿Tienes tu almuerzo? —volvió a preguntar ella y él le mostró la bolsita de comida en su mochila— De acuerdo. ¿Y tu hermana?
—Ya se despertó —asintió con la misma convicción de antes.
—Bien. Ve con cuidado, ¿sí?
—¿Vas a estar para comer?
—Sí, yo haré la comida, ¿de acuerdo? Ahora ve a la escuela antes de que se te haga tarde.
Le dio un beso en la frente y él pasó frente a los tres desconocidos despidiéndose con normalidad antes de salir de camino a la escuela.
—Siéntense por favor —los invitó ella.
La casa era amplia, aunque algo oscura, con paredes de cemento y muebles de distintos materiales. Una casa perteneciente a la clase media baja de Hokkaido.
Ella fue a la habitación y volvió al cabo de unos minutos con una niña en brazos a quien colocó en una silla alta con su propia mesita. Se trataba de una niña de unos seis o siete años, no de un bebé que aún necesitara comer en una periquera o que no pudiera caminar por sí sola. Pero ella especialmente sí que lo necesitaba.
La cara de la niña era dulce, como la de cualquiera de su edad, pero sus ojos oscuros y brillantes sólo miraban a un punto fijo mientras su boquita permanecía con los labios tensos.
—¿Qué les puedo ofrecer? No he preparado nada pero si quieren puedo...
—No es necesario, sentimos las molestias.
Victoria terminó por prepararles una taza de café a los tres y colocando un plato de galletas en el centro de la mesa. Ella se sentó junto a la niña y le dio de comer en la boca pequeñas cucharadas del puré de manzana.
Entonces retomó la conversación.
—¿Entonces cómo fue que nos encontraron?
Los tres quienes habían permanecido en silencio, sintiendo cómo estaban irrumpiendo en la rutina de la familia, finalmente hablaron.
—Fui yo. Un día terminé en el pabellón donde entrenan y los vi, realmente me pareció sorprendente así que fui a verlos un par de veces más —explicó ella—. Y también fue culpa mía haberlos recomendado para la élite.
—Ranjit va a aceptar —dijo Victoria con confianza mientras le daba de comer a su hermanita—. Ahora está en shock y no supo cómo reaccionar pero seguro que acepta. Entonces nos tendrán a los dos con ustedes.
Los tres se sorprendieron al ver cómo había aceptado y casi era un hecho que su hermano también.
—Y si no acepta, lo voy a convencer.
—¿Quieres que los dos formen parte del ejército?
—Quiero lo mejor para él —dijo secamente antes de volver a darle una cucharada de puré a la niña—. Ranjit y yo trabajamos en las minas, igual que mi padre. No es el mejor trabajo pero tampoco es malo. Es cierto que él no hace tanto trabajo pesado, pero desde pequeño ha tenido problemas para respirar, y no es que lo mejor para el asma sea estar respirando humos de combustión y partículas de minerales por cuarenta años.
Xana asintió con comprensión. Ellos eran extraños allí, ellos le estaban pidiendo el favor a Victoria y su familia, les convenía estar callados, escuchar lo que ella dijera y responder a sus preguntas.
Pero Kurt se sorprendió más por el hecho de que un chico supuestamente con asma pudiera correr así, y no sólo eso, sino que luego hacer un par de combates intensos apenas con descanso entre las actividades. Le asombraba imaginar cómo podría ser su resistencia si no tuviera aquel problema.
—Mi padre nos entrena para adaptarnos y hacer lo que sea necesario para sobrevivir, justo como hizo él cuando llegó aquí desde Perú.
—¿Él es de Perú? —preguntó ahora Sasha de forma suave, interesada en la conversación de la chica. Victoria asintió.
—Vino como rescatista después de los desastres, pero su empresa los dejó aquí y tuvo que quedarse, así que usó todo lo que sabía para poder conseguir trabajos y así poder comer. Cuando mi madre nos abandonó él siguió haciendo lo mismo: ayudó en la reconstrucción de la ciudad, pero seguía trabajando en las minas y en todo lo que le ofrecían con tal de ganar dinero. Conoció a nuestra... a la mamá de Ranjit un poco después, ella aún estaba embarazada, así que vino a vivir con nosotros, ella se ocupaba de mí y de la casa así que ahora mi padre podía trabajar aún más para mantenernos. Si estamos aquí es porque él se ha matado a trabajar toda su vida, porque estuvo preparado para cualquier cosa. Por eso él quiso hacer lo mismo con nosotros.
Recogió los últimos restos de puré en su plato y se los dio a la niña, a quien luego le limpió la boca con un pañuelo y le acarició el cabello corto y negro que tenía en contraste de su piel clara.
—El trabajo en las minas es estable, ganamos bien, podemos mantener a la familia y hasta cierto punto nos ofrece algo de protección. Pero nuestra madre está enferma, hay que pagar sus tratamientos, tenemos dos hermanos pequeños... Vamos a aceptar cualquier trabajo que nos ayude a mantenerlos. Quizá nos impactó lo repentino del reclutamiento pero después de todo no es mala opción. Vamos a vivir la guerra de todas formas, ¿no? Como civiles o como militares, así que mejor que sea ganando dinero como para mantener a nuestra familia —la sonrisa resignada pero serena de la chica les caló.
No esperaban esa respuesta en absoluto, no aquel razonamiento tan frío y decidido por parte de una civil. Pero después de lo que dijo no les costó reconocer que su vida no es que fuera muy diferente a la que varios de ellos habían tenido.
—Para hacer el cuento más corto, yo sí acepto. ¿Tengo que dejar la mina?
—Sí, será a tiempo completo, serás entrenada para la élite —dijo Xana.
—Tu sueldo será más del doble de lo que ganas en la mina, probablemente —esta vez fue Sasha quien habló. Fue casi sin pensarlo, pero al ver cómo la única motivación de la chica era el dinero para mantener a sus seres queridos, sintió que era necesario comentarlo.
—Excelente. ¿Cuándo empiezo? —preguntó mientras se levantaba recogiendo los platos y dejándolos en el lavadero.
—Mañana deben presentarse a las ocho de la mañana en el cuartel el Ejército Nacional Rebelde.
—De acuerdo, ahí estaremos los dos —asintió ella. Se acercó a la silla de la niña y la cargó llevándola a la habitación de vuelta—. Disculpen un segundo.
Hicieron un gesto de confianza y ella se fue. No tardó, sólo escucharon cómo comenzaba a sonar música desde la habitación, pues había dejado a la niña en su cuarto y dejó activada la radio como a ella le gustaba. Al volver se sentó más cerca de ellos y suspiró con algo de cansancio.
—Disculpen, es que tenía que darle de desayunar. Ranjit y yo llevamos fuera desde las seis, y aunque Singha se levanta antes y la vigila, él debe prepararse para la escuela también.
—¿Eres tú quien se encarga de la casa? —preguntó Aleksandra ahora con cierta empatía al verla un poco menos tensa.
—Todos lo hacemos en realidad. Mi padre termina su turno al mediodía así que vuelve y se ocupa él, yo luego paso al hospital a visitar a mi madre y luego voy a trabajar. Pero a veces se invierten los horarios, o es Ranjit quien se queda a cuidar a los niños, todo depende de los turnos.
—Los dos son tus hermanitos también, ¿no? Son muy pequeños aún —continuó Xana.
Victoria asintió y entonces también se sirvió café en una taza. Aunque no lo hubiera mencionado, ese café y las galletas que robaba del plato que apenas habían tocado los invitados, eran lo primero que comía en el día.
—Sí, los dos. A Singha lo adoptaron mis padres cuando era casi recién nacido, lo dejaron abandonado cerca de donde trabajaba mi madre en el mercado. Ahora él tiene ocho años, ella tiene seis —entonces tomó aire y asintió con algo de frustración mirando su taza de café—. A Juana la adoptaron hace poco tiempo. Vivía en el sector F, el que se destruyó en el bombardeo de hace dos años. Mi padre fue a ayudar a rescatar a víctimas y la sacó de los escombros de su casa. Estuvo más de seis horas sepultada junto a los cadáveres de sus padres, por eso quedó tan traumatizada. Mi madre quiso adoptarla incluso cuando ella ya comenzaba a estar enferma, no la podíamos dejar desamparada en esas condiciones. Lo poco que sabemos de ella es por los vecinos y la gente que la conoció antes de todo eso, pero aunque aún siga tan mal, con sus días buenos y malos, en serio está mucho mejor que hace años.
Kurt miró a Xana casi con reproche. Historias así de crudas se esuchaban en todas partes, ellos las veían e incluso tenían historias similares, pero ahora se sentía un intruso, sentía que estaba afectando directamente a esa familia. Por si no fue suficiente recordar a su propia hermana menor cuando vio a Victoria alimentar a Juana, ahora se repetiría el hecho de dejarla por irse a combatir.
—Es... en serio debe ser muy duro tener que lidiar con todo esto siendo tan joven —fue Sasha quien habló recibiendo un gesto de alivio de Victoria, como diciendo que no era para tanto.
—Es lo único que conocemos. Somos todo lo que tenemos, por eso nos vamos a proteger haciendo lo que sea necesario.
—Victoria, con el sueldo de los dos tu padre va a poder dejar las minas para dedicarse a cuidar a tus hermanos. Además el ejército va a cubrir la atención médica de tu madre y de todo lo que necesiten tus hermanos —Kurt finalmente se atrevió a hablar—. Y si no te lo paga el ejército te lo pago yo.
La chica se vio notoriamente sorprendida, pero sus compañeras no, ellas estaban a punto de hacer lo mismo.
—En verdad lo agradezco pero... ¿por qué me lo pagaría si ni siquiera me conoce? —preguntó con algo de inquietud. Se sintió ligeramente abrumada por la oferta, una que necesitaba pero era demasiado buena como para ser real.
—Porque sé lo que es tener una familia que cuidar. Lo sé yo, lo saben ellas, lo sabemos muchos de nosotros —tanto Xana como Aleksandra asintieron a las palabras del chico—. Tú lo dijiste: sólo nos tenemos a nosotros. Tenemos que cuidarnos entre nosotros, y si puedo permitirme ayudar lo voy a hacer, lo vamos a hacer todos.
—Quizá sea porque no somos un ejército tan bien estructurado como el del Centro y varios otros países, porque somos más bien un grupo de desconocidos que nos convertimos en casi hermanos por pelear juntos... Pero mucha gente en el ejército es así. Hay una historia desgarradora detrás de muchos compañeros, pero a pesar de ello van a estar luchando a tu lado y te estrecharán la mano cuando lo necesites, porque confían en que tú harías lo mismo —dijo Xana sintiendo una especial empatía por la muchacha, quizá potenciada por las palabras de Kurt.
—La confianza en tus compañeros es la clave para que un ejército funcione, y a estas alturas quizá sea de las pocas cosas que nos queden. Por eso la valoramos tanto —Aleksandra lo dijo mirando a Xana y Kurt, dos de las personas a quienes les dedicaba las palabras.
La mañana siguiente llegó y el recinto donde los habían citado tenía a muchas más personas de las que pensaron, también contaba con unas instalaciones bastante amplias y completas.
Los dos hermanos se presentaron allí y fueron llevados al interior junto a todos los demás. En ese momento se dieron cuenta de que eran los únicos extraños, o al menos los únicos que no conocían a nadie más allí. Aún así el interés por conocerlos fue agradable. Se presentaron con un par de muchachos pero no hubo tiempo de más charla, comenzaron las pruebas para calificar sus habilidades y llevar un registro así como un control de los entrenamientos y puntos fuertes de cada individuo.
Los dividieron en grupos grandes para poder ir rotando sectores y realizar las pruebas correspondientes sin saturar las instalaciones.
Les hacían pruebas de resistencia, de velocidad, fuerza, agilidad, destreza mental, combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas. Y mientras no estaban participando en alguna prueba, podían entrenar libremente sus mejores habilidades para que el resto de observadores del alto mando tomaran nota y consideraran sus destrezas después de verlas en persona.
Ni Xana o Aleksandra estaban al cargo de los entrenamientos, pero sí que estaban presentes para ayudar y también para que Xana estuviera presente en el momento en el que sus reclutas fueran aceptados.
Después de haber terminado un par de pruebas, había llegado la hora de la prueba de combate para todo el grupo.
Victoria estaba decidida, no tenía ningún problema con enfrentarse con alguien más en un entrenamiento. Además era su primer día reclutada, iban a medir sus habilidades y se había mentalizado para ello.
Los dos se habían preparado mejor que nunca al salir de su casa, habían llevado sus cosas al transporte que les fue enviado para que así pudieran alojarse en la base del ejército de ahora en adelante aunque con libertad total de visitar su hogar cuando lo desearan. Se despidieron de sus hermanos y fueron llevados directo al centro de entrenamiento, luego podrían instalarse.
Había ya muchos chicos en el recinto entrenando a su propio ritmo. Los dos hermanos no podían evitar mirarlos con asombro, casi con miedo, después de todo ellos eran civiles ahora rodeados por militares, llegaban a sentirse intimidados por el ambiente nuevo.
Cuando llegó el momento, Ranjit se subió al ring donde Claude Beacons sirvió como su oponente en combate cuerpo a cuerpo, como con todos los anteriores, él era el encargado de esta prueba. Sus resultados fueron buenos, mejores de los esperados por varios. Aunque Xana no estaba para nada sorprendida.
Le dio una palmada al chico cuando bajó del ring yendo junto a su hermana quien esperaba abajo ofreciéndole agua. Beacons se acercó a Shawn quien estaba realizando anotaciones sobre las pruebas, y en ese momento Xavier se acercó a Xana y Aleksandra quienes hablaban en una de las esquinas del cuadrilátero.
—Nada mal los civiles, ¿no? —dijo con bastante asombro hacia las chicas.
—Aún te falta por ver —dijo Sasha con confianza haciendo que Foster hiciera un gesto de sorpresa.
—¿Qué a ti no te iban a mandar a la Rebeldía? —preguntó ahora Xana con curiosidad.
—Sí pero nos vamos mañana, necesitan gente para ayudar con las pruebas —dijo recargándose en la espalda de la pelirroja.
—Pues ponte a trabajar, ¿no? —los tres se voltearon al ver a Kurt llegar con bastante calma.
—¿Y tú? —rio mientras lo saludaba.
—Estoy en mi descanso —dijo mientras se recargaba en la lona del ring, sorprendiendo un poco a Xavier—. Mi descanso significa que dejé a Thomas Feldt solo en el campo de tiro.
—¿Y tú vas a ser capitán de escuadrón? —rio Xavier seguido por las otras dos.
—Eso mismo me pregunto yo —continuó con la broma mientras se estiraba—. Es una prueba tranquila, no le importó que me fuera, estará bien. Me regresaré después de ver la prueba de los civiles... o cuando Pavel me regañe, lo que suceda antes.
Los tres rieron. Ese era la típica actitud despreocupada y bromista de Kurt, alguien quien en contra de todo lo que pudiera parecer, destacaba por su eficiencia en las misiones y podía ponerse serio de vez en cuando.
—¡Siguiente: Victoria Perera-Radhav! —anunció Claude desde arriba, a lo que Victoria le entregó su sudadera a su hermano y se sujetó de las cuerdas para subir.
—¡Torch! —Xana lo llamó junto a un gesto.
Victoria hizo unos últimos estiramientos ya arriba del ring esperando pacientemente porque Claude le diera la indicación para poder iniciar con la prueba. Más que un combate real era simplemente un examen de reflejos y fuerza.
Pero al terminar de hablar con Xana, Claude en vez de dirigirse a Victoria, se giró hacia el resto del gimnasio donde estaban los demás entrenando y descansando.
—¡Bái Lóng Liu, sube!
El chico estaba sentado en el suelo, con la boquilla de una botella de agua entre los dientes, todo el torso al descubierto y empapado de sudor. Pero al escuchar la orden se puso de pie y fue hacia el ring.
Victoria estaba a punto de preguntar si debía bajarse, pensó que se trataba de una confusión en el orden de la lista y no era su turno sino el de Liu. Pero antes de eso Beacons los reunió en el centro del ring.
—Van a combatir entre los dos, esa va a ser su prueba, ¿de acuerdo? Se terminará cuando uno marque tres puntos. Para anotar un punto tendrán que sacar a su rival del ring, dar un golpe válido, conseguir que su espalda toque el suelo o hacer que se rinda. ¿Todo entendido? —apenas dio tiempo para que las miradas casi asustadas de los dos chicos se cruzaran y luego lo miraran a él, entonces aplaudió y se alejó del centro— Bien, intenten no romperse nada, los necesitamos en el ejército.
Victoria por un instante sintió el corazón acelerarse. Acababa de ver a Bái Lóng romper trozos de madera con una sola patada, no quería imaginar cómo terminarían sus huesos después de interponerse entre uno de sus golpes. Además era obvio que el chico era experto en algún arte marcial que ella no sabía diferenciar, sus estilos de pelea no tenían nada que ver.
—Un momento —entonces corrió hasta Claude captando su atención hablando ahora en voz baja—. Yo no sé nada de kung fu o lo que sea que hace él, no-
—No venimos a ver quién tiene mejor técnica ni grado más alto, estamos para ver cómo pelean en un encuentro real. En el campo de batalla no van a preguntarte tu estilo de combate.
Ella tomó aire y regresó al centro donde Bái Lóng también parecía estarse mentalizando. Le estrechó la mano y él correspondió antes de que los dos se miraran con nervios y adoptaran su guardia de combate.
Varios de los chicos que estaban entrenando se acercaron al ring para ver también el encuentro. Ninguno conocía a Victoria, pero sí que eran conocedores de la fuerza y técnica de Liu, además de ser la primera prueba que era un combate real y no sólo responder a los ataques de Torch. Así que estaban seguros de que aquel combate iba a ser uno digno de ver o una masacre.
—¡Empiecen!
Los dos se quedaron en guardia, dando pequeños pasos sin quitarse la vista de encima. Fue Victoria quien lanzó el primer golpe y Liu lo desvió para intentarlo de vuelta.
—¡Basta! —gritó Xana dando un golpe en la lona— ¡Ninguno de los dos hace boxeo así que dejen de inventar y peleen en serio! ¡Parece que tienen miedo!
Y sí, lo tenían. Todo había sido tan repentino que ninguno de los dos quería tener el combate real. Victoria tenía miedo de que sus piernas acabaran como los trozos de madera, y a Bái Lóng le asustaba no conocer el nivel de la chica en absoluto. No era su enemiga así que evidentemente no pretendía herirla pero no sabía si ella pensaría lo mismo, por eso le aterraba tanto pelear por encima o por debajo de su nivel.
Pero los dos se vieron obligados a comenzar de nuevo. Adoptaron ahora las guardias que ambos usaban, unas completamente distintas y el combate volvió a empezar.
Después de varios segundos y gritos de Xana, fue Liu quien comenzó.
—Vas a hacer que se maten —Kurt rio mientras negaba con la cabeza recargándose en la lona del ring junto a Xana.
—Tú sólo mira —dijo Xana con confianza al ver también algo de escepticismo de parte de Xavier.
Al ver que los dos sólo esquivaban ataques y se cansaban sin sentido, Claude tomó una vara de plástico y fue quien tuvo que detonar el combate real.
El golpe acertó de lleno en la espalda descubierta de Liu, y la ola de dolor y adrenalina lo hicieron recordar sus antiguos entrenamientos, la presión por ser cada vez mejor y más fuerte.
La adrenalina se apoderó de él, por eso le bastó una sola embestida con toda la fuerza de su cuerpo concentrada en su brazo y hombro para lanzar a Victoria contra las cuerdas del ring, y por el impulso y pérdida de equilibrio, caer fuera de este.
Cayó rodando a la colchoneta donde se quedó unos segundos aún recuperándose del golpe.
Al ver cómo no supo recibir el golpe e incluso cayó del ring, Bái Lóng suspiró sintiendo cierto pesar por ello. Después de todo no sabía si se trataba de una luchadora experimentada o de una chica que nunca había combatido de esa manera.
—¡Punto para Liu!
—Hey, ¿estás bien? —aunque fue Doug el primero que se acercó a la chica, la pregunta se repitió en muchos de los demás.
Pero al verla levantarse lentamente, supieron que no había sido tan grave.
Aitor la tomó del brazo ayudándola a levantarse junto a Doug, mirando a Claude quien simplemente esperaba que continuara el combate, no parecía preocupado por la chica. El propio Liu parecía más angustiado que los encargados de la prueba.
Se llevó una mano al brazo donde aún sentía el calor del golpe de Liu.
—¿Puedes seguir? —le siguieron preguntando.
Ella sólo se revisó y al ver cómo podía mover bien su hombro respiró profundamente. Sus movimientos lentos y adoloridos se convirtieron en rápidos y secos cuando se quitó la camiseta entregándosela a McArthur, quedando ahora sólo en top y pantalones. Puso las manos sobre la lona y se subió de vuelta notoriamente más activa.
—¡Eso es, vamos! —no sólo fue Aitor, varios de los que la vieron caer comenzaron a gritar.
—¡Empiecen!
Ahora Liu no tuvo tiempo de reaccionar. Ella se abrazó a su torso y usó todo su peso junto al impulso de un giro para desestabilizarlo y hacerlo caer de lleno de espaldas al suelo.
—¡Punto para Perera!
Le dio la mano para que se levantara y los dos volvieron al centro entre los aplausos y gritos de los demás que observaban.
El siguiente ataque fue más equilibrado. Él pudo reaccionar y no se dejó caer de la misma forma, sujetó el cuerpo de Victoria y por la diferencia de fuerzas en ese momento consiguió coger uno de los brazos y una pierna de la chica, la alzó sobre su espalda y la lanzó hacia el suelo pretendiendo ganar un punto de la misma forma que ella.
Pero lo último que esperaba era que usara las plantas de sus pies y su propia cabeza para formar un arco y evitar que su espalda tocara el suelo. Estaba sorprendido por ver cómo estaba forzando su columna con tal de que su espalda no tocara el suelo, se alejó por miedo de que un mal movimiento de su parte terminara rompiéndole el cuello. Liu no sabía que aquello no había sido una salvada desesperada, sino que era lo que Victoria llevaba haciendo años. Ranjit aplaudió con entusiasmo al verla librarse con facilidad de aquella caída.
Ella se incorporó rápidamente e intentó cargar contra él de vuelta, pero se resistió sin dejar que lo moviera. La quitó se encima suyo y al tenerla de espaldas dio una patada directa en su espalda, aunque con una fuerza mucho menor a la necesaria para romper las tablas de su entrenamiento.
Beacons le dio el punto a Liu por el golpe directo y los gritos de aquel público improvisado aumentaron.
Empezaron de nuevo y esta vez Victoria fue directa por el brazo de Liu, sosteniéndolo de este, lo lanzó por encima suyo pretendiendo que cayera de espaldas, y aunque lo hizo, se dio la vuelta y pateó el abdomen de la chica para que le soltara el brazo. Torch estuvo a punto de darle el punto por el golpe directo, pero Xana la hizo un gesto con la mano para que los dejara seguir. Era aceptable pues a pesar del golpe, ella no se vio afectada por este.
Fue directa por las piernas de Bái Lóng para tirarlo de espaldas de nuevo, pero la agilidad del chico le permitió saltar encima de ella en ese momento. La patada que iba directa a Victoria fue detenida por la chica, pero aún con un solo punto de apoyo, Liu saltó para terminar con otra patada directa a la parte superior de ella.
Lo soltó y pudo agacharse, pero una vez Bái Lóng cayó sobre sus dos pies, Victoria quien estaba detrás suyo, ya lo esperaba. Lo cogió de la espalda y de una pierna para levantarlo por unos segundos. Ella hincó una rodilla en el suelo y una vez la gravedad hizo su efecto la espalda de Bái Lóng aterrizó sobre la otra rodilla de la chica.
El grito de Liu no fue el final del encuentro, pues al caer de vuelta al suelo aún inmóvil por el golpe, ella se colocó encima suyo aplicando una llave en sus piernas.
—¡Ya, Torch, le va a romper la rodilla! —Kurt alzó la voz al ver dudoso a Beacons. Pero cualquier duda se despejó cuando fue el propio Liu quien golpeó el suelo con insistencia para rendirse.
—¡Punto para Perera!
Lo soltó y volvió a ponerse en pie mientras que Bái Lóng aún se recuperaba del dolor en la espalda y ahora en la rodilla.
—Ya, Xana, se van a matar —dijo Aleksandra en voz baja con más calma que la que presentaba Kurt.
La pelirroja asintió y le hizo una seña a Torch.
—¡Fin del combate!
Victoria lo miró y una vez entendió que hasta ahí había llegado, tomó aire con profundidad finalmente sintiendo el cansancio.
Casi todos los presentes gritaban o aplaudían. Sin duda el encuentro había sido digno de ver.
Ranjit fue a abrazarla y varios otros se acercaron para felicitarlos y mostrar la emoción que habían logrado causarles con el encuentro que terminó en empate.
—¿Ya viste? —dijo Xana con confianza dirigiéndose a Torch así como a Shawn quien seguía bastante sorprendido, incluso había dejado de apuntar por haberse quedado mirando la pelea.
—Una quebradora y luego una cruceta de tortura —Torch asintió aún sorprendido por el movimiento seguido por la llave que Victoria aplicó.
—No vamos a dejar fuera a alguien que aplica eso en un combate real —admitió Frost.
—A alguien que se lo aplicó al Guerrero Shaolín concretamente —puntualizó Kurt referiéndose a Liu por el apodo que le había acuñado, como solía hacer con todos.
Al cabo de unos minutos finalmente comenzaron a dispersarse todos. Fueron llamando individualmente a los candidatos restantes. Mientras tanto Bái Lóng descansaba en el suelo contra la pared.
—¿Estás bien? —al alzar la mirada se encontró con Victoria quien le estrechaba una bolsa de hielo para la rodilla.
Él la aceptó y mientras la chica se agachaba para sentarse a su lado, la miró aún recuperando el aliento.
—Estás loquísima.
Ella rió y se sentó para luego mirarlo.
—Tenía miedo de que mis huesos acabaran como esos trozos de madera.
Esta vez Liu rio y le estrechó la mano a lo que ella correspondió.
—Bái Lóng Liu.
—Victoria Perera-Radhav.
—¿Dónde aprendiste a pelear así?
—Mi padre nos enseñó a mi hermano y a mí, llevamos entrenando desde pequeños —él asintió al escucharla—. ¿Y qué es lo que practicas tú? ¿Con qué rompes las tablas de madera a patadas?
—Kung Fu —rio ante el comentario de la chica—. Igual me enseñaron desde pequeño en el Centro.
Pero antes de que pudiera seguir preguntando al respecto, Ranjit se acercó a ambos también preocupado por el estado de Liu, y una vez le aseguró que estaba bien, él sonrió.
—Tranquilo, nadie puede librarse de su cruceta. No sé cuántas veces ha estado a punto de romperme la pierna con eso —mencionó el chico aún en cuclillas frente a Liu.
—¿Y cómo casi me quiebra la espalda también es común? —preguntó aún en broma compartiendo la risa con Ranjit mientras que Victoria sonreía con algo de vergüenza.
—Sí, la quebradora es de sus movimientos favoritos, con el tiempo te acostumbras a ella. Pero agradece que no te hizo la Gory.
Liu preguntó con la mirada a lo que Victoria suspiró y Ranjit rio antes de explicarle.
—Te coge desde arriba por el abdomen, te levanta y te pone sobre su espalda, luego atora tus pies entre sus muslos y para terminar te jala los brazos hacia atrás mientras te dobla la espalda —las caras cada vez más sorprendidas y casi asustadas de Liu al imaginar la explicación detallada y enfática de Ranjit lo hicieron reír. Luego el moreno señaló a su hermana—. Una vez me dislocó el hombro con esa.
Liu la miró con sorpresa y entonces Victoria habló con incomodidad.
—Pero fue porque tardaste mucho en rendirte.
—Tardé tres segundos —insistió dirigiéndose a Bái Lóng.
Él aún sorprendido, volvió a reír viendo a la chica.
—Mejor intento llevarme bien contigo.
Los tres rieron, pero antes de poder continuar, las pruebas habían concluido, así que recibieron el aviso de que podían retirarse para descansar, ducharse e incluso comer. Pero en dos horas debían estar en la sala de conferencias del recinto, ahí anunciarían finalmente las alineaciones oficiales.
Ya los escuadrones llevaban días formados. Se habían tomado muy en cuenta las propuestas de grupos de Keenan, luego se añadieron o corrigieron detalles teniendo en cuenta otros factores, y finalmente ahora el alto mando daría una última revisión con los datos nuevos obtenidos en las pruebas.
***
Ese fue el día que oficialmente entró en estado activo el Ejército Nacional Rebelde, al igual que nosotros. Ese día nos asignaron a nuestros compañeros, ese día Ranjit y yo conocimos a las personas en quienes tendríamos que confiar ciegamente como dijo Xana, a quienes deberíamos proteger, junto a quienes íbamos a luchar y junto a quienes nos preparamos para morir.
—Victoria Perera-Radhav, "Nilay". Miembro del Escuadrón Libélula.
***
*** *** ***
Aquí estamos un día más. Por motivos adversos, las publicaciones andan un poco raras, pero se hace lo que se puede. Este sábado intentaré publicar otro capítulo, pero se tratará de uno de los llamados "extras", del tipo del informe regional. Si no lo consigo subir el sábado intentaré que sea el próximo miércoles, para intentar respetar un poco el calendario de publicación.
¿Qué tal? Espero que les haya gustado el capítulo. Hoy ya pudimos conocer a algunos de los nuevos personajes que aparecerán.
Fue un capítulo más tranquilo y centrado en ver desde dentro cómo es la vida en Hokkaido y cómo será de ahora en adelante. El próximo capítulo será distinto, no prometo que tenga mucha más acción, pero sí que tendrá un enfoque diferente.
¡Por cierto! Intentaré subir a la cuenta de instagram @atsukoanpan las IDs de la Unidad Imperial, que ya están terminadas y esperando para ser actualizadas. Espero que les echen un vistazo y comenten qué tal les parecen.
¡Gracias por leer y nos vemos pronto!
Atsushi~
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