Galicia,16 de marzo de 2019

—Kate apresurate, ve a casa y ponte guapa, que esta noche celebramos tu cumpleaños. Tus 25 años, a ver si por fin sientas la cabeza y si puede ser con alguien mejor, porque tus últimos novios, dejaban mucho que desear—dice Oli.

—Oye que quieres, no tengo buen ojo para los chicos, quizá me tendría que buscar uno que fuese más hombre, porque está visto que los más jóvenes no saben lo que quieren—le contesto.

—Quedamos en el Martinus, sobre las 22:00, no tardes—me dice Oli.

—¿Cuando he llegado tarde yo a una cita? Y menos en la celebración de mi cumpleaños. Bueno si una vez, hace dos años, pero fue porque la carraca de coche que tenía, me dejó tirada—digo intentando convencerlas.

—Eso y que de vez en cuando, hay que echarle gasolina, para poder moverse—me dice.

—Idiota—le saco la lengua.

Nos levantamos de la mesa, donde estábamos sentadas en un Subway, de comida rápida, después de haber comido como leonas. No sé cómo podemos estar tan delgadas, bueno sí, me lo puedo imaginar, son los buenos genes de nuestra familia imagino, aunque en mi caso, no lo sé muy bien porque solo estuve con mis padres hasta los 18 años. Eran muy buenos padres, altos y espigados, estábamos muy unidos, pero los conocí poco, ya que después murieron en un accidente de tráfico por culpa de un borracho. Soy hija única, no tengo más familia, que mis amigas y vivo en la casita que me dejaron.

—Acuérdate a las diez, nos vemos en el Martinus, junto con Alexandra y Christopher ¿ok?—me dice Oli.

—Ok, nos vemos alli—le respondo, mientras le doy dos besos y me voy nerviosa perdida, por lo que me tendrán preparado para esta noche, ya que cada año en cualquier cumpleaños, la acabamos liando.

Cojo mi Ford fiesta y me voy para casa, para ver qué modelito me pondré dentro de unas horas. De paso voy a intentar calmar un poco mis nervios, ya que no se cómo, pero siempre me pongo así, el día de mi cumpleaños.