Una vez Dios dió envío a un ángel a la tierra para que velará a una parte de la humanidad. El ángel era muy guapo, tenía la piel blanca y su cabello era corto y negro. Tenía un cuerpo atlético, en su espalda poseía dos grandiosas y hermosas alas, y sobre su cabeza flotaba un as de luz.
El ángel bajo a la tierra y estuvo días y días velando por la humanidad. Cierta noche él andaba por un parque de diversiones y divisó a un ser un poco extraño. Este ser tenía su piel de un color azul intenso, era musculoso y también poseía alas, pero las de él no eran blancas, sino negras. También salía de su parte trasera una cola en forma de flecha.
El ángel se le acercó, vió que de la cabeza del demonio sobresalían dos cuernos.
- Aún no entiendo porque los humanos suben a esta rueda tan aburrida. - Dijo el demonio
- ¿Qué haces acá?
- Mi señor me mandó a vigilar a la humanidad.
- ¡Solo quieres hacerles daño! - Dijo el ángel frunciendo el entrecejo.
Se abalanzó encima del demonio, pero este comenzó a correr.
El ángel iba a toda prisa sin estar atento al suelo, por eso cayó por un agujero quebrándose una de sus alas. El demonio al ver lo sucedido, volvió atrás, bajó al hoyo y con sus musculosos brazos tomo al ángel sacándolo de allí.
Cuando estuvieron afuera, el ángel lo miró con ojos lleno de amor. Estuvieron por unos segundos así, hasta que él angel lo empujó y cayeron al suelo.
- No me toques.
- Unas de tus alas está quebrada, no quiero dejarte así. Eres muy frágil permítame acompañarte.
- Un demonio y un ángel - Río el ángel - ,eso es imposible.
- Nada es imposible si realmente lo deseas.
- Bueno... Es verdad. Además estoy herido ¿Qué propones?
- ¿Ves esa cueva de allí? - Preguntó el demonio mientras señalaba algo a lo lejos.
- Si
- Podemos pasar la noche allí
- Está bien
Los dos se encaminaron hacía la cueva y al llegar habían tres demonios que venían a molestar al otro demonio.
- Vaya, vaya - Dijo el primer demonio.
- Mía quien está aquí - Prosiguió el segundo.
- Y anda con un angelito - Añadió el último.
Los tres demonios se abalanzaron sobre el otro demonio, pero antes de que pudieran hacerle daño ya habían desaparecido a causa de una luz blanca que provocó el ángel.
- ¡Me has salvado!
-En agradecimiento de que me hayas salvado antes.
- ¡No debes usar tus habilidades! - Dijo a modo de regaño el demonio - Debes de descansar para que te recuperes rápido.

Mientras pasaban los días el ángel y el demonio se fueron enamorando, hasta que decidieron hacerse novios. Una mañana el ángel se despierta y su ala ya estaba sana.
- Necesito ir a la iglesia, así podré hablar con mi padre.
- Iré contigo.
- No puedes, eres un demonio.
- Me quedaré entonces afuera.
- Está bien.
Los dos fueron a un pueblo que estaba cerca y el ángel entró a la iglesia para orar. Después de media hora el demonio decidió entrar a ver lo que sucedía. En cuanto puso sus pies en la iglesia, un dolor agudo lo molestaba. El dolor era causado por sus alas, pues se estaban quemando hasta el punto que se les cayeron.
- ¡Noooooo! ¡Mis alas! - Gritaba con lágrimas en los ojos.
El ángel miró atrás a causa de los gritos, y al ver que era el demonio, corrió hacia él.
- ¡Te dije que no entrarás! ¡Mira lo que sucedió! - Decía con los ojos llenos de lágrimas.
El demonio lo miró. El ángel vió la tristeza reflejada en los ojos del demonio y comprendió que en vez de reprenderlo debía consolarlo, entonces se acercó al rostro del demonio y lo besó con fuerza. Era el beso más apasionado que pudo existir, un beso lleno de amor pero a su vez lleno de tristeza. En ese preciso momento una luz intensa descendió del cielo cayendo sobre ellos. Comenzaron a sentir dolor, pero no paraban de besarse. En el demonio los dolores les eran causado por sus cuernos y cola que poco a poco se desaparecían, y a la vez su tono de piel cambiaba a moreno. El dolor del ángel lo causaban sus alas que se estaban quemando mientras que su haz de luz se apagaba. Después que la intensa luz se desvaneció los dos quedaron como completos humanos.
- ¿Qué sucedió? - Preguntó el demonio al terminar de besar al ángel y mirarse el cuerpo.
- Una vez me preguntaste por qué no te besaba, la razón es esta. Mi padre nos ha maldecido viviendo como humanos para así sufrir hasta morir.
- Creo que no lo logró - Opinó el demonio
- ¿ Por qué dices eso?
- No sufriremos hasta morir - El demonio tomó al ángel de las manos - , porque nos tenemos el uno para el otro.
- Es un regalo poder pasar el resto de mis días contigo - Sonrió.
- ¿Y cuánto tiempo nos queda?
- Una eternidad - Contestó el ángel.
- Eso es imposible
- Nada es imposible si realmente lo deseas.

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