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Uno

Cada noche durante un mes, lo que duró el regreso de la diosa luna, aquella gitana iba al claro del bosque hasta el amanecer a rogar que la luna le concediera lo que tanto deseaba.

Kassandra la observó a pesar de no darle su luz todas las noches, cuando el segundo mes brilló completa estaba decidida a conseguir lo que quería, y lo tendría con esa gitana.

Esperó pacientemente a la mujer morena hasta a medianoche, cuando la vio sonrió irradiando más su luz, solo debía esperar un poco más, sabía que en cuanto esa mujer más desesperada estuviera, estaría dispuesta a todo.
Descendió de su mirada celestial y con un toque cariñoso cubriéndola con su brillo se acercó a aquella mujer.

—Esmeralda— la llamó con dulzura— mírame por favor.

La mujer obedeció sin poder creer el brillo que sus ojos presenciaban.

—Mi diosa, mi señora— balbuceó, no fue capaz de sostenerle la mirada a la diosa por más de cinco segundos, se hincó a tierra en muestra de respeto.

—Escuché tus plegarias, querida— con delicadeza Kassandra acarició el cabello de la gitana— he venido a hablar de eso, puedo obsequiarte tu deseo, pero, tendrá un precio.

—Si usted me dará lo que anhelo, estoy dispuesta a cualquier cosa— reiteró dejando claro cuan segura estaba.

—Tendrás a tu hombre piel morena— anunció la luna, sus dedos blancos y suaves acariciaron la tersa piel de la mujer morena, el rostro de Kassandra reflejaba una profunda seriedad— pero, en cambio, quiero, el hijo primero que le engendres a él.

Esmeralda dudó por un momento, pero le pesó más la soledad que ella sentía en ese momento que el pensar que comprendía en si el pacto que Kassandra le ofrecía. Sin aceptar lo que la diosa le proponía, ella no tendría nada.

—Acepto— afirmó la gitana con seguridad, la diosa sonrió ocultando la emoción desbordante que asentía.

Kassandra se aferró a la muñeca de Esmeralda y selló el trato en su propia piel, un dibujo de luna llena posaba ahora en la piel de la gitana, recordatorio de su promesa.

—Ve en paz, Esmeralda. Y espera con paciencia.

Desde ese encuentro el rostro de Esmeralda irradiaba una felicidad que en su aldea nunca le vieron reflejar, la muchacha recorría feliz los mercados y le ponía más bondad a sus tareas.


Tal como Kassandra prometió, al cabo de una luna un hombre apuesto y de piel morena se interesó en ella en uno de los bailes que se llevaban a cabo en la aldea, fue amor a primera vista.

No pudieron resistir al encanto de cada uno, Esmeralda quedó prendada de esos orbes olivas mientras que el gitano no podía dejar de mirar los de ella, tan verdes como las piedras preciosas que hacían honor a su nombre.
El noviazgo duró alrededor de unos seis meses hasta que aquel hombre desposó a Esmeralda y la reclamó como su esposa, vivían días felices donde el amor los envolvía como si los arropara cuál niños pequeños.
La felicidad se extendió mucho más cuando la gitana descubrió que esperaba un hijo, alrededor de dos lunas su sangrado no había aparecido y eso fue una buena señal. Agradecida con su diosa, Esmeralda le llevó como ofrenda las flores más blancas y pulcras de su jardín en muestra de su enorme gratitud.

Kassandra envolvió a la gitana que tenía a su hijo en una burbuja invisible que la protegía de cualquier cosa, siempre estaba alerta del bienestar de la mujer y del pequeño ser que crecía en su vientre.

A la medianoche del noveno mes el llanto de un bebé se escuchó, Kassandra brilló con fulgor debido a su felicidad.
De padres morenos nació un niño, blanco como el lomo de un armiño, con los ojos grises en vez de aceituna.

Al verlo, su padre se decepcionó, fue mucho más cuando la gente del pueblo comenzó a hablar acerca del extraño niño. Aun así, Esmeralda se esforzó por seguir cuidando a su bebé, tal como le había prometido a su diosa lunar.

Sin embargo, el gitano jamás volteó hacia su hijo.



La animosidad creció en el corazón del hombre, pensó que Esmeralda lo había deshonrado aunque no parecía una teoría asertiva. Un día, totalmente ebrio llegó a su casa, su esposa arropaba al recién nacido para que pudiera dormir esa noche.

—Ese hijo no es mío— murmuró a un volumen que Esmeralda pudiera escucharla.

Ella se tensó, dejó al niño en la cuna y se volvió a su esposo.

—¿Estás dudando de mí? ¡Cariño, como puedes!— su tono de dolor le fue irrelevante a su esposo.

—¡Ese niño es albino! ¿Cómo puede ser mi hijo? ¡Dime la verdad!— exclamó poniéndose furioso y tomó el cuchillo que estaba en la mesa-— ¡Me engañaste! ¿De quién es ese niño?

Debido a los gritos el niño comenzó a llorar, el gitano tembló debido a los nervios y se aproximó al niño con la intensión de matarlo, Esmeralda se puso en medio al saber sus intenciones y la hoja del cuchillo traspasó su abdomen.

Aquel hombre no podía perdonarse lo que hizo, el bebé aumentó su llanto, sin pensarlo demasiado lo tomó en sus brazos para internarse en el bosque y abandonó el niño en su profundidad.

Horrorizada por lo sucedido, Kassandra bajó del cielo para arropar a su niño, la luna llena apareció cuando el niño cayó su llanto por esa calidez que sintió en los brazos de su verdadera madre.

—Lo que puedes atar en el cielo puede desatarse en la tierra, Kassandra— la diosa escondió al niño en su pecho, cuando su hermano y Dios Supremo apareció ante ella— mira lo que ha causado tu deseo, esto tiene consecuencias.

—No habría pasado si antes me hubieras escuchado— reclamó ella, con los ojos brillosos a punto de llorar— no te atrevas a culparme.

—Las reglas son reglas, hermanas— sentenció su hermano— sé que tú estás dispuesta a pagar lo que has hecho, pero no aprenderías. Por lo tanto, será ese pequeño quien sufrirá las consecuencias de tus actos— Kassandra estaba por objetar, pero el Dios prosiguió— en cada luna llena tu hijo se convertirá en un ser oscuro y sombrío, quién lo miré a sus ojos encontrará la muerte.

—¡Hermano!

—Lo que he dicho, se cumplirá.

Sentenció el Supremo antes de desaparecer.

Una vieja gitana que residía cerca del bosque presenció lo sucedido, dispuesta a ayudar a la diosa se presentó ante ella. Prometió cuidarlo con su vida y con todas sus fuerzas.

Kassandra asintió sin más opciones, y vio como su hijo se alejaba con aquella mujer en la espesura del bosque.





¿Teorías?
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Nesblack

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