【 098 】
xcviii.
❝ reencuentros emocionales ❞
por favor dejen comentarios o voy a llorar
recuerden que ya son los últimos capítulos, y les agradecería mucho si pudieran demostrarme su apoyo de esta manera :(
omnisciente
Draco Malfoy podía sentir la humedad del pasto en su espalda, pero no le importaba porque se sentía completamente en paz. No recordaba la última vez que se había sentido tan ajeno a todo en su alrededor.
¿Y cómo no se sentiría así? Se encontraba en su lugar favorito de la infancia: la finca de su abuelo Abraxas en la frontera de Francia con Alemania, el lugar donde había aprendido a volar.
Tenía los ojos cerrados, pues el brillante cielo azul lo cegaba por completo. Aún así podía sentir las leves caricias que Heaven le proporcionaba en su platinada cabellera.
—¿Te gustaría que viviéramos aquí? —la voz de Heaven también sonaba extremadamente despreocupada. Como nunca la había escuchado antes.
—Debes admitir que es un lindo lugar para poder ver crecer a nuestros hijos —Draco sonrió con burla, imaginando el rostro de Heaven al mencionar aquel tema.
Heaven detuvo las caricias, resoplando—. No es divertido.
Draco rió—. Yo creo que sí.
—No lo es, Draco —la voz de Heaven sonó bastante seria, lo cuál el rubio interpretó como una señal para reincorporarse y encararla—. No es divertido.
Draco se sintió confundido, Heaven no solía reaccionar así a sus bromas.
—No podremos tener ese futuro si no despiertas.
Draco frunció el ceño, y de pronto la sensación de haber caído por un acantilado lo tomó por sorpresa, sintiendo que le faltaba la respiración.
Fue entonces cuando abrió los ojos, sentándose de golpe sobre la incómoda cama donde se encontraba, y tosiendo, pues la sensación de estarse ahogando había sido demasiado real para un simple sueño.
Cuando por fin abrió bien los ojos, se encontró con varios rostros no tan familiares. De pronto, recordó todo lo que había sucedido.
—¿Lo ves, amog? Te dije que meteg a Heaven en su sueño lo ayudagia a despegtag —dijo una joven rubia con un acento francés bastante marcado.
Draco la reconoció en seguida, se trataba de Fleur Delacour, una de las seleccionadas para participar en el Torneo de los Tres Magos unos años atrás. Junto a ella había un pelirrojo con una gran cicatriz en el rostro.
—¿En verdad eres el novio de Heaven? —fue lo único que dijo.
Draco asintió, comenzando a sentir ardor en sus heridas ocasionadas por los cristales que salieron volando cuando Dobby dejó caer el candelabro en la mansión.
—¿En dónde están los demás? ¿Qué sucedió? Mi madre... —se puso de pie, y en seguida se arrepintió, pues el dolor comenzó a brotarle nuevamente.
—Estás herido —el pelirrojo le dijo—. Soy Bill, por cierto. El hermano mayor de Ron.
—Draco Malfoy —murmuró el rubio, avergonzado.
—Claro que sé quién eres —Bill se burló—. Fuiste todo un tema controversial en la familia Potter apenas hace unos meses —se sentó en el borde de la cama.
—¿En dónde están los demás? —volvió a preguntar.
—Enterrando a Dobby —respondió con una mirada triste—. Era un buen elfo.
—¿Dobby murió? —a Draco le dolió un poco el corazón. Dobby estaba presente en múltiples anécdotas de su infancia.
—Harry dice que Dobby te salvó de la daga de tu tía —Bill ladeó la cabeza.
Draco se sintió culpable, bajó la mirada a sus manos dándose cuenta que tenía varias manchas de sangre seca.
—Al parecer también te dio con un hechizo que hace que tus cicatrices se abran, por así decirlo. Esa fue la razón de tu desmayo. No soportaste el dolor, y aparte el estrés que sentiste en ese momento junto al miedo, no fue una buena combinación.
Draco hizo una mueca—. Debo regresar a buscar a mi madre... no debí dejarla allí.
—Tú madre estará bien, Malfoy —Bill intentó tranquilizarlo—. Nosotros no podemos dejarte regresar a ese lugar. No será seguro para ti, ni para ella... —hizo una pausa—. Fleur te dejó ese ungüento para que te lo pongas en las cicatrices, es muy bueno. Sigue descansando, y le avisaré a los demás que ya despertaste.
Draco asintió—. Merci beaucoup —enfocó su mirada en Fleur, quién le dedicó una amable sonrisa para luego salir de la habitación junto a Bill.
Draco se recostó sobre la cama, pensando en lo irónico que era su presencia en ese lugar. Y aunque se sentía bastante preocupado por su madre, intentó mantenerse calmado, ideando algún plan para poder comunicarse con ella.
Mientras su untaba ungüento en las heridas de los brazos, la puerta se abrió revelando a Harry con Ron detrás de él. Enseguida se cubrió la marcar tenebrosa que adornaba su pálida piel, sintiéndose avergonzado.
—Necesitamos hablar contigo —dijo Harry, quedándose cerca de la puerta.
—¿Tú puedes acceder a la bóveda de Bellatrix en Gringotts? —preguntó Ron directamente.
—Su hermano dijo que Dobby murió... ¿es cierto? —miró a Harry, ignorando la pregunta de Ron.
Harry asintió con tristeza—. Te salvó de la daga.
Draco hizo una mueca, no sabía muy bien que decir así que decidió por fin responderle a Ron Weasley—. No puedo acceder a la bóveda de mi tía Bellatrix —la parlaba tía sonaba demasiado falsa en sus labios—. Aparte que es la bóveda de los Lestrange, yo sólo podría tener acceso a la de los Malfoy y de los Black.
Harry suspiró con frustración.
—De todas formas, acceder a las bóvedas de Gringotts de forma ilegal es bastante peligroso...
—El duende, Griphook va a ayudarnos —lo interrumpió Harry—. De todas formas tenemos que esperarnos unas semanas, sería muy estúpido ir en estos después de todo lo que pasó en tu casa.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Draco.
—No te incumbe —le respondió Ron, quién seguía sin estar convencido ante la presencia del slytherin.
—No puedes culparnos por no confiar plenamente en ti, Malfoy —Harry hizo una mueca—. Pero, necesitamos materiales para terminar hacer una poción que nos ayudará con la siguiente misión.
—Bien, no pueden ir a ningún lugar público...
—Eso ya lo sabemos genio —lo interrumpió Ron.
Draco emitió un gruñido de frustración—. Sí tan solo me dejaran terminar de hablar —hizo una pausa—. Los Avery, la familia de Heaven, tienen un armario repleto de diferentes hojas, semillas y partes de criaturas mágicas que podrían serles útiles. No sé qué es lo que buscan en específico pero es una buena opción, aparte podrían ver al resto allí.
—¿Allí están Heaven y Hazel? —le preguntó Harry, aunque ya conocía la respuesta.
Draco asintió—. También Sirius y Remus.
Harry miró a Ron—. Una visita rápida no puede dañar a nadie.
—Yo sigo sin confiar en este —Ron se cruzó de brazos—. ¿Qué tal si nos lleva de regreso a la mansión?
—Claro —respondió Draco con sarcasmo—. Para que mi dulce y tierna tía me reciba con otra daga envenenada. Aparte, no tienen otra opción, al menos que quieran aparecerse en el callejón Diagon y los maten allí a plena luz del día.
Ron rodó los ojos.
—No hay que perder el tiempo, ve por Hermione —le pidió a Ron quien enseguida abandonó la habitación; y luego volvió su mirada a Draco—. Supongo que podremos quedarnos allí un par de días.
El rubio asintió e hizo una corta pausa—. Lo siento —le dijo de forma repentina—. Por Dobby. Creo que se apreciaban mutuamente.
Harry asintió levemente—. Supongo que él también te apreciaba a ti. A pesar de todo, quiso salvarte. Fue muy valiente.
—También gracias por no dejarme en la mansión. No tenías que hacerlo —Draco le dijo mientras se ponía los zapatos.
—Honestamente lo hice por Heaven —admitió Harry—. Debo de admitir que aunque al inicio estaba molesto por su relación, sé que la ayudaste mucho cuando peor la estaba pasando.
Draco no supo que responder, así que simplemente asintió. Aún era incómodo entablar una conversación con su némesis de la infancia, sobretodo porque en su antebrazo se encontraba la marca tenebrosa, la cual representa el deseo de Voldemort sobre el poder en el mundo mágico acompañado del anhelo de eliminar cualquier rastro de la familia que le arruinó su gran plan alguna vez.
A veces olvidaba que Heaven también era de esa misma familia porque cuando estaba con ella, lo último a lo que le prestaba atención era la rivalidad y diferencias con las que crecieron. De hecho, cada vez que lo tomaba en cuenta, no podía evitar sentirse sorprendido del cambio en sí mismo durante el último año.
Draco guardó el ungüento en su saco negro, poniéndose de pie y sintiendo el ardor en las cicatrices al rozar con la ropa.
Harry pareció notarlo e hizo una mueca—. Sí, también debo disculparme por eso... en verdad no sabía el daño que podía ocasionar el hechizo.
Draco negó con la cabeza—. No es culpa tuya que mi querida tía haya abierto mis heridas. Ya habían sanado, y olvidé lo mucho que duelen.
—¿Heaven ya era tu novia cuándo pasó eso? —preguntó Harry con curiosidad—. Ugh, aún suena raro decirlo en voz alta.
Draco alzó las cejas—. No precisamente. En realidad no nos hablábamos mucho en esos días.
Harry frunció el ceño—. ¿Por qué?
—Si te digo, querrás lanzarme otro sectusempra —intentó bromear pero Harry no rió ni un poco.
—Bueno, al menos ya sabes que soy capaz de hacer si le vuelves a hacer daño —advirtió Harry.
Draco rodó los ojos—. Eres como la quinta persona que me amenaza al respecto. Ni James se comportó así.
—¿Has visto a mi papá? —preguntó Harry con sorpresa.
—¿No lo mencioné antes? Fue a visitar a tus hermanas en Año Nuevo.
Harry sonrió triste, dándose cuenta de lo mucho que realmente extrañaba a su familia.
—¿Vas a seguir parado ahí como idiota o vamos para que puedas ver a tus hermanas? —Draco alzó las cejas.
—No puedes seguir insultándome cuando te salvé la vida —Harry rechistó—. Además, ahora soy tu cuñado, deberías respetarme un poco más.
—Hazel me cae mejor que tú —dijo Draco, comenzando a bajar las viejas escaleras del pequeño refugio de Bill y Fleur.
Una vez abajo, Bill intentó evitar que el grupo de jóvenes se marchara sin más, pero Harry le explicó brevemente y sin detalles que era una situación importante. De mala gana, la pareja los dejó marcharse, no sin antes despedirse de ellos, y también de Luna Lovegood y el señor Ollivander —quiénes serían enviados en un par de días más al otro refugio dónde se encontraban el resto de la numerosa familia Weasley—.
Draco notó como Harry se despedía de forma curiosa del duende, cómo si supieran que volverían a verse pronto.
Caminaron por un par de minutos, pasando por la tumba de Dobby, donde Draco sintió que se estaba despidiendo finalmente de su infancia.
Cuando por fin se alejaron del hechizo que ocultaba la casa de Bill y Fleur, Draco sacó su varita del abrigo, arrugando el rostro al sentir un leve ardor en la piel.
—¿Estás seguro que podrás teletransportarnos? —le preguntó Hermione.
—Estás herido, ¿no es así? —le preguntó Ron—. Aparecerse cuando estás herido así puede resultar fatal.
—Nadie más podrá hacerlo, y yo tengo acceso a la mansión de los Avery —dijo Draco—. Probablemente me vuelva a desmayar.
Harry soltó una risa, y al darse cuenta que no se trataba de una broma, se calló.
—Todo esto es tu culpa —le reclamó Draco—. ¿Quién va por la vida arrojando hechizos que no conoce?
—Ya me disculpé —dijo Harry—. Y tú hace un rato dijiste que al final era culpa de tu tía, no mía.
—No es suficiente...
—No es el momento para esto —exclamó Hermione—. ¡Debemos irnos!
Draco rodó los ojos, y se sintió extremadamente incómodo cuando el famoso "trío de oro" se sostuvo en él, y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban a unos cuantos metros de la mansión Avery.
Lo último que Draco sintió fue sus pies tocando el suelo, de ahí todo se volvió negro, otra vez.
Cuando Harry abrió los ojos, distinguiendo la nueva locación, sintió el aroma del pasto más fuerte que nunca. Sintiéndose también muy feliz de por fin estar a tan sólo unos cuantos metros de sus hermanas, y que por fin podría verlas.
Miró a su lado, y al ver a Draco nuevamente en el suelo e inconsciente no pudo evitar reírse de los nervios.
—¡Lo que nos faltaba! —exclamó Ron—. ¡De verdad se desmayó!
Harry no podía controlar su risa.
—Harry, no es gracioso —Hermione lo regañó—. Créeme que de los tres, soy a la que menos le agrada la idea de estar cerca de él, pero es el único que puede ayudarnos a llegar con tus hermanas. Aparte, como bien dijo Ron, aparecerse estando herido es muy peligroso.
Harry se cubrió la boca—. Es que estoy nervioso, por fin veré a mis hermanas, y se siente como si la vida me estuviera jugando una mala broma.
Ron y Hermione se agacharon.
—Malfoy —Ron lo movió—. Malfoy, reacciona.
—Malfoy —Hermione imitó la acción de Ron—. Ay no —señaló la camisa del rubio—. Está sangrando.
—¿Qué hacemos? —preguntó Ron.
—Debemos corromper el hechizo que protege el lugar —dijo Harry, por fin reaccionando de manera adecuada—. Huele demasiado a magia, así que probablemente estemos en los límites de la protección.
—Pero alertaremos innecesariamente a los demás —dijo Hermione—. ¿Qué tal si nos atacan?
—No podemos dejarlo sangrar a morir —dijo Harry—. No puedo creer que tengo que salvarlo una vez más. Heaven me deberá al menos tres grandes favores.
—Hay que intentar levantarlo —le dijo Ron, y luego miró a Hermione—. Tú deberás corromper el hechizo.
Hermione suspiró, poniéndose de pie y apuntando con su varita al frente. Murmuró el hechizo al menos unas quince veces, pero no funcionaba.
Harry y Ron sostenían a Draco, y cómo pudieron ayudaron a Hermione con el hechizo.
—¿Por qué Heaven no se consiguió un novio menos problemático? —se quejó Ron—. Si se hubiera quedado con Anthony Goldstein, no estuviéramos aquí.
Ninguno de los otros dos amigos tuvo tiempo para responder, pues después de varios minutos, lanzando el mismo hechizo con toda su fuerza, se abrió una pequeña grieta en la protección, y con bastante dificultad ingresaron.
Hermione fue la primera en pasar, y Harry sólo pudo escuchar como la desarmaron. Ron y él no tardaron demasiado en meterse, encontrándose con Sirius, Nolan, Remus, Isabella y un joven rubio veinteañero frente a ellos, apuntándolos con sus varitas, pero al darse cuenta de quiénes se trataban, las bajaron.
—¿Harry? —la voz de Sirius salió como un chillido.
—Malfoy está herido, y lleva inconsciente más de diez minutos. Se está desangrando —Harry balbuceó, sintiéndose abrumado de en verdad estar allí frente algunos de sus seres queridos.
—Lo llevaré adentro —dijo Nolan, acercándose para cargarlo—. Que alegría verlos bien —le dijo a Harry para luego darse la vuelta y caminar con rapidez hacia la mansión.
Lo siguiente que sintió fue a Sirius envolviéndolo con sus brazos—. No puedo creerlo. Estás bien, Harry. ¡Por Merlín! En verdad sigues vivo —lo tomó del rostro.
—¿Eso fue un halago? —preguntó bromeando, para luego abrazar a su tío Remus, quien también parecía muy feliz de verlo.
—Harry —Remus le dijo con su usual tono paternal—. Te hemos extrañado.
—¿Así que tú eres el famoso Harry Potter? —el rubio de ojos verdes, que también lucía espeluznantemente parecido a Heaven—. Soy Aaron Avery, mucho gusto.
Harry le aceptó el saludo con cordialidad, aún aturdido. Se giró, y observó a Sirius abrazar a Ron y Hermione por igual.
—Nos han asustado —le dijo Isabella, la rubia mujer que era increíblemente parecida a Heaven—. Perdón si también los asustamos.
—No pasa nada —dijo Harry—. Sabíamos que se darían cuentan, y que reaccionaron así. Pero con Malfoy inconsciente, no teníamos otra opción.
—¿Qué le pasó? —preguntó Isabella con preocupación.
—Es una larga historia —respondió Ron.
—Podemos continuar charlando dentro —dijo Isabella—. Oh, Hazel y Heaven se podrán felices de verlos, especialmente a ti, Harry.
Harry sonrió.
—Yo me quedaré a cerrar la grieta —informó Aaron—. En un momento los alcanzo.
Isabella los guió hacia la mansión, y Harry por fin pudo distinguir la mansión de los Avery, sorprendiéndose al ver el tamaño.
Por unos segundos, se imaginó cómo habría sido todo si Heaven no hubiera crecido junto a él y Hazel. ¿Heaven hubiera sido más feliz? Fue la única pregunta que se hizo porque él no podía imaginar su vida sin su hermana rubia, su confidente número uno.
Heaven era la persona que más podía comprenderlo, incluso si la mayoría del tiempo se la pasaban discutiendo. Mientras que con Hazel la dinámica era diferente. Ella lo hacía sentirse protegido.
Y tenerlas a las dos, era lo mejor en su vida. Jamás se sentía tan amado y en casa que estando a su lado.
Harry no notó que se quedó tan absorto en sus pensamiento hasta que llegaron al jardín de la mansión. Entraron por lo que parecía ser la cocina —la cuál estaba reluciente y muy amplia— para luego llegar a la sala de estar donde Nolan se encontraba sanando a Malfoy.
Harry por un momento se había olvidado de eso. Desvió la mirada a su alrededor, notando cada detalle del lugar.
—¿Alguien podría explicarme que le sucedió? —preguntó Nolan.
—Bellatrix le lanzó un hechizo que le abrió las heridas —respondió Harry—. También le lanzó una daga, pero no le dio a él.
—¿Qué? —preguntó Sirius—. ¿Qué sucedió?
El trío de amigos se miró entre sí.
—Nos emboscaron en la mansión Malfoy. Él intentó ayudarnos, y Bellatrix se dio cuenta. Lo acusó de traidor, y lo hirió... cuando nos fuimos del lugar, llegó inconsciente al refugio de Bill y Fleur —hizo una pausa—. Luego decidimos venir aquí, y bueno, cuando nos aparecimos, volvió a desmayarse.
—¿Pero por qué está tan herido? ¿Cómo que le abrió las heridas? —preguntó Isabella confundida.
Harry se removió en su lugar—. Hace casi un año le lancé un sectusempra... Supongo que Bellatrix estaba al tanto, y por eso le lanzó el hechizo para abrirlas, debe ser más doloroso que te vuelvan a herir.
—Lo es, porque debió sentir como su piel de despegaba —Nolan hizo una mueca—. Debemos dejarlo descansar. ¿Ya le dijeron a Heaven?
Remus y Sirius negaron a la par. Mientras que Isabella se puso de pie.
—¿En dónde están? —preguntó Harry.
Pero su pregunta quedó en el aire, pues unas pisadas comenzaron a sonar bastante cerca.
—¿Por qué hay tanto alboroto? —la voz chillona de Hazel se hizo presente en la habitación. Sin embargo, la joven se enfocó en Draco recostado en el sofá más largo.
—¿Qué le pasó? —preguntó con evidente preocupación.
—Ya sabes, la forma de demostrar amor en las familias sangre pura a veces es muy bestial —respondió Ron, contendiendo la gran sonrisa que adornó su rostro al ver a su mejor amiga luego de varios largos meses.
Hazel alzó la mirada, y Harry ni siquiera tuvo tiempo de observar bien su reacción, pues lo siguiente que sintió fue el frío suelo contra su espalda.
—¡Harry! ¡Harry! ¡Harry! ¡Oh por Godric Gryffindor! —Hazel lo abrazó con tanta fuerza que Harry sentía que se asfixiaba—. ¡Estás aquí! ¡Estás aquí! —se separó un poco del abrazo para verlo nuevamente, y luego quebró en llanto.
—Wow, eso sí que fue una reacción —se burló Sirius.
Harry envolvió sus brazos alrededor de su hermana, y le acarició el cabello—. ¿Por qué lloras? No llores, yo también voy a llorar.
—Es que te he extrañado mucho, cuatro ojos —murmuró Hazel en el abrazo—. Sentía que me hacía falta una parte de mi.
Harry sonrió. Él sentía casi lo mismo, pues a él no le faltaba una parte, sino dos.
—¿En dónde está Heaven? —le preguntó.
—Heaven está siendo Heaven en su habitación —respondió mientras se limpiaba las lágrimas—. ¡Debes de ir a darle la sorpresa!
Harry asintió, y Hazel rompió el abrazo para luego acercarse a su par de amigos, abrazándolos también con mucho cariño.
—¡Me da tanto gusto verlos! —exclamó la pelirroja, volviendo a llorar—. Pensé que nunca los volvería a ver.
Nolan se puso de pie—. ¿Por qué no pasamos a la cocina? Yo también me pongo emocional ante los reencuentros pero Draco debe descansar en silencio. Aparte es momento para que coman y se hidraten de forma adecuada —miró al trío de amigos recién llegado—. También los revisaré para supervisar que estén bien.
—Heaven, en efecto, está siendo Heaven —repitió Sirius la frase de Hazel—. Deberías ir a verla, súbele un poco el ánimo antes de que se entere que por poco se queda viuda... otra vez.
Remus lo miró mal—. Que broma tan de mal gusto, pulgoso —negó con la cabeza—. Cómo si no estuvieras igual de nervioso por el bien de Draco.
Sirius hizo una mueca—. Draco es fuerte. Se pondrá bien, estoy seguro. Es más, creo que me quedaré aquí a vigilarlo un rato.
Harry quiso preguntar desde cuando había tanta familiaridad entre ellos, pero no era el momento, así que se dirigió a Isabella por completo.
—¿Podría decirme en dónde queda la habitación de Heaven? —le preguntó, sin estar seguro de cómo dirigirse a ella.
Aún era bastante extraño saber que Isabella Avery era la madre biológica de Heaven.
—Te guiaré —le respondió la mujer con amabilidad.
Harry asintió, y comenzó a caminar junto a ella, preguntándose si Heaven lucirá así cuando sean más adultos.
—Heaven y Hazel han estado quedándose aquí desde el día de la boda de Bill y Fleur —dijo Isabella—. No ha habido día donde no mencionaran lo mucho que te extrañaban —le sonrió—. Y bueno, a James y Lily también.
—Yo también he extrañado muchísimo a mi familia —le respondió Harry mientras subían las escaleras.
—Me sorprende lo mucho que te pareces a tu papá —le admitió Isabella—. Tienen hasta la misma sonrisa.
Harry no pudo evitar sonreír, recordando que cuando era pequeño le fascinaba que la gente notara el parecido. Él siempre había querido ser como James Potter.
—A mi me sorprende lo mucho que Heaven se parece a usted —se acomodó las gafas—. Es decir, antes de saber que usted es su mamá biológica, yo le encontraba un poco de parecido con mi papá, e incluso con mi abuela Effie, pero con ahora verlos a todos ustedes, los Avery, todo tiene más sentido.
Isabella sonrió—. Heaven y tú tienen algunos rasgos muy similares —le confesó—. Es curioso, pero es verdad. Hazel también se parece más a James que a Lily...
—Sí —concordó Harry interrumpiéndola—. Pero la gente se deja llevar por el cabello, y suelen decirle que es idéntica a mi mamá cuando no es así realmente. Incluso, Hazel es la única que tiene los ojos oscuros cómo mi papá.
Isabella le sonrió—. Es esa habitación —señaló la puerta blanca.
Harry asintió, y con un poco de nervios abrió la puerta. Lo primero que notó fue a Bolita durmiendo sobre la cama, al parecer lo reconoció de forma inmediata porque se bajó de la cama para caminar hacia él.
Allí se cuenta que también había extrañado Bolita y a Conito.
Harry giró un poco la mirada, dándose cuenta que Heaven le estaba dando la espalda mientras rebuscaba en su escritorio abarrotado de pinturas y libros,
—¿Ya investigaste qué pasó? —preguntó la rubia un de espaldas. Harry supuso que creía que se trataba de Hazel quién entró a la habitación—. ¿Hazel...? —finalmente se dio la vuelta.
A Harry la causó un poco de gracia como el rostro de Heaven pasó de la frustración a la sorpresa, y luego a la felicidad por verlo. Y al igual como había pasado Hazel, lo siguiente que sintió fueron sus brazos rodeándolo con bastante cariño.
Harry le devolvió el abrazo como nunca. Jamás había pasado tanto tiempo lejos de sus hermanas, y el estar allí abrazando a cada una, se sentía irreal.
Isabella los observaba recargada del marco de la puerta con una sonrisa en su rostro.
Harry le acariciaba el cabello rubio a su hermana mientras la escuchaba llorar en su hombro, y si era honesto, él también había soltado un par de lágrimas.
—Jamás creí que podría extrañarte mucho —confesó Heaven con la voz entrecortada—. Estoy tan agradecida que estés aquí, y que estés bien... ¿por qué si estás bien, cierto?
Harry río con nervios—. Yo también te extrañaba. Ha sido bastante raro no discutir con nadie —alzó las cejas, aunque era una mentira, por todo lo que había estado sucediendo, ya había tenido algunos problemas con Hermione y Ron respectivamente.
Heaven aún no rompía el abrazo, porque sentía que al hacerlo perdería a su hermano nuevamente.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Qué sucedió? ¿Por qué tienes cicatrices en la cara? —las preguntas de Heaven salieron una detrás de la otra, y luego observó a Isabella—. ¿Sabías qué vendría?
Isabella negó—. Fue todo una sorpresa.
—Vinimos porque necesitamos algunos materiales parar terminar una poción que necesitamos —hizo una pausa—. Tú novio nos trajo, hubo una emboscada en la mansión Malfoy, y fueron cristales los que me lastimaron el rostro —hizo una mueca.
—¿Viste a Draco? —Heaven había dejado de escuchar cuando se centró en la mención de su novio.
Esta vez Harry quien miró a Isabella, sin estar seguro de continuar—. Sí, él nos ayudo a escapar, y te digo que nos trajo aquí.
—¿También está aquí? —le preguntó Heaven.
Harry volvió a mirar a Isabella, pidiéndole ayuda para advertirle a Heaven sobre lo sucedido.
—Draco está herido, Heaven —la voz de Isabella salió suave, y Harry notó como se acercó a ellos—. Pero Nolan dice que estará bien.
Harry observó como Heaven lucía bastante preocupada.
—No te pongas triste, debes saber que fue muy valiente al ayudarnos —Harry hizo una pausa—. Él sabía que le haría daño aparecerse pero aún así quiso traernos.
—Nunca piensa bien las cosas —Heaven negó con la cabeza—. También estuve preocupada por él. Peter Pettigrew lo amenazó con ir a decirle a todos los mortífagos que Draco era un traidor. No supe nada de él en semanas.
—Bueno, Pettigrew ya no será un problema —dijo Harry—. Murió ese día de la emboscada.
Isabella hizo una mueca—. La gente recibe lo que merece. No puedo creer en la persona en la que se convirtió.
—¿Los demás están a salvo? —preguntó Heaven.
Harry asintió—. Pudimos rescatar a Luna, al señor Ollivander y a un duende de Gringotts —hizo una pequeña causa—. Aunque... Dobby también murió —se le cortó la voz—. Murió por proteger a Malfoy de una daga que lanzó Bellatrix Lestrange.
—¿Dobby? —preguntó Heaven con tristeza, aunque no tenía una buena reacción con él como Harry la tenía, le parecía un elfo muy agradable.
Harry asintió—. Le dimos en entierro como lo merecía. Al estilo muggle —miró sus manos—. Fue muy triste.
Isabella sonrió—. Hiciste una buena acción, Harry. Es muy raro que los magos le tomen tanta importancia a la muerte de un elfo —le dio un apretón en su hombro—. Me da gusto saber que los tres heredaron el gran corazón de James.
Harry le devolvió la sonrisa, y luego se sobresaltó al volver a sentir que Heaven lo abrazó por segunda vez.
—Me siento tan tranquila de saber que estas bien —murmuró Heaven.
—Yo no sabía que estuvieron aquí todo este tiempo. Creí que estarían en la finca de nuestros abuelos —dijo Harry, limpiándole las lágrimas a Heaven.
—Bolita también te extrañó —le informó Heaven—. Creí que ya me quería más a mi, pero apenas llegaste y se pegó a ti —señaló al gato recostando junto a Harry.
—Bien, iré bajando con los demás —dijo Isabella—. Supongo que se quedarán un par de días, ¿no es así?
—Ese es el plan, tenemos algunas cosas que terminar —dijo Harry—. Supongo que no estará mal descansar un poco.
—No me imagino todo lo que has estado aguantando, Harry. Apenas eres un niño —Isabella hizo una mueca—. Iré a darle instrucciones a los elfos para que les asignen una habitación.
—Gracias, Isabella.
Isabella asintió una vez más para luego salir de la habitación, dejándolos solos.
—Eres igualita a ella, tanto que da miedo —dijo Harry con burla—. ¿También conocí a Aaron? ¿Es tu tío? Heaven, son como la versión rubia de los Weasley.
Heaven negó con diversión—. Te falta conocer a Anastasia —le informó a Harry—. Es la madre de Isabella.
Harry abrió la boca con sorpresa—. Merlín, que irreal que tengas más familia. Ahora entiendo porque los Dursley no te querían —bromeó, y Heaven lanzó una carcajada—. Aunque no es cómo que Hazel y yo seamos mucho de su agrado.
—No había pensando en los Dursley desde hace tiempo —confesó Heaven—. Recuerdo que papá dijo que se mudarían para evitar que intentaran llegar a ellos.
Harry arrugó la nariz—. Que pesadilla. ¿Recuerdas cuándo pasábamos Navidad con ellos?
Heaven puso los ojos en blanco—. Prefiero no hacerlo —suspiró—. ¿Podemos bajar? Quiero ver a Draco.
Harry asintió, poniéndose de pie y tomando a Bolita entre sus brazos—. Le diré a Hazel que si hacemos una pijamada cómo cuando éramos pequeños —alzó las cejas—. Necesito contarles muchas cosas.
—Es una buena idea —concordó Heaven, también poniéndose de pie.
—¿Has visto a Marietta? —preguntó Harry—. Merlín, también la extraño demasiado... —hizo una pausa en lo que salían de la habitación, y comenzaban a bajar las escaleras—. Cómo me quedé con el mapa del merodeador, a veces cuando no podía dormir la buscaba en el mapa. Ver su nombre me trasmitía la paz que a veces llegaba a necesitar.
Heaven sonrió—. También vino hace unos meses. Por si querías saber, Conito lo cuidan sus abuelos, y supongo que ella sigue en Hogwarts, ¿no es así?
Harry asintió—. La amo, Heaven. Durante este tiempo que he estado lejos de ella, sólo pienso en lo mucho que quiero junto a ella para siempre, y formar una familia.
—Recuerda que apenas tienes diecisiete, para siempre es mucho tiempo... —Heaven frunció el ceño—. ¿Por qué todos tienen tanta prisa por casarse?
—Papá y mamá se casaron a los veinte —le recordó Harry—. Sólo tres años de diferencia. No veo el por qué no.
—Pues claro que no lo ves, estás ciego —Heaven bromeó, y lo empujó con su hombro.
Harry le devolvió el empujón, nuevamente dándose cuenta de lo mucho que extrañó a sus hermanas.
Cuando bajaron por completo, Harry se dirigió a la cocina, para encontrarse nuevamente con el resto de presentes. Mientras que Heaven se dirigió a la sala de estar.
Sintió su corazón romperse al ver a Draco recostado sobre el sofá, lucía un poco más pálido de lo normal e intentaba mantener una conversación con Sirius —quién estaba sentando en el sillón de al lado—.
—Ya llegó la cielito —le dijo Sirius a Draco.
Heaven se sentó sobre sus rodillas junto al sofá donde Draco estaba, comenzando a acariciarle el cabello platinado a su novio.
—¿Qué te pasó? —le preguntó, sonando triste.
Draco hizo una mueca—. Estaré bien —le dijo—. Sólo estaré un poco adolorido por unos días.
Heaven se recostó sobre el sofá—. ¿Qué te hicieron?
—Bellatrix le lanzó un hechizo para abrirle las heridas del sectusempra —respondió Sirius por él—. Al llegar se desmayó del dolor.
—¿No has escuchado el dicho de hierba mala nunca muere? —Draco sonrió burlonamente.
—Lamento mucho que te haya sucedido —Heaven le tomó la mano—. Estuve preocupada por ti, también te extrañé.
—Y yo a ti —respondió Draco, tomándole el rostro—. Te besaría de no ser que Sirius está allí vigilándonos.
Sirius negó con la cabeza—. Que asco me dan. Sólo porque el dragoncín está enfermito los dejaré a solas por unos minutos —entrecerró los ojos—. No crean que será mucho tiempo.
Heaven negó con diversión, observando cómo Sirius desaparecía por la entrada de la sala de estar.
Draco tomó todas sus fuerzas para reincorporarse, y quedar sentado. Heaven se acomodó frente a él.
—Gracias por traer a Harry —le dijo Heaven—. Gracias por ayudarlo, y no dejar que le hicieran daño.
Draco le sonrió—. Es lo menos que podía hacer sinceramente. Incluso si ahora probablemente estoy exiliado y desheredado de mi familia.
Heaven lo rodeó con sus brazos—. No digas eso. Estoy segura que tu madre lo comprende todo.
—Lo sé, yo lo decía por mi padre —Draco alzó las cejas—. Oye, ¿crees que Isabella pueda comunicarse con mi madre? Antes de irme se desató un caos, y estoy preocupado por ella. Sólo quiero que esté bien.
—Le diré cuando la vea —le prometió Heaven—. Pero estoy segura que está bien, Draco.
—Eso espero —murmuró Draco, recostándose en el cuello de Heaven—. Te quiero, Heaven.
—Yo también a ti —le respondió para luego removerse, y darle un corto beso en los labios—. ¿Quieres que te ponga el ungüento? —le preguntó al ver cómo Draco tenía el pequeño frasco en sus manos.
Draco asintió—. Por favor —le dijo mientras se quitaba el saco, y se desabotonaba únicamente los tres primeros botones de la camisa.
Heaven hizo una mueca al ver las cicatrices que se asomaban por el pecho e incluso llegaban hasta el cuello del rubio. Las cicatrices estaban rojas y ligeramente ensangrentadas.
—Odio saber que te lastimaron —dijo Heaven con enojo—. Ojalá pudiera protegerte siempre —murmuró mientras le untaba el ungüento en las cicatrices.
Draco le sonrió, acomodándole a Heaven un mechón rubio detrás de su oreja.
—Eres muy bonita —le dijo, y luego se rió al ver como Heaven se sonrojó.
—Shhhh —Heaven le cubrió la boca con su mano libre—. Estoy intentado ser buena enfermera.
Draco rió nuevamente—. Te amo, Heaven. Gracias por estar en mi vida.
Heaven le sonrió—. Yo también te amo a ti. Y también estoy agradecida de tenerte en mi vida —arrugó la nariz—. Odio cuando nos ponemos cursis.
—¿Por qué lo dices, mi calabacita de amor? —Draco alzó las cejas, con una sonrisa burlona en el rostro.
—¡Draco! No me digas así —Heaven negó con la cabeza mientras reía—. Que horror.
—¿Y cómo prefieres que te diga, corazón? ¿O acaso prefieres que te diga "amorcito"?
—Draco, juro que voy a asfixiarte con la almohada si sigues con tus apodos ridículos —Heaven alzó las cejas.
Draco ahogó una carcajada—. ¿Por qué no te gustan mis apodos, ma chérie?
Heaven se cruzó de brazos—. Me voy a enojar.
Draco volvió a reírse, y se inclinó para besarle el rostro en repetidas ocasiones—. Ya, me detendré. Lo prometo, cielito.
Heaven negó riendo, y volvió a abrazarlo, sintiéndose feliz después de varios días.
Le hacía feliz saber que Draco estaba bien, y que incluso tendría algunos días para ponerse al tanto con Harry. Sólo deseaba que esa felicidad le durara más de lo contemplado.
***
sin editar
nota del autor:
que asco el amor ❌❌❌❌
las escenas dreaven me dan ganas de llorar porque estoy demasiado sola [cries in mojarra]
anywayss, la vdd es q esta bn lindo el capítulo, y me da mucha risa todo el concepto de Draco medio muerto ocasionándole problemas al trío de oro JAJAJAJAJA
espero que hayan disfrutado el capítulo tanto como yo, recuerden votar y si pueden regresarse a comentar, sería la más feliz
quedan solo dos capítulos más —y el epílogo— para decirle "bye bye" al fic, y estoy en depresión x eso, pero ánimo que aún tengo más fics y tengo planeado hacerle un libro de escenas extra 🫶
gracias por leer, y les prometo que nos leeremos pronto.
btw recuerden q hay grupo de WhatsApp x si quieren unirse!!!
all the love
francia 💘
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