(19) ╋ Verdades Imprevistas ╋
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Leigh.
La suave melodía de música clásica resonaba por toda la sala, mezclándose con el sonido crispante de la madera quemándose en la chimenea. Las velas mantenían la oscuridad a raya con sus llamas, el aroma que emanaban era dulce y agradable.
Estaba sentada en el suelo de madera en medio de la sala de una preciosa cabaña, Jaeda estaba detrás de mi sentada en el sofá, trenzando mi largo cabello. Rina y Lyna estaban haciendo lo mismo al otro lado de la sala, Rina haciendo una trenza de lado muy linda a Lyna. El resto de las Iluminadas estaban por ahí, en la cocina, o charlando sentadas en las escaleras. Algunas ya estaba dormidas como Anesha que dijo que estaba exhausta.
El retiro de iniciación de las Iluminadas.
Al día siguiente de la ceremonia de mi cumpleaños, nos habíamos venido a una cabaña en las montañas solas, el grupo contaba con 25 chicas. Era tradición hacer este retiro cada vez que las Iluminadas recibían una chica nueva . Era necesario para conocernos más, familiarizarnos, hacer sentir bienvenida a la nueva chica y en mi caso, era mucho más que requerido ya que sería su líder.
Pero yo no era la única nueva en el grupo.
Teníamos dos miembros nuevas. Como si supiera que estaba pensando en ellas, Natalia salió del pasillo, seguida de Kaia.
—Oh, trenzas, me encantan.— Kaia comentó antes de que ambas se sentaran en el suelo al lado de la mesita en medio de los sofás, quedando frente a mí.
Aún no me podía creer que Natalia hubiera cambiado de parecer tan repentinamente. En mi cumpleaños, ella había sonado bastante segura de que no quería volver a las Iluminadas. Mis ojos se encontraron con los de ella y me dio una sonrisa de boca cerrada.
"¿Has venido aquí porque te lo pedí? Si no tienes tu corazón en esto.... No—"
"Basta, Leigh, estoy aquí porque así lo he decidido."
Habíamos tenido esa conversación la primera noche del retiro. Quería asegurarme de que ella no estuviera aquí por obligación o que se sintiera presionada porque habíamos retomado nuestra amistad. Me alegraba mucho que decidiera unirse de nuevo pero si no era algo que ella de verdad quería de corazón, jamás aceptaría que estuviera aquí.
En cuanto a Kaia, me sorprendió mucho cuando mi líder me informó que se nos uniría. Ni siquiera sabía que ya tenia dieciocho años, ella se veía de menos edad, tal vez era su estatura, sus facciones perfiladas o su corto cabello pero no parecía de nuestra edad. Además, eso quería decir que Heist tenía más de dieciocho años porque él era el mayor que ella y Frey. Y aunque Heist actuara como si fuera el dueño del mundo y fuera más maduro que todos, no lucía de veinte años.
Ellos mienten, todo el tiempo. Esa voz susurró en mi mente, ¿es qué no te das cuenta?
Ignoré esos pensamientos. Esa era nuestra última noche en el retiro y todo había ido de maravilla. Durante la semana aquí, me tomé mi tiempo charlando con cada una de las chicas, conociéndolas, haciéndolas sentir en confianza conmigo, dándoles a entender que haría mi mayor esfuerzo como su líder.
Estos días me habían servido para evitar a dos chicos que se las ingeniaban para perturbar mi vida: Rhett y Heist. Le había dado muchas vueltas a toda la conversación que tuve con Heist el día de mi cumpleaños. Era obvio que sabía lo de Rhett, pero, ¿cómo? ¿Y qué tanto sabía? Tal vez me había atrapado mirando a Rhett o notado algo y simplemente hizo ese comentario para molestarme.
Si claro, como si Heist hiciera algo sin razón.
Me parecía increíble lo mucho que ya sentía que sabía de él cuando lo había conocido hacer un par de semanas. Era como si de alguna forma automática tuviéramos una conexión, y me incomodaba eso. Yo no debería tener nada con un chico como él. Heist era peligroso y mis alarmas me decían que debía mantener mi distancia, sin contar las veces que él mismo me había amenazado directamente.
Porque somos iguales, Leigh y podemos vernos realmente. Cuando alguien experto en fingir encuentra a otro con la misma habilidad, es un respiro de aire fresco, ¿no es así? Alguien con quien puedes ser tu mismo sin frenos, sin negaciones.
Él y yo no éramos iguales, en lo absoluto.
Pequeños golpes en la puerta principal me sorprendieron, ya eran más de las 7, nadie visitaba después de esa hora, en especial, en esta cabaña que estaba tan retirada del pueblo y con las Iluminadas en un retiro. Arrugué mis cejas, todas compartimos una mirada extrañada hasta que Kaia se puso de pie.
—Oh, olvidé decirles que ordené pizza para cenar.
Eso me alivió porque por lo menos sabíamos que no era alguien extraño si no comida pero Kaia no debió hacer esto, teníamos suficiente comida para preparar aquí y la idea de venir aquí era mantenernos alejadas del resto del mundo.
Kaia nos sonrió, acomodando su lindo vestido color pastel y caminó hacia la puerta. Sin embargo, ella se detuvo a punto de llegar al pasillo que la llevaría a la misma y se giró hacia nosotros.
—Leigh, ¿te importaría acompañarme?
Eso me sorprendió pero disimulé, asintiendo. Jaeda, Rina y Lyna compartieron una mirada incomoda y yo les susurré que todo estaba bien, que no pasaba nada antes de seguir a Kaia a la puerta. Ella la abrió, el frío nocturno del otoño colándosela en la cabaña y dejé de respirar ahí mismo.
Él llevaba puesto su informe azul con rojo de la pizzeria del pueblo y maldije en mi mente porque había olvidado por completo que su familia era la dueña de ese negocio, de que él hacía entregas para ayudar a sus padres algunas noches.
Rhett.
Mi corazón latió como loco al enfrentarlo. Sus ojos negros llenos de esa intensidad que conocía tan bien. A diferencia del día de mi ceremonia de cumpleaños, sus piercings estaban de vuelta en su cara, uno en su ceja, otro en su nariz y uno debajo de sus labios , y odiaba que le quedaran tan bien. Su desordenado cabello negro escapaba ligeramente la gorra con el logo de la pizzeria.
Por unos segundos, nadie dijo nada, él y yo nos quedamos mirándonos como si Kaia no estuviera ahí, como si las Iluminadas no estuviera al final del pasillo en la sala. Agradecí que la puerta no quedara visible para ellas porque no quería que lo vieran, no quería que presenciaran el efecto que Rhett tenía en mi.
Kaia se aclaró la garganta.
—¿Hola?— le llamó, arrugando sus cejas.
Rhett reaccionó, esos labios que ya había probado tantas veces estirándose en una sonrisa amable.
—Entrega para Kaia Stein.— su voz siempre tan ronca.
—Esa sería yo.— le dijo Kaia con entusiasmo.
—3 pizzas de Pepperoni, 4 servicios de alitas y una Pepsi de dos litros.— Rhett leyó la orden en un papelito en su mano libre, en la otra tenía las 3 cajas de pizza, —aquí están las pizzas,— Kaia las recibió, —debo ir por las alitas y la bebida al auto un segundo.
—Leigh, ¿por qué no vas con él y le ayudas?— Kaia me dijo comenzando a caminar dentro de la cabaña, —voy a buscar el dinero para pagarle, ya vuelvo.
Y así nos dejó solos.
Rhett se quedó ahí parado por un segundo antes de girarse para caminar a su auto que estaba a unos metros de la cabaña, había que cruzar el jardín frontal de la misma para llegar al estacionamiento.
No vayas.
No vayas, Leigh.
Él no necesita ayuda, son solo dos bolsas.
Sin poder controlarme, lo seguí, solo lo ayudaría como una buena miembro de nuestra religión. Eso era todo. La oscuridad me recibió al alejarme de la cabaña, solo habían arboles alrededor y la carretera por donde habíamos llegado. Rhett estaba cerrando al cajuela del auto, después de sacar las dos bolsas y se quedó muy quieto cuando me vio a un lado del auto.
—Oh, veo que no necesitas ayuda, yo...— me di la vuelta para volver, él no necesitaba mi ayuda como lo esperaba.
Escuché el ruido de las bolsas al caer al suelo y lo siguiente que sentí fueron sus brazos a mi alrededor, abrazándome desde atrás. Su calor corporal se expandió por la parte de atrás de mi cuerpo, su respiración en mi oído.
—Rhett, no, ¿qué estás haciendo?— le reproché tratando de liberarme aunque se sintiera maravilloso.
—Te extraño, Leigh, te extraño tanto que me estoy volviendo loco.— me susurró al oído antes de dejar pequeños besos en mi cuello.
Tragué con dificultad al sentirlo contra mi.
Yo también te he extrañado tanto, lloré tantas noches cuando te fuiste a ese curso, sufrí al verte regresar, al escucharte de nuevo y darme cuenta de que el tiempo no ha debilitado todo lo que me haces sentir.
Pero nunca se lo diría porque él y yo no podíamos estar juntos y decírselo no cambiaría ese hecho. Juntando toda mi fuerza de voluntad, aparté sus brazos y me giré, dando un paso atrás, manteniendo una distancia entre nosotros. Él intentó acercarse de nuevo y yo levanté mi mano, deteniéndolo.
—Kaia puede salir en cualquier momento, vamos.— comencé a caminar de vuelta a la puerta pero Rhett me agarró del brazo, forzándome a enfrentarlo de nuevo, usó su mano libre para acunar mi rostro, la intensidad de su mirada acortando mi respiración. Sus labios rozaron lo míos y mis rodillas se debilitaron.
—Leigh...— me dio un beso corto, nuestros labios encontrándose por un segundo que me hizo querer más, mucho más, —¿cómo puedes hacer esto? ¿Cómo puedes seguir con tu vida como si nada? ¿Echarme a un lado así?
Con su mano ahuecando mi rostro, estiró su pulgar, rozando mi labio inferior con deseo. Su respiración ya era pesada e inconstante.
—Rhett...
Él no dudó más y estampó sus labios contra los míos. Quisiera decir que lo aparté, que lo empujé pero en vez de eso, envolví mis manos alrededor de su cuello, respondiéndole el beso con todas las ganas. La familiaridad de esta sensación, lo bien que se sentía causó que un jadeo de sorpresa escapara mi boca. Rhett movió su cabeza a un lado, profundizando el beso, mi respiración era un desastre, el anhelo entre los dos flotaba en el aire, encendiendo cada parte de mi. Rhett me giró para presionarme contra el lado de su auto, nuestros labios moviéndose desesperados, ansiosos al sentirse nuevamente.
—Oh.
La voz de Kaia me hizo empujar a Rhett de un golpe, mi respiración aún un desastre, mis ojos se encontraron con los de ella quien estaba a unos pasos de nosotros con el dinero para pagar en su mano. Nos estaba dando una mirada divertida, ella no se veía sorprendida en lo absoluto.
—No quise interrumpir pero las otras ya se estaban preguntando que nos tomaba tanto tiempo.— nos dijo amablemente. Rhett se quedó en silencio, sus hombros subiendo y bajando con su pesada respiración, los efectos del beso aún no habían pasado.
—Puedo explicarlo.— fue lo primero que dije.
Kaia nos sonrió abiertamente de forma divertida y esa sonrisa se me pareció tanto a la de Heist.
—¿De qué hablas?— me preguntó, arrugando sus cejas, —yo vine a pagarle a Rhett y tu viniste a ayudarlo con las bolsas, no hay nada que explicar porque nada,— recalcó esa palabra, —nada ha pasado, Leigh.
Le di una mirada confundida y ellas nos pasó por un lado para recoger las bolsas del suelo a un lado de la cajuela.
—Muero de hambre.— nos dijo al pasarnos por un lado de nuevo y ofrecerle el dinero a Rhett, —muchas gracias, he incluido una buena propina.— ella le guiñó un ojo. Rhett tomó el dinero, arrugando sus cejas.
Kaia me pasó una bolsa liberando una de sus manos para tomar la mía que quedaba libre.
—Debemos irnos, no queremos que se preocupen.— ella me llevaba de la mano de vuelta a la cabaña y le di un vistazo a Rhett sobre mi hombro. Él estaba tan confundido como yo así que solo le susurré que todo estaría bien.
Kaia no pronunció ni una sola palabra mientras volvíamos y yo quería decir algo pero no me atrevía. No sabía que decir, ella nos había visto, menudo ejemplo como líder de las Iluminadas acababa de darle. Imaginar lo que estaba pensando de mi en este momento me aterraba, ¿y si se lo contaba a las demás chicas? Algo me decía que esa no era su intención.
¿Y si se lo contaba a Heist?
Según nuestra última conversación ese idiota arrogante ya lo sabía.
He fallado de nuevo, y en mi retiro de unión a las Iluminadas. La culpa se extendió por mi pecho. Lo siento tanto, Altísimo, te sigo fallando por estos sentimientos indebidos que no debería tener.
De vuelta en la sala de la cabaña, apenas pude probar un bocado de la comida. Había pasado todo muy rápido, dejándome una sensación incomoda en el estomago que había espantado toda señal de hambre. Me excusé diciendo que ya había comido cuando no era cierto. Natalia me dio una mirada preocupada pero no presionó el asunto.
Jaeda, Rina y Lyna se despidieron, bostezando y argumentando su cansancio. Natalia, Kaia y yo quedamos alrededor de la mesita, sentadas en el suelo, la última caja de pizza estaba ahí abierta con la mitad de una pizza aún sin devorar.
—Bueno, creo que también me iré a dormir.— Natalia informó, poniéndose de pie.
Mentira.
Natalia creía que yo no había notado que había traído su celular a escondidas para enviarse mensajes con Heist. Podía decir que mi mejor amiga estaba loca por ese chico. No tenía idea de lo que Heist le había hecho pero era ella estaba completamente enamorada. Agradecí le hecho de que ella no lo mencionara mucho, pensé que no pararía de hablar de él pero ese no había sido el caso. Quizás sabía que este no era el lugar apropiado para hablar de chicos y ahí iba yo y me besaba con uno.
Sacudí mi cabeza, avergonzada de mi misma.
—La comida estaba deliciosa,— Kaia murmuró cuando Natalia nos dejó solas, ella puso un mechón de su corto cabello detrás de su oreja, —los padres de Rhett tienen buen sazón, como experta de cocina, les doy mi aprobación.
Su actitud relajada era contagiosa, Kaia siempre había sido la única de los Steins con la que me sentía tan cómoda.
—Si,— le seguí la corriente porque no quería que el silencio incomodo nos rodeara, —sus padres son italianos.
—Oh, eso tiene sentido.
—No sabía que conocías a Rhett.— dije al escucharla decir su nombre, no tenía idea de que supiera quien era él.
—Es un pueblo pequeño, además, Carter me ha hablado de todos.
Carter.
La culpa latente en mi pecho se extendió hasta mi estomago, haciéndome sentir peor. No solo le estaba fallando al Altísimo al involucrarme con alguien como Rhett, también le estaba siendo infiel a Carter.
—¿Leigh? ¿He dicho algo malo?— me preguntó al notar mi silencio, —Oh...— dijo, entendiendo todo, —no tienes que sentirte culpable, de verdad que no.
Sus palabras me sacaron de mi batalla mental de auto-culpa.
—¿De qué estás hablando?
—Carter no es lo que tu piensas, Leigh, y tu mejor que nadie deberías saber eso.
—No voy a permitir que hables mal de él, Carter es el hijo de la familia líder, él es perfecto, él—
—Es homosexual.
—¿Qué?
Ella suspiró.
—Le gustan los chicos, y te está usando para no ser descubierto.
Abrí mi boca de manera exagerada, era como si hubiera olvidado respirar. Kaia soltó una larga respiración.
—Pero bueno, tú lo estás usando para olvidar a Rhett así que nadie tiene que sentir culpa de nada.— se encogió de hombros como si no acabara de decir algo de suma importancia para mi, —están a mano, supongo.
No podía hablar, no estaba segura de que estaba respirando. Ni siquiera sabía que sentía, ¿alivio? Porque él no estaba interesado en mi de manera romántica y me estaba usando como yo a él, ¿tristeza? Porque él fue mi crush mientras crecía y ahora si que estaba fuera de mi alcance, definitivamente bien fuera de mi alcance, ¿inquietud? Porque no sabía como manejar todo esta información.
—¿Cómo sabes eso?
—Lo sospechaba la primera vez que lo vi pero me lo confirmó en el parque cuando celebrábamos tu cumpleaños, le hice una broma al pillarlo mirándole el culo a un chico y por alguna razón se destapó conmigo. Pobre chico, era la primera vez que se le contaba a alguien.
—¿Por qué me lo dices?
—Porque creo que él ha pasado suficiente represión y miedo a solas. Creo que necesita alguien que lo apoye, alguien de su religión, y tú puedes ser esa persona.
—¿Qué te hace pensar que no se lo diré a la familia líder? Soy la líder de las Iluminadas.
Kaia torció sus labios, y sonrió de lado.
—No lo sé, supongo que confío en ti.
Abrí mi boca para hablar cuando la voz de Anesha sonó desde el pasillo.
—Leigh.— la miré al escucharla y ella ojeó a Kaia, —¿puedo hablar contigo a solas?
Kaia se levantó.
—Ya me iba a dormir de todas formas, buenas noches, chicas, que el Altísimo esté con ustedes.
—Que así sea.— murmuró Anesha al dejarla pasar a su lado.
—¿Qué pasa? Pensé que estabas durmiendo.
Anesha traía un sobre cuadrado en sus manos y se sentó frente a mi, apretando sus labios. Ella me recordaba tanto a su mejor amiga, Sofia. Suspiré, rezando internamente porque el alma de Sofia descansara en paz.
—No se con quien hablar de esto, no sé... y tú eres nuestra líder así que...— ella se detuvo, —hoy es la última noche del retiro y quiero... necesito decírselo a alguien.
—Me estás asustando, Anesha.
—Hace unos días, fui a casa de Sofia, su madre me pidió ayuda con empacar algunas cosas de ella para donar. Fue... muy doloroso pero necesario, toda esa ropa le serviría a mucha gente de la calle. Nuestro Altísimo no has enseñado a pensar en los demás.
—Que así sea.
—Pero mientras buscaba unas cosas, he encontrado algo que...— ella pausó, ojeando todos los pasillos como si fuera algo que nadie debía escuchar o ver, —es mejor si solo te lo muestro.
Me pasó el sobre y con cuidado lo abrí, mis manos sacando el contenido: una foto.
Me cubrí la boca con la mano, la foto temblando en mi otra mano porque esto era algo que no esperaba ver en lo absoluto. Algo que nunca imaginé ver o más bien un grupo de personas que jamás esperé ver en el mismo lugar.
En la foto estaban todas sonrientes: Pilar, Sofia y Jessie con chaquetas y lentes de sol en un día soleado muy bonito con un aviso de letras inmensas de Munich detrás de ellas. Pero eso no era lo que me había congelado, era la persona abrazando de lado a Jessie: Heist.
Él tenía esa sonrisa encantadora que era tan falsa para mi, y unos lentes de sol sobre su cabello rubio. Al pie de foto, se leía: Munich, Alemania, Septiembre 2017.
Hacía un poco más de un año, pero eso no tenía sentido para mi, no lo entendía, lo único que rondaba mi mente era que Heist conocía a las chicas que se habían suicidado, y cuando Heist llegó a este pueblo fue que eso comenzó. Esto solo confirmaba mis sospechas sobre él, esta foto era la prueba de que Heist Stein tenía algo que ver con esos suicidios.
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Nota de la autora: Ayayaiii, por los Clavos de Cristo y las chanclas de Moises: la foto, la sexualidad de Carter, el besuqueo con Rhett, pero, ¿queeejeeeestoooo? Y se continuará prendiendo gente. Ya casi llegamos a los 2 millones de leídas, say what?! ¡GRACIAS! Trabajo duro en mis historias pero ustedes siempre me devuelven el doble <3 #SeLesQuiso
Tal vez haga en vivo en instagram mañana domingo porque llevo tiempo sin hacer uno :P
Muakatela,
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