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[CAPÍTULO 3]

14/02/2022  |  Ludus, Centro, Inazuma, Japón.

La sala de entrenamiento estaba llena con todos los chicos, o al menos una mayoría. Iggie estaba junto a Njord y Hocus practicando el combate con espadas de goma en una plataforma en la orilla del recinto.

Jeanne estaba junto a Columbia, Preston, Lucas y Lucien practicando técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Victor estaba con Riccardo, Michael, Mercury, Cálico y Rob en el segundo piso comiendo y hablando mientras miraban el paisaje de la ciudad de noche por última vez antes de la primera arena.

Había otros chicos como Faythe, Maxim o Harkness que se habían ido a sus habitaciones para descansar o simplemente pasar tiempo solos, pero muchos otros estaban en la sala de entrenamiento.

Namazuo estaba sentado con Riker en una parte baja del muro mirando así cómo algunos de los chicos del Centro entrenaban en uno de los tapetes. De hecho muchos ya no entrenaban y se limitaban a ver a los demás mientras descansaban.

En ese momento estaban practicando dos chicos del Centro. Daniel Genov, conocido como Gamma y Christian Hudson, Ghiris; ambos tenían puestas las armaduras correspondientes para poder practicar con los shinais sin herirse realmente. Pero al terminar ese combate, sólo Ghiris se quitó la armadura, Genov tomó el shinai de su compañero y se acercó a uno de los asientos de la orilla donde interrumpió la charla de dos chicos.

—¿Quieres pelear conmigo, Okita? —preguntó estrechando el shinai hacia el chico quien lo miró unos segundos al verse sorprendido, pero luego lo tomó asintiendo lentamente.

Dejó la mochila de oxígeno en el asiento junto a Sakamoto y se levantó yendo hacia las estanterías donde tomó una armadura y se la colocó para presentarse en el tapete siendo esperado por Gamma.

Tomó el shinai una vez listo y se colocó para hacer el correspondiente saludo y dar comienzo al combate.

Aunque el ataque de Gamma fue primero, él lo bloqueó y se juntó a él para poder hablarle.

—¿A dos ippones?

—De acuerdo —sonrió Genov y aunque luego quiso separarse de Sōji para así golpear su cabeza y obtener un punto, Sōji interrumpió el movimiento de su enemigo apartando el shinai  siendo él quien aprovechara la oportunidad para golpearlo en la cabeza e irse hacia atrás alzando bastante más la voz que en los gritos de antes.

Ya que nadie estaba controlando directamente el combate, Namazuo se levantó y alzó la mano que tenía del lado donde empezaba Okita.

¡Menari! —anunció y ambos volvieron al centro para empezar de nuevo tras el primer punto— ¡Empiecen!

Gamma gritó con bastante más fuerza y Okita siguió con el tono normal para evitar quedarse sin aire. Pero fue cuestión de segundos lo que tardó Sōji en marcar su segundo punto yendo a la ofensiva y así terminar el combate.

Por más que se viera tranquilo, Namazuo por dentro estaba muerto de la emoción, estaba realmente fascinado, y fue ese el momento en que no resistió más y se decidió acercándose a Sōji.

—Okita —lo llamó quedando frente a él.

—Ah, dime —respondió aún teniendo todo el equipo puesto.

—Soy Namazuo Mirzayeva, de la prefectura de Nagasaki —en ese momento hizo una reverencia—. ¿Harías un combate conmigo? Jamás he competido con alguien del Myr y en serio me encantaría hacerlo, más con alguien tan fuerte como tú.

Por instinto Sōji correspondió a la reverencia de inmediato pero realmente estaba muy sorprendido, por eso le tomó unos segundos asimilar lo que le había dicho.

—¿En serio? Claro, con mucho gusto, adelante —asintió varias veces haciendo ahora él una pequeña reverencia.

—Muchas gracias. Iré a ponerme el bōgu.

Sōji se quedó ahí descansando mientras que Namazuo se puso en poco tiempo todas las protecciones y tomó un shinai mientras Gamma se quitaba la armadura y Ghiris se acercaba para observar al igual que Bái Lóng quien acababa de llegar llevando del brazo a un chico rubio con él.

Pero muy lejos del Centro, en el Myr dos chicos estaban viendo esa misma escena a través del televisor.

Este chico lo hace mucho mejor —comentó Yamato y el otro le dio la razón.

Namazuo Mirzayeva de Nagasaki... En serio que sí lo hace bien, no sabía que en Nagasai tuvieran tanto nivel, incluso siendo del Centro... —asintió mirando con sorpresa el combate que ahora era mucho más igualado aunque siguiera habiendo ventaja por parte de Okita.

Es que está dándole combate a Sōji, no cualquiera lo hace —comentó aún sorprendido Yamato señalando la pantalla, y en eso su padre entró a la sala.

Ah, hola Kazuo, no sabía que te habías quedado —sonrió justo cuando el chico se volteó hacia él.

Sí, es que Yamato y yo nos quedamos a ver un poco del Coliseum, pero ya me iba, no quiero molestar —se disculpó con amabilidad.

No, no es ninguna moles-

¡Papá, Sōji está combatiendo! —Yamato señaló la pantalla de nuevo tomando a su padre de la mano para que mirara.

Por un momento Kondō se asustó, pensó que se refería al combate real, a que había empezado de forma espontánea y ahora su hijo estaba peleando a muerte mientras todos lo miraban. Pero sintió un gran alivio al ver que era un simple entrenamiento como el que tenían en el Myr, de ahí la emoción de Kazuo y Yamato.

Es cierto... Están teniendo un buen combate —asintió con una pequeña sonrisa de tristeza. En serio que extrañaba a Sōji, no podía verlo mucho desde que se fue a la Rebeldía para ser tratado y entrenarse para el Coliseum, y verlo como cuando combatía en el dojo como todos los días le provocó una sensación extraña a la vez que nostálgica.

El combate terminó en la victoria por un punto de Okita y nada más terminar, Mirzayeva se acercó a él para preguntarle si estaba bien ya que lucía muy cansado. Al ver cómo estaba bien y volvieron a enfocar otra parte de los entrenamientos, la atención de los tres se dispersó.

¿Hablaste con Hijikata? —preguntó Yamato mirando a su padre quien aún tenía el teléfono celular con el que había llamado en las manos. Él asintió— ¿Cómo está Tetsu? No he podido hablar con él desde anteayer.

Dice que está mejor, ahora está en una clínica cerca de su casa, ahí lo cuidan pero ya es mucho más como una casa, Toshi dice que es como si fuera un edificio para estudiantes, hay muchos chicos de su edad. Es donde estaba Sōji —la expresión preocupada de Kondō intentó disimularse a la hora de sonreír—. Sigue usando el oxígeno pero sólo doce horas al día, cuando duerme más bien. Aunque parece que le sigue costando ponerlo y quitarlo, aún le dan ataques de tos y le da bastante ansiedad pero cada vez mejora más.

Claro, eso es directo a la tráquea... Pobrecito —murmuró Kazuo llevándose una mano al cuello con cierto dolor ajeno recibiendo la mirada de Kondō—. Lo siento mucho, espero que mejore pronto.

Sí, pronto estará mejor. Dice que también ya está volviendo a hablar, aún habla bajito pero ya va mejorando —de nuevo se esforzó por sonreír aún más y tranquilizar a Yamato.

Él asintió aún sin estar muy convencido, sus dos hermanos ahora estaban graves de salud, los dos estaban lejos... Pero seguía siendo la misma constante donde Sōji empeoraba cada día más y Tetsu iba a mejor poco a poco.

Tengo que irme, mi hermano y mis papás me deben estar esperando, no avisé que me quedaría después del entrenamiento —dijo Kazuo levantándose y tomando sus armas que había dejado recargadas en la pared antes de ponerse un haori más grueso encima de su ropa de entrenamiento.

Hasta mañana Kazuo.

Hasta mañana, sensei —se despidió formalmente mientras Yamato lo acompañaba a la puerta principal.

Oye Kazuo.

Dime —respondió mientras se colocaba de nuevo las sandalias para salir.

¿Puedo hacerte una pregunta algo personal? —Fukui asintió y entonces Yamato tomó aire algo inhibido de pronto— A ti... te gustaba mi hermano, ¿no es así?

La cara de Fukui lo dijo todo, se quedó helado unos segundos y bastante sorprendido, sólo asintió intentando recuperarse del shock.

No te lo he dicho hasta ahora aunque Tetsu y yo ya lo sabíamos pero... ¿estás bien aunque ahora Sōji ya... ya sabes, tenga novio?

Su expresión se endulzó al sonreír aunque en el fondo aún sintiera algo de dolor por eso mismo.

Cada uno toma los caminos que debe tomar, y ese era el de Sōji —suspiró y miró al cielo estrellado unos segundos antes de hablar con una sonrisa más real pero triste—. Llevaba enamorado de él desde los quince años y creo que Sōji lo sabía: yo no le gustaba a él, no puedo hacer nada con eso. Además siempre hemos sido amigos y lo quiero mucho como compañero y amigo de la infancia, si él está feliz así, entonces yo también.

Ya veo... En serio eres genial, Kazuo, eres muy maduro —sonrió con timidez—. Bueno, nos vemos mañana.

Realmente había algo más que quería decirle respecto a ese tema, pero consideró que no era el mejor momento, además de que por un momento le acobardó decirlo por miedo de lo que dirían los dos implicados al enterarse.

Hasta mañana —rio despidiéndose con la mano y empezando a caminar hacia su casa.

Era cierto lo que había dicho, todo lo que le dijo a Yamato era la verdad, pero también era verdad que le había dolido mucho en su momento a pesar de su resignación, e incluso ahora seguía siendo una herida que al tocarla volvía a arder.

De nuevo, en la capital del país también había un chico que caminaba solo algo hundido en sus pensamientos, quizá menos dolorosos que los de Fukui, pero iba bastante entretenido en su propio mundo hasta que fue su turno de ordenar en la cafetería donde estaba.

Konrad se acercó al mostrador recogiendo los dos vasos que le entregaron junto al pequeño bizcocho que iba en un recipiente transparente, y después de agradecer se dirigió a la puerta de cristal que llevaba del interior del edificio a la terraza con la que compartían el último piso del centro comercial la cafetería y el restaurante de comida italiana.

Rápidamente ubicó a quien buscaba y sonrió al verlo justo donde esperaba hacerlo aunque el otro no lo supiera.

—¿Está ocupada esta silla? —preguntó con un tono tan natural que al estar centrado en otras cosas, el otro respondió antes de fijarse en quién se la pedía.

—No, no, adelante, puede llevárse- Konrad, hola —se interrumpió al verlo allí y realmente la sorpresa se vio reflejada en su cara casi de inmediato.

—¿Qué tal, mi zar? —siguió con un tono más natural ya dejando lo que había comprado encima de la mesa— Toma, te compré esto, es un frappé con chocolate. Sé que estamos en febrero pero yo los tomo siempre... De todas formas los compré chiquitos por si no lo quieres, me lo tomo yo.

—Gracias. No te preocupes, yo también los tomo aunque haga frío, igual me gustan —agradeció con una sonrisa tomando su vaso—. Bien, dándole a la escuela porque sino no veo con buen final este año —rio apartando la computadora un momento.

—¿Estás en exámenes o algo así? —se recargó en el respaldo antes de tomar un trago de su vaso y luego extender el recipiente con el dulce para que él pudiera comer también si lo quería— Es pastel de zanahoria, no te compré uno porque no sé si puedes comerlo, pero si se te antoja puedes coger de aquí.

—Gracias —sonrió llevándose un poquito de la nata de la bebida a la boca con la pequeña cuchara que tenía—. No, esto es lo que me perdí en las últimas clases de hoy. Mira, te cuento lo que me pasó hoy.

—Cuéntame tu día, querido amigo —dijo mientras encogía las piernas sobre la silla.

—Estaba en clase, era mi tercera hora más o menos. En esa clase estamos sentados en mesas de dos, son bastante grandes pero compartimos lugar. Te sientas donde quieras y donde llegues, entonces hoy me senté con una compañera que la verdad me cae bastante bien, es simpática. Estábamos en la clase, todo normal, pero es que tenía un sueño que no me aguantaba, se me cerraban los ojos, no sentía el brazo y gastar energía en escribir hacía que me dieran ganas de morirme —conforme iba explicando Konrad reía ligeramente aún comiendo su pastel mirándolo con media sonrisa—. Pasé unos 45 minutos luchando contra el sueño pero hubo un momento en el que ya me estaba durmiendo, se me cerraban los ojos y hasta me iba de lado, entonces mi compañera me toca el brazo y me pregunta "Sasha, ¿estás bien?" y yo "sí, sí, no pasa nada".

Hizo una pausa para tomar aire al haberlo perdido con la risa y el habla.

—Me siguió pasando un par de veces más y yo ya veía cómo ella me estaba mirando mucho. Estaba escuchando en el fondo a la maestra, eso de que escuchas entre sueños... Que si la mecánica cuántica... Ajá, sí, sí. Mi compañera me vuelve a preguntar que si estoy bien y le digo que sí. Intenté seguir la lectura pero es que los ojos ya se me cerraban, ya me estaba durmiendo. Recargué mi cabeza en mi mano y ya me quedé dormidísimo. Seguía escuchando la voz de la maestra, oía cómo se iba acercando y de repente lo único que se escuchó fue el taponazo de mi cabeza contra la mesa. Obviamente me desperté del golpe pero lo primero que veo es a la maestra toda asustada, que si me llevaba a la enfermería, que si quería algo y yo me quedé viéndola también medio asustado todavía por el golpe, luego sólo le dije "maestra... me dormí". Fue tan vergonzoso a la vez que me dio lástima por el susto de la maestra. Entonces me dijo que estaba bien, que me fuera a casa, que era entendible por el trabajo y todo eso. Entonces le llamé a Noel, me fue a recoger, fui a casa y dormí hasta hace como tres horas pero hay que hacer los trabajos de hoy, ponerse al corriente y preparar lo de mañana. 

Konrad no evitaba carcajearse por la forma en que lo contaba y también por imaginar la escena con bastante facilidad.

—No me creas, pero nunca me he dormido en una clase, sí había días en los que sentía que me iba a morir ahí, que veía imposible aguantar otras dos horas así, pero nunca me llegué a dormir, no conozco la experiencia de reventarse la cabeza contra la mesa. 

—La verdad es que en el momento sí fue medio vergonzoso porque todos me miraron, me di un golpe que me espantó el sueño hasta llegar a casa, la maestra se asustó... Pero ahora es demasiado divertido, lo volvería a hacer sólo por la risa.

Konrad rio y siguió comiendo. Su charla casual continuó por un rato más. 

—Oye Konrad, tú al final sí apoyaste a una competidora como lanista, ¿no? —preguntó recogiendo las piernas en la silla y escondiendo sus manos en las mangas del abrigo.

—Sí, al final sí. Noel y yo apoyamos a D'Arc —asintió mirando la mesa fijamente antes de mirar a su compañero.

—¿Y crees que sí tenga posibilidades de...?

—Tiene posibilidades, claro que sí, sólo que quizá su forma de actuar la haga mucho más vulnerable frente a todos los demás que son unos animales despiadados. No lo veas como un acto de lástima, en serio creo que ella podría ganar y en verdad esto haría ver que Ashfield es mucho más fuerte de lo que parece. Desde lo del Príncipe de Ashfield en el Centro los vemos como débiles, llevan casi veinte años sometidos, pero en verdad pienso que podrían ser una bomba: se mantendrá inactiva hasta que el temporizador llegue a cero, entonces sí que tendremos problemas.

—Tienes razón. Noel me imaginé que sí la apoyaría, aunque sea por un poco de orgullo, pero me alegro de que hayas decidido también apoyarla como lanista. Además, si descubren que alguien de la Unidad Imperial del Centro apoya a una chica de Ashfield siempre puedes escudarte en la excusa de que políticamente es territorio neutral y doblegado por el Centro, o decir que quieres hacernos abrir los ojos y notar que puede que tengamos a un gran enemigo oculto.

—Exactamente. Cómo me encanta que mi zar ya se sepa todo antes de que le digamos —bromeó haciendo reír a ambos.

—¿Y Einar lo sabe? —Konrad lo miró a los ojos y asintió lentamente.

—Está de acuerdo con nosotros. Además Jeanne ya lo conoció, si sobrevive y vuelve a Ashfield será cuestión de semanas o incluso días, antes de que el temporizador llegue a cero —ambos se miraron sabiendo las consecuencias de todo ello—. ¿Y tú apoyaste a alguien? —el rubio asintió— ¿Quién?

—Ah, no lo sé, eso es secreto —bromeó alzando las manos fingiendo ignorancia.

—¡No seas así, dime! Dime o ya no te doy pastel —ambos se rieron en alto y entonces lo miró para responder.

—A Riker —Konrad asintió entendiendo inmediatamente la situación.

—En serio que Namazuo lo está pasando mal —dijo con lástima y su compañero le dio la razón—. Pero esperemos que regrese y al fin puedan estar juntos.

Sasha asintió con una sonrisa algo entristecida antes de tomar de su café para que en una media hora ya hubiera terminado la tarea pendiente. Siguieron hablando con normalidad mientras Konrad hacía una pausa en seguir comiendo el pastel y Sasha seguía tomando poco a poco su bebida.

—Ah, a lo que venía era esto, es que se me olvidó con todo el chisme... —Gerlach sacó de su mochila una tablet que encendió y dejó sobre la mesa para enseñársela a Sasha— Son los informes de la semana, Lancer me dijo que te los diera.

—Gracias —tomó la tablet para leer mejor los documentos.

—Nos dijeron que nos preparáramos para el tiempo que dure el Coliseum porque puede que las cosas se pongan feas pero ahí dice que la Unidad puede estar inactiva por un tiempo indeterminado.

—Sí... Según que seremos los que estén al mando pero no lo veo muy lógico. Supongo que nos tendrán haciendo trabajo de oficina y asistiendo a reuniones, aún así dice que debemos estar listos porque el aviso de volver a la actividad puede ser inesperado. A saber qué planearon ahora.

Sasha hizo una mueca al pensar en eso pero intentó desviar el tema para distraerse los dos.

—¿Y hoy no has visto a Noel?

—No, hoy es el día que iba a ir a cenar con Einar, ¿recuerdas? —mencionó Konrad.

—Ah, es cierto, es el último día antes de que esté en lo del Coliseum —asintió al darse cuenta—. Me lo dijo hoy cuando me fue a recoger.

—Sí, pero ya tendremos tiempo para vernos. Hoy pasé casi todo el día con Luciel, estuvimos yendo a las oficinas, tuvimos la reunión en la que dijeron lo del informe, luego fuimos a comer, fue a recoger unas cosas a la escuela... Estuvimos un tanto ocupados, sí. Pero ahora ya te traje esto y listo —sonrió moviendo con la cucharita los residuos de nata que había en el vaso—. Oye, ¿cómo está Ángel?

—Mejor —asintió el rubio—. Con la caída ya sabes que se lastimó el brazo; se dislocó un hombro y se hizo una fractura pequeña en el cúbito, pero le estuvieron haciendo radiografías para ver si no se había roto alguna costilla o algo así, pero no, está bien. Tuvo también unas pocas quemaduras pero fueron muy leves, lo mandaron a casa después de dejar todo controlado. Hoy de hecho estuve a punto de ir con él pero como tiene que descansar y yo iba a ir a dormir, no quería ponerle el trabajo de estarme cuidando aún teniendo que recuperarse —soltó una pequeña risa jugueteando con el vaso que tenía en la mesa—. Cora lo va a visitar casi todos los días y dice que va mejor cada día y realmente me alegro.

—Me alegro, a todos nos pegaron un susto —dijo Konrad antes de sonreír con picardía y mirar a Sasha quien apenas tomaba un poco del pastel que tenían para los dos—. ¿Y con el otro asunto? ¿La cosa ya va mejor?

Sasha suspiró y negó con la cabeza pasando el bocado con resignación.

—Seguimos i- —pero en ese momento se detuvo al sentir cómo si ese bocado lo apuñalara desde dentro.

Reconoció inmediatamente la sensación y eso lo hizo sentir una gran impotencia así como enojo mientras que su cuerpo sólo reaccionaba con una arcada. Justo cuando la porción de comida llegaba al estómago era cuando solía sentir esa pequeña molestia que sólo en los peores momentos se sentía como ahora, y eso era debido a los tumores que se le generaban en la boca del estómago con demasiada facilidad.

—¿Estás bien? —Konrad se levantó poniendo la mano en la espalda de Danilov quien dejó el recipiente en la mesa levantándose lentamente y cubriendo por momentos su boca con la mano.

Intentaba respirar despacio aquel aire frío de la noche para calmarse y poder evitar las náuseas, pero fracasó cuando le llegó otra arcada que definitivamente lo llevó hasta el primer bote de basura que vio y no pudo hacer más que vomitar en él.

—¡Sasha! —se acercó a él poniéndose en cuclillas a su lado con una mano en su espalda para acariciarla suavemente. No era la primera vez que pasaba frente a Konrad así que no lo tomó completamente desprevenido, pero siempre sentiría lástima al escuchar cómo entre arcada y arcada él dejaba libres unos pequeños quejidos que reflejaban lo doloroso que era vomitar en sus condiciones.

Tomó su teléfono y pensó rápidamente en alguno de sus compañeros que pudiera estar libre a esas horas. 

—Gen —fue el primero en hablar nada más la chica respondió—. Gen, ¿puedes venir a recogernos?

—¿Recogerlos? Konrad, ¿dónde estás? —preguntó un tanto extrañada.

—Estoy con Sasha en el centro comercial, él acaba de vomitar y... ya sabes qué significa eso, ¿nos das un aventón hasta el hospital? Usa el coche de la unidad, Noel lo usó en la tarde y está listo para salir.

—Claro, voy para allá. Llámale también a Cora, ¿sí? —la chica se levantó del sillón donde estaba y se dirigió al perchero de la entrada para ponerse el abrigo y salir en dirección al estacionamiento.

El tiempo pasó, la noche terminó de consumir la ciudad y ya era casi la media noche cuando Noel, Luciel, Nyx e incluso Ángel llegaron al hospital al haber sido avisados por Gen y Konrad. Cora llevaba un buen rato ahí, casi desde que Konrad la había llamado. Ella era médico militar, formaba parte de la Unidad Imperial, pero aún así tenía los permisos como para estar en el hospital y conseguir información adelantada.

Tuvieron que hacerle muchas pruebas, no era la primera vez que se las hacían, podría decirse que estaba casi acostumbrado a todos esos procedimientos, pero incluso Cora quien estaba capacitada como para ser ella quien los realizara, sabía la angustia e incluso miedo que podía sentirse al pasar por todo eso solo. Por eso fue que respondió como su acompañante y estuvo con él durante varias de las pruebas.

—¿Entonces ya es seguro? —murmuró Ángel mirando a Konrad y Gen quienes asintieron con cierta tristeza.

—Ya le hicieron pruebas de sangre, una endoscopía, incluso le hicieron biopsia y Cora ya nos lo dijo: se le volvió a hacer el tumor en la boca del estómago, ahora falta ver si es maligno o no —respondió Konrad con la voz algo baja.

Entre ellos se miraron sin ánimo, en serio le tenían aprecio al chico y saber que ese tumor que tanto lo había hecho sufrir durante el año pasado había vuelto, sentían bastante tristeza.

En eso Cora salió de la habitación dejando la puerta cerrada para ir con ellos.

—Ya le dije que acaban de llegar. Ahora está bien y dice que quiere que entren así que... adelante —dijo la peliverde a los recién llegados señalando la puerta de la habitación.

Sólo Noel prefirió quedarse afuera, los otros tres entraron a la habitación sin hacer mucho ruido.

Era una de las habitaciones más bonitas que le habían tocado. No era muy grande, era sólo para una persona, pero la gran ventana que había a su derecha y le dejaba ver las luces de la ciudad brillar en la noche en serio lo tranquilizaban. El cuarto era blanco con algunas partes de un tono azul metálico, eso lo tenían en común todas las habitaciones de ese hospital, eran amplias y luminosas, quitaba un poco esa sensación de encierro, pero ese ventanal era realmente un alivio para él.

Había pasado la mitad de su vida mirando techos blancos, encerrado en cuatro paredes blancas que pasaron de agobiarlo a ser simplemente algo más de su día a día, incluso él bromeaba con que podía hacer rankings de las mejores y peores habitaciones de hospital en las que había estado. Quizá esta competiría por el primer puesto junto a la primera habitación en que estuvo al llegar al Centro y aquella en la que estuvo después de una operación hace un año y poco más. Pero las que competían por ser la peor habitación eran todas las que lo habían alojado en el tiempo que pasó en lo gulags y más tarde en los Valles.

Era tan rutinario todo eso, era tan parte de su día a día el estar enfermo y así de grave, que muy rara vez se quedaba mirando ese techo blanco y pensaba con impotencia y hasta cierto punto odio, que él no había nacido así, que él podría haber vivido lejos de todo eso, que si nunca hubiera entrado a esa habitación blanca que a veces seguía causándole pesadillas, ahora no pasaría el resto de sus días entrando y saliendo de ellas.

—Sasha, hola —habló  Nyx con la voz algo baja.

—Hola —pero él respondió con la voz aún más baja, apenas era audible de hecho.

Nyx se acercó hasta la cama y llevó su mano hasta la de Sasha, pero aunque sabía bien cuál sería su reacción, no pudo evitar sentir lástima al ver cómo él correspondió inmediatamente tomando su mano con la poca fuerza que tenía.

Luciel y Ángel también se acercaron, lo miraron sin saber realmente qué decir, sus ánimos no eran los mejores a decir verdad. Luciel puso su mano en la cabeza de Sasha acariciando su pelo y parte de su mejilla cubierta por la mascarilla.

Frente al silencio tuvieron que ser las palabras de la chica las que consiguieron hacer reír ligeramente a los demás, incluido Danilov.

—Bueno, ahora ya podemos ir planeando la siguiente pijamada de hospital, ¿no? —sonrió con algo de complicidad Shapiro fingiendo susurrar mientras Sasha asentía con una sonrisa mayor de la que se podía permitir.

—¿No será muy difícil volver a convencer a las enfermeras? —esta vez sí que su voz sólo pudo ser escuchada por Nyx debido al volumen bajo y el sonido de la propia mascarilla de oxígeno que la opacaba aún más, pero ella sonrió y con malicia y le apretó un poco la mano.

—No te preocupes, nosotros nos encargamos.




*** *** ***

Y aquí se nos fue otro capítulo, el último antes de dar comienzo al Coliseum ahora sí ewe

Ya conocimos un poco de las tensiones entre los chicos, tuvimos un viaje al Myr recordando un corazón roto, conocimos un poco más a la Unidad Imperial y uno, por no decir el mayor, de sus problemas :^)

En fin, nos vemos la próxima semana con el inicio de los problemas.

Atsushi~

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