sábado;

me sentía nervioso. pero vaya, es normal, ¿no? quiero decir, vine a buscar al chico misterioso.

¿con qué fin, flex? eso quisiera saber. tampoco es como si fuera a hablarle o invitarle un café.

me levanté de la mesa dispuesto a irme, pero justo entonces, él entró por la puerta de vidrio. mi corazón bombardeó. lucía incluso más lindo bajo la luz artificial.

dio un vistazo al rededor del local y paró sus ojos sobre mí. creí que me había reconocido y eso me hizo sentir incómodo. pero retiró su mirada enseguida. al comprobar que su amigo todavía no llegaba, se sentó a tres mesas de distancia mía.

traía puesta una sudadera mostaza que ya le había visto antes, pero eso no le quitaba que se viera precioso.

la puerta volvió a abrirse unos minutos después, dejando ver a un chico castaño con una curiosa sudadera blanca y azul. ojeó la estancia y sonrió al ver a mi chico misterioso.

—¡mike! —gritó el nuevo, llamando la atención de varias personas en la cafetería.

el chico misterioso alzó la mirada y sonrió en grande al verlo. era la primera vez que le veía sonreír tanto.

mike. ¿así que ese era su nombre? sonaba tan artístico como su persona.

—¡sparta! —exclamó él, y se levantó de la mesa para abrazarlo. era más alto que el castaño.

de pronto me sentí muy agobiado. sentí que estaba husmeando en su vida y me sentí mal conmigo mismo.

salí de la cafetería cubriéndome la cara.

quizá me terminaría arrepintiendo, pero ya estaba sobrepasando los límites de stalkearlo.