•OS•
N/a: El edit de arriba lo hice yo, igual pueden robarselo, para eso está 🍊.
Las mandarinas nunca podían faltar, era como el pan de cada día de cierto paliducho.
Un alfa debía verse apuesto, fuerte y sobre todo intimidante. Pero, eso solo eran estereotipos de mierda, de la sociedad que aún en pleno siglo 21 imponía en cada hombre que era bendecido por la madre Luna, como un alfa.
¿Que era eso de la jerarquía? ¿Que era eso de ser mejor que otros? ¿Qué mierda era eso de ser los primeros en aquella pirámide idiota?
Para Min Yoongi no era nada, solo era un ser vivo, no era superior ni inferior a nadie, después de todo respiraba como cualquiera, tenía emociones como todo el mundo, tenía sentimientos como todos y era un habitante más en el planeta tierra.
¿Desde cuándo las personas empezaron a creerse mejor que todos? ¿Desde cuándo existian los estereotipos? Desde que las mismas personas se hallaron como el centro del mundo, desde que ellas mismas se proclamaron superiores a todo ser vivo.
Pero ese no era el caso de Min Yoongi, un alfa, sí, como cualquier otra persona. No le importaba lo que dijeran de él. Pues solamente era feliz con una mandarina, esa era su clave para ser un poco feliz cada día.
Aquella cítrica pero a la vez dulce fruta naranja. Desde que una mañana de verano cuando su abuela lo había llevado a aquella huerta de árboles de mandarinas es que había quedado encantado, como un amor de alguna manera a primera vista.
Porque comer mandarinas para Min Yoongi era vida.
Así que no le importaba si los demás estudiantes le hubieran apodado "el alfa de las mandarinas".
Y quizás, solo quizás dentro suyo le gustaba ser llamado así, porque al menos así podían dejarle las mandarinas a él cuando iba a la cafetería de la escuela.
Tampoco es que fuera un adicto a ellas, pff, claro que no.
Solo le gustaba comerlas cuando se sentía cansado, estresado y buscaba un poco de calma. Aunque eso era casi a diario cuando uno estaba en la universidad. Pero vamos, comer mandarinas no era lo único que hacía en su vida, también dormía y respiraba.
Igual estudiaba botánica.
Y si se lo preguntan, su sueño era crear una empresa de mandarinas, dónde podría vender y distribuir todo tipo de productos en base aquella deliciosa fruta. Era su sueño soñado y lo lograría costara lo que costara.
Ahora mismo se encontraba en los pasillos de su facultad, pues la facultad de botánica se encontraba hasta el final de todos los edificios, ya que los estudiantes tenían un invernadero y huerta par hacer sus respectivas prácticas. Un lugar al que Yoongi amaba ir, pues había plantado unos dos árboles de mandarinas en su primer año, estaban en crecimiento pero realmente sus árboles se veían prometedores.
Un estudiante responsable cuando se trataba de las cosas que le gustaban y claro que su carrera era una de ellas. Un poco agotadora como cualquier otra, pero claro que valía la pena.
—Yoongi ¿Podrías apúrate? Quiero llegar temprano —se quejaba su mejor amigo Jung Hoseok, quien estudiaba en la facultad de arquitectura, un Omega que había conocido desde el primer día en secundaria y desde entonces habían Sido inseparables.
—Bien, bien...—rodó los ojos el mayor, su amigo siempre era muy entusiasta los primeros días de clase, este era el Cuarto año de Yoongi y al igual de Hoseok.
Ambos llegaron a la universidad, mientras que le mayor veía con recelo las grandes edificaciones para cada facultad, Hoseok veía todo entusiasmado.
—Hyung, deja de flojear —Yoongi hizo caso omiso a las quejas de su amigo, sentándose en aquel árbol que había denominado su lugar desde que había llegado a la universidad.
—¿No estás entusiasmado?—preguntó el pelirojo sentándose al lado de su pálido amigo alfa.
—Lo estaría si eso no implicara levantarme temprano un Lunes —explicó bostezando.
—Eres un flojo cuando no se trata de mandarinas o tu carrera —rodó los ojos el mayor sin tomarle importancia.
—Solo aprecio mis horas de sueño, Hope—le dijo despeinando el cabello de su pelirojo amigo— Ya, no hagas eso Hyung me lo había peinado —refunfuño con un puchero, sintiendo como una mirada quemaba su nuca, lo que lo ponía nervioso.
—Voy a ir a ver mis nuevos horarios, Hyung, nos vemos—se despidió para agarrar su mochila e ir a su facultad.
Yoongi solo asintió recostandose un poco más, él no era consciente de la mirada de cierto chico le daba desde que había llegado.
—Si las miradas comieran, tu ya te lo abrías devorado—una voz familiar asustó a un chico de bajita estatura que chilló en su lugar.
—¡Taehyung! No me asustes así—recriminó dejando su mano en su pecho, su pulso se había disparado.
—Ajá, omitamos esa parte y volvamos a ver a un acosador mochi mirando a cierto alfa—dijo astuto, haciendo que el pequeño refunfuñara— No lo acoso...—murmuro ofendido.
—Lo que digas —restó importancia— Aún no entiendo ¿por qué no te dignas a hacer algún movimiento si tanto lo quieres?—preguntó confundido.
—¡No es tan fácil! Además no quiero asustarlo —dijo con un puchero y su amigo nego— ¿Cómo podrías asustarlo? Minnie eres muy tierno y uno de los omegas más codiciados de la universidad—le dijo obvio.
—Y aún así él único alfa que quiero no me hace caso—bufó con sus ojitos tristes.
—¿Y cómo piensas que te vea si te escondes cada vez que él está cerca y no dejas siquiera engatusarlo con tu olor? —Tae a veces quisiera darle un gran zape a su amigo pero se controlaba.
—Pero yo quiero que se enamore de mi y no solo por mi olor...—Jimin mordió su gordito labio inferior para ver rápidamente a aquel alfa que le sacaba suspiros, viendo cómo este se levantaba perezoso para irse a otro lado.
—Pues no lo hará si te sigues escondiendo —le dijo obvio revolviendole el cabello— Acércate, háblale, anímate o puede que quizás te lo ganen —le dió una palmada en la espalda, para dejar a su amigo Omega pensando.
—Bien...me acercaré—dijo decidido, simplemente no podía dejar pasar a aquel alfa y menos cuando su lobito aullaba y movía la colita cuando esté estaba cerca.
—¡Eso! ¡Ve a por ese alfa, mochi! —festejó su amigo sonriendo— Ese alfa me verá si o si —una determinación en sus ojitos hizo sentir orgulloso a Tae.
—Esto hay que contárselo a Jin Hyung —antes de que Jimin dijera algo, su amigo ya había salido a buscar a su Hyung.
—Solo espero que esto resulte...o terminaré con un corazón roto —respiró tratando de alejar cualquier pensamiento negativo.
Debía ser positivo, nada ganaba con ser pesimista, lo mejor era iniciar con una mente limpia y llena de determinación, sin dejar que aquellas tontas inseguridades influyeran en su vida.
Jimin era junto con su amigo estudiantes de la facultad de cocina y repostería, simplemente estaba más que encantado con su carrera, pero hace dos años cuando entró había quedado hechizado cuando vió a aquel pálido chico.
El Omega se había perdido el primer día de clases y había llegado a una especie de invernadero, por lo que se encontró con un apuesto chico. Parecía muy concentrado en sembrar lo que parecía ser alguna planta. Ver aquellas delicadas facciones tensas y a la vez, ver cómo miraba con determinación y cierta pasión lo que hacía, lo había dejado maravillado.
Aún recordaba aquel primer encuentro con aquel alfa de fuerte aroma, aunque en ese instante no lo había notado.
Dos años atrás...
Jimin miraba perdido a su alrededor, había encontrado una especie de mapa para que según los estudiantes no se perdieran, pero para su pésimo sentido de la orientación y su nada conocimiento en leer mapas, digamos que no le había servido de nada.
—Agh, tonto mapa —bufó frustrado rodando los ojos.
A unos metros de dónde estaba pudo ver la figura de un chico, por lo que buscando un guía o al menos una ayuda, se dirijió hacía allá, encontrando una especie de invernadero. Entrando tímido, intentó llamar pero nadie le contestaba.
—¿Hay alguien? —solo un ruido se escuchó y fue hacia donde había provenido.
Su mirada detalló en un chico que parecía ser casi de su misma edad, se veía que estaba esforzándose y trabajando duro para plantar aquella planta en un hoyo que había hecho a juzgar por la pala, tierra y aquel mandil sucio.
Perdido en aquellas dulces pero a la vez fuertes facciones, miró embelesado como los diferentes gestos que hacía aquel chico lo dejaba hipnotizado; simplemente ver aquella linda y rosita boquita, aquellos gatunos ojos de un color verdoso, la pulcra piel tan blanca como la pluma de una paloma albina, acompañada de los soniditos graves que salían de la garganta del pálido chico, una imagen que lo había dejado embabado. El chico que tenía porte de alfa, a pesar de no tener tantos músculos como muchos alfas presumían, lo tenía ya embobado.
—Mocoso ¿Que haces acá? —preguntó Yoongi frunciendo el ceño apenas sintiendo la presencia de otra persona, se había quitado sus audífonos un segundo y ya había notado a aquel chico.
Su desarrollado olfato no detectó ningún olor, pero dudó mucho que aquel tierno y bajito chico fuera un beta, pero él no era nadie para juzgar o entrometerse en los asuntos de los demás.
—Eh...y-yo —Jimin se había quedado en blanco— Si tú, ¿Hay alguien más? No ¿verdad? —Yoongi rodó los ojos, no es que se sintiera superior, pero hablar con personas extrañas simplemente no iba con él.
—y-yo...Jimin...—él en ese entonces peli castaño trataba de ordenar sus pensamientos sin éxito— Bueno Jimin, no creo que debas estar aquí ahora —Yoongi trato de suavizar su voz, milagrosamente consiguiendolo.
Extrañamente su lobo que usualmente se la pasaba durmiendo, había alzado su cabeza interesado en aquel tierno chico, algo que nunca había pasado y lo tenía un poco inquieto.
—Uh...e-es que m-me perdí —respondió Honesto, porfin encontrando su voz.
—Eso tiene sentido, supongo que eres de los de los que acaban de ingresar ¿No?
—Si, pero me perdí y no se cómo llegar a mi facultad —esta vez no había tartamudeado, lo que alegraba a Jimin, no quería parecer tonto con aquel apuesto chico— Entiendo, ¿De qué facultad eres? —preguntó extrañado Yoongi de querer ayudar a alguien.
—Uh, de la facultad de cocina y repostería —contestó, más feliz de hablar con aquel chico.
— Esa facultad está más adelante —murmuró Yoongi, pero su lobo aulló queriendo ayudar a aquel tierno chico.
—Oh, bien, ven te puedo llevar si quieres hasta allá—sugirió mordiendo su labio inferior, no era bueno haciendo amigos o tratando con extraños, era raro viniendo de él.
—¡¿En serio?! Muchas gracias, Hyung —Yoongi asintió un poco avergonzando.
—Bueno, de todas maneras iba a mi facultad —dijo tratando de verse despreocupado, dejando su mandil sucio en una bolsa y meterlo a su mochila, ya había acabado con su tarea de plantar aquellas zukulentas que su profesor le pidió sembrar.
—Espero no ser una molestia, Hyung —Jimin lo miró haciéndole ojitos, cosa que Yoongi lo interpretó de manera tierna.
—Bien, ¿Jimin, no? —el nombrado asistió— Uh, supongo que eres beta —dijo tratando por primera vez en su vida de sacar plática.
Cosa que ni cuando conoció a su mejor amigo Hoseok había hecho, simplemente había querido seguir escuchando aquella melodiosa y suave voz del menor, raro, pero no le tomó importancia, dejando que el momento fluyera.
—Eh, no, soy Omega Hyung, pero no me agrada mucho mi olor—expresó mirando de reojo al mayor tratando que no se notará su insistente mirada.
—Oh, bueno igual puede que a ti no te guste pero a otros si —comentó al aire.
“Puede que a mí me guste”
Aquel pensamiento tan efímero como llegó, lo había dejado desconcertado, pero su lobo solo aulló, como si supiera o sospechara algo que él no.
—Gracias...—murmuró suavemente con un ligero sonrojo que pasó desapercibido a los ojos del mayor.
Ambos no dijeron nada más, solo el mayor explicándole cada lugar y siendo de guía.
—Hyung...¿puedo saber su nombre?—preguntó tímido.
— Ah, Min Yoongi, estudio en la facultad de botánica —dijó señalando el edificio donde recibía clases que ya habían pasado para llegar al edificio de cocina y repostería.
—Oh, debe ser genial estudiar eso —dijo sonriendo.
— Si, realmente amo mi carrera —Yoongi se permitió sonreír abiertamente, sin ser consciente de haber dejado a la vista sus encías y pequeños dientes.
Una sonrisa que fue al corazón del menor, catalogando la sonrisa como la más hermosa que había visto.
El lobito de Jimin quién había estado corriendo en círculos y mostrando su pancita, aulló contento.
—Aquí es, Jimin-ah —dijo parando su caminata al igual que el peli castaño.
—Gracias, Hyung —agradeció dándole una bonita sonrisa dónde sus ojos desaparecían en dos finas líneas.
Y Yoongi simplemente pudo pensar "Parece un ángel"
Siendo aquel pensamiento algo absurdo para él, apenas lo conocía, no podía pensar así de alguien que apenas y había cruzado una palabras.
—No fue nada —una sonrisa suave se posó en su rostro sin poder evitarlo.
—¡Minnie! ¡¿Dónde estabas?!—una voz interumpió el bonito momento, haciendo que el alfa se rascara la nuca incómodo— ¡Oh, Tae! Me perdí y Yoongi Hyung me ayudó —le dijo a su agitado amigo Omega.
—Muchas gracias, mi amigo suele ser algo despistado —hizó una venía y Yoongi igual— No se preocupen.
Jimin tenía un suave sonrojo que no pasó desapercibido por los curiosos ojos de su amigo.
Yoongi miró al amigo indudablemente Omega, aquel aroma a galletas simplemente por alguna razón era demasiado dulce para su delicado olfato, su lobo no mostró ningún signo con el olor de aquel Omega, pero con Jimin era distinto, por alguna razón su lobo solo quería y tenía el deseo de acercarse más a aquel bonito chico bajito.
Y fue ahí que se preguntó si cuál sería el aroma de aquel tierno Omega que había encontrado perdido.
—¡Yoongi! ¡Te estuve buscando! —un Omega había parecido, buscando al mayor y al divisarlo con otros dos chicos— Ah, Hope lo siento.
—Ugh, te dije que me vieras en la entrada, te quería enseñar la maqueta que hice y tú opinión sería de ayuda —Jimin quería saber quién era aquel Omega que parecía conocer a su mayor, incluso su lobito gruñía ante la cercanía de aquel chico con el alfa.
—Cierto —el alfa asintió y su amigo suspiró— Nos vemos, chicos —se despidió el mayor y fue ahí cuando Hobi se dió cuenta de las otras presencias.
—Oh disculpen si interrumpo algo, Me llamo Jung Hoseok y mi amigo Min Yoongi tiene un asunto que tratar conmigo —dijo respetuoso, haciendo que su amigo rodara los ojos— No te preocupes, me llamo Kim Taehyung y este es mi amigo Park Jimin —presentó Tae y Hoseok sonrió.
—Un gusto, soy de la facultad de arquitectura si algún día quieren saber de algo de ello, estoy para servirles —sonrió, y Jimin tanto Taehyung pudieron ver la sinceridad que desprendía aquel chico.
—Bueno, nos vemos —se despidieron el alfa y Omega.
Ante la atenta mirada de los amigos omegas. Jimin queriendo gruñir sin saber bien porqué, pero aquella cercanía no le gustaba de su Hyung con aquel chico, a pesar de verse tan alegre.
—¿Me vas a decir que pasa? —preguntó Tae conociendo a su amigo.
—Si te dijera... —respondió Jimin suspirando
— Bueno, te escucho, aún tenemos algo de tiempo antes de que nos den nuestros horarios.
Y así fue el primer encuentro de Jimin con Yoongi, y como Taehyung se enteró de la atracción de su mejor amigo con aquel peculiar alfa.
Desde el primer día que Jimin había conocido a Yoongi, había quedado casi encantado, casi, porque igualmente no lo conocía del todo. No quería hacerse ilusiones con alguien que lo había ayudado y solo una vez pudo entablar una conversación.
Sin embargo, ver a aquel Hyung regularmente lo descolocaba, su corazón bombeaba solo con tenerlo a unos metros de él, pero así de tímido como Jimin era, simplemente se escondía de la inspeccionadora mirada del alfa. A veces podia sentir un leve aroma que dejaba el alfa cuando caminaba, sin embargo no lo podía sentir del todo. Tal vez Yoongi usaba algún supresor de olor, cosa que afirmó cuando su amigo había hablado una vez por casualidad con su Hyung y se había percatado que este no desprendia un aroma, pero sabían que era un alfa, su porte firme y un poco imponente era más que obvio, los betas no solían desarrollarse tanto como los alfas.
Aún así Jimin podría jurar que su nariz no mentía a la hora de olfatear un leve pero perceptible aroma, aún no podía definirlo porque simplemente no era tan fuerte y el Omega no podía acercarse lo suficiente para saberlo, su timidez era así cuando se trataba de Min Yoongi, lo que era irónico porque simplemente él era muy extrovertido, tanto que su amigo a veces debía de pararlo un poco.
Estaban a finales de su primer año de universidad y simplemente no sabía que hacer con su amor platónico con aquel alfa.
—¿Aún no has hecho nada, además de seguir suspirando y mirándolo de lejos? —preguntó su amigo y Jimin solo lo miró con un puchero— Jinnie Hyung, ¿Qué puedo hacer? —cuestionó ante la analizadores y comprensiva mirada de su mayor.
—Bueno, quizás acercartele sutilmente —le sugirió y Jimin se le hacía tentadora la idea de saltar por la ventana por todas las veces que le habían dicho eso.
—¿No me podrías decir otra manera que no sea la misma?—suplicó estrellando su frente en el escritorio.
—Bueno, ¿Qué tal dejarle pequeños detalles? —fue una idea al aire, simplemente no lo había pensado bien, pero en los dramas que solía ver lo habían llevado a decir ello.
Los ojitos de Jimin brillaron como dos bonitos luceros en una noche dónde la oscuridad prevalecía en el cielo nocturno.
—¡Hyung! ¡Eres un genio! —lo abrazó tan efusivamente que Jin creyó que su madre otra vez lo abrazaba ante aquella muestra de afecto que le sacó prácticamente casi todo el aire.
—Mochi, p-pero no mates a tu genio salvador—Jin trataba de recuperarse del abrazo de su menor, sin duda aquel pequeño cuerpecito tenía una buena condición física.
—Ah, ahora ese alfa caerá ante Park Jimin —murmuraba en su lugar, sin ser consciente de la mirada intrigada de su amigo.
Tal vez había dicho algo que había generado toda esa determinación en su amigo, pero no importaba, si Jimin era feliz con lo que había dicho y eso lograba que el amor platónico de su tierno amigo Omega se volviera en algo real y correspondido por ambas partes, estaría más que encantado y feliz.
🍊
Ahora ya en la actualidad dónde Park Jimin, un Omega hermoso, tierno y amable, por quienes muchos alfas y betas suspiraban cada vez que este pasaba estaba en su tercer año en aquella universidad. Tenía un hermoso color de cabello morado, con toques más suaves en algunas partes, simplemente relucía con todo lo que se ponía, su gracia y elegancia al caminar era digno de un miembro de la realeza, y aunque no lo fuera, su caminar dejaba suspiros y respiración atoradas en su paso.
Yoongi que apenas venía distraído con unos papeles ante un proyecto de investigación que su profesor Lee Jong Suk había dejado.
Su lobo aulló llamando su atención y a la vez que alzaba su vista, se fijó en una esbelta y bajita figura, era Park Jimin aquel Omega que hace dos años había encontrado al haberse perdido, o bueno, había llegado hacía él. Aún le resultaba curioso el que fuera tan tímido, muchas veces había querido acercarsele pero cuando quería por alguna extraña razón este se escondía tímidamente.
Si, muchas veces lo había pillado viéndolo o escondiéndose en lugares que simplemente era difícil no verlo. Cómo aquella vez que estaba caminando por el campus para ir hacia el invernadero y había visto una melena esa vez de un color rosado, lo hacía ver inmensamente tierno, pero cuando quiso decir algo este se había escondido detrás de un poste para nada ancho, dejando ver la figura bajita y su cabello llamativo de un hermoso color rosado.
Era chistoso, de alguna manera no le disgustaba que este a veces lo viera o siguiera, parecía un bonito bollito detrás de él, no sabía porqué aquel bonito Omega lo seguía, tal vez no se atrevía a hablarle. Vamos, no era tan intimidante ¿Verdad? Aunque Hoseok le decía a veces que su cara cuando estaba de mal humor o no comía sus preciadas mandarinas podía intimidar hasta el más feroz de los alfas.
Su lobo en el interior aullaba cada vez que aquel bonito Omega estaba cerca, incluso a veces cuando se le acercaba un poco más podía detectar un pequeño, suave y perceptible aroma, no podía decírselo pero era un calmante automático para él y curiosamente solo producía que se le antojara una jugosa y brillante mandarina.
Dejando de lado sus pensamientos con aquel bonito Omega que desde hace dos años no podía salir de su cabeza, se concentró en dejar aquellos libros que ya había usado y sacar los de su siguiente clase en su casillero.
724148
Metiendo aquella clave que se sabía de memoria, a la vez una conocida nota caía y al mismo tiempo él la recogía tratando que no se dañara o se ensuciara.
Esa era otra cosa, hace un poco más de un año le llegaban esas notas, un admirador secreto le había dicho su amigo Hoseok cuando le había dicho de aquellas notas y detalles que alguien le dejaba.
—Ahora qué me habrá escrito —murmuró empezando a leer aquella bonita hoja en forma de mandarina, con una letra pulcra y clara.
🍊Yoongi Hyung.
Espero tenga un bonito día, ayer el sol estuvo muy presente, y aún así usted vestía un bonito suéter ¿Algún día podría prestarme aquel suéter? ¿Algún día me diría su olor? Es injusto no poder saber el olor de la persona a quien admiro y amo.
Ojalá pudiera acercarme a usted, hace un poco más de un año que le envío estás cartas...Hyung ¿Le gustan mis detalles? ¿Está bien que siga con esto? No lo sé, pero con solo saber que no tira mis notas, que guarda mis detalles me da esa esperanza de algún día estar al lado de usted...
🍊M.J
—Algun día...—susurró Yoongi, sin poder evitarlo aquella sonrisa se hizo presente en su rostro.
Su lobo agitó su colita de un lado a otro, aquellas notas siempre lo ponían de buen humor, está vez no hubo un detalle, pero eso no le importaba, solo quisiera saber quién era su admirador secreto.
—¿M.J? ¿Quién podrías ser? —preguntó al aire.
Aquellas notas siempre desprendia un nítido aroma, su desarrollado olfato no podía pasarlo desapercibido, y por alguna razón ahora solo deseaba comer una dulce y cítrica mandarina.
—Una mandarina no estaría mal ahora —dijo para guardar aquella nota en una cajita especial que siempre tenía consigo, junto con todas aquellas notitas en forma de bonitas mandarinas.
No solían llegarle a diario, pero dos o tres al mes no faltaban.
Sin embargo sus planes que se dirijían solo a un objetivo, que era comer aquel cítrica y jugosa fruta color naranja, se vieron frustrados cuando su profesor Lee Jong Suk le pidió el favor de llevar unos papeles a otra aula, y más cuando su otro profesor de prácticas Heechul le pidió recargar unas plantas y plantar unas dos Savilas alegando que le daría puntos extras.
Ese día no había sido el día de Min Yoongi, sus maestros le habían estado pidiendo favores toda la mañana, lo bueno de todo eso es que no tuvo que escuchar la vida de sus profesores, pero aún así él prefería mil veces sentarse en aquel lugar que había echo su lugar y comiendo una rica mandarina de preferencia.
Pero como siempre, sus planes casi nunca salían y ahora estaba de mal humor, gruñendo incluso a su amigo Omega cuando lo fue a saludar en el descanso que ambos coincidían en ese día.
—Deja de gruñir, Min
—No me hables, Jung.
—Toma una mandarina —Se la pasó rodando los ojos.
—¿Mejor? —preguntó.
—Mejor
Y como por obra de magia, aquel chico que hace unos momentos había estado maldiciendo a todo el mundo, ahora sonreía como un verdadero angelito dejando a la vista sus pequeñitos dientes...una preciosa Gummy smile que sacó más de un suspiro a cierto Omega.
-Miralo, tan hermoso comiendo su mandarina -suspiro con cuarta vez al ver cómo aquel alfa lamía sus labios ante la jugosidad de la fruta.
-Tan hermoso y no es tuyo -le siguió el juego su amigo Omega de sonrisa singularmente cuadrada.
-Sigue de gracioso y no te pasaré la tarea de Cálculo -le lanzó una mortal mirada a su mejor amigo- Pero si miren, es el precioso alfa que será pronto de mi mejor amigo y hermoso Minnie -aduló enseguida aplaudiendo conmovido de pronto.
-Haré que ese alfa me vea a como de lugar -dijo más que decidido y su lobito aulló más que de acuerdo.
-Tranquilo, tigre -Taehyung casi podía ver fuegos artificiales salir de su amigo Omega- Pero desde hace más de una semana dices eso y aún no te he visto acercarte -le reprochó.
-Ya verás
-¿Y qué veré?
-Como ese alfa no parará de mirarme-le dijo sonando tiernamente arrogante.
-¿Y cómo lograrás eso, genio?
—Así —contestó ante la mirada interrogante de su amigo, hasta que esté vio como Jimin se ponía unas gafas de mandarinas. Parecía que tenía dos mandarinas en ves de ojos.
(๑🍊〰️🍊๑)
-¡Oh por dios! ¡Quitatelas! ¡Ten dignidad por dios! -chilló Tae batallando con su terco amigo omega- ¡Déjame! Él me verá si o si.
Jin que iba directo con una sonrisa a la mesa de sus amigos, miró la escena, la analizó, asintió y dió media vuelta.
-No los conozco...no los conozco...-pronunció llendose de ahí.
-¡Jin Hyung! ¡No te vayas Omega cobarde y ven a ayudarme con este Omega sin dignidad! -chilló Tae llamándolo y Jin supo que había Sido demasiado tarde para salir huyendo.
-Igual hoy ni quería tener dignidad hoy...-refunfuño- ridículos...
Mientras cierto alfa paliducho seguía probando su jugosa mandarina ante los atentos ojos incrédulos de su amigo.
-No tienes remedio....
El alfa le dió igual el parloteo de su amigo, ahora solo existía él y su mandarina. Pero unas gafas quitaron su admosfera llena de gozo, la recogió, la miró, miró a su mandarina, asintió y la analizó. Un largo proceso para después ponérsela.
-Cool -sonrió siguiendo su labor de comer.
Hoseok alzó los hombros sin tomarle importancia, pero cierto Omega de tierna apariencia suspiró mas que encantado ante las miradas sorprendidas e incrédulas de sus amigos omegas.
—Tonto y perfecto alfa...
Tanto Jin como Taehyung negaron, simplemente aún no sabían como su amigo se había enamorado de aquel alfa que parecía le tenía más amor a las mandarinas que otra cosa en su vida. Pero ver cómo su amigo Mochi sonreía solo con verlo, compensaba cualquier cosa. Aunque medio alumnado los viera raro, pero pasando todo de lado cuando veían a los tres preciosos omegas.
Lastima que tanto Taehyung como Jin ya tenían pareja, aquellos alfas que ahora estaban orgulloso de tener a tan bellos omegas como su pareja.
—¿El pequeño mochi aún sigue con su enamoramiento con el alfa de las mandarinas? —preguntó un curioso y alto alfa con cabello de color negro, sonriendo cuando vió a su Omega.
—Kooki —Tae se fundió en los brazos de su pareja, regodeandose de aquel olor a frutos rojos que desprendía.
—Dejenme ser —se quejó Jimin rodando los ojos pero sonriendo ante lo feliz que se vía su mejor amigo en brazos de Jungkook.
—Kook ¿No has visto a Nam? —preguntó Jin al no ver a su alfa— Si, pero estaba con Minho Hyung viendo algo de un nuevo proyecto —respondió y Jin asintió.
—Oh, ahí viene tu alfa, Hyung —Jimin codeó a su mayor y este rodó los ojos, pero con una sonrisa feliz de verlo.
—Jinnie —saludó Nam dejando un casto beso en los labios de Jin.
—Ya, pero no antojen —puchereo Jimin ganándose risas por parte de Tae y Jungkook, mientras Jin chillaba avergonzado y Nam reía con un sonrojo leve.
—Estarias igual si tan solo te acercaras a Yoongi —comentó NamJoon y todos asintieron menos Jimin.
—Ustedes lo dicen como si fuera tan fácil—se quejó Jimin y todos negaron.
—Esto es un tema de nunca acabar contigo, Mochi —Tae se acercó a su amigo dándole palmadas en la cabeza.
— Ya, no me trates como un cachorrito —gruñó Jimin y Tae rió.
— Es que eres muy adorable, mochi —defendió Jin y todos estuvieron de acuerdo menos el nombrado.
Todos se sentaron en la mesa que había en aquella cafetería de la universidad, estaban al aire libre pero era un buen lugar para darles un poco de privacidad ya que estaba rodeado de arbustos y un árbol grande que dificultaba la vista si alguien los quería ver de lejos, pero el lugar correcto para espiar a Min Yoongi, según Jimin.
—¿Has hablado con él, Nam Hyung? —preguntó Jimin y este negó— No, ahora he estado con proyectos y por Hoseok sé que ha estado ocupado con algunas prácticas—le dijo su confidente, quien era el informante que a veces le daba información de su Hyung.
—¿Otra vez tomando a Nam Hyung de informante? —preguntó Kook curioso.
—Un poco de información no hace mal a nadie —se encogió de hombros y Jin y Tae negaron ante su amigo.
—Bueno, ¿Ya me vas a decir con quién harás el proyecto que dejó la profesora Choi? —preguntó Tae a su amigo.
—¿Proyecto? —preguntó Jin— Si, TaeTae me ha dicho que su profesora les dejo un proyecto nuevo, no dejaba de quejarse ayer—relató el alfa pelinegro.
Nam y Jin estaban curiosos, además querían probar los platillos que sus amigos hicieran, a veces tenían suerte de probarlos.
—Si, es que no sé cómo hacerlo, pero creo que le pediré ayuda a Kyungsoo Hyung para que sea mi compañero—Dijo Tae y Jimin lo miró aún no entendiendo.
—¿Qué proyecto? —preguntó Jimin sin entender— ¿Es en serio, Jimin? ¿No escuchaste ayer como la profesora Choi nos dejó hacer un proyecto junto con la colaboración de la facultad de botánica?—y fue la expresión de su amigo que le dió a entender a Tae que no había escuchado nada.
—¿En serio no sabías, Jimin? —preguntó Nam curioso, su amigo siempre ponía mucha atención en sus clases.
—Oh, es que ayer estaba un poco distraído—confesó un poco sonrojado.
Y es que no quería decirles que había estado muy distraído buscando las palabras correctas para escribir lo que con tanto esmero hacía.
—Ayer me la pasé quejando y tú ni en cuenta—Tae negó— El amor te trae mal, Jimin —Jungkook se burló un poco, haciendo que Jimin le sacara la lengua infantilmente.
—Debes prestar más atención, Mochi—Jin era muy protector como sus amigos, como un padre que solo quería ver el bien por sus cachorros.
—Si, ya no volverá a pasar —asintió para si mismo y todos sonrieron, Jimin era muy tierno— ahora ¿De qué se trataba el proyecto?
Todas las miradas recayó en Taehyung.
—En resumen, la profesora Choi hizo una colaboración con el maestro Hecchul y resultó en una colaboración con la facultad de Botánica y la nuestra. Tenemos que hacer un postre con la temática de alguna planta, flor o fruto, y tenemos que conseguir a una pareja de la facultad de botánica —explicó y Jimin asintió, ahora un poco nervioso.
—¿Y qué haré? No conozco a nadie de esa facultad —chilló y sus amigos se quisieron dar un tremendo zape.
—¿Es en serio? —Jungkook fue el primero en exclamar.
—¿De qué? —Jimin ladeó su cabeza confundido en un acto inconsciente que lo hacía ver tierno.
—¡Por favor, Mochi! ¡Esta es la oportunidad perfecta! —exclamó Tae y todos así rieron menos Jimin— Si me hacen el honor de explicarme tal vez entienda—les dijo con recelo.
—Querido y tierno Jimin, está es la oportunidad de acercarte a Min Yoongi y hacer el proyecto con él—Jin le explicó y la iluminación llegó a Jimin, todos vieron como su cara de transformaba en una llena de emociones entre alegría, nerviosismo y emoción, para acabar en un tierno sonrojo.
—Creo que lo perdimos —susurró NamJoon cuando Jimin empezó a murmurar cosas en su lugar, con un aura soñadora y llena de ilusiones.
—Esta es mi oportunidad...—murmuró Jimin.
Si, tanto Jin, NamJoon, Jungkook y Tae, esperaban que está vez su amigo no desaprovechara la oportunidad que se le había presentado. Y esperaban que su amor fuera correspondido, pues no querían tener a su tierno amigo con un corazón roto.
🍊🍊🍊
Tres mandarinas más tarde...
Jimin se encontraba entusiasmado, hoy era el día donde podría pasar con su Hyung todo el día. Claro, era gracias a su proyecto y su ahora amigo Hoseok Hyung, quien con su ayuda había podido acercarsele al alfa.
Tanto Nam cómo Hoseok estaban en la facultad de arquitectura, por el ello el alfa conocía al omega y NamJoon los había presentado, ahora su lobo ya no lo tomaba como un potencial rival, pues se había dado cuenta que el Omega solo era muy amigable y este ya tenía un alfa llamado Jihoon.
Lo cual lo había mostrado muy aliviado, y es que un Omega tan bonito como Hoseok estuviera cerca de aquel alfa que lo traía enamorado, no le había gustado en un principio pero ahora que lo había llegado a conocer, simplemente veía ridículos los celos que había tenido.
—Hola —Yoongi lo saludó cuando vió entrar a Jimin en el invernadero de la facultad de botánica.
—Hola, Yoongi Hyung...Umm¿Me recuerda? —preguntó de pronto Jimin un tanto tímido y Yoongi solo pensó que aquel Omega era muy tierno, demasiado.
Su lobo aulló contento al ver al Omega, moviendo su colita de un lado al otro y el lobo de Jimin como si hubiera escuchado levemente aquel aullido, igual movió su colita de una forma juguetona, mostrando su pancita y por último aullar de una forma bonita y llena de alegría.
Tanto Jimin como Yoongi no se extrañaron de las actitudes de sus lobos, silenciosamente siendo agradables para ellos, muy agradable.
—Ah...¿Cómo podría olvidar a un Omega perdido? —Jimin se sonrojó y Yoongi solo sonrió dejando ver sus encías y aquellos pequeños dientesitos que tenía, dándole una vista muy agradable y cálida a Jimin.
Simplemente Yoongi no podía dejar de sonreír por la dulzura que desprendia Jimin.
—Claro que te recuerdo Jimin-ah —el Omega quiso ir directo a aquellos brazos pálidos, queriendo y deseando fundirse en aquella varonil figura.
Siendo retenido aquel deseo por él mismo, debía acercarse poco a poco y tal vez, algún día, cumplir aquel deseo.
—Bueno ¿Que tal si iniciamos? —preguntó el pelirubio y Jimin asintió dejando su mochila al lado de la de Yoongi.
—Umm... ¿Alguna planta o flor que te gustaría probar? —preguntó mirando el invernadero— Aunque mi especialidad es más en m–
—Mandarinas —lo interrumpió el menor y Yoongi lo miró con un brilló en los ojos.
—Me gustaría hacer el proyecto con mandarinas...—dijo con un sonrojo en sus mofletes, que Yoongi por primera vez deseo apretar y tenerlo en sus venosas manos, para saber si eran tan blandos y suaves como se podían apreciar a primera vista.
—Bueno, pues viniste con el indicado —infló su pecho en orgullo— Estoy seguro que escogí a la persona correcta —Susurró Jimin.
Y no hablaba del proyecto y tampoco de las mandarinas.
—Bueno, no vale arrepentirse —Intentó bromear Yoongi y Jimin solo rió suavemente asintiendo.
—Pensé que íbamos a tardar más escogiendo el tema para el platillo—comentó Yoongi— Es que...desde antes quería hacer algún platillo de mandarinas —confesó Jimin sonriendo.
—Bueno, estás con el experto en mandarinas, estoy esperando probarlo —el mayor lo miró con una sonrisa.
—Bueno, ya que estamos aquí ¿Quisieras empezar a mostrarme las mandarinas? —preguntó Jimin acercándose al mayor, solo un paso de distancia se interponga entre ellos.
—Oh, claro —dijo Yoongi distraídamente, realmente ver a él Omega tan cerca lo había dejado un poco ido, simplemente tenía una belleza etérea, su piel de un sano color canela y aquellos cabellos peinado suavemente de un color inusualmente morado... simplemente era difícil no verlo.
—Aquí están los dos árboles de mandarinas —señaló y los ojitos de Jimin brillaron al ver cómo su Hyung se veía debajo de aquel árbol.
L pálida piel, aquel cabello de un rubio solo contrastaba con la belleza del árbol lleno de frutos anaranjados.
—Ah, es tan hermoso —admiró Jimin.
—Realmente que sí —dijo Yoongi, pero sus ojos curiosamente no estaban en aquel árbol, si no en la figura esbelta del Omega.
Simplemente no podía, no quería dejar de verlo. Su lobo simplemente se sentía en calma con su presencia y Yoongi también, ahora que lo podía tener más cerca sin duda alguna podía percibir un encantador aroma desprender del más bajo.
—¿Podemos tomar algunas? —preguntó Jimin y Yoongi asintió espantando cualquier otro pensamiento.
—Claro, las necesitamos después de todo para el proyecto —ambos empezaron a buscar una canasta y entre los dos recolectaron las mandarinas correspondientes.
—Bueno, ahora solo hay que decidir qué tipo de postre hacer —Yoongi admiró las mandarinas, de pronto sintió deseos de comer una.
—Si, supongo que ahí ya soy yo el experto —comentó Jimin sonriendo sin poder evitarlo sus ojos escanearon toda la figura del alfa— Puede comer una, igual se me antojo —sugirió Jimin con un bonito sonrojo.
—¿Se me notaba tanto? —rascó su cuello el pelirubio, pero igual tomando una— algo...—rió el Omega suavemente, agradeciendo cuando el mayor le pasó una mandarina.
—Ah, no estés tan tenso, ven —pidió Yoongi al ver al Omega aún parado, dándole espacio en una banca que había ahí.
—Lo siento, este proyecto me tiene algo nervioso —mintió no queriendo decir que era Yoongi la causa de sus nervios.
Aún con ese sonrojo se sentó en la banca junto al mayor, no era una distancia considerable, pero lo ponía nervioso tenerlo así de cerca, aunque podía oler suavemente un casi imperceptible aroma.
—Entiendo, igual se que podremos hacerlo bien, ayudaré en lo que pueda —le sonrió con sus rosadas encías para tomar un pedazo de su mandarina y llevarla a su boca para saborearla y comerla.
—Si, gracias Hyung —sus ojitos no podían despegarse del mayor, simplemente verlo tan de cerca aprecia irreal y al mismo tiempo tan real.
La tarde se fue entre risas, sonrisas, planeando y platicando de todo y nada. Por un momento sintieron que aquello era un deja vu, pero simplemente la conexión estaba ahí, intacta y real.
Solo tenían dos semanas para presentar el proyecto, pero por alguna razón a ambos se les hacía tan corto el tiempo, queriendo que pasara lo más lento posible.
—Minnie —llamó una voz familiar para el Omega.
—Oh, Taemin —pronunció Jimin al ver a su amigo, guardando sus cosas más rápido.
Estaban en el aula, había terminado su clase con la profesora Choi, quien les había encargado el proyecto, recordándoles que solo faltaban tres días para presentarlo.
—¿Qué pasa? —preguntó presentándole atención— Oh, es que un chico te estaba buscando —dijo sonriéndole.
—Ah ¿No te dijo quién era?—cuestionó—No, pero es de la facultad de Botánica creo que es Min Yoongi —dijo pensativo y no pasó desapercibido para él cuando los ojos de su amigo Omega brillaron.
—¿En serio? —chilló internamente—Si, creo que alguien tendrá un alfa pronto—sugirió dándole un codazo amistoso.
—¡¿Qué! ¡Ah, Taemin! —dijo avergonzado y el Omega contrario rió— Tranquilo, ve y conquista a ese alfa —le guiñó el ojo.
—¿Por qué todos me dicen lo mismo? —cuestionó Jimin abochornado— Es más que obvio, igual no lo hagas esperar tanto... o bueno que espere —Jimin rió por las ocurrencias de su amigo.
— Ya llegó mi alfa, espero verte a ti también así pronto Minnie —comentó Taemin al ver a un alto pelicastaño—Claro, diviértete con MinHo Hyung —sugirió Jimin molestando a su amigo Omega que solo rió.
Vio como MinHo lo saludó y el le devolvió el saludo con una sonrisa, para perder de vista a la pareja, rápidamente con una sonrisa salió del aula.
—Jimin-ah —una voz grave lo saludó recargado en la pared cuando porfin Jimin salió del aula.
—Hyung —sonrió Jimin con sus ojitos brillando en curiosidad y ilusión al ver a Yoongi ahí.
—Te olvidaste de tu libreta ayer —se la pasó sonriendo cuando un bonito color rosita decoró las mejillas del Omega.
—Cielos, que tonto, gracias Hyung —rió Jimin por su torpeza—Tranquilo...umm ya que estamos ¿Quisieras comer algo? Podemos pasar a la cafetería a comprar algo e ir...al invernadero...—las mejillas pálidas del pelirubio se encendieron, no era bueno invitando a alguien a comer, nunca había invitado a un Omega tan siquiera, era algo nuevo que él tuviera esa iniciativa.
—Claro, Hyung —los ojitos de Jimin brillaron intensamente, y solo lo hacían cuando estaba con aquel alfa y puede que cuando horneaba o preparaba algo con tanto esmero pero no con tanta intensidad como cuando podía ver a su Hyung.
Ya ambos en el invernadero comiendo un respectivo Sandwich, ambos se miraron con una sonrisa y sus lobos igual de felices que los humanos.
—Solo faltan tres días ¿Nervioso? —preguntó Yoongi queriendo llenar el cómodo silencio.
Internamente solo quería escuchar al menor hablar, le gustaba su voz quizás demasiado.
—Nop —dijo para sorpresa del mayor— Sé que lo haremos bien, además Hyung fue de gran ayuda —le sonrió sinceramente abultado sus mejillas dándole un aspecto tierno.
Ah, los aullidos de sus lobos resonaron en sus oídos, ambos con una calma cuando estaban solo ellos dos.
—Podemos...¿Seguir viéndonos? —aquella pregunta formulada por el mayor tomo desprevenido al menor, pero sin importar nada solo asintió efusivo.
—Claro Hyung, me gustaría seguir pasando tiempo a su lado —ambos se sonrieron, sus lobos guardando un secreto a voces simplemente viendo el intercambio de palabras de los humanos.
🍊
Los tres días habían pasado de volada, ahora presentaban el platillo que el menor junto con Yoongi habían hecho.
—¿Cuál es la temática de su platillo? —preguntó la maestra Choi a los jóvenes.
—"El dulce sabor del toque de las mandarinas" —dijeron ambos y la mujer de gran edad asintió conforme.
Tanto Jimin como Yoongi se veían nerviosos pero tenían fé de lo que habían hecho. El profesor Heechul tambien estaba para evaluar y probar aquellas delicias, era más por lo último que están ahí.
—¿Qué es? —preguntó Hecchul ante el postre ante ellos.
—Tarta de queso con gelatina de mandarinas —dijo Jimin y el alfa asintió.
—¿Podrían hablarme del platillo? —preguntó la mujer tomando una porción al igual que el hombre y llevárselo a su boca para degustar.
—Las mandarinas son una fruta cítrica y s la vez dulce, es difícil trabajar con ellas pero no por ello imposibles, teniendo en cuenta quisimos hacer un postre que representará la dulzura y a la vez un toqué salado pero que combinará bien —habló Yoongi con sus mejillas un poco rosadas— Si, igual queríamos hacer algo que no fuera difícil de digerir, la gelatina está hecha de extracto de mandarina y la tarta de queso de abajo contrasta con la dulzura para que no sea tan empalagosa y fácil de comer —finalizó Jimin.
—¿Algún nombre del platillo? ¿Por qué decidieron hacerlo con mandarinas? —preguntó está vez Hecchul.
—"La escencia del YoonMin" ese es su nombre —dijo Yoongi y Jimin un poco avergonzados del nombre pero igualmente les había agradado.
Tuvieron ayuda de los amigos del Omega y el amigo del Alfa, ambos no encontraban algún nombre apropiado y tuvieron a ir recurrir como última opción a sus amigos, y daba como resultado aquel nombre.
—Interesante... —comentó la mujer viendo al alfa y Omega frente ella.
—Las mandarinas tienen una dulzura y acidez que le da ese sabor único, se podría decir que ambos tenemos distintas personalidades y en sí, cuando nos juntamos damos esa escencia —Jimin fue el que explico, abochornado pero mostrándose firme.
—Felicidades, nos han impresionado —hablaron los profesores dándoles una significativa mirada a los muchachos que sonrieron aliviados.
Tanto que se abrazaron cuando los profesores se fueron al ser ellos la última pareja en pasar, emocionados y alegres que diera fruto su esfuerzo.
—Jimin-ah ¿Quisieras salir conmigo? —preguntó Yoongi entre la emoción del momento, sintiendo su pecho vibrar entre alegría, nervios y una nueva sensación que solo hacia aullar feliz a su lobo.
—¿Q-qué? Y-yo... —Jimin había quedado sin palabras, sus ojitos habían empezado a picar de pronto, aquel sonrojo se había expandido a sus orejas dejándolas rojas tal cual fresa.
—Tal vez sea precipitado, pero mi lobo aulla por ti, mi corazón late desenfrenado y irónicamente mi cuerpo solo está en calma cuando está contigo... además tal vez no te haya cortejado, pero no importa, porque sin saberlo tu ya me estabas cortejando a mi —las mejillas de Yoongi se tornaron rositas sientiendo una emoción golpear en todo su interior, su corazón bombeando fuertemente y quizás siendo conectado con el del menor.
—P-pero ¿C-cómo?...—una pequeñita lagrimita se había resbalado de sus ojos, siendo removida con delicadeza por el pulgar del mayor.
El corazón de Jimin galopeaba tan fuertemente, no había corrido o hecho alguna actividad que le quitara tanto el aliento, pero ahí estaba su corazón bombeando sangre como loco, en un ritmo arrollador, sin creer lo que escuchaba.
“Santas y sagradas mandarinas, si esto es un sueño por favor nunca me levanten”
Pensaba Jimin presa de todas sus emociones y sintiendo aquella hermosa sensación de ser correspondido.
—Aquella vez que olvidaste tu libreta se cayó de esta cuando la recogí una hoja, una nota en una conocida forma de mandarina, había garrabatos pero aquella letra no podía pasar desapercibida por mi...—confesó Yoongi con sus dos manos entrelazando sus dedos con los del menor, el Omega solo se sentía en una nube, en un hermoso sueño que no quería despertar, regañandose por ser tan descuidado pero a la vez felicitándose por ello.
—Cielos, me atrapaste Hyung —rió nerviosamente pero dejando escapar un suspiro— P-pero sí...si quiero ser tu Omega, quiero salir contigo...—la emoción denotando en su voz enterneció al mayor.
No importaba que quizás sonaba apresurado, pero hace más de un año y medio que solo soñaba con escuchar aquellas palabras ¿Qué importaba si el alfa no lo había cortejado? Él lo había hecho, había Sido descubierto, no importaba que muchos pensaran que no era nada ético o solamente mal por no ser el alfa quien cortejara al Omega.
Ellos no eran como sus ancestros, simplemente iban a su ritmo y ahora solo sus corazón golpeaban fuertemente en su pecho por permitirse ser correspondidos.
Yoongi secretamente enamorado de su admirador irónicamente secreto, deseando siempre que al abrir su casillero se encontrará una nota, un detalle o cualquier cosa, pero aquella brillante forma de ser del Omega que hace dos años había ayudado simplemente lo había dejado perdido. Y que ese mismo fuera su admirador solo lo hacía mejor, mucho mejor, por fin podía darle un nombre a sus sentimientos y ese solo era...
Amor.
—Jiminnie... No quiero que solo seas mi Omega, yo te quiero como Park Jimin, cómo aquel chico de cabellos suaves, de piel canela y con una dulzura simplemente única, cómo aquel admirador secreto que fue calando y haciéndose un espacio en mi corazón... Y al igual como un humano que tiene un hermoso corazón, con aquella sonrisa que hacen que tus ojitos se hagan chiquitos, y al igual con ese brillo en tus ojos como dos luceros en un cielo nocturno, te quiero tanto como Omega, como chico, como humano y como al hombre que amo...—Oh dios, si solo supiera Min Yoongi que aquellas palabras fueron directo al corazón de Park Jimin y quedaron selladas y guardadas en un hermoso rincón único y especial, realmente no se podía poner en palabras todo lo que sentía en aquel momento.
—Min Yoongi, yo también te quiero solo por ser tú, por ser aquel alfa que me ayudó en mi primer día, por ser aquel chico que solo por ser él me cautivó en un instante...por ser aquel bonito humano que es adicto a las mandarina su siempre se le puede ver con una en cada día, cómo aquel chico que con solo sonreír puede hacer mi día especial, dejando a la vista aquella bonita sonrisa que denomino como Gummy smile, aquel bonito ser que se robó mi atención y corazón... Por ser el alfa de las mandarinas y solo por ser tú, solo por ser Min Yoongi y aquel que me da felicidad en un segundo solo con poder verte...—ambos quedaron sin palabras, solo viéndose a sus ojos, transmitiendose aquellos sentimientos que estaba arraigados en su ser, que estaban enterrados como espinas en su corazón, pero que sin poder evitarlo se habían confesado, se habían correspondido tan intensamente que ahora las palabras sobraban, porque ninguna podía acercarse a todo lo que sus corazones podían sentir por el otro.
Fundiéndose en aquel primer beso, en todos aquellos sentimientos que ahora eran correspondidos, aquellas abasallantes sensaciones siendo transmitidas en un beso compasivo, abstracto, lento y sobre todo con amor. Siendo sus labios tornándose en una danza lenta y compasiva.
Saboreando sus cavidades bucales, permitiendo que sus lenguas dieran batalla para solo dejarse llevar y tornarse en una danza sin ritmo, pero con el sonidos de sus corazones latiendo desenfrenado. Aquel primer beso se tornó lleno de pasión, acariciando el mayor el labio inferior del menor en una lenta y simbólica caricia, haciéndose que los suspiros de ambos fueran caldos por aquel arrebatador beso. El alfa tomando la pequeña cintura de su Omega, y el menor tomando el abrigo de su Hyung con sus manitos en puños.
Ambos se separaron poco a poco, con sus respiraciones aceleradas y sus corazones latiendo desenfrenado, sus lobos aullando jubilosos, moviendo sus colas y solo correteando en su interior, ambos reconociendose cómo pareja, aunque ya lo hacían de antes, por fin podían transmitirselo a los humanos.
—Ah, Jimin-ah... Te amo —dejando un casto beso en aquella rechoncha mejilla, que desde antes ya quería sentir y besar.
—Yoongi-ah... Te amo —susurró el menor con su respiración agitada pero con una sonrisa satisfecha y feliz.
Ambos estaban tan encantados, tan felices y llenos de gozó que simplemente no hallaron otra forma de demostrar tanto que solo besandose transmitiendo en aquel acto de cariño y gran amor, todo lo que en palabras no podían decir.
Al día siguiente cuando los vieron llegando de la mano está de más decir que todos se quedaron con la boca abierta, el alfa de las mandarinas con el Omega más tierno y hermoso de la universidad.
Los susurros y los rumores de su noviazgo nunca fueron más fuertes, pero eso no les importó a la pareja, que junto con sus amigos celebraron, y ahora bajo aquel árbol que Yoongi conocía como su lugar, y que sin duda podía compartirlo con su tierno novio.
—Yonnie —llamó Jimin dándole en la boca un trozo de aquella fruta que tanto amaba, pero no más que a Jimin.
—Jiminnie... —se quejó Yoongi abochornado, es que Jimin era tan tierno y atento con él que a veces lo avergonzaba.
—Dejeme consentirlo, Hyung —puchereó Jimin y Yoongi no pudo evitar dejar un besito en aquella bonita mejilla que lo llamaba.
—Aquí —señaló Jimin abultado sus labios y Yoongi solo negó divertido para dejar un bonito y casto beso en aquellos carnosos labios.
Aún después de un mes y medio siendo novios, se trataban de una forma tan melosa que hasta Hoseok se había sorprendido que ese fuera su amigo alfa, muchas veces molestando lo por ello.
—Hyung ¿Aún sigue limpiando el terreno? —preguntó Jimin acurrucándose en el espacio entre las piernas y pecho de Yoongi.
Ahora ambos ya no necesitaban usar neutralizadores de olor o supresores para que alfas u omegas se les acercaran solo por su olor, ahora como parejas podían dejarlo libre y con ello marcar en una muestra de amor su olor en su pareja.
—Ah sí, ya me falta poco y pronto podré ariar la tierra —comentó Yoongi sintiendo como su novio restregaba su nariz en su pecho causándole un poco de cosquillas.
—¿Te puedo ayudar hoy Hyung? —preguntó haciéndole ojitos desde su lugar, aspirando el olor de Canela y preticor que enmanaba su alfa, ah, tanto amaba aquel olor.
—Claro que si Jiminnie, después de clases —dio un beso en la cabellera morada de su chico, sintiendo el dulce olor de Miel y almíbar de mandarinas.
Ahora sabía porque se le antojaban tanto las mentadas mandarinas, simplemente aquel aroma que desprendia su novio era mágico, simplemente le encantaba.
—Bien, ¿Podemos quedarnos así un rato? Antes de que empiecen las clases —pidió y Yoongi sonrió enternecido apachurandolo más si se puede entre sus pálidos brazos.
—No puedo negarte nada y lo sabes —dejó un beso en aquella bonita mejilla que se tornaba rosa.
—Lo sé —respondió haciéndole ojitos, abultado sus labios es una petición silenciosa que el mayor entendió y dejo un suave y compasivo beso, en una danza entre sus belfos succionando suavemente el gordito labio inferior, suave y delicado, así eran sus besos llenos de amor.
Unos minutos después era hora de su clase por lo que se levantaron tomándose de sus manos, mientras le mayor dejaba con un beso en la coronilla de su novio para dejarlo ir y que terminara su última clase del día mientras él iba al invernadero.
Unas dos horas más tarde Jimin se encontraba despidiéndose de sus amigos y acomodando sus cosas para esperar a que su novio lo esperara, por el rabillo del ojo lo vio ahí de pie y no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro.
—Ah, el amor...—el comentario de la mujer lo tomo de sorpresa.
—Oh, profesora Choi —sonrió a la adorable señora de avanzada edad y aún así está seguía llendo a repartir clases.
—Veo que al parecer el proyecto que dejé hizo de Celestino —le guiñó el ojo juguetona— ¿Cómo sabe? —cuestionó abochornado el Omega.
La Omega de avanzada edad se encogió de hombros, era la profesora Choi Shin-Hye, una loba astuta que sabía lo que sus instintos le gritaban.
—Las paredes también escuchan, además se les notaba —fue lo que dijo para darle un suave apretón en la mano chiquita— les deseo mucha prosperidad, hijo —le guiñó un ojo para irse, mientras Jimin la miraba con una sonrisa.
Aquella maestra era una adorable viejita, siemplemente le tenía cariño, además por alguna extraña razón la veía como una abuela, quien sabe y quizás en su vida pasada fue un familiar de ella, aquel pensamiento le sacó una sonrisa.
—¿Listo? —preguntó Yoongi, recibiendo un beso en su mejilla y tomando la mano de su bonito y tierno novio.
—Listo —contestó ambos caminando a la salida de la universidad tomados de la mano.
Ah, tantos alfas y omegas e incluso betas miraban con recelo aquella pareja, preguntandose cómo dos personalidades tan diferentes podían estar juntas, pero por la forma en que se miraban y como parecía haber una conexión entre ellos callaba cualquier rumor o susurró malicioso.
—Mira, Hyung —se señaló a si mismo Jimin sonriéndole mientras se ponía unos lentes en forma de mandarina, esos eran otros que había comprado.
🍊
— Jimin-ah, sabía que esos lentes que había encontrado pertenecían a ti —sonrió Yoongi dándole un beso en la mejilla— ¿Aún los conservas? —preguntó Curioso y Yoongi asintió.
—Mira —los sacó igual poniéndoselos, ambos se sentían tan avergonzados pero no importaba, estaban felices.
Ambos con sus manos entrelazadas se fueron al terreno que a Yoongi se lo había heredado su abuela.
🍊
Dos años después aún la pareja seguía junta, como si solo el tiempo hubiera servido para fortalecer su relación y aquella conexión única, después de todo eran destinados.
—Hyung, déjeme tomarle una foto con la canasta —pidió Jimin sacando su celular con un avergonzado Yoongi.
—Jiminnie, siempre me tomas fotos y ahora estoy algo sucio —hizo un puchero que fue besado por el aún pelimorado.
—No importa, nunca son suficientes fotos de ti Yonnie —le guiñó un ojo para tomar la dichosa foto, mientras Yoongi reía negando.
—Deja de tomarme foto y vamos a nuestra cita, aún me tengo que cambiar y volver a bañar —pidió mientras dejaba la canasta y metía las mandarinas que había recolectado en una bolsa.
—Bien, pero me gusta tu olor cuando está así de espeso mientras trabajas —Yoongi rodó los ojos y beso el puchero de su pareja.
—Si, si, por ahora vamos a nuestra cita —sugirió para tomar la mano del menor y hacer que este asintieron con una sonrisa.
Una dos horas más tarde se encontraban en el parque nuevo que en la ciudad habían abierto, tenían un bonito picnic que había planeado el mayor para festejar su segundo año de noviazgo.
—Jimin-ah —el Omega abrió su rosita boquita para ser depositado una porción de pastel de mandarinas.
Ambos estaban comiendo aquel postre que entre los dos habían hecho, resultaba curioso pero solo en sus aniversarios podían comerlo, les gustaba así, de esa manera se sentía especial aquel pastel de mandarinas.
—Yonnie, mañana terminan de llegar los últimos muebles —le comentó y Yoongi asintió— Bien, por fin podremos terminar de acomodar la casa —Jimin sonrió y quitó con dulzura una mancha de pastel al lado del labio de su Hyung con un tierno beso.
Ambos se habían mudado juntos, entre los dos había comprado aquella casa y porfin podían sentir que tenían un bonito hogar.
—Ah Hyung, siempre se mancha de pastel la cara —le dijo riendo.
—Es que es tan rico, no es mi culpa que el pastel quiera estar en mi rostro —refunfuñó juguetón y Jimin negó riendo.
—Si Hyung, lo que diga —ambos se acercaron para compartir un bonito beso lleno de amor y con sabor a mandarinas.
Si hizo de tarde, por lo cual empezaron a quitar las cosas del picnic, iban a continuar su festejo en casa, en su hogar. Pero Jimin pasó primero al baño público que había en aquel parque y Yoongi se quedó afuera de este vigilando y esperándolo.
—Ah, ¿Un Omega en celo? Que rico olor —una voz de alfa alertó a Yoongi.
—Oye, ¿Ese es tu Omega el que entró ahí? —una desagradable voz que puso tenso a Yoongi.
—Es mi novio —le dijo con un tono firme, hasta ahora podía sentir el olor de su pareja un poco más denso, su celo se había adelantado.
—Interesante, pero no ví que tuviera tu marca —le dijo altero—lo que significa que todavía está libre —aquel desconocido sus ojos brillaron en lujuria y Yoongi lo miró enojado.
—Que no tenga mi marca no significa que sea libre ¿Que te pasa? ¿Piensas que por ser alfa puedes llegar y decir que un Omega está libre solo porque no tiene marca? —preguntó con un tono tosco pero no alto pero no por ello menos letal.
—Claro que si, los omegas solo se pueden ser libres si no tienen marca, cuando la tienen significan que ya le pertenecen a alguien —dijó sin querer moverse hasta ver al Omega que estaba en el baño, causando repudió en Yoongi que solo tensaba su mandíbula.
—¿Te estás escuchando? Pareces un cavernícola, no somos como nuestros ancestros, estamos en pleno siglo 21, no seas tan retrograda y ambiguo —a pesar que era inútil dialogar con alfas con síndrome de superioridad, quería que ese alfa al menos entendiera algo— Tú eres el alfa raro, deberías de morder a ese Omega si es tu pareja o tan tuyo como dices.
—¿Es que no entiendes? Aunque somos alfas no por ello debemos pensar en los omegas o beta como un objeto, ellos son personas, seres humanos como nosotros, no son nuestros totalmente y ¿Qué es eso de que nos pertenecen? Por favor, a pesar de que tengamos nuestra parte animal somos humanos, debemos respetarnos y deberías dejar de creerte todo poderoso por ser el alfa, eso no llama la atención de un Omega ahora —su voz sonaba tan ronca y en un tono borde a la voz de mando, pero no lo era, a Yoongi no le gustaba usarla, sentía que no era distinto a un abusador cuando se usaba.
—¿Quieres pelea, idiota? —a comparación de Yoongi, el extraño si había usado la voz de mando llamando la atención de las personas y poniendo a los omegas en alerta.
—Controlate, hay familias aquí, madura, ya estás muy grande para alterarte por unas palabras y entiende Nadie nos pertenece, somos humanos y no objetos, no quieras venir a tratar a alguien como tuyo totalmente solo por el echo de ser tu pareja o algo más, aprende a respetar y serás respetado.
Él extraño aturdido por la letal voz, sin llegar a ser voz de mando pero no por ello menos temible o fría, se dió la vuelta viendo que había llamado mucho la atención, incluso dos oficiales lo veían por si iniciaba una pelea. Sin decir nada mejor se fue, saliendo de la visión de Yoongi y este suspiró negando.
—Hyung... —Una voz temblorosa lo llamó y Yoongi acunó a su novio en su pecho.
—Graciad por defenderme y por decir todas esas cosas —Jimin susurró con su respiración pesada, apenas estaba iniciando su celo adelantado, se había dado cuenta al entrar al baño.
Su lobo y él aullaban por su pareja, necesitados. El lobo de Yoongi igual, queriendo proteger y cuidar de su Omega en celo.
—No pasa nada, bebé
Ambos se fueron a su hogar, mientras Yoongi cargaba a su pareja no queriendo que ningún alfa se le acercara marcandolo con su aroma que por el momento tranquilizó a Jimin y a su Omega.
—Bebé, ayúdame a abrir la puerta —pidió cuando llegaron a su hogar, el Omega buscó las llaves en el abrigo de su alfa y abrió apresuradamente sin querer que su alfa lo dejara de abrazar.
Llevó a su Omega a la habitación que compartían ambos, sin antes cerrar con su pie la puerta principal y abrir con su costado la puerta de la habitación que estaba entre abierta.
—¿Te traigo un té? ¿Te duele mucho? —preguntó Yoongi mientras su Omega negaba no queriendo que el alfa se fuera de su lado.
—Estoy bien...solo lo necesito a usted, alfa —la voz le pertencía al Omega mientras lo veía con sus ojos en un bonito color amarillo decorando estos, el lobo estaba en la superficie.
—Ah, bebé ¿Cómo me haces esto? —se quejó Yoongi con su voz irregular, siendo atraído por la feromonas que su pareja en celo desprendia.
No era la primera vez que ambos intimaban, pero esta vez estaba seguro que su consciencia pendía de un hilo, sus dientes picaban y aunque habían pospuesto la concepción de la marca para disfrutar de un noviazgo antes de compremeterse, simplemente ambos ya no podían aguantar más.
—Yonnie...p-por favor...—el Omega se restregaba sintiendo como el lubricante natural y su calor lo embriagaba, aquel aroma de Canela y preticor lo llamaba y solo quería que su alfa lo llenara.
—Cariño...no tienes que pedir nada —le susurró suavemente recostando a su pareja en la cama matrimonial, mientras él se ubicaba entre sus piernas dejando que sus respiraciones se fundieran en un beso lento, compasivo pero lleno de pasión.
Las ropas volaron a algún lado de la habitación, los choques y chasquidos de sus besos no podían ser retenidos, siendo como susurros entre las paredes de aquella habitación.
Sus manos y el rozar de sus pieles dejaba un rastro de fuego, un trazo dónde sus olores se fundieron creando la admosfera caliente y excitante. Una noche de pasión, dónde el cielo nocturno era cómplice y la Luna alumbraba como si viera y aprobara la unión de aquellas almas que en mucha avisas pasadas se fundieron en uno, las nubes se habían desvanecido para dejar aquella noche despejada y que la madre Luna que arrulla la noche fuera testigo de aquella muestra de amor.
Ambos restregandandose, los botones de un color café siendo atendidos por la lengua arrebatadora del alfa, dejando que sus respiraciones se sintieran más pesadas y con el olor del Omega de miel y almíbar de mandarinas se sintiera cada vez más espeso, llamando al alfa como un conejo inocente en una pradera con un lobo hambriento acechando.
Los suspiros, sollozos de placer, las respiraciones siendo cada vez más pesadas y aceleradas, fundiéndose en besos llenos de amor, dulzura y delicadeza, que por el contrario el subir y bajar de la mano del alfa hacía en movimientos erráticos, rápidos y bruscos a los miembros despiertos de ambos.
Los choques de pieles, los susurros llenos de amor y dulzura que ambos desprendían en sus olores, mezclándose en uno. En aquella habitación donde las paredes resguardaban aquella escena de pasión y amor, y dónde la Luna brillaba intensamente entre las cortinas que estaban levemente abiertas, la pasión en cada toque, la delicadeza en cada susurro de amor, en el trazo de fuego que hacían sus pieles al friccionarse, sus aromas siendo estimulantes para ambos lobos.
Las embestidas empezaron, una tras otras, con las pieles de ambos brillando cuál perla siendo descubierta, las pieles chocando cremado el ritmo y el sonido del amorm en una sintonía marcando su propio compas, en un ritmo lento, duro y certero.
—Amor... —susurró Yoongi en un gruñido arrepetirndo con la próstata de su Omega.
—Oh, Yonnie...—gimió Jimin en la bruma del placer, soltando lágrimas ante las abasallantes sensaciones, sintiendo todo su cuerpo valiendo, el fuego en llamas en sus pieles.
—Cariño...te amo
El lobo de Yoongi muy a la superficie, dejando ver sus ojos azules como el mar diciendo sin palabras que está presente, que estaba con su Omega, sin dejar de mover su cadera presintiendo lo inevitable, llevándolo a una locura, pero teniendo en cuenta a su pareja queriendo que disfrutará.
—Oh, Amor...y-yo mhg... también te amo
Los ojos del Omega de un amarillo almíbar, con sus cabellos morados pegados a su frente, su piel perlada en sudor y de un tono rojizo ante las marcas de amor y trazos de fuego y llamas, mientras que le alfa con su cabello rubio había dejado hacía atrás con su mano, en una sensual muestra, mostrandose implicabable e imponente, pero no mostrandose como alguien temible o posesivo, si no, como alguien que lo tomara en sus pálidos brazos protegiéndolo y amándolo, pues aquella mirada dónde expulsaban ternura y amor lo delataba, con aquella llama en su iris llena de una viva pasión interminable.
—E-eres hermoso... cariño —los gruñidos de placer, los gemidos en su oído debido a la posición donde las implacables penetraciones retumbaban en el sonido del amor y el ritmo lleno de pasión en un vals sensual.
—¡Alfa!...¡Yo-Yonnie! —Los ávidos labios del mayor arremetieron con la dulce boquita acallando cualquier jadeo, gemido o sollozo de placer, con su arrolladora lengua saboreando aquel almíbar de su compañero, saboreando en el juvilo de la pasión.
Sus belfos hinchados en un rojo fuego, no fue impedimento para ambos el besarse de una forma sensual y llena de amor, porque ellos no estaban haciendo solo un acto carnal, se estaban entregando en cuerpo y alma, siendo uno solo. Aceptándose y reconociendose cómo pareja.
Sus labios no se separaron aún cuando sus pulmones pedían aire, perdidos en la bruma del placer, del amor y de ellos mismos.
Pero se tuvieron que separar al pedir sus cuerpo aire, un respiro que aunque corto fue, no importaba porque sus respiraciones, jadeos y los empujes eran tan satisfactorios. Y así en la cima del éxtasis, llegando a un climax arrollador gritando el nombre de su amado, ambos llegaron a lo inevitable, dónde sus sentidos se adormecía y sus mentes quedaban en blanco ante las sensaciones llenas de pasión.
Mientras el Omega tenía un arrollador orgasmo expulsando blancos líquidos en el abdomen de ambos ante la posición, el alfa estalló dejando su semilla en le interior de su pareja, marcandolo en el interior con su escencia, sintiendo como el nudo se forjaba. Fue en ese punto que Jimin ladeó su cabeza, no es un acto de sumisión, si no, en uno de amor, confianza y anhelo. Mientras Yoongi incrustraba sus caninos en la piel tierna de su amado.
En una marca que simbolizaba amor, confianza y compromiso, sintiendo como un lazo fuerte se establecía entre ambos, uno duradero y sobre todo especial, sintiendo como los aromas de ambos se combinaban, con la habitación siendo testigo de aquel acto de amor y pasión de dos almas enamoradas y la Luna desde el cielo bendiciendo aquella unión, en la cual sería un vínculo indudable, estando en paz con aquellas almas que en vidas pasadas muchas veces se habían encontrado, justo como ahora entregándose.
Las emociones bajando y siendo transmitidas en tanto alfa como Omega, las respiraciones pesadas, los jadeos entrecortados y las lágrimas secas de un placer abrumador. Ambos viéndose con sus ojos brillando en ternura y amor, con un brillo especial, recordándoles que los lobos estaban casi a la superficie por el lazo forjado.
Yoongi delicadamente dando vuelta a su pareja, dejándola en el pecho, esperando que su nudo se desinchara, mientras Jimin en un estado laxó y satisfecho, sonreía aún sintiendo la espesa escencia siendo depositada en su interior, caliente y fogosa, como lo era su alfa.
—Te amo... Lo sabes —Yoongi no podía evitar seguir diciéndole palabras de amor a su pareja, tranmitiendole por su lazo todo lo que en palabras no podía y Jimin derramando pequeñas lágrimas de felicidad.
—Lo sé...
Ah, si tan solo las palabras pudieran abarcar cada hilarante sensación que sus corazones sentía en aquel instante, como sus lobos aullaban festejando y alegres en su interior conformes y más que satisfechos por la unión. Pero aunque cada palabra quedar acorta con todo lo que sentían, podían decir abiertamente que se amaban de una forma que no solo abarcaba todo lo que sentían, si no, de una forma más especial que llegaba a su alma, encontrando una mitad perdida, llenando aquel vacío que alguna vez sintieron y ahora solo con estar juntos sentían que podían con todo y más.
Así de fuerte era su lazo, así de fuerte era su amor y nadie podría cambiar esa verdad.
—Ah, ahora soy tú Omega y tú mi alfa —Dijo Jimin ya ambos entre las sabanas descansando en una pose de cucharita sintiendo los besos dejados de su alfa en su espalda que hace unos minutos había retirado al haberse desinchado el nudo.
—Amor, tú nunca me perteneceras totalmente y está bien, pero quiero que te quede claro que te pertenezco no de una forma primitiva, si no, de una forma pura y llena de amor, dónde te entrego mi corazón y alma —lo volteó levemente y Jimin vio la sinceridad en sus ojos y palabras y nunca se sintió tan conmovido— entregándote lo más preciado que puedo darte y aún así me pertenezco tanto como tú te perteneces porque siempre tendremos esa escencia y dónde yo ni nadie te la podría quitar —un beso fue depositado en su labios de forma compasiva, siendo removidas sus lágrimas de felicidad— Pero aún así mis besos, mi amor y todo será dedicado para ti, y siendo así cada vez que yo te diga que eres Mi Omega y tú me digas que soy Tu alfa, quiero que pienses que mis sentimientos, mi amor siempre serán tuyos, pero mi escencia prevelacera como en ti, la tuya y aún así quiero proponerte...¿Te casarías conmigo?
Un anillo fue puesto en su campo de visión y las lágrimas de amor y felicidad nublaron su visión y aún así asintió sollozando en felicidad.
—¡Si! ¡Y mil veces si! ¡Te amo tanto Yonnie! —ambos dándose un hermoso beso, con sus corazones latiendo desenfrenados.
Un anillo siendo colado en un compromiso para sellar su amor de una forma ante los demás, porque para ellos ya lo habían hecho ese día, esa noche en un acto de amor y pasión.
Una semana más tarde Park Jimin portaba con orgullo aquel anillo tomado de la mano de su prometido, con sus olores combinados festejando con sus amigos su compromiso de amor.
Fue ahí donde Yoongi se dió cuenta que había algo más dulce que las mandarinas, Park Jimin y su Hechizante olor.
🍊
Woah, otro OS terminado y yo diciendo que no sería tan largo y fueron un poco más de 12,000 palabras, creo que me emociono mucho escribiendo. Espero les haya gustado💕
¿Alguién contó todas las mandarinas en todo este capítulo?🍊
Cuidense mucho y espero puedan darme su opinión( ˘ ³˘)♥
—Luna🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro