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IV

Un grito por parte de la bruja más joven hizo que la mañana sea más chistosa, al menos para Arabella. Agradecía no ser la madre Liara, y tener que darle la peor noticia para una bruja adolescente.

—Hija, es, es necesario —dijo Estrella.

—Itza no —exclamo—, no quiero. Otra vez no.

—Velo de esta forma.

Le sonrió, y se acerco a ella. La tomo de los hombros, como cuando era niña y trataba de convencerla de algo.

—Es tu oportunidad de ...

—No, no, no es la oportunidad de ver como es la juventud —dijo, y se cruzó de brazos.

—No iba a decir eso. Es una oportunidad de hacer la escuela de buena forma —dijo con esa sonrisa que pocas veces daba.

Estrella tenía bien en claro que no fue la mejor madre de todas, y que le costó aún más serlo, cuando el papá de la niña falleció. Pero esto no le nublaba la vista. Sabía de ante mano a lo que si hija de enfrentaba cada vez que la dejaba en la escuela.

—Los adolescente son molestos, lo se, pero tú eres un poco más madura, y sabrás cómo lidiar con esto —dijo—. No vas a estar sola. Jim y sus amigos te darán una mano.

—Ya fui educada —murmuro.

—Si, de la peor forma posible —dijo con pena Estrella.

A punto de decir algo más, llamaron a la puerta, y las tres vieron a la entrada.

—Es Olivia, le dije que viniera, porque íbamos a pasear —conto—, y no viene su papá.

Estrella fue a abrir, y se encontró con otra joven bruja. Sus ojos grises brillaban de emoción, no tanto como su pequeña sonrisa. Llevaba el cabello castaño corto, en un impecable peinado hasta los hombros.

No podía dejar de pensar en lo agradable que era tenerla allí.

—Es bueno verte de nuevo —dijo—, ¿Te gustaría ir a la secundaria con Lia?

—¿Cómo?

—Es que necesito que vigilen a un par de adolescentes —respondió.

—Fui docente, creo que vamos a sobrevivir —dijo Olivia—. Lia, será divertido.

Chasqueo los dedo y una mochila quedó colgada de unos de sus hombros.

—Gracias por no estar de mi lado —gruño Liara.

Esta paso a su lado y la tomo del brazo para irse del departamento.

—Adiós bebé, pásala genial —saludo, y cerró la puerta.

—Creo qué será divertido —dijo Arabella.

—Bueno, es hora de ir por respuestas —dijo Estrella.

—Y se de alguien que nos puede ayudar —exclamo la rubia.

Salieron a desayunar, aprovechando que aun seguía de vacaciones, y que no quería pasar mas tiempo encerrada. Eran ella dos en su propio mundo, hablado de sus antiguas amigas, de esas que no veían desde hace décadas, o quizás algún siglo atrás. Era entretenido tener una conversación como si fueran dos jóvenes de diecinueve años. 

Para Estrella era entretenido fingir que nada malo le pasaba, al menos debes en cuando. Fingir que su magia es como cualquier otra, y que su pasado, tan antiguo como el de sus brujas amigas, no la acechaba de una manera desconocida.

 La rubia se callo, y vio detrás de su amiga, y pronto una sonrisa se le dibujo. Agitó la mano en aire, y Estrella no se molesto en ver de quien se trataba, estabas segura de saberlo. Tenía un hilo mágico que le era fácil identificar. 

—Dale una oportunidad, es un amor cuando lo conoces detrás de su tontería —murmuro. 

Se puso de pie, y se apuro hasta llegara a él. Se saludaron con un fuerte abrazo, tan sonoro y lleno de cariño que a Estrella le produjo escalofríos.

—Mi rubia favorita —dijo el pelinegro—, de verdad no te hacía en esta ciudad. 

—¿Tú hace cuanto estas acá? —pregunto—, ven, siéntate y cuéntame todo.

 El muchacho vio por detrás de ella y descubrió que Estrella los veía, y a él muy fijo, tanto que le saco una sonrisa. Esa misma sonrisa que a ella parecía irritarle, y que aun así le gustaba ver, y no lo diría. 

—Solo si ella me deja —dijo, en cuanto Estrella giro al otro lado. 

 —Claro que quiere, se muere por conocerte —dijo Arabella con entusiasmo—. Es más los presento ahora. Hisirdoux mi amiga Estrella. Ella él es Douxie. 

 Lo sentó al lado de Estrella y esta se enderezo con rapidez, aun así no respondió a la sonrisa del muchacho. 

—De hecho —dijo él—, ya nos conocemos. 

 Arabella abrió la boca sorprendida, y vio a su amiga, y como las mejillas de esta se iban tiñendo de un rojo suave. Lo cual era algo muy notorio por la blancura de la misma. 

—No me digan —exclamo la rubia.

—Algo así, no me olvide de esa noche en la playa —continuo hablando. 

—Como me gustaría olvidar esa noche —murmuro Ella.

—Oh, creo saber de lo que hablas —dijo—, te fuiste una semana, y cuando volviste ¿Segura Liara no es su hija?

 Ambos dieron un brinco al oírla, y ella rio al verlos con los nervios de puntas.

—Es broma —sonrió—. Entonces Doux, dime, ¿Hace cuanto estas acá?

—Antes que nada, tengo una hija y no es Lia, pero no me molestaría adoptarla —dijo sonriente.

 Estrella rodo los ojos, y se puso de pie. No quería seguir oyendolo, ni verlo, ni nada. A demás un fuerte dolor de cabeza la invadió, y no estaba segura de que se trataba. La magia estaba donde debía estar, al igual que el caos, y el fuego. Estaba acostumbrada al esfuerzo para que nada se le fuera de las manos. 

—Iré por tu ayuda —dijo—, y Lia ya tiene un padre, no necesita otro —añadió cortante.

 Cuando se quiso ir, él la detuvo de la mano. Se vieron por un instante, como esa noche muchos años atrás. Por un momento, Hisirdoux se perdió en ese extraño color turquesa, y creyó que ya lo había visto mucho antes de esa de la última fecha.

—Lo siento —dijo, y dio una sonrisa de pena—, fui un idiota, todo este tiempo. Déjame ayudarte. 

 Al notar que solo la veía como si fuera la única persona a la cual nunca le quitaría los ojos de encima, se aparto, y aclaro la garganta. Dejando en claro los nuevos nervios que le causaba Estrella. 

Unos que de alguna forma se le hacían familiares.

—Digo, las quiero ayudar ¿Qué ayuda buscan? —pregunto, y dio una sonrisa forzada. 

—No te imaginas a quien buscamos —dijo Arabella—, va a estar muy contenta de vernos, les juro. 

—Oh no —bufo Hisirdoux—. ¿Saben? Ya me arrepiento de esto.    

 Liara nunca tuvo problemas con adaptarse a nuevos entornos. Su madre le enseño a defenderse, mientras que Arabella le enseño a usar la belleza a su favor. Aunque en ese momento, donde los adolescentes tenían los ojos puestos en ella, deseaba haber aprendido de otras amigas de su madre a como pasar desapercibida. 

 Mientras hacía fila para el almuerzo, solo quería ocultarse bajo las piedras. Porque entre tantos adolescentes que de verdad pasaban por esa etapa de su vida, ella, que ya la vivió, resplandecía. Y Olivia igual, con la diferencia de que si sabía como pasar desapercibida. 

 —Siento que a Liara la tengo de otro lado —hablo Clara mientras la veía a lo lejos. 

 Agito la cabeza y volvió la vista a sus amigos. Observo a Jim con atención, y otra vez a Liara. 

—Creo que se parecen —dijo—, no lo se. 

 Jim se hizo el desentendido. 

—Ella es hija de alguien que nos dará una mano —susurro—, hacen magia. 

—Oh, eso suena genial, quizás me de una mano con la vara de Morgana —dijo Clara con entusiasmo. 

—Y a mi que me ayude a activar el amuleto, después de lo Bular empezó a fallar ¿Y no sé porqué? —se dirigió a Jim. 

 —Si, lo entiendo —dijo Jim.

—Dudo que lo hagas —hablo Liara.

 Cuando iba a decir algo mas, Liara se sentó a su lado, y su cara de fastidio era muy evidente. Tanto que Jim termino por corroborar de que si era hija de la hechicera, solo que sus ojos eran mucho mas azules, y el cabello mas oscuro. 

—Quizás lo que tienes es una traba emocional —dijo con seriedad—. Muchas veces lo mágico se conecta con lo que sentimos. 

—Ah si, a mi pasa todo el tiempo —dijo Olivia sentada a su lado—. Podre leer de corrido cinco idiomas sin trabarme, y educar a un grupo de treinta, pero el manejo de las emociones y la magia, se me complica un poco. 

  Los adolescentes se le quedaron viendo impactados, y Olivia noto la expresión en su rostro. 

—Oh, lo siento —dijo, y sonrió con pena—. No hablo tanto de la magia en publico, es algo nuevo. 

—No, no, no —dijo Clara con entusiasmo—, solo es impresionante lo que has hecho. Wuau, quiero que me enseñen magia, y un par de idiomas mas. 

—Y yo quiero saber como canalizar, y hacer que esto funciones —exclamo Toby. 

 Mientras se organizaban para esa misma tarde ir al Mercadotroll, Jim sonrió un poco mas tranquilo. Le urgía tener un par de manos de mas para poder agilizar el entrenamiento, y mejorar las habilidades de sus amigos, porque hasta a Clara se le complico el uso de la magia. 

 Existían días, que desde que volvió al momento en donde todo empezó, que se sentía muy perdido. Que temía por el bienestar de sus amigos y el de él mismo, y que al final, el final sería el mismo, o uno peor.  Pensar que ahora tenia una mejor ayuda de la que ya tuvo, le daba un respiro. 

 Se aparto para poder mandarle un mensaje a Estrella. 

 Niño loco: Lia sobrevivió, y parece que si quiere ayudar con el tema del entrenamiento.

Es agradable

Ella: Me alegro, aunque se que no me va hablar por una semana por haberla enviado a la escuela de nuevo.

Niño loco: De verdad, gracias por aparecer en mi camino un poco antes Ella.

Es bueno tenerte de nuestro lado.

 Cuando leyó lo ultimo que le mando, sonrió, pero a la vez se le hizo extraño de leer. Le mando un mensaje mas y guardo el celular para poder ver a donde estaban yendo. 

Era una disquera. Una que emanaba mucha energía mágica. 

—Bien, prepárense — dijo Hisirdoux al entrar—, porque la ultima vez me olvide que teníamos planes, y la plante. 

—Quiero ver esto —exclamo Arabella emocionada. 

 Estrella se encogió de hombros y fue detrás de ellos. 

★★★

Hola mis soles ¿Cómo les va? Espero que bien 😤✨

Liara me representa en la vida, nadie quiere volver al secundario, solo Olivia 😂

Bueno, ya ahora sabemos quien es el misterioso alguien 👀

No hay tanto que decir de este capítulo, que lento vamos a ir subiendo la intensidad de las cosas ✨

✨ Besitos besitos, chau chau ✨

 

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