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Capítulo 8. Reencuentro















Atnea estaba con su pijama puesta, que éste constaba de unos short celeste y una remera también del mismo color, a excepción del hombre araña en dibujito como estampado sobre su pecho, que aunque les parezca extraño, la hacía sentir un poco más cerca de su dimensión y de sus amigos.

Aunque al niño araña lo haya conocido en la famosa guerra infinita, se había encariñado inmediatamente de él al ver que solo era un niño.

Un niño dulce y tierno.

Extrañaba a sus amigos.

Y extrañaba la tecnología avanzada de esa dimensión.

Y por Ancestral, le hubiera encantado conocer más a fondo Wakanda, lástima que luego de lo que sucedió, el país ya no estaba preparado para recibir visitas, no hasta que volviera todo a la normalidad.

Suspiró bebiendo un poco más de café. Ya que luego de haber salvado a su hermano de ese estúpido perro, no durmió en toda la noche al estar pensando en él y en esa vampiro pelirroja.

¿Que es lo que quería?

¿A quién buscaba?

¿Por qué diablos ese perro no dejó que el tal Emmett pasara al otro lado para poder atrapar al enemigo? ¿Es por el tratado que había mencionado el de cabellos cobrizo?

Dios... estaba comenzando a odiar todas las dudas que le surgían en su mente, ya que le comenzaban a dar fuertes dolores de jaqueca.

Atnea salta de su asiento al escuchar fuertes golpes provenir desde la entrada de su hogar. Fuertes y rápidos, casi desesperados pero cuidadosos ante el contacto de la madera.
Con su cejas fruncidas se levantó de su asiento, y se encaminó con pasos rápidos hacia la entrada al escuchar que no iba a esperar.

-Oye, me harás la puerta giratoria.- se quejó la hechicera sin saludar al abrir la puerta.- Aidan...- susurró sorprendida al verlo parado en frente suyo con su ceño fruncido.

Su respiración era agitada, aún sabiendo que no lo necesitaba. Y la mirada preocupada, llenas de dudas, pero esperanzado llamaron a la curiosidad de Atnea al verlo en tal estado.

-¿Te encuentras bien Aidan?- volvió a preguntar al verlo mover sus labios pero sin salir ninguna palabra de su boca.- ¿Aidan?

-Yo...- comenzó, dudando.- yo...

-¿Si?

-¿Tú... tú eres Atenea Clarckson?

Atnea frunció el ceño, y con dudas asintió con la cabeza.

-Si, esa soy yo.

Ahora fue Aidan en fruncir el ceño.

-Pero...- murmuró.- tú... por qué...

Un gruñido de frustración salió de los labios de Aidan al no poder preguntar o no saber como sacarse la duda que lo estaba carcomiendo lentamente en estos momentos. Al recordar a su hermana y relacionarla con la mujer en frente suyo, no lo pensó y corrió a buscar sus llaves y se dirigió a la casa de la morocha, ignorando a los Cullen al verlo así... alterado pero emocionado al haber recordado un poco de su pasado y saber que tenía una hermana, aunque ahora dudaba...

¿Y si no era?

¿Si solo es un producto de su imaginación?

¿Si esa pulsera solo es una copia barata?

Sin querer sus ojos dorados pararon hacia la muñeca de la morocha, viendo con curiosidad y más dudas el ver el parecido de la pulsera con el de sus recuerdos. Sintiendo como su piel se quemaba ante el contacto de la pulsera roja, que tiene en su muñeca derecha.

-Yo... esto fue un error.- habló, sonriéndole incómodo.- lo lamento... no he estado durmiendo bien.

-Oh... está bien.-murmuró confundida y preocupada ante la actitud del frío.

-Nos vemos en el trabajo.- murmuró el vampiro con sus labios aplanados, en donde Atnea asintió con la cabeza como saludo.

Aidan giró sobre sus talones y comenzó a caminar de vuelta hacia su auto. Atnea observaba como una vez más, la espalda de su hermano, se alejaba de ella, como el aura de su querido mellizo se apartaba de ella para siempre.

Hasta que algo llamó su atención.

Si.

La pulsera.

Atnea logró alcanzar a ver su pulsera roja en la muñeca del vampiro. La reconocería en cualquier maldito lado, como él reconoció la suya en el hospital. Aunque haya tardado, sabía muy dentro suyo que lo había reconocido.

Y estaba también malditamente segura que vino a su hogar para preguntarle si realmente ella era Atnea Jason y no por el nombre falso que le dio en un principio.

Él quería preguntar si era Atnea Jason.

Con un nudo en su pecho, una fuerte presión en ese lugar, se animó a tirar la primera piedra.

-¿Sabes algo Aidan?- murmuró sabiendo que la escucharía.- No creí que te tomarías tan a pecho la promesa... ésto de esperarme sin importar cuánto tiempo pase...- sonrió al ver como frenaba, aún sin mirarla.- Ya sabes... ser inmortal... vivir por siempre.

El cuerpo de Aidan se tensó como la tanza de un arco al escucharla decir aquellas palabras. Miro sobre su hombro y la vio apoyada en el umbral de la puerta con una sonrisa de superioridad en sus labios, cuando en realidad temblaba de los nervios.

-Por que eso eres ¿no? Eres inmortal... eres esa palabra que empieza con V y termina en ampiro.- bromeó divertida, viendo como la mirada de Aidan se volvía oscura, peligrosa. Sabía que estaba jugando con fuego, su hermano era más fuerte y rápido que un humano promedio y ella... bueno ella era una hechicera pero no significaba que sea tan fuerte como un frío o como un Dios. Pero por Odín, sus sentimientos en estos momentos estaban revolucionados, agitándose como olas violentas contra su corazón con tan solo ver la actitud, el comportamiento de Aidan, de su Aidan, sabiendo que él ya estaba recordándola.- Por cierto... linda pulsera, se parece a la mía ¿No lo crees?

Sonrió al verlo caminar hacia ella, quedando ambos frente a frente, una vez más.

-¿Que es lo que sabes?- murmuró con la mandíbula tensa.

- Lo sé... todo.- mintió descaradamente.

Aidan frunció el ceño.

¿Como era que lo sabía todo?

¿Que haría ahora?

Su familia se meterá una vez más en problemas y ahora por culpa de él.

Por no alejarse de ella, por no haber podido dejar de pensar en ella como si la conociera de antes.

No podía decepcionar a Carlisle, no podía matarla.

Entonces, ¿Que haría?

¿Fingiría que no sabía que una humana sabe de la existencia de los vampiros?

No podía.

- ¿Que es lo que quieres?- demandó.

Atnea sonrió.

-Quiero que me digas la verdad.

-¿La verdad?- preguntó con el ceño fruncido.- ¿No era que ya lo sabías todo?

La hechicera negó con la cabeza, divertida.

-Saber todo no es lo mismo que saber la verdad mi querido vampiro.- respondió burlona.- Puedo tener mucha información que puede ser falsa como verdadera...

》Tú solito te delataste al no negar mi información.《

Un gruñido de enojo salió de los labios de Aidan, en donde Atnea se colocó firme y seria, diciendo ir ya al punto.

-¿Entonces? ¿Que quieres?

- Quiero que me digas realmente el porqué viniste aquí.

Aidan aplanó los labios.

-¿A que viniste realmente Aidan?- presionó la hechicera, agarrando la muñeca del vampiro en donde se encontraba la pulsera, ignorando la piel helada de su hermano.- ¿Que es lo que quieres saber?

-Tú...- tragó saliva, observando el agarre de la humana en su piel, viendo con claridad ambas pulseras, azul y roja, como la del recuerdo, su recuerdo.- tú...

-Di mi nombre.

-¿Que?

-Di mi nombre Aidan, el verdadero.- suplicó la hechicera con un dolor muy fuerte en su pecho.- dilo...

Silencio.

Un silencio abordó en ambos, en donde ambas miradas, dorados y negros se observaban perdidos en el otro. Pero que... Atnea al notar que no diría nada, apartó la mirada hacia el agarre y lo soltó lentamente dando dos pasos hacia atrás, dando distancia.

-Atnea.

Los ojos negros de la hechicera se levantaron inmediatamente al escuchar esa palabra, al escuchar su nombre salir de la boca del vampiro. Encontrándose el rostro sereno y una mini sonrisa en esos labios pálidos.

Atnea sollozó con una sonrisa brillante en sus labios, mientras que pequeñas lágrimas recorrían sus mejillas hasta caer al suelo, sintiendo como ese dolor en el pecho desaparecía por completo, reemplazándose un sentimiento cálido en su corazón.

Como si hubiera encontrado a su otra mitad.

Su otro pedazo del rompecabezas.

Y Aidan sentía lo mismo, sentía que ese vacío en su pecho se llenaba de un calor reconfortante en su corazón.

Y más al ver esos ojos brillando de felicidad y esa sonrisa cálida que da la sensación de familia.

De hogar.

Atnea soltó un sollozo junto con una risita escapando de sus labios.

-Ya era hora... hermanito.



























El silencio que abordaba en el interior del auto era cómodo y cálido. Aidan manejaba su auto mientras que su hermana se encontraba del lado del acompañante observando el paisaje.

Hermana.

Se sentía tan raro decirlo.

Pero feliz, lo correcto.

No era el mismo sentimiento que les brindaba los Cullen, aunque no negaba que los quería por haberlo salvado y darle un hogar, pero con Atenea o mejor dicho con Atnea era ese sentimiento de sentirse vivo otra vez.

Atnea, su melliza, lo hacía sentir vivo.

Y se siente feliz de haber logrado recordarla y un poco miserable, triste el haber tardado tanto en reconocerla.

Era su hermana, su melliza, su otra mitad y no la reconoció, no la recordó.

-Deja de torturarte.- le reprochó la hechicera, poniendo su atención en él, en donde agarró su mano, que descansaba a un costado, dándole un suave apretón.- Yo también tuve mis dudas... no sabía si realmente eras tú.

Los ojos dorados del vampiro pararon en la morocha.

-Iba a tirar todo por la borda.- comentó dándole una sonrisa triste.- Iba a rendirme.

-Pero no lo hiciste.- habló Aidan, correspondiendo ese apretón y brindándole una mini sonrisa.- yo... tengo muchas dudas.

-Yo igual.- le sonrió, sabiendo que todavía faltaba la charla, hablar de lo que sucedió durante todo estos años, y no iba a alcanzar un día para contarse todas sus aventuras, que iban a charlar cuando en el momento de hablar de sus pasados, el teléfono de Aidan sonó, siendo un mensaje de una de sus sobrinas que lo necesitaban y Atnea no dudó en ningún momento en acompañarlo.- pero no es el momento... tu familia te necesita.

Aidan frunció el ceño y ambos miraron hacia el frente, observando la entrada del instituto de Forks.

-Mmm... ya veo porqué me llamaron.

Atnea miró hacia la misma dirección que observaba su hermano, encontrándose al hijo de Billy Black, al vampiro de cabellos cobrizo y la humana Isabella Swan en una no grata conversación.

-Prométeme que me contarás la historia completa que hay entre esos tres.- Aidan la observó con una ceja alzada.- ¿Que? Es un chisme muy jugoso.

El vampiro rió divertido, llamando la atención de sus familiares que se encontraban en el exterior. Rosalie, Emmett junto con Alice y Jasper apartados observando al perro y a su hermano para luego mirar hacia el interior del auto, encontrándose a su "tío" junto con la humana.

-Pero que diablos...- maldijo la vampira rubia al ver como ambos bajaban del auto, mirando como su tío le decía que debía quedarse en el auto mientras que la humana rodó los ojos indignada.

》¿Y perderme la mitad del chisme entre ellos? No gracias, te acompaño.《

-Te lo dije.- canturreó feliz la hadita, sonriendo radiante, ignorando la mueca de odio de la rubia y la incomodidad y seriedad de su novio.

Atnea y Aidan comenzaron a caminar hacia su sobrino, la humana y el perro. Observando la hechicera con ojos curiosos lo tenso que se encontraban los tres. Aunque tuvo que tragar saliva al ver a Jacob Black, con esa remera negra bien ajustada a su cuerpo, en donde se podía apreciar los músculos bien formados en el cuerpo del no tan niño y, además esos cabellos negros mojados lo hacían ver realmente atractivo.

Muy atractivo.

Atnea es el hijo de tu amigo!- pensó alterada al haber recorrido con la mirada todo el cuerpo del "niño" Black.- ¡Y joder es solo un adolescente!

-Vengo a advertirles.- la voz ronca, que logró escuchar, hizo que los vellos de todo su cuerpo se erizaran.- si tu especie vuelve a nuestras tierras...

-¿Que sucederá?- preguntó la humana en donde la hechicera no le gustó para nada el tema de conversación.

- ¿No le dijiste?

-¿No le dijo?- pensó Atnea confundida.- Espera... ¿Que no le dijo?

-Olvídalo Jacob.- masculló con la mandíbula tensa el vampiro. Ignorando la presencia de su hermano y ella, muy enfrascado en su conversación.

-¿Decirme qué?

-Emmett y Paul... tuvieron un malentendido.- habló.- No hay de qué preocuparse.

Ambas humanas fruncieron el ceño, una confundida mientras que Atnea indignada ante la media mentira que le estaba dando el vampiro.

-Le mentiste para sacarla de la ciudad.- volvió a hablar el lobo, mientras la hechicera miraba a cada uno como si fuese un partido de pin pon.

-Mejor vete.- se acercó amenazadoramente el cobrizo hacia Jacob, en donde una vez más, esa preocupación nació en el pecho de la hechicera.- ahora...

-Merece saberlo... a ella busca la pelirroja.

- ¿Victoria?- preguntó la humana sorprendida.- La visión de Alice.

El cuerpo de Atnea se tensó al relacionar y recordar a esa mujer de cabellos como fuego de aquella vez, en donde la estaba buscando a ella. Preocupándose inmediatamente por la castaña, ahora sabiendo la razón de la cacería de anoche y lo que realmente buscaba ese vampiro.

También preocupándose por su hermano que no quería que resultara lastimado.

Debía ayudar.

No iba a dejar que lastimaran a su ser querido, ni mucho menos que dañaran a los familiares de su hermano.

-Trataba de protegerte...

-¿Todo bien por aquí?- interrumpió su hermano a su sobrino, que si su memoria no le fallaba su nombre era Edward. Aunque no le dio mucha importancia, ya que estaba intrigada por lo que acababa de escuchar.

Mientras tanto el vampiro de cabellos cobrizo miró confundido a su tío al ver que llegó junto con la humana.

-Si... todo...- dudó.- bien...- murmuró el cobrizo como asentimiento de cabeza al escuchar en la mente de su tío un》luego te explico《

-Hola Aidan y... ¿Atenea?

Ambos vampiros miraron hacia las humanas, mientra que la hechicera sonrió radiante al ver a la castaña.

-Hola Isabella.

-Bella por favor.

-Oh... esta bien, Bella.- sonrió feliz.- ¿Como estas? ¿Estas mejor?

La castaña sonrió y asintió con la cabeza.

-Si... no pude agradecerte por haberme salvado.- murmuró con una mini sonrisa avergonzada.- en unos días podría invitarte a tomar algo...

-Oh no importa, es mi deber.- respondió agitando la mano desinteresada.

-¿Tú fuiste la que salvó a Bella?- preguntó el vampiro, logrando que la hechicera clavara sus ojos en él en donde asintió con la cabeza.- Muchas gracias... por cierto, soy Edward Cullen.

-Ya... como dije antes, es mi deber.- sonrió.- y mucho gusto en conocerte Edward, Atenea Clarckson.

La hechicera extendió el brazo, en donde el vampiro correspondió el saludo, dando un apretón de manos.

-¿Que haces aquí?- gruñó molesto al ver la interacción que tiene la humana con los chupasangre.- ¿Y por qué vienes con él?

Atnea apartó la mirada del vampiro para clavarlos en los ojos del hijo de su amigo. Intentando controlar esa revolución de hormonas que provocaba con tan solo ver su mirada oscura sobre ella.

-¿Disculpa?- alzó una ceja interrogante, al escuchar esa pregunta provenir de él.- ¿Que? ¿No puedo venir aquí? ¿Acaso aquí dice propiedad privada? ¿Propiedad de Jacob Black?

El lobo respiró hondo y exhaló lentamente mientras, a regañadientes, negaba con la cabeza, intentando ignorar la vergüenza que estaba sintiendo ante la mirada enojada de su impronta.

¿Que es lo que podía hacer para acercarse a ella?

¿Como haría para que confíe en el?

¿Que es lo que podía hacer para que lo deje de mirar como un niño?

¿Que es lo que podía hacer para conquistar el corazón de su impronta?

Su padre le dijo que no iba a ser fácil. Es humana y extranjera, aunque le haya dicho que sentía que la conocía de algún lado, puede que ella no crea en leyendas, en cuentos de hadas, pudiendo no tomárselo bien, sumándole el hecho de estar atada a un lobo.

-Yo...

-¿Tú que?- demandó.- Vine con él porque es mi amigo... Además, ¿Por qué te importa? ¿Por qué te metes?

》De hecho... ¿Por qué diablos te tengo que dar una explicación? Me molesta mucho tu actitud y comportamiento, estoy segura que tu padre no te crió así... no te crió para que seas un patán.《

Silencio.

Un silencio incómodo y tenso apareció entre ambos, que no apartaban la mirada del uno del otro. Isabella miraba con lástima a su mejor amigo mientras que Edward estaba confundido y aliviado al saber que el lobo ya no se iba a meter en su relación con su novia. Mientras tanto Aidan, quería sonreír al ver la actitud fuerte de su hermanita, dándose cuenta que había cambiado, había crecido. Él recordaba, muy vagamente, y que sentía en su interior, que su hermana era una niña muy tímida y adorable que no podía matar ni a una mosca, ni siquiera podía defenderse de los tratos de los compañeros de la Reserva, en donde sus amigos siendo Billy, Harry y Quil e incluído él, por supuesto, salían en defensa de Atnea.

-Lo siento...- murmuró agachando la mirada, odiándose así mismo por haber enojado a su impronta, y el verse patético en frente de sus enemigos.

Atnea suspiró negando con la cabeza, sintiendo una presión fuerte en su pecho, que decidió ignorar una vez más.

¿Por qué se siente así cada vez que lo ve?

Por las barbas de Merlín, odiaba estos raros sentimientos.

-Ya...- murmuró sin saber bien que decir.- solo... piensa más antes de hablar ¿Si?

Jacob asintió con la cabeza, odiando sentirse como un niño pequeño siendo retado por su madre. Como se odiaba por comportarse como un idiota, un imbécil de cabeza cuadrada, en frente de su impronta. Y lo peor de todo es que ella tiene razón, su padre no lo crió para que sea así.

Atnea sentía que debía decir o hacer algo más. Algo le molestaba, le comenzaba a pinchar en su pecho al mirar esa mirada avergonzada y triste en esos ojos negros que le llamaron la atención.

Pero no sabía que decir.

El timbre de la escuela resonó por todo el lugar, logrando que despertara de sus pensamientos, observando como todos los alumnos comenzaban a entrar al instituto, excepto los otros vampiros. Mirando a ambos rubios que parecía que querían matarla con la mirada, que decidió ignorarla para luego clavar la mirada hacia la joven vampira, Alice Cullen si recordaba bien, en donde le sonreía al igual que el vampiro grandote.

-Debemos entrar...- murmuró Edward hacia su tío y su novia que esta todavía lo miraba enojada.

-Nos vemos Atenea y Aidan.- saludó Isabella, con una mini sonrisa en sus labios.- Nos vemos Jake.

Abrazó al lobo que fue correspondido y luego se marchó hacia el interior del instituto, ignorando al vampiro.

-Nos vemos...- susurró Edward intentando seguir a su novia y poder hablar con ella.

Quedando a solas su hermano, Jacob y ella, en un ambiente bastante tenso que no se había dado cuenta que existía.

-Debo ir a trabajar...- murmuró Aidan agarrando con cuidado la mano de su hermana, en donde entrelazaron sus manos, observando esa acción, el lobo, que contuvo un gruñido querer salir de sus labios, para no arruinar más el intento de relacionarse con su impronta. Por eso debería aguantar esos gestos de amor que se daban entre ellos, ignorando ese dolor en el pecho al ver esa mirada feliz de parte de la humana que le dedicaba al chupasangre.

Pero no se rendiría.

Lucharía por ella.

Mientras tanto, intentando ignorar la presencia del lobo, Atnea hizo una mueca triste.

-No trabajo hoy.- murmuró, dándole un suave apretón.

-Bien... ¿Quieres que te lleve a casa?

-Yo.- interrumpió el lobo, viendo una oportunidad. En donde se puso nervioso pero a la vez confundido al ver como los dos miraron hacia la misma vez hacia él y alzaban la misma ceja, en sincronización. Jacob ignoró eso y volvió a hablar.- yo puedo llevarte...

Atnea miró sospechosamente al mini Black, pero luego se encogió de hombros, en donde pensó que por ahí él intentaba arreglar las cosas que dijo y su comportamiento con ella.

-Mmm... esta bien.- murmuró con una mini sonrisa en sus labios, soltando la mano de su hermano.

-¿En serio?- preguntó sorprendido el lobo y emocionado.

-¿Segura?- preguntó preocupado Aidan.

Atnea observó a ambos con una sonrisa en sus labios.

-Si, estoy segura... si tu me llevas a mi casa, llegarás tarde al trabajo.- le respondió a su hermano, para luego clavar sus ojos en el hijo de su amigo que la miraba con ese brillo especial que siempre le dedicaba y hacia que sus sentimientos se revolucionara y la confundiera más.- Y si... necesito transporte.

-Bien.- respondió su hermano, aún dudoso.- Cuando termine de trabajar... ¿Podremos hablar?

-Por supuesto.- respondió, sin aguantar más las ganas de abrazarlo. La hechicera pasó sus brazos por la cintura de su hermano, que este no dudó en ningún segundo en corresponderle.- debemos ponernos al corriente.- murmuró divertida, apartándose de él y poniendo sus manos sobre sus mejillas, dándole suaves caricias.- debemos contarnos todo...

Aidan asintió con la cabeza sin apartar sus brazos de la cintura de su hermana, y disfrutando del cariño que le brindaba su hermana.

Disfrutando esa calidez que le daba.

-Cuídate... los perros no son de fiar.- murmuró besando su coronilla, causando que Atnea riera por el comentario y por las cosquillas que le provocó.

-Lo sé...- le guiñó el ojo, divertida.

Quedándose ambos mirándose una vez más. Teniendo miedo que este reencuentro fuese irreal. Que fuese solo un sueño y que en cualquier momento despertarían, por lo menos la hechicera lo sentía de esa manera.

Aidan le sonrió y se apartó de su hermana, para darle luego una mirada de advertencia al perro, comenzando a caminar hacia su vehículo sin querer apartarse de su familiar.

De su melliza.

Pero también sabía que debía procesarlo, debía pensar que es lo que haría en adelante y como se lo diría a sus familiares.

Mientras tanto Atnea observaba como la espalda de su hermano se alejaba una vez más, pero sin tener ese sentimiento vacío, sin sentir que lo perdía, porque sabía, ahora, muy segura que se volverían a encontrar.

Se iban a reencontrar.

-¡Aidan!- lo llamó, en donde el vampiro giró sobre sus talones para encontrarse con esos ojos negros brillando de felicidad y una sonrisa radiante en sus labios.- ¡Lo logramos!

Y Aidan sonrió de igual manera al entender las palabras de su hermana.

Al final de todo, lo habían logrado.

Habían cumplido con su promesa.

Esa promesa que se hicieron de niños.

》Él la había esperado y ella había vuelto a su hogar.《


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Ok.... estuve a punto de llorar.

Me emocioné e hice unos gifs, que están horribles, pero estoy muy emocionada. {Si me quieren hacer gráficos con gusto los recibiré <3}

¿Ustedes? ¿¡ESTÁN EMOCIONADOS!?

YA SE ENCONTRARON AHHHHHHHHH GRITEMOS JUNTAS.

❤ ¿¡QUE LES PARECIÓ!?

❤ ¿¡LES GUSTÓ!?

❤ ¿QUE PARTE MAS LES GUSTÓ?

❤ ¿Como se esperaban el reencuentro? quiero leerlos... quiero saber como se habían imaginado que se iban a encontrar.

Yo sinceramente no sabía, jsjsjs.

Pero lo que sabía era que no quería que fuese tan... como "soy tu hermana" y él le diga "ah ok" bue, ustedes me entendieron, espero. Pero posta, me había agarrado una crisis mental sin saber como hacer que Aidan la recordara y que ambos se junten, y salió esto.

❤ ¿Que piensan que pasará en el próximo capítulo?

❤ ¿Con Los Cullen?

❤ ¿Sobre Jacob y Atnea?

Espero que les haya gustado.

👉¡Voten - comenten - compartan! 👈

Realmente pensé que no iba a poder actualizar ya que tengo un segundo parcial la semana que viene y tengo que estudiar jsjsjs pero bueno, acá lo tienen... literalmente me mate la cabeza para poder terminarlo para ustedes.

Por ahí tarde más en actualizar por los parciales que se me están juntando ¿Si? Así que no pongan "Sigue" "Continua" porque posta que me estreso al leer esos comentarios.

Bueno ¡Las amo! Muchísimas gracias por todos sus votitos y comentarios, que en este capítulo espero mucho <3

¡Mañana actualizo la historia de Emmett y Esme!

Y tengo una historia de Jasper Hale en mi perfil, vayan a darle amor.

Las amo con todo mi corazón.

Besitos.

~M.

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