10
Stefan
Tenía un mal presentimiento, un muy mal presentimiento. No podía dejar de pensar en que le sucedió a Nina y eso generaba en mí una gran inquietud. Por el bien de todos debía concentrarme, pero algo me decía que no era normal; más que nada la cara de Joseph al hablar con ella. Cierro los ojos un momento intentando dejar ir la inquietud, me concentro en el sonido del motor y el movimiento del vehículo; este movimiento me recuerda a mi abuelo, a las veces en las que me llevaba para que viera cuál era su trabajo. Con honestidad si me preguntaban si ser General había sido mi aspiración más grande, diría que no, pero era lo que debía hacer por Heiwa.
A veces perder algo importante te guía en el camino menos pensado, lo mejor que uno puede hacer es aprovechar lo que encuentre en ese camino tomando la oportunidad, aunque este tuviera un precio muy alto. En mi caso el precio era dejar ir a Nina. Si algo le sucedía jamás podría continuar.
De la nada la visión de su rostro sonriendo llega a mí, puedo ver sus mechones rubios rebeldes bailando con sus movimientos, sus inocentes ojos y esos bonitos labios que deseaba probar. Había pasado años observándola de lejos, dejándola correr a los brazos de otro, creyendo que estaría más segura. Que gran mentira. Supongo que estaba mejor sin ninguno de los dos. Angello por ser un hijo de perra y yo por ser un riesgo que no debería correr jamás.
Una patada en mi pie me hace abrir los ojos. Marjorie me mira mal.
- Debes concentrarte- dice con rudeza.
- ¿Crees que no lo sé? No se te olvide quien está a cargo, últimamente olvidas cuál es tu lugar. - mi intención no es insultarla, pero ella ocupa nuestra amistad para tomarse atribuciones que no tiene.
- Eres idéntico a tu abuelo- dice con voz hiriente, se inclina cerca de mí- por eso jamás la tendrás- murmura, al enderezarse aparta la mirada ignorándome.
Suspiro sintiendo una punzada de culpabilidad, apreciaba muchísimo a Marjorie, ambos habíamos ahogado en el otro nuestras penas, nos confiábamos la vida, le había conocido desde hace años, pero no era Nina, asi que jamás podría tener los mismos sentimientos. Esperaba que algún día pudiera perdonarme y encontrar a alguien que le amara como no podría hacerlo yo.
Los vehículos se detienen con lentitud, miro a los hombres dándoles una señal silenciosa de que deben prepararse, inmediatamente comienzan a preparar sus armas. Debíamos ser silenciosos y precavidos. Bajamos con rapidez y lo más silenciosos que pudimos. A pocos pasos estaban los hermanos Arani acompañado de miembros del ejército de mi tío cubiertos baja la sombra.
Nos acercamos a ellos, miles es el primero en saludarme.
- Stefan- saluda dándome ofreciéndome la mano- ellos están dispuestos a ayudar, les hemos pagado bastante asi que cooperarán. – miro a los soldados que tenía detrás.
- Bien, necesitamos hacer esto lo más rápido posible. - de mi bolsillo saco el plano que sus hermanos me han dado- tus hermanos creen que podemos entrar desde aquí- señalo la ventilación que está señalada. -
- Si esta frente a el laberinto, no es difícil abrirla, pero según entiendo hay grupos de vigilancia ¿Cómo los evitamos? -
- Podemos crear una distracción, puedo hacer que se derrumbe un edificio- dice Amín.
- Si tonto y eso te pondría en la mira, todas nuestras familias tienen la misma habilidad. - reprende su hermano.
- No tonto, por eso dije puedo derrumbar, si me concentro moveré los cimientos bajo la construcción. Pensaran que ha sido una bomba. - asegura.
- Me parece adecuado. Mark nos dirá cuando sea el momento adecuado para hacerlo y cuando los soldados dejen su puesto, ¿ambos soldados pueden hacer barreras?- pregunto mirándoles
- Sí, eso dijeron. - responde
- Bien necesito que uno se quede con ustedes y mis hombres, yo Marjorie y otro soldado iremos, asi que el otro vendrá con nosotros. – intento explicar, mis hombres asienten.
- Iré contigo- dice Miles- es mi deber como hermano mayor. - se cruza de brazos, al parecer todos los Arani son igual de tercos.
- Es muy peligroso. – digo negando.
- Si, supongo, pero tienen a los genios a salvo, Joseph y Nina son los más inteligentes, Amín es bueno construyendo armamento y se quedara, no me necesitas. -
- Perdónalo es el mayor y el más estúpido, piensa en valentina, iré yo. - Miles mira a Amín como si le saliera otra cabeza. - ¿Qué? Tienes que quedarte con tu hija, además dentro de los laboratorios hay un sistema de seguridad que impide bajar hasta allí, Nina no lo sabía porque yo lo hice junto a mi padre, la clave que te dio abrirá las puertas, mi cerebro evitara que rayos láser te corten a la mitad. Se bien que no puedes usar tu fuego porque los soldados estarían comprometidos y si te pasa algo mi hermanito lloraría hasta el cansancio, me corrijo mis hermanitos.- Le miro con sorpresa porque sé que esa insinuación no ha sido a la ligera, la sonrisa en su rostro solo lo confirma.
- ¿Por qué hermanitos? – le pregunta Miles mirándonos a los dos.
Me rio, porque definitivamente son muy listos.
- Tampoco me perdonarían si te pasa algo, pero dejare que vengas, solo asegúrame que no harás imprudencias. - levanta su mano hasta tocarme el hombro.
- General, el único imprudente de la familia es Joseph, todos los demás hemos recibido una educación perfecta. - sonríe de lado mirando a Miles- mi hermano, creo que te toca derrumbar ese edificio. - le acaricia la nuca en un gesto cariñoso.
Miles cierra los ojos acariciándose el puente de la nariz.
- Pues si no hay de otra, lo hare. Solo promete que traerás a papá con todas sus partes pegadas al cuerpo y tú, Stefan, cuida a mi familia. -
- Dalo por hecho. - respondo con seguridad.
Prácticamente me había criado con estos chicos, claro que mi relacion era mejor con Joseph, pero jamás me perdonaría que les sucediera y menos si me habían entregado su fe ciega. Eliazar había sido un buen concejero para mí y me lamentaba tanto haberlo puesto en la mira de los demás tomándolo como el principal sospechoso, pero le devolvería su libertad costara lo que costara.
Nos movemos entre las sombras preparándonos con entrar. Nos debíamos dividir en dos grupos, por lo tanto, Miles y Mark irían con otro soldado y uno de los barreros a derrumbar el edificio seleccionado, el cual era una bodega que utilizaban para guardar algunos materiales no relevantes; para ello habían subido a un edificio habitacional cercano que serviría después para ocultarlos. El estruendo se escucha poniéndonos alerta, el suelo se mueve cuando el edificio empieza a derrumbarse, se escuchan las alarmas sonando en el palacio indicándonos que nuestro plan al parecer está funcionando. Miro a Marjorie quien asiente indicándome de que es el momento de movernos.
- Mi hermano mayor es increíble. - murmura Amín con asombro.
Le sonrió dándole un empuje para que se ponga en movimiento. Corremos hasta una pequeña entrada sellada, Amín le coloca un código y se abre, empujarla cuesta un poco debido a que esta oxidada y muchas de las plantas que cubren la pared del jardín la recubren. A lo lejos se escuchan el ajetreo que los soldados hacen al intentar encontrar lo que origino que el edificio se derrumbe, los trasmisores enviando mensajes se encuentran en el fondo.
Caminamos con cuidado y en la oscuridad del jardín. Frente al laberinto se encuentra un recuadro metálico que es una ventilación, justo de la que Nina hablaba. A un lado hay un recuadro pequeñito que al quitarlo es un panel de acceso, me parece raro que todo requiera un acceso. Un pitido nos indica que se ha desactivado la cerradura. Amín asiente para indicarnos que ya está bien entrar. Soy el último en entrar asegurándome que nadie este observándonos. Por suerte para nosotros nuestros uniformes tienen un sistema donde las muñequeras se encienden iluminando la oscuridad.
- El código desactiva la energía, pero por secciones, es mejor que nuestro amigo soldado con barrera use su habilidad, estando tan cerca, Ernesto o Jones pueden sentirnos, además si Zanglat nos logra ver estamos perdidos- recomienda Amín encendiendo su trasmisor como linterna.
- La que me preocupa más es Amelia- Dice Marjorie mientras el soldado barrero utiliza su habilidad.
Comenzamos a caminar con cuidado intentando que no se encuentre alguien que pueda delatarnos.
- Por cierto ¿Cómo han logrado evitar a Zanglat y a Amelia? Nunca lo supe, en nuestro caso debemos tomar la pócima de la abuela. - bromea con curiosidad.
- ¿pócima? – lo mira desconcertada.
Amín suspira.
- Claro lo olvide, no es una pócima, pero fue mi abuela quien lo invento es un neurotransmisor que altera la lectura de las habilidades cognitivas y psíquicas de las personas, Jones nos lo obliga a tomar por seguridad, es muy paranoico asi que nos las administran cada mes, este hace que nuestros recuerdos, pensamientos e ideas aparezcan borrosas para los demás, además de que desvía la señal psíquica que Zanglat detecta. - explica.
- Lo entiendo- responde Marjorie, me mira por autorización para responder. - es el entramiento que recibimos, nos fortalece para resistir el control mental y en cuanto a la telepatía de Amelia logramos seleccionar que pensamientos presentarle, necesitaría rebuscar, pero nuestra princesa es una tonta, en cuento a los otros miembros pertenecen a altos rangos como ustedes o son vigilados por algunos barreros, el refugio está custodiado por algunos también, asi es como hemos pasado de ser percibidos. Y Zanglat recibe algunas imágenes erróneas del futuro dadas por nuestra Telépata. - le explica.
- Espera, pensé que Amelia era la única, bueno la única funcional. – se detienen de golpe mirándonos.
Le tomo por el codo llevándolo.
- Es una larga historia Amín, tal vez para otro momento. - le digo.
Pone cara de ofendido.
- Que cruel. Den la vuelta debemos bajar por allí. - le miro sonriendo.
Bajamos unas escaleras que llevaban según a palabras del barrera hasta donde estaba el padre de los hermanos Arani. No eran muy largas, pero si oscuras. Una vez en el último escalón. Amín nos detuvo ingresando el código en otro panel, pero además de ese coloco otro, luego nos explicó que era el código de seguridad que habían implementado recientemente tras un supuesto intento de robo.
El camino que recorrimos fue de lo más tétrico, había un montón de salas de experimentación. Había tubos e instrumental por todos lados, maquinas que registraban el cambio en experimentos allí abajo. Pero luego todo empeoro. Cuando entramos a otra sección de salas parecía que llegamos a una escena de terror, había camillas con personas en ellas, algunas tenían tubos conectados o secciones de sus cuerpos abiertas, a pesar de no poder verles de cerca sus miradas parecían desviadas, como si no fueran consientes de donde estaban o que les sucedía. Al verlas la ira me invadió porque no podía entender como la persona en la que el pueblo confiaba podía permitir esto, pero después me invadió la impotencia porque yo dirigía esta lucha, pero no estaba manteniendo a salvo a nadie.
- Debemos ayudarlos- murmura Marjorie quien se queda unos pasos atrás mirando a esas personas.
Maldigo regresando hasta ellas, le tomo del brazo llamando su atención.
- Marjorie, no podemos. - le murmuro, ella me mira con odio.
- ¿Prefieres quedar bien con esa niña que salvar a esta gente?¡ es tu gente!- levanta la voz.
- Baja la maldita voz, esto no se trata sobre ella, mira donde estamos y como se encuentran esas personas, ¿Qué esperas hacer? ¿levantarlas en su estado, hacerlas caminar? Están sangrando Marjorie y el trayecto es bastante, no sobrevivirán. - intento persuadirla.
Me mira apretando los dientes, su cuerpo tiembla.
- Júrame que no es por ella. - su labio tiembla.
- Te lo juro, nunca te he mentido y no creo que sea el momento para comenzar. - la tomo por los brazos acercándola- escucha necesitas tranquilizarte, hare lo que sea necesario para que esta gente regrese a donde pertenece, pero ahora debemos salvar a Eliazar, no por de quien es padre si no por lo que representa para la rebelión ¿sí? - asiente mirando a esas personas.
- Movámonos- les digo a los demás. Ellos asienten comenzando a caminar nuevamente.
Toma a Marjorie de la mano asegurándome que no se quede atrás nuevamente. Entiendo porque piensa que estoy en esto por el amor que le tengo a Nina, pero ella confundía mis intenciones. Eliazar sabía mucho sobre los secretos de Jones, esos secretos nos ayudarían a ganar Heiwa, además de que había sido uno de los miembros a cargo de la remodelación de nuestro reino, de tal forma que él sabía exactamente sobre que estaba la ciudad. Tampoco debía olvidar que le había confiado muchos de los planes, poniéndolo demasiado enterado de aspectos que Jones podría usar para encontrarnos.
Había ocasiones que me preguntaba si era correcto que yo dirigiera esta rebelión, mi abuelo solía decir que dejaba que mis sentimientos interfirieran con mi juicio, incluso esa era una de las razones por las que no estaba de acuerdo con dejarme como general, al final sus últimas palabras fueron que era el más capaz para desempeñar este puesto. Nunca me imaginé que su decisión se basaba en un puñado de secretos que descubriría y que al mismo tiempo lograrían destruir lo poco que quedaba de mí.
- Esperen- dice Amín deteniéndose- algo no está bien, la alarma esta desconectada aquí, si mi padre está detrás de esta puerta ¿no debería estar bloqueada? - me mira preocupado.
Camino hasta él.
- Abre la puerta, entrare primero y veré si esto es una trampa. - quito el arma que llevo en el cinturón. - hazlo. - coloco el arma en posición defensiva, la puerta se abre automáticamente, pero todo está en penumbras.
Presiono el botón de la lámpara que trae el arma alumbrando, solo se ven camillas e instrumentos sobre mesas, parece no haber nadie; escucho los pasos de los otros abriéndose paso tras de mí, las otras armas alumbran igual que la mía dándonos una visión un poco más clara. Parece que el lugar este vacío.
- ¿hay otro lugar donde pueda estar? - le pregunto al barrera.
- No lo sé General, según nos informaron el estaría en esta sala, se lo juro- dice con desesperación.
- Maldición- maldigo entre dientes.
Me paso la mano por el rostro con desesperación, al recargarme sobre una de esas mesas algo llama mi atención. Alguien ha movido un estante metálico lleno de archivos. Camino hasta el mirando las marcas del arrastre grabadas en el piso.
- Tenemos que mover esto. - ordeno con voz dura. Todos vienen ayudándome a jalar el estante, jalamos de el con fuerza apartándolo un poco detrás aparece un pasadizo oscuro. Amín alumbra con su linterna, pero parece que es bastante largo pues no se logra distinguir nada- debemos entrar, pero no sabemos que hay allí, asi que Amín necesito que te quedes, el soldado Carpiel te acompañara. No discutas no sé qué encontraremos, te traeré a tu padre. – a regañadientes dice que sí, miro al barrera- ¿tu habilidad puede cubrir ambos lados? - le pregunto preocupado de que al estar al descubierto nos encuentren.
- Lo hare señor. – afirma.
- Bien, vamos. - digo siendo el primero en entrar.
El lugar es más oscuro, con las linternas apenas si logramos ver el camino frente a nosotros, supongo que el túnel es bastante amplio por lo tanto nuestras luces no le cubren. Caminamos por un rato largo sintiendo cada vez más como se enfría el lugar. A lo lejos se ve una luz que se encuentra al final del camino, en un murmuro les digo que debemos llegar allí. Caminamos llegando a aquella luz que no era más que el comienzo de una entrada que nos deja junto a una especie de calabozo. Les hago una seña para que guarden silencio. Un gemido de dolor cubre el silencio que abría, se escucha un latigazo chocando y un grito fuerte. Caminamos hasta el origen llegando a una de las celdas donde dentro hay dos hombres golpeando a alguien amarrado al techo con esposas, uno de ellos levanta el látigo golpeando al cuerpo suspendido, un grito se escucha de nuevo.
Ambos hombres se carcajean.
- Vamos Arani, solo dinos quienes son tus cómplices ¿o prefieres que el Rey venga a sacarte la verdad? El no será tan blando. – suelta con burla, haciendo carcajear al otro, miro a Eliazar, pero hay demasiada sangre le cubre el cuerpo impidiéndome verle el rostro con claridad. – supongo que prefiere que lo traten con rudeza, me pregunto si su dulce hijita será como su papá, con esa terquedad estúpida, tal vez también deba usar mi látigo en ella – ellos ríen con fuerza, el tintineo de las cadenas cuando el señor Arani intenta soltarse los interrumpe- vaya, parece que le molesta que hablemos sobre su linda florecilla, sabe señor Arani, quizá cuando Angello la tenga para él, sea amable y nos la permita probar. - hijos de puta.
Lamentablemente para Jones, ha puesto a unos idiotas para resguardar a su prisionero, además de que me parecen los seres más repugnantes del mundo. Camino silenciosamente hasta la puerta de la celda que está abierta, me acerco hasta el del látigo colocándole el arma sobre la cabeza.
- Lamentablemente para ti, jamás vas a llegar a respirar el mismo aire que ella- digo haciendo que sus cuerpos se tensen. - ni siquiera se atrevan a voltear. Escoria como ustedes no merece vivir. - aprieto el gatillo sin ningún remordimiento. El hombre a su lado tiembla y se suelta a llorar.
- Po..r...rrrfavor- suplica con la voz temblorosa.
Me rio porque piensa que suplicar conmigo funcionara.
- Mátalo – le ordeno a Marjorie, ella asiente apuntando y jalando el gatillo sin darle oportunidad alguna de seguir con sus suplicas.
Camino hasta Eliazar rápidamente sujetándole, él se sobre salta al sentirme a su lado.
- Tranquilo señor Arani, soy yo, Stefan. - le digo con suavidad, el intenta mirarme pero tiene el rostro tan hinchado que solo puede abrir a medias uno de ellos. - siento la demora, lo llevare con su familia.- lo rodeo con los brazos levantándolo un poco intentando aliviar el dolor de sus muñecas.- Teniente, busca las llaves.- ella asiente recorriendo el lugar, el Barrera lo rodea del otro lado ayudándome a levantarlo.
- ¿Nina? - pregunta con la voz temblando y entrecortadamente. - Ni...Ni...Nina- insiste.
- Todos sus hijos están a salvo, Nina está bien, tranquilo, lo sacaremos. Teniente por favor – digo con un poco de desesperación.
- Voy, las encontré- saca las llaves del bolsillo de uno de esos hombres. Jala un banquillo para subirse y alcanzar hasta la cerradura, escucho la llave siendo insertada sobre la cerradura abriéndola.
El peso del señor Arani aumenta cuando sus manos se liberan.
- Tómalo con fuerza, coloquémoslo sobre el suelo. - le digo al soldado, el asiente.
Con sumo cuidado lo recostamos sobre el suelo él se queja con el más leve roce, tienen demasiada sangre y demasiadas heridas que no puedo saber cuál es la que sangra más, lo han torturado demasiado que me sorprende que siga con vida.
- Busquen algo con lo que podamos taparlo y agua. - ambos acatan mi orden moviéndose por el lugar.
Marjorie me trae una bata, lo sentamos con dificultada, el barrera trae una botella de agua que coloca sobre sus labios, Eliazar apenas y puede beber. Comparto una mirada con Marjorie preocupados, porque justo viéndolo en el estado que esta no sé si lograremos salir de ese lugar con el vivo, sus heridas son graves y el trayecto será un verdadero martirio para él. Pero toda mi preocupación se agrava cuando mi comunicador comienza a sonar con fuerza, se enciende en una llamada. La respondo.
- Hermano, necesitas salir de allí- habla Mark- Jones va para allí, detecto algo y está cambiando su dirección hasta ti. -
Miro a todos mis acompañantes preocupados por las palabras de mi primo. Cierro los ojos y pienso como salir de aquí, porque solo teníamos esta opción, si caíamos todos caerían con nosotros y eso no lo iba a permitir.
- Hey soldado, tengo una orden para ti. - me mira confundido- te ordeno que, si nos capturan, nos mates a todos, puedes decidir qué hacer con tu vida. - me pongo de pie.
- Pero General...-
- Mark, vamos a salir.-
¡Holi! espero que disfrutaran este capítulo, esta un poco largo y me disculpo por eso, pero espero que lo disfruten.
¡GRACIAS POR LEER!
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