[CAPÍTULO 1]
11/02/2022 | Facultad de medicina y enfermería, Rebeldía, Inazuma, Japón.
Poco a poco iban entrando los alumnos al salón y ocupaban sus lugares, pero aún cuando estaban todos, seguía sintiéndose increíblemente vacío.
Pavel ya tenía fuera las hojas indicadas así como lo poco que usaría en esa clase. Echó un vistazo al aula únicamente llena a la mitad pero inundada por un aura un tanto deprimente que en parte también le llegaba a él, pero tuvo que hacer como si nada y tratar de llevarlo lo mejor posible por el bien de los alumnos.
—Bueno, ya es su última clase de hoy y tampoco quiero quitarles mucho tiempo, sé que no ha sido un día fácil pero debemos seguir esforzándonos. Les voy a entregar sus exámenes para que los revisen y pregunten cualquier duda, luego pueden irse.
Varios asintieron, pero inconscientemente los ojos de muchos se posaron en su acompañante que estaba sentada en la silla del escritorio escondida por los montones de hojas y sus mochilas que estaban encima de la mesa.
Él rio un poco y la miró haciéndole una seña con la mano para que se levantara y fuer a su lado.
—Ella es mi hija, Cecilia. Hoy me vino a acompañar porque salí del hospital, fui corriendo a recogerla y ya no hubo tiempo de llevarla a casa, estará con nosotros en la clase, espero que no les moleste —la presentó poniendo las manos en los hombros de la pequeña—. Vamos, saluda.
Así hizo y por un momento consiguió hacer sonreír a varios de los presentes antes de que Pavel le indicara que volviera a sentarse.
Él fue hacia la mesa y tomó algunos de los exámenes leyendo en voz baja los nombres para evitar mencionar algunos muy en alto.
—Uta Weiss —la nombró en voz alta echando un vistazo a la hoja antes de caminar lentamente hacia los pupitres para entregarlos, pero volteó de repente al ver a Cecilia tocarle la cadera.
—¿Los puedo repartir?
Por un momento no supo que hacer pero finalmente accedió y le entregó la hoja.
—La chica de allá —le indicó a la vez que Uta alzaba la mano—. La verdad lo hiciste muy bien, tuviste errores mínimos. Como siempre, lo que es clínica y en el ámbito práctico a todos les va mejor, pero no se olviden de todo lo teórico también. Es más flojera, lo sé, pero es importante.
Miró la siguiente hoja y nada más leer el nombre puso bocabajo el examen sobre la mesa.
Siguió repartiendo los exámenes y una vez hecho esperó a que cada uno revisara su examen y le preguntaran cualquier duda. Una vez terminó de contestar preguntas individualmente y al grupo entero, dio unos poco minutos más para terminar de revisar antes de recogerlo.
—Cecilia —le hizo un gesto con la mano para que lo mirara y entonces le entregó una bolsita de plástico con algunos dulces—, dale uno a cada uno, ¿sí?
Ella asintió y fue a repartir las paletas de uno en uno, nada más terminar, su padre empezó a recoger las pruebas.
—Con eso sería todo, ¿alguna duda más?
Miró a todo el salón una vez más y fue Sky quien alzó la mano para hacer una pregunta.
—¿Podemos saber quién tuvo la calificación más alta? Es que como ya quitaron el corcho de afuera, ya no podemos ver las listas...
—Ah, cierto —asintió con una pequeña mueca por haberle sido preguntado precisamente un asunto de los que había querido evitar. Miró una vez más su lista para confirmarlo y entonces habló de nuevo—. Skywalk, fue un 10.
Sky asintió algo avergonzada e incluso entristecida por no haber reparado antes en que ese era precisamente el tema que debía evitar.
—Eso es todo, pueden irse. Nos vemos el lunes en la mañana, tengan buen fin de semana —cerró la clase de una forma más seria y en poco tiempo ya todos habían salido del salón, incluidos él y Cecilia.
Uta nada más salir fue lo más rápido que pudo hasta su casa, desde hacía casi una hora había empezado la retransmisión del Coliseum, de las presentaciones y de lo que sucedía en la fiesta de bienvenida. Ella se había prometido a sí misma que, sin importar lo duro que fuera, vería todo lo que pudiera del Coliseum por Preston, Columbia, Lucien y todos los demás.
En la fiesta parecían ser pocos los que realmente la disfrutaban como se suponía. Se acercaban lanistas cada dos por tres, los micrófonos los buscaban constantemente y los chicos del Centro parecían tan desenvueltos en su medio que esa actitud confiada y tranquila frente a un juego de la muerte, provocaba un fuerte desprecio por parte de los rebeldes.
—Así que estás aquí —habló Sakamoto acercándose a su compañero quien estaba sentado en el asiento colocado delante de una de las ventanas.
—Sí, aquí estoy —asintió con la voz apagada sin dejar de mirar por la ventana pero bajando el pie para que él se sentara a su lado—. Háblame en japonés. Ya que en cualquier momento llegan para grabarnos, mínimo no les pongamos tan fácil entender todo lo que decimos.
Él sonrió mientras se sentaba a su lado teniendo una copa en la mano.
—Tienes razón. Por cierto, hace mucho que no te veo tan elegante, qué ocasión esta, ¿no? —bromeó mirando la ropa que llevaba Okita.
—Gracias, y lo mismo digo, desde hace mucho sólo te veo con la ropa moderna esa o con tus fachas de salir por agua en la tarde en el distrito de Mibu.
—¿Y qué hay de ti? Sólo estás con tu ropa de hospital o con la hakama vieja que usas cuando sales a darle de comer a las gallinas.
—¿¡Perdona!? Tú criticas la ropa de hospital porque no sabes lo cómoda que es, además es mi atuendo principal y la hakama vieja... no diré nada sobre eso porque sé que es verdad, ¿para qué me voy a vestir bien para darle de comer a las gallinas? Además, ni ropa decente tengo. Nunca la uso y Tetsu creció, ahora todo mi armario le pertenece, coge una prenda y me dice "me voy a poner esto", no lo pregunta, lo está afirmando y yo no puedo hacer nada.
A Sakamoto se le escaparon una cuantas risas por las respuestas de su amigo, hacía mucho que no lo escuchaba hablar así, hacía mucho que no se veían en general, realmente extrañaba poder hablar con él como hacían siempre.
—Por cierto, ¿cómo está Tetsu?
Sōji suspiró con algo de frustración y empezó a asentir lentamente.
—Podría estar mejor... pero está bien, hace poco le dieron el alta, ahora está en casa con Hijikata, evidentemente no puede volver al Myr pero al menos sé que están cuidando de él.
—¿Y... con lo de sus hermanos?
—Ah, por ese lado está bien también, cada vez se lleva más con ellos y en verdad me hace feliz que conozca a su otra familia, también es importante para él. Yo casi no sé nada sobre mi familia y que ahora él tenga la oportunidad me alegra mucho... Nosotros siempre seremos su familia también, pero no tiene nada de malo que conozca de dónde viene, al contrario. Dime, ¿quién diría que Tetsu es mitad polaco? No teníamos ni idea, nunca se nos pasó por la cabeza, Kondō sabía que a su mamá la habían adoptado de Vietnam y Tetsu lo sabía pero nunca nos imaginamos que fuera polaco también, tú lo miras y dices "tiene más rasgos del Myr que yo", ¡pero no! —alzó cada vez más la voz sin contener una sonrisa eufórica de la que ni él mismo era consciente— Realmente estoy muy feliz por él...
Él sonrió al verlo tan alegre por unos segundos más aún sabiendo todo lo que pasaba por su mente y lo llevaba teniendo tan triste todo el día al igual que a la gran mayoría.
—La verdad es que yo igual. Creo que nunca le agradé mucho por estarle robando a su hermano cada dos por tres, pero yo sí lo quiero mucho —sonrió antes de mirar a uno de los chicos que estaban en otra parte del gran salón—. Y veo que con Sol pasó algo parecido, ¿no?
—Sí, él es su hermano... —asintió mirando a Bái Lóng antes de volver la mirada a la ciudad— Espero que puedan volver a verse después de esto.
En otro rincón de la sala se podía ver a uno de los pocos rebeldes que realmente estaban haciendo tratos con lanistas e intentando ganarse su interés. Realmente no lo estaba haciendo él, pero después de todo el beneficio sería suyo.
—Bueno, y después de todo esto creo que está de más decir que están frente a uno de los competidores que mejores caracterizaciones va a tener, digo... por favor —rio al aire Honebami señalando el atuendo que traía Riker.
No sólo por ser su pareja es que estaba tan empeñado en ayudarlo con sus patrocinadores a pesar de ser de bandos contrarios, es que él nada más verlo entrar, al igual que los lanistas y las cámaras, se fijaron en él por destacar con el traje que llevaba. De nuevo portaba un traje negro casi por completo, pero habían sido los arreglos de pedrería plateada así como su maquillaje brillante y el recogido en su cabello aquello que lo hizo destacar entre los demás aún sin verse realmente extravagante.
—¿Entonces tú hiciste los arreglos? —preguntó una de las mujeres mirando detalladamente las piedras que tenía en una parte del hombro.
—Claro —asintió con tranquilidad dejándola mirarlos.
—¿En sólo el tiempo que les dieron para arreglarse? ¿Y todo el maquillaje también? —volvió a preguntar sorprendida y él asintió de nuevo— Es increíble.
—Imaginen lo que hará en el tiempo que tendrá hasta su arena. En serio que sus diseños son espectaculares —insistió Namazuo.
—Ya lo creo —asintió el acompañante de aquella mujer—. Zaphod Riker, ¿cierto? Te tendremos muy en cuenta. Gracias.
—Disfruten de la noche —se despidió la mujer ahora antes de retirarse.
—¿Eso que fue? ¿Que les gustó o que soy una drag estridente y cualquiera? —preguntó Riker cuando ellos también se dieron la vuelta de camino a una de las mesas con bebidas arrancándole una risa a su novio.
—Es la forma en que la gente del Centro dice que les encantaste pero que no se van a mostrar asombrados porque eres un rebelde cualquiera.
—Pues gracias.
—Pero para mí no eres un cualquiera —rio poniéndose delante suyo tomando sus mejillas.
Esta vez rio un poco también y tomó una copa con lo que según Namazuo era sidra.
—Bueno, ya tienes unos lanistas casi asegurados, faltan tus entrevistas pero yo creo que ya tenemos cubierto lo de tener un buen inicio —dijo el pelirrosa haciendo chocar las copas de ambos antes de beber.
—Entonces... ¿podemos disfrutar ya la fiesta? —preguntó Zaphod después de beber de su copa.
—Me imagino que sí —lo tomó de la mano hasta ir a otra parte del salón. Por un momento tenía planeado ir a buscar a Bái Lóng, pero cuando lo vio junto a un chico rubio, sólo rodó los ojos sabiendo que no era el mejor momento para acercarse.
Pero en el segundo piso del edificio aún había gente. De hecho Columbia había dejado a Lucien un momento por ir abajo a buscar a Preston a su cuarto, no había sabido nada de él desde le inyectaron aquel tranquilizante en la presentación.
—Preston —dijo mientras tocaba suavemente su puerta—. Soy Colby...
Poco tiempo después le abrieron la puerta, suspiró con alivio al verlo vestido y, principalmente, despierto.
—¿Cómo estás? —preguntó cerrando la puerta detrás suyo viendo cómo a Preston sólo le faltaba la corbata así como el saco.
—Bien, bien.
—Tenso, por lo que veo —rio cruzándose de brazos.
—Un poco... —siguió mirándose en el espejo intentando hacer el nudo de su corbata pero poco después simplemente lo soltó sin mucho cuidado— ¿¡Cómo se pone esta porquería!?
Colby rio y se acercó a él tomando los dos extremos de la corbata empezando a anudarlos.
—Ven aquí, enano —después de unos segundos la dejó lista y la ajustó al cuello de Preston—. Ya estás. Parece que vas a hacer la primera comunión... Vestido de negro, pero primera comunión.
—¿Desde cuándo eres un experto en trajes? —preguntó ignorando la pequeña broma de Columbia.
—Desde hace dos horas. Busqué en internet cómo hacer los nudos para la corbata, a los pocos intentos me salió y como me emocioné me puse a hacer y deshacer el nudo muchas veces. Básicamente me vino como anillo al dedo que me lo pidieras —confesó dejando libre una risa mucho más infantil que compartió con Preston casi de inmediato—. Bueno, ¿vamos arriba?
Preston asintió y ambos fueron en dirección a la puerta hasta que Columbia se detuvo al voltearse.
—¿Que vas a decir sobre lo que pasó hace rato?
—Nada, ¿qué voy a decir? —se encogió de hombros mirándolo fijamente.
—Preston, cuando subas van a ir directos por ti. Allá arriba hay lanistas en todas partes, estás bebiendo una copa y se acercan cinco a acosarte. Te hacen preguntas, te cuestionan todo, quieren saber tu vida... y casi todo lo graban. Si subes ahí y evitas todas las preguntas, sólo te alejas de todos sin dar ni siquiera un gancho que los quiera hacer ir detrás tuyo, no vas a tener ningún apoyo, vas a empezar con el odio de muchos encima tuyo.
—¡Pero no voy a subir ahí a contarles toda mi vida a los del Centro!
—¡Rex ya lo hizo por ti! Esto es televisión, no parece que vayamos a entrar a una arena a matarnos en menos de una semana, parece un estúpido concurso de televisión. Rex ya habló sobre lo que pasó hace rato en la sala audiovisual, ya todos saben que tu y él se odian, saben que la Royal está dividida y tienen ahí a los líderes de los dos lados, van a querer verlos pelearse todo el tiempo y como están en distintas arenas, si queires patrocinadores, aprovecha la cizaña ahora para que cuando llegues allá todo sea pan comido, ¿oíste?
Preston lo miró aceptando a regañadientes.
—¿Tú contaste algo? —preguntó en voz baja.
—No mucho. Nada más saber lo de las dos mitades nos fueron a buscar a todos los de la Royal para preguntarnos. Lucien no dijo nada, él se está ganando los lanistas con la fachada de chico torpe e inocente, le está yendo bien. Yo ahora estoy como su cuidador y tu compañero... Te toca ir por el papel del líder rival de Remington, no es difícil, ¿no?
Preston asintió respirando con profundidad para así tranquilizarse. Columbia sonrió poniendo sus manos en los hombros mirándolo con confianza.
—Aprovecha para verte como el chico malo. Las cámaras aún no te conocen, y si al verte piensan que por ser chiquitito vas a ir también de niño inocente, o Lucien o tú van a acabar mal parados así que ve en plan... del niño hijo de puta que vuela cabezas, ¿sí? —cuando volvió a asentir abrió la puerta y ambos salieron en dirección al ascensor donde les tomó unos segundos llegar al piso de la fiesta—. Recuerda, es televisión, mientras más drama mejor.
—Mi problema es que siempre me dormía cuando Yale, Sakura, Uta y tú se ponían a ver Miss Universo, si acaso vi dos concursos y ya —dijo irónicamente con una sonrisa.
—Pues ahora, Miss Escocia, sube ahí, quita tu sonrisa, saluda con confianza y cuando te pregunten, tu "quiero la paz mundial" que sea un "quiero cortarle la cabeza a ese idiota" —fue lo último que dijo tomándolo de los hombros desde atrás hasta que se abrió una puerta y ambos entraron al salón donde la fiesta seguía como antes.
Y como dijo Columbia, apenas caminaron unos metros antes de que una cámara y un par de lanistas se fijaran en ambos, especialmente en Preston.
Pero lejos del bullicio de la fiesta, en otro de los edificios del Centro, la habitación era silenciosa, o al menos lo era hasta que alguien llamó a la puerta.
—Será una enfermera —dijo con tranquilidad el rubio levantándose del asiento yendo hacia la puerta—. ¿Ya quieres cenar, Ángel? —rio un poco mirando al chico en la cama antes de abrir la puerta y sorprenderse al ver de quién se trataba— Gamma... —inmediatamente su sonrisa se desapareció y lo miró fríamente.
El otro chico, ya sabiendo que definitivamente no le agradaba al opuesto, intentó ser lo más conciso posible.
—Sasha, el comandante quiere verte.
Lo miró fijamente unos segundos más antes de cerrar la puerta y caminar hacia la cama de nuevo.
—Tengo que irme —sonrió con naturalidad antes de pasar una mano por la cabeza de Ángel y tomar su mochila—. Si no tardo mucho, vengo a verte en un ratito, ¿sí?
—No te preocupes... —sonrió el chico— Y lo siento por no poder acompañarte.
—¿Qué? No te preocupes por eso, por favor, debes descansar y recuperarte. ¿Cuántas veces te he dejado plantado yo? El que debería disculparse soy yo —intentó decir con la voz lo más animada posible.
—No es lo mismo, tú...
—Claro que lo es, no vamos a discutir eso ahora —volvió a la puerta y antes de abrirla se despidió con una sonrisa—. Nos vemos, Ángel.
Al salir al pasillo borró su sonrisa y simplemente caminó junto al chico en silencio hasta que llegaron al coche y de nuevo el camino fue silencioso hasta el edificio donde ambos bajaron. Mientras que para Gamma el silencio comenzaba a ser un poco incómodo aunque se tratara de aquel chico, Danilov se mantenía indiferente y sin muchas intenciones de romperlo.
Tocaron a la puerta de una sala de reuniones al bajar del ascensor y poco después les fue permitido el paso. En el centro había una mesa con forma de anillo mientras que algunas sillas rodeaban la sala y eran ocupadas por otros chicos que ambos conocían bien. Gamma fue directo a las sillas quedando al lado de Hotel mientras que Sasha ocupó la sexta y única silla libre de la mesa central.
—Me alegro de que ya estén aquí todos —dijo con una inquietante sonrisa su comandante, el mismo Cinquedea.
Pero Danilov no dijo nada, sólo se quedó mirando cómo el escudo del Centro flotaba en el centro de la mesa gracias al reproductor de hologramas. Por un momento sus ojos cruzaron hasta los del hombre sentado frente a él, pero la mirada intimidante de Lancer no tuvo nada que hacer con la indiferencia de Sasha.
—Adelanté esta pequeña junta para hablar sobre el incidente de hace días. Únicamente faltan algunos líderes de los Protocolos Omega y de la Unidad Luz, pero esto será grabado y podrán enterarse de lo sucedido en otro momento, esto no tiene que ver con ellos —continuó con aquella sonrisa tan tranquila—, esto tiene que ver con la Unidad Imperial, Tsar...
El rubio volteó hasta mirar al presidente con la misma tranquilidad que el opuesto.
—Desplegamos a la Unidad Imperial como uno de nuestros últimos recursos, el principio de nuestra defensa desesperada, y esta vez la defensa fue un fracaso absoluto —entonces unas gráficas aparecieron en la pantalla—. Con esto, la estadística de éxito en las misiones de la Unidad Imperial ha bajao al 95%, una racha de perfección absoluta que fue mantenida por años y en un día se perdió con un fracaso total. También está de más decir que el porcentaje de letalidad ahora está en un 80%, todos los enemigos salieron ilesos de esa misión mientras que nosotros terminamos con un soldado herido, Ángel Rey Cano. ¿Qué se puede decir? ¿Fue un fallo del equipo, superioridad enemiga, incompetencia del líder, de Arc...?
—Fue mi responsabilidad —admitió interrumpiendo la pregunta que tan eterna se hacía—. Es cierto que el plan iba bien, que cuando se exfiltraran los emboscaríamos en el oeste y acabaría ahí la misión pero los rebeldes parecieron darse cuenta de esto, nosotros no tuvimos otra que ir tras ellos y admito mi culpa por haber sido emboscados. Confié en nuestra ventaja por el territorio y en la superioridad numérica así que mandé un total de cinco individuos entre los que estábamos Cano y yo. Nunca esperamos esa emboscada ni el proyectil de voladura desde el edificio. Fue gracias a Arc que sobrevivimos los dos. Si él no me hubiera protegido en la caída no podría haber llamado refuerzos y los dos habríamos muerto ahí.
—¿Entonces aceptas que ese fracaso fue por tu culpa? —alzó la ceja Quentin sin haber escuchado prácticamente nada del final. Cuando Sasha asintió, el moreno soltó una risa irónica y miró a Lancer— Vaya... El favorito del Centro, el zar, por primera vez metió la pata, ¿qué se siente, Lancer? ¿Ganas de retorcerle el cuello por haberte dejado mal?
Pero Bash simplemente miró a Quentin sin inmutar su expresión ni abrir la boca al respecto.
—No es un pretexto, pero después de todo el plan de simplemente esperar a que llegaran a nuestras manos sin tener ni siquiera un plan B, no es que se viera con muy buen final —comentó el rubio recargándose en el respaldo.
—¿Estás criticando una orden del alto mando? —Hobbes por un momento sacudió su cabeza sin poder creer lo que había dicho. Pero Sahsa asintió con naturalidad, confiado de sí mismo— Las órdenes se dan claras y específicas después de haber sido analizadas y creadas rigurosamente por estrategas de la élite, cuestionarlas así sin más es...
—Se supone que somos la élite. Y ese plan parece hecho por aficionados. ¿Esperar sentados? ¿Qué es eso? Lo mínimo que tendríamos que haber hecho sería haber cortado el paso hacia el este una vez los teníamos donde queríamos, también haber cuidado bien la puerta este no habría sido mala idea.
—¿Quién te crees para subestimar así las órdenes del alto mando? —la voz de Hobbes cada vez estaba más alterada.
—Soy el zar, el estratega del Centro —respondió simplemente manteniendo sus dedos entrelazado sobre la mesa.
Pero fue el mismo Cinquedea quien interrumpió aquella conversación cada vez más tensa por uno de los lados con una risa tranquila.
—Por favor caballeros, no hay por qué discutir, somos todos del mismo bando, si empezamos así esto no saldrá bien —siguió con la risa aún en el aire—. Nunca viene mal una crítica hecha por alguien conocedor del tema y esta vez, Hobbes, él es una buena referencia, Aleksander Danilov es de los mejores estrategas de los que disponemos. Tampoco podemos arreglar nada ahora, no podemos volver al pasado y evitar lo que ya pasó. El punto de esta charla es que quiero, Sasha, que esto no vuelva a repetirse.
—No volverá a pasar, señor —negó con firmeza provocando una sonrisa en Gyan—. Pero quiero hacer una petición.
—Adelante —hizo un gesto con las manos.
—Hasta ahora hemos estado limitados en cuanto a nuestro campo de acción: siempre debemos seguir las órdenes del alto mando, si nos dictan tal estrategia no podemos hacer más que seguirla a no ser que la orden diga claramente que podemos armar nuestra propia táctica. Ya que el punto fuerte de la Unidad Imperial es, precisamente su juego táctico y espontaneidad en este aspecto, quisiera pedir libertad para poder decidir nuestras propias estrategias y cambiarlas a nuestro beneficio. Le aseguro, señor, que esto desatará el límite de la Unidad Imperial.
Gyan lo miró con media sonrisa complacida y asintió con naturalidad.
—Eres el zar, ¿no? Podríamos decir que hasta ahora eras el príncipe, aún debíamos guiarte para que cuando llegara este momento estuvieras listo, así que a partir de ahora eres oficialmente el emperador. Así que hazle honor a tu nombre y guía a tu imperio como mejor convenga. Y no nos decepciones.
—No lo haré, señor, tranquilo. Y muchas gracias.
El mayor sonrió con satisfacción y miró al único chico de la mesa principal que se había mantenido al margen de la conversación hasta ese momento.
—Mientras los Protocolos Omega y la Unidad Luz estén involucrados en el Coliseum, la caballería va a recaer en la Unidad Oscura y los miembros que no participen, pero será la Unidad Imperial quien esté al mando de todo y los de la Segunda Fase serán nuestra caballería —entonces miró a los dos chicos más jóvenes de la mesa—. ¿Queda entendido?
—Sí, señor —tanto Fey como Sasha asintieron a la vez.
—Bien... —colocó sus dos codos sobre la mesa pasando los dedos por el anillo que llevaba en la mano izquierda antes de mirarlos con una sonrisa— Durante el Coliseum las cosas se pondrán fuertes así que, Rune, Danilov... Prepárense.
*** *** ***
Pues aquí tenemos el primer capítulo de Coliseum. Después de tanto tiempo al fin salió :')
Espero que les haya gustado. Empezamos suave, tranquilo para ir calentando porque las cosas se van a poner bastante feas.
Conocimos a personajes nuevos ewe Bueno, técnicamente ya habían salido mencionados o con apariciones cortas, pero cada vez vamos mostrando más y los conoceremos a lo largo de los capítulos así como en las licencias de ambos bandos.
Nos vemos el próximo miércoles OwO
Atsushi~
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