[CAPÍTULO 1]
28/03/2022 | Rebeldía, Inazuma, Japón
Los ventiladores de la ciudad que servían para mover el aire e imitar el viento estaban trabajando con fuerza a esa hora, los focos de la ciudad también brillaban con intensidad simulando el mediodía.
—Hocus —la voz de Marvel lo hizo abrir los ojos, topándose con el techo oscuro de la ciudad a tan sólo dos metros y medio de él.
La ropa tendida en la azotea se movía por la fuerza de los ventiladores, el suelo de metal bajo su espalda permanecía frío y duro, recordándole que no estaba en el exterior, sino bajo tierra.
Se incorporó quedando sentado y entonces Marvel se puso a su lado.
—Tu mamá me mandó a buscarte, ni siquiera Pocus u Onyx saben dónde estás.
—Pues aquí estoy —asintió aún con una voz y actitud resignados.
—Desde que llegaste te desapareces por horas sin decir nada —Nowak le acomodó un poco los mechones del cabello que se había dejado crecer desde que llegó al Centro—. ¿Pasó algo en el Centro?
Hocus se quedó mirando al suelo y entonces asintió.
—El Coliseum —su respuesta fue obvia y contundente. Pero sin duda esa no era la que Marvel esperaba.
Se lo quedó viendo unos segundos aún pensando en qué debía decir, o más bien cómo debía decir a lo que tantas vueltas le estaba dando. Finalmente respiró profundamente y lo dijo.
—A todos nos sorprende que te haya afectado el Coliseum —con un poco de timidez lo miró a los ojos—. Cuando estabas ahí no parecía que te afectara tanto como a otros.
Hocus no dijo nada, sólo se quedó mirando al suelo así que Marvel siguió.
—No es como si nunca antes hubieras matado a alguien o siquiera visto un muerto.
—Pero por primera vez murió alguien que me importaba —esta vez fue Marvel quien se quedó callado frente a las palabras de su novio—. Por primera vez yo intenté salvar a alguien y aún así murió en mis brazos.
Él tomó aire y se frotó las manos aún recordando el tacto de la tela húmeda cuando desnudaron a Rob para luego cubrirlo con mantas y tratar de hacerlo entrar en calor, el frío de su piel, su aliento débil.
—Pen murió sin que pudiera hacer nada por él, lo mismo con Demain. Eran de mi bando así que siempre estuve mentalizado a que podían morir en alguna misión, pero no me preparé para verlos morir por televisión sin poder hacer nada. Alessandro, mi supuesto rival, también murió en mi arena; me hice compañero de Njord y aún así sólo pude encontrar su cadáver; Davy, maldita sea... —su voz se comenzaba a desesperar al igual que sus movimientos.
Marvel lo calmó poniendo una mano en su hombro y obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Cuando regresamos a la Rebeldía Javier me hizo la revisión. No fui capaz de hablarle ni de mirarlo a los ojos. No voy a poder ver a Luna a la cara nunca más. No sé qué hubiera hecho si Faythe hubiera muerto —con una mano se cubrió un ojo mientras que con la otra aún sujetaba la de Marvel.
—No debes sentirte culpable por sobrevivir, hiciste lo que tuviste que hacer para salir de ahí. Piensa sino en tu madre, en Pocus, en Onyx, en mí. Hocus, no sé qu-
—No es culpabilidad por sobrevivir —finalmente su voz se quebró—. Yo quería volver, maté a cinco personas ahí dentro con tal de volver, pero no pude salvar a nadie. Nunca antes había luchado por la vida de alguien más cuando ya estaba a las puertas de la muerte... Se me acelera el corazón al recordar cómo intentamos salvar a Rob esa noche. Njord y yo hicimos todo lo que pudimos y aún así no fue suficiente.
Se secó las lágrimas de los ojos y luego apretó la tela de su propio pantalón con la mano que no estaba sujetando a Marvel.
—No veía el sol desde hacía meses, y cuando pude verlo después de todo ese tiempo, fue sólo para sobrevivir en esa isla. Quería regresar pero ahora quiero salir, necesito salir, no estar enterrado aquí con mis remordimientos. Quiero volver a esa isla y arreglar todo lo que me quiebra la cabeza ahí, porque en su momento no podíamos pensar en nada que no fuera sobrevivir. Necesito ver el exterior. Hemos vivido en paz desde que nos trasladaron a la Rebeldía, este es el mundo donde todos estamos a salvo, pero en verdad pertenezco a la superficie, el mundo donde la vida es frágil, donde no hay tiempo para lamentarse si quieres seguir vivo. Me acostumbré tanto aquí que al volver arriba no pude soportarlo, ya... ya no aguanto estar aquí. He matado a muchas personas como para llevar una vida tranquila, no lo soporto ya, Marvel.
Se abrazó al castaño haciéndole sentir su propia desesperación. Marvel comenzó a sentir la angustia de Hocus, finalmente entendía lo que pasaba por su cabeza. Desde que llegó había estado muy ocupado, se había reencontrado con su madre y su hermano menor, finalmente podía ver a Marvel sin importar los conflictos entre bandos, se entrenaba para el Coliseum y conocía un lugar nuevo. Ahora que ya se había adaptado, aquella calma le había permitido pensar en todo lo que había tenido que vivir y hacer hasta ese punto.
No se sentía culpable por todas las muertes que había causado a lo largo de los años, pero sí que se sentía culpable por las muertes recientes que no había podido evitar, todo esto lo hacía sentir que no merecía una vida tranquila. Sería demasiado inhumano a su parecer. Tenía la consciencia tranquila por las muertes, pero no la capacidad como para ignorarlas. Eso es lo que hacían los del Centro según él, eso era lo que los diferenciaba de ellos, que él sabía que no merecía una vida dulce e inocente después de lo que había hecho y seguiría haciendo.
Lo único que conocía era la guerra, sabía que esta era cruel, que conllevaba sufrimiento en mayor o menor cantidad, que era imposible ignorar el hecho de vivir en una.
—Sólo pienso en qué hubiera hecho si Lucas no hubiera estado ahí, si no hubieran llegado por nosotros en ese instante. Einar se habría muerto en mis brazos también, igual Okita... habrían sido tres personas a quienes sin importar cuánto hubiera luchado, morirían en mis manos. Últimamente sólo sueño con eso, con que no sólo no pude hacer nada por ellos sino que terminan muriendo igual que Rob.
—Hocus, pero tú sí que hiciste algo por ellos, sí que los salvaste —sintió incluso un escalofrío al notar la mano cálida de Marvel acariciarle la nuca—. Si no te hubieras dado cuenta en ese momento Einar se habría desangrado sin que nadie lo supiera. Tú ayudaste a Okita más de lo que lo hizo Lucas en verdad.
—Pero si no hubiera sentido la sangre...
—Pero lo hiciste, no vale la pena pensar en lo que pudo haber sucedido —Marvel tomó aire y lo abrazó acariciando su espalda de arriba a abajo—. Te diste cuenta de la sangre, lo despertaste y Lucas hizo lo que pudo para mantenerlo vivo, los rescataron, lo atendieron y ahora es el rey de Ashfield. Todo eso es lo que en verdad pasó. Lo mismo con Okita, él está bien ahora, está con sus hermanos y con Sol.
Hocus ocultó sus ojos en el hombro de Marvel y este sólo siguió acariciándolo con calidez.
—Rob, Davy, Pen, Demain, Njord y todos ellos ya no están. Pero Okita, Einar, Faythe y los demás sí que volvieron, están a salvo y eso es lo que importa.
—Pero Rob...
—No podías hacer nada, Hocus, era hipotermia. Lo intentaron, hicieron lo mejor que pudieron. Quizá si hubiera pasado un milagro como en el Mars Bellum sí que podría haberse salvado, lo mantuvieron vivo un poco más. Pero no estaba en tus manos, Hocus, no siempre pasan esos milagros y es injusto, claro que lo es. Pero piensa que lo acompañaste hasta el final, que le diste una despedida más que digna, en verdad sí que hiciste todo lo que podías, Hocus, no estás obligado a hacer más.
—Sólo quiero salir de aquí, Marvel.
—Lo sé, encontraremos la forma de hacerlo pronto —asintió con compasión mientras sus caricias se hacían cada vez más suaves—. Y yo voy a estar contigo, ¿oíste? Enterrados o bajo el sol, pero ya no voy a volver a separarme de ti.
—Tenerlos a ustedes es lo único bueno que tiene este agujero —murmuró dejando un beso en la mejilla del chico, muy cerca de su oreja, a lo que él respondió girando su cabeza para poder darle a Hocus un beso en los labios que fue correspondido.
Casi como si hubieran escuchado la súplica del mayor de los Sesame por salir, su nombre estaba en la lista de aquellos escogidos para ser enviados al norte para apoyar a la zona rebelde de Hokkaido. Eso era precisamente lo que estaban discutiendo Turner, Soundtown, Greenway y Müller en una de las oficinas.
—¿Esta es la lista? —preguntó Heike al recibir una carpeta con todos los nombres en ella.
—Así es. Incluimos también sugerencias para la formación de los escuadrones, eso fue una cortesía de parte de Kennan Sharpe —asintió Turner mientras proyectaba en una pantalla a los seleccionados.
Jordan y Heike ojearon los nombre sin darle importancia a los escuadrones que habían formado, al menos no por ahora.
—Conocemos a varios, pero hay otros tantos que no —Jordan tomó la palabra dirigiéndose a los dos chicos.
—Shunsuke Aoyama, ¿quién es? —Heike señaló el primer nombre que no le sonaba de la lista.
Neil hizo un gesto confiado y proyecto entonces la ficha de información del chico en la pantalla.
—Miembro del Raimon desde hace más de seis años, responsable del diseño y modificación de varias armas en la alianza Raimon-Royal Academy —Turner comenzó a explicar un poco más allá de lo que se mostraba en la pantalla.
—Ya tenemos muchos químicos e ingenieros —Heike comenzó a descartarlo, pero la voz de Soundtown la sorprendió.
—No como este. No es destacable por sus bajas ni por su desempeño agresivo en las misiones, a él lo escogimos por su capacidad de análisis. Cualquier ingeniero puede hacer un arma si se le da la instrucción, a Aoyama no hay que decirle lo que tiene que hacer: en plena misión es capaz de crear o adaptar un arma o cualquier herramienta sin que se lo encarguen, lo hace antes de que los demás se den cuenta de que lo necesitan —los dos se fijaron en el chico de anteojos quien siguió hablando con convicción—. Llevo años trabajando con él, lo conozco mejor que nadie aquí. Si lo formáramos como estratega tendríamos a un líder de escuadrón del calibre de Jude Sharp.
—Y si lo juntamos con Hughes Dvorak tenemos a un escuadrón capaz de exterminar a la Élite de Mercenarios del Centro —por si no hubiera sido poco lo que había dicho Cadence, Turner terminó de convencerlos. De hecho intercambiaron miradas bastante sorprendidos, se habrían arrepentido de rechazarlo.
—¿Y por qué no teníamos información suya hasta ahora?
—Sólo ha ejercido en el Raimon, desde que llegó a la Rebeldía no ha formado parte del ejército aunque pertenece al escuadrón VX.
—¿Y va a querer participar ahora?
—Tendremos que verlo —admitió Turner y luego su compañero recuperó la palabra.
—Se ha quedado en los laboratorios como civil por ahora. Lleva desde enero en tratamiento, tiene un caso serio de anorexia, pero según parece ha ido mejorando bastante. Aquí está el historial médico —lo seleccionó y también se proyectó en la pantalla —. Todo esto lo tienen a su disposición, no se preocupen.
Ellos asintieron y después de confirmar que Hughes también estaba en la lista, pasaron al siguiente nombre desconocido. Los dos pensaron a la vez que quizá ellos tendrían que haberse preparado mejor, sólo venían con listas de nombres, no con todos los archivos hechos en una presentación perfecta. Neil también se iba a limitar a las listas pero fue Lerner quien se desveló por dejarlo todo perfecto.
—¿Aitor Cazador?
—De la Royal Academy, defensor, usa trampas de láser. No ha participado en tantas misiones pero era el encargado junto a Dracon Yale de la defensa de la Royal Academy.
—Cuando el grupo de Rex Remington atacó la base sus dispositivos y conocimiento del terreno fueron decisivos —dijo Cadence—. Yo estuve ahí y definitivamente habría sido una misión mucho más difícil sin él.
—Pero además de sus dispositivos destaca por su adaptabilidad. Ha participado en alguna infiltración, es bueno en reconocimiento de terreno y también en defensa agresiva, incluso en ataque.
—Bien —asintió Heike y siguió repasando la lista.
Después de escoger entre todos a los que serían llevados al norte y quiénes permanecerían en la Rebeldía, fue el turno de los de Hokkaido de exponer a sus seleccionados para los escuadrones de élite que liderarían los ataques.
—El ejército de Hokkaido es mucho menor y menos variado que el que tienen por aquí, se trata principalmente de civiles que se han alistado en formación básica para defender su territorio y varios veteranos, por eso nuestra lista es algo más reducida, pero tenemos algunos seleccionados que definitivamente serán de ayuda para dirigir a los demás.
—Empezamos por Xana Strauss —Jordan los miró a ambos confirmando que no se encontraban sorprendidos—. No hace falta presentarla: francotiradora de élite con muchos años de experiencia y alto nivel de letalidad. Tenemos también a Aleksandra Viktorovna Pavlova, atacante y estratega bien reconocida. Hael Al-Khatib, piloto y atacante. Kurt Erdelyi, atacante táctico. Xavier Foster...
Antes de que lo pudiera presentar, tanto Neil como Soundtown asintieron con una sonrisa, esperaban escuchar su nombre, lo conocían bien, no tuvo ni que presentarlo.
—Bryce Whitingale y Claude Beacons también están. Edna Murthag, Victoria Vanguard, Claire Lesnow, Ethan Whitering y Ashton Malone. Además de evidentemente los miembros del Alpino y Shawn Frost —Heike siguió leyendo sin ver sorpresa ni novedad en sus expresiones. Todos estaban de acuerdo con sus elecciones, es más, era lo que esperaban.
Pero entonces Jordan tomó la palabra.
—Y tenemos dos fichajes nuevos, dos candidatos a la élite.
—¿Qué puesto tienen ahora? —Neil preguntó con curiosidad, suponiendo que se trataba de miembros del Alpino.
—Son civiles —por primera vez sí que causaron sorpresa en los dos chicos, y era más que evidente el porqué—. Victoria Perera y Ranjit Radhav.
—Adelante —Sōji abrió la puerta para entonces entrar al departamento donde Sol lo esperaba mientras recogía la cocina.
—Ya llegué —avisó de lo evidente mientras cerraba la puerta tras de sí y se dirigía al chico para abrazarlo. A eso le siguió un beso por parte de ambos y luego finalmente Sōji le entregó la pequeña caja que traía en las manos, se trataba de dulces que su padre había traído y esperaba poder compartirlos con su novio aquella tarde—. ¿Y Bái Lóng?
—Entrenando —respondió sin más mientras lo invitaba a sentarse.
—¿Le dejan? —preguntó genuinamente extrañado.
—Sí, desde que les dieron la ciudadanía ya pueden hacer de todo. Los tienen vigilados pero ya pueden hacer una vida normal.
—Me alegro mucho —aunque lo dijo con sinceridad, su voz sonaba muy apagada a comparación de otras veces.
—¿Estás bien? ¿Quieres usar el concentrador grande? —preguntó señalando el aparato grande que estaba en la sala, aquel que le suministraba oxígeno a Sol cuando estaba en casa, aunque precisamente hoy no estaba conectado a él, cosa que sorprendió a Sōji cuando lo notó.
—No, no es nada —negó sin darle importancia para luego ponerle la mano en la mejilla—. ¿Tú por qué no lo usas?
—Llevo ya casi un mes sin utilizarlo cuando estoy en casa.
—¿Qué? ¿En serio? —por primera vez en el día su expresión se veía iluminada, y lo hizo aún más cuando Sol asintió— Eso es genial, Sol.
Él sonrió algo reprimido y asintió.
—El día que me llevaron al Centro volví bastante mal. Pasé la noche en el hospital y al día siguiente casi sin avisar ni preparar nada me dijeron que me podían operar, que si quería hacerlo era ahora o nunca así que dije que sí. Fue muchísimo más sencillo y llevadero de lo que creí, a los cuatro días volví a la clínica, estuve ahí porque Anya no quería mandarme a casa sabiendo que vivo solo y que Saturn no estaba aquí. Pero realmente estuve como si nada.
La mirada incrédula de Sōji lo hizo reír un poco a pesar del ambiente triste del día.
—¿Osea que ya te curaste? —preguntó casi con miedo. Pero Sol negó antes de que pudiera hacerse más ilusiones.
—No, tampoco es eso. Pero me sacaron un tumor de casi cinco centímetros, realmente fue por culpa de esa cosa que tuve que irme del Universal, así que es como si hubiera vuelto a como estaba hace dos años. Todavía tengo el otro pulmón infectado y a lo mejor me hacen volver a la quimioterapia pero...
—Claro, pero no es lo mismo de antes —finalmente sus ojos se despejaron por completo, ya no estaban opacos por la angustia ni por todo lo que había sucedido desde que volvieron. Entonces su mirada se inundó con una sonrisa justo antes de sujetarle las mejillas con ambas manos—. Es increíble, Sol... tú eres increíble.
Un beso profundo dejó la habitación en silencio por un par de segundos hasta que los dos se separaron, aunque aún dejaron sus frentes unidas mientras miraban hacia abajo y Sol lentamente jugueteaba con los dedos de Okita.
—Lo mejor de esto es que, ahora que todo es tan incierto, vayas a donde vayas, ya no estoy atado aquí, puedo irme contigo a donde sea... Ya no soy alguien a quien si sacan de su casa se va a morir, ¿entiendes?
Sōji asintió lentamente y acto seguido suspiró recuperando su mirada preocupada del inicio.
—Sobre eso, Sol...
—Vas a volver al Myr, ¿cierto?
Okita separó su frente de repente y lo miró un tanto sorprendido antes de asentir, chocando con la expresión tranquila de Daystar.
—Te conozco, y sé cómo están las cosas. De hecho Bái Lóng está intentando que lo trasladen a Ashfield.
—¿Puede formar parte del ejército? —la curiosidad le ganaba a Sōji, prefería interrumpirse a sí mismo en aquella confesión que quedarse sin saber lo que ocurría.
—Namazuo está en la Marina —dijo encogiéndose de hombros—. Les dejaron escoger testigos para apoyarlos, tu papá y yo testificamos a su favor. La verdad supieron escoger buenos apoyos, por eso todos consiguieron una libertad casi total. Lo del traslado aún lo están viendo, pero si lo consiguiera ya me dijo que le gustaría que yo me fuera con él aunque ya no sea militar.
—¿Y vas a irte?
Sol suspiró y lo miró con duda.
—Si te quedas me quedo, si te vas al Myr y no puedo ir contigo entonces me iré con mi hermano... Lo que no haré es quedarme aquí enterrado solo otros meses más, muriéndome para nada mientras que ustedes hacen algo de verdad.
Sol en el Myr, la idea le causaba terror a Sōji. Los conflictos internos, las condiciones de vida y la situación actual eran cosas en la que no quería que Sol se involucrara en absoluto. Si sólo tuviera que acostumbrarse al estilo de vida de su región no habría ningún problema, su familia y todo el cuartel lo acogerían como a uno más; pero el Myr era más que el Shinsengumi, más que Mibu. Si la idea de irse él era arriesgada, irse con Sol era un suicidio.
—El Myr es peligroso —fue lo único que pudo decir—, lo están haciendo peligroso, sobre todo en la frontera.
—Por eso tu padre ya trajo a tus dos hermanos aquí.
—Exacto.
—¿Y entonces por qué vas a regresar?
—Porque no puedo simplemente quedarme aquí sin hacer nada. Toda mi vida me entrenaron para defender mi tierra, realmente me prepararon para esto desde que era niño, es lo que tengo que hacer.
—¿Y vas a poder hacerlo?
Sus palabras lo dejaron helado, lo miró unos segundos más sin terminar de comprender. Jamás esperó que Sol fuera precisamente aquel que le dijera que no podía hacer algo, que lo subestimara.
—Sobreviví en la arena, crucé esa maldita isla dos veces, claro que-
—No lo digo por ti. Lo digo por todo aquello que no depende de ti —lo interrumpió lo antes posible, finalmente calmando a Sōji al menos un poco—. Pudiste hacerlo en la arena porque estabas en tu territorio: podías usar el arco, eras el rival más temido para un duelo de espadas. Pero los del Centro son diferentes, ellos no van a atacar el Myr con espadas y lanzas, Sōji, van a usar armas de fuego, artillería pesada, incluso químicos... No estás preparado para pelear en esa situación.
—Nadie en el Myr lo está, los van a aniquilar... por eso es que tengo que hacer algo —al negar unas lágrimas comenzaron a resbalarle por las mejillas. Aquel sentimiento le oprimía el corazón, el no poder hacer nada por su pueblo, el sentirse tan impotente frente a todo.
—Pero si vas nada va a cambiar, si mueres no habrás podido salvar a nadie.
—¿¡Y entonces qué hago!? Para el Centro el Myr es sólo un matadero, nos tienen atrapados y nos usan como quieren porque no somos suficientemente fuertes como para pelear contra ellos.
—Ashfield era igual pero ahora ya están peleando de nuevo y-
—Y les mataron un rey. Y no van a dudar en hacerlo de nuevo, Einar es tan insignificante como tú y yo, no les va a costar matarnos si lo quieren hacer. Prefiero morir peleando a simplemente amanecer muerto porque ya no me funcionaron más los pulmones.
En ese momento Sol se quedó callado. Su tranquilidad chocó con la gran desesperación de Sōji.
—Pero ni tú ni yo hemos muerto aún, ¿o sí? —no dio tiempo a que le respondiera siquiera— ¿Vas a dejar que Ryōma haya muerto para salvarte y luego tú vayas y te dejes morir sin más? Puedes hacer más de lo que crees, Sōji, te lo digo en serio. Sabes adaptarte, ya lo has hecho: no podías pelear cuerpo a cuerpo como antes así que comenzaste a usar el arco, puedes hacer lo mismo otra vez.
Esta vez fue Sōji quien no habló. Sentía el cuerpo frío, un vacío terrible dentro de sí.
—¿Unirme a la Rebeldía?
Sol se mantuvo callado, mirándolo en un momento denso para los dos. Como si de pronto toda la conmoción hubiera quedado atrapada en la burbuja de ese instante.
—Podría ser una opción.
Él se mantuvo en silencio bajando la mirada mientras pensaba un poco sobre aquello.
—La Unidad Frigus Ferro fue sólo una excusa para tenernos en una unidad y podernos entrenar para el Coliseum, realmente nunca fuimos parte del ejército de la Rebeldía...
—Sí, pero ya estás en el registro como si así hubiera sido. Será fácil que entres de vuelta.
—¿Y tú? ¿Vas a volver?
—Aún no lo sé.
Sus miradas dolidas se cruzaron. Sol dijo que iría con él, pero no había aclarado si lo haría como militar o como civil.
—¿Volverías al Universal?
—El Universal ya no existe, prácticamente ninguna de las unidades y bandos antiguos existen ahora. Ahora están reorganizando todo, estamos en nuestro momento más débil, así que si vas a hacerlo debe ser ahora, te pondrán en alguna unidad en Hokkaido o aquí en la capital...
—¿Y tú?
—Yo me voy contigo —asintió Sol con confianza mientras le tomaba la mano suavemente.
Todo era confuso, incierto, el resto de meses serían así, nadie sabía qué podía deparar la nueva situación en la que se estaba sumergiendo el país entero. Por eso lo único que podían saber con seguridad era aquella promesa de Sol: que iban a permanecer juntos.
—Nelson —el hombre despertó al sentir cómo alguien le tocaba el hombro, al abrir los ojos vio cómo Samford y Uta estaban ya dentro de la habitación—. Ve a descansar, nosotros nos quedamos.
No solía dormir cuando se quedaba con Preston, aunque su turno fuera durante la noche y su hijo pasara horas dormido, él no lo hacía, pero esta vez su turno se alargó más de lo normal y no pudo aguantar.
Él se dirigió a la cama donde vio cómo Preston ya había abierto los ojos. Con una mano le recogió el fleco para poder darle un beso en la frente y despedirse de él sujetándole la mano por unos segundos.
—¿Ya dormiste bien? —preguntó Uta en un tono más animado saludándolo con otro beso en la frente.
Él sólo asintió suavemente y movió su mano para poder tomar la de Uta y quedarse con los dedos cálidos de la chica entre los suyos.
Uta se sentó en la orilla de la cama y le acomodó algunos mechones de pelo aún sabiendo que no durarían mucho tiempo arreglados.
Preston finalmente estuvo cuatro días en coma, fue una semana crítica, tuvo que pasar por dos intervenciones más para reducir su riesgo de muerte. Por suerte ahora el riesgo era mínimo. Tenía un tubo delgado que entraba en su nariz llevándole así el alimento que todavía no podía consumir en las cantidades necesarias. Otra de sus mayores complicaciones había sido la evidente dificultad y baja eficiencia al respirar por el dolor de las costillas rotas y reconstruidas, por eso llevaba intubado por la nariz desde que despertó del coma, así era menos invasivo y podía hablar, pero también le aportaba el oxígeno que necesitaba su cuerpo y evitaba una neumonía, la mayor preocupación actual de todos pues si la desarrollaba era casi un hecho que no sobreviviría.
Los primeros días fueron muy duros, pero una vez superada la primera semana comenzaron a acostumbrarse por difícil que fuera. Pero aunque todavía fuera doloroso para todos verlo en esas condiciones, actuaban despreocupados y tranquilos cuando estaban con él. Del único de quien dependía su vida era del propio Preston y lo mejor que podían hacer era convencerlo de que lo lograría. Sólo tenía que recuperarse, que aguantar esas semanas difíciles y no dejarse vencer en el proceso.
—¿Y Joe? —preguntó después de ver cómo sólo David y Uta estaban en la habitación. Casi siempre venían los tres, así que suponía que King llegaría más tarde.
Uta bajó la mirada y eso lo preocupó.
—Enviaron a la Marina a Kumamoto —habló David robándose su mirada de inmediato—. Se fue ayer en la noche.
Uta asintió con algo de tristeza mientras acariciaba la mano de Preston. Este se quedó unos segundos con la mirada preocupada pero luego volvió a dirigirse a Samford.
—¿Y las listas? —los dos lo miraron por unos segundos— ¿Ya salieron las listas de quienes se irán a Hokkaido?
De nuevo Samford asintió.
—Me seleccionaron —dijo Uta. En ese momento la mirada de Princeton fue directo a la chica, observándola con angustia.
—No —murmuró sin poder dejar de verla con el corazón en la garganta—. ¿Ya es completamente oficial?
Ella asintió pero a continuación fue su padre quien tomó la palabra de nuevo.
—En Hokkaido estará más segura que aquí, sin duda. Los ataques se van a concentrar en la capital, incluso la retaguardia va a ser peligrosa aquí.
—Sí, han dicho que me voy a quedar en la retaguardia, sólo hay un hospital decente en Hokkaido y es puramente civil. Nos van a llevar a Lucas, Pavel, Sky y a mí para ayudar con el nuevo hospital de campaña.
Eso calmó ligeramente a Preston, realmente era cierto lo que decían. Probablemente en los próximos meses el único lugar seguro en la capital sería la ciudad subterránea de la Rebeldía, y ahí no sería donde destinarían a los militares evidentemente.
—¿Estoy en alguna lista?
Uta lo miró con tristeza y entonces negó.
—No, Preston...
—Te dimos de baja del ejército desde que volviste del Coliseum.
La respuesta no le sorprendió, pero tampoco era lo que quería oír. ¿Aunque qué pretendía? No podía ni comer bien por sí solo, era imposible que lo mandaran a alguna misión en su estado o siquiera lo contemplaran para ello.
Estaba a punto de hablar cuando Samford se acercó y se dirigió a él con un tono más serio, aunque cálido.
—Ya no tienes por qué volver. Ya peleaste suficiente, no tienes que hacer nada más. No tienes idea de cuánto me pesa que hayamos tenido que esperar hasta que estés así para sacarte del ejército pero...
—¿Por qué me sacaron? —preguntó alejando su mirada de los dos, clavándola en la pared.
—Tu padre te sacó —Samford suspiró con agobio al escuchar a su hija decirlo. Él pretendía cargarse la culpa, no quería darle más motivos a Preston para que se alejara de su padre quien tanto tiempo llevaba esperándolo—. Dijo que la primera vez que estuviste en coma fue porque de verdad no hubo forma de evitarlo, pero que esta vez fue sólo la consecuencia de la vida que has estado llevando. Que si no estuvieras en el ejército no te habrían seleccionado para el Coliseum y nada de esto habría pasado.
—Preston, esta no es la vida que merecían ninguno de ustedes. Ya estás fuera, ya no tienes que hacer más.
—Nunca voy a estar fuera —negó aún sin mirarlos—. Precisamente es por todo lo que nos han hecho que no puedo simplemente ponerme al margen y dejar que otros peleen la lucha que es nuestra.
—No estás ignorando la guerra, ya has vivido demasiado, no estás obligado a seguir.
—Ya sé que no me obligan ahora, pero antes sí que el mundo me obligó, a todos nosotros. No podemos simplemente alejarnos y ya —finalmente llevó su mirada débil pero furiosa hasta David—. ¿Por qué dejas que tu hija siga y yo no?
Pero fue la propia Uta quien habló.
—Preston, claro que él no quiere que yo esté expuesta. Joe y él me quisieron convencer para rechazar la citación del ejército, pero después de todo lo que te han hecho, de lo que hemos vivido, no puedo simplemente engañarme con que voy a ser de ayuda quedándome en mi casa bajo tierra.
—¿Entonces por qué no entiendes que siento exactamente lo mismo? —esta vez habló ya con lágrimas en los ojos, en ese momento su voz comenzó a quebrarse— Colby murió en mis brazos, Uta, a Lucien lo mataron delante de nuestros ojos... Y no murieron porque su destino en la batalla fuera ese. Si no hubieran creado el maldito Coliseum ninguno de ellos estaría muerto.
Tomó aire entrecortado, sintiendo el dolor en las costillas que se presentaba cada vez que intentaba respirar con profundidad, pero esta vez no se vio afectado por él.
—Fue una batalla artificial, fueron muertes provocadas. Parece que incluso los rebeldes lo ven como una parte de la guerra porque fuimos militares los enviados, y a estas alturas parece no hay diferencia entre ustedes y el Centro: es como si no entendieran que estuvimos obligados a matarnos en esas islas con tal de sobrevivir, que todos caímos en el juego por la desesperación de querer volver, parece que no entienden que ahí murió gente que no debería haberlo hecho. ¿Y qué ganamos después de volver? ¿Sólo se terminó y ya? ¿Y todo eso para qué fue? ¿Para que cuando volvamos nos digan que no servimos de nada y que todo lo que pasamos allá fue en vano?
—No, Preston, no es eso lo que queremos decir.
—Es lo mismo. No me están dejando vengarme, no me están dejando devolverles lo que me hicieron ahí adentro —su voz finalmente se tranquilizó un poco. Los observó y entonces volvió a hablar de una forma tan sincera y firme, que los dos no pudieron seguir contradiciéndolo—. Están diciendo que no importa que me hayan destruido las costillas, que simplemente ya se terminó y es todo.
Entonces David fue quien se acercó al chico y le puso la mano en el hombro con cuidado.
—No pensamos eso ni mucho menos. Sólo lo hacemos porque te queremos proteger, no tienes por qué seguir sufriendo por algo de lo que no eres culpable. No lo hicimos por querer olvidar lo que pasó, tampoco lo vemos como una simple batalla más... Quiero que sepas muy bien que lo hicimos con buena intención, que fue creyendo que era lo mejor para ti.
—Y lo sé —asintió mientras hacía el gesto de sorber su nariz, pero siéndole casi imposible por los dos tubos que tenía entrando en esta—. Sé que lo hicieron con buena intención, que lo hicieron pensando en mí, pero no puedo simplemente desentenderme de todo. Sé que no soy culpable de esto, pero tampoco soy inocente a estas alturas, esto simplemente es lo que estoy destinado a hacer.
David asintió también tranquilizándose en ese momento.
Él pretendía impedir que Preston se reincorporara al ejército a toda costa, pero al escuchar la desesperación con la que le hablaba a Uta, al percibir un sentimiento que nunca antes le había visto tener a Preston, recordó cómo él también dijo lo mismo en algún momento.
Joe y Jude le insistieron en que ya no volviera a la Royal Academy después del accidente, que ya estaba fuera, que aprovechara para salir de la guerra, pero él mejor que nadie sabía que no era tan sencillo. Preston lo hizo recordarlo. Sería hipócrita y cruel de su parte impedirle al chico que saciara su sed de venganza y apaciguara sus remordimientos, cuando él había hecho lo mismo en su momento. Nadie le quitaría su infancia trágica, tampoco a los compañeros caídos y los horrores que había vivido, por eso la necesidad de seguir peleando hasta conseguir algo que lograra saciarlos, algo que les hiciera saber que todo aquello había sido por una causa, por un objetivo que habían conseguido alcanzar: probablemente la utopía de vivir en paz.
*** *** ***
Pues aquí estamos después de un largo tiempo, aunque no tan largo desde la publicación del informe regional.
Ya llegó el primer capítulo, ¿qué tal les pareció? Sé que fue algo muy introductorio, casi pudo haber actuado de prólogo, pero no se preocupen, en el siguiente capítulo ya veremos más allá de la psicología de los pobres superviventes del Coliseum.
Espero que les haya gustado, y que les gusten también los nuevos formatos de separadores e identificaciones. El cambio de diseño de las IDs fue porque quise hacerlas un poco distintas y usando otro programa que facilita bastante más la edición, pero aproveché que dentro de la historia realmente todos los personajes están recibiendo IDs nuevas por toda la reorganización en el ejército rebelde, así que el cambio de diseño queda bien dentro y fuera del mundo de HELL XD Aunque en un futuro remake, las IDs conservarán este nuevo formato. Incluso si quieren puedo subir identificaciones actualizadas de personajes que ya hayan tenido la suya, esto lo haría en la cuenta de Instagram, aquí sólo publicaré las de personajes que no hayan salido antes.
Díganme qué opinan de todo esto. ¿De qué personajes les gustaría ver sus nuevas licencias?
Antes de despedirme comento que la actualización será los miércoles, no todos por desgracia, pero se hará lo posible por mantener cierto flujo de actualización. De aquí a mediados de junio la actualización será una vez cada dos semanas, luego ya avisaré de novedades. Estas primeras actualizaciones han sido en otros días pero son excepciones. Así que de aquí en adelante esperen las actualizaciones los miércoles <3
Muchísimas gracias por leer y por acompañarme en esta historia cuyo final apenas está comenzando. ¡Nos vemos!
Atsushi~
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