OO8
OCTAVO CAPÍTULO
pov's kim dabin
Tomé el cereal y lo dejé en la canasta.
—¿Cereal? Dijiste que llevarías ingredientes para que NamJoon Hyung cocine. —se acercó a mí, mientras yo seguía tomando algunos cereales de diferentes gustos y colores, no puedo evitarlo, son deliciosamente adictivos. La azúcar poco sana es mi debilidad.
—Esto es lo único que él no quema. —murmuré alto como para que me escuchara.
—¿No estudia gastronomía? Dale tiempo para que sea un chef profesional. —tomó la canasta— Y no lleves ésto —comenzó a dejar las cajas en el mismo lugar de donde las saqué.
—¡Hey! No te metas en mis asuntos, grandulón. —volví a arrebatarsela.
SeokJin actúa como mi hermano mayor, igual de exasperante y controlador, pero él no es mi hermano, así que puede ser… ¿Un novio sobreprotector? Hmmh, podría serlo, tampoco es mi novio, somos amigos, mejores amigos, ¡Más que eso! Y tan solo imaginar las posibilidades de en un futuro compartir la vida de otra forma es loco, porque…
Está esa otra chica, la que vi hoy.
—Jinnie… —le devolví la canasta, simulando una inocencia que perdí cuando encontré vídeos en la computadora de mi hermano mayor hace años atrás; sonreí hacia él, con un pobre y lamentable aegyo.
Arqueó su ceja confundido.
—¿Por qué haces esa expresión? Da miedo en ti. —fingió querer vomitar.
—Jin… ¿quien era esa chica de hoy en la salida de la escuela? —su expresión cambio completamente, paso de confusión a burla en un milisegundo.
—¿Quieres saber quien era ella? —e inclinó hasta llegar a mi altura— ¿Estas... celosa?
Ladeo su cabeza, sin borrar esa despreciable pero tierna sonrisa. Retrocedí, ¿me sentía celosa? sólo quiero saber quien es ella, ¿Y si le gusta Soobin? Nah, eso es imposible, nadie puede gustar de él porque está muy feo... Pero a él sí le puede gustar ella. ¿Y si tienen una cita algún otro día? Entonces dejará de caminar conmigo a casa, porque preferirá acompañarla a ella, ya no iremos a los juegos, no comeremos juntos los sábados, ni nos haremos bromas que luego terminan en grandes consecuencias para ambos.
¡No puede tener novia!
Digo, si puede, per no quiero.
Aunque si a él le gusta, no puedo hacer nada. ¡No puedo controlarle la la vida como una loca!
—No tengas novia hasta los cuarenta, por favor.
—Tranquila. —se enderezó, con la espalda recta, igual que un soldado rígido y nervioso por su entrenamiento— Ya te dije, estoy bien soltero. —me dio una última mirada antes de seguir guardando los cereales— ve a hacer la fila para pagar
Asentí, no mucho más tranquila que antes.
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