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[CAPÍTULO 33]

06/03/2022 | Hospital General, Centro, Japón.

—Aquí es —Cora abrió la puerta de la habitación dejando así pasar a Enver antes de que ella cerrara la puerta.

Enver se quedó cerca de la puerta mientras la chica se acercaba a Maxim. 

Abrió los ojos cuando sintió que Cora le cogía el brazo para poder quitarle una de las vías.

—¿Qué? —su voz era frágil, todo su cuerpo lo era ahora, de ahí que no tuviera la fuerza suficiente como para mover su brazo y que Cora lo soltara.

—Tranquilo —fue lo único que dijo al principio ella, pero al ver cómo todavía intentaba resistirse, ella se tomó unos segundos para mirarlo a los ojos e incluso apretar su mano fría—. Vamos a llevarte de vuelta a la Rebeldía.

Finalmente dejó de oponer resistencia, quizá por la sorpresa más que por estar de acuerdo.

Cora le quitó todas las vías que llevaba puestas así como el soporte de oxígeno. Con Ayuda de Enver le puso una chaqueta y un pantalón y luego volvió a cubrirlo con la manta blanca.

—¿De verdad voy a volver? ¿Ya acabó el Coliseum? —se le quebraban las palabras, no ayudaba el estarse moviendo.

—Luego te lo contaré todo —le dijo Enver mientras Cora le quitaba el seguro a la camilla para así poder moverla—. Pero sí, voy a llevarte de vuelta a la Rebeldía, voy a llevarte con tus hijos.

Cuando salieron de la habitación en dirección al ascensor para bajar hasta el subterráneo nadie sospechó: Enver llevaba un uniforme de enfermero, parecía que sólo acompañaba a Cora quien supuestamente llevaría a Maxim a algunos exámenes. Y por los guardias que custodiaban la planta no había problema, eran de la Unidad Imperial.

Noel ni siquiera los miró cuando entraron al ascensor, así no captarían ningún tipo de atención.

Nada más llegar al subterráneo, donde estaban los coches de los médicos y enfermeras o incluso pacientes y visitantes, fueron hacia el coche de Cora, aquel coche que usaban entre ellos pero nunca en operaciones o nada relacionado con el gobierno.

Entre los dos colocaron a Maxim en el asiento de copiloto, viendo cómo no se encontraba en condiciones para salir de la cama pero esta vez era necesario. Enver se sentó a su lado y arrancó el coche.

—Gracias por todo, Cora, y gracias a Sasha y a los demás también —le dijo una vez cerró la puerta y ella se acercó a la ventana.

Ella le sonrió y puso su mano sobre la de Enver.

—Cuídate mucho Enver —apretó su mano con cariño y luego le dio un beso en la mejilla.

—Despídeme de ellos, Cora.

—Nos veremos de nuevo —esta vez tras la sonrisa de la chica había algo de tristeza al tratarse de una despedida—. Esta vez sin guerra.

Él le devolvió la sonrisa triste y finalmente Ibara se separó de la ventana.

—Te debo un coche. A Bái Lóng no le va a importar —antes de arrancar marcha atrás, le entregó las llaves de uno de los coches de la Unidad Luz a lo que la chica respondió con una risa.

En poco tiempo salieron del centro de la ciudad. Maxim miraba por la ventana mientras se sujetaba por instinto al asiento sintiendo una falsa seguridad así.

—¿Vas bien? —Enver preguntó mirándolo de reojo una vez salieron del centro de la ciudad, ya encaminados hacia el aeropuerto, cerca de donde la Unidad Imperial tenía su base.

—¿Qué pasó con el Coliseum? ¿Quién ganó?

Enver miró por el retrovisor y finalmente salió de la autopista principal incorporándose a una carretera un tanto más antigua que cruzaba el bosque. No le gustaba esa región, no le gustaba cruzar por el bosque del noroeste del Centro, ahí había sido donde Riker y él se separaron aún siendo unos niños. El aeropuerto estaba en el noreste, pero aún así el panorama era el mismo y no evitaba recordar el día en que casi escapaba del Centro.

—Ya acabó pero nadie nadie ganó.

—¿Cómo? —sintió su corazón encogerse por unos segundos.

—Lo interrumpieron, lo están haciendo ahora —eso calmó el miedo de Maxim de que ninguno hubiera sobrevivido—. ¿No has sabido nada desde que saliste de tu arena?

Maxim negó sin desprender sus ojos de él. Por la posición más reclinada de su asiento le era imposible verle bien la cara, eso sumado a que Mirzayeva no podía apartar la mirada del frente hacía que no lo reconociera.

—Formaron los seis equipos: tres del Centro y tres rebeldes. Pero para cubrir a los muertos en la segunda arena, a Cronus Fourseasons y a ti, metieron a seis personas más, entre ellos Einar Aksnes.

—¿El chico de las presentaciones? 

Enver asintió y procedió a resumirle la verdadera identidad de Einar junto a su situación en el Centro y relación con Bái Lóng.

—Rompieron el tratado con Ashfield metiendo a Einar al Coliseum sólo para castigar a Bái Lóng, evidentemente eso no le gustó al rey y menos al general del ejército, quien resulta ser el antiguo rey y el padre de Einar. Esa misma mañana se firmó la alianza oficial entre la Rebeldía, Ashfield y el Myr para enfrentarse al Centro. Ahora están interrumpiendo el Coliseum, los rebeldes se llevarán de vuelta a los suyos... así que yo te llevaré a ti de vuelta —le entregó su teléfono desbloqueado, ya con la pantalla mostrando la retransmisión del Coliseum que no se había interrumpido todavía.

La cámara se había quedado bloqueada en aquella que grababa el claro donde estaba la base de los rebeldes. Millennium vio en directo cómo voló el brazo de Simeon ya con los sonidos de helicópteros más cerca, luego la cámara captó a Leonardo.

¡Desde este momento Ashfield está en guerra con el Centro, haremos que se arrepientan de haberse enfrentado a nosotros!

A los dos se les erizó la piel al escuchar la declaración de guerra. Aunque llevaran años en esa guerra, escuchar cómo se hacía oficial, cómo el país entero se enteraba claramente, les causó una sensación peculiar.

Poco después la transmisión se cortó, hubo silencio en el coche, los dos pensaban en lo mismo mientras que Namazuo conducía por aquella carretera vieja.

Maxim cerró los ojos junto a un quejido pesado, sentía los puntos arderle en la espalda, la herida no estaba cerca de sanar todavía.

—Cora me dio algo por si te duele demasiado, ¿quieres que...?

—Después de parir sin anestesia ya nada me duele —aquella frase suya había empezado como un simple chiste que se decía él mismo, que lo decía con Infinity, con Marvel, incluso se lo dijo a Faythe en la arena cuando recibió un corte en el brazo. Pero se había vuelto una verdad con la que se engañaba a sí mismo.

Era cierto que aquel día entre la reciente operación y el parto en sí, sintió dolor como nunca lo había hecho, aunque físicamente se comparaba con el dolor del momento en que Gamma le abrió la espalda, no era la misma sensación de angustia. En la arena sintió cómo se le fue el aire, cómo un dolor agudo se le expandía por todo el cuerpo, cómo perdía la fuerza en los brazos y piernas de forma instantánea. El día que nació Aslan sintió cómo si se le estuvieran saliendo las tripas, cómo la espalda le dolía sin importar lo que hicieran, sentía que le iba a romper la cadera o que los puntos del pecho se le iban a salir, pero lo peor de ese día fue la angustia de no saber si su hijo estaba bien, el terror de que algo le hubiera pasado. Cuando lo cargó por primera vez ese miedo se fue, el dolor también, y se prometió a sí mismo que nunca nada en el mundo le iba a causar más sufrimiento que esas horas de incertidumbre.

Una vez se calmó un poco miró de nuevo a Enver sin poder incorporarse para verle la cara.

—¿Quién demonios eres? ¿Por qué te vas del Centro?

—Creí que ya me conocías, no dudaste en venir conmigo. No es usual aceptar la invitación de un extraño así como así.

—Tampoco es que me dieran muchas opciones —respondió secamente frente a la risa de Mirzayeva.

—Soy Enver Mirzayeva, también me llaman Namazuo o Honebami, no-

—¿Enver? —lo interrumpió ahora esforzándose más para verlo, pero sin lograrlo— ¿Ese Enver?

—Sí —asintió sabiendo lo que Maxim pensaba sólo con escucharle la voz.

—Riker me dijo... —pero no pudo terminar su frase. La voz se le debilitó aún más al notar la mueca de dolor que Enver hizo al escuchar su nombre, en ese momento Maxim sintió que estaba a punto de llorar— Lo siento mucho.

Enver asintió lentamente mientras una lágrima se le deslizaba. No quería un pésame, por eso sólo asintió en silencio sin que Millennium lo viera llorar.

—No pude vengarlo —no se esperó que esas palabras fueran la continuación de su anterior frase. No eran condolencias vacías, era una disculpa sincera. Le alivió saberlo.

—Zaphod quería que tú volvieras a casa, hiciste suficiente por él sobreviviendo a tu muerte —aquellas palabras salieron solas de su boca, iban directamente desde su corazón. No sentía enojo o frustración hablando de los deseos de su difunto novio, no estaba diciéndolo sólo para hacer sentir menos culpable a Maxim, lo decía porque sabía que era verdad y eso lo hizo sentir como si se quitara un peso de encima—. Ahora me toca vengarlos a los dos.

Maxim no dijo nada. Llevó la mirada al teléfono de Enver, al haberse encendido para mostrar la hora pudo ver cómo tenía la foto de Riker con su traje antes de la pasarela como fondo de pantalla. Millennium llevaba soñando con Riker y con todos los que habían peleado con él en el Coliseum, deliraba viendo a Utopía muerto al fondo de aquella cueva, veía a Pen e Iggie a pesar de no haber presenciado sus muertes. Por eso ver a Riker con su común sonrisa al presumir sus atuendos únicos y magníficos en vez de su cara pálida y ensangrentada al morir le alivió un poco aquella herida psicológica con la que llevaba lidiando desde que salió de la arena.

—Si cuando lleguemos a la Rebeldía te pusieran cualquier pretexto no dudes en decirme, haré lo que pueda porque te dejen entrar... y si no es a mí diles que hablen con Infinity Beyond o Marvel Nowak, también tienes a los del Vía Láctea, ellos te conocían, tienes a muchos de tu parte. No va a ser fácil, seguro que te van a tener retenido un tiempo... pero al menos tendrás gente que cree en ti, tarde o temprano te dejarán en paz.

—Gracias —esta vez se volteó muy ligeramente para dedicarle una sonrisa sincera a Maxim.

Salieron del Centro por el bosque, siguieron hasta atravesar la Transición y la Periferia, pero llegó un punto donde ya no pudieron seguir avanzando con el coche. Enver bajó y cargó en su espalda a Maxim. Millennium tuvo la idea de cruzar la reja por cualquier parte, así activaría una señal de alarma y llegarían a interceptarlos, al ver que lo traía a él seguramente los dejarían entrar a ambos: a Maxim se lo llevarían al hospital y a Enver lo detendrían en la zona militar rebelde, pero todo de acuerdo al plan.

Por suerte Enver tenía un comodín extra en ese plan.

Dos Jeeps llegaron por ellos. Los encontraron en el césped esperando pacientemente: Maxim estaba acostado mientras que Enver estaba sentado a su lado vigilando que estuviera hasta cierto punto estable.

—Enver —a Maxim se lo llevaron casi de inmediato, pero del otro Jeep una persona fue directamente a abrazarlo.

—¡Aphrodi, atrás! —Aleksei le llamó la atención mientras él y Celia apuntaban a Enver desde los lados del vehículo.

—¡Es un soldado del Centro!

Pero entonces Byron se volteó ahora tomando al chico de la mano y sin intención de soltarlo o moverse. Sólo negó con la cabeza por un momento desconcertándolos a los dos.

—De no ser por mí él llevaría años en la Rebeldía con ustedes —ahora se sorprendieron aún más—. Sólo quería irse del Centro, como la mitad de los niños soldado de ahí. Que lo tengan detenido y que lo juzguen como hicieron con nosotros en su momento, vamos a respetar todo el protocolo, pero les aseguro que sólo esta aquí por haberse escapado, no va a intentar nada contra nosotros.

Byron no sabía nada del plan de huida de Enver, pero aún así era como si se lo hubiera contado a detalle. Enver nunca quiso ser parte del Centro, estuvo a punto de escapar, pudo haberse ido con Riker cuando eran niños, pero Byron los hizo volver a él y a Bái Lóng, se sentía culpable por ello todavía aunque lo hubiera hecho sólo con intención de protegerlos. Sabía que se había escapado, que lo había logrado, y al verlo llegar con Maxim supo que no estaba equivocado: él sólo quería huir, no buscaba más enemigos.

Al cabo de un rato finalmente habían llegado a la Rebeldía todos los salidos del Coliseum. Cerca de la Cala Pirata un barco de la armada del Centro se enfrentó al barco rebelde que llegó a la isla del Mars Bellum. Por eso fue que se llevaron a los heridos en dos helicópteros hasta la Rebeldía, mientras que aquella batalla naval y aérea se desarrollaba lejos de la costa.

La habitación estaba en silencio e incluso un poco oscura, las luces de las pantallas eran lo único que la iluminaban junto a los rayos que se colaban desde la puerta. Por eso fue que Skywalk se dio cuenta al momento de que habían abierto la puerta.

—Lucas —se volteó al ver al chico quien entró dejando la puerta cerrada detrás de sí—, ve a descansar, yo me termino de ocupar aquí.

El rubio lo miró y entonces suspiró mientras asentía lentamente. Él había conocido a Javier cuando este tenía unos dieciséis años, lo conoció en la Cala Pirata, el mismo fin de semana que anunciaron a los participantes del Coliseum, le causaba nostalgia verlo vestido de enfermero y ya trabajando oficialmente en el hospital de la Rebeldía. La última vez que lo vio apenas estaba en el curso de capacitación, se sentía orgulloso de él incluso cuando no lo conocía tan bien. Y un sentimiento más complejo lo ahorcaba al recordar el último deseo de Rob así como la forma en que Cálico terminó con su muerte la ronda que compartieron.

Javier puso la mano sobre la de Lucas y la apartó finalmente del borde de la cama obligándolo a dar un paso atrás.

—Ni siquiera te has cambiado. Vete a descansar, ¿sí? —el chico tomó su puesto y fue entonces él quien continuó el trabajo de cambiarle la bolsa de suero a Sōji.

Lucas se quitó uno de los guantes y ya con la mano descubierta le revolvió el pelo al chico antes de salir de la habitación.

—Te lo encargo.

—Sí, pero vete a descansar y comer algo, sino Pavel nos va a matar a los dos.

Se le escapó una risa cansada y salió de la habitación. Aquella zona del hospital ahora estaba restringida, ahí tenían a todos los rescatados del Coliseum. Algunos como pacientes graves y otros simplemente en chequeos que terminaban rápido y finalmente los enviaban de vuelta a sus respectivas casas. En aquel momento no seguirían ningún protocolo con los rescatados sanos, sería sólo perder el tiempo y privarlos de descanso, además la Rebeldía ahora estaba mucho más ocupada en la batalla naval y en mandar apoyo al ataque que Ashfield estaba liderando contra el aeropuerto militar del Centro.

Lucas era el único al que no habían atendido todavía, pues nada más bajar del helicóptero se quitó la cota de malla y las partes más pesadas de su armadura, se recogió el cabello, se puso guantes y fue el principal encargado de estabilizar a Sōji.

La descarga de Osowiec ayudó bastante, pasó todo el viaje sin problemas, pero al poco tiempo de llegar a la Rebeldía el efecto terminó. De los heridos era el que menos grave estaba, pero aún así corría peligro.

Por suerte era justo lo que Lucas sospechaba: después de drenarle el líquido de los pulmones empezó a mostrar mejoría. Pero aún así le tomaría tiempo recuperarse, sobre todo después de todo lo que había vivido los últimos días.

Al salir al pasillo que se encontró completamente vacío, se sentó en la primera fila de sillas que encontró. Él mismo se sentía en shock, por más que estuviera calmado y racional, sabía que sólo estaba de pie gracias a la adrenalina y presión.

Después de un par de minutos una de las puertas del pasillo se abrió también, de ella salió Pavel quien también fue directo a recargarse contra la pared con un suspiro.

—Pavel —al escuchar su nombre se giró inmediatamente, lo miró fijamente y luego Lucas caminó hacia él con los ojos cristalizados—, Pavel.

Lo abrazó nada más llegar a su lado. Los dos estaban cansados, estresados, pero la situación de Lucas era aún más drástica. Pavel tampoco se había quitado su uniforme, al igual que Lucas sólo se había puesto una bata y guantes, pero Lucas llevaba más horas al pendiente de que ni Einar ni Sōji empeoraran aún más.

Aunque pasó toda la noche fingiendo calma y poder manejar la situación, por dentro la presión lo estaba matando, no podía hacer nada con los materiales que tenía ahí dentro. Veía cómo Einar se moría frente a sus ojos sin poder hacer nada más que mantenerse calmado y convencer a todos de que aún se podía hacer algo.

Lucas sabía que Einar iba a morir por la pérdida de sangre antes del mediodía, pero aún así se aferró a la esperanza de que hubiera un milagro, por eso hizo lo posible por mantenerlo vivo. Quizá los esfuerzos de Lucas le regalaron dos horas más de vida a Einar, lo cual no hubiera significado nada de no ser porque sí que sucedió un milagro y los sacaron a todos de la arena.

Cuando vio a Pavel sintió aún más esperanza, y una vez Aksnes llegó vivo al hospital supo que se iba a salvar.

Aquella presión finalmente estalló, de una vez por todas dejó libres las lágrimas de desesperación que tuvo que retener durante toda una noche.

Pavel sólo lo abrazó dejando que llorara sobre él, él también había estado en esa situación muchísimas veces, entendía el sentimiento.

—Lo hiciste bien... Hiciste más de lo que pudiste

Lucas estuvo así un par de segundos más. Luego los dos se recargaron en la pared y terminaron sentados en el suelo, aún mientras Nowak abrazaba de lado al rubio y este se secaba las lágrimas.

—¿E-Einar? —preguntó apenas tratando de calmar su voz.

Pavel asintió lentamente.

—Ya salió de cirugía y está respondiendo bien a las transfusiones, es casi un hecho que se salvó, que lo salvaste —vio la mirada de Lucas relajarse muy ligeramente al escucharlo. Entonces trató de suavizar un poco su voz—. Por protocolo van a evaluar si deberá estar detenido un tiempo o no, pero lo más seguro es que no. Imperiale está con él ahora, entre guardaespaldas y enfermero, y cuando acabe el ataque de Ashfield seguro que su padre vendrá también.

—¿Sabes más del ataque?

—Ashfield está atacando el aeropuerto militar del Centro. Ivar y el propio rey están liderando el ataque, los apoyan los de la Rebeldía del norte. No sé cómo esté yendo por ahora.

Lucas asintió finalmente más tranquilo, aunque aún tenía que sorber su nariz de vez en cuando.

—Supe que trajeron a Maxim.

—Sí. Fue el novio de Riker según parece: escapó del Centro y lo trajo consigo. También lo tuvimos que operar, sigue delicado pero estable.

El estado y paradero de Millennium eran algo que en verdad preocupaban mucho a Lucas, desde que lo vio llegar en el vagón médico al Ludus y posteriormente fue llevado al hospital general del Centro, la duda sobre cómo volvería a la Rebeldía si es que lo hacía lo atacaba constantemente.

En eso Pavel suspiró y siguió hablando.

—Langford está bien, todavía falta esperar a ver cómo sana su cuerpo, pero aunque ya se le desinflamaron las cuerdas vocales sigue sin poder hablar, el daño fue grave. En unas horas le firmaré el alta. Los demás están más o menos igual: heridas pequeñas, deshidratación, unos cuantos puntos... Los que no están ya en casa es porque siguen en observación pero nada más.

—¿Y Preston?

Pavel suspiró aún mirando fijamente el suelo entre sus pies.

—Lo indujeron en coma —la mirada casi acusadora de Lucas lo hizo seguir explicando—. Le destruyeron las costillas, Kane lo operó, creo que fueron seis costillas que consiguieron reconstruir. Aún así salió tan mal de la cirugía que lo indujeron en coma, se supone que será por unas horas para controlar la inflamación y reducir los efectos de la hemorragia interna y el daño a los pulmones, pero depende de cómo reaccione se puede alargar el tiempo. Por el momento es el que peor está de todos los que rescatamos.

Lucas lo miró ahora con impotencia y cansancio, como si él fuera el responsable, el que tuviera que hacer algo por Princeton. Por eso Pavel le dio una palmada en el brazo.

—Eres el único al que no han revisado, vamos, luego te irás a casa —se levantó y acto seguido le estrechó la mano a Skywalk para que lo hiciera.

Al ver la mirada tensa de Lucas supo que por su mente pasaba algo como que no quería irse. Era normal, llevaba tiempo sintiéndose el responsable de la vida de sus compañeros, todavía sentía que era el único que debía trabajar para que se salvaran, que no podía descansar hasta que estuvieran bien. Ya los habían rescatado, los médicos de la Rebeldía le habían tomado el relevo a Lucas hace horas, pero él aún no conseguía hacerse a la idea de que ya no era responsable de nada.

Nowak le pasó el brazo por los hombros y siguió caminando hacia uno de los consultorios vacíos.

—Por cierto, ¿conoces a un tal Jimmy Kyrk? Lleva cuatro horas en la recepción esperándote.

Finalmente vio una chispa en los ojos del chico, eso lo hizo reír y pronto una sonrisa tímida pero emocionada se dibujó en los labios de Lucas. Pavel lo volvió a abrazar y esta vez Skywalk correspondió con más entusiasmo, esta vez sintiendo sus ojos húmedos de alivio, de emoción.

—Ya estás en casa, Lucas, ya puedes descansar.

En ese mismo pasillo Leonardo siguió varias horas sentado junto a la cama de Einar, mirándolo como si se tratara de una piedra preciosa o alguna obra de arte que nunca hubiera visto. Pensaba en tantas cosas pero en nada a la vez. Había cumplido su mayor objetivo en la vida, había hecho lo que su padre no pudo: servir a Ivar y traer de vuelta al príncipe de Ashfield.

Había cumplido su promesa consigo mismo de rescatar a Einar, ocupaba un alto cargo en el ejército de su reino, servía a su antiguo rey justo como hizo su padre, había sido él quien declaró la guerra en todo el país; y aún no tenía ni 25 años. Lo ahogaba el pensamiento de que ya nunca nada de lo que hiciera en su vida sería más importante. Un delirio de sentir que su vida ya había terminado lo mareó por un buen rato.

Luego se deshizo de ese pensamiento inútil a su parecer, ¿de qué servía lamentarse ahora? La guerra había empezado, ahora estaba condenado a luchar en ella, tenía que pelear por su reino como habría hecho su padre, como estaba haciendo su hermano ahora mismo junto a su rey, Ivar y Edgar.

Llegó un momento en el que rogaba porque Einar despertara, necesitaba hablar con alguien, salir de sus pensamientos, hacer algo. Pero su trabajo autoasignado había sido cuidar a Einar en su propia habitación hasta que Ivar regresara y pudieran llevárselo a Ashfield.

Empezó a pensar en otros en vez de en sí mismo. Pensaba en Edgar, quien ahora estaba luchando en el ataque al aeropuerto militar del Centro, pensó en su hermano Massimo quien estaba haciendo lo mismo junto a  Ivar y el propio rey Owen. Pensaba en su hermano Giorgio y su madre quienes seguro que estaban en casa, rezando igual de impotentes que Leonardo por que Massimo volviera sano y salvo.

Pensó en Einar, en cómo había sido su vida en el Centro. ¿Él quería que lo rescataran? ¿Renegaría acaso de su reino? Sin duda la desesperación de Ivar y su esposa, Agatha, por volver a verlo no era algo que Einar compartiría, él probablemente ni siquiera recordaba sus existencias.

Al pensar en su difunto padre y en el orgullo que deseaba que sintiera, la idea de que Einar nunca había visto el rostro de su padre y nunca lo vería, quedó un buen rato en su mente también. 

Se agotó él solo, necesitaba hacer cualquier otra cosa. Por eso cuando Javier entró a la habitación para revisar que Einar siguiera estable, se permitió salir al pasillo unos minutos. Sintió que respiró por primera vez en horas. Se sentía culpable por aliviarse de salir de esa habitación, pero no era culpa de Einar, sólo era él quien tenía mucho para pensar y desgraciadamente se le concedió el tiempo y la paz para hacerlo.

Empezó a caminar por el pasillo, por algunas ventanas podía ver el interior de las habitaciones. Algunas estaban en silencio como la de Einar, pero otras sí que tenían más gente en su interior.

Una risita aguda lo sacó especialmente de su trance. Volteó hacia la habitación de donde vino y se encontró con la imagen de Maxim riendo con mucha más debilidad que la niña que estaba sentada a los pies de su cama.

—Ivory, más bajito, hay gente que está durmiendo —le dijo Infinity también conteniendo su risa mientras que con un brazo cargaba a Aslan.

—Perdón —dijo ahora con risas más bajitas cubriendo su boca con ambas manos.

Infinity miró de reojo cómo Leonardo pasaba delante de la habitación, así que este apuró el paso, quedándose con una sonrisa contagiada por aquella escena. No los conocía, no sabía de qué se reían, pero ver finalmente que Maxim había vuelto con su familia y que aquella niña podía reírse con sus padres en vez de llorar por uno de ellos, lo hizo sentir ligeramente mejor.

La siguiente habitación no fue tan alegre como la anterior. Apenas pudo verle la cara por culpa de los tubos y aparatos que tenía en la boca, nariz y pecho, pero supo reconocer a Preston. En aquel cuarto el ambiente era tranquilo, más denso, pero no tanto como en el de Einar. No había nadie más en la habitación, pero sí que había una muchacha junto a un hombre de mediana edad sentados justo en las sillas de enfrente.

Los saludó con un gesto de cabeza y siguió caminando hasta llegar a las escaleras.

Pensó en ir al baño a refrescarse la cara y luego volver con Einar, ahora tratando de hacer un ambiente menos pesado en su habitación y recibirlo de mucho mejor humor cuando volviera a la consciencia. Después de todo Leonardo era un completo desconocido para él, no quería que su primera impresión de él fuera una tan deprimente.

Pero justo cuando salió del baño vio dos siluetas muy familiares llevando uniformes especialmente típicos de su región.

—Massimo —la voz de Leonardo era inconfundible, por eso su hermano se volteó de inmediato y corrió a abrazarlo.

Después saludó más formalmente a su general, quien no correspondió a su formalidad.

—Leonardo, ¿dónde está Einar?

Se sintió sobrecogido por la mirada del hombre, lo miraba como si Leonardo fuera su salvación. Aquel que fue su ídolo y admiración, le estaba suplicando con desesperación.

—Vengan conmigo —asintió aún un poco abrumado por aquel pensamiento.

En verdad Ivar le tenía mucho cariño a Leonardo por el simple hecho de ser el hijo de su antiguo compañero de armas y más tarde también volverse su mano derecha, Aksnes lo veía como un compañero, como alguien tan cercano como un sobrino o ahijado, mientras que Leonardo llevaba todo este tiempo viéndolo como alguien inalcanzable, aún lo veía como el rey que algún día fue y al que su padre sirvió con su vida.

Los llevó hasta la habitación donde llevaban horas agonizando, uno mental y uno físicamente.

Pero nada más entrar a la habitación fue como si todo el ambiente se iluminara. Entró en silencio y se dirigió a la cama donde su hijo seguía pálido e inconsciente. Los dos hermanos se conmovieron por la expresión de Ivar, era el rostro de un hombre que volvía a la vida, estaban viendo el momento en que Ivar Aksnes saciaba su venganza y recuperaba lo más preciado que le habían quitado.

Una sonrisa inconsciente se dibujó en los Imperiale, pero al poco tiempo se dirigieron a los asientos del pasillo para darles más privacidad, aunque quizá Einar seguiría dormido un tiempo más.

Los dos habían llegado con sus uniformes sucios y arañados, sus rostros y sus manos eran testigos de la batalla que finalmente había terminado, por eso Leonardo simplemente preguntó.

—¿Cómo acabó el ataque? No he sabido nada desde que me subí al barco para ir a la arena...

Massimo asintió lentamente, viéndose no sólo cansado sino también tenso.

—Destruimos el aeropuerto militar y tomamos parte de un arsenal de armas de distancia. La batalla se extendió al terminar el ataque: ocupamos parte del bosque del norte, la Transición y la Periferia.

—¿Llegaron a Ashfield?

Massimo negó.

—No cruzaron el bosque de Ashfield, los detuvimos en la Periferia.

Leonardo respiró con alivio, pero al ver la cara de su hermano supo que no venía una buena noticia.

—Edgar y la guardia real retrocedieron antes de que nadie y detuvieron el avance, nosotros continuamos el ataque desde la Transición con ayuda de los rebeldes del norte.

—¿Edgar? —su voz se quebró al mencionar su nombre, a preguntar por él su corazón comenzó a latir con tanta fuerza que sintió un dolor insistente en el pecho.

—Edgar está bien, sólo hubo un par de heridos de la guardia real, lo hicieron mejor de lo que nadie pudo esperar —de nuevo recuperó el aliento, pero aún no le había dicho aquello que le ensombrecía el rostro al mayor de los Imperiale—. Mataron al rey.

La mirada de Leonardo fue indescriptible, no pudo decir más.

—Estábamos en primera línea de ataque, ya casi los hacíamos retroceder por completo. Ivar estaba guiando a un escuadrón desde el este, nosotros seguíamos por el oeste. Justo cuando creímos que se habían retirado los rebeldes nos avisaron de que un radar estaba captando un misil de largo alcance. No creímos que fueran a atacar así, era una zona aún civil. Owen nos mandó a poner a salvo a todos los civiles que pudiéramos. Fueron sólo segundos, quizá minutos, luego llegaron las explosiones, fueron tres, el Centro no tenía casi armamento fuera del arsenal. Salvamos a varios pero muchos civiles murieron, y Owen también. Al poco tiempo de cesar el ataque, que los del Centro se retiraran y nosotros comenzáramos el rescate de los heridos llegó un helicóptero del Centro, lo retransmitieron y ahora todo el país sabe que Owen Partinus ha muerto, que la guerra con Ashfield no duró ni un día antes de que mataran a su rey.

Todo lo que Massimo contaba era un golpe tras otro.

—¿Y ahora qué va a pasar?

—Eso es lo que vamos a decidir. Por ahora nos reorganizaremos. La Rebeldía está apoyando a Ashfield, estamos mandando refugiados al norte, mientras que los de aquí están apoyando al Myr, que está bajo amenaza ahora. No haremos ningún movimiento hasta que todo se aclare, por eso hoy mismo volveremos a Ashfield Ivar, tú y yo. Por ahora lo más seguro es que Einar se quede aquí. El funeral del rey no será público, pero tú y yo tenemos que ir, es mañana en la mañana, luego será la reunión del consejo, así que despídete del príncipe y de los rebeldes y volvamos a casa.

Mientras tanto en la zona militar de la Rebeldía tenían detenidos a los cuatro chicos del Centro. Cada uno estaba en una pequeña celda, les habían hecho una evaluación médica al igual que a los demás rescatados del Coliseum, y después de eso se les ofreció comida mientras seguían aislados completamente aunque bien vigilados.

Ya habían juzgado a Enver. Byron, Jimmy, Alicia e incluso Deanna Tam testificaron a su favor. Realmente sería el caso más fácil de integrar, pues no sólo tenía mucho apoyo sino que además de contar con información valiosa, era el único que no había participado en el Coliseum y por ende no había asesinado a ningún rebelde, es más, todos sus asesinatos habían sido a traidores del Centro. Seguía detenido, pero casi seguro que al día siguiente lo dejarían en libertad, cosa que faltaba comprobar con los otros tres.

—¿Tienes idea de quién pudo haber enviado el mensaje avisando de la participación de Einar Aksnes en el Coliseum y por qué lo hizo? —Travis era quien dirigía el interrogatorio mientras que Neil sugería preguntas de vez en cuando al igual que Byron.

—¿Cuál fue el mensaje?

—Responde a lo que te preguntamos —Travis evitó que Charlie se dirigiera más directamente a Neil. El chico suspiró y entonces miró a Percival.

—Está claro que metieron a Einar para castigar a Bái Lóng Liu y así poder de una vez desatar la guerra contra ustedes. Aunque Liu esté cerca de la base de la pirámide, tiene más nivel en la jerarquía del-

—Eso no es lo que- —pero Travis le hizo un gesto a Neil para que dejara seguir hablando a Ross.

—Para entender lo que hace el Centro primero deben saber cómo funciona —dijo con un ligero tono de burla antes de seguir—. Liu tiene prestigio porque fue asignado como guardaespaldas de Aksnes, y él siempre ha sido la joyita del Centro, eso sumado a que tienen buena relación con la Unidad Imperial, el verdadero pico de la pirámide, hace que al Centro sí que le importe que Liu se rebele. Además él no fue un voluntario, a él lo reclutaron a la fuerza, conoció gente que escapó del Centro como Zaphod Riker o Byron Love —lo señaló específicamente con la cabeza—. A esos son a los que más intentan retener, por eso lo quisieron castigar matando a su novio frente a sus ojos. Einar es ciego, no tiene entrenamiento militar, no había peleado en ninguna arena, el plan era que lo mataran al inicio y que Liu se viniera abajo y rompiera su alianza con los rebeldes, pero al parecer no fue así. La idea sería que los rebeldes lo vieran como a un enemigo más y lo mataran como a Mohrir o a los otros nuevos de la arena, no que expusieran tan pronto que el chico de las retransmisiones era su querido príncipe de Ashfield.

—¿Y por qué enviaron el mensaje entonces si el plan del Centro era que muriera?

—Aksnes es el mayor exponente de las víctimas de esta guerra: secuestrado de bebé, herido irreversiblemente, criado como rehén y obligado a renegar de su origen... Además es increíblemente adorable, casi todos en el Centro lo quieren, claro que todos quieren protegerlo. Pero sobre todo porque si lo mataban la guerra iba a empezar aún más violentamente de lo que ya. Ahora la misión fue rescatarlo, ¿no? Si estuviera muerto la misión sería destruir al Centro. Y somos soldados pero también somos personas, todos buscamos por nuestra propia supervivencia. Así que sea quien sea quien envió ese mensaje le tenía mucho aprecio a Einar o estaba desesperado por salvarse.

—¿Sabes quién lo envió?

—Muchos lo quieren y muchos quieren sobrevivir a cualquier costo, pero si pensamos en alguien que lo haya hecho por los dos motivos por igual, las posibilidades se reducen. Bái Lóng Liu queda obviamente descartado, así que el único que cumple con esas condiciones y tiene suficiente poder como para haber enviado el mensaje y seguir vivo es más que obvio —los miró con una ligera risa contenida al ver lo interesados y desesperados que estaban por escuchar su respuesta. Pensó que les había dado pistas suficientes, pero frente a su silencio ansioso, supo que no habían adivinado todavía la primera persona que se le vino a la mente a Ross—: Aleksander Danilov, el Zar, el verdadero favorito del Centro.

Travis genuinamente estaba sorprendido de que Charlie hubiera colaborado con tanta información y además les hubiera dado un nombre concluyente.

—Ponle el mensaje —Travis dio el permiso a lo que Neil asintió y desde su laptop reprodujo el mensaje.

Al terminar los escasos segundos Charlie habló antes de que le volvieran a preguntar.

—Efectivamente. Es la voz de Michael Maes, miembro de la Unidad Imperial, la operación la dirigió Danilov —confirmó con bastante tranquilidad así como seguridad en sí mismo—. Lo enviaron desde el norte, cerca del aeropuerto. Pero eso ya lo sabías, ¿no, Turner?

Frente al silencio de Neil, él se explicó.

—Es imposible que no hayan descubierto la localización teniéndote a ti y a Lerner en la Rebeldía.

—¿Cómo sabes todo eso?

—Simplemente lo sé, mi función en el Protocolo Omega era saber qué pasaba en la capital, dentro y fuera del Centro.

—¿Qué sabes de la Rebeldía? —preguntó ahora Byron.

—Más de lo que les gustaría, pero menos de lo que yo quisiera, eso por seguro.

—¿Tu trabajo era entonces informar al presidente de todo lo que sucediera en el ejército?

—El presidente no sabe ni siquiera que existo. Me asignaron en el Protocolo Omega y ahí Alpha me dio este rol, es lo que llevo haciendo desde entonces, pero nada es oficial. Eso también ya lo saben Kim y Turner.

Travis entonces dio por terminado el interrogatorio.

—¿Alguien que quieras que testifique por ti en el juicio?

—Alvar Gaudín y Bae Kwan Kim —miró de nuevo a Byron a los ojos.

—Gaudín no puede ser.

—Entonces Henry House.

El interrogatorio siguiente fue el de Bái Lóng. Y volvieron a la misma pregunta, a lo que Liu pudo responder desde otro punto de vista.

—No sé a ciencia cierta quién lo envió, pero todo indicaría que lo hizo la Unidad Imperial.

—¿Por qué lo piensas?

—Sa- Danilov y Aksnes son muy cercanos desde hace años, haría lo que fuera por cuidarlo, además la Unidad Imperial suele actuar por su cuenta incluso cuando el Centro no está de acuerdo, básicamente hacen lo que quieren. Todos en la UI le tienen aprecio a Einar y no tenían nada que perder así que seguramente lo hicieron entre todos.

—¿Entonces van en contra de su propio gobierno? ¿Se rebelan?

Liu negó.

—No, son los favoritos, por eso hacen lo que les venga en gana, Danilov siempre consigue sacarlos de los problemas.

—¿Y el gobierno les permite esa desobediencia?

—Siempre los beneficia así que por el momento nunca se han visto perjudicados. Además el verdadero centro de mando militar del Centro son la propia Unidad Imperial, Bash Lancer los apoya y se mantiene al margen, el Dragon Link no es más que una cara bonita para los desfiles y la prensa. Pinkus Mountbatten es el general del ejército del Centro pero no hace nada, y Asley Rune suele mantenerse al margen, el que lo controla todo en verdad es Danilov.

—¿Entonces él dejó escapar a Einar sin más?

—Danilov y la Unidad Imperial se pueden permitir el capricho de salvar a un amigo así como así. El Centro cree que los controla pero ellos son los que lo controlan en verdad.

—¿Y tú cómo supiste que Aksnes estaba en la arena? —esta vez Neil intervino por mera curiosidad.

—Me lo dijo Tezcat justo antes de subir a las balsas. Por eso también estoy más que seguro de que la Unidad Imperial lo hizo: me dijo que un tal Ángel se lo había dicho. Ángel Rey Cano es miembro de la Unidad Imperial.

—¿Por qué traicionas tan desinteresadamente al Centro? —Travis dijo la pregunta concluyente.

—Yo nunca fui del Centro, me reclutaron a la fuerza siendo un niño, desde el momento en que puse un pie en la capital ya quería irme. Me obligaron a trabajar para ellos, así que hice lo que me convenía para sobrevivir hasta que llegara el día en que pudiera irme. No es la primera vez que he intentado escaparme —esta vez miró a Byron quien sabía mejor que nadie que eso era cierto.

Travis y los dos chicos se miraron entre ellos y finalmente dieron por terminado el interrogatorio.

—¿Quieres que alguien testifique a tu favor en el juicio?

—Tài-Yáng Liu... Sol Daystar —se corrigió al poco tiempo, aunque antes de que lo hiciera, Neil ya había anotado el nombre legal de su hermano— e Isami Kondō.

Una vez terminara el juicio de Charlie, él sería el siguiente.

Pero mientras los rescatados del Coliseum por la Rebeldía habían recibido toda la atención necesaria incluso siendo supuestos enemigos, los supervivientes del Centro no habían corrido con la misma suerte.

Tenían a los seis chicos sin camisa, de pie y con las manos contra la pared en aquel cuarto oscuro y frío bajo los cuarteles.

Sus respiraciones entrecortadas retumbaban en el eco de la habitación mientras unos pasos duros pero ligeros la recorrían de lado a lado.

Se detuvo en una de las orillas y puso la mano en el hombro de uno de los chicos. Aqua tomó aire y lo contuvo para tratar de soportar los siguientes golpes del látigo que llegaron uno tras otro.

—Tú ya estás —Konrad lo cogió del brazo y aún mientras temblaba lo sacó de la habitación, con un tono serio y pesado en la voz y sus movimientos en general.

El castigo para los supervivientes eran 36 latigazos, dos por cada participante que dejaron escapar. Un castigo bastante medieval al parecer de muchos, pero no tan cruel como podrían haber pensado, por suerte había sido Mountbatten quien lo decidió, no Cinquedea o alguien de más poder y crueldad.

La Unidad Imperial había sido la escogida para implementar el castigo, todos supieron que Konrad iba a ser el encargado de impartirlo, por eso él mismo le prometió a Rina que sería rápido con Aqua, que le daría el tiempo justo entre cada ronda de azotes para que los aguantara sin desmayarse pero no lo suficiente como para que agonizara entre golpe y golpe. Ibara era consciente de que era lo mejor que podía aceptar, que esta vez si se negaba abiertamente sí que podía haber algún problema. No para ellos, sino para Tet. Por eso lo hizo rápido, el propio Aqua asumió que la rapidez con la que lo había golpeado no era por saña sino por compasión, y no le quedó duda cuando nada más salir de la habitación, Rina se lo llevó a un piso superior mientras le colocaba hielo en las heridas esperando a que Cora llegara.

—Cómo se nota que le hiciste un favor a tu amiguita —rio Simeon aún manteniéndose contra la pared como se les ordenaba, incluso ahora teniendo sólo un brazo. Fue un corte limpio y relativamente fácil de tratar, aunque evidentemente no estaba teniendo el descanso que necesitaba después de perder una extremidad. De todas formas tenía que agradecer que la espada de Imperiale estuviera tan afilada, de no ser por eso probablemente el dolor de su brazo opacaría el de los latigazos.

—Cierra la maldita boca —lo calló con un golpe más del látigo, con una fuerza mayor que la anterior.

Él no estaba de acuerdo con el castigo, no le parecían unos traidores ni unas deshonras para el Centro, no había sido su culpa que interrumpieran el Coliseum, sólo hicieron lo que les mandaron. Los estaban castigando por no enfrentarse con hachas y espadas a un ejército que tenía armas de fuego. Le parecía ilógico el castigo, y tampoco tenía especial odio a los presentes, le eran más bien indiferentes. Por eso sólo cumplía la tarea de la forma más rápida posible: sí o sí les iba a causar dolor, así que prefería hacerlo rápido y ya. Aunque no podía evitar aumentar la fuerza cuando en vez de callarse y terminar rápido con su sufrimiento se ponían a sacar su orgullo.

Quiso terminar también rápido con Ghiris y Mehr.

Cuando la chica se cayó de rodillas y Hudson tuvo el instinto de levantarla, Konrad se acercó, cogió la mano de Christian y la volvió a pegar contra la pared.

—Quieto —entonces se agachó y levantó a Mehr para colocarla de vuelta contra la pared. Ella tampoco tenía camisa, su sujetador se había roto al poco tiempo de comenzar los azotes, por eso fue inevitable que Konrad la tocara cuando la levantó. Ella no tenía ni fuerza para quejarse, pero sí que notó una mirada por parte de Ghiris mientras le colocaba el pelo a Masha sobre los hombros para dejar su espalda al descubierto—. No te la voy a robar, Hudson.

Por instinto le puso la mano en el hombro a Ghiris antes de darle los últimos golpes y avisar que había terminado, para hacer lo mismo con Mehr.

—Ya váyanse —aunque les hablaba secamente y casi con desprecio, no les tenía un odio particular ni nada así. De hecho consideraría mucho más cruel actuar amable con ellos justo después de haberles lacerado las espaldas.

Ghiris sujetó a Mehr de los brazos y los dos se fueron temblando hacia la puerta donde Gen los recibió fuera.

Ya sólo quedaban dos. Limpió el látigo de la sangre que ya se había acumulado en él y entonces se dio la vuelta.

—Te lo dejo, Ángel.

No dudó en aceptarlo, pero su expresión no era alegre aunque tampoco forzada, simplemente seria. Ángel cogió el látigo y Konrad fue al fondo de la habitación para recargarse en la pared junto a Sasha y Nyx.

Los golpes de Ángel a Gamma sí que iban con malicia, iban con saña, se notaba a simple vista. Después de un rato, se volteó a ver a sus compañeros, casi temblando por la adrenalina.

—¿Cuántos le faltan?

—Él no tiene límite —Sasha se adelantó a Konrad, complaciendo a Gerlach con su respuesta fría.

Konrad terminó con Simeon y luego le volvió a entregar el látigo a Ángel para que se desquitara más. Lo golpeó un par de veces y una vez cayó de rodillas volvió a golpearlo.

—Ya —fue lo único que dijo al entregarle el látigo a Konrad. Este lo volvió a limpiar como manía y luego también sacó a Gamma de la habitación.

Sasha se separó del muro y abrazó a Ángel sintiendo cómo el corazón todavía le latía fuertemente, incluso cómo le temblaban un poco los brazos. Él sólo respiró profundamente y recargó su cabeza en el hombro de Arc mientras le acariciaba con cuidado la espalda, donde seguían las marcas de los azotes que algún día fueron obra de Gamma.

Los tres abandonaron la habitación cuyo suelo estaba ensangrentado, y se reunieron con los demás en una habitación mucho más pequeña pero igual de fría y aparentemente aislada.

Sólo faltaban las Ibara, el resto de la Unidad estaba ahí. Luciel estaba sentado sobre una mesa así que dio una palmada en esta para que Sasha se sentara junto a él. Una vez lo hizo, Slocker y Ángel compartieron una mirada seria por ya haber notado ambos cómo Sasha estaba cansado, era lógico y evidente pues llevaban todo el día ocupados, pero el cansancio físico de Danilov era notorio y más grave que el del resto, pero aún así los dos sabían que no lo iba admitir así que sería su trabajo obligarlo a descansar pronto.

—¿Ya están todos? —preguntó Michael a lo que Konrad asintió.

—Se lo notificaré a Cinquedea más tarde.

Gen suspiró mirando a Noel, sabía que lo que el chico pensaba respecto a la situación con Ashfield, lo duro que estaba siendo para él pero aún así no lo podía demostrar.

—Con esto queda oficialmente terminado el Coliseum e iniciada la guerra —dijo Sasha mientras con una mano cogía el cable del oxígeno y lo enredaba en su dedo por manía—. A partir de ahora las cosas van a ser diferente. La Unidad Luz ya no existe, tampoco el Monte Olimpo, el Protocolo Omega ha perdido a más de la mitad de sus integrantes así que puede que tampoco duren mucho. Ya les dije lo que hablamos en la reunión: nos van a usar mucho de ahora en adelante, probablemente nos vigilen más de cerca también. Hicimos lo que quisimos durante el Coliseum porque nadie nos estaba mirando, ahora lo seguiremos haciendo pero con cuidado, ahora sí que estamos vigilados. Ya hemos hablado mucho de lo que vamos a hacer, de nuestros planes y de cómo actuaremos cuando nos envíen al norte... les pido que sigan confiando los unos en los otros, recuerden que somos los más fuertes del Centro por eso mismo. Hay que serlo hasta final.

Todos asintieron lentamente. Estaban de acuerdo, lo habían hablado cientos de veces, eran en verdad el grupo más fuerte y homogéneo, por eso eran los que controlaban la jerarquía. Ya sabían lo que iba a pasar, ya sabían que se enfrentaban en una guerra y que finalmente había comenzado. Estaban completamente conscientes del inevitable futuro, pero sí que impactaba por un momento pensar en que ya nada iba a ser como lo conocían.

*** *** ***

Pues aquí tenemos el último capítulo de Coliseum, ¿cómo estuvo?

Bueno, todavía un capítulo más que vendría siendo como un epílogo, espero poder subirlo la próxima semana para ya concluir la segunda historia. Aunque mi idea es ponerme cuanto antes con Revolution, sí que pasará un tiempo hasta que salga, pues por la escuela y otros pendientes, no podré sacar la historia tan rápido. Es decir, yo estaré trabajando en ella pero de poquito en poquito en borradores. Si tuviera que dar una fecha, sería en mayo. Pero por hasta entonces seguiré con actualizaciones (esporádicas ;_;) de las otras historias. De todas formas seguramente ponga un aviso más elaborado al acabar la historia.

Dicho esto... ¿Qué tal? Se vienen cositas, se vienen cositas potentes después de tanta desgracia. ¿Qué les pareció? Tenemos un reino sin rey, a los supervivientes del Centro con la espalda pelada, a los presos de la Rebeldía decidiéndose entre la ciudadanía, la prisión o la ejecución; a Preston en coma otra vez, a Lucas con culpabilidad de superviviente... Lo único bonito que pasó fueron los reencuentros familiares de los Millennium, los Aksnes y los Imperiale ;_;

Aún así espero que les haya gustado. Gracias por leer y nos vemos pronto con el epílogo.

Atsushi~

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