Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

04


Stefan

Cuando era niño solía tener una especie de sueños donde veía a mi madre alejándose en medio de la noche en una oscuridad perturbadora, le llamaba incontables veces pero jamás se detuvo o me miro, sentía tanto dolor e impotencia por no poder ir con ella, la mayoría de las veces grita tan fuerte que la mañana siguiente me despertaba con la garganta adolorida y lleno de la confusión más horrible para un niño, bueno, eso sucedía siempre que mi abuelo no estuviera en casa, porque de no ser así, el venia al escucharme gritar me tomaría por los hombros y me sacudiría, luego me daría esas miradas duras que tenía, me haría llorar hasta la desesperación, después me encerraría en el armario oscuro en completa soledad hasta que me volviera un hombre valiente. Ese era uno de los momento más horrible que atormentaron mi niñez, estoy seguro que habría otros, pero evitaba recordarlos por mi estabilidad. Aunque pienso que tambien le debo mucho, hacerse cargo de un niño cuyo padre adicto se quedó estancado en la muerte de su esposa no debió haber sido fácil; nadie jamás lo pensó, el Capitán Bruno Sigkram criando a un pobre huérfano, con mano de hierro hasta volverlo un general.

Una vez le pregunté porque él y la abuela ya no estaban juntos, me dio una mirada fría, se giró dándome la espalda y dijo "los Sigkram no tenemos corazón, un día te darás cuenta que la palabra amor no encaja con nosotros y si logras amar entonces no eres un Sigkram" tenía 10 años así que le creí, por muchos años, pero jamás deseé que no fuera así hasta que Nina me lo dijo en aquel túnel.

Nina.

Ni siquiera podía llamarle así, no tenía derecho ni lo merecía. Pero como deseaba tenerlo.

- ¿en qué piensas? Llevas en ese ventanal desde hace mucho- miro a la cama, donde Marjorie aún está desnuda envuelta entre mis sabanas – puedo ver que algo te preocupa, todo va de acuerdo a lo que planeamos, no te preocupes de más, lo lograremos- me pone de pie caminando hacia mí.

Me rodea por detrás con sus brazos. Por un momento siento una punzada de culpabilidad.

- Creo que deberías regresar a tu dormitorio – digo mirando a la nada, siento como se tensa – sabes cómo funciona – murmuró sin tacto.

Ella asiente soltándome, no le miro mientras recoge su ropa y se viste, pero sé que está molesta, aunque ella debería saber que esto jamás llegaría a ningún otro lado, solo seriamos dos amigos que buscaban un desahogo carnal y aunque la apreciaba no podría amarle.

El sonido de la puerta siendo cerrada de un portazo me indican que el temperamento de mi teniente está a flote y por todos los santos a los que jamás rece desee que ningún inocente se atravesara en su camino.

Voy hacia la cama con un vaso lleno de licor, lo pongo sobre la cómoda. Me paso las manos por el cabello que ahora es un desastre con seguridad. El mundo allá fuera se escuchaba en un silencio tranquilizador. Pronto tendría que eliminarlo.

En noches como esa me preguntaba que hubiera sido de mí si mi madre no hubiera muerto en mi parto o si mi padre no se hubiera tirado en la adicción, supongo que solo sería un guardia más. En Heiwa todos éramos  engranes que hacían girar la fantasía, y al final por mi habilidad tendría que ser un simple cuidador. Mi abuelo había sido el que insistió que me esforzara por este puesto, aunque en este momento es un beneficio que debo aprovechar.

Recuerdo la primera vez que use mis habilidades, provoque un incendio, casi mato a mi primo Mark, quien era uno de las pocas personas con las que me llevaba realmente bien, mi aventurero primito era un diablillo listillo que se las arreglaba para meterse en líos, pero extrañamente era un estratega nato que hacía un trabajo estupendo. Debo agregar que es como un hermano para mí, aunque me exasperara muchas veces, siempre voy a intentar protegerle.

Me tiro en la cama mirando el techo.

Ojalá hubiera otra forma para provocar un cambio, pero nuestro líder tenía razón en una cosa, las cosas no son permanentes y deben ser modificadas, ese momento había llegado ya. Cierro los ojos y dejo que el sueño me guie en esa noche silenciosa pensando que por un momento tenía lo que más había querido jamás y sabía que no podía tener. Un ángel oculto en esta oscuridad.


La mañana no pudo haber empezado peor.

Eso fue lo que pensé cuando esta mañana me llamaron, se nos había comunicado que miembros del sector 6 habían atacado la barrera que los separaba de los demás sectores y estaban comenzando a hacer una revuelta, me subí al tren que llevaba los suministros junto a un escuadrón pequeño para averiguar que sucedía. Últimamente estaban mucho más susceptibles que antes y les costaba medir su temperamento. Aunque se bien que no es su culpa totalmente.

Mark mi primo, tararea una melodía desconocida para mí, pero parece realmente entusiasmado. Yo no tuve hermanos, no conviví mucho con mi padre y quien cuidaba de mí eran mis abuelos, me dieron una educación bastante rígida; Mark y su padre, Daniel, intentaron mezclarme con su desorganizada familia y aunque muchas veces eso terminaba en reproches por parte de mi abuelo, jamás se rindieron. Por eso los apreciaba tanto.

- ¿Cómo está Alegra? - le pregunto interrumpiéndole, me sonríe divertido. - ¿Qué? - Pregunto sabiendo perfectamente a qué se refería.

- Llamarla abuela no te matara, le diré y disfrutare mientras te golpea con su bastón- responde negando.

- Si tiene energía para golpearme supongo que está bien- miro mi transmisor revisando un mensaje que llega.

Mark me mira extrañado cuando nota mi cara de desconcierto.

- ¿ahora qué? – pregunta con preocupación.

- Algo no va bien. Han mandado al hijo del ministro y al consejero Zanglat, ni siquiera entiendo para que, se supone que nos mandan a controlar la situación porque es peligrosa, veo la labor de Angello inútil y Bosco... no quiero ni pensar en eso – siento la bilis subiendo por mi garganta.

- Solo de pensar en ver su asquerosa cara me da... ganas de vomitar, todo mi desayuno. No sabía que Anttone ha tomado el lugar de su padre- me entrega un caramelo que saca de su bolsillo.

- No lo ha hecho, pero el señor Anttone ha estado enfermo bastante tiempo, no sé de qué, me dijeron que Angello ha estado sustituyéndolo en las reuniones, la verdad es bastante deficiente en mantener la paz, es mucho mejor desatando el caos y la discordia. - me aflojo un poco el cuello de la camiseta suspirando con fastidio.

- ¿crees que los saben? - pregunta en un murmuró apenas audible.

- No, ellos no saben nada- respondo.

El tren se detiene e indica que en un momento abrirá sus puertas. Miro a Marjorie poniéndose de pie para bajar, acomoda su transmisor, nuestras miradas se conectan, a pesar de que está molesta asiente sabiendo que estoy inquieto. Lo que me recuerda porque es mi teniente.

- Vamos Mark – ordenó.

- Si general – se levanta arreglando su uniforme.

Salimos del tren en perfecto orden mostrando lo bien entrenados que están mis hombres, cuando nuestros pies tocan el piso de una especie de explanada notamos lo terrible que es la situación, hay gente por todos lados en el peor estado de decadencia pidiendo a gritos ser escuchados. Algunos guardias que no son de mis hombres les detienen violentamente sometiendo sus cansados cuerpos. Solo puedo describir al sector 6 como una zona llena de marginados a manos de diplomáticos y científicos deseosos del progreso cuyas prodigiosas mentes no eran capaces de aceptar el estancamiento de la evolución. Cada vez que venía a este lugar la precaria manera en la que vivían estas personas me recordaba porque había deseado tanto obtener este título, aquí se guardaba el secreto más oscuro de Heiwa y mi único trabajo era encargarme de mantenerlos a raya.

Me quedo quieto en medio de ese lugar mirando a la gente ser agredida por soldados del ministro de guerra quien claramente no ha venido y ha decidido mandar a Zanglat para representarlo, dos asquerosas ratas llenas de poder dentro de nuestro reino.

- Stefan – murmura Marjorie en tono bajo, yo asiento, porque comprendo que debo actuar de acuerdo al papel que me toca interpretar.

Comienzo a moverme caminando directo a donde Zanglat y Anttone se encuentran teniendo una acalorada discusión con el líder de este sector y el comandante del Ministro de guerra quien no es más que mi tío, Daniel Sigkram. Escucho la risa burlesca de Mark que está intentando mantener en secreto con la intención de que guardar su compostura.

- Es un gusto que se nos una General- dice con falsedad Zanglat- lamentamos interrumpirlo en su difícil trabajo. - me ofrece su mano, la estrecho dándole un asentimiento.

- El gusto es mío, señor Zanglat, veo que está aquí Coronel, no pensé que usted mismo atendería esto- suelta una carcajada colocándome la mano en el hombro y apretandolo.

- No me perdonaría ausentarme y dejarlos hacer todo el trabajo- asegura con una sonrisa.

- Hola Stefan, también me da gusto verte- interrumpe Anttone irritado.

Le miro con desprecio y fastidio.

- Anttone- digo a modo de saludo, pero sin ningún interés.

- No sé porque sigo esperando que actúes conmigo como con Joseph- mueve la cabeza negativamente, sonrió de lado, pero no respondo a sus palabras.

- ¿ya han acordado cómo actuar? - miro a mi tío en busca de respuesta.

- Es lo que intentamos, Zanglat parece estar dispuesto a matarlos a todos, dice que una revuelta no es lo mejor, y al parecer el joven Anttone está de acuerdo. - responde mirando a las personas que sus guardias contienen.

Conozco a mi tío bien, sé que no desea acatar, pues a pesar de lo que muchos creen de él, su moral no le dejaría nunca matar a inocentes, más sin embargo Zanglat estaba a cargo y el carecía de toda conciencia antes sus actos, era muchas veces era cruelmente inhumano, mientras que Anttone solo seguiría lo que el concejero del rey dijera aun cuando interfiriera en su labor como representante de los habitantes de Heiwa.

- No estoy de acuerdo- declaro con firmeza, los cuatro me miran con sorpresa- están asustados y si los matamos perderemos recursos muy valiosos, nuestra producción de alimentos y combustibles seria afectado- especifico con la intención de que cambien de parecer.

- ¡Estás loco! Esta gente es violenta y pueden ser los que han estado atacando los sectores principales- asegura  Zanglat.

- Por dios... míralos, ellos no podrían iniciar una rebelión, trabajan demasiado y apenas si son atendidos, la mayoría están enfermos o agotados, matarlos no va a detener los malditos ataques-

- Hablas como si lo supieras con seguridad- interrumpe Anttone- ¿sabes algo General? - noto la burla en sus palabras

Levantó el mentón mirándolo con firmeza, me acerco a él quedando a pocos centímetros de él.

- ¿Estas insinuando algo? - el flaquea un poco- si vas a acusarme de algo dilo ahora, no esperes a volver con tu padre y que acate a tus quejas, en lugar de eso haz tu maldito trabajo, si no lo harás lárgate- le digo en la cara, la aparta la mirada y traga nerviosamente.

- General – me reprende Zanglat.

- Mire – me giro hacia el – esta gente esta tan asustada como los demás, no puede castigarlos por ello, se lo que piensa de ellos y lo respeto, pero si mi abuelo me enseño bien, puedo asegurar que aquí no encontraras al culpable de los ataques, no tienen la fuerza, el intelecto ni los recursos para hacerlos, permítanos hablar con ellos y evitar una masacre innecesaria- mira a Anttone y a las personas detrás evaluando la situación.

- No tengo tiempo de hablar con salvajes General- ladra con molestia.

- No tiene que hacerlo, me quedare con el General, estoy seguro de que podemos llegar a una solución, creo que perder mano de obra no sería bueno para el rey- asegura mi tío con una sonrisa.

- Está bien, hagan lo que deban, pero si escucho acerca de otra de estas revueltas, daré la orden de matar a los incitadores- me señala con su dedo.

- Bien- acepto.

- Vamos Angello, es mejor volver, nos retiramos, Comandante, General – se despide con una venia y se retira caminando directo al tren.

Me quedo de pie mirándole murmurarle algo a Anttone, se ve tan furiosos por no haberse salido con las suya. Entran juntos al tren que los llevara, es allí cuando noto la razón por la que Zanglat me da tanto asco, dentro ya han subido a un grupo de chicas que apenas pasan la pubertad, mi tío me toma del brazo evitando que me dirija a ellos y cometa una estupidez porque conoce muy bien mi impulsivo carácter, pero yo también conozco los depravados y oscuros secretos que nuestro Rey junto a su círculo más cercano tiene.

- No hay nada que hacer, un día, podrás detener esto, pero por ahora estas personas necesitan que alguien cuide de ellas- murmura mi tío mientras el tren cierra sus puertas y comienza a andar sobre las vías.

Él tiene razón, esto no se trataba solo de mantener mi conciencia tranquila y conciliar el sueño por las noches, se trataba acerca de cuidar a aquellos que no podían ser cuidados.

- Ya puedes decirles a tus hombres que los dejen en paz- le arrebató mi brazo- bajen la comida y las medicinas- le ordeno a mis hombres, ellos responden al unísono poniéndose a trabajar.

- Has tomado una buena decisión- me palme en la espalda. Se da media vuelta dirigiéndose a sus hombres.

Veo el tren partir con una sensación de que esto se está saliendo de control y se debe hacer algo para mejorar la vida de todos en Heiwa.

- General – me llama el líder del sector, un hombre mayor que hace lo mejor para mantener a flote a su gente- por un momento pensé que no podría ayudarnos – su rostro refleja lo cansado y enfermo que está. - se lo agradezco tanto- hace una serie de reverencias

Yo niego.

- No hay nada que agradecer, alguien tiene que cuidar de ustedes y si no lo hace quien los gobierna lo intentaremos nosotros, les hemos traído medicinas y alimento, no es mucho, pero les servirá –

- Oh gracias, muchas gracias, le juro que haremos buen uso de todo- me suelta las manos para ir a revisar lo que mis hombres descargan.

La gente inmediatamente se acerca dispuesta a ayudar con los alimentos y las medicinas, comienzan a organizarse para recibir lo que necesitan, otros corren a llamar a los demás para que se acerquen rápidamente y no se pierdan de nada. Lo que más me gusta de momentos como estos es que un destello de felicidad se refleja en sus rostros y eso junto con la gratitud es lo que nos motiva a seguir ayudándoles aun si el costo es traicionar a el resto de Heiwa para que un breve momento estas almas olvidadas dejaran de lado su miseria.


¡Hola! Espero que les gustara el capitulo de hoy, espero que lo disfruten mucho. Si encuentran algún error perdón XD.

¡GRACIAS POR LEER!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro