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≫ Había una vez un dragón...


—Estas leyes y requisitos fueron planteados en épocas anteriores al nuevo orden por el que se rige Liyue actualmente, ¡y según los registros no han sido modificadas desde su concepción hace más de un siglo!— La joven arroja su mano sobre la mesa, levantándose de la silla y plantado cara al hombre frente suyo.—. Negarle el derecho y la oportunidad a mi cliente va a su vez en contra del tratado de oportunidades igualitarias por el bien de la familia, ¡deberíamos demandarlo por daños psicológicos y discriminación!—

Yanfei no era del tipo temperamental, y rara era la vez en la que un caso no lograba ser resuelto por ella, pero en esa ocasión las cláusulas eran tan absurdas que le habían hecho perder la paciencia luego de intentar dialogar pacíficamente.

Y Zhongli se encontraba muy perdido en sus pensamientos como para que la idea de tranquilizarla tan siquiera fuera considerada.

¿Estaría bien modificar la ley por él? Eso iría en contra del más simple de los contratos en Liyue, pero si se trata de algo que fue escrito en tiempos de piedra, ¿no sería bueno modificarla a las necesidades actuales de la gente?

Podía entender de dónde venía la necesidad de ser tan estrictos en un trámite así, no se trataba de un simple intercambio de bienes o de una transacción. Una vida mortal no tenía precio, nada se podía comparar a ello, pero parece que la molestia de Yanfei estaba más que justificada al ser una exageración con requisitos tan extravagantes, tanto que era más probable que la gente se rindiera antes que siguiera intentando.

Estaba hecho de esa forma para ser tedioso y así evitarle más trabajo a los perezosos que administraban el sistema, y Yanfei no los dejaría ir tan fácil ahora que lo había descubierto.

—Señorita, por favor baje la voz o tendré que llamar a la Geoarmada.— La asesora se cruzó de brazos, completamente ofendida al escuchar aquella amenaza.

—Oh, no hace falta. Nos iremos, pero espere a obtener noticias de su supervisor en los días próximos a esta conversación— Cuando la joven se dio media vuelta con porte firme y serio entonces Zhongli la siguió, dejando de lado su costumbre de despedirse y de agradecer por el tiempo prestado. Algo impropio de él, pero que parecía ser lo adecuado para una situación así. Al estar a unos pasos lejos de la entrada principal la joven se volteó hacia él, sus manos posadas en su cintura y su molestia siendo visible en su rostro.—. Perdóneme, Señor Zhongli, parece que me he encontrado con un verdadero obstáculo esta vez, ¡pero esto está lejos de acabarse! Me aseguraré de que haya justicia para todas las partes incluso si debo llevar este caso a juicio.— Estaba determinada y lista para una discusión genuina, pero Zhongli sólo negó tranquilamente a sus palabras antes de cruzarse de brazos.

—Me parece que estás algo irritada por el tono de ese hombre, ¿por qué no intentas pensar en ello cuando logres tranquilizarte un poco? Dejar que tus emociones te sobrepasen pondrá en riesgo tu profesionalismo.—

Yanfei suspiró.

—Ya veo. Parece que no tengo otra opción por ahora— En un sutil movimiento de manos invocó el grueso libro lleno del código legal por el que se regía Liyue y entonces se preparó para dar media vuelta.—. Lamento haber actuado de esa manera, es sólo que es increíble que haya un agujero tan grande y desatendido en la ley. Buscaré el origen de esto y la próxima vez que nos reunamos tendré una solución— Yanfei abrió sus ojos de más y alzó las cejas un segundo, como si la respuesta le hubiese llegado de pronto. Con una mano en su barbilla y con el grueso libro bajo su brazo libre es cómo comienza a divagar en voz alta.—. Tal vez el siguiente paso sea enviar una solicitud de inmediato al Equilibrio Celestial para tratar este asunto como es debido.—

La sonrisa en el rostro de Zhongli se ensanchó, tal vez orgullo o alivio, nadie podría decirlo con exactitud, pero sin duda algo pasaba por su cabeza en ese momento.

No esperaba que todo saliese a la perfección en su primer acercamiento, pero sin duda estaba algo decepcionado. Esperaba un mejor panorama que sólo una persona que odia su trabajo diciéndole en voz monótona que un hombre soltero y sin hijos biológicos no podía adoptar.

Tenía la estabilidad financiera, había pasado el examen psicológico y contaba con la salud mental adecuada, e incluso se había preparado emocional y físicamente para adaptarse sin problemas a un cambio así de drástico. Pero parecía que el sistema era tan anticuado como él, percatándose que en sus tiempos como Arconte nunca se le fue preguntada su opinión sobre ese tipo de leyes.

Los tiempos cambian, y con ello lo hace la gente, y Zhongli no era ninguna excepción. Aún no tenía una respuesta concreta respecto a de dónde había salido ese inesperado deseo dentro suyo, pero de algo estaba seguro: tenía un punto débil por los niños.

Nunca había entendido del todo cuando alguien hacía mención de los "instintos paternales", ¿se suponía que sabías de antemano todo sobre aquellas pequeñas criaturas? ¿Sería acaso algo propio de los mortales? Su curiosidad fue genuina hace un tiempo, pero se veía insatisfecha cada vez que recibía una respuesta vaga sobre cómo "era algo que sentías dentro tuyo". Al parecer arraigado al instinto mismo y el confort que da el formar una familia.

Grata fue su sorpresa que, luego de años de ver cómo el puerto cambiaba y se adaptaba para asegurar la prosperidad, se encontró sonriendo hacia los jardines bien cuidados donde los niños solían jugar. Ese ruido cotidiano, sus risas y sus voces agudas llenas de emoción eran, sin duda, la mejor muestra que el mundo podría darle sobre que se vivían tiempos de paz en su querida nación.

Un día que Hu Tao lo molestó luego de atraparlo en medio de su divagación no pudo evitar tomar muy en serio los comentarios de la joven.

"¿No te preocupas ser muy anciano luego y no poder tener familia? ¡Vamos, vamos, siempre he querido ser una hermana mayor irresponsable!"

Le había dicho mientras le picaba el brazo, esperando una reacción levemente molesta llena de palabras anticuadas y formales para marcar su victoria, pero para su sorpresa esa vez Zhongli le había dado la razón.

"Sin duda lo que nos sobra por ahora es tiempo, pero sería incorrecto negar qué hay cosas que tienen su hora y su momento." Le respondió, cruzándose de brazos y meditando en su lugar, con una confundida Hu Tao esperando a que le explicara de dónde había venido esa seriedad tan repentina.

¿Será que debía aprovechar su actual vida pacífica y simple para aventurarse a una etapa que normalmente no podría experimentar? Pasó días enteros cuestionándose si se trataba de un deseo egoísta y sobre si era apropiado tomar tan a la ligera algo tan complejo como la crianza, pero mientras más vueltas le daba más notorio se hacía. Con noches silenciosas en su hogar vacío, con tardes rutinarias atendiendo asuntos de la funeraria y con su tiempo libre pasándolo en soledad últimamente al no tener muchas personas con quien compartirlo.

Si, estaba la directora y el viajero, incluso otros jóvenes de Liyue con quienes estaba agradecido de contar con su amistad. Pero alguien tan mayor y tan extravagante como él no debería irrumpir en sus vidas ni obligarlos a adaptarse a su definición de ocio.

Los Adeptus parecían están inmersos en sus nuevas vidas como ermitaños al no tener que resguardar Liyue y sus visitas al desfiladero era cada vez más escasas.

¿Sentar cabeza? No estaba seguro de que alguien como él pudiera entenderse de esa forma tan intima con alguien más, había una herida que su gran memoria no dejaba sanar, y por lo mismo sentía que cometería un crimen si jugara de esa forma con los sentimientos de otras personas sólo por experimentar.

No es cómo que alguien como él deba dejar legado, o al menos Rex Lapis no tenía necesidad de preocuparse por ser olvidado en un futuro próximo, ¿pero qué pasaría con el sereno Zhongli que sólo es conocido por pasar sus días recorriendo las calles del puerto? ¿Qué se supone que haría con tantos conocimientos y su aprecio a la cultura si no había nadie más para heredarlos?

En tiempos más caóticos habría moldeado algo de la tierra misma, dándole forma y esperando resultados exactos para luego volverlo polvo si sus expectativas no eran alcanzadas, pero eso era algo que sólo un tirano haría. No podía manchar su lado más humano trayendo de vuelta el pasado, así que hizo una investigación más metódica y a su vez fue acumulando una cantidad considerada de mora para solicitar los servicios de la asesora estrella de Liyue.

Muchos se preguntaron si Zhongli iba en serio cuando admitía tan casualmente que quería adoptar un niño completamente humano. No ayudar en el desarrollo de una bestia iluminada, tampoco hacerse cargo de otra ave, nada de eso, quería ser un "padre" del modo convencional. Y tal vez sólo estaba siendo un dios melancólico, pero él era de las personas que siempre sabían lo que querían.

Y lo que deseaba su solitario espíritu era comprender y resguardar un nuevo tipo de vida, la idea le traía nostalgia.

Pero de inmediato se encontró con todas esas trabas, y entonces entendió que las cosas que no salían exactamente como planeabas eran cuánto menos sorprendentes a su modo.

Los solicitantes a ser padres adoptivos deben ser una pareja con un registro de matrimonio mayor a dos años en relación, y por si no fuera poco, una de las partes debe ser estéril y debería también brindar una prueba de fertilidad legítima de un médico.

Ese fue el día en el que un dios había sido derrotado por la burocracia humana.

Pero él estaba lejos de rendirse, y con la ayuda de Yanfei, el asunto no se trataba más que un ligero atraso. Discusiones formales y programadas, modificaciones a viejas cláusulas, reparación de lagunas legales. Lo que normalmente sería exhausto para la mente de cualquier persona promedio, para ellos no fue más que una prueba a sus habilidades de negociación y para perfeccionar el verdadero poder de las palabras.

Lo siguiente que supo fue que se encontraba esperando su turno para poder atender a una cita en el Ministerio de Asuntos Civiles junto con la asesora, quien repetía una y otra vez su discurso directo y de naturaleza firme que no contaba siquiera con la más mínima brecha que permitiese una contra defensa.

Ese día, Yanfei hizo llorar a un interno en su primera semana de trabajo, pero al menos había logrado el resultado deseado, y eso era lo que importaba.

... ¿cierto?

Dejando de lado el abuso de autoridad y el trauma que la asesora le había desarrollado al pasante, Zhongli fue incapaz de disimular su sonrisa por el resto del día una vez recibió aquel montón de actas y formularios por rellenar que daría comienzo al largo (y posiblemente tedioso) proceso de adopción.

Aún no podía cantar victoria, y en realidad era incorrecto de su parte suponer que todo estaría a su favor a partir de ese momento, pero mentiría si dijese que no se sentía confiado y entusiasmado al respecto.

Teniendo que retirarse para seguir con sus deberes en la funeraria es cómo salió casi corriendo del enorme edificio que conformaba al Ministerio de Asuntos Civiles sin darse la oportunidad de despedirse y agradecerle debidamente a la joven asesora por su esfuerzo, pero ella entendía mejor que nadie que había que responder cuando el deber llama, así que no le dio importancia alguna.

Las calles bulliciosas de la capital del comercio no eran llamadas así por simple apodo, a esa hora, a mitad de semana, y justo en los últimos días del mes, es que la gente aparecía estar aún más atareada y llena de prisas para llegar a sus destinos. Las ofertas de los comerciantes llenaban el aire al igual que el inconfundible olor a mar, la Cámara de Jade relucía junto al brillante sol de la época, seguido por su cielo despejado y las cometas de los niños que jugaban en el puerto podían distraerte si no te concentrabas lo suficiente en tu trabajo. En otras circunstancias, Zhongli se habría detenido a admirar cada uno de estos detalles y tal vez para entrar en algún debate con una persona que presumiera de sus conocimientos, pero luego de vivir tantos años te haces experto en saber atender la hora y el lugar para hacer lo que debes.

Cuando alcanzó el pabellón de la funeraria se encontró con una nueva sorpresa, la vestimenta tradicional del par de empleados junto a la silueta bailarina de la directora lo recibieron a media conversación, y antes de que Zhongli pudiera decir algo Hu Tao ya lo miraba con una sonrisa entusiasta en el rostro.

—¡¿Y bien?! ¡¿Qué te dijeron?! ¡Rápido, rápido, el suspenso me está matando!—

La sonrisa del hombre se ensancha levemente, después de todo sería cruel de su parte dejar esperando a la joven que lo había acompañado por tanto tiempo en el proceso hasta el punto en el que se vio involucrada en algunos detalles menores. Ahora estaba ahí, saltando de la emoción y esperando saber la respuesta luego de meses de luchar contra la ley.

Fue por eso que cuando Zhongli asintió, Hu Tao dio un salto de alegría al mismo tiempo que alzaba los brazos en el aire, dejando confundida a la gente de su alrededor. Tal vez estaba genuinamente feliz por su amigo, o tal vez sólo le entusiasmaba la idea de convertirse en la "hermana mayor irresponsable" de la que tanto había hablado, pero era innegable decir que su euforia era contagiosa.

—¡¿Qué estás esperando?! ¡Hay que celebrar! ¡Le enviaré una carta al viajero, Ganyu, Yanfei, Shenhe! ¡Oh, oh, y también a ese Adeptus tan serio! Claro, habrá que ponerlos al día con muchas cosas, ¡pero no importa! ¡Yo les contaré la parte aburrida!— Llevó su mano hasta su pecho con orgullo, en su pose estaba su entusiasmo característico, pero esta vez parecía brillar aún más. Y, sin siquiera darle la oportunidad al hombre de hablar, Hu Tao se giró de golpe y abrió la entrada principal de la funeraria lo suficiente para sólo asomar su cabeza y gritar hacia adentro.—¡Oigan todos, largo de aquí! ¡Tómense el resto del día!— Al final entró por completo y casi azotó la puerta detrás suyo, dejando parado en medio de la entrada al antiguo Arconte, quién aún intentaba comprender qué pretendía hacer la directora luego de tal escena.

Aún así, lo único que salió de sus labios fue un largo suspiro. Aceptando que había sido culpa suya esperar una reacción más tranquila por parte de la joven.

Bueno, al menos será agradable poder conversar tranquilamente con todos después de tanto tiempo sin tener noticias de ellos.

[...]

Mírate, eres todo un amuleto de la suerte. Claro que lo eres.— Arrulló la mujer mayor con la misma delicadeza que una madre primeriza, pero en realidad eran los -bastantes- años de experiencia que contaba Madam Ping sobre criar niños, siendo ésta la primera vez que sostenía a uno completamente humano entre sus brazos.

Zhongli miró sobre su hombro una vez más, ignorando sin querer los últimos detalles que Yanfei le explicaba sobre el acta de adopción y de nacimiento. Su atención estaba dispersa y no podía definirse cómo el hombre sereno e inteligente de siempre cuando se la pasaba saltando de una idea en otra que relacionase a su nueva responsabilidad. Desde las cosas más banales hasta lo realmente urgente, tan preocupado cómo emocionado es que la asesora tiene que pasar su mano por enfrente de los ojos de Zhongli para traerlo de vuelta.

—Lo lamento, ¿podrías repetirlo?—

—Uhm... — Yanfei llevó una de sus manos a su cintura y con la otra sostuvo el montón de documentos. Se veía poco convencida con la situación en general, y no se debía ser muy perceptivo para notar cómo estaba cuestionando algunas cosas a una velocidad sobrehumana.—. Parece que ya han sido muchas emociones por hoy, discutiré lo demás con usted cuando se encuentre más tranquilo— La joven dejó a su cliente de lado y se acercó a Madam Ping, ladeando la cabeza con curiosidad una vez distinguió al bebé que descansaba en los brazos de la abuela.—. Supongo que es a lo que llaman "amor a primera vista", huh.—

Ping soltó una leve risa.

—Dale algo de tiempo, parece que aún no puede creerlo del todo.— Le susurró la mujer en tono casual y algo juguetón. Incluso para ella era extraño ver al mismísimo Morax actuando tan dócil y torpe al mismo tiempo luego de siglos. Si no lo conociera tan bien no sería capaz de decir que ese era el tirano que alguna vez sometió a tantos dioses en el pasado.

Yanfei suspiró.

—Tan sólo espero que no me necesite de nuevo. Si se da el caso en que su agente social quiera meterlo en problemas por cada mínimo detalle estaremos en una gran desventaja— Meditó en voz alta, viendo con detenimiento la tranquilidad con la que el niño dormía en los brazos de la mujer.—. Quiero confiar en qué sabe lo que está haciendo.— Ese tipo particular de casos son los más difíciles de llevar para ella después de todo, lo emocional no tiene peso en la ley, y por más que quisiera apoyar a Zhongli y a su vez asegurarle su hogar al pequeño sabía que se mantendría reacia hasta el punto de lucir indiferente. Las cosas serían mucho más sencillas si los requisitos de adopción no fueran tan anticuados hasta el punto de que debió negarse a que le torcieran el brazo.

—Si te preocupa el pequeño sólo dilo, lo cuidaré cuando Zhongli necesite ayuda, así que no es un adiós para ustedes dos.—

La joven de inmediato se sobresaltó.

—¡No me refería a eso!— Yanfei se cruzó de brazos y apartó la mirada, y si bien era cierto lo que decía, tampoco iba a negar el hecho de que estaba ligeramente entusiasmada. Tanto que temió por la idea de haberse involucrado a un nivel emocional en el caso, hasta el punto de sentirse responsable por el niño de alguna forma.

En el par de segundos que le tomó el debatir su propia reacción por la palabras de Madam Ping, ella ya había reído enternecida. Completamente ajenas a la mirada seria que Zhongli les dedicaba, ningún sonido o llamado podría traerlo de vuelta, estaba tan metido en sus pensamientos que la lluvia de ideas pasó a ser una meditación profunda.

¿De verdad lo había logrado? ¿Finalmente su deseo se había cumplido?

Hay tantas emociones en su pecho que no sabe cómo catalogarlas, euforia y alivio que chocan a su vez con los nervios y la preocupación, era una tormenta que nublaba la que se suponía era la mente más inquebrantable de toda la nación.

Había algo que no era capaz de explicar, parecida a una extraña sensación de paz y de confort que le invadía de un momento a otro, y no podía evitar preguntarse si lo que sentía eran aquellos instintos paternales que tantas dudas le habían provocado en el pasado.

La incertidumbre de no estar seguro sobre sus emociones se apaciguó apenas y Madam Ping devolvió al pequeño a sus brazos, nada parecía afectarle ni en lo más mínimo, ni el bullicio de las calles o el viento del atardecer, simplemente dormía. Y entonces Zhongli supo que se aseguraría de que se mantuviera así, pasando a la conclusión de que todos en Liyue alguna vez fueron igual de indefensos pero indiferentes ante el mundo, ¿será que al crecer las personas deben renunciar a esa paz al descansar? ¿En qué momento las noches de sueño se hacían blanco de las preocupaciones de la vida cotidiana? Preguntas anticuadas y que eran tomadas con más seriedad de la que deberían fueron sus pensamientos todo el camino regreso a su hogar.

Al cruzar la puerta y cerrarla con cautela detrás suyo se vio ahogado en el silencio de la vivienda, el caos de fuera había sido amortiguado por los muros y las ventanas cerradas, pero lejos de sentir la habitual soledad devastadora solamente se desplazó al asiento más cercano y, luego de horas interminables de papeleo y aclaraciones, tuvo la oportunidad de apreciar al nuevo miembro de su familia.

Sus pequeñas manos que se estiraban de vez en cuando para alcanzar algo inexistente, los gestos en su rostro al removerse dentro de la manta que lo cubría y los fugaces momentos de consciencia cuando abría los ojos para mirar lo que le rodeaba antes de volver a caer dormido. Todo y cada uno de esos detalles eran aún más preciados que la piedra preciosa más extraña y valiosa en la tierra.

Esto era real.

Zhongli parpadeó lentamente, no estaba cansado, pero si fascinado, casi como hipnotizado.

Realmente estabas ahí.

Su mano enguantada se posó con una delicadeza casi exagerada en la cabeza del pequeño, inclinándose un poco para darle un suave apretón que remplazó a un abrazo convencional.

En el aquí y en el ahora, con un nuevo contrato firmado y con una promesa que mantendría hasta el fin de la vida misma, la primera en su clase y el comienzo de muchas más. La responsabilidad de resguardar la fragilidad de una vida mortal, lejos de ser un guía o un simple tutor, el antiguo tirano y el anticuado Señor de la Historia había renunciado a todo para vivir ese momento exacto.

Pero su paz y satisfacción se vieron interrumpidas de repente, nada del otro mundo, pero realmente alarmante para un padre inexperto. Cuando unos leves lloriqueos se escaparon del bebé en sus brazos no pudo evitar apartarse algo alarmado, revisó por encima buscando alguna herida y se aseguró de que su temperatura no estuviera fuera de lo normal.

Todo estaba en orden, pero los lloriqueos continuaron, así que no se detuvo a pensar en la infinidad de opciones y mejor optó por algo más simple a lo que acostumbraría hacer alguien tan extravagante cómo él.

—Todo está bien— Arrulló, siendo esas las primeras palabras que le dedicaba al pequeño en sus brazos.—. Tranquilo, ya no estarás sólo. Yo siempre estaré aquí... —

Y, cómo si pudiera entender cada una de sus palabras, los quejidos del infante se fueron apaciguando por sí solos gracias a la voz serena que le arrullaba junto al vaivén de los brazos que le arropaban. Lo único que había cambiado a su siesta anterior es que ahora una de sus manos había encontrado el borde del saco de Zhongli, cerrando sus dedos alrededor de la tela y aferrándose a ella.

Su sonrisa se ensanchó, tanto que apenas y había notado lo entumido que estaba su rostro por tener la misma expresión ilusionada por horas. Una fugaz pizca de vergüenza lo hizo negar para despejar su mente, era difícil creer que una criatura tan pequeña era capaz de provocar un estado tan extraño en un ser que había experimentado casi todo lo que la vida tenía para ofrecer.

Un enigma que en realidad no necesitaba respuesta.

A pesar de ajetreado que fue este día aún así encuentras la manera de volver a descansar— Dijo en voz alta, pero sin saber si estaba hablando consigo mismo o si de verdad esperaba una respuesta.—. Te mantuviste positivo todo ese tiempo, ¿no es cierto, pequeño topacio?—

El infante no reaccionó cuando Zhongli sostuvo su diminuta mano (la que no se aferraba a su ropa al menos), extendiendo su palma por completo y comparando el tamaño de su pequeña extremidad con la suya, ¿cómo es que la vida había perfeccionado el desarrollo de los mortales cómo para que algo que lucía tan frágil llegara a incluso obtener la aprobación de los dioses? Su fascinación se volvió orgullo, y entonces se encontró llenando de halagos y arrullos al niño en sus brazos.

Amor a primera vista, sin duda alguna.

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