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[38 ] ╋ Intenciones Dudosas ╋

HEIST

ALEMANIA.

SEPTIEMBRE, 2017.

Jessie gimió contra mis labios, mis manos explorando su cuerpo al presionarla contra la pared del cuarto de hotel en el que estábamos. Ella temblaba en mis brazos, su respiración pesada encontrándose con la mía en cada beso desesperado. La llevé a la cama, y comencé a quitarle la camisa pero ella me detuvo.

—¿Puedes apagar las luces?

—No.

—Heist, por favor.

Sostuve su rostro entre mis manos.

—Quiero ver todo de ti.

Ella me besó, rindiéndose. Le quité la camisa por encima de la cabeza, su cabello cayendo sobre sus hombros desnudos y ella se cubrió los pechos. La besé con suavidad para bajar sus manos pero ella me detuvo.

—¿Qué pasa?

—Yo...— ella dejó caer sus manos y pude ver sus pequeños pechos, llenos de marcas.

Arrugué mis cejas. Jessie tenía moretones sobre sus pechos que continuaban hasta su espalda, así que me puse de pie para revisar su espalda y lo que vi me dejo sin palabras. Heridas cicatrizando, hechas con lo que parecía ser un látigo, o algo aún más duro que eso porque tenía cortadas, con piel hinchada y morada a los alrededores. Nunca se me había bajado una erección tan rápido en toda mi puta vida.

—¿Quién te ha hecho esto?— pregunté, sentándome a su lado.

—No lo entenderías, los de afuera nunca lo entienden. Todos tenemos que pagar por nuestros pecados de alguna forma o otra, Heist. Y yo estoy bien con que sea de esta forma, estas cicatrices son el recordatorio de que mi lujuria es un pecado.

—¿Qué mierda religiosa me estás diciendo? ¿Quién te ha hecho esto?

—Eso no importa, yo tengo mis creencias y tú las tuyas, por favor, solo bésame— sus labios buscaron los míos pero lo menos que estaba en mi cabeza era sexo. La aparté gentilmente.

—Jessie.

—¿Por qué actúas como si te importara?— ella se puso de pie, arrancando su camisa de la cama y poniéndosela, —No engañas a nadie, Heist, si hemos pasado un buen par de días juntos pero ambos sabemos que esto es solo una follada de una noche. Mañana tomaré mi avión, volveré a mi país y nunca nos volveremos a ver así que para. No necesitas actuar así.

Se me había acabado la paciencia así que cuando se dirigió a la puerta, la agarré del brazo, obligándola a mirarme.

—No te vas hasta que me digas quien te ha hecho eso.

Tenía el presentimiento de que ella estaba lidiando con monstruos, mi percepción nunca fallaba.

—¡Suéltame!— ella bramó, y liberó su brazo, —Me voy.

Bien, mi idea de sexo casual de esta noche se había ido por el caño, y había sido reemplazado por la necesidad de saber quien le había hecho daño a esta chica y porque. Pero Jessie no quería cooperar, ¿por qué siempre me ponen las cosas tan difíciles? Me tocaría hacer esto por las malas. Así que cuando me dio la espalda, cubrí su boca y nariz con mi mano bloqueando su respiración. Ella pataleó, me golpeó y forcejeó lo más que pudo antes de caer inconsciente en mis brazos al quedarse sin aire.

Vieja tecnica pero eficiente.

La lancé sobre mi hombro y con mi mano libre tomé una botella de Champagne de la mesa que apenas abrimos al llegar. La cargué fuera de la habitación, pasando por la recepción del hotel donde la recepcionista me dio una mirada extrañada. Alcé la botella.

—Creo que bebió demás— le agregué mi mejor sonrisa para terminar de convencerla, —¿Sabes de un hospital cercano?

—Si, hay uno a dos cuadras a la derecha.

—Muchas gracias.

Pagar un cuarto del mejor hotel de Munich solo para que me dejaran frío y sin acción esta noche. Vaya mierda. Ojalá que la historia detrás de los moretones de Jessie fuera retorcida y algo en lo que pudiera intervenir, así valdría la pena.

Bajé en el elevador al estacionamiento y la subí en mi auto, poniéndole el cinturón de seguridad. Mi casa quedaba en las afueras de la ciudad, mi familia siempre había sido amante de la privacidad. Cuando llegué, podía ver las luces de la sala encendidas, sabía que aún estaban despiertos en casa, éramos nocturnos. Con Jessie sobre mi hombro, abrí la puerta y a la primera que vi fue a mi madre sentada en las piernas de mi padre con una copa de vino en la mano mientras Kaia tocaba el piano. Frey estaba de espaldas a mí y se giró al escucharme.

—Buenas noches.

Todos ojearon a la chica inconsciente que colgaba de mi hombro.

—Alguien ha tenido una noche ocupada— murmuró Kaia.

Mamá se puso de pie.

—¿Heist?

—¿Dónde esta Stevens?

Teníamos nombres claves para nuestros padres cuando necesitábamos diferenciarlos, tener tres figuras paternas podía convertirse en un lío sin un sistema organizado. Stevens era el nombre clave de uno de mis padres: Mayne Stein, su antiguo nombre era Mason Stevens así que le llamábamos Stevens cuando era necesario diferenciar.

—En su habitación, ¿qué ha pasado?— mi madre se acercó, evaluando a Jessie, —¿Está bien?

—Si, la llevaré a mi habitación, ¿Puedes decirle a Stevens que venga?

—Claro.

Kaia dejó de tocar con un suspiro.

—Nada como una chica inconsciente para quitarme las ganas de tocar.

—Lo siento.

Le dije subiendo las escaleras para seguir a mi habitación, ya dentro, acosté a Jessie en mi cama con cuidado, quitándole el cabello de la cara. Sabía que tenía que prepararme para su despertar. Cuando abrió los ojos, Jessie me atacó, me gritó, y me insultó todo lo que quiso hasta que se calmó. Su pecho subía y bajaba con cada respiración.

—¿Dónde estamos?

—En mi casa.

—¿Por qué me has traído aquí? ¿Estás loco, Heist?

—Solo escúchame— y sorprendente lo hizo, escuchó todo lo que tenía que decir y accedió a hablar con mi padre, —solo serán unos minutos, ¿de acuerdo? Y luego te llevaré de vuelta a tu hotel.

Un toque en la puerta captó mi atención.

—Pasa.

Mi padre entró con tranquilidad, sus ojos de diferentes colores llenos de ese brillo de curiosidad que lo caracterizaba.

—Papá, ella es Jessie,— dije cordialmente, —Jessie, él es Mayne Stein.

—Mucho gusto, señorita— mi padre le dio esa sonrisa torcida tan común en él.

—Estaré al otro lado de la puerta en todo momento, ¿de acuerdo?— besé la frente de Jessie para hacerla sentir segura y salí de ahí.

Un rato después, mi padre salió de la habitación me hizo el gesto de que lo siguiera a su estudio.

—Jessie...

Él levantó su mano.

—Está dormida, pidió un calmante después de nuestra charla.

—Oh, entiendo.

El estudio de Mayne era todo lo contrario a uno clásico y aburrido. Sus paredes tenían una variedad de pinturas tan coloridas como sus paredes, su escritorio era blanco, las decoraciones sobre su mesa plateadas y ahí al lado de ellas habían fotografías familiares de nosotros. Papá se paró a un lado de su escritorio.

—¿Qué tan importante es ella para ti?

Sabía su pregunta, quería saber que tan crudo podía ser al hablar de ella. Él no era bueno con los filtros al hablar por eso él se tomaba el tiempo de preguntarnos cosas así, mamá lo había enseñado.

—No me importa, es solo una diversión de vacaciones pero me dio curiosidad así que la traje.

—Bien, no hay necesidad de filtros entonces.— me dijo, recostándose al escritorio, cruzando sus brazos sobre su pecho, —Esto es mucho más interesante de lo que esperaba.

Esperé que comenzara a contarme lo que había descubierto de Jessie. Mi padre era un psiquiatra muy reconocido, él sabía todas las formas verbales para llegar a una persona y hacerles contar los que les pasaba. Le revelaban cosas sin darse cuenta.

—Jessie es una chica vulnerable que ha sido envuelta en un secta básicamente la han manipulado y le han lavado el cerebro desde pequeña.

—¿Secta?

—Una secta disfrazada de una religión propia creada en su pueblo en medio de la nada hace más de 50 años.

—¿Ellos fueron lo que le hicieron eso?

—Si, tienen muchos ritos y actividades que realizan bajo puerta cerrada.

—No puedo entenderlo, como—

—Podría pasar horas explicándote como funciona la psicología en una secta pero no es el punto, lo más interesante, por lo que me dijo Jessie, es que todo el pueblo forma parte de la misma. Todos creen fielmente en la religión que unos viejos dementes se crearon hace 50 años.

—¿Jessie también lo cree?

—Absolutamente y defenderá sus creencias hasta el final así que no es bueno confrontarla ahora.

—¿Qué podemos hacer?

—Nada, no puedo tratarla, Heist. Ella volverá mañana a su país.

—¿No vamos a hacer nada? ¿Un pueblo entero está envuelto en una secta y no haremos nada?

Mamá entró, sus ojos observando mi expresión.

—¿Qué pasa?— ella le echó un vistazo a papá, quien suspiró antes de contarle todo.

—¿Qué tan violentos son sus ritos?— mamá preguntó al asimilar toda la información.

—Diría que mucho y creo que...— papá dudó.

—¿Qué?

—Creo que hay ritos de castigos sexuales, cuando no obedecen, no solo las golpean, creo que también abusan de ellas pero esto comienza cuando cumplen 18 años y tienen que unirse a un grupo de luz o algo así.

—¿Por qué esperar hasta los 18?

—Porque ya han sido manipuladas y envueltas por 18 años, probablemente sea más fácil hacerles creer que esos castigos y ritos tienen todo el sentido del mundo.

—Malditos— mi madre apretó sus puños.

Nos quedamos en silencio pero todos pensábamos lo mismo, teníamos que hacer algo, no podíamos sentarnos a esperar que chicas como Jessie fueran abusadas y heridas como si nada. Papá llamó a todos al estudio, mis otros padres Peerce y Valter entraron seguidos de Frey y de Kaia quien aún me lanzaba miradas asesinas, seguro pensaba que le había hecho algo a la chica.

Soy inocente esta vez, hermanita.

Papá los puso a todos al día con lo de Jessie.

—Hay algo más— papá suspiró de nuevo.

—¿Más?

—Si, pero primero vamos a investigar el pueblo desde aquí, asegurarnos de como funciona todo, y luego alguien tendrá que ir allá para confirmar todo.

Peerce se pasó la mano por la mandíbula.

—Revisaré los archivos policiales locales— él miró a Frey, —¿puedes ayudarme a hackear el sistema?

Frey asintió.

—Yo me encargo de las redes sociales, de los reviews o reseñas del lugar, noticias en línea— Kaia propuso. Era increíble lo que ella podía sacar del internet.

—Iré revisando los bienes raíces y casas en venta del lugar— Valter agregó, —si resulta ser cierto todo esto, imagino que nos mudaremos allá y tendríamos que remodelar la casa que compremos para que tenga todo lo que necesitamos.

—Ya era hora de mudarnos de todas formas— Mamá dijo con tristeza y sabía a lo que se refería. Mis ojos cayeron sobre Frey quien observaba la ventana en la distancia, su mirada distraída. Aunque habían pasado unos días, lo de Marlene aún lo tenía perturbado, para él, no era fácil asesinar a alguien y seguir adelante como si nada. Esa era la diferencia entre él y yo, el remordimiento era algo que le carcomía, algo que yo no podía sentir.

—¿Cuál es el nombre de este lugar a donde posiblemente nos mudemos?— la curiosidad de Kaia no me sorprendía.

—Wilson, Carolina del norte, Estados Unidos— apenas esas palabras dejaron la boca de Mayne, el silencio reinó entre nosotros.

—¿Estás bromeando?— mi madre dijo incrédula.

Mayne sacudió su cabeza.

—Yo también me sorprendí.

Ah, esto será mucho mejor de lo que esperaba. Las casualidades sí que existían.

—¿Quién irá?

—Heist— Mayne dijo sin dudarlo y mi pecho se calentó al verlo escogerme sin dudar, —tenemos una ventaja.

—De acuerdo, comencemos.

Al día siguiente, Jessie volvió a su país sin tener idea de lo que había desatado y nosotros comenzamos a prepararnos. 

#


DICIEMBRE, 2017.

WILSON. 

El frío nocturno de invierno hacía mi respiración visible en el aire cuando dejaba mis labios. Con las manos dentro los bolsillos de mi chaqueta, caminé hasta la puerta principal de una casa convencional, azul pálido que lucía blanco en la oscuridad de la noche y luces amarillas que brillaban desde el interior y le daban un tono cálido a las ventanas. No podía creer que Jessie fuera del mismo pueblo que la persona que iba a ver esa noche. Una parte de mí se emocionó, los recuerdos llegando a mi mente.

—Vamos, Heist, salta— él me había retado frente a un acantilado, un río cristalino al final de la caída.

Él había vivido por tiempos intermitentes con nosotros a lo largo de su vida, un mes al año, semanas o a veces días porque necesitaba que Mayne lo tratara después de todos los traumas que le dejó una situación de la que lo salvamos cuando era un niño en Alemania. Luego, él pasó a vivir el resto de su infancia y vida en Wilson con su familia adoptiva. Su verdadera familia había sido cazada por mis padres pero mamá se rehusó a dejarlo solo y buscó quien lo adoptara con la promesa de seguir tratándolo y cuidando de él cuando fuera necesario. Pasé muchos veranos y días festivos con él. Kaia y Frey eran muy unidos y siempre me sentía por fuera con ellos, era como si los mellizos tuvieran un lazo que no podían compartir conmigo, además, yo era diferente, siempre lo había sido. Sin importar lo que yo hiciera, él nunca me cuestionaba así que cuando él llegaba, me sentía menos solo. Mamá lo trataba como un hijo, y nosotros como un hermano más.

La puerta se abrió frente a mí y ahí estaba, de negro, con un piercing más que la última vez que lo vi. Una sonrisa torcida invadió mis labios y él me la devolvió antes de decir: 

—Heist Stein.

—Rhett Lombardi. 


╋ 


Nota de la autora: Seguimos revelando cosas, ya les había dicho en el vivo de instagram la semana pasada  que venían los capítulos de explicación y revelación de muchas cosas finalmente. Ya han sufrido suficiente con el suspenso, así que era hora, estamos en el desenlace de todo este juego que es Heist y TODAVIA FALTA, GENTE. El recibimiento que le han dado a la historia me ha dejado sorprendida y feliz, muchas gracias. 

Charlemos un poco. Heist fue una de las ideas más locas que tuve y me senté a explicarle a mi chico en una madrugada como la loca que soy, nunca esperé que fuera algo que tanta gente leería. Heist es un personaje que siempre ha llegado tan claramente a la mente, que se desenvuelve por si solo y me ha encantado escribirlo porque parece que él se escribe solo por supuesto como el bastardo arrogante que es. Me pareció increíble que aunque tiene características similares a Mason (creció observándolo), Heist es único de alguna forma y su personalidad, comportamientos y pensamientos tienen una autenticidad que me gusta mucho. 

También me gusta que eso refleje que aunque dos personas compartan el mismo trastorno mental no quiere decir que este se manifieste de la misma forma en ambos, que es algo que siempre tiene mucho estigma en la salud mental, se cree que la depresión, la ansiedad, la bipolaridad, la psicopatía y muchos otros trastornos más tienen la misma cara, que se ven de la misma forma en personas diferentes y no es así. Tampoco me gusta la generalización de que todos lo psicópatas son asesinos o se involucran en crímenes porque no es cierto, si, ellos tienen un riesgo más alto de romper la ley porque carecen de empatía y respeto por la moralidad y las leyes pero existen muchos psicópatas que viven su vida sin herir a nadie ni cometer un crimen. Peeero por supuesto que los psicopatas de mis historias si están bien locos y sangrientos xD son el ejemplo de los malos. Siempre malos nunca inmalos. 

Nunca he tratado de romantizar ninguno de los locos de mis historias, pero no pienso que este mal amarlos porque son personajes ficticios y todos estamos bien grandecitos para saber que en la vida real ni nos acercaríamos a un asesino pero en la ficción, nos vale verga, lol. Además el hecho de que muchos quieran a Mason o a Heist me hace sentir bien como escritora porque quiere decir que los he desarrollado bien como psicópatas, en mi investigación sobre ellos siempre resaltan lo encantadores que son, lo atrayentes y como siempre atraen la atención y a las personas. ¡HAN CAÍDO! Muajaja. 

Hoy me extendí, tienen que decirme "¡Ariana! Estúpida, mi tiempo, idiota." Probablemente haga un en vivo más tarde en mi insta (Ari_godoy) como siempre. 

Hora de memes: 

Muakatela, 

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